PENSAR, PENSAMIENTO

Aquí podemos señalar únicamente los términos más importantes. Ḥāšaḇ es la palabra más usada en el AT y la de significado más variado: contar, imputar, suponer, idear, meditar, planear (Mal. 3:16; Jer. 29:11). Su sustantivo correspondiente, maḥăšeḇet, es la palabra más usada para pensamiento. Otros verbos son ʾāmar, «decir» (a uno mismo) como en 2 R. 5:11, y dāmāh, «comparar, asemejar, pensar» (Est. 4:13, la VM traduce: «no te imagines …»).

Entre los verbos del NT están dokeō, «suponer, tener una opinión» (Lc. 24:37); enzumeomai «reflejar» (Mt. 1:20); hēgeomai, «considerar, estimar» (2 P. 1:13; 1 Ts. 5:13); logizomai, «contar, estimar, considerar» (Ro. 2:3; Fil. 4:8); nomidsō, «calcular, suponer» (Mt. 5:17; Hch. 16:13); noeō, «percibir, comprender, considerar» (1 Ti. 1:7; 2 Ti. 2:7); froneō, «tomar un punto de vista» (1 Co. 13:11), «poner la mente en algo» (Col. 3:2), «estar grandemente dispuesto» (Fil. 2:5), «estar interesado» (Fil. 4:10). Un tanto distinto de esto se encuentra merimnaō, «tener un pensamiento ansioso» (Lc. 10:41).

Los principales sustantivos griegos son dialogismos, «razonando», generalmente con una connotación mala (Mt. 15:19); dianoia, «entendimiento, pensamiento, actitud» (Ef. 4:18; Col. 1:21); enzumēsis, «reflexión, idea» (Hch. 17:29; Heb. 4:12); ennoia, «idea, pensamiento, consideración» (1 P. 4:1); nous, que puede indicar el contenido de la mente así como la mente misma (Ro. 11:34), y fronēma, «manera de pensar, tendencia» (Ro. 8:6).

Deben hacerse algunas observaciones al lugar que se da en la Biblia al pensamiento. Se pone poco énfasis en el puro intelecto de la filosofía griega. La razón de esto es que la manera de pensar bíblica se sitúa en una dependencia en Dios y su revelación. Pensar en los pensamientos de Dios después de él es el máximo ejercicio para la mente. Pensar en una independencia de Dios es pensar en contra de su voluntad y propósito. Los pensamientos de los malignos son vanidad.

La Escritura insiste en la conexión entre el pensamiento y la acción, y entre el pensamiento y el carácter. La vida interior debe cuidarse con diligencia, porque al margen de ella se encuentran los problemas de la vida. Los mandamientos a escuchar la palabra de Dios son exhortaciones a escucharla con reflexión, prestando atención a su enseñanza. En el área de la santificación, se asigna una importancia central al proceso de reconocer la muerte de uno al pecado y de vivir para Dios (Ro. 6:11).

La comunicación de la revelación a los escritores de la Biblia origina problemas relacionados con el grado y naturaleza de la participación humana. No obstante lo necesario que puede ser enfatizar la pasividad de los escritores para salvaguardar la pureza de la verdad comunicada a través de ellos, esto no debe significar que sus facultades mentales naturales estuvieran inactivas durante el proceso. Más bien, parece que habrían sido estimuladas. Tenemos un claro testimonio, más allá de cualquier duda, que los profetas se dieron a sí mismos a la reflexión y a la investigación industriosa en busca del significado de los mensajes entregados a ellos (1 P. 1:10, 11).

Véase también el artículo Mente.

Everett F. Harrison

VM Biblia Versión Moderna

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (465). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología