PRETORIO

Mat 27:27; Mar 15:16 llevaron a Jesús al p
Joh 18:28 llevaron a Jesús de casa de Caifás al p
Act 23:35 mandó que le custodiasen en el p de


Pretorio (gr. praitorion; del lat. praetorium, “perteneciente al pretor”). La palabra originalmente señalaba la sede del pretor o del general en el campamento, pero más tarde se aplicó a la residencia oficial del gobernador* provincial. El término se usa en los Evangelios para referirse a la residencia temporaria del procurador en Jerusalén durante su estadí­a en esa ciudad. En este edificio se realizó el juicio de Jesús ante Pilato (Mat 27:27; Mar 15:16; Joh 18:28, 33; 19:9). No hay certeza si este lugar fue el palacio de Herodes, ubicado donde ahora está la ciudadela, en la parte oeste de Jerusalén; o si fue en la Torre Antonia, o fortaleza construida también por él, al norte del templo. El pretorio de Act 23:35 se refiere al magní­fico palacio de Herodes, en Cesarea, que era la residencia oficial de los procuradores* de Palestina (6-41 d.C. y 44-66 d.C.). En Phi 1:13 se usa también la misma palabra griega, pero su significado es discutido. Si la epí­stola a los Filipenses fue escrita desde Roma, como es lo más probable, no se puede referir a un palacio, que en Roma no se llamaba “pretorio”, sino a la “guardia pretoriana” o al tribunal de justicia, que en ambos casos se designaban con el término praitorion. Esta guardia estaba formada por un grupo de soldados que asistí­a al emperador y a los miembros de su familia en Roma y fuera de ella. En tiempos de Pablo constaba de 10 compañí­as de 500 soldados cada una, y estaba a las órdenes de un tribuno. Estos guardias serví­an durante 16 años y recibí­an el triple del pago que se daba a los legionarios; su campamento estaba en las afueras de la ciudad (fig 434). 944

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

término castrense romano con varios significados: puede ser el palacio de un procurador provincial; la tienda de un comandante de un campamento militar; cuartel general imperial; guardia personal del emperador; alojamiento de funcionarios del imperiales. Esta diversidad de significados de la palabra p. se puede ver con la carta que escribió Pablo a los Filipenses, estando en prisión, Fpl 1, 13. Algunos suponen que fue redactada en Roma, en cuyo caso estarí­a el Apóstol en la guardia pretoriana, que acampaba cerca de las murallas de la ciudad; otros piensan que bien podrí­an ser las ciudades de Efeso o Cesarea, entonces el lugar de reclusión de Pablo serí­a en la residencia del gobernador, pues habí­a un pretorio en cada ciudad con su cárcel. El p. que se menciona en los evangelio es el palacio del procurador provincial, donde también estaba el tribunal de justicia del procurador romano, Mt 27, 27; Mc 15, 16; Jn 18 28 y 33; 19, 8; Hch 23, 35. Se discute aún si el p. en Jerusalén, estaba en el antiguo palacio construido por Herodes el Grande, al oeste de la ciudad, o en la fortaleza Antonia, al norte del Templo.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Deriva de praetorium, la forma lat. de la palabra gr. praitorion, que para los romanos podí­a tener varios significados. Originalmente, se referí­a a la carpa del general en el campamento del ejército. Algunas veces se referí­a a los cuarteles generales militares en Roma misma o en las capitales de las provincias. También significaba la dotación de hombres que trabajaban en esos lugares, o hasta la sesión de un consejo de planeamiento. En los Evangelios (Mat 27:27; Mar 15:16; Joh 18:28, Joh 18:33), se refiere al palacio o sede temporaria (sala del juicio) del gobernador o procurador romano cuando éste estaba en Jerusalén, lo que en la realidad era el palacio de Herodes, próximo al templo (comparar Act 23:35). Fue el lugar del juicio de Jesús ante Poncio Pilato. Sin duda, la discutida referencia que se encuentra en Phi 1:13 (compararPhi 4:22, la casa de César), significa la sede de la guardia personal del emperador.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Véase JERUSALEN.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico

Palacio del gobernador romano, donde se juzgaba, Mat 27:27, Mar 15:16 Jua 18:28, Jua 18:33. En Hec 23:35 se refiere al palacio de Herodes en Cesarea.

Pretor: El más alto magistrado romano. posteriormente, eran los funcionarios elegidos para administrar justicia.

Guardia Pretoriana: La guardia del palacio imperial, o del gobernador, Fil. I:13,Hec 4:22.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Se llamaba entre los romanos a la tienda del general o comandante en el ejército. Por extensión, a la residencia del gobernador de la provincia o la ciudad. También al cuartel donde se alojaban las tropas. †œLos soldados del gobernador llevaron a Jesús al p., y reunieron alrededor de él a toda la compañí­a† (Mat 27:27; Mar 15:16; Jua 18:28). Escribiendo desde la cárcel a los filipenses, Pablo dice: †œMis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el p., y a todos los demás† [Flp 1:13]). Los que son de opinión que la Epí­stola a los Filipenses fue escrita desde Cesarea, señalan que en Hch 23:18-35 se narra el traslado de Pablo como prisionero hasta esa ciudad, donde se dio orden de †œque le custodiasen en el p. de Herodes†.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CONS

vet, (lat. “que pertenece a un pretor”) Sentido primitivo: espacio alrededor de la tienda del general; después la residencia oficial del gobernador de una provincia; palacio. En el NT este término designa: (a) El palacio ocupado por Poncio Pilato en Jerusalén y ante el que se constituyó su tribunal (Mr. 15:16; Mt. 27:27; Jn. 18:28, 33; 19:9, cfr. 19:13). Ciertos arqueólogos lo sitúan en la torre Antonia, pero los procuradores de Judea solí­an residir en el palacio de Herodes el Grande (Filón, Legat ad Gaium 38, 39). (b) Palacio de Herodes en Cesarea. Allí­ estuvo Pablo encarcelado (Hch. 23:35). (c) Guardia pretoriana de Roma, encargada de la vigilancia del palacio imperial (Fil. 1:13). Parece que en Fil. 1:13 y 4:22 pretorio y casa del César son sinónimos.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[912]
Lugar donde el pretor tiene su sede o ejerce su gobierno. El pretor (praetor) era el magistrado romano que ejercí­a la autoridad imperial en una provincia: era responsable del orden y del cumplimiento de la ley, al mismo tiempo que de la recogida y custodia de los tributos.

En el proceso de Jesús se habla del Pretorio como lugar de condena y parece que estaba colocado en la Torre Antonia. Pilatos, que era gobernador o procurador, no pretor, se sentó para juzgar a Jesús en el lugar del Pretorio, llamado Lithostrotos o lugar de losas. Probablemente se hallaba en la parte central de la Torre Antonia, junto al Templo, donde todaví­a se conservan restos del pavimento. Pero, según otra tradición, el verdadero pretorio se hallaba en edificio cercano al actual muro de las lamentaciones, algo alejado del Templo.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

DJN
 
Residencia del gobernador romano, desde donde éste administraba justicia. Etimológicamente Praetorium es la sede del pretor. En los campamentos militares era la tienda del comandante en jefe. El pretorio tiene especial significado en la historia evangélica, porque su nombre aparece repetidas veces con motivo del juicio y condena de Jesús (Mt 27, 27; Mc 15, 16; Jn 18, 28 y 33; 19, 9) y, en todo caso, era el lugar de residencia del prefecto, en este caso Poncio Pilato, donde Jesús fue sentenciado a muerte. El pretorio del gobernador de Judea estaba de forma habitual en la ciudad de Cesarea del Mar, capital de la provincia, donde aquél viví­a en el antiguo palacio de Herodes (Hch 23, 35). Cuando el titular se trasladaba a otra ciudad, concretamente a Jerusalén, a donde solí­a subir en las fiestas de la Pascua, el lugar de residencia era el antiguo y lujoso palacio de Herodes el Grande, como sabemos por Flavio Josefo. El palacio se levantaba en la “Ciudad Alta”, al sur de la actual Puerta de Jafa, en lo que hoy es Barrio Armenio. Otro gran edificio residencial de la Jerusalén de entonces era el viejo palacio de los Asmoneos, cercano a la explanada del templo, que, al parecer, solí­a ser ocupado por Herodes Antipas, cuando éste u otros personajes de la familia herodiana iban a la ciudad. La Torre Antonia, en el ángulo noroccidental del templo no era en realidad más que un cuartel destinado entonces a la cohorte auxiliar que serví­a de guarnición romana en la ciudad. Allí­ también tení­a su sede el comandante o tribuno de la misma. Josefo describe dicha fortaleza e insiste en que poseí­a dependencias de cierto lujo, como correspondí­a a la residencia de la máxima autoridad romana de la ciudad, el tribuno. Pero ninguno de estos edificios podí­a compararse con la espléndida magnificiencia del Palacio de Herodes el Grande, rodeado de jardines y cuya descripción detallada aparece en la obra “Guerra Judí­a” de Flavio Josefo (Bell. lud. V, 176-182). Por su parte, en los Hechos de los Apóstoles se llama por cuatro veces simplemente “cuartel” a la Antonia y nunca praetorium (Hch 21, 34 y 37; 22, 24; 23, 10).

Una de las muchas tradiciones locales de Jerusalén situaba el lugar de la condena de Jesús en la iglesia de Santa Sofí­a, contigua al lado occidental de la explanada del templo, en el valle del Tyropéon. Probablemente debí­a fundarse en la vaga localización de la antigua sede del Sanedrí­n. Pues bien, a partir del siglo XIV comienza a desarrollarse en Jerusalén la piadosa práctica del Via Crucis y, para materializar su recorrido, que teóricamente debí­a iniciarse en el pretorio, se escogió como punto de partida el entorno donde la referida tradición localizaba la condena de Jesús, que, al parecer, confundí­a la sentencia del Sanedrí­n con la de Pilato. Un ajuste “cientí­fico” trató entonces de fundamentar la referida práctica suponiendo que el pretorio coincidirí­a con la Torre Antonia, como ya habí­a sugerido Teodorico en el siglo XII, fortaleza que, según todos los indicios no debí­a hallarse muy lejos del lugar, quizás un poco más al nordeste, donde se estableció la primera estación en Madrasi el-Malakiya. Desde entonces el estudio de la Torre Antonia ha sido objeto de la atención de los historiadores cristianos. Desgraciadamente dicha fortaleza fue totalmente arrasada durante el asedio de Jerusalén en el año 70, según nos narra Josefo.

En este contexto hay que señalar aquí­ la atribución popular de un arco que atraviesa la Ví­a Dolorosa en su comienzo, al propio edificio pretorial, que se designaba como “Arco del Ecce Homo”, bajo el cual Pilato se habrí­a dirigido al pueblo mostrando a Jesús tras la flagelación y pronunciando la frase: “He aquí­ al hombre” (Jn 19, 5). Uno de lo arqueólogos que ha prestado mayor atención al estudio de la Torre Antonia fue el P. Vincent, quien, tras las obras realizadas en el contiguo convento de las Damas de Sión, pudo confirmar que, como se habí­a ya supuesto, el arco de la calle no era sino una de las tres arcadas que formaba una puerta o arco triunfal de la Aelia Capitolina de los tiempos del emperador Adriano, otro de los cuales corresponderí­a al arco del presbiterio de la iglesia del convento. En el subsuelo apareció un extenso enlosado de época romana, que recubrí­a un aljibe y otros elementos arquitectónicos, los cuales fueron estudiados por la religiosa Sor Aline de Sion, formando el argumento de una tesis doctoral, que fue publicada en 1955. El enlosado serí­a el lithostroton del evangelio (Jn 19, 13), donde además algunos graffiti o grabados sobre las piedras podrí­an estar relacionados con la escena del escarnio de un rey de broma, de la que hablan los evangelios (Mt 27, 27-31; Mc 15, 16-19; Jn, 19, 2-3) y que precedió al Ecce Horno, ya que uno de los conjuntos parecí­a referirse al juego romano llamado “La corona o la espada”, en el que simbólicamente se triunfaba como rey o se era condenado a muerte. Como resultado de las citadas excavaciones y de los análisis subsiguientes, se creó un modelo de reconstrucción de la Torre Antonia, no sólo como cuartel, sino también como palacio y posible residencia ocasional del gobernador. La torre se habí­a convertido en un edificio enorme, con grandes patios enlosados y hasta con acceso público restringido, pues serí­a atravesado por una carretera que conducirí­a al Monte de los Olivos. Además de Vincent y Sor Aline, otros arqueólogos se hicieron eco de la reconstrucción, como M. Avi-Yonah, si bien no todos coincidí­an en ciertas interpretaciones. Es el modelo de la Torre Antonia, popularizado en mapas y maquetas, principalmente en la famosa y gigantesca maqueta del Hotel Holy Land en Jerusalén.

Otros autores siempre se opusieron a esta reconstrucción ideal de la fortaleza y a la interpretación de que la Antonia fuera el pretorio, como es el caso de P. Benoit, profesor de la “Ecole Biblique et Archéologique Frangaise” de Jerusalén. Hoy en dí­a todos los arqueólogos reconocen que tanto el famoso enlosado, como las otras estructuras, pertenecen al foro de la Aelia Capitolina en la primera mitad del siglo II d. C. Los grabados sobre las losas no son más que tabulae lusoriae de niños que jugaban en la plaza, similares a otros que aparecen sobre el empedrado de otras plazas romanas de Jerusalén, como la Plaza de la Columna en la Puerta de Damasco, tal y como se encuentran en otras muchas ciudades del mundo romano. Según esto, la verdadera Torre Antonia serí­a de dimensiones notablemente más reducidas, sin extenderse a lo que después serí­a el foro de Adriano. Aunque nada se conserva de ella, la entalladura de la roca sobre la que fue construida permite seguir la lí­nea de sus cimientos. Por lo que se refiere al aspecto del edificio, la descripción de Josefo, combinándola con otros indicios, nos sugiere una fortaleza de base rectangular con patio en medio. En cada uno de los ángulos habí­a una torre, siendo mayor y de planta más alargada la situada al suroeste. Desde este cuartel se podí­a descender mediante escaleras a la explanada del templo en la zona no restringida a los judí­os, como vemos claramente en la descripción de Hechos (Hch 21, 31-40). El edificio nunca fue considerado el pretorio de Jerusalén, el cual se hallaba, como hemos dicho, en el antiguo Palacio de Herodes de la ciudad, del que se han encontrado escasí­simos restos arqueológicos, pues fue destruido en el asedio del 70 y después su solar sirvió de campamento a la Legión X Fretensis durante casi 200 años. También en este caso puede hablarse de la localización de los cimientos y poco más, salvo la zona fortificada al norte del palacio, cuyas tres torres describe Josefo con todo detalle. Una de ellas, la de Fasael según unos, o la de Hí­pico, según otros, se conserva con bastante integridad en su mitad inferior; es la conocida como Torre de David en la Ciudadela, cerca de la Puerta de Jafa.

BIBL. – VINCENT, P., Le Lithostrotos evangelique, Revue Biblique 59 (1952): 513-530; ALINE DE SION, S. M., La forteresse Antonia á /erusalem et la question du Prétoire, Jerusalén 1955; BENOIT, P. “The Archaeological Reconstruction of the Antonia Fortress”, en YADIN, Y. (ed.), Jerusalem Revealed. Archaeology in the Holy City, 1968-1974, Jerusalén 1976, pp. 87-89.

J. González Echegaray

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

praitorion (praitwvrion, 4232), significaba originalmente la tienda de un general (pretor). Luego se aplicó al consejo de oficiales del ejército; después, a la residencia oficial del gobernador de una provincia; finalmente vino a denotar el cuerpo de guardia imperial. En RV y RVR se traduce en todos los casos como “pretorio” (Mat 27:27; Mc 15.16; Joh 18:28, dos veces, 33; Joh 19:19; Act 23:35; Phi 1:13, VM: “guardia pretoriana”). “En los Evangelios este término denota la residencia oficial del gobernador romano en Jerusalén, y las varias traducciones que recibe en las versiones [inglesas] surgieron de un deseo bien de indicar el propósito especial con el que se utilizaba la residencia en la ocasión concreta de que se trata, o de explicar cuál era el edificio concreto a que se hace referencia. Pero todo edificio que ocupara el gobernador era por ello mismo el pretorio. Es muy probable que en Jerusalén residiera en el bien conocido palacio de Herodes †¦ la residencia de Pilato ha sido identificada con la Torre Antonia, que estaba ocupada por la guarnición habitual. Lo más probable es que estuviera en el palacio de Herodes. En Cesarea, el palacio de Herodes era utilizado como pretorio, y la expresión de Act 23:35, “el pretorio de Herodes”, es una abreviación de “el pretorio del palacio de Herodes” (Hastings†™ Bible Dictionary). En Phi 1:13, “en todo el pretorio” ha recibido una diversidad de explicaciones. Ha sido considerado como “el palacio”, en relación con 4.22, donde se hace alusión a creyentes que pertenecen a la casa del César. Otros lo han considerado como las dependencias de la guardia pretoriana, pero Lightfoot da evidencia de que no se puede establecer que este término haya sido utilizado en tal sentido, como tampoco puede considerarse como haciendo referencia a las dependencias de la guardia del palacio. La frase “y a todos los demás” indica que se refiere a personas. Mommsen, seguido por Ramsay (St. Paul the Traveller, p. 357) considera improbable que el apóstol fuera encomendado a la custodia de la guardia pretoriana, y mantiene el punto de vista de que el centurión Julio, que condujo a Pablo a Roma, pertenecí­a a un cuerpo entresacado de entre las legiones de las provincias, y que tení­a el deber de supervisar el suministro de grano y llevar a cabo un servicio policial, y que probablemente Julio entregó sus presos al comandante de este cuerpo. Finalmente, el caso de Pablo llegarí­a ante la audiencia del consejo pretoriano, que es el pretorio al que hace alusión el apóstol, y la frase “a todos los demás” se refiere a la vista pública de la causa.¶ Nota: Algunos eruditos, creyendo que esta epí­stola fue escrita durante un encarcelamiento en Efeso, concluyen que el pretorio aquí­ mencionado era la residencia en Efeso del procónsul de la provincia de Asia, y que “la casa del César” era la administración civil del imperio (Deissmann, etc.).

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Originalmente la tienda del comandante, o pretor y, en consecuencia, el cuartel general del ejército (Livio, 7.12; César, Bellum Civile 1.76). Por extensión la palabra vino a significar la residencia del gobernador provincial (Mt. 27.27; Mr. 15.16; Jn. 18.28, 33; 19.9; Hch. 23.35). Si Pablo escribía desde Roma, Fil. 1.13 puede referirse a la residencia del emperador en el Palatino. Esta palabra parece no haber sido usada para el campamento permanente de las guardias pretorianas en la Porta Viminalis. Sin embargo, a veces se usa para las fuerzas de las guardias pretorianas (CIL 5. 2837; 8. 9391) y, ya sea que la carta hubiese sido escrita en Éfeso o en Roma, este hecho le da sentido a la frase de Pablo. Destacamentos de praetoriani eran enviados a las provincias, y en Roma seguramente tenían a su cargo a los prisioneros bajo custodia imperial.

E.M.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

El nombre pretorio se deriva del latín prætorium, en griego posterior tò praitórion. Originalmente prætorium significaba la tienda del general o pretor en los campamentos romanos; luego se aplicó al consejo militar que tenía el derecho de juzgar, y más tarde a la residencia oficial del gobernador de la provincia, un palacio o un castillo. En el Evangelio (por ej., Mt. 27,27) denota el edificio que ocupaba Pilato al momento de la Pasión de Cristo.

Había dos castillos de este tipo, ambos construidos por Herodes. El primero se levantaba sobre el lugar de la torre de Birá, o torre de la Casa (Neh. 2,8; cf. 1 Mac. 13,53), llamado Baris por Josefo (“Ant. Jud.”, XV, XI, 4; “Bell. Jud.”, I, III, 3). La torre de Baris estaba sobre una masa rocosa de unos 350 pies (106.68 m.) de largo y 130 pies (39.62 m.), cortada perpendicularmente a una altura de 30 pies (9.14 m.) en el lado sur, a una distancia de unas cien yardas (91.44 m.) de la esquina noroeste del recinto del Templo, y a una altura de 15 pies (4.57 m.) al norte, donde una zanja de cerca de 200 pies (60.96 m.) de ancho la separaba de Monte Bezetha. Sobre esta piedra, ahora (1912) ocupada por el cuartel turco, Herodes construyó una nueva fortaleza. Entre la roca y el recinto del Templo hizo dos anchos patios rodeados de pórticos. El castillo, llamado Antonia en honor de Marco Antonio, es descrito por Josefo en términos elogiosos (Bell. Jud., V, V, 8). Algunos años más tarde, Herodes construyó un segundo palacio en la cima norte del Monte Sion, en el extremo occidental de la ciudad.

Apenas se puede dudar que Pilatos residiese en uno de estos dos castillos cuando Jesús fue llevado ante él; y la antigua tradición que localiza el pretorio en la fortaleza Antonia está bien apoyada por la historia y la arqueología. Durante las solemnidades pascuales, a menudo se desataban en los recintos del Templo disturbios y sedición entre los judíos; por lo tanto, se estacionaban soldados romanos armados en los diferentes pórticos, para vigilar al pueblo y para reprimir cualquier intento de insurrección, pues el Templo era la torre de vigilancia de la ciudad, como la Antonia lo era del Templo (Bell. Jud., V, v, 8). En caso de sedición el Templo sólo era accesible desde la Antonia (cf. Bell. Jud., II, XV, 5, 6; VI, I-III). Pilato salió de Cesarea a Jerusalén sólo para vigilar a los judíos reunidos en torno al santuario, y en tales circunstancias, es natural que haya residido en la Antonia.

San Juan (19,13) nos dice que el patio pavimentado, en griego Lithostrotos, donde fue condenado a muerte nuestro Señor, llevaba el significativo nombre de Gabattá, en siro-caldeo (del hebreo gaphiphta, es decir, el elevado). Los primeros cristianos no podían haber olvidado tan interesante lugar. En el año 340, San Cirilo de Jerusalén le recuerda a su rebaño, como un hecho bien conocido, que la casa de Caifás y el pretorio de Pilato habían permanecido “hasta ese día como un montón de ruinas por la fuerza de Aquél que colgaba de la Cruz “(Catech., XIII, XXXVIII, XXXIX). Ahora bien, Tito no le causó daño al palacio occidental de Herodes, y sirvió como ciudadela de la legión dejada como guarnición en la Ciudad Alta (Bell. Jud., VII, I, 1). Durante la rebelión de los judíos bajo el mando Bar-Cocheba, Julio Severo tomó por asalto, pero Adriano la reconstruyó e hizo de ella la ciudadela de Aelia Capitolina (Eutiquio de Alejandría, “Annales”). Mientras que la Antonia fue completamente destruida por Tito (Bell. Jud., VI, II, 7), y la historia no nos habla de ningún edificio levantado sobre sus ruinas antes del siglo V.

En 333 el peregrino de Burdeos dice que el Gólgota estaba a su izquierda mientras caminaba desde el Monte Sion hacia la Puerta del Norte: “A la derecha”, dice, “percibimos, abajo en el valle, las paredes donde una vez estuvo la casa o pretorio de Pilato. Allí el Señor fue juzgado antes de su Pasión.” El breviario de Jerusalén (c. 436) menciona en el pretorio “una gran basílica llamada Santa Sofía, con una capilla (cubiculum), donde el Señor fue despojado de sus vestiduras y azotado”. Pedro el Ibérico (c. 454) bajó del Gólgota “a la basílica llamada como Pilato”, y de allí a la del Paralítico, y luego a Getsemaní. La tradición local se mantuvo constante, mostrando en todo momento hasta el día de hoy que el pretorio de Pilato estuvo en la Antonia.

De esta fortaleza todavía quedan tres pilares y dos arquivoltas de la triple puerta que daba acceso al castillo. El arco central, que cruza la calle, y que desde el siglo XVI sólo se le ha denominado Arco del Ecce Homo, mide 20 pies (6.10 m.). El más pequeño, al norte, está encerrado en la nueva iglesia del Ecce Homo (1), el arco pequeño del sur ha desaparecido. La vía de entrada se extiende 66 pies (20.12 m.). Al este del Arco del Ecce Homo hay un patio pavimentado con bloques de piedra rectangulares, de más de 15 pulgadas (38.1 cms.) de espesor. Mide unos 130 pies por 95 pies, y está bordeado en el extremo este por paredes de los cimientos de edificios antiguos. Este es el patio exterior del Lithostrotos. El día del juicio de Cristo, los judíos no podían penetrar más entre las viviendas de los paganos sin contraer impureza legal. En este pavimento se encuentra la capilla de la condena (2), restaurada en el siglo XII y reconstruida en 1904. La capilla de la flagelación (3) se eleva a unos 100 pies más al este; data probablemente del siglo V, pero ha sido reconstruida tres veces. Sobre la roca de Baris, el sitio natural del palacio real, estaba el tribunal, “el patio interior”, llamado “el patio del pretorio” en la versión siríaca (Mc. 15,16). La capilla de la Coronación de Espinas (5), construida en el siglo XII, está todavía bien conservada. La basílica de Santa Sofía (6), reconstruida en el siglo XII, se encontraba hacia el este. Se transformó más tarde en un tribunal turco, y, finalmente arrasada en 1832, cuando se erigieron nuevos cuarteles.

Bibliografía: WILSON Y WARREN, The Recovery of Jerusalem (Londres, 1871); WARREN Y CONDER, Survey of Western Palestine: Jerusalem (Londres, 1884); GUÉRIN, Jerusalén (París, 1889); MEISTERMANN, Le prétoire de Pilate (París, 1902); IDEM, New Guide to the Holy Land (Londres, 1907).

Fuente: Meistermann, Barnabas. “Pretorium.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911. 27 Mar. 2012
http://www.newadvent.org/cathen/12404a.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina.

Fuente: Enciclopedia Católica