PRIMERO Y ULTIMO

Dios es el primero y el último, alfa y omega, principio y fin de todas las cosas (cf. Ap 1,8.1 í­; 21,6; Col 1,18). El mismo Apocalipsis sabe que, por su resurrección victoriosa, Jesús es principio y fin de todo lo que existe (Ap 1,17; 2,8; 22,13). En ese contexto se puede hablar también de las cosas primeras y las últimas. En un sentido, lo primero es lo bueno y así­ Juan pide a las iglesias que conserven (no abandonen) el amor y obras primeras (Ap 2,4.5.

Cf. 2,19) de su origen cristiano. Pero en otro sentido, las cosas primeras (antiguas) han de pasar (incluso la primera resurrección y el milenio: 20,5.6), pues llega el nuevo cielo y tierra nueva (21,1-4). Frente a todo restauracionismo (que identifica escatologí­a con protologí­a), el Apocalipsis ha destacado la novedad radical de la consumación escatológica. Por otra parte, conforme a la inversión* del Evangelio, los primeros han de hacerse últimos, pues los últimos serán los primeros (cf. Mc 9,35; 10,44 par). Sólo el que se hace último y servidor de todos puede ser primero.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

Esta expresión evidentemente se deriva de varios pasajes del AT (Is. 41:4; 44:6; 48:12) para referirse al Dios de Israel. El calificativo alude a la eternidad y supremacía del Padre.

En el NT, la expresión aparece tres veces (Ap. 1:17; 2:8; 22:13), y en cada aparición se refiere al Hijo. No puede haber duda en cuanto a su significado. En los dos primeros casos se vincula con la resurrección de Cristo, mientras en el tercero se agrupa con otras frases que sugieren la eternidad y supremacía del Hijo. Es evidente que Juan atribuye al Hijo un lugar de igualdad con el Padre. Tiene las prerrogativas de Dios, los títulos de Dios, y los pasajes que se refieren al Dios de Israel se le aplican a él.

Es propio que el Hijo sea llamado el primero y el último (o postrero) en el libro de Apocalipsis. La corriente de la revelación de Dios encuentra su consumación aquí, así como halla su origen en Génesis. El Hijo, como la Palabra (Verbo) de Dios, es responsable de la creación y también de la consumación. Él es supremo en la historia humana, como dijo, «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último» (Ap. 22:13).

Véase también Alfa y Omega.

  1. Lewis Jonson, Jr.

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (487). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología