PROCREAR, ENGENDRAR

A. Verbo yalad (dl’y: , 3205), “procrear, dar a luz, engendrar, generar”. Este verbo se halla en todas las lenguas semí­ticas y en casi todas las formas verbales. La excepción más notable es en arameo bí­blico. Si embargo, el verbo arameo se encuentra ampliamente fuera de la Biblia. El verbo yalad está unas 490 veces en la Biblia. En esencia, el vocablo se refiere a la acción de “dar a luz” y a su resultado, “procrear, engendrar” hijos. Dios maldijo a la mujer multiplicando su dolor en el parto (cf. Gen 3:16 primer caso de yalad). La segunda acepción tiene un ejemplo en Gen 4:18, donde se registra que Irad “engendró” a Mehujael. Este verbo también puede usarse en relación a animales; en Gen 30:39, los fuertes entre el ganado de Labán “engendraron” crí­as listadas, pintadas y salpicadas. Un tema que a menudo aparece en la historia bí­blica tiene como tipo a Abraham y Sara. No teniendo herederos, Dios les hizo una promesa y les dio un hijo (Gen 16:1, 16). Esto comprueba que Dios controla el proceso generativo (Gen 20:17-18) y concede hijos como señal de su bendición. Los profetas se valen de imágenes de la procreación para ilustrar el terror que sobrecogerá a los hombres en el dí­a del Señor (Isa 13:8). Oseas usa imágenes de matrimonio y procreación para describir la relación de Dios con Israel (Hos 1:3, 6, 8). Uno de los pasajes que se debate acaloradamente es Isa 7:14, donde yalad se usa para profetizar el “nacimiento” de Emanuel. Por último, los profetas a veces llegan a lamentar el dí­a en que “nacieron” (Jer 15:10). Yalad describe la relación entre Dios e Israel también en otros pasajes. Esta relación tiene particular relevancia para el rey que tipifica el Mesí­as, el Hijo que Dios “engendró” (Psa 2:7). Dios también dice que “engendró” a Israel como pueblo (Deu 32:18). Esta declaración contrasta marcadamente con la aclaración de Moisés de que no fue él quien los engendró (Num 11:12) y por tanto no quiere tener nada más que ver con ellos. Jeremí­as también se vale del mismo motivo: la “generación” de Israel por Dios. En Jer 31:20, Dios dice que sus entrañas se conmueven por su hijo Efraí­n (yeled). Ezequiel desarrolla el mismo tema alegóricamente cuando denomina a Samaria y a Jerusalén las hijas que Dios “engendró”, Ahola y Aholiba (Eze 23:4, 37). La Septuaginta traduce yalad con términos que expresan “dar a luz” (tinknein) o “engendrar” (gennaoo). B. Nombre yeled (dl,y<, , 3206), "muchacho; niño". El nombre yeled difiere de ben ("hijo") porque especifica con mayor claridad la relación paternal. Por ejemplo, la criatura que Noemí­ crió fue un "niño" (Rt 4.16). Yeled, que aparece 89 veces en la Biblia, se traduce con varios vocablos en la Septuaginta. Otros nombres que se construyen a base de yalad incluyen yaldah ("niña"; 3 veces), yaléí†d ("hijo" o "esclavo": 3 veces), yilloí†d ("recién nacido"; 5 veces), walad ("criatura"; una vez), ledah ("dar a luz" o "alumbramiento"; 4 veces), moí†ledet ("progenie, parentesco, linaje"; 22 veces) y toí†ledoí†t ("descendientes, contemporáneos, generación, genealogí­a, registro familiar"; 39 veces).

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento