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Figura retórica que consiste en poner en los seres inanimados cualidades de los animados, sobre todo del hombre. Es algo que frecuentemente se usa en las lenguas orientales, más simbólicas y fantasiosas que las occidentales. Pero a veces se atribuyen rasgos humanos a los animales.
En la Oratoria se llama así al lenguaje ampuloso y artificial mediante el cual la figura que lo emplea pasa por arrogante o jactancioso.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa