PUBLICANO

v. Pecador
Mat 5:46 ¿no hacen también lo mismo los p?
Mat 9:11; Mar 2:16; Luk 5:30 come .. con los p y
Mat 11:19; Luk 7:34 amigo de p y de pecadores
Mat 18:17 si no oyere a la .. tenle por gentil y p
Mat 21:31 los p .. van delante .. al reino de Dios
Luk 3:12 vinieron .. unos p para ser bautizados
Luk 7:29 el pueblo y los p .. justificaron a Dios
Luk 15:1 se acercaban a Jesús todos los p y los
Luk 18:10 a orar: uno era fariseo, y el otro p
Luk 19:2 Zaqueo, que era jefe de los p, y rico


Publicano (gr. telon’s [de télos (“impuesto”) más onéomai (“comprar”), literalmente “comprador de impuestos”], “cobrador de impuestos”; lat. publicanus). Persona a la que se le habí­a dado el derecho de recaudar los impuestos internos para Roma. Tales impuestos abarcaban: 1. El del censo, que cada persona tení­a que pagar; muy insultante para los judí­os en vista de que era un reconocimiento tácito de su sumisión a Roma. 2. El impuesto sobre las propiedades, que era igualmente ofensivo, porque su pago se consideraba un insulto a Dios, a quien los judí­os consideraban el dueño verdadero de la tierra y el dispensador de sus productos. El procedimiento era el siguiente: En lugar de cobrar los impuestos directamente por medio de sus propios funcionarios, el gobierno romano remataba el privilegio dentro de una provincia o de una ciudad a un ciudadano rico que pagaba una suma establecida, sin importarle cuánto de ella podí­a recuperar mediante los impuestos. La persona que así­ contrataba subdividí­a la región que le habí­a sido asignada entre subcontratistas, o empleaba a personas para que hicieran el trabajo. Los publicanos o “cobradores de impuestos” del NT eran los agentes que realmente recaudaban; quizás en casi cada caso eran judí­os. Se esperaba que cada publicanus cobrara una suma adicional suficiente como para producir ganancia. Si ya era suficientemente odioso tener que pagar los impuestos a los romanos, infinitamente peor era que se les ayudara a cobrarlos. Los publicanos, con pocas honrosas excepciones, extorsionaban a la gente y, con la complicidad de los soldados romanos, explotaban todo lo posible sus fuentes de recursos. Por ello, eran sumamente detestados; la sociedad los aislaba y los evitaba en todo lo posible, y rara vez se los veí­a por el templo o la sinagoga (Mat 11:19; 21:31). Un judí­o que se hací­a publicano era considerado un lacayo de los odiados romanos y un traidor de Israel. Aunque Jesús reconocí­a el bajo estado moral de la mayorí­a de los publicanos (cf Mat 5:46, 47; 18:17), se asoció libremente con ellos, y por esto incurrió en la censura de las autoridades judí­as (9:10-13;11:19). La razón que daba para justificar su actitud era que habí­a venido a llamar a pecadores como ellos al arrepentimiento (9:13). Apreciaban su bondad, y aparentemente unos cuantos creyeron en él y llegaron a ser discí­pulos suyos (21:31, 32). En la parábola del fariseo y del publicano, Jesús hace un contraste entre los 2, favoreciendo al último (Luk 18:9-14). Uno de los discí­pulos de Jesús, Leví­ Mateo, habí­a sido publicado (Mat 9:9; 10:3). En algún momento posterior a su llamamiento, recibió a Jesús en su casa, donde asistieron muchos de sus compañeros publicanos (Mat 9:9, 10; Mar 2:14,15; Luk 5:27-29). Unos pocos dí­as antes de su crucifixión, Jesús se relacionó con Zaqueo, un judí­o cobrador de impuestos de Jericó (Luk 19:1-9), que llegó a ser uno de sus seguidores. Bib.: FJ-AJ xviii.1.1.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

recaudador de impuestos. Este oficio daba mala fama a quienes lo ejercí­an, porque trabajaban para una nación extranjera, Roma, que imponí­a tributos a los nativos sometidos, porque estos recaudadores, por lo general, cobraban más de la cuenta, extorsionaban a los ciudadanos. Por otra parte, los judí­os que desempeñaban estos cargos debí­an estar en contacto con gentiles, con los conquistadores, y se les consideraba impuros, y, además, se dudaba del cumplimiento de la Ley por parte de ellos. Por estas razones estaban excluidos de la sinagoga y discriminados socialmente, pues podí­a ser causa de impureza tratar con ellos. Jesús, sin embargo, no tuvo estos escrúpulos judí­os y trataba normalmente con ellos, los que le causó las constantes crí­ticas de los fariseos, tan apegados a las formalidades de la Ley. Jesús les dijo a los fariseos, en una ocasión en que se sentó a la mesa a comer con publicanos: †œNo he venido a llamar justos sino pecadores†, además de enrostrarles su hipocresí­a, Mt 9, 10-13; Mc 2, 15; Jesús dijo a los judí­os que los publicanos los precederí­an en el Reino de los Cielos, pues cuando vino Juan Bautista aquéllos no creyeron, mientras éstos lo hicieron y se arrepintieron, Mt 21, 31-32; Lc 3, 12; 5, 29-32; 7, 29; 15, 1-7.

Mateo era publicano y Jesús lo llamó a ser su discí­pulo, cuando aquél estaba sentado en su despacho de recaudador de impuestos, e inmediatamente lo siguió y hospedó a Jesús en su casa, Mt 9, 9; Mc 2, 14; Lc 5, 27-28. Jesús propuso una parábola en la cual un fariseo se presentó con la mirada alta al templo y oraba dando gracias a Dios porque no era como los demás, pues se consideraba justo; mientras un p., con los ojos bajos, humildemente rogaba a Dios que tuviera compasión de él porque se consideraba pecador. Jesús dijo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no, Lc 18, 6-14.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

ver OFICIOS

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(hombre público).

2 rangos
1- Jefe o comisionado, como Zaqueo, Lc. 19.

2- Recaudador de impuestos, como Mateo: (Mat 10:3).

– Los odiaban los judí­os porque trabajaban para los romanos, y abusaban de su poder o cargo para enriquecerse: (Mat 5:46, Mat 9:11, Mat 11:19, Mat 18:17, Luc 3:12).

– Agunos creyeron en Jesús: Mat 10:3, Mat 21:32, Luc 5:27, Luc 7:29, Luc 15:1, Luc 19:2.

– El publicano y el fariseo, Luc 18:10.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Era una persona que tení­a la responsabilidad de cobrar los †¢impuestos para los romanos. A †¢Zaqueo se le llama †œjefe de los p.†, lo cual parece indicar que tení­a a otros a los cuales supervisaba (Luc 19:2). La palabra griega que se usa es telönës, pero el término p. tiene una raí­z en la historia de Roma donde era aplicado a unos cobradores de impuestos, por eso se usó esa traducción. Los p. eran, como todo cobrador de impuestos, sumamente odiados. Era fama de que cobraban por encima de lo debido para beneficiarse, por lo cual Juan el Bautista les amonestó: †œNo exijáis más de los que os está ordenado† (Luc 3:12-13). En adición a esa particularidad estaba el hecho de que los judí­os les consideraban personas arreligiosas, con mucho contacto con gentiles y traidores a su nación, por lo cual eran muy menospreciados socialmente. El Señor Jesús se juntaba con ellos, por lo cual fue llamado †œamigo de p. y de pecadores† (Mat 11:19). Muchos de ellos se convirtieron (Mat 21:31; Luc 7:29), entre ellos †¢Mateo (Mat 10:3; Luc 5:27) y Zaqueo. La connotación negativa del término p. puede verse, además, en el hecho de que una persona que no hiciere caso a la amonestación de la iglesia debí­a ser considerado como †œgentil y p.†, es decir, alguien con quien no debí­a tenerse comunión (Mat 18:17). †¢Impuestos. Tributos.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

telones (telwvnh”, 5057), denotaba primariamente a uno que tení­a la concesión de la recaudación de los tributos (de telos, tasa, impuesto, exacción), luego, como en el NT, un subordinado de los tales, que cobraban los impuestos en un distrito, un recaudador de impuestos. Los tales eran naturalmente aborrecidos en gran manera por el pueblo. Se les clasifica entre los “pecadores” (Mat 9:10,11; 11.9; Mc 2.15,16; Luk 5:30; 7.34; 15.1); con las rameras (Mat 21:31, 32); con los “gentiles” (Mat 18:17); en TR aparece en Mat 5:47; los mss. más comúnmente aceptados tienen ethnikoi: “gentiles”; véanse también Mat 5:46; 10.3; Luk 3:12; 5.27,29; 7.29; 18.10, 11,13.¶ Nota: Para arquitelones, traducido “jefe de los publicanos” (Luk 19:2), véase JEFE DE LOS PUBLICANOS.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

El término gr. telōnēs significa recaudador de impuestos o de aduana por cuenta de los romanos, empleado por un arrendatario o contratista. Ya en el año 212 a.C. había en Roma una clase de hombres (ordo publicanorum, Livio, 25. 3. 8–19) que concertaba contratos estatales de diverversos tipos. Estaban estrechamente relacionados con la orden ecuestre, y eran apoyados por ella; y en fecha posterior actuaron en una cantidad de provincias (Cicerón, In Verrem, 2. 3. 11, §§ 27–28), donde sus tareas incluían el cobro de diezmos y de diversas tasas indirectas. El sistema se prestaba mucho para el abuso, y aparentemente los publicani se prestaron a la extorsión y las prácticas deshonestas desde el principio, de modo quie, si bien el gobierno controlaba los excesos más groseros, y en algunos casos llevó a la justicia a los culpables, en general el cargo adquirió la mala reputación que conocemos. Cicerón consideraba vulgares las ocupaciones de los funcionarios de aduanas a causa del odio que despertaban (de Officiis, 1. 42, § 150), y Livio registra la opinión, expresada en 167 a.C., de que donde hay un publicanus los aliados no gozan de libertad (45. 18. 3–4). A menudo los contratistas centrales no eran de las provincias cuyos impuestos recaudaban, aunque nada impedía que fueran nativos, y podían emplear subcontratistas nativos. (La expresión arjitelōnēs en Lc. 19.2 parece indicar que Zaqueo era el contratista para todos los impuestos de Jericó, y que tenía recolectores que trabajaban para él; véase SB, 2, pp. 249.) Pero los recolectores generalmente provenían de la población local, porque era necesario conocer a las personas de la localidad y sus modalidades a fin de evitar el engaño. Sus prácticas generalmente extorsivas (cf. lo que equivale a una admisión en labios de Zaqueo, Lc. 19.8, y las condiciones que sugiere el consejo de Juan el Bautista, Lc. 3.13) los convertían en una clase especialmente odiada y despreciada, de modo que nuestro Señor pudo referirse a ellos como ejemplos típicos de una actitud egoísta (Mt. 5.46). Para el judío estricto, sin embargo, esta actitud tan natural de odio se veía agravada y alterada en su carácter por la consideración religiosa de que el publicano era ceremonialmente impuro, por su continuo contacto con los gentiles, y porque debía trabajar en el día de reposo. Esta impureza, junto con la enseñanza de los rabinos de que sus discípulos no debían comer con esa clase de personas, explica la actitud evidenciada por las expresiones publicanos y pecadores (Mt. 9.10s; 11.19; Mr. 2.15s; Lc. 5.30; 7.34; 15.1) y publicanos y rameras (Mt. 21.31), y las cuestiones que se plantean en Mr. 9.10s; 11.19; Mr. 2.15s; Lc. 5.29s (cf. SB, 1, pp. 498s), e indica la intención del mandamiento de Mt. 18.17. También explica los aspectos positivos y negativos de la censura a los jefes de los sacerdotes y ancianos en Mt. 21.31b, la declaración de Mt. 11.19; Lc. 7.34, y el relato del fariseo y el publicano, Lc. 18.10ss.

Bibliografía. °E. Schürer, Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús, 1985; J. Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jesús, 1977, pp. 315ss.

Arndt; OCD, véanse arts. decumae, portoria, publicani, vectigalia; E. Schürer, HJP, 1, 1973, pp. 372ss; SB, 1, pp. 377s, 498s, 770s; 2, pp. 249; N. Hillyer, NIDNTT 3, pp. 755–759.

J.H.H.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Publicano, en los Evangelios, se deriva de publicanus de la Vulgata, y significa un miembro o empleado de las compañías financieras romanas que arrendaba la recolección de impuestos. Desde el tiempo de la República el estado romano se libró del problema de cobrar los impuestos en las provincias usando el método de ponerlos en subasta por una suma alzada. El licitador más alto recibía autorización para exigir la suma de la provincia en cuestión. Tal sistema brindaba amplia oportunidad para las exacciones rapaces de parte de la compañía y sus oficiales, y a menudo los abusos eran intolerables. Debido a éstos y más, quizás, debido al odio natural e impotente de los judíos a la supremacía romana, los judíos que se lucraban sirviendo así a los gobernantes extranjeros eran objeto de la execración de sus paisanos. En los relatos evangélicos los encontramos como una clase habitualmente unida a la de los “pecadores” y a los “paganos”. La actitud de Cristo hacia ellos, así como hacia otras clases despreciadas, fue la de una empatía de promoción. Un gran reproche que le hacían sus enemigos, los rigurosos escribas y fariseos, era su amistad y asociación con publicanos y pecadores; y consistentemente con esta conducta le plació escoger a Leví o Mateo el Publicano como uno de sus doce apóstoles (Mt. 9,9).

Bibliografía: MAAS, Coment. al Evangelio de San Mateo (Nueva York, 1898); DIETRICH, Die rechtliche Natur der Societas publicanorum (Meissen, 1889); THIBAULT, Les douanes chez les Romains (París, 1888).

Fuente: Driscoll, James F. “Publican.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911.
http://www.newadvent.org/cathen/12553d.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina.

Fuente: Enciclopedia Católica