SAMUEL, LIBROS DE

Los libros llevan el nombre de Samuel, la figura sobresaliente de la primera sección. Originalmente, habí­a un solo libro de Samuel, pero la LXX lo dividió en dos.
I. Paternidad literaria y fecha.
Existe poca evidencia externa o interna acerca de la autorí­a de Samuel. La tradición judí­a atribuye la obra al profeta Samuel. Todos los eventos de 1 Samuel 25—31 y 2 Samuel ocurrieron después de la muerte de Samuel. La afirmación de 1Sa 27:6 es tomada por algunos para referir a una fecha en el reino dividido; otros insisten en que ésta no necesita ser más tarde que el final del reino de David. Samuel era escritor y ciertamente su escritura fue utilizada en la composición de estos libros (1Ch 29:29).
II. Contenido(bosquejo según Pfeiffer)
A. Silo y Samuel (1Sa 1:1—1Sa 7:1) .

B. Samuel y Saúl (1Sa 7:2—1Sa 15:35) .

C. Saúl y David (1 Samuel 16—31; 2 Samuel 1) .

D. David como rey de Judá (2 Samuel 2—4) .

E. David como rey de todo Israel (2 Samuel 5—24) .

Los libros de Samuel presentan el establecimiento de la monarquí­a en Israel. En preservar la narrativa de Samuel, el juez y profeta, los libros marcan la transición del gobierno de los jueces al gobierno de los monarcas, en vista de que Samuel ocupó el oficio profético y administró la instalación divina en el oficio de los dos primeros reyes de Israel.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Libros del AT que contiene la historia de Israel desde el perí­odo de los †¢jueces hasta el reinado de David. En el †¢canon hebreo, estos libros formaban una unidad, contenida dentro de los llamados Nevi†™im, o los profetas. Algunos eruditos opinan que los libros de †¢Josué, †¢Jueces, Samuel y †¢Reyes formaban parte de una misma colección de obras históricas. Cuando se compara la †¢Septuaginta con trozos del texto hebreo de Samuel encontrados en †¢Qumrán, se comprueba que esa traducción tiene pasajes muy iluminadores, señal de la calidad del texto que se usó para ella.

Autor y fecha. El que la obra lleve el nombre de Samuel no debe tomarse como señal de que fuera éste quien la escribió. Muchos eruditos opinan que lo más probable es que se trate de una compilación hecha en el siglo VI a.C. El compilador pudo haber sido un funcionario real o un escriba. Está por definir si la compilación se hizo simplemente poniendo juntos varios trabajos, algunos de los cuales son mencionados ( †¢Jaser, Libro de. †¢Gad. †¢Natán), o si éstos sólo fueron utilizados como fuentes, elaborándose otro texto. A favor de la teorí­a de una compilación parece estar el hecho de que algunos acontecimientos están relatados dos veces (los llamados †œdobletes†). Por ejemplo, la forma en que Saúl conoció a David aparece primero en 1Sa 16:14-23, y luego se ofrece otra versión en 1Sa 17:1-58. Hay una corriente de opinión que expone que la misma mano que compiló los libros de †¢Jueces, †¢Samuel y †¢Reyes, editó también parte del †¢Deuteronomio.

Caracterí­sticas. La división en dos partes del libro de Samuel se hizo en la †¢Septuaginta. La obra narra la forma en que comenzó la monarquí­a israelita. Es evidente que el libro enfatiza la dimensión nacional-religiosa de esa monarquí­a, interpretando los acontecimientos históricos desde el punto de vista del pacto entre Dios e Israel.

Desarrollo. Primero de Samuel. La historia comienza narrando las circunstancias del nacimiento de Samuel. Luego se alude al mal comportamiento de los hijos de †¢Elí­. Dios se revela al joven Samuel. Los israelitas son derrotados por los filisteos. El arca cae en manos de éstos, que la retienen por siete meses, luego la devuelven. El arca queda en †¢Quiriat-jearim. Israel hace obras de arrepentimiento y logra vencer después a los filisteos (1Sa 1:1 al 7:17).
pueblo, sin embargo, decide pedir a Samuel que les constituya un rey †œcomo tienen todas las naciones†. Dios lo concede. Saúl es ungido como rey. Después de una victoria contra los amonitas la monarquí­a es confirmada. Saúl organiza el ejército y ataca a los filisteos. éstos contraatacan. Antes de la batalla, Saúl se impacienta, no espera a Samuel y ofrece un holocausto (†œMe esforcé, pues, y ofrecí­ holocausto†). Samuel llega y se irrita por este hecho y le profetiza: †œTu reino no será duradero†. †¢Jonatán ataca a los filisteos. En la batalla que sigue Israel sale vencedor. Saúl pierde autoridad ante el pueblo, que no le permite ejecutar a Jonatán por un juramento apresurado del rey. Continúa la lucha entre israelitas y filisteos. Dios ordena a Saúl la destrucción de †¢Amalec. Saúl vence a los amalecitas, pero se queda con lo mejor del botí­n y perdona la vida a su rey †¢Agag. Samuel lo reprende por no haber obedecido, diciéndole que †œcomo pecado de adivinación es la rebelión†. Le dice que su reino serí­a pasado a otro. Samuel y Saúl se separan para no verse más (1Sa 8:1 al 15:35).
ordena a Samuel ungir a David como rey. Se realiza un enfrentamiento con los filisteos en †¢Efes-damim. El gigante †¢Goliat desafí­a a los israelitas. David llega al campamento, enviado por su padre. Se ofrece como voluntario y mata al filisteo con una pedrada. Jonatán y David entablan amistad. La canción de las mujeres que celebraban la victoria alaba más a David que a Saúl, lo cual enfurece a éste. Saúl encarga a David deberes militares buscando que muera en los enfrentamientos con los filisteos, pero éste sale siempre vencedor. Saúl procura matarlo con una lanza, pero David lo evade. †¢Mical, hija de Saúl y esposa de David, lo salva de un intento de asesinato (1Sa 16:1 al 19:24).
huye a Ramá. Jonatán y él hacen pacto. Saúl intenta herir a Jonatán cuando éste defiende a David. En †¢Nob, David es recibido por el sacerdote †¢Ahimelec, luego huye a Gat, en tierra filistea, donde se hace pasar por loco. Después va a la cueva de †¢Adulam, donde se le unen unos cuatrocientos hombres (†œ… todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espí­ritu†). Saúl mata a los sacerdotes de Nob (1Sa 20:1 al 22:23).
libra la ciudad de †¢Keila de un ataque filisteo y se queda en la ciudad, pero Dios le dice que Saúl le buscará allí­ y que los habitantes lo entregarán, por lo cual, huye al desierto. Jonatán le visita. Saúl persigue a David, pero tiene que desistir momentáneamente en vista de que se habí­a presentado un ataque filisteo. David mora en †¢En-gadi. Después Saúl le persigue aun allí­. David, pudiendo matar a Saúl en una cueva, no lo hizo. Luego, desde lejos, le hizo ver el hecho a Saúl (1Sa 21:1 al 24:32).
Samuel. David, en el †¢Carmelo, estuvo a punto de hacer una hecatombe con la casa de †¢Nabal. éste muere, y David toma como mujer a †¢Abigail. Saúl desciende al desierto de †¢Zif, insistiendo en sus propósitos contra David. De nuevo se presenta a David la oportunidad de matar a Saúl. No lo hace, pero decide volver con su gente a †¢Gat, y ponerse a las órdenes del rey †¢Aquis. Desde allí­ hací­a incursiones por los paí­ses vecinos enemigos de Israel, sin dejar testigos, y decí­a a Aquis que habí­a ido a otra parte. Los filisteos lanzan una gran ofensiva contra Israel. Saúl, viendo el peligro de la inminente batalla, consulta a una pitonisa. Los prí­ncipes de los filisteos se niegan a que David les acompañe. éste, al regresar a Siclag, donde moraba, encuentra que los amalecitas habí­an incendiado la ciudad, y se habí­an llevado a todas las familias. David persigue a los amalecitas, los vence y recuperan el botí­n. La batalla con los filisteos se produce en el monte †¢Gilboa. Saúl y sus hijos son vencidos y mueren (1Sa 25:1 al 31:13).

Segundo de Samuel. Al enterarse de la muerte de Saúl y Jonatán, David los lamenta en un poema. Consulta a Dios, quien le indica que vaya a †¢Hebrón. Allí­ vinieron los ancianos de Judá y le ungieron por rey. Pero †¢Abner, general benjamita, tomó a †¢Is-boset, hijo de Saúl y lo hizo rey sobre †¢Galaad. Comenzó una guerra civil que durarí­a unos siete años. En unas de las peleas de ésta, Abner mató a †¢Asael, hermano de Joab y Abisai. David se fue fortaleciendo. Is-boset y Abner tuvieron un altercado, lo cual condujo al primero a buscar la paz con David, entrevistándose con él. Joab se enteró del asunto y mató arteramente a Abner, vengando así­ a su hermano. Dos siervos de Is-boset, al saber de la muerte de Abner, mataron a su rey y le llevaron la cabeza a David. Pero éste los ejecutó (2Sa 1:1 al 4:12).
, entonces, los ancianos de Israel y ungieron a David por rey sobre todas las tribus. David conquista Jerusalén de mano de los jebuseos. Los filisteos iniciaron otra campaña, pero fueron derrotados en dos ocasiones consecutivas. David intenta trasladar el arca a Jerusalén, pero el proyecto se frustra por la muerte de †¢Uzza, que puso su mano sobre ella. David corrige los errores cometidos en el traslado y logra al fin llevarlo a cabo. David plantea a †¢Natán el plan de construir una casa para el arca. Dios lo aprueba, pero dice que quien lo harí­a serí­a un hijo de David (2Sa 5:1 al 7:29).
somete a los filisteos, a los moabitas, al rey de †¢Soba y al de †¢Damasco. Domina también a los edomitas. Investiga si habí­a quedado alguien de la casa de Saúl y protege a †¢Mefi-boset, hijo de Jonatán. Se desata una guerra contra los amonitas a causa de una ofensa hecha por éstos a embajadores de David, los sirios participan del lado de los amonitas. David vence y los reyes sirios se le someten. †¢Rabá, capital amonita, fue sitiada. Estando en Jerusalén, David cae en adulterio con †¢Betsabé y luego ordena la muerte de su esposo †¢Urí­as. El profeta †¢Natán reprende abiertamente a David por su pecado y éste se arrepiente. Ocurre, después de esto, la toma de Rabá. †¢Amnón, hijo de David, deshonró a su media hermana †¢Tamar. †¢Absalón, hermano de Tamar, hace venganza matando a Amnón, pero tiene que salir huyendo hacia †¢Gesur, donde permanece unos tres años (2Sa 8:1 al 13:39).
logra al cabo de este tiempo que David perdone a Absalón. éste regresa a Jerusalén, pero comienza a urdir una conspiración contra su padre. David tiene que salir huyendo de la capital, pero deja amigos con la encomienda de trastornar los planes de Absalón. Cuando huí­a, David recibe ayuda de varias personas, así­ como maldiciones de parte de †¢Simei, un benjamita. En Jerusalén, †¢Husai, amigo de David, logra confundir el consejo de †¢Ahitofel, consiguiendo así­ un tiempo precioso para que el rey pudiera alejarse y recomponer sus fuerzas. Al plantearse la batalla entre los que seguí­an a Absalón y los que eran fieles a David, el primero es derrotado y muerto, lo cual David lamenta (2Sa 14:1 al 18:33).
comienza a buscar la reconciliación del pueblo. Ofrece a †¢Amasa, general de Absalón, el puesto de jefe del ejército, pero Joab lo asesina. David perdona a Simei, el que lo maldijo y agradece a los que le ayudaron cuando la rebelión de Absalón. Poco después, sin embargo, se produce otra rebeldí­a en la tribu de Benjamí­n, comenzada por †¢Seba. Sitiado en †¢Abel-bet-maaca, Seba es muerto por los habitantes de la ciudad. Vino un hambre a la tierra de Israel y David consultó a Dios para saber la causa. La razón estaba en una injusticia que se habí­a cometido contra los gabaonitas en tiempos de Saúl. éstos pidieron venganza en las personas de los descendientes de ese rey, los cuales fueron ejecutados, y se perdonó a Mefi-boset (2Sa 19:1 al 21:22).
escribe un cántico de alabanza a Jehová por haberle librado de sus enemigos. Se narran varios episodios de los hombres de guerra más famosos de David. Pero el rey fue incitado a hacer un censo. Joab se opuso, pero la palabra del rey prevaleció. Al terminar este censo, David sintió que habí­a hecho mal. Dios le dice, a través del profeta †¢Gad, que serí­a castigado. Comienza una peste en Israel. David ruega perdón a Dios y Gad le ordena hacer un sacrificio en la era de †¢Arauna, un jebuseo. David compra el terreno de Arauna, levanta allí­ un altar y ofrece sacrificios, y cesa entonces la plaga (2Sa 22:1 al 24:25).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Dos libros de las Escrituras Hebreas que al parecer no estaban divididos en el canon hebreo original. Apoya esta idea una nota de la masora que indica que las palabras del capí­tulo 28 de 1 Samuel (uno de los capí­tulos de conclusión de 1 Samuel) estaban en la mitad del libro.

Escritores y tiempo que abarca. La antigua tradición judí­a atribuye la escritura de la primera parte del libro a Samuel, y la porción restante, a Natán y Gad. Además, en 1 Crónicas 29:29 se confirma que esos tres profetas escribieron parte del registro. El mismo libro informa: †œSamuel habló al pueblo acerca del derecho que correspondí­a a la gobernación real, y lo escribió en un libro y lo depositó delante de Jehovᆝ. (1Sa 10:25.) Sin embargo, basándose en 1 Samuel 27:6, donde se hace referencia a †œlos reyes de Judᆝ, varios doctos sitúan la compilación final de los libros de Samuel algún tiempo después de que comenzó a existir el reino de diez tribus de Israel. Si la expresión †œlos reyes de Judᆝ aplica solo a los reyes de Judá del reino de dos tribus, alguna otra persona tendrí­a que haber terminado los escritos de Samuel, Natán y Gad. Por otra parte, si †œlos reyes de Judᆝ simplemente significa reyes de la tribu de Judá, esas palabras podrí­an haber sido registradas por Natán, puesto que vivió durante la gobernación de dos reyes de Judá: David y Salomón. (1Re 1:32-34; 2Cr 9:29.)
El hecho de que Ana y un †œhombre de Dios†, de quien no se dice el nombre, usasen las palabras †œrey† y †œungido† años antes de que realmente gobernase un rey sobre Israel, no apoya el argumento de que esos pasajes datan de un perí­odo posterior al indicado en el libro. (1Sa 2:10, 35.) La idea de un futuro rey no era de ninguna manera extraña a los hebreos. La promesa de Dios concerniente a Sara, la antepasada de los israelitas, fue que †œreyes de pueblos† provendrí­an de ella. (Gé 17:16.) Además, la profecí­a que Jacob pronunció en su lecho de muerte (Gé 49:10), las palabras proféticas de Balaam (Nú 24:17) y la ley mosaica (Dt 17:14-18) señalaban al tiempo en que los israelitas tendrí­an un rey.
La narración histórica contenida en los dos libros de Samuel comienza en la época del sumo sacerdote Elí­ y concluye con los acontecimientos del reinado de David. Por lo tanto, abarca un perí­odo de aproximadamente ciento cuarenta años (c. 1180-c. 1040 a. E.C.). Puesto que la muerte de David no se menciona en el registro, el relato (con la excepción de posibles añadiduras al ser compilado) probablemente se completó alrededor del año 1040 a. E.C.

Autenticidad. La autenticidad de los libros de Samuel está bien demostrada. El propio Cristo Jesús citó el incidente registrado en 1 Samuel 21:3-6, en el que David recibió el pan de la proposición del sacerdote Ahimélec, cuando refutó una objeción presentada por los fariseos. (Mt 12:1-4.) En la sinagoga de Antioquí­a de Pisidia, el apóstol Pablo citó de 1 Samuel 13:14 mientras repasaba brevemente la historia de Israel. (Hch 13:20-22.) En su carta a los Romanos, este apóstol usó las palabras del salmo de David que se hallan tanto en 2 Samuel 22:50 como en el Salmo 18:49, para probar que el ministerio de Cristo a los judí­os confirmó las promesas de Dios y dio base a los no judí­os para que †œglorificaran a Dios por su misericordia†. (Ro 15:8, 9.) En Hebreos 1:5 se citan las palabras de Jehová a David registradas en 2 Samuel 7:14 y se aplican a Cristo Jesús, mostrando así­ que David fue un tipo profético del Mesí­as.
También es sobresaliente la franqueza del registro. Expone los errores de la casa sacerdotal de Elí­ (1Sa 2:12-17, 22-25), la corrupción de los hijos de Samuel (1Sa 8:1-3) y los pecados y dificultades familiares del rey David. (2Sa 11:2-15; 13:1-22; 15:13, 14; 24:10.)
Otro factor que respalda la autenticidad del relato es el cumplimiento de profecí­as, relacionadas con la solicitud de Israel para tener un rey (Dt 17:14; 1Sa 8:5), el rechazo por parte de Jehová de la casa de Elí­ (1Sa 2:31; 3:12-14; 1Re 2:27) y la continuación del reinado en la lí­nea de David. (2Sa 7:16; Jer 33:17; Eze 21:25-27; Mt 1:1; Lu 1:32, 33.)
El registro está en completa armoní­a con el resto de las Escrituras. Esto se percibe especialmente cuando se examinan los Salmos, muchos de los cuales se esclarecen con el contenido de los libros de Samuel. El que el rey Saúl enviase mensajeros para vigilar la casa de David a fin de matarlo sirve de fondo para el Salmo 59. (1Sa 19:11.) Las experiencias de David en Gat, donde se hizo pasar por loco para escapar de la muerte, se mencionan en los Salmos 34 y 56. (1Sa 21:10-15; el nombre Abimélec que aparece en el encabezamiento del Salmo 34 debe considerarse un tí­tulo del rey Akí­s.) El Salmo 142 posiblemente refleja los pensamientos de David mientras se escondí­a de Saúl en la cueva de Adulam (1Sa 22:1) o en la cueva del desierto de En-guedí­. (1Sa 24:1, 3.) Ese también puede ser el caso del Salmo 57. Sin embargo, la comparación entre el Salmo 57:6 y 1 Samuel 24:2-4 parece apoyar la idea de que se trataba de la cueva del desierto de En-guedí­, porque fue allí­ donde Saúl cayó en la trampa que le habí­a tendido a David. El Salmo 52 tiene que ver con el proceder de Doeg cuando informó a Saúl acerca de los tratos de David con Ahimélec. (1Sa 22:9, 10.) La acción de los zifeos de revelar el paradero de David al rey Saúl proveyó la base para el Salmo 54. (1Sa 23:19.) El Salmo 2 parece aludir a los esfuerzos de los filisteos por destronar a David después que este capturó la fortaleza de Sión. (2Sa 5:17-25.) Las dificultades con los edomitas durante la guerra con Hadadézer es el tema del Salmo 60. (2Sa 8:3, 13, 14.) El Salmo 51 es una oración en la que David implora perdón por su pecado con Bat-seba. (2Sa 11:2-15; 12:1-14.) El que David huyera de su hijo Absalón proporciona la base para el Salmo 3. (2Sa 15:12-17, 30.) El Salmo 7 posiblemente halla su marco histórico en la maldición de Simeí­ a David. (2Sa 16:5-8.) El Salmo 30 puede que haga alusión a los acontecimientos relacionados con el que David erigiese un altar en la era de Arauna. El Salmo 18 tiene un paralelo con 2 Samuel 22 y está relacionado con el que Jehová librase a David de Saúl y de otros enemigos.

Secciones que faltan en la Septuaginta. La información que abarca Primero de Samuel 17:12-31, 55–18:6a no aparece en la Septuaginta griega tal como está en el Manuscrito Vaticano núm. 1209. Varios doctos han concluido por ello que lo que se omite en dicha versión son añadiduras que se hicieron posteriormente al texto hebreo. Arguyendo en contra de este punto de vista, un comentario de C. F. Keil y F. Delitzsch hace notar lo siguiente: †œLa idea de que las secciones en cuestión son interpolaciones que se han ido introduciendo poco a poco en el texto no puede apoyarse en la mera autoridad de la Septuaginta, puesto que es obvio para cualquiera la manera arbitraria en la que los traductores de esta versión hicieron omisiones o añadiduras según les pareció oportuno†. (Commentary on the Old Testament, 1973, vol. 2, †œ1 Samuel†, pág. 177, nota.)
Si pudiese comprobarse definitivamente que existen verdaderas discrepancias entre las secciones omitidas y el resto del libro, la autenticidad de 1 Samuel 17:12-31, 55–18:6a podrí­a ponerse en duda razonablemente. Una comparación de 1 Samuel 16:18-23 y 1 Samuel 17:55-58 revela lo que parece ser una contradicción, puesto que en el último pasaje dice que Saúl preguntó acerca de la identidad de David, su propio escudero y músico de la corte. Sin embargo, deberí­a tenerse en cuenta que el que anteriormente se dijese que David era un †œhombre valiente y poderoso y hombre de guerra† podrí­a haberse basado en sus actos valerosos de matar sin ayuda un león y un oso para rescatar las ovejas de su padre. (1Sa 16:18; 17:34-36.) Además, las Escrituras no declaran que David realmente sirviese en la batalla de escudero de Saúl antes de matar a Goliat. La solicitud de Saúl a Jesé fue: †œDeja que David, por favor, me siga atendiendo, porque ha hallado favor a mis ojos†. (1Sa 16:22.) Esta solicitud no excluye la posibilidad de que Saúl posteriormente permitiese que David regresase a Belén, de manera que, cuando estalló la guerra contra los filisteos, David estuviese apacentando el rebaño de su padre.
El comentario mencionado anteriormente (pág. 178, nota) hace la siguiente observación con respecto a la pregunta de Saúl: †œ¿De quién es hijo el muchacho, Abner?†: †œIncluso si Abner no se hubiese preocupado de la ascendencia del arpista de Saúl, Saúl mismo no podrí­a haber olvidado que David era hijo de Jesé el betlemita. Pero habí­a mucho más implicado en la pregunta de Saúl. No era solo el nombre del padre de David lo que querí­a descubrir, sino qué clase de hombre era realmente el padre de un joven que tení­a el valor de llevar a cabo una hazaña tan heroica; y la pregunta no se hizo simplemente a fin de que se le pudiese conceder la exención de impuestos a su casa, como prometí­a la recompensa por derrotar a Goliat (vs. 25), sino también, con toda probabilidad, a fin de poder vincular a un hombre así­ a su corte, puesto que del valor y coraje del hijo dedujo que existí­an cualidades similares en el padre. Es verdad que David meramente contestó: †˜El hijo de tu siervo Jesé de Belén†™; pero es muy evidente por la expresión que aparece en el capí­tulo XVIII.1, †˜cuando habí­a terminado de hablar con Saúl†™, que Saúl conversó con él todaví­a más acerca de los asuntos de su familia, puesto que las mismas palabras dan a entender una conversación más larga†. (Si se desea considerar otras ocasiones en las que la palabra †œquién† implica más que meramente conocer el nombre de una persona, véase Ex 5:2; 1Sa 25:10.)
Por lo tanto, hay base sólida para considerar que el pasaje de 1 Samuel 17:12-31, 55–18:6a es parte del texto original.

[Recuadro en la página 925]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE PRIMERO DE SAMUEL
Registro del comienzo de la monarquí­a en Israel que pone de relieve la importancia de obedecer a JehováEscrito por Samuel, Natán y Gad; Primero de Samuel abarca desde el nacimiento de Samuel hasta la muerte de Saúl, el primer rey de Israel

Jehová comisiona a Samuel para que sirva de profeta a Israel (1:1–7:17)
Samuel nace en respuesta a la oración de Ana, su madre; una vez destetado, Ana cumple su voto y lo presenta para servir en el santuario
Jehová habla a Samuel y pronuncia juicio contra la casa de Elí­ debido a que sus hijos, Hofní­ y Finehás, actúan inicuamente y Elí­ no los reprende
Cuando Samuel crece, se le reconoce como profeta de JehováComienza a cumplirse la palabra de Jehová contra Elí­: los filisteos se apoderan del Arca y dan muerte a los hijos de Elí­, que muere al conocer la noticia
Años después, Samuel insta a los israelitas a abandonar la idolatrí­a y servir solo a Jehová; Jehová les concede la victoria sobre los filisteos

Saúl llega a ser el primer rey de Israel (8:1–15:35)
Los ancianos de Israel solicitan al envejecido Samuel que les nombre un rey humano; Jehová le dice que les escuche
Jehová ordena a Samuel que unja por rey a Saúl, un benjamita
Samuel presenta a Saúl a los israelitas congregados en Mizpá; no todos lo aceptan
Saúl derrota a los ammonitas, y su gobernación real se confirma en Guilgal; Samuel insta al pueblo a que siga siendo obediente a JehováAnte una agresión filistea, Saúl desobedece a Jehová y él mismo ofrece sacrificios en lugar de esperar a Samuel; este le informa que debido a ello, su reino no duraráSaúl derrota a los amalequitas, pero desobedece al conservar vivo al rey Agag y los mejores animales; Samuel le dice que Jehová lo ha rechazado como rey y que la obediencia es más importante que el sacrificio

David adquiere importancia, lo que enfurece a Saúl (16:1–20:42)
Samuel unge a David y el espí­ritu de Jehová abandona a Saúl; David toca el arpa para aliviar a Saúl cuando se encuentra angustiado
David da muerte al campeón filisteo Goliat, y una profunda amistad nace entre David y Jonatán, el hijo de Saúl
Al frente de los guerreros de Saúl, David obtiene múltiples victorias, que son más celebradas en las canciones que las de Saúl; Saúl siente envidia
Saúl intenta matar a David en dos ocasiones, pero falla en ambas; también fracasa su plan de que lo maten los filisteos mientras consigue el precio que debe pagar por desposarse con Mical, la hija de Saúl
A pesar de su promesa a Jonatán, Saúl intenta matar a David por tercera vez; David escapa a Ramá, donde está Samuel
Jonatán intenta infructuosamente interceder por David ante su padre; advierte a David y ambos celebran un pacto

Vida de David como fugitivo (21:1–27:12)
En Nob, el sumo sacerdote Ahimélec proporciona a David alimento y la espada de Goliat; David huye a Gat, donde se hace pasar por loco para evitar ser capturado
Se refugia en la cueva de Adulam y posteriormente en el bosque de Héret; Saúl ordena la muerte de Ahimélec y todos los habitantes de Nob; el hijo de Ahimélec, Abiatar, sobrevive y se une a David
David salva a la ciudad de Queilá de los filisteos, pero se ve obligado a marcharse para evitar que lo entreguen a Saúl
Los hombres de Zif revelan el paradero de David, que escapa por poco
Se le presenta a David la ocasión de matar a Saúl, pero le perdona la vida
Fallece Samuel
La intervención prudente de Abigail impide que David derrame sangre en un arrebato de cólera
David perdona la vida a Saúl por segunda vez, y se refugia en territorio filisteo

Fin del reinado de Saúl (28:1–31:13)
Saúl reúne un ejército contra los invasores filisteos
Jehová no contesta a Saúl debido a su desobediencia, de modo que este consulta a una médium espiritista de En-dor
En la batalla contra los filisteos, Saúl resulta gravemente herido y se suicida; mueren sus hijos Jonatán, Abinadab y Malki-súa

[Recuadro en la página 926]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE SEGUNDO DE SAMUEL
Historia del reinado de David, las bendiciones de que disfrutó, así­ como la disciplina que recibió cuando pecó
En un principio formaba un solo rollo con Primero de Samuel; Gad y Natán terminaron Segundo de Samuel poco antes de la muerte de David, hacia 1040 a. E.C.

David llega a ser rey y gobierna desde Hebrón (1:1–4:12)
David está de duelo por la muerte de Saúl y Jonatán; comienza a residir en Hebrón, donde los hombres de Judá lo ungen por rey
Abner hace rey a Is-bóset, el hijo de Saúl, sobre el resto de Israel; se declara la guerra entre los reinos rivales
Abner se pone de parte de David, pero es asesinado por Joab
Is-bóset muere asesinado; David ordena la ejecución de los asesinos

David reina sobre todas las tribus de Israel (5:1–10:19)
Se unge por rey a David sobre todo Israel; toma la fortaleza de Sión y hace de Jerusalén su capital
Los filisteos invaden Israel en dos ocasiones, pero son derrotados
David intenta trasladar el Arca a Jerusalén; el proyecto fracasa cuando Uzah muere al tratar de evitar que caiga
La segunda vez logra llevarla porque el Arca se transporta de la manera correcta
David expresa a Natán su deseo de construir un templo a Jehová; Jehová celebra con él un pacto para un reino

David peca con Bat-seba; le sobreviene calamidad procedente de su propia casa (11:1–20:26)
Israel sale a pelear contra Ammón; David comete adulterio con Bat-seba, cuyo esposo, Urí­as, está sirviendo en el ejército; al ver que no puede ocultar su pecado, urde la muerte de Urí­as en la batalla y luego se casa con Bat-seba
Por medio de una ilustración adecuada, Natán reprende a David por su pecado y le anuncia el juicio de Jehová: la calamidad le sobrevendrá procedente de su misma casa, sus propias esposas serán violadas y el hijo de Bat-seba moriráEl niño muere; Bat-seba, de nuevo encinta, da a luz a Salomón
Amnón, el hijo de David, viola a su medio hermana Tamar; Absalón, también hijo de David y hermano carnal de Tamar, la venga ordenando la muerte de Amnón, tras lo cual huye a Guesur
Después de haber obtenido el perdón de David, Absalón comienza a conspirar contra su padre; finalmente, se proclama rey en Hebrón
David y sus partidarios huyen de Jerusalén para escapar de Absalón y sus hombres; una vez en Jerusalén, Absalón se acuesta con diez de las concubinas de David; las huestes de Absalón persiguen a David, pero son derrotadas; se da muerte a Absalón en contra de las órdenes especí­ficas de David
David recupera el trono; Seba el benjamita se subleva, y con el fin de sofocar la rebelión, David hace jefe del ejército a Amasá; Joab mata a Amasá y toma el mando; Seba resulta muerto

Últimos sucesos del reinado de David (21:1–24:25)
David entrega siete hijos de Saúl a los gabaonitas para que los ejecuten debido a la culpa de sangre de la casa de Saúl con respecto a ellos
David compone canciones de alabanza a Jehová, reconociendo que El es quien le ha inspirado
David peca al ordenar que se realice un censo; como resultado, mueren 70.000 personas a causa de una peste
David compra la era de Arauna el jebuseo para edificar en ella un altar a Jehová

Fuente: Diccionario de la Biblia

Los dos libros de Samuel formaban uno solo originalmente; hasta el ss. XV jamás se los había dividido en la Biblia heb. La división en dos libros se originaría en la LXX. El título “Samuel” es el mismo que aparece en heb.; la LXX unió los cuatro libros de Samuel y *Reyes en uno solo y los llamó 1–4 “Reinados” (o “Reinos”), mientras que en la Vg. figuran como 1–4 “Reyes”. En la Biblia heb. Samuel es el tercero de los “Profetas anteriores”, e. d. la historia en cuatro tomos Josué-Jueces-Samuel-Reyes. Muchos eruditos modernos consideran que en el principio formaban una sola historia interrelacionada (llamada “historia deuteronómica”). Por lo menos tenemos la certeza de que Samuel marca la transición entre la era de los jueces y el período de la monarquía, y que las divisiones entre los libros es aparentemente arbitraria en algunos puntos.

El título “Samuel” no es completamente apropiado, ya que este profeta no es más que la primera de las tres figuras de importancia cuya vida se registra en estos libros; los otros dos son Saúl y David. Encontramos la muerte de Samuel en 1 S. 25.1, por lo que no puede haber sido él el autor, a pesar de la tradición que encontramos en el TB (Baba Batra 14b). Para la confección de sus libros Samuel debe haber contado con el documento denominado “Las crónicas de Samuel vidente” (1 Cr. 29.29), ya que no puede referirse a los libros de Samuel propiamente dichos.

I. Basquejo del contenido

Los libros de Samuel cubren un período de alrededor de un siglo, ca. 1050–950 a.C. Contienen seis secciones principales:

a. Los primeros años de Samuel (1 S. 1.1–7.14)

(i) Samuel y Elí (1.1–3.21)

(ii) Guerra con los filisteos (4.1–7.14)

b. Samuel y Saúl (7.15–15.35)

(i) Saúl es coronado rey (7.15–12.25)

(ii) Guerra con los filisteos (13.1–14.52)

(iii) La derrota de Amalec (15.1–35)

c. Saúl y David (16.1–31.13)

(i) David llega a la corte real (16.1–17.58)

(ii) David y Jonatán (18.1–20.42)

(iii) David como fugitivo (21.1–26.25)

(iv) David en territorio filisteo (27.1–30.31)

(v) Derrota y muerte de Saúl y Jonatán (31.1–13)

d. Los primeros años del reinado de David (2 S. 1.1–8.18)

(i) La reacción de David ante las noticias de la muerte de Saúl (1.1–27)

(ii) David e Is-boset (2.1–4.12)

(iii) David derrota a los filisteos (5.1–25)

(iv) David, el arca, y la casa de Dios (6.1–7.29)

(v) Otras victorias de David (8.1–18)

e. El rey David y su corte (9.1–20.26)

(i) David y Mefi-boset (9.1–13)

(ii) La guerra con Amón y sus consecuencias (10.1–12.21)

(iii) David y sus hijos mayores (13.1–18.33)

(iv) El retorno de David y la revuelta de Seba (19.1–20.26)

f. Apéndice (21.1–24.25)

(i) Hambre y guerras (21.1–22)

(ii) Dos salmos de David (22.1–23.7)

(iii) Los valientes de David (23.8–39)

(iv) Censo y plaga (24.1–25)

II. Fuentes y composición

No puede haber duda alguna de que quien escribió los libros de Samuel hizo uso de algunos documentos primitivos, aunque es imposible determinar cuantos. Ningún hombre vivió durante los tres períodos de Samuel, Saúl y David; y las afirmaciones que contienen la frase “hasta hoy” (p. ej. 1 S. 27.6) sugieren cierto lapso de tiempo antes de los propios días del autor. Por ello se ha tratado de aislar las fuentes de las que tomó su material el autor, intento que ha dado como resultado una cantidad de esquemas diferentes.

Algunos eruditos (notablemente K. Budde y O. Eissfeldt) han opinado que los estratos documentarios que sirvieron de base al *Pentateuco también afloran en Samuel. Pocos estudiosos contemporáneos estarían de acuerdo. Actualmente se tiende a considerar que Samuel es una amalgama de narraciones individuales, unidas por etapas (véase, p. ej., Weiser, Fohrer). El interés principal gira alrededor del intento de aislar las unidades o documentos primitivos. Hace mucho tiempo A. R. S. Kennedy sostuvo (CB, 1904) que el autor de Samuel había utilizado cinco documentos básicos: una historia de los primeros años de Samuel, una historia del arca del pacto, una historia de la monarquía que le daba un tratamiento hostil, y una historia cortesana de David. La tendencia de los eruditos británicos ha sido la de seguir esta hipótesis (p. ej. Anderson, Rowley). Los que mayor apoyo reciben son el segundo y el quinto de los documentos de Kennedy. Hay amplio acuerdo en que como fondo de 1 S. 4.1–7.1 hay un relato del arca, y muchos estudiosos concuerdan también en que 2 S. 9–20, junto con 1 R. 1s, constituye evidentemente una unidad (generalmente conocida como la “Narración de la sucesión”), aunque algunos entendidos recientes ponen en tela de juicio este punto de vista (Delekat, Würthwein). Generalmente se considera que el relato de la sucesión fue compuesto por un testigo presencial, o que por lo menos se escribió tomando como base sus declaraciones. En esta sección faltan los “dobletes”, elemento característico del resto de Samuel; muchos eruditos hacen resaltar la significación de tales “relatos por duplicado” cuando argumentan a favor de una diversidad de fuentes (conflictivas). Se ha llevado demasiado lejos este argumento (véase D. F. Payne, “Duplicate Accounts”, en °NCBR, pp. 284s [en cast. °NCBR]), pero por otro lado puede admitirse que estos dobletes tienden a sugerir fuentes separadas: la historicidad es, o debería ser, algo diferente de la crítica textual. Así, 1 S. 16.14–23 relata la forma en que Saúl conoció a David como músico primeramente; 1 S. 17.55–58 bien podría haberse derivado de una fuente separada que muestra el desafío de Goliat como la circunstancia que dio lugar a que Saúl prestara atención a David por primera vez. De ser así, el compilador del libro utilizó ambas fuentes primitivas, e hizo su propia y clara decisión acerca de cuál fue el acontecimiento más antiguo; la “duplicación” no niega la historicidad de ninguna de las dos narraciones.

No se ha podido aclarar el número y la naturaleza de las fuentes de Samuel, que en consecuencia son objeto de disputa. El mismo autor sin duda alguna hizo su propia contribución, como se ve claramente por las referencias a su propia época (1 S. 27.6) y los comentarios explicativos (1 S. 9.9). Por consenso general, sin embargo, su actividad fue muy discreta; aparte de tales toques de menor envergadura, sólo en 1 S. 7, 12 y 2 S. 7 se cree generalmente que puede verse su mano con alguna claridad. Es digno de tomar en cuenta que en Samuel faltan las claras estructuras editoriales y las fórmulas de *Jueces y *Reyes. Este hecho, entre otros, hace pensar en un origen diferente para Samuel, y se opone a la hipótesis de un relato deuteronómico unificado, Josué-Reyes. Podría ser, sin embargo, que hubo una redacción final, de alcance limitado, cuando Samuel y Reyes fueron unidos en el período del exilio, o poco después.

III. El propósito

Por el hecho de cubrir la era de transición entre una deshilvanada constitución tribal bajo los jueces a una monarquía, los libros de Samuel necesariamente ofrecen una visión del valor de la monarquía, pero diversos pasajes ofrecen impresiones diferentes. 1 S. 8 ofrece una mordaz crítica del reino; en 1 S. 12.19 el pueblo reconoce que ha hecho mal en pedir rey; pero en 1 S. 10.24–27; 11.14s encontramos una visión positiva. Estudios recientes han mostrado una tensión similar dentro del relato de la sucesión: algunos pasajes son favorables a David y Salomón, mientras que otros claramente los critican. A menudo se han utilizado estos puntos de vista diferentes como criterio en cuanto a fuentes e historicidad; pero como Bright y otros han argumentado, no cabe duda de que la tensión es original, cualquiera sea la reconstrucción histórica digna de crédito que se adopte, y el valor de los criterios es dudoso. De cualquier manera, como incorporó material de ambas tendencias, es poco probable que el autor final haya sido pro o antimonárquico. Más bien su actitud fue típicamente profética, por cuanto vio la monarquía como una constitución ordenada por Dios, pero con una perspectiva independiente y objetiva de cada monarca individual. J. A. Soggin está en lo cierto cuando recalca que los intereses primordiales del autor son la elección y el rechazo.

Es importante que no dejemos de lado el motivo biográfico. Hubo un genuino interés en la vida y acciones de los dirigentes israelitas. La convicción de los escritores bíblicos era la de que Dios mismo se había asociado con la historia y gobernaba todo su curso, lo que dio a los libros históricos del AT su calidad y contenido teológicos. La historia con tinte teológico de ninguna manera deja de ser historia.

IV. El Texto

Hay numerosos problemas en el texto heb. (TM) de Samuel, y los comentarios y traducciones a menudo buscan apoyo en la LXX (esp. LXX B y LXX L). Los ms(s). de la LXX no sólo permiten dilucidar muchos vv. en los que el texto heb. es oscuro y problemático, sino que también ofrecen lecturas variantes donde tiene sentido el texto hebreo. La variación más notable se encuentra en 1 S. 17s, donde la LXX B es mucho más breve que el TM (17.12–31 y 17.55–18.5 están totalmente ausentes). (Véase D. F. Payne, °NCBR, pp. 318 [en cast. °NCBR]). Otras dos fuentes de testimonio las tenemos en pasajes paralelos de Crónicas, y fragmentos de copias de Samuel encontradas en Qumrán. Este último material tiende a apoyar a la LXX en los pasajes en que difiere del MT, y recientemente algunas versiones han hecho considerable uso de estos testimonios. Existe amplio consenso en que los testimonios sugieren, no tanto que el texto heb. de Samuel fue pobremente preservado, sino que existieron importantes recensiones del libro.

Bibliografía. L. Alonso Schökel, Samuel, 1973; G. Auzou, La danza ante el arca, 1971; E. H. Maly, El mundo de David y Salomón, 1972; S. Schultz, Habla el Antiguo Testamento, 1976, pp. 115ss; L. Arnaldich, “Samuel, Libros de”, °EBDM, t(t). VI, cols. 453–464; id., “Samuel”, Libros Históricos, 1961.

L. Rost, Die Überlieferung von der Thronnachfolge Davids, 1926; R. A. Carlson, David, the Chosen King, 1964; R. N. Whybrap, The Succession Narrative, 1968; G. Walhs, Geschichte und Überlieferung, 1968, pp. 45–66. Comentarios de H. W. Hertzber, OTL, trad. ing. 1960; W. McKane, TBC, 1963; J. Mauchline, NCB, 1971; H. J. Stoebe, KAT, 1973. Véanse tamb. introducciones corrientes al AT, esp. las de A. Weiser, O. Eissfeldt, R. K. Harrison y J. A. Soggin.

D.F.P.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico