SEDEQUIAS

2Ki 24:17 y le cambió el nombre por el de S
Jer 21:3 y Jeremías les dijo: Diréis así a S
Jer 24:8 como los higos malos .. pondré a S rey
Jer 27:12 hablé también a S .. diciendo: Someted
Jer 32:3 S rey de Judá lo había puesto preso
Jer 34:2 vé y habla a S rey de Judá, y dile: Así
Jer 38:14 después envió el rey S, e hizo traer al


Sedequí­as (heb. Tsidqiyyâh[û], “Yahweh es justicia”, “la justicia es Yahweh” o “justicia de Yahweh”; probablemente sea el nombre que figura en los registros as. como Tsidqaia). 1. Hijo de Quenaana y uno de los 400 profetas que habí­a en la corte del rey Acab. Animó al rey para que marchara contra los sirios con el fin de recuperar Ramot de Galaad, y abofeteó a Micaí­as, el profeta de Jehová, 1066 cuando éste profetizó desgracia (1Ki 22:6, 11-25). 2. Vigésimo y último rey de reino sureño de Judá. Reinó 11( 597-586 a.C.). Su nombre original era Mataní­as, pero el rey Nabucodonosor se lo cambio por el de Sedequí­as cuando lo nombró rey en lugar de su sobrino Joaquí­n (2Ki 24:17; 1Ch 3:15). En 2 Cr 36:9 y 10 se lo llama hermano de Joaquí­n,* en el sentido de “pariente”, ya que la palabra hermano* se usa a veces con ese significado en la Biblia. Su nombramiento como rey, después de la captura de Jerusalén y la deportación de Joaquí­n por parte de Nabucodonosor en el 597 a.C., figura en las tablillas de las Crónicas de Babilonia, recientemente descubiertas, aunque su nombre no aparece en el registro. Sedequí­as era débil de carácter. Aunque de vez en cuando se sentí­a inclinado a seguir a Jeremí­as (Jer 38:14-26), carecí­a de la fortaleza moral necesaria para soportar la presión de la gente. Toleró la contaminación del templo y no contrarrestó las grandes injusticias que se cometí­an en toda la nación (2Ch 36:14; Jer 21:11, 12; 34:8-11). Un fuerte partido antibabilónico ejercí­a mucha presión sobre él para tratar de sacudiese el yugo extranjero, y en Jerusalén también habí­a enviados de las naciones vecinas, quizá con el fin de complotar contra Nabucodonosor (Jer 27:1-22). Sedequí­as trató de hacerles frente por un tiempo. Cierta vez envió emisarios a Babilonia, tal vez para pagar tributo y proporcionar seguridades a Nabucodonosor en cuanto a su lealtad. En el 4o año de su reinado él mismo viajó, quizá con el mismo fin (29:3; 51:59). Es posible, aunque sólo como conjetura, que esta visita haya tenido que ver con la dedicación de la gran imagen erigida en la llanura de Dura (Dan_3). Sedequí­as cedió finalmente a la presión ejercida por los antibabilonios que habí­a entre sus conciudadanos y, en la confianza de que Egipto les ayudarí­a, se rebeló contra Nabucodonosor. El resultado de esta infidelidad fue la invasión de Judá por parte de Nabucodonosor, que terminó con la 3a captura de Jerusalén en 20 años, la total destrucción de la ciudad, el fin del reino de Judá y la deportación de la mayor parte de los habitantes del paí­s (2Ki 24:18-20; 25:1-21; 2Ch 36:13-21). El asedio final comenzó en el 10o dí­a del 10o mes del 9o año de reinado de Sedequí­as (Jer 52:4), muy posiblemente el 15 de enero del 588 a.C. Se lo levantó momentáneamente cuando un ejército egipcio trató de proporcionar alguna ayuda (37:5). Después de un largo sitio, durante el cual prevaleció una hambruna terrible, los babilonios irrumpieron a través de los muros de la ciudad el 9o dí­a del 4o mes del 11o año de Sedequí­as, que era el 19o de Nabucodonosor (52:5, 6; cf v 12), aproximadamente el 19 de julio del 586 a.C. En medio de la confusión que se produjo, Sedequí­as pudo escapar de Jerusalén. Pero los caldeos se enteraron de su huida, lo persiguieron y lo alcanzaron en Jericó. Entonces lo llevaron ante Nabucodonosor, que habí­a instalado su cuartel general en Ribla, en el centro de Siria. Después de dar muerte a sus hijos en su propia presencia, Nabucodonosor mandó que le sacaran los ojos y lo llevaron encadenado a Babilonia, donde permaneció como prisionero hasta el dí­a de su muerte (2Ki 25:1-7; Jer 39:1-7; 52:1-11). 3. Hijo de Jeconí­as, o Joaquí­n (1Ch 3:16). Algunos comentadores creen que la palabra “hijo”* usada aquí­ tiene el sentido de sucesor. 4. Prominente lí­der de la judea postexí­lica que añadió su sello al pacto de Nehemí­as como 1er representante del pueblo ante el gobernador (Neh 10:1). 5. Hijo de Maasí­as; falso profeta que desarrolló sus actividades entre los exiliados en Babilonia. Jeremí­as predijo que Nabucodonosor lo asarí­a (Jer 29:21-23), presumiblemente por considerarlo traidor. 6. Hijo de Ananí­as y prí­ncipe de Judá durante el reinado de Joacim (Jer 36:12).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

(heb., tsidh-qiyahu, el Señor es justo).
1. El lí­der y vocero de los 400 profetas a quienes consultó Acab para saber cómo terminarí­a la expedición que se proponí­a contra Ramot de Galaad (1Ki 22:5-24; 2Ch 18:10).
2. Ultimo rey de Judá, hijo de Josí­as y Hamutal (2Ki 24:18). Se rebeló contra el rey de Babilonia, y como resultado fue tomado por Nabucodonosor y aprisionado. Sus hijos fueron muertos ante sus ojos y sus propios ojos fueron arrancados. Luego fue llevado a Babilonia donde murió (2 Reyes 24; 25). Por su maldad se le permitió reinar sólo 11 años, muchos detalles de los cuales son dados en Jeremí­as 34—37.
3. El hijo de Joaquí­n (1Ch 3:16).
4. Un profeta falso (Jer 29:21-23).
5. Un prí­ncipe de Israel en el reinado de Joaquí­n (Jer 36:12).
6.
Un alto oficial que selló el pacto renovado (Neh 10:1).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(Jahveh es justo).

Último Rey del Reino del Norte, Juda, 2 R.24.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

(Jehová es mi justicia). Nombre de personas del AT.

1. Falso profeta de tiempos del rey †¢Acab. Cuando este rey y Josafat rey de Judá se preparaban para una batalla contra los sirios que ocupaban †¢Ramot de Galaad, S. profetizaba una gran victoria. Consultado †¢Micaí­as, el oráculo divino anunció una derrota. S. †œgolpeó a Micaí­as en la mejilla† y negó que hablara en nombre de Dios, a lo cual el profeta verdadero respondió que S. verí­a la verdad de su anuncio cuando anduviera escondiéndose †œde aposento en aposento† en el dí­a de la derrota (1Re 22:1-25; 2Cr 18:1-24).

. Tercero de los hijos de Josí­as (1Cr 3:15). Fue el último rey de Judá (597-587 a.C.). Ascendió al trono cuando tení­a veintiún años. Su nombre original era Mataní­as, pero †¢Nabucodonosor se lo cambió por S. cuando lo hizo rey en lugar de su sobrino el rey †¢Joaquí­n (2Re 24:17). Heredó un paí­s empobrecido por la guerra, un reino abatido (Eze 17:14). Se le tiene por hombre irresoluto, que no tení­a la capacidad para resolver los problemas y evitar mayores males. Escuchaba la palabra de Jeremí­as, que le aconsejaba no rebelarse contra los caldeos, pero al mismo tiempo temí­a a los pocos prí­ncipes que habí­an quedado con él, hasta llegar a poner al profeta en manos de éstos (Jer 38:5). En realidad, la posición de S. no era fácil, porque el rey legí­timo viví­a en Babilonia e incluso habí­a aquellos que esperaban que retornase al trono (Jer 28:2-4). Representantes de Edom, Moab, Tiro y Sidón celebraron una reunión en Jerusalén con el propósito de ver si podí­an levantarse contra los caldeos, pero Jeremí­as les envió mensajes a sus reyes diciéndoles que no lo hicieran, que no escucharan a los falsos profetas (Jer 27:1-12). No se llevó a cabo ninguna acción en esa oportunidad y S. fue a Babilonia a ratificar su lealtad a Nabucodonosor (Jer 51:59). Pero en el año 589 a.C. †œS. se rebeló contra el rey de Babilonia† (2Re 24:20), †œenviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente† (Eze 17:15), o sea, aliándose con el faraón †¢Hofra (Jer 44:30). Los caldeos sitiaron a Jerusalén. En medio de la lucha S. decidió obedecer el mandamiento que prohibí­a tener a un siervo hebreo por más de siete años y proclamó la libertad a los siervos, lo cual no fue obedecido finalmente por los nobles (Jer 34:8-20).

Hofra mandó un ejército en auxilio de Jerusalén, lo cual causó una retirada momentánea de los caldeos (Jer 37:5), pero éstos volvieron cuando los egipcios retornaron a su paí­s. Los caldeos fueron tomando las ciudades fortificadas de Judá (Jer 34:7). Ante la exhortación de Jeremí­as de que se entregara a los caldeos, S. le dijo que tení­a miedo de los mismos judí­os que se habí­an pasado a los caldeos, que lo podí­an matar (Jer 38:17-24). Finalmente, cuando se abrió †œuna brecha en el muro de la ciudad†, S. huyó hacia Jericó, pero le capturaron, †œle trajeron al rey de Babilonia en Ribla†, degollaron a sus hijos en su presencia, le sacaron los ojos y lo llevaron encadenado a Babilonia, donde murió en la cárcel (2Re 25:4-8; Jer 39:1-8; Jer 52:1-11). Jerusalén fue destruida.

3. Hijo del rey †¢Jeconí­as (Joaquí­n, Coní­as) (1Cr 3:16).

. Personaje que aparece firmando el †¢Pacto de Nehemí­as (Neh 10:1).

. Uno de los profetas falsos que anunciaban paz a los habitantes de Jerusalén en los dí­as de Jeremí­as. S. viví­a †œhaciendo maldad† y cometiendo adulterio. Jeremí­as profetizó que el rey de Babilonia lo asarí­a al fuego (Jer 29:21-22).

. Funcionario del rey †¢Joacim que escuchó junto con otros las palabras de †¢Micaí­as sobre el rollo con las palabras de Jeremí­as, mandaron a buscar a Baruc y luego llevaron el asunto al rey (Jer 36:11-21).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG PROF REYE HOMB HOAT

vet, = “justicia de Jehová”. (a) Hijo de Quenaana. Junto con otros falsos profetas, alentó a Acab a que atacara Ramot de Galaad. Sedequí­as abofeteó a Miqueas que, en nombre de Jehová, habí­a profetizado la derrota de Acab. Miqueas anunció el castigo que caerí­a sobre Sedequí­as (1 R. 22:11-25). (b) Profeta mentiroso e inmoral, hijo de Maasí­as. Jeremí­as predijo que Nabucodonosor harí­a asarlo vivo (Jer. 29:21-23). (c) Nombre dado por Nabucodonosor a Mataní­as, hijo de Josí­as, a quien puso sobre el trono de Judá. Reinó once años (598-587 a.C.), y fue el último rey de Judá. Su reinado estuvo marcado por el mal. No se humilló ante la palabra de Dios por medio del profeta Jeremí­as, y profanó el nombre de Jehová al quebrantar el juramento dado al rey de Babilonia. Los principales sacerdotes y el pueblo viví­an también en gran impiedad. Al rebelarse Sedequí­as contra Nabucodonosor, se alió con Egipto (cfr. Ez. 17:3-20). Egipto fue derrotado, y Nabucodonosor puso sitio a Jerusalén. Sedequí­as fue advertido muchas veces por Jeremí­as en contra del curso de acción que habí­a adoptado; debí­a someterse a Babilonia. Por esta razón, Jeremí­as fue duramente perseguido por los prí­ncipes de Judá. Cuando finalmente la ciudad fue tomada, Sedequí­as intentó escapar con sus esposas e hijos, pero fue capturado. Se habí­an dado dos notables profecí­as acerca de él: una, que Sedequí­as hablarí­a con el rey de Babilonia, y “sus ojos verán sus ojos” (Jer. 32:4), y la otra: “Haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá, y allá morirá” (Ez. 12:13). Su cumplimiento fue que Sedequí­as fue llevado ante Nabucodonosor en Ribla, donde sus hijos fueron muertos ante su presencia; después le sacaron a él los ojos; a continuación fue llevado a Babilonia cargado de cadenas, y encarcelado hasta su muerte (2 R. 24:17, 20; 25:2, 7; 1 Cr. 3:15; 2 Cr. 36:10, 11; Jer. 1:3; 21:1-7; 24:8; 27:3, 12; 28:1; 29:3; 32:1-5; 34:2-21; 37-39; 44:30; 49:34; 51:59; 52:1-11).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(Jehová Es Justicia).

1. †œHijo de Kenaanᆝ; falso profeta que aseguró al rey Acab que arrebatarí­a Ramot-galaad a los sirios. Para ejemplificar que Acab empujarí­a a los sirios hasta exterminarlos, Sedequí­as †œse hizo unos cuernos de hierro†. Más tarde, cuando el profeta verdadero Micaya predijo calamidad para Acab, Sedequí­as le dio un golpe en la mejilla. (1Re 22:11, 23, 24; 2Cr 18:10, 22, 23.)

2. Prí­ncipe que vivió en los dí­as del rey Jehoiaquim. (Jer 36:12.)

3. †œHijo de Maaseya†; profeta adúltero y mentiroso que estaba entre los exiliados en Babilonia. Jeremí­as, el profeta de Jehová, predijo que el rey Nabucodonosor les asarí­a a él y a su compañero Acab. (Jer 29:21-23.)

4. Hijo de Josí­as y de su esposa Hamutal; el último rey judaí­ta que reinó en Jerusalén. El rey babilonio Nabucodonosor lo hizo su rey vasallo y le cambió el nombre de Mataní­as a Sedequí­as. Durante los once años de su reinado, †œcontinuó haciendo lo que era malo a los ojos de Jehovᆝ. (2Re 24:17-19; 2Cr 36:10-12; Jer 37:1; 52:1, 2.)
En 1 Crónicas 3:15 se dice que Sedequí­as era el †˜tercer†™ hijo de Josí­as. Aunque en realidad era el cuarto hijo por orden de nacimiento (compárese con 2Re 23:30, 31; 24:18; Jer 22:11), es posible que en ese texto se le haya colocado delante de su hermano Salum (Jehoacaz) debido a que gobernó mucho más tiempo.
Cuando su padre, el rey Josí­as, fue herido de muerte mientras intentaba hacer retroceder a las fuerzas egipcias mandadas por el faraón Nekoh en Meguidó (c. 629 a. E.C.), Sedequí­as tení­a unos nueve años de edad y su sobrino, Joaquí­n, unos seis. Luego el pueblo hizo rey al hermano carnal de Sedequí­as, Jehoacaz, que tení­a veintitrés años. La gobernación de Jehoacaz solo duró tres meses, puesto que el faraón Nekoh lo destronó y lo reemplazó por Eliaquim (con el sobrenombre de Jehoiaquim), que tení­a veinticinco años de edad y era medio hermano de Jehoacaz y Sedequí­as. Una vez que murió Jehoiaquim, Joaquí­n, su hijo, empezó a reinar. Parece que en ese tiempo los ejércitos babilonios bajo el rey Nabucodonosor sitiaban Jerusalén. Después de haber reinado durante tres meses y diez dí­as, Joaquí­n se rindió ante el rey de Babilonia (617 a. E.C.). (2Re 23:29–24:12; 2Cr 35:20–36:10.)

Primeros años de reinado. Entonces Nabucodonosor colocó a Sedequí­as sobre el trono de Jerusalén y le hizo jurar en el nombre de Jehová. Con este juramento se comprometió a ser un rey vasallo leal. (2Cr 36:10, 11; Eze 17:12-14; compárese con 2Cr 36:13.)
Parece ser que al principio del reinado de Sedequí­as llegaron mensajeros de Edom, Moab, Ammón, Tiro y Sidón, posiblemente con la intención de hacer que Sedequí­as se uniese a ellos en una coalición para luchar contra el rey Nabucodonosor. (Jer 27:1-3; el que el vs. 1 diga Jehoiaquim en vez de Sedequí­as puede deberse a un error de transcripción; véase nota.) Las Escrituras no revelan exactamente lo que los mensajeros consiguieron. Es posible que su misión no tuviera éxito, pues Jeremí­as instó a Sedequí­as y a sus súbditos a permanecer sumisos al rey de Babilonia, y también presentó barras de yugo a los mensajeros para simbolizar que las naciones de las que procedí­an también deberí­an someterse a Nabucodonosor. (Jer 27:2-22.)
Al principio de su reinado, Sedequí­as envió a Babilonia (por alguna razón que no se especifica en la Biblia) a Elasá y a Guemarí­as. Si este incidente aparece en orden cronológico, debió ocurrir en el cuarto año de su mandato. (Jer 28:1, 16, 17; 29:1-3.)
Sedequí­as fue en persona a Babilonia en el cuarto año de su reinado. Probablemente lo hizo para presentar un tributo y así­ reafirmar a Nabucodonosor su lealtad como rey vasallo. En esta ocasión lo acompañó su comisario ordenador, Seraya, a quien el profeta Jeremí­as habí­a confiado un rollo en el que se declaraba el juicio de Jehová contra Babilonia. (Jer 51:59-64.)
Aproximadamente un año más tarde, Ezequiel empezó a profetizar entre los judí­os exiliados en Babilonia. (Eze 1:1-3; compárese con 2Re 24:12, 17.) En el sexto mes del sexto año de reinar Sedequí­as (612 a. E.C.), Ezequiel tuvo una visión que reveló las prácticas idolátricas que se llevaban a cabo en Jerusalén, entre las que se contaban la adoración al dios Tamuz y al Sol. (Eze 8:1-17.)

Se rebela contra Nabucodonosor. Aproximadamente tres años más tarde (c. 609 a. E.C.), Sedequí­as se rebeló contra Nabucodonosor y recurrió a Egipto en busca de ayuda militar, en contra de la palabra de Jehová dada por medio de Jeremí­as y del juramento que el propio rey habí­a hecho en el nombre de Jehová. (2Re 24:20; 2Cr 36:13; Jer 52:3; Eze 17:15.) Debido a esto, los ejércitos babilonios comandados por Nabucodonosor marcharon contra Jerusalén. El sitio de la ciudad empezó †œen el año noveno, en el décimo mes, el dí­a diez del mes†. (Eze 24:1-6.)
Puede que haya sido al comienzo de este sitio cuando Sedequí­as envió a †œPasjur hijo de Malkí­as y a Sofoní­as hijo de Maaseya, el sacerdote†, para que compareciesen ante Jeremí­as con el fin de que este inquiriese de Jehová en cuanto a si Nabucodonosor se retirarí­a de Jerusalén. La palabra que Jehová dio por medio de Jeremí­as fue que la ciudad y sus habitantes experimentarí­an calamidad a manos de los babilonios. (Jer 21:1-10.) Parece ser que después de esto Jeremí­as fue a ver a Sedequí­as por dirección divina para notificarle que Jerusalén serí­a destruida y que el rey serí­a llevado a Babilonia, donde morirí­a en paz. (Jer 34:1-7.)
En la sitiada Jerusalén, Sedequí­as y sus prí­ncipes vieron prudente hacer algo para cumplir con la ley de Jehová y ganar su favor. Aunque no era el año de Jubileo, celebraron un pacto a fin de libertar a sus esclavos hebreos de la servidumbre. Sin embargo, luego quebrantaron este pacto al volver a esclavizar a los que habí­an dejado en libertad. (Jer 34:8-22.) Parece ser que esto ocurrió cuando llegó de Egipto una fuerza militar para defender Jerusalén, lo que hizo que los babilonios levantasen temporalmente el sitio para enfrentarse a la amenaza egipcia. (Jer 37:5.) Quizás creyendo que los babilonios serí­an derrotados y que no podrí­an reemprender el sitio, los que habí­an dejado en libertad a hebreos esclavizados pensaron que el peligro habí­a terminado, por lo que volvieron a someterlos a esclavitud.
En ese tiempo Sedequí­as envió a †œJehucal hijo de Selemí­as y a Sofoní­as hijo de Maaseya el sacerdote a Jeremí­as†, para pedirle que orara a Jehová en favor del pueblo, al parecer, con el fin de que no aconteciera la predicha destrucción de Jerusalén. Pero la respuesta de Jehová, transmitida mediante Jeremí­as, mostró que el juicio divino era inamovible, y que los caldeos regresarí­an y destruirí­an Jerusalén. (Jer 37:3-10.)
Más tarde Jeremí­as decidió abandonar Jerusalén para ir a Benjamí­n, pero le prendieron en la Puerta de Benjamí­n acusado falsamente de que se estaba pasando a los caldeos. A pesar de que Jeremí­as negó la acusación, Iriya, el oficial que tení­a la superintendencia, no le escuchó y lo llevó ante los prí­ncipes. Como consecuencia, lo encarcelaron en la casa de Jehonatán. Pasado bastante tiempo los babilonios reanudaron el asedio de Jerusalén, Sedequí­as envió a buscar a Jeremí­as. El rey le preguntó por la palabra de Jehová, a lo que el profeta respondió que caerí­a en manos del rey de Babilonia, y le rogó que no lo volviera a enviar a la casa de Jehonatán. Sedequí­as accedió a su petición y lo puso bajo custodia en el Patio de la Guardia. (Jer 37:11-21; 32:1-5.)
Sedequí­as era un gobernante muy débil, como se desprende del hecho de que cuando más tarde los prí­ncipes le solicitaron que diese muerte a Jeremí­as porque supuestamente debilitaba la moral del pueblo sitiado, Sedequí­as dijo: †œÂ¡Miren! Está en la mano de ustedes. Porque no hay absolutamente nada en que el rey mismo pueda prevalecer contra ustedes†. Sin embargo, después accedió a la solicitud de Ebed-mélec de rescatar a Jeremí­as e hizo que llevase consigo 30 hombres para ayudarle. Luego Sedequí­as volvió a tener una audiencia privada con Jeremí­as. Le aseguró al profeta que no lo matarí­a ni lo entregarí­a en manos de los que intentaban darle muerte. Pero temí­a represalias de los judí­os que se habí­an pasado a los caldeos, por lo que no obedeció el consejo inspirado de Jeremí­as de rendirse ante los prí­ncipes de Babilonia. Manifestando de nuevo su temor, le solicitó a Jeremí­as que no revelase a los suspicaces prí­ncipes el tema que habí­an tratado en privado. (Jer 38:1-28.)

Caí­da de Jerusalén. Finalmente (607 a. E.C.), en †œel año undécimo de Sedequí­as, en el mes cuarto, el dí­a nueve del mes†, se abrió una brecha en los muros de Jerusalén. Sedequí­as y los hombres de guerra huyeron durante la noche, pero fueron alcanzados en las llanuras desérticas de Jericó y Sedequí­as fue llevado ante Nabucodonosor, en Riblá. Los hijos de Sedequí­as fueron ejecutados delante de sus ojos. Puesto que entonces Sedequí­as no tení­a más que treinta y dos años, los muchachos no podí­an haber tenido muchos años. Después de haber sido testigo de la muerte de sus hijos, Sedequí­as fue cegado, atado con grilletes de cobre y llevado a Babilonia, donde murió en la casa de custodia. (2Re 25:2-7; Jer 39:2-7; 44:30; 52:6-11; compárese con Jer 24:8-10; Eze 12:11-16; 21:25-27.)

5. Hijo de Jeconí­as (Joaquí­n). No parece que fuera uno de los siete que le nacieron cuando era prisionero en Babilonia. (1Cr 3:16-18.)

6. Sacerdote o antepasado de uno que autenticó con su sello el †œarreglo fidedigno† que se hizo durante la gobernación de Nehemí­as. (Ne 9:38; 10:1, 8.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

(heb. ṣiḏqiyyāhûṣiḏqiyyâ, sólo en 1 R. 22.11; Jer. 27.12; 28.1; 29.3—“Yahvéh es (mi) justicia”). 1. Uno de los 400 profetas de la corte bajo *Acab que mintieron cuando profetizaron su victoria sobre Siria (1 R. 22.1–12; 2 Cr. 18.1–11). Cuando Micaías reveló la verdad, Sedequías lo llamó mentiroso simbólicamente al golpearlo en la mejilla (1 R. 22.13–28; 2 Cr. 18.12–27).

2. Profeta falso entre los exiliados en Babilonia cuya muerte a manos de Nabucodonosor predijo Jeremías (Jer. 29.21–23).

3. Príncipe de Judá que escuchó la lectura del rollo de Jeremías durante el reinado de Joacim (Jer. 36.11–13).

4. Último rey de Judá, que ocupa el 21º lugar en la lista (ca. 597–587 a.C). Tercer hijo de Josfas (1 Cr. 3.15), fue colocado en el trono por Nabucodonosor en lugar de *Joaquín, su sobrino. Se le cambió el nombre por el de *Matanías, lo cual evidencia su vasallaje con respecto a Babilonia (2 R. 24.17). Subió al trono a la edad de 21 años, y reinó once (v. 18; 2 Cr. 36.11).

Por cuanto los ciudadanos principales habían sido deportados con Joaquín (2 R. 24.14–16), Sedequías quedó con los indeseables, cuyo consejo, que no pudo rehusar, finalmente llevó al castigo de Yahvéh (Jer. 24.8–9; 29.16–19; Ez. 11.14–21). Una rebelión en Babilonia ca. 594 a.C. (A. K. Grayson, Assyrian and Babylonian Chronicles, 1975, pp. 102, Ez. 11.21–24) ofreció a los vasallos occidentales la oportunidad para conspirar con el objeto de zafarse del yugo acudiendo a Judá, donde había evidencias de una facción antibabilónica (Jer. 28.1–10), en busca de apoyo (27.3). Jeremías vio el señorío babilónico como algo ordenado divinamente (Jer. 27; cf. 28.12–14). Sedequías fue a Babilonia en el 593 a.C., posiblemente para aquietar las sospechas relativas a su participación en el complot (Jer. 51.59).

Sedequías terminó por rebelarse (2 R. 24.20), quebrantando un pacto con Babilonia (Ez. 17.12–13). Es posible que esto tuviera relación con el arribo del faraón Hofra (Apries; Jer. 44.30), cuya ayuda, como lo indica la carta 3 de Laquis, puede haber sido buscada por Judá (DOTT, pp. 214). En 588 a.C. Nabucodonosor invadió Judá con su ejército y puso sitio a Jerusalén. El sitio fue levantado por un tiempo para hacer frente a los egipcios que se acercaban (Jer. 37.5), pero, como predijo Jeremías (vv. 6–10; 34.21–22), luego fue reiniciado. Cuando el hambre dentro de la ciudad alcanzó su punto máximo, en julio del 586 a.C., el muro fue perforado y la ciudad cayó (2 R. 25.3–4; Jer. 52.6–7). El templo fue saqueado y quemado y el pueblo llevado al exilio (2 R. 25.17–20). Sedequías huyó hacia el Jordán, donde fue capturado y llevado al cuartel de Nabucodonosor en Ribla. Allí sus hijos fueron ejecutados en su presencia. Luego le sacaron los ojos y lo llevaron a Babilonia (2 R. 25.4–7; Jer. 52.7–11).

D.W.B.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico