SERAFINES

del hebreo saraf, ardientes. Seres celestiales alados mencionados en las Escrituras únicamente en la visión cuando Isaí­as fue llamado por Dios a profetizar. Isaí­as vio al Señor sentado en el trono, encima de él vio unos s. erguidos. Estos tení­an tres pares de alas, con uno de ellos se cubrí­an el rostro, por el temor de ver a Dios; con el segundo cubrí­an sus cuerpos y con el tercero, volaban. Los s. alababan la gloria de Dios, gritándose el uno al otro: †œSanto, santo, santo, Yahvéh Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria†. Era tan fuerte la voz de los s. que se conmovieron los quicios y dinteles del Templo. Isaí­as se declaró un hombre de labios impuros e indigno ante la santidad de Dios; pero uno de los s. tomó con las tenazas una brasa del altar, voló hacia Isaí­as y le tocó con ella, fuego purificador, los labios, y le dijo: †œHe aquí­ que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado†, Is 6. La tradición, al igual que los querubines del Arca, les dio el nombre de ángeles, que forman parte del coro celestial.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Se les llama †œseres como de fuego† (DHH), serafines (RVA, RVR-1960, BJ, NC, VM-1893, -im es el sufijo plural heb.). Eran seres celestiales a quienes Isaí­as, cuando fue llamado al ministerio profético, vio delante del entronizado Señor (Isa 6:2-3, Isa 6:6-7). Esta es la única mención de estas criaturas en la Biblia.

La palabra seraphim significa †œlos que arden† o †œlos ardientes†. La misma palabra se usa para describir las serpientes en el desierto (Num 21:6, Num 21:8; comparar Deu 8:15; Isa 14:29; Isa 30:6). Ellos pertenecen a un orden de seres sobrenaturales que atienden al trono de Dios. Isaí­as los describe como estando erguidos con tres pares de alas y manos, rostros y voces humanos. Ver FUEGO.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(quemar, arder).

Fueron dSeres celestiales que vio Isaias en pie ante el Senor, Isa 6:2, Isa 6:6 : Ver “íngeles”.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

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Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

(-> serpiente). Conforme a la visión de Isaí­as, junto al trono de Dios “habí­a unos serafines. Cada uno tení­a seis alas; con dos cubrí­an sus rostros, con dos cubrí­an sus pies y con dos volaban. El uno proclamaba al otro diciendo: ¡Santo, santo, santo, Señor de los Ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!” (Is 6,2-3). Estos s†™eraphim, serpientes voladoras de fuego, se mantienen erguidas, a los lados de Dios, como signo paradójico y grandioso de poder. Forman su corte (cf. Sal 7,8; 82,1; Zac 1,11-14), son señal de su misterio. Estos son sus rasgos: son serpientes, pertenecen al mundo inferior, están como brotando de la misma entraña de la tierra; son voladoras, se alejan del suelo y dominan con sus alas los espacios inmensos de los cielos; son fuego, arden sin acabar de consumirse. (En la zarza de fuego encontró Moisés a Dios: cf. Ex 3,2). Vuelan y adoran, en gesto de respeto y suma libertad. Cubren el rostro para no ver al inviable, tapan “los pies” (sí­mbolo sexual), para no exponer sus vergüenzas a la luz del misterio. De esa forma adoran, con el mismo gesto de sus alas cubridoras y, al mismo tiempo, vuelan: se mantienen erguidos ante el misterio. Claman o cantan: elevan su voz, se responden, en canto antifonal, gritando la palabra de la confesión sagrada: ¡Santo! Serpientes quemantes/voladoras, convertidas en voz de adoración, eso son los serafines.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

Espí­ritus que se hallan alrededor del trono de Jehová en los cielos. (Isa 6:2, 6.) La palabra hebrea sera·fí­m es un nombre plural que se deriva del verbo sa·ráf, que significa †œquemar; arder†. (Le 4:12.) De ahí­ que el término hebreo sera·fí­m signifique literalmente †œardientes†. Cuando en otros lugares esta palabra, ya sea en singular o plural, se refiere a criaturas terrestres, su significado es †œvenenosa†, †œabrasadora (que causa inflamación)† y †œculebra abrasadora†. (Nú 21:6, 8, notas.)
El profeta Isaí­as nos cuenta su visión con las siguientes palabras: †œEn el año que murió el rey Uzí­as, yo, sin embargo, conseguí­ ver a Jehová, sentado en un trono excelso y elevado, y sus faldas llenaban el templo. Habí­a serafines de pie por encima de él. Cada uno tení­a seis alas. Con dos se cubrí­a el rostro, y con dos se cubrí­a los pies, y con dos volaba de acá para allá. Y este clamó a aquel y dijo: †˜Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos. La plenitud de toda la tierra es su gloria†™. […] Y procedí­ a decir: †˜Â¡Ay de mí­! ¡Pues puedo darme como reducido a silencio, porque hombre inmundo de labios soy, y en medio de un pueblo inmundo de labios moro; pues mis ojos han visto al mismo Rey, Jehová de los ejércitos!†™. Ante eso, uno de los serafines voló a donde mí­, y en su mano habí­a una brasa relumbrante que él habí­a tomado con tenazas del altar. Y él procedió a tocarme la boca y a decir: †˜Â¡Mira! Esto ha tocado tus labios, y tu error se ha ido y tu pecado mismo queda expiado†™†. (Isa 6:1-7.)
No se da ninguna descripción de la Persona Divina. Sin embargo, se dice que las faldas de su vestidura majestuosa llenaban el templo y no dejaban lugar para que alguien estuviese de pie. Su trono no descansaba sobre el suelo, sino que, además de ser †œexcelso†, era †œelevado†. El que los serafines estuvieran †œde pie† puede significar †œsuspendidos† en el aire por medio de uno de sus pares de alas, tal como la nube estaba parada o suspendida junto a la entrada de la tienda de Jehová en el desierto. (Dt 31:15.) El profesor Franz Delitzsch comenta en cuanto a la posición de los serafines: †œLos serafines en realidad no destacarí­an sobre la cabeza del que estaba sentado sobre el trono, sino que estarí­an suspendidos por encima de la túnica que le pertenecí­a a El y con la que estaba lleno el salón†. (Commentary on the Old Testament, 1973, vol. 7, parte 1, pág. 191.) En lugar de decir que †œhabí­a serafines de pie por encima de él†, la Vulgata lee que estaban de pie por encima de †œello†.

De alto rango. Estas poderosas criaturas celestiales son ángeles que ocupan una posición muy elevada en la organización de Dios, pues se les muestra al servicio del trono de Dios. Los querubines de la visión de Ezequiel correspondí­an a corredores que acompañaban el carro celestial de Dios. (Eze 10:9-13.) Esta idea de posiciones de rango o autoridad en los cielos está en armoní­a con Colosenses 1:16, donde se habla de las cosas que están †œen los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles, no importa que sean tronos, o señorí­os, o gobiernos, o autoridades†.

Su función y responsabilidad. No se menciona la cantidad de serafines, pero se dice que estaban clamando uno al otro, lo que permite entender que se hallaban a cada lado del trono declarando la santidad y la gloria de Jehová en canción antifonal, es decir, uno (o un grupo) repetí­a después del otro la declaración: †œSanto, santo, santo es Jehová de los ejércitos. La plenitud de toda la tierra es su gloria†, o respondí­a con una parte de ella al otro. (Compárese con la lectura de la Ley y la respuesta del pueblo, en Dt 27:11-26.) Con humildad y modestia ante la presencia del Supremo, cubrí­an sus rostros con uno de sus tres pares de alas, y como estaban en un lugar santo, cubrí­an sus pies con otro par en debido respeto al Rey celestial. (Isa 6:2, 3.)
El clamor de los serafines con respecto a la santidad de Dios muestra que tienen que ver con la declaración de su santidad y el reconocimiento de su gloria por todo el universo, lo que abarca la Tierra. Uno de los serafines tocó los labios de Isaí­as con una brasa relumbrante del altar para limpiar su pecado y su error. Tal acción puede darnos un indicio de que su trabajo está relacionado en cierta medida con la limpieza del pecado del pueblo de Dios, en virtud del sacrificio de Jesucristo sobre el altar de Dios. (Isa 6:3, 6, 7.)

Su forma en las visiones. La descripción de los serafines con pies, alas, etc., debe entenderse de manera simbólica. Su semejanza a la forma de criaturas terrestres solo representa algunas de sus aptitudes o de las funciones que realizan, tal como a menudo Dios habla simbólicamente de sí­ mismo como si tuviera ojos, oí­dos y otros rasgos humanos. El apóstol Juan muestra que ningún hombre conoce la forma de Dios al decir: †œAmados, ahora somos hijos de Dios, pero todaví­a no se ha manifestado lo que seremos. Sí­ sabemos que cuando él sea manifestado seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es†. (1Jn 3:2.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

La única mención de estos seres celestiales en la Escritura se encuentra en una de las primeras visiones de Isaías (Is. 6). Los serafines (el plural heb. es “serafim”, de modo que en castellano al plural hebreo se le ha agregado el plural español) se asociaban con los *querubines y los ofanines en la tarea de guardar el trono divino. Los seres celestiales que vio Isaías tenían forma humana, pero estaban dotados de seis alas: un par para cubrirse el rostro, otro para ocultar los pies, y un tercer par para volar. Estos serafines estaban por encima del trono de Dios, y aparentemente guiaban la adoración divina. Uno de ellos cantaba un refrán que registra Isaías: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.”

Tanta fuerza tenía este acto de adoración que se estremecieron los quiciales del templo y el lugar santo se llenó de humo. El profeta se humilló ante Dios y confesó su iniquidad. Entonces uno de los serafines voló hacia él y con un carbón encendido que había tomado del altar, y como acto de purificación anunció al profeta que había sido perdonado su pecado y quitada su culpa.

Parecería que para Isaías los serafines eran seres angélicos que tenían la responsabilidad de ciertas funciones de guardia y adoración. No obstante, parecen haber sido seres claramente morales, no simples proyecciones de la imaginación o personificación de animales. Empleaban sus cualidades morales exclusivamente para el servicio de Dios, y ocupaban una posición tal que gozaban del privilegio de llevar a cabo un ministerio expiatorio, mientras al mismo tiempo ensalzaban el carácter y ético y moral de Dios.

El origen y significado del término heb. es incierto. El śāraf de Nm. 21.6; Dt. 8.15 era una serpiente venenosa que mordió a los israelitas en el desierto, mientras que Is. 14.29; 30.6 se refiere a un reptil que había popularizado la tradición del pueblo (véase D. J. Wiseman, TynB 23, 1972, pp. 108–110). Si el sustantivo se deriva del heb. śāraf, ‘quemar completamente’, los serafines podrían ser agentes de purificación por medio del fuego, como indica Is. 6. No se puede derivar de śāraf el significado de “seres brillantes y relucientes”.

En la escultura encontrada en Tell Halaf (* Gozán) puede verse una criatura con cuerpo humano, dos alas sobre los hombros y cuatro por debajo de la cintura (ANEP, Nº 655). Se cree que data de ca. 800 a.C. Para otras representaciones antiguas, véase * Querubines.

Bibliografía. M. García Cordero, Problemática de la Biblia, 1971, pp. 379–391; B. Graham, Los ángeles, 1976; L. C. Miller, Todo sobre los ángeles, 1974.

J. Strachan en HDB; H. S. Nash en SHERK (s.v. “angel”); J. de Savignac, VT 22, 1972, pp. 320–325; H. Heppe, Reformed Dogmatics, trad. ing. 1950, pp. 210ss.

R.K.H., A.R.M.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico