SERGIO PAULO

Act 13:7-12.


Sergio Paulo (gr. Sérguios Páulos). Procónsul de Chipre en ocasión del 1er viaje misionero de Pablo (c 45-47 d.C.). Este le presentó el evangelio, pero Elimas, un mago, se le opuso. La notable manifestación del desagrado divino que recayó sobre Elimas convenció al gobernador, y “creyó” (Act 13:7-12). El nombre 1083 Sergio aparece mencionado por Plinio, y una inscripción latina menciona un L. Sergio Paulo que Mommsen identifica con el gobernador del cp 13. Sobre esta base, su desempeño del cargo ha sido fechado en el 46/47 ó 49/50 d.C. Una inscripción descubierta en Soloi menciona a un “Paulo procónsul”. Bib.: P-NH ii.90.97, 112; CIL VI:31, 545. Sermón del Monte, El. Uno de los discursos más importantes de nuestro Señor, dado en las laderas de una colina de Galilea, mediante el cual resumió la naturaleza, el propósito y los principios del reino de la gracia divina que habí­a venido a establecer (Mat_5-7). Jesús acababa de terminar su la gira de evangelización por las ciudades y las aldeas de Galilea para anunciarlo (4:23), y habí­a nombrado a los Doce para que fueran sus apóstoles (Mar 3:13-19; Luk 6:12-16). Este sermón era para ellos en particular, pero también estaban presentes muchos otros seguidores y oyentes de Cristo. El Sermón del Monte se puede considerar el discurso inaugural de nuestro Señor como dirigente del reino de la gracia divina, o como su constitución. Presenta los requisitos para entrar en él, el carácter que se espera que tengan sus ciudadanos, y sus privilegios y responsabilidades en una forma más abarcante que en cualquier otra ocasión registrada. Es una definición de la clase de vida que se debe vivir en la nueva sociedad espiritual que Jesús vino a establecer. Los principios expuestos abarcan toda la gama de deberes del hombre hacia Dios y hacia sus semejantes. En este sermón, el Señor cita a menudo “la ley y los profetas” (Mat 5:17-22, 27, 38; cf Exo 21:24; etc.); de este modo, enriquece la comprensión espiritual de sus oyentes y aplica en forma práctica los principios del AT a su reino de justicia. La verdadera religión, afirma, controla los motivos y las actitudes, como asimismo las palabras y los hechos que se derivan de ellos, puesto que es posible tener la forma de la religión y la apariencia del recto vivir sin que el corazón y la vida estén sinceramente dedicados a Dios, o sin tener un verdadero y cordial interés en el prójimo. Mat_5 presenta el carácter motivado por el amor al prójimo como el objetivo final de la ciudadaní­a en el reino, y alcanza su culminación mediante una invitación a ser “perfectos”, así­ como Dios es perfecto (v 48). El cp 6 se refiere a los incentivos para la vida recta, y se cierra con un desafí­o a hacer del reino de los cielos el supremo blanco de la vida. El cp 7 se dedica a ciertos privilegios y responsabilidades especí­ficos del cristiano, y termina con un llamamiento a una acción decisiva para lograrlos y cumplirlas (vs 24-27). El sermón comienza con una explicación gentil acerca de cómo se puede llegar a ser ciudadano del reino (cp 5:3-12), y lo define como un representante viviente de sus principios (vs 13-16). En qué consisten esos principios se discute con más detalle en los vs 17-48. Nuestro Señor continúa entonces subrayando la importancia de los correctos motivos que conforman el culto, el servicio y las relaciones humanas (6:1-18), y pone énfasis en una completa confianza en la bondad de Dios con respecto a las necesidades de esta vida (vs 19-34). Nuestras relaciones mutuas deben ser un ejemplo viviente de la regla de oro (7:1-12). La estricta obediencia y el dominio propio son la prueba del discipulado (vs 13-23). En su cierre Jesús extiende una urgente invitación a sus oyentes a poner en práctica en su vida diaria estos principios (vs 24-27). Serpiente. Este artí­culo incluye las culebras (reptiles ofidios, en especial los de pequeño y mediano tamaños), las serpientes (ofidios de gran tamaño) y las ví­boras (serpientes venenosas). En Palestina existen unas 35 clases de ofidios (desgraciadamente, ninguna se puede identificar con certeza); unas 20 son sumamente venenosas. Para referirse a ellas la Biblia emplea 10 términos hebreos y 4 griegos (tanto genéricos como especí­ficos): 1. Heb. nâjâsh (LXX ófis, drákí‡n), término genérico usado con frecuencia. Cuando se refiere a un reptil, la RVR siempre traduce “serpiente”. 2. Heb. tannîn, que también se vierte, en sentido general, con el mismo significado (Exo 7:9, 10, 12, BJ; Deu 32:33; Psa 91:13, DHH). No se debe confundir este término hebreo, que puede significar “monstruo marino” o “serpiente”, con tannim, “chacal” o “lobo”. Algunos eruditos hacen notar esta confusión en el texto original (cf Lam 4:3). 3. Heb. pethen (LXX aspí­s, basilí­skos, éjis, drákí‡n), traducido por “áspid” (Deu 32:33; Job 20:14, 16; Psa 58:4; 91:13; Isa 11:8); se trata de una serpiente venenosa de fiero aspecto, tal vez la cobra, de la cual existen varias clases en Palestina (Naja haje es la más conocida). 4. Heb. shefîfôn (LXX egkathemenos), usado para “ví­bora” en la RVR (Gen 49:17); generalmente se cree que se refiere a una serpiente con cuernos. 5. Heb. akshûb (LXX aspí­s), que la DHH emplea para “ví­bora”, aparentemente con cuernos (Psa 140:3). Algunos comentadores sostienen que el término hebreo también puede significar “araña”.* 6. Heb. tsefa y tsif’ônî, 2 palabras traducidas por “áspid” en la RVR, y por “cobra” y “ví­bora” 1084 en la DHH (Pro 23:32; Isa 11:8; 14:29; 59:5, Jer 8:17); es el nombre de cierta clase venenosa (podrí­a ser la cobra; de lo contrario se proponen la Daboia xanthina y la Ailurophis vivax). 7. Heb. ‘efeh (LXX aspí­des, basilí­skos), vertido como “áspides” (RVR) y “serpiente” (DHH); otra venenosa no identificada. Se la encontraba en el sur (ls. 30:6), era mortal (Job. 20:16) y era un reptil que nací­a de huevos (ls. 59:5). Según Bodenheimer serí­a una ví­bora ponzoñosa muy común en las planicies de Jericó. 8. Heb. sârâf (LXX ófis), que en una expresión combinada, sârâf meôfêf, se traduce por “serpiente voladora” (Isa 14:29; 30:6); asimismo la combinación nâjâsh sârâf, “serpientes ardientes”, en Num 21:6 y Deu 8:15, pero no se sabe a ciencia cierta de qué clase se trata. Además, una forma del verbo heb. 5âjal (“arrastrarse [reptar]”), vertida como “veneno de serpientes” (RVR) y “serpientes venenosas” (DHH), se refiere al mismo ofidio. 9. Heb. 5ôjeleth (1Ki 1:9). Eben ha-zôjeleth, “peña de Zohelet” (RVR; “Piedra de la Culebra”, NBE) es el nombre de un lugar en las inmediaciones de Jerusalén. Lo de serpiente, ví­bora o culebra serí­a por derivar el término hebreo de la raí­z 5jl (cf Deu 32:24; Mic :17). 10. Heb. liwyâthân (ls. 27:1; etc.). 11. Gr. ófis, la palabra más comúnmente usada por la RVR para serpiente. Aparece 14 veces (Mat 7:10; Joh 3:14; Rev 12:9; etc.). 12. Gr. éjidna, posiblemente la ví­bora común. Cristo dijo que los dirigentes judí­os eran una “generación de ví­boras” (Mat 3:7; 12:34; 23:33; Luk 3:7). A Pablo lo mordió esta clase de ví­bora en Malta después del naufragio rumbo a Roma (Act 28:3). 13. Gr. aspí­s, “áspid”, que sólo aparece en Rom 3:13 14. Gr. herpetón, que se usa con el sentido genérico de “reptil” (Act 10:12; 11:6; Rom 1:23). 460. Serpiente sobre una estela (izquierda) encontrada Tell Beit Mirsim, la antigua Debir; el dibujo (derecha) facilita el reconocimiento de los detalles. 461. Monumento a la serpiente en Petra. Las serpientes suelen vivir entre las rocas (Pro 30:19), en los intersticios de la pared de una casa (Amo 5:19) o en las cálidas arenas del desierto (Num 21:6). Algunas buscan las zonas húmedas, como las cercaní­as de cisternas, lo que tal vez explique por qué los semitas les pusieran nombres de ofidios a muchos pozos. Temidas por su veneno (Psa 140:3), a menudo se las presenta como instrumentos de la ira divina (Deu 32:24; Jer 8:17), como sí­mbolos de deshonestidad y maledicencia (Gen 49:17), malignidad (Mat 3:7), de los efectos de la embriaguez (Pro 23:32), y también de 1085 sabidurí­a, astucia y prudencia (Mat 10:16). Sirvieron para representar a los impí­os (Psa 58:4, 5), los enemigos de Israel (Deu 32:33), los filisteos (Isa 14:29), a ciertos escribas y fariseos (Mat 23:33) y los peligros en general (Psa 91:13). Satanás usó una serpiente para provocar la caí­da del hombre (Gen 3:2; 2Co 11:3); de allí­ que a menudo se lo llame con ese nombre (Rev 12:9; 20:2; etc.). Se ha argumentado que los antiguos creí­an que las serpientes comí­an polvo, y que esa idea equivocada encuentra su origen en la maldición profética pronunciada por Dios sobre ella (Gen 3:14). Pero la literatura de ese tiempo, recientemente descubierta, revela, por el contrario, que ellos le daban un sentido figurado a esas declaraciones, puesto que añadí­an a sus maldiciones el deseo de que el maldito comiera el polvo (véase CBA 1:244). Las serpientes eran objetos de adoración en las religiones cananeas, aunque no se sabe si se las consideraba dioses. Se han descubierto estelas en diversos lugares de Palestina y Siria en las que figuran ciertos individuos, presumiblemente dioses, con ofidios enrollados en torno de sus cuerpos (fig 460). Algunos dioses y diosas aparecen llevándolos en las manos (fig 459). Diversos monumentos en los que figuran, como el de Petra (fig 46 l), ciertamente fueron erigidos como objetos de culto. Cuando los judí­os comenzaron a imitarlo, e hicieron, un í­dolo de la serpiente de bronce hecha por Moisés, el piadoso rey Ezequí­as la destruyó (Num 21:8, 9; 2Ki 18:4). Encantadores de serpientes, como los que se mencionan en la Biblia (Ecc 10:11; Jer 8:17; Jam 3:7), todaví­a se encuentran en Egipto, Palestina y la India. Son capaces de paralizarlas, incluso a las más venenosas, al apretar su cuello hasta que se queden rí­gidas. Véase Animales mitológicos (Dragón; Leviatán). Serpiente ardiente. Véanse Serpiente; Serpiente de bronce.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

procónsul romano de Chipre, c. 48 d. C. Según Lucas, S. P. era un hombre prudente, que querí­a oí­r la palabra de Dios, para lo cual mandó buscar a Pablo y a Bernabé. Pero el mago Elimas se oponí­a e intentaba apartar al procónsul de la fe. Pablo hizo que el mago quedara ciego, y el procónsul S. P. creyó en la doctrina del Señor, Hch 13, 6-12.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

Procónsul romano en Chipre (Act 13:6-12), quien se convirtió en creyente luego de la predicación de Pablo y el milagro de la ceguera que afectó a Elimas, el mago de su corte.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Gobernador de la isla de Chipre que se convirtió por la predicación de Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero. †¢Elimas el mago trató de †œapartar de la fe al procónsul†, pero Pablo lo castigó con una ceguera (Hch 13:6-12). La denominación de †œprocónsul† indica que la gobernación de S. P. dependí­a del senado romano y no del emperador. Se ha encontrado en Soloi, Chipre, una inscripción de la época romana que alude a este personaje.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG FUNC HOMB HONT OFIC

ver, CHIPRE

vet, Procónsul de Chipre, isla que pasó a ser provincia senatorial en la época del apóstol Pablo (Hch. 13:5-12). (Véase CHIPRE.) Una moneda, descubierta bajo el emplazamiento de la antigua Soli, sobre la costa septentrional de la isla, lleva la siguiente inscripción: “Paulos antypatos” (Paulo procónsul).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado