SIQUEM

hijo de Hamor Gen 34:2-26.


Siquem (heb. Shekem, “hombro” o “sierra”; como nombre personal aparece en las inscripciones pal. y sudar.; gr. Sujém). 1. Ciudad cananea fortificada ubicada en el centro de Palestina, en la vecindad del lugar donde Abrahán levantó su 1er campamento y erigió su 1er altar a Dios después de llegar a Canaán (Gen 12:6, 7). Algunos textos egipcios se refieren a una campaña militar encabezada por el faraón Sesostris III (1880-1840 a.C.) contra Siquem, que aparece como Skmm en el texto, la que se debió haber desarrollado durante la permanencia de Abrahán en Canaán. Jacob se instaló en las proximidades de Siquem después de regresar de Padan-aram, y compró allí­ un terreno donde José fue sepultado 1106 después (Gen 33:18, 19; Jos 24:32). Mientras Jacob se encontraba en el lugar, sus hijos Simeón y Leví­ dieron muerte a la población masculina de la ciudad en venganza porque uno de ellos deshonró a su hermana Dina (Gen 34:25-29). Su padre condenó este acto, pero, temeroso de las represalias de las poblaciones vecinas, se trasladó a otra parte del paí­s (34:30; 35:3, 5; 49:5-7). Sin embargo, no mucho después, parece que los hijos de Jacob concluyeron de que era posible regresar a la región, puesto que pastoreaban los rebaños de su padre en las proximidades de Siquem (37:12, 13). 473. Monte de Balâtâh, la antigua Siquem, en el medio del paso entre el monte Gerizim (a la izquierda) y el monte Ebal (a la derecha). Durante la invasión de Canaán por parte de los israelitas (c 1400 a.C.), no se cita a Siquem entre las ciudades conquistadas, pero que éstos pudieran celebrar una gran reunión en las laderas de los montes Ebal y Gerizim (Jos 8:30, 33), donde Siquem estaba ubicada, revelarí­a que la ciudad se manifestó amistosa hacia los israelitas, o que estaba tan atemorizada por las victorias de los hebreos que no se animó a molestarles. Una de las Cartas de Amarna,* escrita por el rey de Jerusalén pocos años después, declara que Siquem (que aparece como Shakmi) le habí­a sido entregada a los habirus, por cuyo nombre posiblemente se designaba a los hebreos.* Cuando se distribuyó el paí­s entre las tribus israelitas, parece que Siquem le tocó a Manasés, pero quedaba muy cerca del lí­mite con Efraí­n (17:7). Más tarde se la designó residencia de los levitas coatitas y, además, se constituyó en ciudad de refugio (20:7; 21:21). Josué pronunció su discurso de despedida mientras la nación se encontraba reunida en Siquem (24:1). En el perí­odo de los jueces, Siquem tení­a un templo dedicado a Baal-berit (Jdg 8:33; 9:4). La ciudad era el lugar de residencia de Abimelec, un hijo de Gedeón y de su concubina. Después de la muerte de su padre, Abimelec, con el apoyo de los siquemitas, se elevó a la categorí­a de rey, pero más tarde sus conciudadanos se volvieron en su contra, por lo cual él tomó represalias y destruyó la ciudad (9:1-7, 23-57). Siquem recuperó su importancia en la época de los reyes. Allí­ las 10 tribus de Israel rechazaron a Roboam, hijo de Salomón, y coronaron a Jeroboam en su lugar (1Ki 12:1-19). El nuevo rey fortificó la ciudad y la usó por un tiempo como su capital (v 25). Más tarde perdió su importancia cuando Samaria, a sólo 11 km al noroeste de Siquem, llegó a ser la capital del paí­s. Las inscripciones en óstracas descubiertos en Samaria mencionan que Siquem pagaba impuestos a la tesorerí­a real, y el profeta Jeremí­as nos dice que todaví­a estaba habitada después de la destrucción de los reinos de Israel y Judá (Jer 41:5). Durante el perí­odo helení­stico llegó a ser la principal ciudad de los samaritanos. La tomó Juan Hircano. Flavio Vespasiano pasó una noche en Siquem durante las guerras judaicas, y cuando se reconstruyó la ciudad después de la contienda, en su honor se le dio el nombre de Flavia Neapolis (Nueva Ciudad de Flavio). La última parte de este nombre se conserva en la actualidad como Nâblus, la denominación de la ciudad de nuestros dí­as. Esta tiene una población completa en su mayorí­a de musulmanes, pero con una pequeña comunidad samaritana de unas 250 personas. La Siquem del AT se encontraba en la salida oriental del estrecho valle que forman los montes Ebal y Gerizim, en un lugar que en la actualidad lleva el nombre de Balâtâh. Neápolis o Náblus, la sucesora de Siquem, se encuentra a una altura de 570 m s.n.m., y ocupa 1107 parte de las laderas de los 2 montes adyacentes mencionados. El Tell Balâtâh fue excavado por una expedición alemana bajo la dirección de E. Sellin y G. Welter en 1913, 1914, 1926, 1928, 1931 y 1934, y, con algunas interrupciones, desde 1956 hasta 1973 por una expedición norteamericana bajo la dirección de G. Ernest Wright. La 1ª expedición llevó a cabo su tarea en forma no muy cientí­fica y más bien algo desordenada. Puso al descubierto partes de las sólidas fortificaciones de la ciudad (incluso el muro que se ve en la fig 370), la puerta noroccidental y una gran estructura que se cree era el templo de Baal-berit. Frente al templo habí­a un altar y el fragmento de una gran piedra enhiesta (matstsebâh) con su pedestal, quizá los restos de la columna erigida por Josué (Jos 24:26) y mencionada de nuevo en relación con la coronación de Abimelec (Jdg 9:6). Los excavadores tuvieron la buena suerte de encontrar 2 tablillas cuneiformes y una inscripción escrita en alfabeto protosemí­tico. La expedición norteamericana desenterró la puerta oriental en el antiguo muro de la ciudad (fig 474), y en otras zonas expuso los diferentes niveles de ocupación, 24 en total, y desentrañó la historia arqueológica del lugar, la que se puede dividir en 5 perí­odos importantes, con algunos baches entre ellos: 1. Una pequeña aldea del perí­odo calcolí­tico. 2. Una ciudad estado de la Edad Media del Bronce, que existió entre el 1900 y el 1550 a.C., y que quizá fue destruida por los egipciHos_3 Una ciudad estado de la Edad Tardí­a del Bronce, que tal vez existió entre el 1450 y el 1250, cuando Abimelec la destruyó (Jdg_9). 4. Una ciudad fortificada de la Edad del Hierro, del año 1000 al 724, que cayó en manos de los asirios pero sobrevivió por un tiempo como aldea después de esta catástrofe. 5. Una ciudad fortificada de tiempos de Alejandro Magno, que fue destruida por última vez por Juan Hireano en el 107 a.C. Mapa VI, D-3. Bib.: ANET 230, 489; FJ-AJ xi.8.6; xiii.9.1; FJ-GJ iv.8.1. 2. Hijo de Amor, un prí­ncipe heveo de la ciudad de Siquem. Se enamoró de Dina, hija de Jacob, la deshonró y se la llevó a su casa. Puesto que se querí­a casar con ella, accedió a someterse al rito de la circuncisión junto con todos los habitantes de sexo masculino de Siquem, condición impuesta por los hermanos de Dina con el fin de dar su consentimiento para la boda. Cuando las ví­ctimas se encontraban indispuestas como consecuencia de dicha operación, Simeón y Leví­ atacaron a traición la ciudad y dieron muerte a todos los hombres de Siquem, inclusive al joven prí­ncipe (Gen 33:18-34:31). 3. Torre (heb. migdal Shekem) o fortaleza ubicada en la región de Siquem. Pero posiblemente no formó parte de la ciudad de este nombre (Jdg 9:46-49). Se la ha identificado a veces con Khirbet en-Natsrallah, cerca de la aldea de Sâlim, a 5 km al este de Balâtâh, la verdadera ubicación de la antigua Siquem; y otras veces con Tell Sufar, en la salida occidental del valle formado por los montes Ebal y Gerizim. Mapa XVI, D-3. Bib.: G. Ernest Wright, Shechem, the Biography of a Biblical City [Siquem, biografí­a de una ciudad bí­blica] (Nueva York, 1965). 4. Hijo de Galaad y principal antepasado de una familia tribal, la de los siquemitas* (Num 26:31; Jos 17:2). 5. Hijo de Semida, de la tribu de Manasés (1Ch 7:19). 474. Excavación de la puerta oriental de la Siquem antigua.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

nombre de varón y de una ciudad. 1. Hijo de Jamor, el jivita, quien violó a la hija de Jacob, Dina, por lo que fue muerto por Simeón y Leví­, hermanos de la ofendida, Gn 34, 2. 2. Hijo de Galaad y nieto de Manasés, padre del clan siquemita, Nm 26, 31; Jos 17, 2. 3. Hijo de Semidá, descendiente de Manasés, 1 Cro 7, 19. 4. Ciudad muy antigua y de una larga historia, cuyo nombre se deriva del hebreo Sekem, que significa hombro, ladera. Situada en las montañas de Efraí­m, en la ladera del monte Garizim, en el extremo oriental del valle entre este monte y el Ebal. S. se encuentra inicialmente en el A. T., como el primer punto al que llegó Abraham, tras salir de su patria hacia a Canaán. En S. Yahvéh se le apareció a Abraham donde le hizo la promesa de entregarle la tierra de Canaán, y el patriarca erigió allí­ un altar, Gn 12, 6- 7.

Jacob se estableció frente a la ciudad de S. habiendo salido de Paddán Aram, en un terreno que compró a los hijos de Jamor, el jivita, donde levantó un altar al que llamó †œEl†, Dios de Israel, Gn 22, 18-20. Aquí­ tuvo lugar la violación de la hija de Jacob y Lí­a, Dina, por parte de S., hijo de Jamor, lo que ocasionó la muerte de los varones de la ciudad y su saqueo, acto violento llevado a cabo por Simeón y Leví­, hijos de Jacob, Gn 34. De S. Jacob partió con su familia y se estableció en Betel, Gn 35, 1. En S. apacentaban los rebaños de Jacob sus hijos, cuando José los fue a buscar y ellos lo vendieron a los mercaderes madianitas, Gn 37, 12-14.

Los huesos de José por petición suya, fueron trasladados, desde Egipto, a la parcela que su padre Jacob habí­a adquirido en S., Jos 24, 32. Tras la conquista de la tierra de Canaán, S. aparece como punto fronterizo entre los territorio de Manasés y de Efraí­m, Jos 17, 7, pero dentro de la heredad de esta tribu. Fue designada ciudad de refugio, Jos 20, 7, y leví­tica, adjudicada a los hijos de Quehat, Jos 21, 20-21.

En S. termina la misión de Josué ya en sus últimos dí­as de vida, donde dice su último discurso a la gran asamblea de las tribus de Israel, en el que recuerda las acciones de Yahvéh en favor de su pueblo desde que salió de la esclavitud en Egipto, y la asamblea elige a Yahvéh y repudia a los dioses extranjeros, tras lo cual se sella la alianza y pone la Ley por escrito, Jos 24, 1-28. Aquí­ sucedió el episodio de Abimélek, hijo de Gedeón y de su concubina de S., Jc 8, 31. Abimélek se hace elegir rey por los cananeos de S., se rodea de vagabundos, mata los hijos de Gedeón, sus hermanos, de lo cual sólo se salva Jotam. Tras tres años de reinar A., los siquemitas se amotinaron contra Abimélek, quien lanzó un ataque contra la ciudad israelita de Tebés, en donde murió, Jc 9. En este capí­tulo de los Jueces, se puede ver que en esta época aún existí­an en S. los cultos cananeos, como el de Baal Berit en honor del cual existí­a allí­ un templo.

En tiempos de la monarquí­a tras la muerte del rey Salomón, en la ciudad de S., se reunió la asamblea de las tribus del norte, que no habí­an sido muy bien tratadas por Salomón, de donde salió la división del reino, y Jeroboam fue proclamado primer rey de Israel, quien fortificó la ciudad y puso en ella la primera capital del reino del Norte, 1 R 12, 1-25; 2 Cro 10.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., shekhem, hombro). Un nombre propio y el nombre de un distrito y de una ciudad (Génesis 33—34) en la región montañosa de Efraí­n en la parte central-norte de Palestina. Aquí­ el Señor se le apareció a Abram y le prometió la tierra a sus descendientes; Abram respondió construyendo un altar (Gen 12:6-7). Cuando Jacob regresó de Padan-aram, se estableció en Siquem y compró una tierra (Gen 33:18-19; Jos 24:32).

Mientras Jacob estuvo en Siquem, ocurrió el desafortunado incidente de Dina (Génesis 34). Luego, los hermanos de José estaban apacentando los rebaños de Jacob en Siquem cuando José fue enviado para saber cómo les estaba yendo (Gen 37:12-14). Siquem, que se encontraba en el territorio asignado a Efraí­n, era una de las ciudades de refugio (Jos 20:7; Jos 21:21; 1Ch 6:67). Josué dio su discurso de despedida aquí­ (Jos 24:1) e hizo un pacto con el pueblo (Jos 24:25). José fue sepultado aquí­ (Jos 24:32).

Abimelec conspiró con los familiares de su madre para matar a todos los demás hijos de Gedeón y para hacerse a sí­ mismo rey de Siquem (Jdg 9:6). Surgieron dificultades entre Abimelec y el pueblo de Siquem, de modo que Abimelec tomó la ciudad y la destruyó completamente (Jdg 9:46-49).

Roboam fue a Siquem para ser constituido rey por todo Israel (1Ki 12:1; 2Ch 10:1). Jeroboam hizo de Siquem su capital (1Ki 12:25). La ciudad es mencionada en pasajes paralelos en los Salmos (Psa 60:6; Psa 108:7) y es nombrada en una lista de condenaciones proféticas en contra de Israel (Hos 6:9).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(†œHombro†). Nombre de lugar y de personas del AT.

1. Una de las ciudades más antiguas de Canaán, entre los montes †¢Ebal y Gerizim, 2 km al E de Nablus. La primera mención bí­blica de S. aparece en Gen 12:6 (†œY pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de S., hasta el valle de More…†). Allí­ Dios se le apareció, y le dio la promesa de la tierra. Cuando Jacob regresó de Padam-aram, compró tierras en S. (Gen 33:18-20). Su hija Dina fue deshonrada por el †œhijo de Hamor heveo†, siquemita. Ofensa que fue vengada cruelmente por Simeón y Leví­ (Gen 34:1-31). Los hijos de Jacob estaban apacentando †œlas ovejas de su padre en S.† cuando José fue enviado a saber de ellos y luego vendido (Gen 37:12). Esta ciudad no figura entre las conquistadas por Josué, pero éste reunió †œa todas las tribus de Israel en S.† para renovar el pacto con Dios (Jos 24:1), por lo cual muchos piensan que S. fue absorbida pací­ficamente por los israelitas. †œLos huesos de Jos醝 fueron enterrados allí­ (Jos 24:32; Hch 7:16).

En tiempos de los Jueces, S. fue el centro de las actividades de †¢Abimelec, hijo de Gedeón. Los siquemitas financiaron sus actividades, lo que le permitió alquilar †œhombres ociosos y vagabundos que le siguieron†, y matar a sus hermanos, de los cuales sólo escapó †¢Jotam. Los siquemitas y †œtoda la casa de Milo … eligieron a Abimelec por rey†. Tres años más tarde se formó una revuelta entre algunos siquemitas, dirigidos por †¢Gaal. Abimelec †œtomó la ciudad, y mató al pueblo que en ella estaba†. Algunos se refugiaron en †œla torre de S…. la fortaleza del templo del dios Berit†. Pero Abimelec le puso fuego, y murieron todos.
la muerte de Salomón, †œRoboam fue a S.† para su coronación, pero perdió el apoyo de diez tribus (1Re 12:1-17). Jeroboam utilizó a S. como su capital (1Re 12:25). Tras la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor †œunos hombres de S., de Silo y de Samaria† vinieron con ofrendas para el templo, y fueron asesinados por †¢Ismael (Jer 41:4-9). En tiempos de Alejandro el Grande los samaritanos protagonizaron una rebelión que fue cruelmente extinguida. Como consecuencia de esto la población samaritana se concentró cerca del monte Gerizim, en cuya cima estaba su gran santuario. S. vino a ser una de sus principales ciudades. Algunos identifican a S. con †¢Sicar, el lugar donde tuvo lugar el encuentro entre el Señor Jesús y la samaritana (Jua 4:4-6).

2. †œHijo de Hamor heveo† que se enamoró de †¢Dina, hija de Jacob. Yendo ésta †œa ver a las hijas del paí­s†, S. †œla tomó, y se acostó con ella, y la deshonró† (Gen 34:1-2). Luego le pidió a su padre que procurara conseguí­rsela como esposa. Los hermanos de Dina †œse enojaron mucho†. Cuando Hamor vino a pedir a Dina, le propusieron que hicieran pacto con ellos, para lo cual debí­an todos los de Siquem circuncidarse. Cuando los siquemitas accedieron, Simeón y Leví­ aprovecharon el †œtercer dí­a, cuando sentí­an ellos el mayor dolor†, y †œmataron a todo varón† (Gen 34:3-31).

. Personaje en la descendencia de Manasés, cabeza de †œla familia de los siquemitas† (Num 26:31; Jos 17:2).

. Personaje en la descendencia de Manasés. Hijo de Semida (1Cr 7:19).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CIUD

sit, a2, 337, 189

vet, = “hombro”. Importante ciudad fortificada (Gn. 33:18; cfr. Gn. 34:20) cerca del monte Gerizim (Jue. 9:7) en la región accidentada de Efraí­n (Jos. 20:7). Abraham acampó cerca de Siquem (Gn. 12:6). Los cananeos ocupaban entonces el paí­s, pero el Señor reveló a Abraham que aquélla era la tierra prometida a él y a su descendencia. Jacob, al volver a Canaán, encontró una tribu de heveos instalada en Siquem (Gn. 34:2). Compró un terreno de esta tribu (Gn. 33:18, 19), donde más tarde serí­an sepultados los restos mortales de José (Jos. 24:32). El texto actual de Hch. 7:16 atribuye esta compra a Abraham, cuando adquirió la cueva de Macpela. Simeón y Leví­, para vengar el ultraje hecho a Dina, hermana de ellos, quebrantaron el pacto concertado con los moradores de Siquem, e hicieron una matanza, saqueando la ciudad a continuación (Gn. 34:25-29; 48:22). Su padre desaprobó enérgicamente este proceder (Gn. 34:30; 49:5-7). Los hijos de Jacob hací­an pastar sus rebaños cerca de Siquem (Gn. 37:12, 13). Las tribus de Israel se reunieron solemnemente en el valle de Siquem para escuchar la lectura de la Ley de Jehová (Jos. 8:30). Los confines de Efraí­n y de Manasés se hallaban cercanos a Siquem (Jos. 17:7), que vino a ser una ciudad de refugio, asignada a los levitas (Jos. 20:7; 21:21). En Siquem convocó Josué a todo Israel para dirigirles las últimas exhortaciones (Jos. 24:1). En la época de los Jueces, un templo erigido en Siquem perpetuó el culto de Baal-berit (Jue. 8:33; 9:4). Abimelec, hijo de Gedeón y de su concubina de Siquem, dominó tres años sobre Israel, gracias al apoyo de los habitantes de Siquem (Jue. 9:1, 3, 6), que pronto, sin embargo, se levantaron contra él (Jue. 9:23). Abimelec destruyó entonces la ciudad, arrasándola (Jue. 9:45). En Siquem las diez tribus rechazaron a Roboam y proclamaron a Jeroboam como rey sobre Israel (1 R. 12:1-19). Este soberano fortificó Siquem, que fue su capital durante un cierto tiempo (1 R. 12:25). Sobrevivió a la caí­da del reino del norte (Jer. 41:5), y vino a ser la principal ciudad de los samaritanos (Ec. 50:26; Ant. 11:8, 6). Juan Hircano se apoderó de ella (Ant. 13:9, 1). Siquem, que en la actualidad se llama Naplusa, se halla a alrededor de 50 Km. al norte de Jerusalén, y a 9 al sureste de Samaria, en un valle limitado al norte por el monte Ebal y al sur por el monte Gerizim. El valle se llamaba Mabatha, desfile. Se trata de una garganta que comunica el litoral con la cuenca del Jordán. Vespasiano acampó una noche en Siquem, mientras conducí­a su ejército de Emaús a Jericó (Guerras 4:8, 1). Reconstruida después de la guerra contra los judí­os, Siquem recibió el nombre de Flavia Neápolis, en honor de Flavio Vespasiano, entonces emperador. El nombre de Neápolis subsiste bajo la forma de Naplusa. La colonia primitiva se hallaba probablemente en el extremo oriental del valle, en Tell Balãta, donde hay unas sólidas y gruesas murallas. La moderna localidad se halla en el extremo occidental de la garganta, a 570 m. por encima del nivel del mar. Naplusa ocupa el fondo del valle, en su punto más angosto, donde hay sólo 91 m. entre ambas montañas. La ciudad sube por la ladera del Gerizim hasta la base del rocoso muro. En Naplusa y en sus alrededores sigue viviendo una pequeña comunidad samaritana.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

(-> Samarí­a). Una de las ciudades básicas de la tierra de Israel y de la historia bí­blica. Está vinculada a la memoria de Abrahán (Gn 12,6), pero, sobre todo, a la de Jacob (Gn 33-34) y quizá al mismo surgimiento de Israel como federación de tribus, a través del llamado “pacto de Siquem” (cf. Jos 24,25). Allí­ se juntaron los fieles de Yahvé, comprometidos a servirle, por medio de una Alianza, repetida de manera solemne en la fiesta de la liga de las tribus que debí­a renovarse cada siete años (cf. Jos 8,3035; Dt 27,1-26). Siquem habí­a sido una ciudad cananea, con un templo pagano dedicado a Baal-Berit, Dios de la Alianza (Je 9,4), y sus habitantes se llamaban “hijos de Jamor”, esto es, hijos del asno, animal sagrado (= sacrificado) de la Alianza. El Génesis supone que, en un momento dado, algunos grupos de hebreos que pugnaban por asentarse en Palestina pactaron con los habitantes de Siquem, que se habrí­an circuncidado, aceptando la religión israelita, conforme a una historia azarosa de violaciones y engaños (cf. Gn 34,1-26). Sea como fuere, los israelitas actualizaron y recrearon la experiencia del pacto de Siquem a partir de los principios especí­ficos de su historia, desde la perspectiva del éxodo y de las promesas patriarcales, personificadas en Yahvé. En esa lí­nea, antes y después de la conquista de Jerusalén y de la construcción de su templo, la religión israelita estuvo vinculada a la ciudad de Siquem, con sus montes sagrados (Ebal y Garizim). Sólo tras la caí­da del reino del Norte (721 a.C.), tras el exilio y retomo de los judí­os de Jerusalén (587-539 a.C.) y, sobre todo, tras la restauración de Esdras*-Nehemí­as y de las guerras de los macabeos*, la tradición de Siquem, vinculada a los samaritanos, se separó del judaismo normativo (o el judaismo normativo y triunfante se separó de las tradiciones de Siquem). El Nuevo Testamento ha evocado la sacralidad de Siquem, con su pozo sagrado y con las tradiciones samaritanas, en Jn 4,4-7 y en Hch 8,1-14.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

Siquem es una antigua ciudad de Palestina como a 9 Kms. al sur de Samaria y a 54
Kms. al norte de Jerusalén. Está a 594 ms. sobre el nivel del mar, está hermosamente situada entre el monte Gerizim y el monte Ebal (que significa calvo o desnudo), y por razón de un abastecimiento abundante de agua la vegetación es exuberante, los olivos, los naranjos y las palmeras especialmente son muy hermosos. En tiempos antiguos se decí­a que era el único lugar hermoso de Dan a Bereseba. Está en la parte de Palestina que vino a ser conocida como Samaria, el reino del norte, y por un tiempo fue la capital. Al sur se levantan las laderas del monte Gerizim, al norte la linda un valle pequeño y hermosos con arroyos musicales, y al otro lado está el monte Ebal, cuyas laderas empinadas están cubiertas con nopales y otras clases de cactus.
Tiene una historia de más de 4.000 años y es mucho más vieja que Jerusalén. Se menciona 48 veces en la Biblia y se relaciona con la historia bí­blica desde Abraham hasta Cristo. Fue el primer lugar donde Abraham se detuvo cuando fue de Harán a Canaán, y es el lugar donde Israel sepultó los huesos de José cuando ellos fueron de Egipto a Palestina (Josué 24:32).
La presente ciudad se llama Nabulus, o Nablus, y tiene una población de 42.946 habitantes. En Siquem, en años recientes, se han hecho importantes descubrimientos arqueológicos. Las primeras excavaciones indican que el lugar verdadero está en Tell-Balatah, 2.413 Kms. al norte de Nablus. La mayor parte de sus habitantes son árabes. Todaví­a existe un grupo pequeño de samaritanos, pero pronto ya no habrá.
Se dice que parece que la providencia divina ha estado ayudando a su destrucción, porque casi todos los niños que nacen son varones, los cuales no se casan con mujeres fuera de su grupo; si continúan teniendo solamente varones, entonces pronto ya no habrá más de ellos.
Los actos de adoración que estos samaritanos practican son principalmente fiestas nacionales y sacrificios que observan sobre el monte Gerizim cada año. El templo que estaba sobre este monte fue destruido en el tiempo de los Macabeos. Ahora tienen una pequeña sinagoga que es la “Meca” de esta raza fragmentaria. El sumo sacerdote cuida la sinagoga, no para conducir en la adoración, sino para proteger el Pentateuco Samaritano, que ellos afirman es el original, pues data casi desde la muerte de Moisés. Es un rollo escrito en hebreo antiguo, y con una cubierta de color verde. Tienen una reverencia tan supersticiosa que no cambiarí­an el color de ella. El sacerdote primeramente le mostrará un sustituto y no le permitirá ver el verdadero rollo a menos que se dé cuenta que usted sabe que él lo está engañando y mostrándole un sustituto.
La carretera pública atraviesa la ciudad y está muy limpia, ahí­ los turistas pueden encontrar alojamiento confortable. Las otras calles son angostas y sucias, hay edificios de comercio, incluyendo lugares donde se puede comprar comida, todos en los sitios más sucios. La gente vive apiñada y en terribles condiciones.
Siquem es importante como centro de negocios. Hay un buen comercio de algodón y es el mercado de lana de un distrito grande. Tiene una industria grande de jabón, tiene cerca de veinte fábricas. Esta es una empresa que deja buenas ganancias porque los huertos de olivos proveen el aceite para hacerlo. El aceite, dicen, es el mejor de esa región, y también hay industrias de curtir, y la manufactura de mercancí­as de cuero.
Es el primer lugar donde Abraham habitó en Canaán, Génesis 12:1-7. Después de encontrarse con Esaú, Jacob fue a Siquem, Génesis 33:18-20. La hija de Jacob fue deshonrada, Simeón y Leví­ la vindicaron, Génesis 34. Jacob escondió dioses extraños allí­, Génesis 35:1-4.
Allí­ fueron pronunciadas bendiciones y maldiciones sobre Israel, Deuteronomio
27-38; Josué 8:30-35.
El discurso final de Josué y la dedicación de Israel a Dios, Josué 24.
Experiencia de Abimelec hecho rey, capturó y sembró de sal la ciudad, Jueces 9. Roboam rechazado y el reino dividido, 1 Reyes 12:1-24.
Jeroboam elegido rey, la fortificó como su capital, 1 Reyes 12:25-33 y 13-14. Una ciudad de refugio, Números 35:5, 11, 32; Deuteronomio 19:1-13; Josué 20.

Fuente: Diccionario Geográfico de la Biblia

(Hombro; Porción Saliente [de Tierra]).

1. Hijo de Hamor, un principal heveo. (Gé 33:19; Jos 24:32.) Después que Jacob se estableció cerca de la ciudad de Siquem (véase núm. 4), su hija Dina empezó a frecuentar el trato de las muchachas de aquella ciudad. Siquem, de quien se dice que era †œel más honorable de toda la casa de su padre†, vio a Dina, †œse acostó con ella y la violó†. Luego se enamoró de ella y quiso que fuera su esposa. Pero los hijos de Jacob estaban enfurecidos por lo ocurrido, y, †œcon engaño†, dijeron que solo podí­an hacer acuerdos matrimoniales solo con hombres circuncisos. Esto les pareció bien a Siquem y a su padre Hamor, y convencieron a los siquemitas para que se circuncidaran. Sin embargo, antes de que los varones de Siquem pudieran recuperarse de la circuncisión, Simeón y Leví­, los hijos de Jacob, atacaron la ciudad, y mataron a Hamor, a Siquem y a todos los demás hombres. (Gé 34:1-31.)

2. Hijo de Galaad de la tribu de Manasés. Fue el cabeza de familia de los siquemitas, a quienes no hay que confundir con los habitantes cananeos de Siquem. (Nú 26:28, 30, 31; Jos 17:2.)

3. Hijo de Semidá de la tribu de Manasés. (1Cr 7:19.)

4. Ciudad antigua relacionada con Nablus o, más exactamente, con la cercana Tell Balata. (Sl 60:6; 108:7; GRABADO, vol. 1, pág. 530.) Situada en el extremo oriental del estrecho valle que pasa entre el monte Guerizim y el monte Ebal, Tell Balata está a unos 48 Km. al N. de Jerusalén. Dispone de un buen suministro de agua, y al E. del lugar hay una llanura fértil. Antiguamente Siquem dominaba los caminos que atravesaban la parte central de Palestina de E. a O. y de N. a S. (Compárese con Jue 21:19.) Al no tener la ventaja estratégica de estar edificada sobre una montaña, la seguridad de la ciudad dependí­a de sus fortificaciones. (Jue 9:35.)
Cuando Abrán (Abrahán) entró por primera vez en la Tierra Prometida, viajó hasta †œla ubicación de Siquem† y acampó cerca de los árboles grandes de Moré, donde más tarde edificó un altar. (Gé 12:6-9.) Casi dos siglos después, Jacob levantó un campamento frente a Siquem a su regreso de Padán-aram, y compró algo de terreno en aquel lugar. Debido a que Siquem, el hijo de Hamor, violó a Dina, los hijos de Jacob —Simeón y Leví­— mataron a los hombres de la ciudad para vengar a su hermana. (Gé 33:18–34:31.) Por orden de Dios, Jacob partió de Siquem, pero antes tomó todos los dioses extranjeros y aretes que poseí­a su casa y los enterró debajo del árbol grande que estaba cerca de Siquem. (Gé 35:1-4.) Posteriormente, los hijos de Jacob apacentaron sus rebaños cerca de la ciudad, lo que seguramente pudieron hacer sin peligro debido a que el †œterror de Dios†, que habí­a evitado que los pueblos vecinos persiguieran a Jacob por lo ocurrido en Siquem, todaví­a ejercí­a algún efecto en ellos. (Gé 35:5; 37:12-17.)
Cuando los descendientes de Jacob, los israelitas, entraron en la Tierra Prometida después de su estancia de más de dos siglos en Egipto, enterraron los huesos de José †œen Siquem, en la porción del campo que Jacob habí­a adquirido de los hijos de Hamor†. (Jos 24:32.) Sin embargo, en su defensa ante los judí­os, Esteban dijo que se enterró a José †œen la tumba que […] Abrahán habí­a comprado […] a los hijos de Hamor en Siquem†. (Hch 7:16.) Quizás la declaración de Esteban era elí­ptica. Si se completase la elipsis, sus palabras serí­an: †œJacob bajó a Egipto. Y falleció; e igualmente nuestros antepasados, y fueron transferidos a Siquem y fueron puestos en la tumba que con dinero de plata Abrahán habí­a comprado a precio [y en la que se compró] a los hijos de Hamor en Siquem†. (Hch 7:15, 16.) También existe la posibilidad de que, como Jacob era nieto de Abrahán, la compra se hubiera atribuido a Abrahán como el cabeza patriarcal. Este serí­a el caso si se usara el nombre Abrahán de manera similar a como se usó posteriormente el de Israel (Jacob) y otros, aplicando y usando el nombre del antepasado para los descendientes. (Compárese con Os 11:1, 3, 12; Mt 2:15-18.)
Entre los lotes tribales de la Tierra Prometida, parece ser que Siquem estaba dentro del territorio de Manasés, a unos 3 Km. al NO. del pueblo fronterizo de Micmetat. (Jos 17:7.) Como se dice que Siquem estaba †œen la región montañosa de Efraí­n†, puede que haya sido un enclave de Efraí­n en territorio manasita. (Jos 16:9; 1Cr 6:67.) Más tarde, la ciudad se asignó a los levitas junto con otras ciudades efraimitas, y se le concedió la condición de sagrada como ciudad de refugio. (Jos 21:20, 21.) Justo antes de morir, Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem y las animó a servir a Jehová. (Jos 24:1-29.)
Aunque en Siquem los israelitas habí­an hecho un pacto de apoyar la adoración verdadera, los habitantes de esa ciudad se pusieron a adorar a Baal-berit. (Jue 8:33; 9:4.) También apoyaron los esfuerzos de Abimélec (el hijo del juez Gedeón y su concubina siquemita) para hacerse rey. Sin embargo, con el tiempo se sublevaron contra el rey Abimélec. Al aplastar la sublevación, Abimélec destruyó la ciudad y la sembró de sal, quizás como sí­mbolo de que deseaba que quedara desolada para siempre. (Jue 8:31-33; 9:1-49; compárese con Sl 107:33, 34; véanse ABIMELEC núm. 4; BAAL-BERIT.)
Tiempo después se reedificó Siquem. El hecho de que Rehoboam se instalase en ella como rey indica que se habí­a convertido en una ciudad importante. (1Re 12:1.) Después de la división del reino, Jeroboán, el primer rey del reino septentrional, realizó obras de edificación en Siquem y al parecer gobernó desde allí­ por un tiempo. (1Re 12:25.) Siglos más tarde, en el año 607 a. E.C., después que los babilonios destruyeron Jerusalén, algunos hombres de Siquem fueron a Jerusalén para adorar. (Jer 41:5.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

(heb. šeḵem). 1. Hijo de Hamor heveo, príncipe de Siquem (Gn. 34; Jos. 24.32; Jue. 9.28) que deshonró a Dina, hija de Jacob. 2. Descendiente de Manasés, hijo de José (Nm. 26.31), fundador de una familia (Jos. 17.2). 3. Hijo de Semida, de la tribu de Manasés (1 Cr. 7.19).

4. Importante ciudad en la Palestina central con una larga historia y muchas asociaciones históricas. Estaba situada en la zona montañosa de Efraín (Jos. 20.7), en las proximidades del mte. Gerizim (Jue. 9.7). El sitio original está representado hoy por Tell Balata, que se encuentra en el extremo oriental del valle que corre entre el mte. Ebal al N y el mte. Gerizim al S, unos 50 km al N de Jerusalén y 9 km al SE de Samaria.

Siquem es el primer sitio palestino que se menciona en Gn. Abram acampó allí en el “valle [“encinar”, °vm ] de More” (Gn. 12.6). “El cananeo estaba entonces en la tierra”, pero el Señor se reveló a Abram y renovó la promesa del pacto. Abram entonces levantó allí un altar al Señor (Gn. 12.7).

A su regreso de Harán, Jacob, nieto de Abram, se fue a Salem, ciudad de Siquem, y allí levantó su tienda (Gn. 33.18–19) en una parcela de tierra que le compró a Hamor heveo, príncipe de la región (Gn. 33.18–19; 34.2). Cuando Siquem, hijo de Hamor, deshonró a Dina, Simeón y Leví mataron a los hombres de la región (Gn. 34.25–26), y los otros hijos de Jacob saquearon la ciudad (vv. 27–29), aunque Jacob condenó la acción (Gn. 34.30; 49.5–7).

Allí Jacob enterró los “dioses ajenos” debajo de la encina (Gn. 35.1–4) y levantó un altar a El-Elohe-Israel (“Dios, el Dios de Israel”, Gn, 33.20; * Dios, Nombres de). Más tarde José buscó a sus hermanos cerca de las ricas tierras de pastoreo en los alrededores de Siquem (Gn. 37.12ss).

En el ss. XV a.C. la ciudad cayó en poder de los habiru, como sabemos por las cartas de Tell el-Amarna (ANET, pp. 477, 485–487, 489–490). Este nombre probablemente aparece más temprano en registros egp. fechados en los ss. XIX-XVIII a.C. (ANET, pp. 230, 329).

Después de la conquista israelita de Palestina Josué hizo un llamado a renovar el pacto en Siquem. Diversos rasgos de la estructura típica de los pactos, muy conocidos en oriente entre 1500–700 a.C., pueden identificarse en Jos, 8.30–35 (* Sacrificio y ofrenda, I. c. 2). Antes de morir, Josué reunió nuevamente a los ancianos en Siquem, reiteró el pacto, y recibió el juramento de lealtad a Dios como Rey (Jos. 24). Muchos estudiosos modernos ven en dichas asambleas un fuerte indicio de una liga anfictiónica centrada en Siquem (cf. M. Noth, The History of Israel, 1958 [en cast. Historia de Israel, 1966]).

La frontera entre Efrain y Manasés pasaba cerca de la ciudad (Jos. 17.7), que era una de las ciudades de refugio, y ciudad levítica asignada a los coatitas (Jos. 20.7; 21.21; 1 Cr. 6.67). La ciudad misma se encontraba en Efraín (1 Cr. 7.28). Allí los israelitas sepultaron los huesos de José que habían traído de Egipto (Gn. 50.25; Jos. 24.32).

En la época de los jueces Siquem siguió siendo centro de culto cananeo, y el templo de Baal-berit (“Señor del pacto”) figura en la historia de Abimelec hijo de Gedeón (Jue. 9.4), cuya madre era siquemita. Abimelec persuadió a los hombres de la ciudad que lo hicieran rey (Jue. 9.6; cf. 8.22–23). Procedió a eliminar la simiente real, pero Jotam, un hijo que escapó a la matanza, dijo una parábola acerca de los árboles estando en pie en el mte. Gerizim (Jue. 9.8–15), apelando a los ciudadanos de Siquem para que abandonasen a Abimelec. Esto lo hicieron después de tres años (vv. 22–23), pero Abimelec destruyó Siquem (v. 45) y luego atacó el baluarte del templo de Baal-berit y la quemó sobre las cabezas de aquellos que buscaron refugio allí (vv. 46–49).

Después de la muerte de Salomón la asamblea de Israel rechazó a Roboam en Siquem e hizo rey a Jeroboam (1 R. 12.1–19; 2 Cr. 10.1–11). Jeroboam restauró la ciudad y la convirtió en su capital por un tiempo (1 R. 12.25), pero más tarde trasladó la capital a Penuel, y posteriormente a Tirsa. La ciudad declinó en importancia a partir de entonces, pero siguió existiendo mucho después de la caída de Samaria en 722 a.C., porque hombres de Siquem acudieron a Jerusalén con ofrendas hasta 586 a.C. (Jer. 41.5).

En tiempos posexílicos Siquem se convirtió en la principal ciudad de los samaritanos (Ecl. 50.26; Jos., Ant. 11.340), quienes edificaron un templo allí. En 128 a.C. Juan Hircano capturó la ciudad (Jos., Ant. 13.255). En la época de la primera rebelión judía Vespasiano acampó cerca de Siquem, y después de la guerra la ciudad fue reedificada y se le dio el nombre de Flavia Neápolis en honor del emperador Flavio Vespasiano (de allí la Nablús de nuestros días).

Importantes excavaciones llevadas a cabo en Tell Balata por C. Watzinger (1907–09), E. Sellin y sus colegas (entre 1913 y 1934) y G. E. Wright (1956–66) han revelado la historia de este sitio desde mediados del 4º milenio a.C. hasta ca. 100 a.C. cuando la ciudad helenística llegó a su fin. Si bien hubo una aldea calcolítica de regular tamaño durante el 4º milenio a.C., la ciudad del período histórico surgió ca. 1800 a.C. en la edad del bronce media y alcanzó la cúspide de su prosperidad durante el período hicso (ca. 1700–1550 a.C.). Durante dichos años se edificaron varios atrios de templos y muros alrededor de la ciudad. Alrededor de 1600 a.C. se construyó un macizo muro de piedra, se recubrieron muros anteriores y se edificó un templo-fortaleza en el lugar rellenado, el que habría de permanecer con algunos cambios hasta ca. 1100 a.C. y bien podría representar en sus etapas posteriores el templo de Baal-berit (Jue. 9.4) conocido por los israelitas primitivos. La ciudad mantuvo su importancia hasta los ss. IX-VIII a.C., cuando comenzó a deteriorarse. Montones de ladrillos derruidos y escombros quemados atestiguan la destrucción de la ciudad por los asirios en 724–721 a.C. Durante cuatro siglos la ciudad volvió a ser aldea hasta que adquirió vida nuevamente, probablemente como centro samaritano, entre ca. 325 y ca. 108 a.C. Hay un registro continuo de este período basado en monedas. La ciudad dejó de existir después de su destrucción por Juan Hircano ca. 108 a.C.

No se ha podido determinar si Siquem es igual que la *Sicar de Jn. 4.5. Hay pocos rastros de ocupación romana en Tell Balata. Es posible que Sicar se haya encontrado en los alrededores de esa región.

Bibliografía. J. Bright, La historia de Israel, 1985; J. Vidal, “Siquem”, °EBDM, t(t). VI, cols. 748–750; C. F. Pfeiffer, “Siquem (Tell Balata)”, °DBA, pp. 620–626.

E. F. Campbell, Jr., y J. F. Ross, “The Excavation of Shechem and the Biblical Tradition”, BA 26, 1963, pp. 2–26; E. Nielsen, Shechem, A Traditio-Historical Investigation, 1955; E. Sellin, ZDPV, 1926, 1927, 1928; E. Sellin y H. Steckeweh, ZDPV, 1941; G. E. Wright, Shechem, The Biography of a Biblical City, 1965; “Shechem”, en AOTS, pp. 355–370.

J.A.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

(V.A. Shechem).

Ciudad israelita en la tribu de Efraín, primera capital del Reino de Israel. Su posición está claramente indicada en la Biblia: está situada al norte de Betel y Silo, en el camino alto que va de Jerusalén a los distritos del norte (Jueces 21,19), a una corta distancia de Mikmetat (Josué 17,7) y de Dotán (Génesis 37,12-17); estaba en el país montañoso de Efraín (Jos. 20,7; 21,21; 1 Reyes 12,25; 1 Crón. 6,67; 7,28), inmediatamente debajo del Monte Garizim (Jueces 9,6-7). Estas indicaciones fueron completadas por Josefo, quien dice que la ciudad estaba entre el Monte Ebal y el Monte Garizim, y por el mapa Medaba, que sitúa a Sychem, también llamada Sikima entre el Monte Gobel (Ebal) y el Monte Garizin (Garizim). Podemos por lo tanto admitir sin duda que Siquem estaba sobre (San Jerónimo, San Epifanio), o muy cerca de (Eusebio, “Onomast.”, Euchem; mapa Medaba), el lugar ocupado por el pueblo de Nablo, la Neápolis o Flavia Neápolis de la época cristiana primitiva.

Hay unos pocos que dudan que la ciudad de Siquem, cuyo nombre (Hebreo shékém—hombro, lomo) parece haber sido sugerido por la configuración del lugar, existiese en tiempos de Abraham, y piensan que aparece mencionada en Génesis 12,6, por anticipación; pero no puede haber duda tocante a su existencia en tiempos de Jacob (Gén. 33,18-19); ciertamente es mencionada en las Tablas de Tell el-Amarna (tabla 289) y es probablemente la Sakama del antiguo viajero egipcio Mohas (siglo XIV a.C.; Muller, “Asien u. Europ.”, p. 394, Leipzig, 1893). Debido a su posición central, no menos que a la presencia en la vecindad de lugares santificados por la memoria de Abraham (Gén, 12,6-7; 34,5), Jacob (Gén. 33,18-19; 34,2, etc.), y José (Josué 24,32), la ciudad estaba destinada a jugar un importante papel en la historia de Israel. Ahí fue que, luego de la muerte de Gedeón, Abimélek, su hijo con una concubina siquemita, fue hecho rey (Jueces 9,1-6); pero tres años después la ciudad se levantó en rebelión y Abimélek la tomó, la destruyó completamente y quemó el templo de El-Berit a donde había huido la gente buscando seguridad.

No se sabe cuándo y quién reconstruyó la ciudad; de todos modos, luego de la muerte de Salomón, Siquem fue el lugar designado para la reunión del pueblo de Israel y la investidura de Roboam; la reunión finalizó con la secesión de las diez tribus norteas, y Siquem, fortificada por Jeroboam, se convirtió durante un tiempo en la capital del nuevo reino (1 Rey. 12,1; 14,17; 2 Crón. 10,1). Cuando los reyes de Israel se movieron primero a Tersa y luego a Samaria, Siquem perdió su importancia, y no oímos de ella hasta después de la caída de Jerusalén (587 a.C.; Jeremías 12,5). Los eventos relacionados con la restauración hubieron de llevarla de nuevo a la prominencia. Cuando, en su segunda visita a Jerusalén, Nehemías expulsó al nieto del sumo sacerdote Eliashib (probablemente el Manasés de Josefo, “Antiq., XI, VII, VIII), quien se negó a separarse de su esposa extranjera, la hija de Sanaballat, y con él los muchos judíos, sacerdotes y laicos que se alinearon con el rebelde, éstos se marcharon a Siquem; entonces se erigió un templo cismático en el Monte Garizim y así Siquem se convirtió en la “ciudad santa” de los samaritanos. Los últimos, que permanecieron sin ser molestados mientras que los judíos ortodoxos sufrían bajo la pesada mano de Antíoco IV (Antiq., XII, V, 5) y recibían con los brazos abiertos a todo renegado que viniese a Jerusalén (Antiq., XI, VIII, 7), cayeron en 128 a.C. ante Juan Hircano, y su templo fue destruido (“Antiq.”, XIII, IX, 1).

A partir de ese momento Siquem compartió el destino de las otras ciudades de Samaria, fue anexada con éstas a la provincia romana de Siria en tiempos de la deposición de Arquelao en el año 6 d.C. Sin duda, algunos de sus habitantes (dejaremos aquí por incierto si la Sicar de Juan 4,5 es la misma que Siquem o un lugar cerca de ésta) fueron del número de los “samaritanos” que creyeron en Jesús cuando Él permaneció dos días en la vecindad (Juan 4), y la ciudad debió haber sido visitada por los Apóstoles en su camino de Samaria a Jerusalén (Hechos 82,5). De los samaritanos de Siquem no pocos se levantaron en armas en el Monte Garizim en tiempos de la rebelión galilea (67 d.C.); muy probablemente la ciudad fue destruida en esa ocasión por Cerealis (“Bell. Jud.”, III, VII, 32), y pocos años después Vespasiano construyó la nueva ciudad, Flavia Neápolis, a corta distancia al oeste de la antigua; unos cincuenta años después Adriano restauró el templo en el Monte Garizim y se lo dedicó a Júpiter (Dion Cass., XV, 12). Neápolis, como Siquem, tuvo muy temprano una comunidad cristiana y tuvo el honor de dar a la Iglesia su primer apologista, San Justino Mártir; incluso oímos de obispos de Neápolis ( Labbe, “Conc.”, I, 1475, 1488; II, 325). En varias ocasiones los cristianos sufrieron grandemente a manos de los samaritanos, y en 474 el emperador, para vengar un ataque injusto de la secta, privó a estos últimos del Monte Garizim y se lo dio a los cristianos quienes construyeron en él una iglesia dedicada a la Bendita virgen María (Procop., “De edif”, V, 7). Desde la conquista sarracena (636) el cristianismo, excepto durante el siglo XII, prácticamente desapareció de Nablús, el cual, sin embargo, permanece como asentamiento de la secta samaritana (cerca de 150 miembros) y de su sumo sacerdote.

Bibliografía: BAEDEKER-SOCIN, Handbook for Palestine and Syria (4ta ed. en inglés, Leipzig, 1906); CONDER, Tent-work in Palestine (Londres, 1885), II, 14-42; IDEM, Survey of Western Pal. Memoirs, II (Londres, 1882), 160 8; 203-10; IDEM, Palestine (Londres, 1889), 63-7; TRISTRAM, The Land of Israel (Londres, 1865), VII, 159-62; GUERIN, Description de la Palestine, Samarie, I (París, 1875), 370-423; DE SAULCY, Voyage autour de la Mer Morte, II (París, 1883), 411-26; IDEM, Voyage en Terre Sainte, II (París, 1865), 244-53; HOELSCHER, Remarks on Palestinian Topography: Sichem and its environs in Zeit. des Deutsch. Palaest. Vereins, XXXIII (1910), nn. 1-3.

Fuente: Souvay, Charles. “Sichem.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912.

http://www.newadvent.org/cathen/13771b.htm

Traducido por Luz Hernández

Fuente: Enciclopedia Católica