TABERNACULO

v. Casa, Enramada, Templo, Tienda
Exo 26:30 alzarás el t conforme al modelo que
Exo 29:44 santificaré el t de reunión y el altar
Exo 30:26 con él ungirás el t de reunión, el arca
Exo 33:7 levantó lejos .. lo llamó el T de Reunión
Exo 40:2 en el primer día del .. harás levantar el t
Lev 1:1 llamó Jehová a Moisés .. desde el t de
Lev 15:31 por haber contaminado mi t que está
Lev 23:34; Deu 16:13 la fiesta solemne de los t
Lev 23:42 en t habitaréis siete días, todo .. en t
Num 3:7 desempeñen el encargo .. delante del t
Num 9:15 que el t fue erigido, la nube cubrió el t
Num 19:13 t de Jehová contaminó .. será cortado
Num 19:20 por cuanto contaminó el t de Jehová
Deu 31:15 se apareció Jehová en el t, en la .. nube
Neh 8:14 que habitasen los hijos de Israel en t
Psa 15:1 Jehová, ¿quién habitará en tu t?
Psa 19:4 sus palabras. En ellos puso t para el sol
Psa 27:5 él me esconderá en su t en el día del
Psa 31:20 pondrás en un t a cubierto de .. lenguas
Psa 61:4 yo habitaré en tu t para siempre; estará
Psa 78:60 dejó, por tanto, el t de Silo, la tierra
Psa 132:7 entraremos en su t; nos postraremos
Isa 16:5 y sobre él se sentará .. en el t de David
Eze 37:27 estará en medio de ellos mi t, y seré a
Amo 5:26 llevabais el t de vuestro Moloc y Quiún
Amo 9:11 levantaré el t caído de David, y cerraré
Joh 7:2 estaba cerca la fiesta de los .. la de los t
Act 7:46 pidió proveer t para el Dios de Jacob
Act 15:16 reedificaré el t de David, que está caído
2Co 5:1 este t, se deshiciere, tenemos de Dios un
Heb 8:2 de aquel verdadero t que levantó el Señor
Heb 9:3 tras el segundo velo estaba la parte del t
Heb 9:11 por el más amplio y más perfecto t, no
Heb 9:21 roció también con la sangre el t y todos
Heb 13:10 derecho de comer los que sirven al t
Rev 15:5 fue abierto en el cielo el templo del t del
Rev 21:3 he aquí el t de Dios con los hombres


Tabernáculo (heb. generalmente zôhel, “tienda”; mishkân [del verbo shâkan, “morar”], “morada [recinto]”; gr. generalmente sken’, “tienda”, “casilla”, “alojamiento”, “morada”). Cualquier tienda o morada temporal, especialmente el tabernáculo erigido por Moisés en el monte Sinaí­, la sagrada morada de Dios (Exo 25:8, 9) y el centro del culto hebreo por más de 4 siglos, frecuentemente denominada “tabernáculo de reunión [del testimonio]”. De acuerdo con el sistema teocrático, Dios era el supremo Gobernante de Israel, y en el lugar santí­simo del tabernáculo aparecí­a en forma visible la gloria, sí­mbolo de la presencia divina (25:22; 40:34, 35), llamada a veces Shekina.* La palabra mishkân se referí­a a zôhel como residencia de la gloriosa “Presencia” del Señor. Ese resplandor visible flotaba sobre el propiciatorio del arca entre los 2 querubines (25:22). Se construyó el tabernáculo de acuerdo con el “diseño” que Dios le reveló a Moisés en el monte Sinaí­ (Exo 25:9-40; cf Heb 8:5; 9:23). Los materiales más voluminosos que se emplearon en la construcción, como ser la madera y las pieles de animales, se podí­an conseguir en las inmediaciones del Sinaí­. Los metales preciosos -oro, plata y bronce-, como asimismo el lino, obviamente los trajo el pueblo desde Egipto (Exo 35:21-29; cf 3:22; 12:35, 36). Un cálculo aproximado del precio de los diferentes materiales, usados en la construcción del tabernáculo, nos revela que significaba una inversión considerable. El candelabro con sus lámparas y diversos utensilios se hizo con un talento de oro. Se necesitaron aproximadamente 6 meses para construir el tabernáculo, tarea que insumió la 2ª mitad del año después de la salida de Egipto (19:1; 24:18; 34:28; 40:2). El tabernáculo propiamente dicho era una tienda cuadrangular, de 30 codos* de largo, 10 de ancho y 10 de alto. Las dimensiones del conjunto de la estructura no figuran con exactitud en los registros del Exodo, pero se las puede calcular sobre la base de los detalles que se dan de las cortinas y las tablas que se usaron en las paredes del tabernáculo, y de las medidas proporcionales, pero mayores, del templo de Salomón (1Ki 6:2). La tienda estaba dividida en 2 compartimentos: el 1º conocido como “lugar santo” (Exo 28:29), y el 2º como “lugar santí­simo”, literalmente “el Santo de los Santos” (26:33, BJ). Este constituí­a un cubo de 10 codos por lado, mientras el lugar santo era de 10 codos por 20. El tabernáculo estaba rodeado por un atrio o patio de 50 codos de ancho por 100 de largo, limitado por cortinas de lino de 5 codos de alto (27:18). Esta pared de cortinas estaba suspendida por 60 columnas, quizá de maderas de acacia* (por ser esta la madera usada para los muebles y otras columnas; cf 26:37) revestidas de plata y sostenidas por pedestales de bronce. En la parte central del extremo oriental del patio se hallaba la entrada, que estaba constituida por una cortina especial de 20 codos de largo (27:9-17). En la mitad oriental del patio, cerca de la entrada, estaba el altar de los holocaustos (vs 1-8) y el lavacro o lavatorio (30:17-21). El tabernáculo propiamente dicho ocupaba una posición central en la mitad occidental del patio. Su entrada también se abrí­a 1124 hacia el oriente. Esta entrada estaba formada por una cortina de lino suspendida mediante 5 columnas de madera de acacia, revestidas de oro y sostenidas por pedestales de bronce (26:36, 37). En el lugar santo, al lado derecho (norte) de la entrada, estaba la mesa de los panes de la proposición, de madera de acacia revestida de oro (25:23-30). A la izquierda (sur) estaba el candelabro de 7 brazos, el cual estaba hecho, junto con sus lámparas y utensilios, de un talento de oro puro (vs 31-40). Delante del velo que separaba el lugar santo del santí­simo (aunque se consideraba que pertenecí­a a este último [Heb 9:3, 4]), estaba el altar del incienso, también hecho de madera de acacia revestida de oro puro (Exo 30:1-10). La entrada al lugar santí­simo era una cortina de lino cubierta de complicados bordados, y sostenida por 4 columnas (26:31-33). El único objeto que se encontraba en el lugar santí­simo era el arca del pacto, una caja de madera de acacia revestida de oro puro, cubierta con una tapa conocida como “el propiciatorio”, en cada uno de cuyos extremos se hallaba un querubí­n de oro (25:10-22). La estructura del tabernáculo estaba formada por paredes de madera, y un techo constituido por 3 diferentes cubiertas de pieles (26:1-37). En las paredes habí­a 48 tablas de madera de acacia, de 10 codos de largo por 1,5 de ancho, revestidas de oro. Se conservaban en su lugar gracias a unas espigas, y estaban afirmadas sobre pedestales de plata, 2 para cada tabla. Las mantení­an unidas unas barras de madera que las atravesaban de lado a lado; eran 5 por lado. La cubierta interior, que hacia las veces de cielo raso y colgaba parcialmente por las paredes, estaba sostenida por esas tablas, y era de lino fino, delicadamente bordada con querubines, en azul, púrpura y escarlata (vs 1-6). Sobre ésta se encontraba otra, de pelo de cabras, dividida en 11 secciones de 30 por 4 codos c/u. Encima habí­a una 3ª de pieles de carneros (v 14), y otra de pieles de tejones. En el atrio o patio actuaban los sacerdotes y levitas, de acuerdo con sus respectivos deberes, para llevar a cabo los servicios religiosos y suplir las necesidades. Los miembros de la congregación también entraban por la entrada del atrio para presentar sus sacrificios y confesar sus pecados. Durante la conquista de Canaán, el tabernáculo estuvo instalado en Gilgal, el 1er campamento de los hebreos en ese paí­s y el cuartel general de Josué; estaba cerca de Jericó (Jos 4:19, 20; 5:9, 10; 10:43; 14:6). Cuando se completó la conquista, se lo trasladó a Silo, donde permaneció durante el perí­odo de los jueces (Jos 18:1; 1Sa 1:3) hasta la toma del arca por parte de los filisteos. Evidentemente, Silo fue destruida y dejó de ser el centro del culto (1Sa 4:3, 11, 21, 22; Psa 78:60-64; cf Jer 7:12-14; 26:6, 9). Durante el reinado de Saúl, el tabernáculo estuvo en Nob (1Sa 21:1, 6), y durante buena parte del reinado de David y hasta la dedicación del templo* de Salomón, en Gabaón (1Ch 16:39; 21:29; 2Ch 1:3-6). Cuando el templo se construyó, se trasladó el tabernáculo, y el arca y los utensilios sagrados fueron ubicados en la nueva estructura (1Ki 8:4; 2Ch 5:5). EL TABERNíCULO Para obtener más información acerca de las diversas partes que constituí­an el santuario, búsquense en este Diccionario los nombres de cada una de ellas, como asimismo sus utensilios y muebles. Al pie de esta página se presenta 1125 un dibujo a escala del plano del tabernáculo, su atrio y su mobiliario. Sus datos se basan en referencias tomadas de Exodo: pilares (27:17, 18); atrio (27:9); “cortinas” (27:9); puerta (27:16); altar del sacrificio (27:1-8); lavatorio (30:17-21); tabernáculo (cp 26); columnas del lugar santo (26:37); columnas del lugar santí­simo (26:32); 1er velo (26:36); mesa de los panes de la proposición (25:23-30); candelabro (25:31-40); altar del incienso (30:1-10); 2º velo (26:31-33); arca con el propiciatorio y los querubines (25:10-22). Con respecto al ministerio de los sacerdotes y los diversos servicios religiosos que se llevaban a cabo en el santuario, véanse Sacerdote; Sacrificios y Ofrendas. Tabernáculos, Fiesta de los (heb. jag hasukkôth). Gozosa festividad en la cual se celebraba la cosecha lograda, hacia el fin del perí­odo correspondiente, especialmente la del trigo, las aceitunas y las uvas. Comenzaba en el 150 dí­a del 7º mes (Etanim* o Tisri), y duraba 7 dí­as, comenzando con un sábado ceremonial y seguido de un dí­a adicional, que también era sábado (Lev 23:33-36). Aunque ocurrí­a 2 semanas después del fin del año civil, era en realidad la celebración de la clausura del año agrí­cola, y se decí­a de ella que era “la fiesta de la siega… a la salida del año” (Exo 23:16). El término “tabernáculos” o “cabañas” (heb. sukkôth), se referí­a a la costumbre de vivir durante la fiesta en cabañas hechas de ramas, para conmemorar las peregrinaciones por el desierto (Lev 23:34-43). Era una de las 3 fiestas a las que todos los israelitas varones debí­an concurrir obligatoriamente (Exo 23:14-17; Deu 16:16). Se cuenta que Jesús participó de la fiesta de los Tabernáculos (Joh 7:2, 14). Se prescribí­an sacrificios especiales, además de los regulares de cada dí­a, para cada uno de los dí­as de la fiesta: 13 becerros, 2 carneros y 14 corderos como holocausto en el 1er dí­a, y un macho cabrí­o como expiación. Durante los dí­as siguientes el número de becerros se reducí­a en uno por dí­a, hasta que en el último se ofrecí­an sólo 7, más 2 carneros y 14 corderos como holocausto, y el macho cabrí­o como expiación (Lev 23:34-43; Num 29:12-34; Deu 16:13-15). Cada 7º año, durante la fiesta de los Tabernáculos, “en el año de la remisión”, el año sabático durante el cual no habí­a ni siembra ni cosecha, se leí­a públicamente la ley de Moisés (Deu 31:9-13). Con el transcurso de los siglos, especialmente después del regreso de la cautividad en Babilonia, se desarrolló entre los judí­os una complicada liturgia para la celebración de la fiesta de los Tabernáculos. La gente iba al templo temprano por la mañana provista de ramas de sauces, y marchaba gozosamente una vez por dí­a alrededor del altar de los sacrificios, y 7 veces en el 7º dí­a (Mishná, Sukkah 4.5; cf 2 Mac. 10:6,7). También cada dí­a, en relación con los sacrificios diarios, un sacerdote traí­a al templo un jarrón lleno con el agua que surgí­a de la fuente de Gihón en las laderas del valle del Cedrán, hasta la fuente de Siloé, al compás de un himno basado en las palabras de Isa 12:3: “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación”. Mezclada con el vino que se usaba con los sacrificios, y al compás de música instrumental y el canto de salmos, se derramaba el agua al costado del altar a un canal que la llevaba de nuevo al valle del Cedrón. Esta era una ceremonia que rememoraba la profecí­a de Eze_47 Durante esta fiesta, y aparentemente refiriéndose a esta costumbre de derramar agua (Mishná, Sukkah 4.1, 9), Jesús se puso de pie y se ofreció a sí­ mismo como el Agua de la vida cuando dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí­ y beba” (Joh 7:37). Durante la noche, sobre 2 elevadas columnas erigidas en el atrio de las mujeres, se encendí­an grandes lámparas que proyectaban su luz sobre los atrios o patios del templo, y más allá de sus muros hacia la ciudad, mientras que en las gradas del atrio un grupo de levitas entonaba salmos con acompañamiento de música instrumental. Los judí­os que viví­an en paí­ses extranjeros, y que no podí­an ir a Jerusalén, celebraban la fiesta en sus sinagogas locales. Bib.: FJ-AJ iii.10.4; xiii.13.5.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

hebreo ojel tienda; miscan morada. Tienda de campaña o santuario portátil que cobijaba el arca del pacto, sí­mbolo de la presencia de Dios, implantado por Moisés, hasta la construcción del templo de Jerusalén. Tras el cautiverio en Babilonia, el Templo permaneció vací­o.

Solamente el sumo sacerdote tení­a derecho a entrar en el recinto una vez al año: el gran dí­a de la Expiación.

Se le conocí­a con varios nombres: T. Ex 40, 34-35; T. del Testimonio, Ex 25, 21-22; T. de reunión, Ex 40, 34-35; Casa de Yahvéh, Ex 34, 26.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., †™ohel, mo†™edh, tienda de reunión, mishkan, morada; gr., skene, tienda). Un santuario portátil que tení­a todo lo necesario para la adoración del Señor bajo condiciones nomádicas, y también serví­a como un prototipo del edificio permanente que le seguirí­a. Una revelación divina fue dada a Moisés en Sinaí­ respecto a la naturaleza, la construcción y el mobiliario del tabernáculo (éxodo 25—40). La obra fue llevada a cabo por Bezaleel, Oholiab y sus obreros; y cuando la labor fue terminada, una nube cubrió el tabernáculo y la gloria divina lo llenó (Exo 40:34-35).

El tabernáculo estaba en un atrio exterior (Exo 27:9-18; Exo 38:9-20) de 47 m. de largo por 23 m. de ancho. Los lados estaban cubiertos por cortinas hechas de lino finamente tejido. Dentro de este atrio exterior se presentaban diversas clases de ofrendas sacrificiales y se realizaban los actos públicos de adoración. Cerca del centro del atrio estaba el altar del holocausto, hecho de madera de acacia recubierta de bronce (Exo 27:1-8). Medí­a casi 2,50 m. por lado y 1,50 m. de altura. En sus esquinas tení­a salientes conocidos como los cuernos del altar. Un fuego que habí­a sido encendido milagrosamente ardí­a de continuo sobre el altar y era atendido por los sacerdotes (Lev 6:12; Lev 9:24). Casi en el centro del atrio estaba la fuente de bronce, usada por los sacerdotes para lavados rituales (Exo 20:17-21).

Hacia el extremo oeste del atrio, paralelo a las largas paredes, estaba el tabernáculo mismo. Era una estructura rectangular de unos 14 m. por 5 m.

dividida en dos partes, un lugar santo y un lugar santí­simo. El material básico de construcción era madera de acacia, fácil de obtener en la pení­nsula de Sinaí­, cortada en 48 tablas, algunas de 5 m. de altura y un poco más de 0,50 m. de ancho, recubiertas de oro.

El tabernáculo terminado estaba dividido en dos compartimientos por una cortina con querubines bordados en rojo, púrpura y azul, suspendida por cuatro puntales de acacia. La parte más exterior de estos dos compartimientos era conocida como el lugar santo, y tení­a una superficie de unos 9 m. por 5 m.

El lugar más recóndito del tabernáculo, o lugar santí­simo, tení­a 6 m2. La entrada al tabernáculo estaba protegida por cortinas bordadas sostenidas por cinco pilares de acacia recubiertos de oro.

El armazón de madera del tabernáculo estaba adornado con 10 cortinas de lino (Exo 26:1-7) bordadas y decoradas con figuras de querubines. Medí­an unos 12,5 m. de largo por 2 m. de ancho, unidas en grupos de cinco para hacer dos cortinas largas. Estas eran luego sujetadas entre sí­ por medio de argollas y abrazaderas de oro, formando una larga cortina de 18 m. de largo por 13 m.

de ancho.

En Exo 25:10-40 se describe el mobiliario del santuario. El lugar santo, o cámara exterior del tabernáculo, contení­a una mesa para el pan de la Presencia, una estructura pequeña de madera de acacia recubierta de oro, que medí­a un m. de largo, 46 cm. de ancho y un poco más de 0,50 m. de alto.

Sobre esta mesa colocaban 12 panes juntamente con platos, tazones para incienso y vasijas de oro (Exo 25:23-30; Lev 24:5-9). El pan se renovaba cada semana y se colocaba en dos montones sobre la mesa. Cerca de la mesa estaba el menorah o candelabro de siete brazos de oro puro modelado en forma elaborada. Un altar para incienso, cubierto de oro, de unos 46 cm2 y un m. de altura, tení­a proyecciones en cada esquina y, al igual que la mesa del pan de la Presencia, tení­a aro de oro y varas recubiertas de oro para facilitar su traslado con prontitud.

El mobiliario del santuario de más adentro, el lugar santí­simo, consistí­a sólo del arca del pacto. Esta era una pequeña estructura, como caja, de madera de acacia, de un largo de 1,25 m., en tanto que el ancho y la altura eran de 0,50 m. Por dentro y por fuera estaba recubierta con láminas de oro, y tení­a aros de oro y estacas como la mesa del pan de la Presencia y el altar del incienso. La tapa del arca, el propiciatorio, estaba cubierta de oro sólido. En cada extremo habí­a un querubí­n de oro cuyas alas se extendí­an hacia el centro de la cubierta.

El arca era el lugar de encuentro de Dios con su pueblo por medio de Moisés, y contení­a las tablas de la ley (Exo 25:16, Exo 25:22). También estaban en el arca un vaso con maná y la vara de Aarón (Heb 9:4). Un velo de construcción elaborada separaba el lugar santí­simo del compartimiento exterior del tabernáculo y, cuando los israelitas viajaban de un lugar a otro, el arca sagrada estaba escondida de las miradas al ser envuelta en esta cortina. Por consiguiente el arca era vista normalmente sólo por el sumo sacerdote y esto en ocasiones ceremoniales muy especiales.

En el tabernáculo tení­an lugar todos los sacrificios y actos públicos de culto requeridos por la ley. El tabernáculo se erigió en Sinaí­ al principio del segundo año, 14 dí­as antes de la celebración de la Pascua del primer aniversario del éxodo (Exo 40:2, Exo 40:17). Cuando se desmanteló la estructura durante la peregrinación, el arca y los dos altares fueron llevados por los hijos de Cohat, un levita. El resto del tabernáculo fue transportado en seis carretas cubiertas tiradas por dos bueyes (Num 7:3 ss.).

En Canaán el tabernáculo fue probablemente establecido primero en Gilgal (Jos 4:19), luego en Silo (Jos 18:1), después en Nob (1Sa 21:1), luego en Gabaón (1Ch 16:39; 1Ch 21:29), y finalmente en Jerusalén (2Sa 6:17 ss.).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(tienda, morada).

Tienda de campana que cobijaba el Arca del Pacto, y era sí­mbolo de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Sirvió a Israel desde su construcción en el Sinaí­: (Exo 19:1), hasta la construcción del Templo de Salomón. El Tabernáculo era lo más sagrado y apreciado del pueblo de Israel, porque contení­a el Arca, sí­mbolo de la presencia de Dios. En los templos cristianos esta el “sí­mbolo”, sino el mismo Dios, en el Sagrario, a nuestra disposición, dí­a y noche, Dios quiera que lo sepamos apreciar y usar, al menos, con la misma estima que los judí­os estimaban solo el “sí­mbolo”. Estaba construido con lo mejor de lo mejor, con los detalles que el mismo Dios le habí­a dado a Moisés en 15 capí­tulos: (Ex.25-40). Estaba en un patio, o atrio descubierto, preparado con cortinas de rico lino, ajustadas a 60 pilares de bronce con capiteles de plata.

En este Atrio, patio, estaban.

1- El altar de los holocaustos, para ofrecer a diario dos corderos: (Num 28:3).

2- La fuente de bronce, para las abluciones rituales de los sacerdotes, Exo 30:17-21.

En el Tabernáculo: Dos partes, separadas, por un pesado y riquí­simo “velo”: 1- El Lugar Santo, donde entraban sólo los sacerdotes. Tenia: – El Candelabro de oro.

– La Mesa para el pan de la proposición: (Exo 25:30, Heb 9:2).

– El Altar del Incienso.

2- El Lugar Santí­simo, el Santo de los Santos, contení­a sólo el Arca de la Alianza, cubierta toda ella de oro,y en ella, un vaso de oro, que contení­a el maná, la vara de Aarón, que habí­a reverdecido, y las tablas de la alianza. y sobre el Arca, dos querubines de oro puro en actitud de adoración: (Exo 25:16-22, Heb 9:4); eran los “sí­mbolos” de lo “real” ahora.

– El “maná”, sí­mbolo de la Eucaristí­a, donde esta Dios realmente.

– La “vara de Aaron”, sí­mbolo del sacerdote de la Nueva Alianza.

– Las “tablas”, la Palabra de Dios, la Biblia.

E1 antiguo Tabernáculo no era más que sombra del verdadero: (Heb 8:5, Heb 10:1). Se llamó de diversas maneras: Tabernáculo, Tabernáculo de Yahueh, Tebernáculo de la reunión, Casa de Yahveh: (1Re 2:28, Exo 40:34-35, Exo 40:34;26).

Acompanó a los israelitas a todas partes desde el Sinaí­; estuvo 35 años en Cades, en Soilo, y, finalmente, David to llevo a Jerusalén.

Sobre él estaba la columna de fuego de noche y la nube de dí­a: Cuando se tení­an que mover, la columna se moví­a hacia donde debí­an ir, hasta que su detención senalaba una nueva estación.

El Tabernáculo era.

– Sí­mbolo de Cristo, Heb 8:2, Heb 9:2.

– En el Cielo, Rev 15:5.

Fiesta de los Tabernáculos: Lev 23:24, Num 29:12. Ver “Fiestas”.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Los israelitas conocí­an los enormes templos que existí­an en Egipto, pero para la peregrinación por el desierto no era posible erigir nada parecido a ellos. Dios dio instrucciones a †¢Moisés para que hiciera un santuario portátil, en forma de tienda desarmable. En hebreo, se utilizaban varios términos para referirse al t. Entre ellos: mishkan, que significa †œhabitación†, porque era el lugar donde Dios †œhabitaba†. A veces se decí­a mishkan YHWH (t. de Jehová), como en Lev 17:4 (†œ… para ofrecer ofrenda a Jehová delante del t. de Jehovᆝ). También se le llama ohel mo†™ed (t. de reunión), como en Exo 28:43 y mikdash (santuario) (†œY harán un santuario para mí­, y habitaré en medio de ellos† [Exo 25:8]).

El diseño del t. le fue mostrado por Dios a Moisés en el monte Sinaí­ (†œMira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte† [Exo 25:40]). El autor de Hebreos interpreta que Moisés vio cosas celestiales que tuvo que plasmar en materiales de la tierra (†œ… los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el t., diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte† [Heb 8:5]). De manera que es muy claro que con cada detalle del t. Dios deseaba trasmitir alguna enseñanza de carácter simbólico y espiritual al pueblo.
la construcción se hizo una suscripción popular. Todo el pueblo contribuyó con los muy diversos materiales que eran necesarios (†œDi a los hijos de Israel que tomen para mí­ ofrenda, de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda† [Exo 25:2]). En Exo 35:1-35 se detallan las ofrendas realizadas: †œ… oro, plata, bronce, azul, púrpura, carmesí­, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, y piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y para el pectoral†. El pueblo dio con tanta abundancia que Moisés tuvo que suspender las ofrendas, porque eran demasiadas (Exo 36:6-7). †¢Bezaleel, de la tribu de Judá y Aholiab, de la tribu de Dan, fueron las personas a quienes Dios llenó †œde sabidurí­a de corazón† para dirigir los trabajos.

El atrio. Desde afuera, la primera parte del t. era el atrio, una especie de patio de unos 45 m de largo por 23 m de ancho. Lo formaban una serie de cortinas de lino torcido de unos 2.5 m de altura, que pendí­an de sesenta columnas colocadas sobre basas de bronce. Las columnas eran sostenidas por medio de estacas y cuerdas. Sus capiteles eran de plata. Algunos sugieren que entre capitel y capitel se poní­a una barra de plata que le daba más firmeza a la estructura. El atrio tení­a una sola puerta, con †œuna cortina† (Exo 27:16) de unos 9 m de largo por 2.20 m de ancho, sostenida por cuatro columnas.

El altar de bronce. Tras penetrar por la única puerta del atrio, se encontraba el altar de bronce, el cual tení­a la forma de una caja cuadrada hecha de madera de †¢acacia recubierta con planchas de bronce (o de cobre, según señalan algunos). Las medidas eran 2.20 m de largo por 2.20 m de ancho y 1.20 m de alto (Exo 27:1). Se colocaba †œdelante de la entrada del tabernáculo† (Exo 40:6). Se supone que para servir cómodamente en él los sacerdotes tendrí­an que levantar una pequeña rampa de tierra, en vista de la prohibición de gradas. Y también que para soportar el peso de los animales sacrificados se llenaba de tierra o piedras.
de esta caja habí­a un †œenrejado de bronce de obra de rejilla†, pues allí­ se pondrí­an los animales para ser quemados. Esta reja vení­a a quedar dentro de la caja, †œhasta la mitad del altar†, unida a ésta por unos anillos (Exo 27:5). De cada esquina superior del altar sobresalí­an unos cuernos (Exo 27:2) y en la parte exterior tení­a cuatro anillos por donde se pasaban varas, también de acacia cubiertas de bronce, para transportarlo. Esto se hací­a fácilmente por cuanto era hueco (Exo 27:8). Se utilizaban varios utensilios para la manipulación de los animales en el momento del sacrificio, tales como las †œpaletas, los garfios, los braseros y los tazones† (Num 4:14).

El mar de bronce. Era una †œfuente de bronce, con su base de bronce, para lavar†, que estaba colocada †œentre el tabernáculo de reunión y el altar†. Allí­ los sacerdotes se lavaban antes de acercarse †œal altar para ministrar† (Exo 30:18-20).

Estructura de la tienda. La tienda principal tení­a la forma de un rectángulo, de unos 13.50 m de largo, por 4.80 m de ancho y 4.50 m de alto. Estaba constituida por unas cuarenta y ocho planchas de madera de acacia recubiertas de oro, que se mantení­an en posición vertical sujetas sobre basas de plata. Unas barras uní­an las planchas entre sí­, pasando por anillos que éstas tení­an (Exo 26:25-29).

Las cortinas y las cubiertas. El cortinaje de la tienda estaba hecho †œde lino torcido, azul, púrpura y carmesí­ … con querubines de obra primorosa† (Exo 26:1; Exo 36:8). En total eran diez cortinas, pero unidas en dos grupos de cinco que luego se amarraban entre sí­ por medio de lazadas (Exo 26:2-5). La parte superior o techo de la tienda estaba formada por †œcortinas de pelo de cabra†, que eran once. Encima de esto habí­an otras cubiertas, una †œde pieles de carnero teñidas de rojo, y una cubierta de pieles de tejones encima† (Exo 26:14). La puerta de la tienda estaba constituida por cinco columnas de madera de acacia recubiertas de oro, apoyadas en basas de plata. Estas columnas sostení­an el primer velo.

El lugar santo. Al penetrar en la tienda se encontraba una habitación que era el lugar donde los sacerdotes ministraban. El mobiliario constaba del candelero, la mesa de los panes de la proposición y el altar del incienso.

El candelero. Este era el mueble que se utilizaba para la iluminación dentro del Lugar Santo. Consistí­a en una base o pie, una caña central y seis brazos que salí­an de ésta, tres a cada lado, de forma que se tení­an siete lugares donde colocar lámparas. Todo era de oro macizo †œlabrado a martillo†. Los brazos estaban adornados con †œcopas en forma de flor de almendro … una manzana y una flor† en cantidades especificadas. Tení­a siete lamparillas que se encendí­an para que alumbraran †œhacia adelante†. Todo hecho †œconforme al modelo† que se le habí­a mostrado a Moisés †œen el monte† (Exo 25:31-40). El candelero se poní­a †œenfrente de la mesa al lado S del tabernáculo† (Exo 26:35). Los sacerdotes preparaban las lamparillas en la mañana y las encendí­an al amanecer (Exo 30:7-8).

La mesa de los panes de la proposición. Sobre una pequeña mesa se colocaban doce panes redondos, o tortas, uno por cada tribu de Israel, en dos filas de seis (Exo 25:30). Se hací­an de †œflor de †¢harina … de dos décimas de †¢efa†. Se echaba sobre ellos incienso puro y sólo los sacerdotes podí­an comerlo tras renovarlos cada sábado (Lev 24:5-9). Sin embargo, en una situación extrema, David y varios acompañantes comieron de él, lo cual fue aprobado por el Señor Jesús (1Sa 21:1-6; Luc 6:3-4). El término realmente traduce una expresión hebrea que literalmente dice †œpanes de la cara†. Los panes representaban al pueblo que se presentaba, se proponí­a delante de la cara de Dios, lo cual era una señal de participación entre ellos. La exigencia de una mesa, la presencia de los panes y el hecho de que los sacerdotes los comí­an eran cosas que hablaban de comunión y paz entre Dios y el pueblo, puesto que dos enemigos no comí­an a la misma mesa.

El altar del incienso. También llamado altar del perfume. Era una caja cuadrada, de madera de †¢acacia recubierta de oro, con cuernos que sobresalí­an de sus cuatro esquinas superiores, una cornisa en sus bordes y cuatro anillos †œpara meter las varas con que será llevado†. En vez de rejilla, como el altar de bronce, tení­a una tapa o cubierta. Se colocaba †œdelante del velo†, frente al †¢propiciatorio (Exo 30:1-6; Heb 9:4). Era exclusivamente para quemar †œel incienso aromático† cuya fórmula se habí­a prescrito (Exo 30:9, Exo 30:37-38). Eso se hací­a cada mañana, al preparar las lámparas y al anochecer, cuando se encendí­an (Exo 30:7-8).

El velo. Era la cortina que tení­a por propósito hacer †œseparación entre el lugar santo y el santí­simo† y †œocultar† el arca del testimonio (Exo 26:33; Exo 40:21). Fue hecho †œcon querubines de obra primorosa† (Exo 36:35).

El lugar santí­simo. Tras pasar el velo se entraba al Lugar Santí­simo, donde el único mueble que existí­a era el arca del testimonio.

El arca. Era un cofre de madera de acacia recubierto de oro por dentro y por fuera. Tení­a cuatro anillos por los cuales se pasaban unas varas para fines de transportación. Dentro del arca se guardaron †œun gomer de manᆝ (Exo 16:33-34), †œla vara de Aarón que reverdeció† y las tablas de la ley (Num 17:10; Heb 9:4). El arca, cargada por los sacerdotes, iba delante del pueblo en la peregrinación por el desierto †œbuscándoles lugar de descanso† (Num 10:33-36). Como sí­mbolo de la presencia de Dios con su pueblo, permanecí­a †œen medio del campamento† cuando éste se formaba (Num 14:44). Al cruzar el Jordán, el arca fue delante, marcando el camino, y †œcuando las plantas de los pies de los sacerdotes que† llevaban el arca se asentaron sobre el Jordán, las aguas se detuvieron y el pueblo pasó en seco (Jos 3:10-17). Fue asimismo llevada en los desfiles alrededor de Jericó, cuando sus muros se derrumbaron (Jos 6:6-13).
és de la entrada en Canaán no habí­a un lugar fijado, pero donde más tiempo duró fue en †¢Silo †œdespués que la tierra les fue sometida† a los hijos de Israel (Jos 18:1). Siendo †¢Elí­ sacerdote en aquel lugar, los israelitas tomaron el arca y la llevaron a un combate contra los filisteos, pero perdieron la batalla y el arca quedó en manos enemigas. Al saber esto, Elí­ murió. Los filisteos devolvieron el arca tras experimentar muchos inconvenientes por causa de ella (1Sa 4:1-22; 1Sa 5:1-12; 1Sa 6:1-21). Al ser devuelta, el arca fue dejada en †¢Quiriat-jearim, en casa de †¢Abinadab, donde permaneció por mucho tiempo (1Sa 7:1-2).
quiso trasladar el arca a Jerusalén, pero no consultó los estatutos de Jehová en cuanto a la forma en que la misma debí­a ser transportada. Aunque fue con una gran multitud para la ocasión, poniéndola sobre un carro nuevo, ocurrió una desgracia al morir †¢Uza cuando puso su mano sobre el cofre sagrado. Más tarde, sin embargo, corrigiendo su error, David hizo que los levitas llevaran el arca y el traslado a Jerusalén se realizó (2Sa 6:1-15; 1Cr 13:2-14; 1Cr 15:1-29).

El propiciatorio. La tapa del arca era llamada †œel propiciatorio†, de cuyos extremos surgí­an dos querubines de oro, †œsus rostros el uno enfrente del otro†. Estos querubines cubrí­an con sus alas al propiciatorio, que era el lugar desde donde Dios hablarí­a a Moisés, apareciendo en una nube (Exo 25:10-22; Lev 16:2; Num 7:89). El nombre de †œpropiciatorio† le viene por el hecho de que allí­ se manifestaba la shekinah, la nube de la presencia de Dios, quien habí­a prometido: †œY de allí­ me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines…† (Exo 25:22).
otros detalles sobre los diversos componentes del t., †¢templo.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, CONS TIPO

ver, TABERNíCULO DE REUNIí“N, TEJí“N, ALTAR, ARCA DEL PACTO, PROPICIATORIO, SACERDOTE, SACRIFICIO, SUMO SACERDOTE, TEOFANíA, TEMPLO, EXODO, LEVíTICO, HEBREOS

vet, (a) Templo portátil provisional, donde el Señor se encontraba con Su pueblo (Ex. 33:7-10). (Véase TABERNíCULO DE REUNIí“N.) (b) Santuario portátil, cuya construcción Dios ordenó en Sinaí­ a Moisés, y que acompañó a los israelitas en su peregrinación por el desierto, y quedó después en pie en la Tierra Prometida hasta el establecimiento del reino en paz bajo Salomón. La importancia del Tabernáculo queda marcada por la cantidad de capí­tulos que se le dedican en el libro del Exodo: 25 a 31, constituyendo una tercera parte del libro. Su objeto era permitir que el Señor morara en medio de Su pueblo (Ex. 25:8) y procurar a los hombres pecadores un medio de comunión constante con el Dios santo (Ex. 25:22; 29:42-46). Efectivamente, hay una inmensa diferencia entre el descenso del Señor, rodeado de fuego devorador, con todas las amenazas del Sinaí­ (Ex. 19:10-22) y por otra parte su morada permanente en medio del campamento (Ex. 40:34-38). Este cambio se hizo posible gracias al Tabernáculo y el sistema sacrificial y el sacerdocio que éste conllevaba. En el Tabernáculo se reproducí­an la imagen y la sombra del santuario celestial. Moisés lo construyó según el modelo que Dios le habí­a dado en el monte (Ex. 25:9, 40; 26:30; 27:8). Su ejecución fue conforme a todo lo que el Señor habí­a ordenado (esto se afirma 18 veces; cfr. Ex. 39:32, 42:43, etc.). No se dejó nada en absoluto a la inventiva o iniciativa humanas. Cada uno de los detalles tení­a su importancia y significado espiritual. La epí­stola a los Hebreos confirma que el santuario hecho de mano del hombre era “imitación del verdadero”, establecido por el Señor en el cielo (He. 8:2, 4-5; 9:11, 23-24). El ritual, culto, los sacrificios, el sacerdocio de Aarón, son todos tipos y profecí­as de la persona, sacrificio y sacerdocio de Cristo, nuestro sumo sacerdote. Por definición, estos tipos y ordenanzas eran temporales: las vestiduras, utensilios, divisiones del santuario, velo, sacrificios, abluciones, etc., todo esto ha cedido su puesto al culto rendido en espí­ritu y en verdad, habiendo todo ello sido cumplido por la venida de Cristo (He. 8:5; 9:1-10; Jn. 4:23-24). Introducir estas cosas en el culto cristiano, como lo hacen la Iglesia de Roma y sus imitadoras, es confundir los pactos, y volver al Antiguo Pacto, que ya ha quedado abrogado en favor del Nuevo. Materiales del Tabernáculo. Los materiales del Tabernáculo fueron los que se hallaban a disposición. El Sinaí­ proveí­a la madera de acacia; los rebaños proveyeron pelos y pieles; el tejón (véase TEJí“N) dio su piel. Los israelitas se habí­an llevado de Egipto grandes cantidades de oro, plata y bronce, de telas y de lino fino (Ex. 12:35). De todo esto dieron abundantes ofrendas voluntarias (Ex. 25:18; 35:5, 21, 22, 26, 29), hasta tal punto que se les tuvo que prohibir que dieran más (Ex. 36:5-6). Dios suscitó artesanos calificados y artistas a los que llenó de Su espí­ritu para llevar a buen fin la tarea (Ex. 35:30-35). Los colores y los materiales elegidos son susceptibles de una interpretación simbólica. Según He. 10:20, el velo representaba la carne de Cristo, abierta en la Cruz para darnos acceso al Lugar Santí­simo. En este velo, el azul podrí­a referirse al cielo, el púrpura a la realeza, el carmesí­ a la sangre, y el lino fino a la santidad (Ex. 26:31; Ap. 19:8). Todo el santuario reposaba sobre basas de plata, que provení­an del precio de redención de cada israelita (Ex. 26:19; 30:12-15); esto debí­a constituir un recuerdo constante del precio pagado por la redención del pueblo, y que la adoración debí­a levantarse sobre la base de la redención (Ex. 30:16; 1 P. 1:18-19; 1 Co. 6:19-20). El arca, el más completo tipo de Cristo, era de madera de acacia recubierta de oro. En esta madera se puede ver una imagen de la humanidad de Cristo (una débil planta creciendo en una tierra seca, cfr. Is. 53:2, pero también totalmente incorruptible, cfr. Is. 53:9 b); el oro inalterable y precioso puede ser tomado como sí­mbolo de Su divinidad, o de la justicia divina de Cristo. El plan del santuario se da a continuación. En él se pueden trazar gráficamente dos temas: (a) El desarrollo del ministerio del sacerdote, mediador encargado de establecer el contacto entre el pueblo y Dios; (b) el camino del hombre pecador que, aprovechando el camino abierto por Cristo, el gran sumo sacerdote, entra hasta la misma presencia del Señor. He aquí­ algunas etapas: (A) El atrio. Dios se rodea de una barrera de lino fino e inmaculado, de una altura de 2,5 m.; Su santidad mantiene la distancia con los pecadores. El lienzo es sostenido por columnas de bronce, montadas sobre basas de bronce, a cinco codos de distancia entre sí­. El patio así­ formado tení­a 100 codos de longitud por 50 de anchura (Ex. 27:9- 18). (B) La puerta. La puerta era el único medio de acceso a este cercado de lino fino y bronce (santidad y juicio). La puerta era una cortina que se podí­a levantar fácilmente, y que era sin embargo suficiente para señalar una separación neta entre el interior y el exterior (Ex. 27:16). Llevaba los cuatro colores simbólicos que se van encontrando hasta el velo (Ex. 26:31). Jesús dijo: “Yo soy la puerta… el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador” (Jn. 10:9,1; cfr. 14:6). (C) El altar de los holocaustos. El altar de los holocaustos. Justo al entrar, el pecador se encuentra ante el altar, donde degüella y ofrece sus ví­ctimas; la sangre derramada hací­a la expiación por sus pecados, porque “sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Ex. 27:1-2; Lv. 4:4-12; He. 9:22). De todas maneras, la sangre de un animal no borra realmente el pecado: sirve de tipo y de profecí­a al solo sacrificio eficaz, el del Hijo de Dios (He. 10:1-4, 11-14). (Véase ALTAR.) (D) La fuente de bronce. La fuente de bronce, entre el altar de los holocaustos y la tienda, serví­a para la indispensable purificación de los sacerdotes llamados al servicio del santuario (Ex. 30:17-21). En el Nuevo Pacto, el creyente, salvado por el sacrificio de la Cruz, entra también en el regio sacerdocio al que pertenecen todos los miembros de la Iglesia (1 P. 2:5, 9; Ap. 1:5-6). Para servir a Dios en lo sucesivo, tiene necesidad de ser purificado cada dí­a, si quiere estar en comunión con El (cfr. Jn. 13:5, 8, 10); ésta es la santificación sin la cual nadie verá al Señor (He. 12:14). La fuente habí­a sido hecha con el bronce de los espejos de las mujeres (Ex. 38:8), hecho que a veces ha sido relacionado con Stg. 1:23-25 y Jn. 17:17. (E) La tienda (Ex. 26:1-30) La tienda medí­a 30 codos de longitud por 10 de anchura. La entrada se hallaba al este; los dos lados estaban hechos de veinte tablas verticales, de 10 codos de altura; el fondo estaba hecho por ocho tablas. Cada una de ellas estaba recubierta de oro, y medí­a 1,5 codos de anchura. Cada pared quedaba montada mediante cinco barras transversales, sostenidas por anillos de oro; sólo la central iba de un lado al otro. Debajo de cada plancha habí­a dos espigas que se acoplaban a una basa de plata. El lado oriental entero serví­a de entrada. Las tres paredes y las cinco columnas de la entrada (Ex. 26:37) sostení­an las cuatro cubiertas del Tabernáculo: (I) La más bella, con los cuatro colores simbólicos y bordada con figuras de querubines, estaba en el interior. Cumplí­a la función de cielo raso y pared interior del Tabernáculo. Esta cubierta estaba compuesta de diez piezas, midiendo cada una de ellas 28 por 4 codos. Estas piezas estaban cosidas cinco y cinco, y después cuidadosamente montadas. De estos dos conjuntos, uno de ellos constituí­a el cielo raso y los tres lados del Lugar Santí­simo, y el otro formaba el cielo raso y dos lados del lugar santo (Ex. 26:1-6). (II) Una segunda cubierta, de pelo de cabras, recubrí­a la primera; se componí­a de once piezas, cada una de las cuales medí­a 30 por 4 codos, dos codos más, por tanto, que la primera cubierta interior (Ex. 26:13). Esta segunda cubierta se componí­a de un conjunto de cinco bandas que recubrí­a la parte superior y los tres lados del Lugar Santí­simo, y un conjunto de seis bandas para la parte superior y los lados del lugar santo. Esta parte más grande tení­a un codo de más, que colgaba por encima de la entrada del Tabernáculo (Ex. 26:7-13). (III) A continuación vení­a una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo y, finalmente: (IV) Una cubierta de pieles de tejones (“tahash”: véase TEJONES) que protegí­a las otras tres cubiertas (Ex. 26:14). El Tabernáculo estaba dividido en dos partes: del lado oriental, el lugar santo formaba un rectángulo de 20 codos de largo por 10 de ancho y 10 de alto (cfr. Ex. 26:16, 18, 22-24; Ant. 3:6, 4). Los sacerdotes entraban en este lugar cada dí­a (He. 9:6). El Lugar Santí­simo, más allá del velo, tení­a forma cúbica, de 10 codos de lado. Sólo entraba allí­ el sumo sacerdote una vez al año (v. 7). Es fácil ver las correspondencias de este santuario con la casa espiritual de la que forma parte el creyente: fundamentados sobre Cristo, el redentor, los creyentes son piedras vivas que se levantan para formar la morada de Dios en el Espí­ritu. Todo el edificio es sólidamente edificado por el Señor mismo, y ligado por El. Es en este santo templo que El es glorificado (Ef. 2:20-22; 3:20-21; 1 P. 2:4-5). (F) La cortina. La cortina a la entrada del lugar santo estaba hecha del mismo tejido que la puerta y el velo (Ex. 26:36-37). De hecho, Cristo no es sólo la puerta, sino el camino entero que lleva a Dios; nos abre el acceso al santuario, por el camino nuevo y vivo que El ha abierto para nosotros (Jn. 14:6; He. 10:19-20). (G) La mesa de los panes La mesa de los panes de la proposición, hecha de madera de acacia recubierta de oro, situada al lado norte del lugar santo. Sobre ella estaban continuamente expuestos los doce panes de la proposición. Eran renovados cada sábado, y los sacerdotes participaban de ellos cuando eran retirados (Ex. 25:23-30; 26:35; Lv. 24:5-9). Cristo, el pan vivo que bajó del cielo, viene a ser el alimento de nuestras almas, y nos comunica la vida eterna (Jn. 6:51). (H) El candelero de oro estaba situado en el lado sur del lugar santo; portaba siete lámparas de aceite puro que ardí­an continuamente; ellas daban la única iluminación que tení­a el santuario (Ex. 25:31-40; 26:35; 27:20-21; Lv. 24:1-4). Cristo es la luz del mundo (Jn. 8:12). La plenitud de Sus perfecciones ilumina a la Iglesia, conduciéndola en su caminar. En cuanto a la Nueva Jerusalén, “la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera” (Ap. 21:22-23). (I) El altar de perfume. El altar de perfume, delante del velo, serví­a para quemar sobre él, mañana y tarde, el perfume sagrado delante de Jehová (Ex. 30:1-8, 34-38). El sí­mbolo del humo del incienso subiendo al cielo es aplicado por Juan a la oración de adoración e intercesión (Ap. 5:8; 8:3-4; cfr. Sal. 141:2). Así­ es Cristo presentado en Su ministerio de intercesión perpetua y todopoderosa, de grato olor al Señor (Ro. 8:34; He. 7:25; cfr. 2 Co. 2:15). Siguiendo Sus pasos, el creyente, purificado de sus pecados, ofrece a Dios sus oraciones y alabanza en el santuario. (Véase ALTAR.) (J) El velo, también del mismo tejido de cuatro colores, sostenido por cuatro columnas, separaba el lugar santo del Santí­simo (Ex. 26:31-33); a diferencia de la cortina, estaba bordado con querubines, sí­mbolo de la presencia inaccesible de Jehová, “dando el Espí­ritu Santo a entender con esto que aún no se habí­a manifestado el camino al Lugar Santí­simo” (He. 9:8). Al expirar Cristo en la cruz, el velo del Templo se partió de arriba abajo (Mt. 27:51); era la imagen de la carne desgarrada del Señor Jesús, a través de la cual tenemos desde entonces libre acceso al Lugar Santí­simo, en la presencia inmediata de Dios (He. 10:20). (K) El arca era el principal objeto del Tabernáculo (véase ARCA DEL PACTO), y el más completo tipo de la salvación. Era el único objeto en el Lugar Santí­simo, con la sola excepción de un incensario de oro (cfr. He. 9:4); era un cofre de madera de acacia recubierto de oro, que medí­a 2,5 codos de longitud, 1,5 de anchura y 1,5 de altura (Ex. 25:10-15). Contení­a las dos tablas de la ley (Ex. 25:16; He. 9:4), que condenaban a muerte al pecador, sin excepción alguna, y lo excluí­an de la presencia de Dios. La cubierta del arca, de oro puro, se llamaba propiciatorio (véase PROPICIATORIO). El sumo sacerdote depositaba allí­, una vez al año, la sangre de la expiación, ofrecida por los pecados de todo el pueblo (Ex. 25:17; Lv. 16:14-15). Así­, esta sangre se poní­a por encima de la ley, como diciéndole a Jehová: “Señor, tu ley santa ha sido cumplida; una ví­ctima ha muerto en lugar de los pecadores. ¡Perdona ahora a causa de esta sangre derramada! ” Sobre el arca, a los dos extremos del propiciatorio, se levantaban dos querubines de oro. En lugar de traspasar al pecador que se aventuraba delante de Dios (cfr. Gn. 3:24), estaban desarmados, con el rostro vuelto hacia el propiciatorio (Ex. 25:18-20). En cuanto al mismo Señor, El habí­a declarado al mediador de Su pueblo: “Allí­ me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio” (Ex. 25:22). En efecto, el único lugar de reencuentro entre Dios y el pecador es en la Cruz, donde la sangre de Cristo expí­a los pecados, al haber sufrido en nuestro lugar todo el rigor de la ley. Si no se comprende esta gran verdad, no se puede comprender nada del culto del Antiguo Pacto ni de la salvación del Nuevo. El arca contení­a además un vaso de maná y la vara de Aarón que habí­a florecido (He. 9:4; Ex. 16:33; Nm. 17:3), que eran otros tipos de Cristo, el pan de vida (Jn. 6:32-33, 51) y el Viviente, “declarado Hijo de Dios con poder… por la resurrección de entre los muertos” (Ro. 1:4). Para el sacerdocio y los sacrificios en relación con el Tabernáculo, véanse SACERDOTE, SACRIFICIO, SUMO SACERDOTE. (L) La nube. Desde que el Tabernáculo fue levantado, el primer dí­a del año segundo después del éxodo, quedó cubierto por una nube y lleno de la gloria de Jehová (Ex. 40:17, 34-35). Era la Shekiná, la presencia del Señor establecida entre Su pueblo (véase TEOFANíA). Durante la peregrinación en el desierto la nube reposó continuamente sobre el Tabernáculo, teniendo de noche la apariencia de un fuego. Se levantaba para conducir al pueblo en sus itinerarios, y se detení­a cuando debí­a acampar de nuevo (Nm. 9:15-17). Los levitas eran los encargados de desmontar y volver a montar el Tabernáculo, estando las diversas tareas divididas entre los coatitas (Nm. 4:4-20), los gersonitas (Nm. 4:24-28) y los meraritas (Nm. 4:31-33). Durante la conquista de Canaán, el arca se quedó en el campamento de Gilgal. Más tarde, Josué erigió el Tabernáculo en Silo, donde estuvo durante el tiempo de los Jueces (Jos. 18:1; 1 S. 1:3, 7). Poco a poco se fueron añadiendo cámaras para los sacerdotes y para el tesoro de los dones (1 S. 3:3; cfr. el campamento de los levitas, Nm. 3:23, 29, 35). El Tabernáculo es designado con diversas expresiones: Tabernáculo de Reunión (Ex. 40:34-35); Tabernáculo del Testimonio (Nm. 1:50); Santuario (Ex. 25:8; 38:27); Tienda (2 S. 7:6); Casa de Jehová (Jue. 19:18; 1 S. 1:24; 3:15); Templo de Jehová (1 S. 1:9; 3:3). La gloria desapareció del Tabernáculo cuando los filisteos tomaron el arca (Sal. 78:60). Bajo Saúl la tienda estaba en Nob (1 S. 21:1; cfr. Mr. 2:26). Durante la mayor parte del reinado de David, y bajo el de Salomón hasta la construcción del Templo, el Tabernáculo estuvo en el lugar alto de Gabaón (1 Cr. 16:39; 21:29). Salomón transportó la tienda al Templo (1 R. 8:4; 2 Cr. 5:5), construido bajo el mismo modelo, pero de dimensiones dobles (véase TEMPLO). El Tabernáculo puede ser considerado tipológicamente como imagen de la casa de Dios actual, los creyentes, en su andar hacia el cielo (He. 3:6; 1 P. 2:5), en contraste con el Templo, que tení­a que ver con el Reino ya establecido y organizado. En Ap. 21, después de aludirse al Reino y al estado eterno, el Espí­ritu vuelve al tema del Tabernáculo. Bibliografí­a: Además de las obras relacionadas a continuación, véanse las bibliografí­as de EXODO, LEVíTICO y HEBREOS (EPíSTOLAS A LOS). Anónimo: “El significado espiritual del Tabernáculo, del sacerdocio leví­tico, y de las ofrendas del pueblo de Israel” (Ed. “Las Buenas Nuevas”, Montebello, Calif. s/f); Anónimo: “La casa de oro” (Ed. Buena Semilla, Bogotá s/f); Pressland, E. C.: “Foreshadows” (Christian Book Room, Singapur, 1956); Ritchie, J.: “El tabernáculo en el desierto” (L.E.C., Lanus, Argentina, 1950); Soltau, H. W.: “The Tabernacle, the Priesthood, and the Offerings y The Holy Vessels and Furniture (B.T.P., Oak Park, Illinois).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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En latí­n “tabernaculum” significa tienda de campaña y tuvo en sus orí­genes sentido castrense. Pronto se acomodaron lugares sagrados y reservados en algunos templos para guardar en ellos emblemas o simbologí­as religiosas.

La tienda del tabernáculo entre los judí­os acompañó al pueblo en la salida de Egipto. Se le llamó en hebreo “ohel”, que los LXX tradujeron por “skene” y la Vulgata por “Tabernaculum”. También se le designó “miskan” o habitación y “bet Yaweh” o casa de Yaveh: Num. 9. 15; Ex. 5. 22 y ss; Ex. 26. 36; Ex. 36. 8-19.

En los libros posteriores la referencia al lugar santo, sobre todo después de la construcción del Templo de Salomón, las acciones litúrgicas fueron continuas y siempre llenas de veneración sagrada.
Los cristianos consideraron pronto la existencia de un lugar santo en sus lugares de culto, en el cual guardaban la Eucaristí­a para llevarla a los prisioneros y a los enfermos. Cuando los templos se fueron extendiendo, después de la paz de Constantino, el tabernáculo eucarí­stico cobró un sitio privilegiado en el edificio del templo, hasta que fue ocupando el centro del retablo que se construyó durante siglos como frontal del altar y centro de atención de la asamblea

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Tienda portátil de adoración que se utilizó en Israel; también se la llamó †œtienda de reunión†. (Ex 39:32, 40; véase TIENDA DE REUNIí“N.) Los términos hebreos eran misch·kán (residencia; morada; tabernáculo), ´ó·hel (tienda) y miq·dásch (santuario). En griego se llamaba ske·ne, que significa †œtienda; cabaña; residencia; morada†. (Véase LUGAR SANTO.)
El tabernáculo desempeñaba un papel fundamental en el acercamiento de la nación de Israel a Dios. Constaba de dos compartimientos. (GRABADO, vol. 1, pág. 538.) El primero, el Santo, tení­a un candelabro de oro, el altar de oro del incienso, la mesa del pan de la proposición y utensilios de oro; en el compartimiento interior, el Santí­simo, se hallaba el arca del pacto, sobre la que habí­a dos querubines de oro. (Véanse ARCA DEL PACTO; SANTíSIMO.)

Cuándo se inauguró. El tabernáculo o †œtienda de reunión† (llamado el †œtemplo de Jehovᆝ en 1Sa 1:9 y †œla casa de Jehovᆝ en 1Sa 1:24) fue construido en el desierto junto al monte Sinaí­ en el año 1512 a. E.C. Quedó terminado y montado, con sus muebles y utensilios, el primer dí­a del primer mes, Abib o Nisán. (Ex 40.) Como mediador, Moisés inauguró aquel mismo dí­a el sacerdocio de acuerdo con las instrucciones de Jehová con una ceremonia que duró siete dí­as. Al octavo dí­a, los sacerdotes empezaron a desempeñar sus funciones oficiales. (Le 8, 9; véase INSTALACIí“N.)

Diseño. Jehová detalló a Moisés en la montaña cómo serí­a el tabernáculo y le dijo: †œVe que hagas todas las cosas conforme a su modelo que te fue mostrado en la montaña†. Este modelo fue una †œsombra de las cosas celestiales†, y, por lo tanto, tení­a que ser exacto hasta el último detalle. (Heb 8:5.) Jehová inspiró a Bezalel y Oholiab para que el trabajo, en el que también participaron otros hombres y mujeres, se realizara perfectamente, de acuerdo con las indicaciones de Moisés. El resultado fue: †œConforme a todo lo que Jehová habí­a mandado a Moisés, así­ hicieron los hijos de Israel todo el servicio†. (Ex 39:42; 35:25, 26; 36:1, 4.) Los materiales se obtuvieron gracias a contribuciones voluntarias del pueblo. (Ex 36:3, 6, 7.) Los donativos de oro, plata y cobre, así­ como los hilos, las telas y las pieles, procedí­an en gran parte de los objetos que los israelitas habí­an tomado de los egipcios (Ex 12:34-36; véase PIEL DE FOCA), mientras que la madera de acacia estaba disponible en el desierto. (Véase ACACIA.)
Los cálculos de este artí­culo se basan en el codo de 44,5 cm. Sin embargo, es posible que se utilizara el codo largo, de unos 51,8 cm. (Compárese con 2Cr 3:3; Eze 40:5.)

Cubiertas y pantallas. Sobre toda la estructura habí­a en primer lugar una cubierta de lino con figuras de querubines bordadas en diversos colores. La cubierta constaba de dos grandes secciones de cinco telas cada una, y dichas secciones estaban unidas con presillas de hilo azul abrochadas con corchetes de oro. Cada tela solo tení­a 28 codos (12,5 m.) de longitud, con lo que faltarí­a por lo menos 1 codo (44,5 cm.) por cada lado para que dicha cubierta llegase hasta el suelo. (Ex 26:1-6.)
Encima de la cubierta de lino iba una cubierta de pelo de cabra, dividida en dos secciones: una de seis telas y otra de cinco. Cada una de las once telas medí­a 30 codos (13,4 m.) de longitud. Sobre esta última se colocaba una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo y, finalmente, otra de pieles de foca, que al parecer llegaba hasta el suelo y que estaba provista de cuerdas para que pudiera fijarse a tierra con estacas. (Ex 26:7-14.)
Dentro habí­a una cortina que dividí­a el Santo del Santí­simo y que también tení­a querubines bordados. (Ex 36:35.) La pantalla de la entrada, que miraba al E., era en realidad un tejido de colores hecho de lana y lino. (Ex 36:37.)

Dimensiones. Según la narración bí­blica, el tabernáculo (al parecer las medidas interiores) tení­a 30 codos (13,4 m.) de longitud y 10 codos (4,5 m.) de altura. (Compárese con Ex 26:16-18.) Debí­a tener también 10 codos de anchura. (Compárese con Ex 26:22-24.) La anchura puede calcularse del siguiente modo: el lado trasero, u occidental, estaba hecho de seis armazones de un codo y medio cada uno (en total 9 codos) y dos armazones llamados postes de esquina, que debí­an estar colocados de modo que cada uno aumentaba en medio codo la dimensión interior. El docto judí­o Rashi (1040-1105 E.C.) hizo la siguiente observación al comentar sobre Exodo 26:23: †œLos ochos paneles estaban en fila, solo que la anchura total de estos dos [los postes de esquina] no se veí­a desde el interior del Tabernáculo, sino solo medio codo en un lado y medio codo en el otro, y así­ totalizaba la anchura diez codos. El codo restante de un panel y el restante del otro panel cubrí­an el grosor de los paneles del tabernáculo de los lados norte y sur, de modo que el exterior quedaba nivelado†. (Pentateuch With Targum Onkelos, Haphtaroth and Rashi†™s Commentary, Exodus, traducción al inglés de M. Rosenbaum y A. M. Silbermann, pág. 144; cursivas de los traductores.)
Parece probable que el compartimiento del Santí­simo fuese un cubo de 10 codos de lado, como también era un cubo el Santí­simo del templo de Salomón construido posteriormente, en este caso de 20 codos de lado (8,9 m.). (1Re 6:20.) El Santo tení­a el doble de largo que de ancho. Los siguientes detalles son de interés con respecto a la longitud del Santo del tabernáculo: cada una de las dos secciones de la cubierta de lino tení­a 20 codos de ancho. (Ex 26:1-5.) De modo que una de las secciones (20 codos) se extenderí­a desde la entrada hasta el lugar donde los corchetes la uní­an con la otra sección de la cubierta. Esta unión debió coincidir con la parte superior de las columnas en donde se apoyaba la cortina del Santí­simo. Esta segunda sección de 20 codos cubrí­a la parte superior del Santí­simo (10 codos) y también su parte posterior (10 codos), que era el lado occidental del tabernáculo.

Armazones. Las paredes debí­an ser, en lugar de planchas de madera, armazones de madera de acacia revestidos de oro (parecidos a marcos de ventanas). (Ex 26:15-18.) Este punto de vista parece ser el más lógico por dos razones: 1) planchas de madera de acacia del tamaño dado hubieran sido innecesariamente pesadas y 2) los querubines bordados en la cubierta de lino no se hubieran visto, ya que las planchas los hubiesen tapado, a excepción de los que estaban bordados en la sección de la cubierta que hací­a de techo. (Ex 26:1.) Por lo tanto, es razonable llegar a la conclusión de que cada armazón estaba construido de manera que en el interior del tabernáculo los sacerdotes pudieran ver los querubines de la cubierta de lino. Este punto de vista, el que se usasen armazones parecidos a marcos de ventana más bien que planchas sólidas, se ve apoyado por la opinión de varios eruditos modernos. Así­ que aunque la palabra hebrea qé·resch se traduce †œtablas†, †œtableros† o †œtablones† en la mayorí­a de las versiones, otras la traducen por †œbastidores† y †œarmazones [en forma de marcos]†. (Ex 26:15-29; LT; NM.)
Tanto en el lado N. como en el lado S. del tabernáculo habí­a veinte armazones. (Ex 26:18, 20.) Cada armazón tení­a diez codos (4,5 m.) de alto, uno y medio (67 cm.) de ancho y no se especifica su grosor. En la parte trasera u occidental habí­a seis armazones, y en los ángulos, dos armazones llamados †œpostes de esquina†. (Ex 26:22-24.)
La Biblia habla de †œanillos† en conexión con los armazones. Los anillos debí­an estar atados a los armazones para acomodar las barras. Tres filas de estas barras se pasaban por los anillos para mantener unida toda la estructura. La fila superior y la inferior debí­an constar de dos barras cada una, pues solo de la barra de en medio se dice que †˜pasaba desde un extremo hasta el otro extremo†™. Estas barras eran de madera y estaban revestidas de oro. (Ex 26:26-29.)

Columnas y fundamento. Habí­a cinco columnas revestidas de oro en la entrada o lado oriental. Además, el Santo y el Santí­simo estaban divididos por una cortina que se apoyaba en otras cuatro columnas. (Ex 26:32, 37.) El fundamento de toda la estructura consistí­a en 100 pedestales con encajaduras en las que se introducí­an los espárragos, colocados en la base de los 48 armazones (dos pedestales para cada armazón y cuatro pedestales para las cuatro columnas que dividí­an el Santo del Santí­simo). Estos pedestales eran de plata (Ex 26:19-25, 32) y cada uno pesaba un talento (c. 34 Kg.). (Ex 38:27.) Además, habí­a cinco pedestales de cobre para las columnas de la entrada. (Ex 26:37.) Considerando el peso de la plata, estos pedestales no debí­an tener mucho grosor, sino que, más bien, serí­an placas de peso considerable.

El patio. El patio que rodeaba el tabernáculo medí­a 100 codos de longitud por 50 de anchura (44,5 m. por 22,2 m.). La cortina a manera de valla que habí­a alrededor tení­a 5 codos (2,2 m.) de altura. Tanto en el lado N. como en el lado S. la cortina estaba apoyada sobre 20 columnas de cobre, mientras que en los lados E. y O. se apoyaba en diez columnas. La pantalla de la entrada situada al E. estaba hecha de lino y fibras de colores, y medí­a 20 codos de longitud (8,9 m.). (Ex 38:9-20.)

Coste aproximado. El valor del oro y la plata usados en el tabernáculo ascenderí­a a unos 12.000.000 de dólares (E.U.A.), y el coste de todo el tabernáculo posiblemente superarí­a los 13.000.000, según valores actuales. (Ex 38:24-29.)

Posibles añadiduras. Parece que con el tiempo se construyeron en el patio unas cámaras para uso de los sacerdotes, probablemente a los lados del tabernáculo. (1Sa 3:3.) También es posible que se erigieran cabañas en el patio, dentro de las cuales algunos de los que hací­an ofrendas de comunión podí­an comer los sacrificios con sus familias.

Su ubicación en el campamento de Israel. (DIAGRAMA, vol. 1, pág. 538.) El tabernáculo marcaba el centro del campamento de Israel. Las familias de la tribu de Leví­, que cuidaban del tabernáculo (compárese con Jos 3:4), eran las que acampaban más cerca, a una respetuosa distancia de posiblemente unos 2.000 codos (890 m.). Al E. se hallaba la familia sacerdotal de Aarón; al S., los qohatitas (de los que se habí­a seleccionado para el sacerdocio a la familia de Aarón; Ex 6:18-20); al O., los guersonitas, y al N., los meraritas. (Nú 3:23, 29, 35, 38.) A una distancia mayor estaban las otras doce tribus: Judá, Isacar y Zabulón al E.; Rubén, Simeón y Gad al S.; Efraí­n, Manasés y Benjamí­n al O., y Dan, Aser y Neftalí­ al N. (Nú 2:1-31.) El tabernáculo podí­a localizarse fácilmente desde cualquier parte del campamento gracias a la nube que permanecí­a durante el dí­a sobre el Santí­simo, donde estaba el arca del pacto, y al fuego durante la noche. (Ex 40:36-38.)

Cómo se transportaba. Los sacerdotes cubrí­an los muebles y utensilios del lugar santo cuando trasladaban el tabernáculo; luego los qohatitas transportaban sobre los hombros el arca del pacto, la mesa del pan de la proposición, el candelabro y los altares cubiertos. (Nú 4:4-15; 7:9.) Los guersonitas transportaban en dos carros todas las telas del tabernáculo (excepto la cortina del Santí­simo, que se colocaba sobre el Arca; Nú 4:5), las cubiertas, las colgaduras del patio, las pantallas, las cuerdas y los utensilios de servicio. (Nú 4:24-26; 7:7.) Los meraritas, con cuatro carros, se encargaban de los artí­culos que eran muy pesados: los armazones y las barras del tabernáculo, además de las columnas y los pedestales con encajaduras, tanto del tabernáculo como del patio, y las estacas y cuerdas correspondientes. (Nú 4:29-32; 7:8.)

Historia. Después que Israel cruzó el rí­o Jordán y entró en la Tierra Prometida, se erigió el tabernáculo en Guilgal. (Jos 4:19.) Durante el tiempo de la división de la tierra se ubicó en Siló (Jos 18:1), donde permaneció varios años (1Sa 1:3, 24) antes de ser trasladado a Nob. (1Sa 21:1-6.) Más tarde, estuvo en Gabaón. (1Cr 21:29.) Para cuando David trasladó el arca del pacto a Sión, esta habí­a estado fuera del tabernáculo por muchos años. Sin embargo, hasta que Salomón edificó el templo, los sacrificios todaví­a se ofrecí­an en el tabernáculo, en Gabaón, al que se llamaba †œel gran lugar alto†. (1Re 3:4.) Después de la construcción del templo, Salomón hizo llevar el tabernáculo a Jerusalén, posiblemente para guardarlo allí­. (1Re 8:4; 2Cr 5:5.)

Uso figurado. El apóstol Pablo aclara el significado profético del tabernáculo. En un contexto en el que se considera el modelo puesto por el tabernáculo y los servicios que allí­ se llevaban a cabo, el apóstol llama a Jesucristo †œsiervo público del lugar santo y de la tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre†. (Heb 8:2.) Después dice: †œCristo vino como sumo sacerdote de las cosas buenas que han llegado a realizarse, mediante la tienda más grande y más perfecta no hecha de manos, es decir, no de esta creación†. (Heb 9:11.) Dios mandó levantar la tienda para que el pueblo le rindiera adoración verdadera y para redimirlos, en sentido simbólico, de sus pecados. Al ser una representación (Heb 9:9), prefiguraba que Dios instalarí­a en el cielo al gran Sumo Sacerdote Jesucristo, quien comparecerí­a delante de su Padre con el valor de su sacrificio, que realmente puede quitar los pecados. (Heb 9:24-26; véase TEMPLO.) Este es el medio que Dios ha puesto para que los hombres fieles puedan acercarse a El. (Heb 4:16.) Ese †œsantuario de la tienda del testimonio† o tabernáculo celestial fue lo que vio el apóstol Juan en visión. (Rev 15:5.)
El apóstol Pedro, como hijo de Dios ungido por espí­ritu con esperanza de vida celestial en asociación con Cristo Jesús, se refirió a su cuerpo carnal como si fuera un †œtabernáculo†. Este era una †˜morada†™, pero solo temporal, pues Pedro sabí­a que su muerte estaba cerca y su resurrección no serí­a en la carne, sino en el espí­ritu. (2Pe 1:13-15; 1Jn 3:2; 1Co 15:35-38, 42-44.)
Si se desea información sobre los diferentes muebles y utensilios del tabernáculo, véanse los artí­culos correspondientes.

Fuente: Diccionario de la Biblia

A. Nombre mishkan (ºK;v]mi , 4908), “morada; tabernáculo; santuario”. El vocablo se encuentra 139 veces y la primera vez que aparece tiene que ver con el “tabernáculo”: “Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así­ lo haréis” (Exo 25:9). Mishkan se encuentra principalmente en Exodo y Números, y siempre se refiere al santuario. Con este significado es sinónimo de la frase “tienda de reunión” (bj, lba; “tienda del encuentro” nbe). En total, 100 de los 139 casos de mishkan en todo el Antiguo Testamento significan “morada”. Dios habitó en medio de su pueblo en el desierto y su presencia se manifestó simbólicamente en el tabernáculo de reunión. El vocablo mishkan realza en forma representativa la presencia de Dios: “Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí­ las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido” (Lev 26:11-13). De aquí­ que el pecado entre los israelitas profanaba la “morada” de Dios (Lev 15:31; cf. Num 19:13). Mientras que el “tabernáculo” era portátil, el templo se construyó con el culto religioso como su principal objetivo: “No he habitado en casas desde el dí­a en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo” (2Sa 7:6). Salomón construyó el templo y la estructura se conocí­a como la “casa”, el templo, en lugar de la “morada” (mishkan). En la literatura tardí­a mishkan se convertirí­a en un sinónimo poético de “templo”: “No daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que halle lugar para Jehová, morada para el Fuerte de Jacob” (Psa 132:4-5). El significado de mishkan también se ampliarí­a para incluir toda el área circundante al templo, abarcando aun la ciudad de Jerusalén: “Hay un rí­o cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario, morada del Altí­simo” (Psa 46:4 rva); “Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob” (Psa 87:2). La profanación de la ciudad y del área del templo fue causa suficiente para que Dios abandonara el templo (Eze_10), permitiendo que los brutales babilónicos destruyeran su “morada”: “Han puesto a fuego tu santuario, han profanado el tabernáculo [“morada” lba; “residencia” nvi] de tu nombre, echándolo a tierra” (Psa 74:7). En su divina providencia, Dios se proponí­a restaurar a su pueblo y al templo como señal de su presencia continua: “Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a Israel, estando mi santuario entre ellos para siempre” (Eze 37:27-28). Posteriormente, Juan declarará que Jesucristo fue el tabernáculo” de Dios: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Joh 1:14); Jesús mismo harí­a referencia a sí­ mismo como el “templo”: “Mas El hablaba del templo de su cuerpo” (Joh 2:21). En términos seculares, mishkan indica la “morada” de alguna persona (Num 26:24), de Israel (Num 24:5) y de extranjeros (Hab 1:6). En la Septuaginta la traducción usual de mishkan es skene (“morada; enramada”), que también traduce el término Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

1. skene (skhnhv, 4633), tienda, cabaña, tabernáculo. Se emplea de: (a) tiendas utilizadas como morada (Mat 17:4; Mc 9.5; Luk 9:3,13 pasajes en los que se traduce “enramadas”, RV: “pabellones”; y Heb 11:9, “tiendas”, RV: “cabañas”); (b) el tabernáculo mosaico (Act 7:44; Heb 8:5; 9.1, TR, donde tanto RV como RVR siguen los textos más comúnmente aceptados, traduciendo “el primer pacto”, en lugar de “el primer tabernáculo”; 9.8,21), llamado “la tienda del encuentro” como lo traduce la Versión Revisada Inglesa (esto es, allí­ donde el pueblo es llamado al encuentro con Dios), una descripción preferible a “el tabernáculo de la congregación”, como en la otras versiones en inglés del AT; la parte exterior (Heb 9:2,6); el santuario interior (Heb 9:3); (c) el prototipo celestial (Heb 8:2; 9.11; Rev 13:6; 15.5; 21.3, de su futuro descenso); (d) las moradas eternas de los santos (Luk 16:9 “moradas eternas”); (e) el templo de Jerusalén, como continuación del servicio del tabernáculo (Heb 13:10); (f) la casa de David, esto es, dicho metafóricamente de su pueblo (Act 15:16; RV: “habitación”); (g) el santuario portátil del dios Moloc (Act 7:43).¶ 2. skenos (skh`no”, 4636), equivalente del Nº 1. Se emplea metafóricamente del cuerpo como tabernáculo del alma (2Co 5:1; RV: “habitación”; v. 4).¶ 3. skenoma (skhvnwma, 4638), cabaña, o tienda plantada (relacionado con Nº 1). Se emplea del templo como morada de Dios, referido a aquel que David querí­a construir (Act 7:46 “tabernáculo”; VM: “habitación”). Metafóricamente, se emplea del cuerpo como un tabernáculo temporal (2Pe 1:13, 14: “cuerpo”; RV: “tabernáculo”). Véase CUERPO, Nº 8.¶ 4. skenopegia (skhnophgiva, 4634), propiamente el levantar tiendas o moradas (Nº 1 y pegnumi, fijar), representa el término “tabernáculos” en la frase “la Fiesta de los Tabernáculos” (Joh 7:2).¶ Esta fiesta, una de las tres fiestas de peregrinaje en Israel, recibe el nombre de “fiesta de la siega” en Exo 23:16; 34.22. Tení­a lugar al final del año, y todos los varones debí­an asistir al tabernáculo llevando sus ofrendas. En Lev 23:34; Deu 16:13,16; 31.10; 2Ch 8:13; Esd 3.4 (cf. Neh 8:14-18), recibe el nombre de “la fiesta de los tabernáculos” (o cabañas, succot), y su celebración estaba dispuesta durante siete dí­as en Jerusalén desde el 15 hasta el 22 de Tisrí­ (aproximadamente nuestro mes de octubre), para recordar al pueblo que sus padres moraron en ellas durante la peregrinación por el desierto. Cf. Num 29:15-38, especialmente los vv. 35-38, para las disposiciones acerca del octavo dí­a, el “último y gran dí­a de la fiesta” (Joh 7:37). Nota: Para el verbo skenoo, traducido “extenderá su tabernáculo” en Rev 7:15, véanse EXTENDER, Nº 7, MORAR, Nº 8.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

El tabernáculo como un todo expresa dos hechos en la religión israelita: (1) Al estar en el centro del campo simbolizaba la presencia de Dios en Israel. (2) Señalaba el medio divinamente señalado por Dios quien, de otra manera, se convertía en inalcanzable por su santidad, inefable majestad, perfecta unidad.

Esta estructura que se describe principalmente en Ex. 25–27, 30–31, 35–40; Nm. 3:25ss.; 4:4ss.; 7:1ss., tiene dos partes principales:

(1) El patio exterior (Ex. 27:9), ubicado hacia el este y formado por cortinas suspendidas de pilares que se sostenían en bases de bronce. En el patio había dos objetos. (a) El altar de la ofrenda quemada (Ex. 27:1–8). Esto permaneció como un recordatorio perpetuo para el adorador que en tanto que se acercaba al Señor el sacrificio era esencial. (b) La fuente de bronce (Ex. 30:17–21). Aquí los sacerdotes que servían al altar se lavaban las manos y pies antes de realizar sus funciones sacerdotales. La fuente estaba entre el altar y el lugar santo (Ex. 40:30), y enseñaba al adorador que para permanecer cerca de Dios uno debe permanecer puro (cf. Tit. 3:5).

(2) El tabernáculo, se ubicaba dentro del patio (Ex. 26:1ss.). Consistía de cortinas que se ponían sobre un marco. El tabernáculo estaba dividido en dos partes, el lugar santo y el lugar santísimo, los que estaban separados por un velo (Ex. 26:31ss.). Este velo simbolizaba la barrera que separaba al hombre pecador del Dios santo (Heb. 9:8). Los tres sinópticos informan de la partidura del velo cuando Cristo murió, dando a entender que el camino al lugar santo estaba ahora abierto (cf. Heb. 10:19ss.).

El lugar santo al que entraban únicamente los sacerdotes, contenía tres objetos. (a) Una mesa en la que estaban los panes de la proposición (Ex. 25:23–30; 37:10–16). El poner el pan sobre la mesa era un acto de acción de gracias por la manutención de la vida, la dedicación de la vida así sustentada y el reconocimiento de que el hombre no vive de pan únicamente. (b) El candelero de oro (Ex. 25:31–40; 37:17–24) el que servía de base para las siete lámparas de oro. En tanto que brillaba en la oscuridad del lugar santo indicaba la luz que debía arrojar Israel en el mundo. La iglesia ahora cumple esa función (Mt. 5:14–16; Lc. 12:35; Fil. 2:15). (c) Un altar del incienso (Ex. 30:1–7; 27:25–28) que se ubicaba delante del velo divisorio. Sobre el altar se ofrecía el incienso quemado en la mañana y en la tarde (Ex. 30:7ss.). Esto simbolizaba la vida de devoción del adorador y su búsqueda de Dios. La elevación del incienso era un símbolo de la ascensión de la oración al comienzo y al término del día. En el tiempo del incienso, el pueblo se unía en oración (Lc. 1:10; y cf. Ap. 5:8; 8:3).

El lugar santísimo era el lugar en donde se encontraba la gloria de Dios y allí entraba el sumo sacerdote una vez al año; contenía dos objetos. (a) El arca del pacto. El arca simbolizaba la unión de Dios con su pueblo en la gracia y sobre la base de la expiación. El arca contenía el Decálogo (Ex. 25:16), significando que Dios, quien había llamado a su pueblo, había revelado su voluntad y su naturaleza ética, representando él sus demandas sobre su pueblo. (b) El propiciatorio (Ex. 25:17ss.), una plancha de oro que descansaba sobre el arca y protegido por el querubín alado. En el Día de la Expiación se rociaba la sangre sobre él, enseñando que la salvación es por la sangre del sacrificio, sangre protectora o expiatoria por el pecado.

El simbolismo del tabernáculo encuentra su cumplimiento en Cristo. Él fue tabernáculo, sacerdote, altar y sacrificio. Él es nuestro Sumo Sacerdote quien ha entrado al cielo para interceder por nosotros y darnos acceso al santísimo por medio de su sangre, la sangre del pacto eterno. El tabernáculo que representó la presencia de Dios con Israel, y con los hombres en la Palabra encarnada (Jn. 1:14), aún aparece así en el cuerpo de Cristo (Ef. 2:21s.) y en el creyente (1 Co. 6:19).

BIBLIOGRAFÍA

Wm. Brown, The Tabernacle; James Strong, The Tabernacle of Israel; B.E. Westcott, Hebrews, pp. 233ss., 240ss.

James G.S.S. Thomson

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (591). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

1. El tabernáculo de la congregación o “tabernáculo de reunión” (°vrv2; “Tabernáculo del Testimonio”, °vrv1), más correctamente “tienda” de reunión, como en °bj, “Tienda del encuentro” como en °vp: un pequeño lugar de reunión provisional para Dios y su pueblo, que se usó antes de que se edificara el tabernáculo grande (Ex. 33.7–11). Esta tienda de reunión se levantó fuera del campamento. Moisés entraba en ella y la nube, que señalaba la divina Presencia, descendía y se ubicaba afuera, a la puerta. En esto la función de la tienda se asemejaba a la hendidura de la peña en la que fue puesto Moisés (Ex. 33.22–23), y a la de la cueva donde estuvo Elías (1 R. 19.9–18), para que Dios le hablara al paso de su gloria. El tabernáculo, por contraste, se levantó en el centro del campamento, y la nube de gloria se ubicaba adentro y no afuera, de modo que al principio Moisés tenía que quedar afuera (Ex. 40.34–35).

2. Lo que comunmente se llama el tabernáculo es el santuario portátil en el que moraba Dios entre los israelitas en el desierto. Después de entrar en Canáan, se lo ubicó sucesivamente en Silo (Jos. 18.1), en Nob (1 S. 21) y en Gabaón (1 Cr. 16.39). Finalmente Salomón lo trasladó al templo (1 R. 8.4). Se lo llama simplemente miškān = ‘morada’ (vss. cast. “tabernáculo”), como en Ex. 25.9; o miškān yhwh = “morada de Yahvéh” como en Lv. 17.4 (°vrv2 “tabernáculo”); o miškān ha˓ēḏûṯ = “morada de los términos del *pacto” (°vrv2 “tabernáculo del testimonio”), porque alojaba las tablas del pacto, como en Ex. 38.21; tamb. ˒ōhel mō˓ēḏ = “tienda (°vrv2 “tabernáculo”) de reunión”, e. d. el lugar señalado de encuentro entre Dios y su pueblo, como en Ex. 28.43; o miškān ˒ōhel mō˓ēḏ = “morada de la tienda de reunión”, como en Ex. 39.32 (°vrv2 “tabernáculo de reunión”); o miqdāš = “santuario” como en Ex. 25.8; o qôḏeš miqdāš = “lugar santo” (°vrv2 “santuario”), como en Ex. 38.24. También se le llama beṯ yhwh = “casa de Yahvéh”, como en Ex. 34.26.

Los materiales que se usaron en la construcción se enumeran en Ex. 25.3–7. El metal traducido “bronce” en °vm era más probablemente cobre (así °vrv2). El color “azul” probablemente fuera un azul violáceo y el color “púrpura” un púrpura rojizo. Es probable que el material traducido “pieles de tejones” (°vrv2) fuese el dugongo (“foca” o “delfín”, °vm mg; “marsopa” °nbe).

I. Tabernáculo, tienda, coberturas y armazón

En su significado técnico más estricto el término “tabernáculo” se refiere a un conjunto de cortinas de lino, que cuando se colocaban alrededor de una estructura de bastidores de madera formaban la morada de Dios. Las cortinas eran de lino con figuras de querubines entretejidas en la tapicería de color azul violáceo, púrpura rojiza y escarlata. Cada una medía 28 codos por 4, se las cosía entre sí en el sentido de su largo en dos conjuntos de cinco, que cuando se armaban se mantenían en posición mediante cincuenta corchetes que pasaban por lazadas en el borde cada conjunto (Ex. 26.1–6). El tabernáculo se cubría con once cortinas de pelo de cabra, llamadas en terminología estricta la tienda” (Ex. 26.7–15). Cada una medía 30 codos por 4, unidas entre sí en dos conjuntos, uno de cinco, el otro de seis, los que una vez armados se sostenían unidos, como el tabernáculo, mediante lazadas y corchetes, sólo que estos corchetes eran de cobre.

Sobre la tienda iba una cubierta de pieles de carneros curtidas (“teñidas de rojo” °vrv2), sobre esta una cubierta (cf. °vm “otra cubierta”; °vrv2 “encima”) de piel de dugongo (Ex. 26.14).

Estas cortinas se extendían sobre la parte superior, posterior y los dos lados de un armazón (Ex. 26.13–30) formado por 48 unidades, cada una de ellas de 10 codos de altura y 1½ de ancho, llamadas qerāšı̂m. La interpretación más probable de estas qerāšı̂m es la que ofrece A. R. S. Kennedy (HDB, 4, pp. 659–662); no eran tablas sólidas (como °vrv2), ni tablones (como °vm, °nbe), sino marcos abiertos, que estaban formados por dos montantes verticales largos (yādôṯ: no “espigas” como en °vrv2) unidos por travesaños en forma parecida a una escalera. Estos marcos seguramente tendrían tres ventajas sobre los tablones sólidos: serían mucho más ligeros, menos propensos a retorcerse, y en lugar de ocultar las hermosas cortinas del tabernáculo permitirían que se las pudiera ver desde adentro alrededor de las paredes. Los extremos inferiores de los dos montantes en cada bastidor se alojaban en basas hechas de plata obtenida del impuesto con motivo del censo (Ex. 30.11–16; 38.25–27). Veinte bastidores en sus basas, ubicados uno al lado del otro, formaban los lados del tabernáculo; seis formaban la parte posterior. En cada esquina al fondo había un bastidor adicional. El objeto de estos bastidores adicionales, el de dar rigidez a toda la estructura, está claro; pero los detalles de la especificación no lo están.

Tal vez la mejor explicación sea la que ofrece U. Cassuto: cada bastidor esquinero estaba acoplado (no “separado” como rsv) en la base y en la parte superior con el fin de formar un gemelo con el último bastidor lateral, y luego fijado a su gemelo por medio de un anillo de metal (traduciendo el vv. 24 “con un gozne [anillo]” (°vrv2 y °vm mg), y no “hasta la primera anilla”, como °bj). Para mantener alineados los bastidores cinco barras abarcaban todo el largo de los lados y la parte posterior sostenidos por anillos de oro fijados en los travesaños de cada bastidor. La barra central abarcaba todo el largo, las otras cuatro sólo parte del largo. Los bastidores y barras eran de madera de acacia recubiertos con oro.

Cuando los bastidores estaban armados la distancia desde la parte superior de los mismos en el frente a la altura del techo y hasta la parte inferior de los bastidores en la parte posterior era de 20 x 1½ + 10 = 40 codos. Las cortinas del tabernáculo armado medían 28 codos por 10 x 4 = 40 codos. Se las extendía sobre los bastidores de modo que los 40 codos se contaban desde la parte superior delantera de los bastidores hasta la parte inferior posterior. Las cortinas de la tienda armadas medían 30 codos por 11 x 4 = 44 codos. Cuando se las extendía sobre las cortinas del tabernáculo, los dos codos adicionales (30 en comparación con 28) permitían que volaran un codo de cada lado (Ex. 26.13). Los 4 codos adicionales en el otro sentido (44 en comparación con 40) se disponían de la siguiente manera: al fondo de la tienda se extendía dos codos más allá de las cortinas del tabernáculo (v. 12), y en el frente los otros dos codos se doblaban hacia atrás y, presumiblemente, se ocultaban debajo de las cortinas del tabernáculo en la parte superior y los lados, protegiendo así lo que de otro modo sería un borde expuesto de cortina del tabernáculo (v. 9). La palabra usada para disponer las cortinas sobre los bastidores no es la palabra normal para levantar una tienda, natâ, sino pāraś, que significa “extender” (se usa al hablar de cubrir los muebles con telas). El techo era plano. Para impedir que las cortinas se combaran en el techo haciendo que los bastidores cayeran hacia adentro, probablemente había (el texto no lo dice, pero omite muchos detalles que habría que conocer para hacer el tabernáculo) puntales de madera en la parte superior del armazón de lado a lado (véase, para comparación, el pabellón portátil de Hetep-heres). J. Fergusson (Smith’s Dictionary of the Bible, 3, pp. 1452–1454) y muchos otros han sostenido, sin lograr convencer, que las cortinas tienen que haber sido extendidas sobre una cumbrera. Algunos de sus argumentos presuponen que los lados y el fondo del tabernáculo estaban formados por tablones sólidos; dado que estaban formados por fragmentos abiertos y no por tablones, sus argumentos no tienen valor, y llevarían a la conclusión imposible de que el lugar santo y el santísimo estaban expuestos a la vista desde afuera. Otros argumentos se destruyen porque no tuvieron en cuenta que el término “tabernáculo” en Ex. 26.1–13 no se refiere al edificio en general sino a las diez cortinas de lino.

II. El interior

El interior de la morada estaba dividido en dos compartimientos por un velo colpado debajo (no “de” como rsv) de los corchetes que unían las cortinas del tabernáculo (Ex. 26.31–34). Por ello sabemos que el primer compartimiento tenía 20 codos de largo, el segundo 10. La altura de los bastidores, 10 codos, nos da la segunda dimensión, y con toda probabilidad la anchura de ambos compartimientos era de 10 codos también, porque mientras los seis bastidores al fondo dan una anchura total de 9 codos, se debe tener en cuenta el espesor de los bastidores laterales y los bastidores de los ángulos. El primer compartimiento se denomina “lugar santo”, el segundo “lugar santísimo”, e. d. el lugar más santo, o simplemente “lugar santo” (Lv. 16.2–3; °vrv2 “santuario”; He. 9.12; 10.19. El “santuario” de °bj (pero véase la nota marginal) en estos últimos versículos lleva a confusión, ya que lo que se quiere expresar es la entrada al lugar santísimo). Además, el primer compartimiento se denomina a veces “el primer tabernáculo” y el segundo “el segundo tabernáculo]” (He. 9.6–7, °vm, °nbe; rsv, °ba mg, la tienda exterior” y “la segunda” respectivamente). El velo divisorio (pārōḵeṯ: término que no se usa para ningún otro colgante), confeccionado del mismo material, colores y diseño que las cortinas del tabernáculo, se colgaba mediante broches de oro en cuatro columnas de madera de acacia cubiertos de oro e insertos en basas de plata. Las columnas no tenían capiteles. En la puerta (= entrada) había una cortina de lino de color azul violáceo, púrpura rojiza y escarlata (pero sin querubines). Colgaba mediante broches de oro de cinco columnas de madera de acacia recubiertos de oro e insertos en basas de cobre. Estas columnas sí tenían capiteles y estaban recubiertas de oro, como también sus molduras (Ex. 26.36; 36.38). Para distinguir a la pārōḵeṯ de esta cortina a veces se denominaba pārōḵeṯ al segundo velo.

III. El mobiliario

En el lugar santísimo estaba el *arca del pacto (Ex. 25.10–22). Encima había una plancha (°vrv2 “propiciatorio”) de oro puro con un querubín en cada extremo. El nombre de esta plancha, kappōreṯ, no significa “tapa” sino justamente “propiciatorio”, e. d. lugar donde se rociaba la sangre de la propiciación. Así es como lo entendió la LXX (hilastērion), como también el NT (He. 9.5). Las varas para llevar el arca pasaban por anillos fijados a los pies (no “esquinas”, como en °vrv2) del arca (Ex. 25.12, °vm). No debe entenderse ninguna discrepacia entre Ex. 25.15 y Nm. 4.8. Este último versículo indica que para facilitar la tarea de cubrir el arca para su transporte las varas se retiraban temporariamente y se colocaban de nuevo inmediatamente; el primer versículo ordena que en todo otro momento las varas debían quedar en sus anillos, incluso cuando el arca no estaba siendo transportada.

En el lugar santo frente al velo estaba el altar del incienso (Ex. 30.1–10). Era de madera de acacia y estaba recubierto de oro puro—de allí su otro nombre, “altar de oro”—y tenía un codo de cada lado y dos codos de altura, con cuernos que se proyectaban en las cuatro esquinas y una cornisa ornamental de oro alrededor de la parte superior. (Para un altar de incienso pagano con cuernos, véase * Altar.) Para su transporte, dos varas pasaban por anillos de oro fijos inmediatamente por debajo de la cornisa. El altar se encontraba directamente opuesto al arca (nótese el énfasis de 30.6), y por ello se consideraba que “pertenecía” al lugar santísimo (cf. 1 R. 6.22 y He. 9.4, donde “altar de oro para quemar el incienso” [ °vp ] y no “incensario” parece ser la traducción correcta). Con la posición del altar compárese la posición de los dos altares de incienso en el templo en Arad (BA 31, 1968, pp. 22ss).

En el lado S (Ex. 26.35) estaba la mesa para el pan de la proposición o de la presencia (* Pan de la proposición) (Ex. 25.23–29). Una mesa semejante y un candelero (véase inf.) del templo de Herodes están representados en el arco de Tito en Roma. Se tienen ciertas dudas, empero, sobre la veracidad de estas esculturas, ya que en la base del candelero aparecen diversas figuras no judías. El detalle del vv. 25 es incierto. Algunos traductores ven una moldura horizontal de 8 cm. de ancho, algunos un marco vertical de 8 cm. de alto, que circunda la parte superior de la mesa, otros, de acuerdo con aparentes vestigios en el arco de Tito, ven riostras de 8 cm. de anchura entre las patas de la mesa.

Los recipientes relacionados con la mesa eran: platos, presumiblemente para el pan; vasos (kappōṯ: para el incienso, así °bj, °vrv2 “cucharas”, °nbe “bandejas”; cf. kaf, en Nm. 7.14 = “cuchara”) ; copas (°vm) y tazas (°vm, °vrv2 “tazones”) para las libaciones.

En el lado S (Ex. 26.35) estaba el *candelero, menōrâh (Ex. 25.31–40), en forma de árbol estilizado. En terminología técnica estricta la base y la caña central forman el candelabro propiamente dicho; luego se indica que los seis brazos “salen del candelero” (v. 33). En el v, 31 la traducción literal en °vrv2, “sus copas, sus manzanas, y sus flores”, e. d. tres elementos, se ha de preferir en lugar de traducciones interpretativas tales como la de °bj, “sus cálices—corolas y flores—formarán un cuerpo”, e. d. un elemento compuesto de dos partes. Los capiteles eran protuberancias redondas de algún tipo, en los brazos y la caña del candelabro (no, como podría sugerirlo el vocablo “capitel”, en los extremos de los mismos). Es probable, pero no enteramente seguro, que los seis brazos alcanzaban la misma altura que la caña central. Las siete lámparas estaban colocadas, supuestamente, en la punta de cada uno de los seis brazos y una en la caña central. Había, también, *despabiladeras y *platillos.

IV. Atrio

El tabernáculo se encontraba en la mitad occidental del atrio, de 100 x 50 codos, los lados largos orientados de N a S (Ex. 27.9–19). La puerta del tabernáculo miraba hacia el E.

El atrio estaba circundado por una cortina de lino de 5 codos de altura sostenida por columnas. Había una abertura para una puerta, de 20 codos de ancho, ubicada en el centro en el extremo oriental. La cortina de la puerta era de lino, bordada de color azul violáceo, púrpura rojiza y escarlata.

Aparentemente las columnas eran de madera de acacia (no se mencionan en la lista de objetos de cobre, Ex. 38.29–31), y encajaban en basas de cobre. Se mantenían en posición mediante cuerdas y estacas, y tenían capiteles recubiertos de plata, y molduras de plata, alrededor de la parte superior.

Se han propuesto tres métodos principales para el espaciamiento de las columnas:

(1) Adoptando el supuesto básico de que había una columna cada cinco codos de cortinas, y de que ninguna columna se contaba dos veces, se colocan sesenta columnas en total para hacer veinte espacios a lo largo de los dos lados largos y diez espacios a lo largo de los dos extremos. La cortina de la puerta cuelga de cuatro columnas propias y una de las otras.

No está claro si esto satisface o no la indicación para los veinte codos de cortina para la puerta: “… sus columnas cuatro…”

(2) La Baraitha sobre la erección del tabernáculo, 5, supone que las columnas se encontraban en el medio de cada uno de los espacios imaginarios de cinco codos y que no había columnas en las esquinas. (Para una posible solución de las dificultades que esto crearía en las esquinas y en la puerta, véase M. Levine, The Tabernacle, 1969, pp. 76, 81.)

(3) Ya que el texto en ninguna parte dice que las columnas tenían una separación de cinco codos entre una y otra, tal vez en las esquinas las dos columnas terminales estaban juntas. O tal vez las columnas de las esquinas se contaban dos veces (el texto no indica explícitamente que el total fuera sesenta). En ese caso la puerta podría estar más adentro (o más afuera). Pero este sistema ofrece medidas muy difíciles de conciliar para los espacios entre las columnas.

En la mitad oriental del atrio había un altar. Se denominaba altar de cobre debido al material que lo recubría, y altar del holocausto debido al tipo principal de *sacrificio que se ofrecía en él (Ex. 27.1–8). Era un marco hueco de madera de acacia, de cinco codos de lado y tres de alto, con cuernos que se proyectaban desde las esquinas superiores. Estaba todo recubierto de cobre. A mitad de la altura total, en la parte externa, había un reborde (°nbe) horizontal (°vrv2 “rejilla”) en todo el contorno. (Para un altar de piedra de dimensiones parecidas, con cuernos, véase Y. Aharoni, BA 37, 1974, pp. 2–6; * garfio.) Extendiéndose alrededor en sentido vertical desde el suelo hasta el reborde (no “hasta la mitad del altar” como en °vrv2) había un enrejado de cobre, en cuyas cuatro esquinas estaban los anillos para las varas para el transporte. El enrejado no era un fogón, y el altar era hueco y no tenía tapa. Algunos suponen que al ser usado se lo llenaba de tierra y piedras, otros que funcionaba como incinerador, obteniéndose una corriente de aire por el enrejado. Sus receptáculos para el servicio eran *calderos para las cenizas, *palas, *tazones, *garfios y *braseros

Entre el altar y la puerta del tabernáculo estaba la fuente (Ex. 30.17–21; 38.8; 40.29–32), que era un receptáculo de cobre colocado sobre una base de cobre. No se dice nada acerca de su tamaño, forma y ornamentación (ni de su forma de transporte, si bien la ausencia de este detalle en el TM de Nm. 4 puede ser accidental: la LXX proporciona la información esperada). Contenía el agua para las abluciones de los sacerdotes.

En el campamento el atrio del tabernáculo estaba rodeado primero por las tiendas de los sacerdotes y levitas, y por fuera de ellas por las de las doce tribus (Nm. 2; 3.1–30).

V. Problemas que surgen

La revisión de las teorías de la crítica de las fuentes, particularmente de las que se relacionan con los llamados textos sacerdotales (P), junto con descubrimientos arqueológicos, han modificado considerablemente los primeros argumentos de la escuela liberal contra la historicidad del tabernáculo. Véase p. ej. G. Henton-Daviez, IDB, 3, pp. 503–506; Y. Aharoni, Orient and Occident eds. H. A. Hoffner, Jr.), 1973, pp. 6; C. L. Meyers, IDBS , pp. 586. Los alegatos en el sentido de que las instrucciones para la construcción del tabernáculo son impracticables en parte, y por consiguiente obra de algún idealista, serían validos sólo si se espera que los registros fuesen equivalentes a planos completamente detallados. No lo son, desde luego; se trata simplemente de apuntes “para nuestra enseñanza”. Por ello se omiten muchos detalles prácticos que no tienen valor estético, simbólico o espiritual. Al mismo tiempo, se sabe que en Egipto existían los pabellones portátiles, en los que se empleaban prácticamente las mismas técnicas constructivas que en el tabernáculo, mucho antes de la época de Moisés; véase K. A. Kitchen, THB 5–6, 1960, pp. 7–13. Del hecho de que las instrucciones para la confección del altar del incienso se encuentran en Ex. 30, y no como se esperaría en Ex. 25, se solía argumentar que su descripción es un agregado tardío a Éxodo y que el altar del incienso no se introdujo en el culto de Israel hasta una fecha relativamente tardía. Pero como se han descubierto altares de incienso en Arad y en diversos sitios cananeos que datan del ss. X a.C., es sumamente improbable que Israel no haya contado con uno en el período primitivo. De manera semejante, sobre la base de la amplia diferencia entre la LXX y el TM sobre Ex. 36–40, se solía argumentar que los últimos capítulos de Éxodo en heb. no habían alcanzado todavía su forma definitiva cuando fue traducida la LXX, y que esta seguía en parte una tradición heb. que no conocía ningún altar de incienso. Pero el argumento no tiene valor: véase D. W. Gooding, The Account of the Tabernacle, 1959.

VI. Significación

Teológicamente el tabernáculo como morada de Dios en la tierra tiene una importancia inmensa, por cuanto es el primero de una serie; el tabernáculo, el templo, la encarnación, el cuerpo del creyente individual, la iglesia. Se sigue del hecho de que el tabernáculo fue construido según el diseño de Dios como “figura y sombra de las cosas celestiales” (He. 8.5) que sus símbolos trasmitían significado espiritual a los israelitas de la época. Con frecuencia se indica explícitamente ese significado, como con el arca y el propiciatorio (Ex. 25.16, 22; Lv. 16.15–16), el velo y la estructura con dos compartimientos (Lv. 16.2; He. 9.8), el altar del incienso (Sal. 141.2; cf. Lc. 1.10–13; Ap. 5.8; 8.3–4), la fuente (Ex. 30.20–21), el altar de cobre (Lv. 1.3–9; 17.11); y donde no se indica explícitamente, como con la mesa y el candelabro, resulta evidente en razón de la función que se les asigna. Hasta qué punto estos símbolos eran también tipos de realidades espirituales a ser reveladas posteriormente a nosotros es una cuestión que todavía se discute. Se comprende que las interpretaciones extravagantes que desde los primeros siglos se han hecho en torno a este tema lo han desacreditado. Pero el NT declara que la ley tenía “la sombra de los bienes venideros”, bienes que efectivamente se hicieron presentes con Cristo (He. 10.1; 9.11). Así, se dice que Cristo atravesó el velo (He. 6.19–20), y que fue puesto como propiciación (Ro. 3.25, hilastērion; cf. en la LXX Ex. 25.17–22; Lv. 16.15–16. “Sacrificio expiatorio” en °vm difícilmente sea correcto); mientras que el escritor de Hebreos indica que podría haber explicado de esta forma todos los adminículos del tabernáculo y no solamente el rasgo que resultaba pertinente para su argumentación inmediata (He. 9.5).

Bibliografía. °EBDM, 1963, t(t). I; G. von Rad, Estudios sobre el Antiguo Testamento, 1976, pp. 103–123; E. F. Blattner, El tabernáculo, 1953; E. Payne, Tabernáculo del testimonio, 1925; R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, 1985, pp. 518–528, 392ss.

A. H. Finn, JTS 16, 1915, pp. 449–482; A. R. S. Kennedy, HDB, 4, pp. 653–668; M. Haran, HUCA 36, 1965, pp. 191–226; U. Cassuto, A Commentary on the Book of Exodus, 1967, pp. 319ss; R. K. Harrison, IOT, 1970, pp. 403–410; R. P. Gordon, A Bible Commentary for Today, 1979, pp. 173ss.

D.W.G.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico

Precursor del Templo en el Antiguo Testamento

(Latín tabernaculum, tienda de campaña) en el lenguaje bíblico generalmente designa el santuario movible en forma de tienda de los hebreos antes de la erección del Templo de Salomón. Las diversas expresiones en el texto hebreo en referencia al Tabernáculo (’ohel, tienda; ohel mo’ed, tienda del encuentro; ’ohel ha= eduth, tienda del testimonio; mishkan, morada; mishkan ha- ‘eduth, morada del testimonio; mishkan ‘ohel, morada de la tienda; beth Yahweh, casa de Yahveh; qodesh, santo; miqdash, santuario; ’hekal, templo), mientras que nos permiten formar una idea justa de esta construcción, por la aparente consistencia de los pasajes en los que respectivamente ocurren, hacen surgir muchos de los problemas con los que tienen que luchar todos los comentaristas modernos de las Escrituras. Así, el Éxodo describe que el arca se refugiaba en una tienda (33,7, Hebr ’ohel mo’ed), cuya posición estaba “a cierta distancia fuera del campamento” (cf. Núm. 11,16 ss.; 11,24-30; 12; Deut. 31,14ss), custodiada por “Josué hijo de Nun” (11), y en cuya puerta Yahveh solía manifestarse a Moisés (9-11; cf. Núm. 12,5; Deut. 31,15). Los críticos independientes alegan que esta “tienda del Encuentro” (o mejor, tal vez, “tienda del oráculo”) no era idéntica con el tabernáculo moderno a partir del hecho de que este ‘ohel mo’ed existía antes de que Besalel y Oholiab comenzasen la construcción del Tabernáculo (Éx. 35 – 36) y que el lugar habitual de este último era en el mismo medio del campamento (Núm. 2,1 ss; 10,15 ss). Se pone mucho énfasis sobre ésta y otras aparentes discrepancias para concluir que la descripción del tabernáculo en Ex. 25-31 y 39 – 40 es obra de los autores del Códice Sacerdotal posteriores al Exilio.

Suponiendo, sin embargo, la exactitud histórica de las narraciones bíblicas, nos limitaremos aquí a una breve descripción de ese “santuario portátil” de los hebreos. En este santuario hay que distinguir la tienda o tabernáculo propiamente dicho del recinto sagrado en el que la tienda estaba. El “atrio del tabernáculo” (Ex. 27,9) era un espacio rectangular que medía 100 x 50 codos (probablemente el codo egipcio, 20 3/4 pulgadas), separado por cortinas de “lino fino torzal” (27,9), 5 codos de alto, 100 codos de largo en los lados norte y sur, 50 en el este y 50 al oeste, y 20 codos a cada lado de la entrada. La entrada estaba cerrada por un tapiz de lino fino torzal, bordado en colores violeta, púrpura y escarlata, y “dos veces teñida” sobre un fondo blanco (sentido probable de Ex. 27,16). Todas estas cortinas estaban suspendidas de sesenta postes, pero no de una “manera suelta y fluida”, como erróneamente afirma Josefo, ya que la longitud total de las cortinas es exactamente el mismo que el perímetro del atrio, con un poste asignado a cada cinco codos de cortina. Estos postes de acacia de cinco codos de alto descansaban sobre basas (“bases”, Ex. 39,39) de bronce y se mantenían en su posición por medio de cuerdas (ibid. 39,40) fijadas a clavijas de bronce (“estacas”, ibid, 35,18), que estaban clavadas en el suelo; los postes terminaban en un capitel (” la cabeza “, Ex. 39,17, etc. debemos creer que la altura dada anteriormente incluye tanto la base como el capitel de la columna) con una banda o cuello (para colgar la cortina) recubiertos de plata. Al este de la entrada se encontraban sucesivamente: el altar de los holocaustos (Ex. 27,1-8, etc.), la capa de bronce (30,18-21; 38,8, etc), y el tabernáculo propiamente dicho. Este último fue concebido para ser la tienda de la morada de Dios; de ahí que consistía fundamentalmente de cortinas, el marco de madera, aunque indispensable, tenía sólo una importancia secundaria. Toda la estructura medía 30 x 10 10 codos, y se dividía en dos secciones: una al oeste, el “Lugar Santo”, que contenía el altar del incienso, el candelero de oro y el Pan de la Presencia; y la otra, el “Santo de los Santos”, que contenía el Arca de la Alianza con el propiciatorio y los querubines. Estas secciones medían respectivamente 20 y 10 codos de largo.

La tradición exegética judía, seguida por casi todos los exponentes cristianos de la Biblia, entendió que el marco de madera estaba hecho de 48 tablas grandes (en lugar de vigas) de madera de acacia, que medía 10 por 1 ½ por 1 codo, colocados lado a lado. Esto significa un peso (alrededor de cincuenta toneladas) fuera de proporción con lo que estas vigas tendrían que soportar y muy difíciles de transportar. Algunos eruditos modernos que han estudiado más de cerca los términos técnicos utilizados en el original adoptan otro punto de vista. Según ellos, las “tablas” del tabernáculo han de ser entendidas como marcos livianos que consistían de dos montantes unidos (probablemente en la parte superior, media e inferior) por ataduras o barras cruzadas (las “muescas” en Ex. 26,17 ). De estos marcos, cubiertos de oro (26,29), había 20 en el lado norte del tabernáculo, 20 en el sur y 6 en el este. Para proporcionar solidez y rigidez, se colocó un marco inclinado en las esquinas noreste y sureste para reforzar la estructura (26,23); la parte inferior de los montantes iba hundida profundamente en cajas de plata o basas, probablemente, debe entenderse como bloques cuadrados (cerca de un codo de alto y ¾ codos alrededor); y, por último, cinco barras de madera, que pasaban a través de anillos fijados a los marcos, y que corrían a lo largo de los lados (26,26-28). En el oeste los marcos serían remplazados por cinco postes de madera de acacia recubierta de oro, hundidos en basas de bronce, y coronados con capiteles de oro (26,37). Cuatro postes de la misma hechura, con basas de plata, separaban el Lugar Santo del Lugar Santísimo.

Una cortina, dos piezas de tapicería fina unidas por anillos de oro, se extendían por todo el marco; cada pieza de tapicería consistía de cinco bandas, 28 por 4 codos, unidas por anillas. La dimensión total de esta era de 20 por 40 codos; debió haber alcanzado la parte superior de las basas en el norte y el sur, contra las que posiblemente estaba fijada (había lazos en la parte superior de las cortinas probablemente para este fin), mientras que en el este llegaba hasta el suelo. Cubriendo esta cortina había otro tejido de pelo de cabra (el material ordinario de la tiendao), montado en algo similar; sus dimensiones, 11 (6 +5) x 4 = 44 por 30 codos, se calculaban de ese modo con el fin de cubrir completamente la cortina interior en los lados norte, este, y sur para que cuelgue doblada en el lado oeste, cubriendo así la parte superior y capiteles de los postes (Ex. 26,7-13). Dos cubiertas externas (no se dan las dimensiones), una de piel de carnero teñida y una de piel de dugongo, protegían toda la estructura. Un colgante, al parecer de la misma mano de obra que el que cerraba la entrada del atrio, protegía la entrada del tabernáculo (ibid. 36); y, por último, un velo de la misma tapicería que la cortina interior, colgado de los cuatro postes mencionados anteriormente, completaba la separación del Santo de los Santos del Lugar Santo.

Historia

Retrasado por el estallido de culto idolátrico de la gente en espera de la larga relación de Moisés con Dios en el Monte Sinaí, la construcción fue realizada por los hábiles obreros elegidos por Dios, y se dedicó el primer día del segundo año después de la huida de Egipto. A partir de entonces el tabernáculo, bajo el cuidado especial de los levitas de la familia de Gerson, acompañó a los israelitas a través de su estancia en el desierto; durante las marchas, iba después de las primeros seis tribus y antes de las otras seis (Núm. 2,3-34); en los campamentos, ocupaba el centro del campamento con tres tribus a cada lado. Después del cruce del Jordán, es probable que permaneciese en Galgala hasta su traslado a Silo (Jos. 18,1), donde permaneció durante muchos años. En tiempos de Saúl, se habla del tabernáculo en Nob (1 Sam. 21,1-6), y después en Gabaón (1 Crón. 16,39), hasta que Salomón la mandó a trasladar a su nuevo Templo (1 Rey. 8,4; 2 Crón. 5,5). Desapareció en los primeros años del siglo VI a.C., bien sea llevada por el ejército de Babilonia en 588, o, si se da crédito a la carta prefacio en 2 Mac., fue escondida por Jeremías en un lugar desconocido y seguro.

Bibliografía: JOSEFO, Jewish Antiquities, III, VI; PHILO, De Vita Moysis. Talmud Babyl.: Tract. Middoth, una baraitha (baraitha: tradición en la ley oral judía que no está en el Mishná) da las opiniones de antiguos doctores sobre el tema. BROWN, The Tabernacle (6ta ed., 1899); ORR, The Problem of the O.T. (Nueva York, 1906); OTTLEY, Aspects of the O.T. (Oxford, 1897); WELLHAUSEN, Prolegomena (Edimburgo, 1885); WESTCOTT, Essay on the General Significance of the Tabernacle in The Epistle to the Hebrews (Nueva York, 1889), 233 ss.; B HR, Symbolik des mosaisch. Kultus (1837-39); FRIEDRICH, Symbolik der mos. Stiftshütte (Leipzig, 1841); GRAF, Die geschichtl. Bücher des A. T. (Leipzig, 1866), 51 ss.; NEUMANN, Die Stiftshütte (Gotha, 1861); POPPER, Der bibl. Bericht ber die Stiftshütte (Leipzig, 1862); RIGGENBACH, Die mosaisch. Stiftshütte (1861); SCHICK, Stiftshütte u. Tempel (1898).

Fuente: Souvay, Charles. “Tabernacle in the Old Testament” The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company, 1912. 25 Dec. 2011

http://www.newadvent.org/cathen/14424b.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina

Fuente: Enciclopedia Católica