TRIBULACION

v. Adversidad, Aflicción, Angustia, Calamidad, Dolor, Malo, Miseria, Padecimiento, Sufrimiento
2Ch 15:4 en su t se convirtieron a Jehová Dios
Neh 9:27 en el tiempo de su t clamaron a ti, y tu
Job 5:19 en seis t te librará, y en la séptima no te
Job 15:24 t y angustia le turbarán .. como un rey
Pro 1:27 cuando sobre vosotros viniere t y angustia
11:8


Ver “Dolor”, “Penitencia”.

La Gran Tribulación: Perí­odo de sufrimiento que mandará Dios al final de los tiempos, y será una tribulación como no la ha habido nunca, ¡peor que lo del Diluvio, o lo de Sodoma y Gomorra!, Mat 24:21-27, Dan 12:1, Ap.12-18. Ver “Escatologí­a”.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Estado de congoja y aflicción. El vocablo hebreo sarap se utilizaba para el acto de refinar un metal. Una palabra de la misma raí­z, sarar, significa estar en estrechez, o en problemas o en angustia (†œ… y será aquel dí­a el corazón de los valientes de Moab como el corazón de mujer en angustias† [Jer 48:41; Jer 49:22]). La idea es de una situación en la cual nos sentimos bajo presión. Con esta palabra David describe su dolor por la muerte de †¢Jonatán (†œAngustia tengo por ti, hermano mí­o† [2Sa 1:26]). En momentos de t. tenemos la tendencia a pensar que Dios nos ha abandonado (†œ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la t.?† [Sal 10:1]), pero en realidad Dios es †œnuestro pronto auxilio en las t.† (Sal 46:1).

En el NT, se usa la palabra thlipsis, que se traduce como t. o aflicción. Los sufrimientos del Señor Jesús como †¢Mesí­as tienen una continuidad †œpor su cuerpo, que es la iglesia† (Col 1:24). Por lo tanto, los verdaderos creyentes deben saber que, por serlo, sufrirán t., pues el Señor dijo: †œEn el mundo tendréis aflicción† (Jua 16:33). Pablo exhortaba a los cristianos de Listra, de Iconio y de Antioquí­a, diciéndoles: †œEs necesario que a través de muchas t. entremos en el reino de Dios† (Hch 14:22). Pero las t. del cristiano le ayudan a cultivar la paciencia (Rom 5:3). Por eso los creyentes deben ser †œsufridos en la t.† (Rom 12:12), †œporque esta leve t. momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria† (2Co 4:17). Además, ninguna †œt. o angustia…. nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro† (Rom 8:35-39). Como el Señor †œnos consuela en todas nuestras t.†, es nuestro deber †œconsolar a los que están en cualquier t.† (2Co 1:3-6).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, DOCT ESCA

vet, (gr. “thlipsis”, “apretura”, “opresión”, también traducido “aflicción”, “persecución” y “angustia”). La tribulación es la experiencia general de los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús (cfr. 2 Ti. 3:12). Los primeros cristianos fueron esparcidos a causa de la persecución (gr.: “thlipsis”, “tribulación”, Hch. 11:19); viene a ser un medio por el que Dios produce en el creyente un más excelente peso de gloria (2 Co. 4:17), y es un medio de comunión con Cristo (Col. 1:24). El Señor mismo auxilia a los suyos en todas sus tribulaciones (Sal. 46:1), y serán finalmente librados de ellas (Pr. 12:13). La tribulación y la angustia serán la parte de los impí­os (Ro. 2:9; 2 Ts. 1:6; Ap. 2:22). Para el perí­odo escatológico de la gran tribulación, véase TRIBULACIí“N (GRAN).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[703]
Alteración del orden personal o social por una causa relativamente violenta o desagradable, que suele tener rasgos violentos y suele producir sufrimiento personal y desajuste social.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

La palabra griega thlí­Â·psis se suele traducir por †œtribulación†, y significa básicamente angustia, aflicción o sufrimiento ocasionado por la presión de las circunstancias. Se usa en relación con la angustia del parto (Jn 16:21), la persecución (Mt 24:9; Hch 11:19; 20:23; 2Co 1:8; Heb 10:33; Rev 1:9), el encarcelamiento (Rev 2:10), la pobreza y las adversidades comunes a los huérfanos y a las viudas (Snt 1:27), el hambre (Hch 7:11) y el castigo por mala conducta (Ro 2:9; Rev 2:22). La †œtribulación† que se menciona en 2 Corintios 2:4 bien pudiera ser la angustia que sintió el apóstol Pablo debido a la conducta impropia de los cristianos de Corinto y a haberlos tenido que corregir con severidad.

El matrimonio acarrea tribulación en la carne. Al recomendar la solterí­a como el mejor derrotero, el apóstol Pablo hizo la siguiente observación: †œPero aunque te casaras, no cometerí­as ningún pecado. […] No obstante, los que lo hagan tendrán tribulación en la carne†. (1Co 7:28.) El matrimonio va acompañado de ciertas ansiedades y preocupaciones del esposo por la esposa y viceversa, y por los hijos. (1Co 7:32-35.) La enfermedad puede producir cargas y tensiones en la familia. Además, a los cristianos puede sobrevenirles la persecución, y hasta es posible que se eche a las familias de sus hogares. A los padres se les podrí­a hacer muy difí­cil proveer a los suyos las necesidades básicas de la vida. Puede que encarcelen tanto a los padres como a los hijos, se les separe y torture o hasta pierdan la vida.

Perseverancia fiel bajo tribulación. La tribulación que ocasiona la persecución puede debilitar la fe. En su ilustración del sembrador, Jesucristo indicó que ciertas personas tropezarí­an debido a la tribulación o la persecución. (Mt 13:21; Mr 4:17.) Conocedor de este peligro, el apóstol Pablo estaba muy preocupado por la congregación recién formada de Tesalónica. Sus miembros habí­an abrazado el cristianismo en medio de mucha tribulación (1Te 1:6; compárese con Hch 17:1, 5-10), y continuaban padeciéndola. El apóstol, por lo tanto, envió a Timoteo para fortalecerlos y consolarlos a fin de †œque nadie se dejara mover por estas tribulaciones†. (1Te 3:1-3, 5.) Cuando Timoteo informó a su regreso que los tesalonicenses habí­an permanecido firmes en la fe, Pablo se sintió muy consolado. (1Te 3:6, 7.) Seguramente los esfuerzos del apóstol al prepararlos para esperar tribulación también ayudaron a los tesalonicenses a continuar siendo siervos fieles de Dios. (1Te 3:4; compárese con Jn 16:33; Hch 14:22.)
Aunque la tribulación es desagradable, el cristiano puede afrontarla con regocijo, puesto que sabe que Dios aprueba la fidelidad y que ese proceder finalmente lo llevará a la realización de su gran esperanza. (Ro 5:3-5; 12:12.) La tribulación misma es momentánea y liviana en comparación con la gloria eterna que recibe el que permanece fiel. (2Co 4:17, 18.) Los cristianos también pueden tener la seguridad de que el amor leal de Dios nunca vacilará, sea cual sea la tribulación que pueda venirle al fiel creyente. (Ro 8:35-39.)
En su carta a los Corintios, el apóstol Pablo mencionó otros factores que pueden ayudar al cristiano a aguantar la tribulación. Escribió: †œBendito sea el Dios […] de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que nosotros podamos consolar a los que se hallan en cualquier clase de tribulación mediante el consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios. […] Ahora bien, sea que estemos en tribulación, es para el consuelo y salvación de ustedes; o sea que se nos esté consolando, es para su consuelo, el cual opera para hacerles aguantar los mismos sufrimientos que nosotros también sufrimos†. (2Co 1:3-6.) Las preciosas promesas de Dios, la ayuda de su espí­ritu santo y el que El responda las oraciones de aquellos que experimentan tribulación representan una fuente de consuelo para los cristianos. Sobre la base de su propia experiencia, los cristianos pueden estimular y consolar a otros, pues su ejemplo de fidelidad y expresiones de convicción inspiran a los demás a permanecer fieles también.
Pablo mismo agradeció el consuelo que recibió de sus compañeros creyentes durante sus tribulaciones. Por esta causa alabó a los cristianos filipenses; les dijo: †œUstedes actuaron bien al hacerse partí­cipes conmigo en mi tribulación†. (Flp 4:14.) Como los filipenses estaban sinceramente interesados en Pablo, le ayudaron a aguantar la tribulación cuando estuvo recluido en Roma, proporcionándole ayuda material. (Flp 4:15-20.)
Sin embargo, hay veces que ciertas personas se hacen temerosas debido a la tribulación que otros experimentan. Con esto presente, Pablo animó a los cristianos efesios, diciéndoles: †œLes pido que no se rindan por causa de estas tribulaciones mí­as a favor de ustedes, porque estas significan gloria para ustedes†. (Ef 3:13.) Las persecuciones o tribulaciones que Pablo padeció fueron una consecuencia de su ministerio a favor de los efesios y de otros creyentes. Por esta razón pudo decir que eran tribulaciones †˜a favor de ellos†™. Su perseverancia fiel bajo tales tribulaciones significaba †œgloria† para los cristianos efesios, puesto que demostraba que lo que ellos tení­an por ser cristianos (lo que incluí­a las promesas seguras de Dios y su preciosa relación con Jehová Dios y su Hijo Jesucristo) merecí­a su perseverancia. (Compárese con Col 1:24.) Si Pablo, como apóstol, se hubiese rendido, esto habrí­a significado oprobio para la congregación. Otros podrí­an haber tropezado. (Compárese con 2Co 6:3, 4.)

La †œgran tribulación†. Cuando Jesús contestó la pregunta de sus discí­pulos concerniente a la señal de su presencia y de la conclusión del sistema de cosas, mencionó una †œgran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder†. (Mt 24:3, 21.) Una comparación de Mateo 24:15-22 y Lucas 21:20-24 revela que inicialmente estas palabras hací­an referencia a una tribulación que tení­a que sobrevenirle a Jerusalén. Se cumplió en 70 E.C., cuando la ciudad fue sitiada por los ejércitos romanos bajo el general Tito. Esto resultó en condiciones severas de hambre y gran pérdida de vidas. El historiador judí­o Josefo dice que murieron 1.100.000 judí­os y 97.000 fueron llevados al cautiverio. (La Guerra de los Judí­os, libro VI, cap. IX, sec. 3.) Jerusalén no ha vuelto a experimentar una †œgran tribulación† como aquella.
Jesús también se refirió a esta tribulación en relación con su venida en gloria: †œInmediatamente después de la tribulación de aquellos dí­as el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y él enviará sus ángeles con un gran sonido de trompeta, y ellos reunirán a los escogidos de él desde los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta su otro extremo†. (Mt 24:29-31.) En este pasaje, el término †œinmediatamente† no excluye la posibilidad de un lapso de tiempo considerable entre la tribulación que le sobrevino a Jerusalén en 70 E.C. y los acontecimientos que tení­an que ocurrir después. El helenista A. T. Robertson escribe: †œEsta palabra, común en el Evangelio de Marcos como euthus, da problemas si se pone énfasis en el elemento temporal. El problema es cuánto tiempo transcurre entre †˜la tribulación de aquellos dí­as†™ y el ví­vido simbolismo del versí­culo 29. El empleo de en tachei [dentro de poco] en Ap 1:1 deberí­a llevar a uno a hacer una pausa antes de decidirse. Aquí­ tenemos un panorama profético como aquél con una perspectiva comprimida. Las figuras apocalí­pticas del ver. 29 [de Mateo 24] demandan un juicio sobrio […]. El literalismo no es apropiado en esta escatologí­a apocalí­ptica†. (Imágenes verbales en el Nuevo Testamento, vol. 1, págs. 202, 203.)
Otros han hecho observaciones parecidas respecto al uso de la palabra griega que se traduce †œinmediatamente† en Mateo 24:29. Una nota al pie de la página sobre este texto en The Westminster Version of the Sacred Scriptures dice: †œ†˜En seguida†™ [inmediatamente] es probablemente aquí­ †˜una expresión de profecí­a, no de historia†™, y por lo tanto no significa secuencia inmediata, la cual, de hecho, no se debe entender así­ en todos los casos […]. Expresiones similares son comunes en la literatura apocalí­ptica para introducir una nueva escena en una serie de visiones que cambian rápidamente: cf. Apoc. XI. 14: XXII. 12†. La obra Matthew Henry†™s Commentary on the Whole Bible (1976, vol. 3, pág. 205) dice: †œEs usual en el estilo profético hablar de acontecimientos relevantes y seguros como si estuvieran muy próximos y al alcance de la mano, solo para expresar su relevancia y la seguridad de que acontecerán […]. Mil años son, desde el punto de vista de Dios, como un solo dí­a, 2 Ped. III. 8†.
El contexto bí­blico indica que la tribulación que sufrió Jerusalén en 70 E.C. prefiguró una tribulación mucho mayor. Unas tres décadas después de la destrucción de Jerusalén, se le dijo al apóstol Juan sobre una gran muchedumbre de personas de todas las naciones, tribus y pueblos: †œEstos son los que salen de la gran tribulación†. (Rev 7:13, 14.) Anteriormente, el apóstol Juan habí­a visto a †œcuatro ángeles† que retení­an vientos destructivos a fin de que pudiese terminar la obra de sellar a los 144.000 esclavos de Dios. Esta obra de sellar está relacionada con †˜reunir a los escogidos†™, lo que, según Jesús predijo, acontecerí­a después de la tribulación sobre la Jerusalén terrestre. (Mt 24:31.) De acuerdo con esto, la †œgran tribulación† debe venir después de reunir y sellar a los escogidos, cuando los cuatro ángeles sueltan los cuatro vientos para que soplen sobre la tierra, el mar y los árboles. (Rev 7:1-4.) El que una gran muchedumbre †˜salga de la gran tribulación†™ muestra que sobreviven a ella. La expresión similar de Hechos 7:9, 10 confirma esta idea: †œDios estaba con él [José], y lo libró de todas sus tribulaciones†. El decir que se libró a José de todas sus tribulaciones no solo significaba que se le ayudó a aguantarlas, sino también que sobrevivió a las aflicciones que experimentó.
Ha de notarse que el apóstol Pablo llamó tribulación a la ejecución del juicio de Dios sobre los impí­os. Escribió: †œEsto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús†. (2Te 1:6-8.) El libro de Revelación muestra que †œBabilonia la Grande† y †œla bestia salvaje† han ocasionado tribulación a los santos de Dios. (Rev 13:3-10; 17:5, 6.) Por lo tanto, se deduce lógicamente que la tribulación que tiene que sobrevenirles a †œBabilonia la Grande† y a †œla bestia salvaje† forma parte de la †œgran tribulación†. (Rev 18:20; 19:11-21.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

thlipsis (qli`yi”, 2347), para lo cual véase , B, Nº 1, se traduce “tribulación” en Mat 24:9,21,29; Mc 4.17; 13.19,24; plural en Act 7:10 “tribulaciones”; “tribulación” en v. 11; “muchas tribulaciones” en 14.22; “tribulaciones” (20.23); “tribulación” (Rom 2:9); “tribulaciones” (5.3a); “tribulaciones” (5.3B); “tribulación” en 8.35; 12.12; 2Co 1:4, dos veces; 2.4; 4.17; “tribulaciones” (6.4; 7.4); “de tribulación” (8.2); “tribulaciones” (Eph 3:13); “tribulación” (4.14); “tribulaciones” (1Th 1:6); “tribulaciones” (3.3; 2Th 1:4); “tribulación” (v. 6); “tribulaciones” (Heb 10:33; Jam 1:27); “tribulación” (Rev 1:9; 2.9,10,22; 7.14). En Rev 7:14 “la gran tribulación”, lit.: “la tribulación, la grande” (no como en la RV, donde no aparece el artí­culo), no es aquella de la que participan todos los santos. Indica un perí­odo determinado al que hace referencia el Señor en Mat 24:21,29; Mc 13.19,24, donde este perí­odo es mencionado como anterior a su Segunda Venida, y en un momento en el que la nación judí­a, restaurada a Palestina en incredulidad por instrumentalidad de gentiles, sufrirá un estallido de furia sin precedentes por parte de los poderes anticristianos confederados bajo el hombre de pecado (2Th 2:10-12; cf. Rev 12:13-17). De esta tribulación participarán testigos de Dios de los gentiles (Rev 7:9), pero se tratará distintivamente del “tiempo de angustia para Jacob” (Jer 30:7). Su comienzo queda marcado por el establecimiento de la “abominación de la desolación” (Mat 24:15; Mc 13.14; cf. Dan 11:31; 12.11). Nota: Para el verbo thlibo, utilizado en la voz pasiva, y traducido “í­bamos a pasar tribulaciones” (1Th 3:4), véanse AFLIGIR, A, Nº 2, ANGUSTIAR, A, Nº 2.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

La palabra «tribulación» se deriva del latín tribulum, un implemento agrícola empleado para separar la cáscara del grano mediante un proceso riguroso conocido como tribulatio, lo cual sirve para ilustrar fácilmente la experiencia humana. Las consideraciones proféticas, escatológicas y apocalípticas dieron a la palabra «tribulación» su mayor interés bíblico en el gran apocalipsis de Mateo 24 (cf. Mr. 13 y Lc. 21) donde la palabra griega es zlipsis que significa literalmente «presionar conjuntamente». La palabra se traduce variadamente por persecución, aflicción, angustia, dificultad, padecimiento. Junto con el verbo zlibō, se sugieren los siguientes grupos: (1) Parábola (Mt. 13:21; Mr. 4:17; Jn. 16:21). (2) Retribución (Ro. 2:9; 2 Ts. 1:6; Ap. 2:22). (3) Discurso (Hch. 7:10; 7:11; 2 Co. 8:13; Hch. 11:19; 1 Co. 7:28). (4) Apocalipsis (Mt. 24:7, 21, 29; Mr. 13:19, 24). (5) Discípulos y disciplina (puestos para ser atribulados, 1 Ts. 3:3 y dieciocho otras referencias; seguridad en medio de la tribulación, Ro. 8:35; Ap. 7:14; refinados por la tribulación, Ro. 5:3–5; 12:12; 2 Co. 7:4; 1:6; consolados en la tribulación, 2 Co. 1:4; 4:17; Fil. 4:14; 1 Ts. 3:7; socorro oportuno, Stg. 1:27; 2 Co. 1:4; 1 Ti. 5:10). El pensamiento griego contenido en la palabra zlipsis está mejor representado en el hebreo por palabras derivadas de las raíces ṣûq que en la forma hifil significa «estrechar», «angustiar» (Dt. 28:53, 55, 57); ṣûr, «atar», «presionar», «perseguir»; y ṣārar, «oprimir», «perseguir» (Nm. 10:9). Derivados de la última raíz se encuentran en Deuteronomio 4:30, un pasaje que llegó a contribuir a los conceptos escatológicos y apocalípticos, asociados con el término bíblico «postreros días» que se encuentra en el mismo versículo y siempre conectado con la era mesiánica que debía ser introducida con «dolores de parto» (Sota IX, 15; Enoch XCIX, 4; C, 1).

BIBLIOGRAFÍA

Mishnah; R.C Trench, Study in Words; M. Buber, For the Sake of Heaven.

Lawrence Duff-Forbes

Trench Trench’s Synonyms of the New Testament

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (618). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

La palabra heb. más comúnmente traducida tribulación es ṣārā y sus cognados. El significado primario es “estrecho” (cf. Nm. 22.26) o “comprimido” (Job 41.15), de donde surge el sentido figurado de circunstancias difíciles, y por ello, aflicción, angustia, o tribulación (Dt. 4.30; Job 15.24; Sal. 32.7; Is. 63.9; Jon. 2.2). La LXX tiene thlipsis (verbo thlibō) como traducción de todos los términos heb. con las mismas connotaciones. La idea básica es “severa constricción”, “estrechamiento”, o “prensar” (como a las uvas) (cf. Mt. 7.14; Mr. 3.9). Ideas similares subyacen al lat. tribulum (trilladora), de donde proviene la palabra tribulación. El grueso de las referencias bíblicas a la tribulación se relaciona con los sufrimientos soportados por el pueblo de Dios. El hecho central y dominante en el concepto bíblico de tal sufrimiento, sin embargo, es el misterio de la thlipsis del *Mesías (Col. 1.24; Ap. 1.9; cf. Is. 63.9). Todas las tribulaciones del pueblo mesiánico deben analizarse a la luz de este hecho.

1. La tribulación del Cristo es patrón y norma para la experiencia de la comunidad cristiana. Así, la tribulación es inevitable y hay que esperarla (Mt. 13.21; Jn. 16.33; Hch. 14.22; Ro. 8.35; 12.12; 1 Ts. 3.3s; 2 Ts. 1.4; Ap. 1.9). La tribulación de Israel en el AT tiene su paralelo en la tribulación de la iglesia en el NT (He. 11.37; 12.1). Esta tribulación es particularmente la suerte de los apóstoles, que ejemplifican de un modo especial la senda del sufrimiento del discipulado (Hch. 20.23; 2 Co. 1.4; 4.8, 17; 6.4; Ef. 3.13).

2. La tribulación del pueblo de Cristo es en algún sentido una participación en los sufrimientos de Cristo (Col. 1.24; cf. 2 Co. 1.5; 4.10s; Fil. 3.10; 1 P. 4.13). Como base de la doctrina neotestamentaria aquí puede encontrarse la noción de las llamadas “aflicciones del Mesías”, medida de sufrimiento a ser soportada por los justos antes de la consumación de los propósitos redentores de Dios (cf. SB, 1, pp. 95).

3. Las tribulaciones del pueblo de Cristo son instrumentales, al promover su transformación moral a la semejanza de Cristo (Ro. 5.3s; 2 Co. 3.18 con 4.8–12, 16s). En particular la experiencia de la tribulación promueve el fortalecimiento de la comunidad, en tanto que posibilita la consolación de otros ante experiencias similares (2 Co. 1.4s; 4.10s; Col. 1.24; 1 Ts. 1.6s).

4. Las tribulaciones del pueblo de Cristo son escatológicas; e. d. que pertenecen a la última época, al reino de la época del fin. Como tales, dan testimonio de la inauguración y la presencia del reino (Mt. 24.9–14; Ap. 1.9; 7.14). Cierta intensificación de dichas tribulaciones precederán el retorno de Cristo y la consumación del reino (Mt. 24.21; Mr. 13.24; 2 Ts. 1.5–6; 2 Ti. 3.1s).

Bibliografía. R. Schippers, L. Coenen, “Persecución, Tribulación”, °DTNT, t(t). III, pp. 351–356.

B.A.M.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico