VERSIONES DE LA BIBLIA

los diferentes traductores de los libros sagrados tienen el ideal de utilizar los textos más antiguos, los más fieles al original.

Sin embargo habiéndose escrito los libros en varios idiomas y no existiendo copias originales sino muchos manuscritos diversos, establecer cuál es el mejor texto de un libro, de un versí­culo, es asunto dispendioso. Imposible serí­a entonces pretender una Biblia completa en un idioma original.

De lo anterior se desprende la importancia de las versiones griegas de la Biblia hebrea, que en muchos casos presentan materiales superiores a ésta, puesto que muchos manuscritos griegos son más antiguos que los de la hebrea completa. La versión griega más importante es la llamada Septuaginta o de los Setenta, llamada así­ pues se dice que fue realizada por setenta traductores. Lo que sí­ es cierto es que hubo varios traductores; la primera versión al griego abarcaba solamente la Torá, y fue llevada a cabo en la ciudad egipcia de Alejandrí­a, en el siglo III a. C., y más tarde se vertieron en griego los demás libros, lógicamente por otros traductores con diferentes concepciones. Se hicieron otras versiones griegas de las cuales se conocen fragmentos gracias a los primeros Padres de la Iglesia y otros autores. Se tiene noticia de las versiones griegas de Aquila, Sí­maco, Teodocio y Luciano. El teólogo y apologeta cristiano Orí­genes, del siglo III, hizo la Hexapla, una crí­tica textual comparada compuesta de seis columnas paralelas con los textos hebreo, el griego y los de los cuatro mencionados atrás.

Entre otras versiones es necesario nombrar la sirí­aca, pues el sirí­aco es un idioma similar al arameo que hablaron Jesús y algunos de sus discí­pulos; esta versión se conoce con el nombre de Pessita, que significa en sirí­aco, †œsimple† y data del siglo I.

Para la Iglesia de Occidente tuvieron mucha importancia las versiones latinas. La primera, llamada Vetus latina, o Latina Antigua, de mediados del siglo II, es una versión en latí­n basada en la Septuaginta. Integrada en su mayorí­a por traducciones hechas en el norte de ífrica y en Italia. Esta versión tuvo mucha difusión y pasó por varias revisiones, en un latí­n popular. Debido a esto, en el año 382, el papa Dámaso I encomendó al erudito Eusebio Jerónimo, conocido como San Jerónimo, la revisión de la versión latina. Inicialmente revisó los cuatro Evangelios, cotejando la versión latina con los manuscritos griegos, cambiando, según Jerónimo, lo absolutamente necesario. Así­ se revisó todo el N. T., y muchos dudan de la verdadera participación de Jerónimo en este trabajo.

En cuanto al A. T. Jerónimo comenzó la revisión basándose en la versión griega de la Septuaginta, pero llegó a la conclusión de que era más fidedigno volver al hebreo, por lo que viajó a Tierra Santa, donde se estableció en un monasterio de Belén, y llevó a cabo la traducción latina de la Biblia conocida como la Vulgata. Esta versión es la que más influencia ha tenido en Occidente, y durante los doce siglos siguientes a su aparición fue transmitida cada vez con menor fidelidad. El Concilio de Trento determinó la necesidad de tener un texto latino auténtico e hizo revisar las versiones corruptas que se habí­an conservado. En el año de 1546 decretó como texto oficial latino de la Iglesia católica la Vulgata. El papa Paulo VI, con motivo del Concilio Vaticano II ordenó una reelaboración del texto de Jerónimo, que se terminó hacia el año de 1977 y es la base para los textos litúrgicos en lenguas vernáculas decretados por el Vaticano II.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

tip, LIBR HIST

vet, A. VERSIONES ANTIGUAS Versiones antiguas, destinadas a los cristianos, de toda la Biblia, o de porciones de ella: 1. Versiones sirí­acas (el sirí­aco era el arameo de Siria). (A) El Diatessarón. Taciano (160-180) fue discí­pulo de Justino en Roma. Escribió una Armoní­a de los Cuatro Evangelios en sirí­aco, que circuló por las iglesias de Siria bajo el tí­tulo gr. de Diatessarón, desde el tercer cuarto del siglo II hasta el siglo IV o V. Han llegado hasta nosotros las versiones árabes y latinas de esta obra. También existe una trad. armenia del comentario de San Efrén sobre esta Armoní­a de los Cuatro Evangelios. En 1933 se descubrió un fragmento gr. del Diatessarón, en las ruinas de una fortaleza romana en Dura-Europos, en la ribera occidental del Alto Eufrates. Taciano era oriundo de Mesopotamia. (B) Evangelio en viejo sirí­aco. Hacia el final del siglo II, los Cuatro Evangelios circulaban también en Siria por separado; se han descubierto dos mss. de esta versión por W. Cureton en 1842, en un convento sirio al suroeste del Delta del Nilo, y por la Sra. A Smith Lewris, en 1892, en el Convento de Santa Catalina en el monte Sinaí­. (C) La Peschitto (término que significa versión sirí­aca “simple”). El AT fue traducido directamente del heb., probablemente en el siglo II o III d.C. Fue cotejado más tarde con el gr. Rabboula, obispo de Edesa (411-435), estableció el texto del NT: faltan 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis porque la iglesia siria no los admití­a. (D) Las versiones filoxeniana y heracliana del NT. Hacia el año 508, Filoxeno, obispo de Hierápolis (Siria oriental) tradujo el NT entero al sirí­aco. En el año 616, Tomás de Heracles revisó esta versión confrontándola con algunos mss. gr. de Alejandrí­a. La versión heracliana es sumamente literal. (E) La versión siro-palestina del AT y del NT data probablemente de fines del siglo V o de inicios del VI. La mayor parte de los mss. existentes han llegado en forma de leccionarios. 2. Versiones latinas. (A) La Vetus Latina, llamada también norteafricana. Hacia el final del siglo II circulaba una versión latina de la Biblia por ífrica del norte. Tertuliano, Cipriano y Agustí­n emplearon textos africanos. El AT no habí­a sido traducido directamente del heb., sino de la LXX. (B) Versión italiana, llamada Itala. Los latinos de Italia, estimando que la lengua de las versiones norteafricanas no tení­a la suficiente pureza, revisaron los textos. La Itala es una recensión efectuada en el siglo IV en Italia. (C) La Vulgata. Debido a la existencia de un cúmulo de diferentes recensiones de la Itala y de la Vetus Latina, surgió la necesidad de impulsar una uniformización del texto. Dámaso, obispo de Roma, encargó a Jerónimo (en lat. “Hieronymus”), el más grande exegeta cristiano de la época, que emprendiera la revisión del NT latino. En el año 384, Jerónimo habí­a acabado la tarea de revisar los Evangelios, sirviéndose del texto gr. original. En el año 387, el exegeta fijó su residencia en un monasterio de Belén, y revisó el AT siguiendo el texto hebreo. Esta revisión de la Biblia entera, hecha en base a los originales hebreo y griego, fue concluida en el año 405. Durante la Edad Media fue la Biblia de toda la iglesia de Occidente. Hacia el año 802, Carlomagno ordenó a Alcuin que llevara a cabo una recensión del texto. Fue el primer libro en ser impreso, en 1455, poco después de la invención de la imprenta de caracteres móviles. Con posterioridad al año 1590, la Iglesia de Roma hizo preparar sucesivas revisiones de la Vulgata, que sigue siendo el texto oficial para el culto católico. La Vulgata, debido a su antigüedad y al hecho de haber sido cotejada con el texto hebreo premasorético, así­ como con antiguos textos griegos, es de gran valor en la crí­tica textual tanto del AT como del NT. (Véase VULGATA.) 3. Versiones coptas de la Biblia. Aparecieron en diversos dialectos de los cristianos egipcios. Las más importantes son la bohaí­rica y la sahí­dica. Partes del NT fueron traducidas probablemente a fines del siglo II a ambos dialectos. La Biblia sahí­dica parece haber sido concluida en el siglo III, y la bohaí­dica en el VI. 4. Versión etiópica. Según la tradición, el cristianismo entró en Etiopí­a en la época de Constantino el Grande (324-337). La traducción se inició prob. en la segunda mitad del siglo IV. El NT fue impreso en la Polí­glota de Walton, y ha sido usado como evidencia para dilucidar algunas variantes. Sin embargo, el hecho de haber sido revisada en el siglo XIV, y más tarde frente a versiones árabes, le hace perder valor para la crí­tica. 5. Versión gótica. Hecha hacia el año 350 por el obispo de los Godos de Occidente, Ulfilas. Se conservan la mayor parte del NT y secciones del AT. El AT está basado en una recensión de Luciano. Entre otras copias, se conservan el Codex Argenteus, una copia de los Evangelios escrita en plata, con las palabras iniciales en oro (siglo V o comienzos del VI); Codex Ambrosiani, y Codex Carolinus, con una traducción al latí­n. 6. Versiones árabes. De poco valor para la crí­tica textual. En el año 724, Juan, obispo de Sevilla, preparó una versión de las Escrituras en árabe destinada a los árabes cristianos. A lo largo de los siglos siguientes esa obra fue revisada y completada. Otras versiones, de mucho menos valor crí­tico, y en muchos casos traducciones a su vez de versiones (como de la LXX, la Sirí­aca, la Vulgata) son la armenia (siglo IV); la georgiana (siglo VI); la eslava (siglo IX), etc. (Véanse CANON, INSPIRACIí“N, MANUSCRITOS BíBLICOS, PAPIROS, QUMRíN [MANUSCRITOS DE], RYLANDS [FRAGMENTO DE], VERSIONES DE LA BIBLIA.) B. VERSIONES CLíSICAS DE LA BIBLIA. (Véase TEXTO Y VERSIONES CLíSICAS DE LA BIBLIA.) C. TRADUCCIONES A LENGUAS MODERNAS 1. Versiones Alemanas. Las versiones alemanas pueden distinguirse netamente entre preluteranas y postluteranas. En efecto, fue la traducción de la Biblia hecha por Lutero la que cristalizó y normalizó la lengua literaria culta, creando para esta empresa el neoalto alemán en base a la aglutinación de diversas corrientes dialectales septentrionales. Entre las versiones alemanas preluteranas pueden mencionarse la germánica del obispo Ulfilas (siglo IV). Pero fue en tiempos de Carlomagno (siglo IX) que hubo un florecimiento de traducciones de porciones de la Vulgata a varios dialectos alemanes, en especial los Evangelios y los Salmos. Posteriormente a éstas, y ya en el siglo XIV, comienzan a aparecer traducciones al alemán propiamente dicho. Estas traducciones, sin embargo, no llegan a manos del pueblo; además, son casi todas ellas parciales, con especial preferencia hacia los Salmos. Muchas de estas traducciones son excesivamente apegadas al latí­n. En el siglo XV, en cambio, proliferan las traducciones al alto alemán: Traducción de toda la Biblia por Johann Mentelin, Estrasburgo, publicada en 1466, y que vio trece reimpresiones, la última en 1518. Fue revisada en dos ocasiones, por G. Zainer (1475) y A. Koberger (1483). Merecen ser citadas tres traducciones preluteranas en bajo alemán, editadas respectivamente en Colonia (1478), Lübeck (1494) y Halberstadt (1522). La Biblia de Lutero: fue la primera Biblia alemana en ser traducida directamente de las lenguas originales. Todas las anteriores lo habí­an sido de la Vulgata latina. Inició su obra en 1521 con el Nuevo Testamento, que fue impreso en 1522, ilustrado con grabados de Cranach el Viejo y Döring. El Antiguo Testamento fue traducido entre 1523 y 1534, año en que vio la luz la primera Biblia completa de Lutero, impresa en Wittenberg bajo el tí­tulo “Biblia, das ist die gantze Heilige Schrift Deudsch”. Esta Biblia vino a ser el corazón del protestantismo alemán, y la herramienta forjadora de la unidad lingüí­stica alemana. Otras traducciones alemanas: de la época de la Reforma que se deben mencionar son la Biblia de Zurich, adaptación en parte de la de Lutero por Zuinglio al bajo alemán, y con aportación de otros colaboradores, impresa en 1529, la Froschauer-Bibel (1531), la Bibel Teush (1545) y la de J. Piscator (1602-1604), que fue reimpresa hasta el año 1848 en Berna. La traducción de Lutero, aunque de gran valor literario, y poderosamente utilizada por Dios en la expansión de la verdad del Evangelio, adolecí­a sin embargo de defectos que se fueron haciendo más evidentes con el paso del tiempo. Apoyándose en los trabajos de crí­tica textual del NT de Griesbach, Scholz, Lachmann y Tischendorf, John N. Darby dirigió la preparación de un Nuevo Testamento alemán; más tarde preparó el Antiguo Testamento. Esta versión recibe el nombre de Elberfelder Bibel (Biblia de Elberfeld), y fue la primera versión realmente fiable que existió en alemán. Desde su primera edición (1871) ha visto constantes reimpresiones, y está ampliamente difundida y aceptada. Otras Biblias posteriores fueron la de E. Kautsch (NT) y C. Weizsäcker (AT), publicada en 1899. Así­ como la Biblia de Darby se distingue por su fidelidad a los originales, siguiéndolos estrechamente, más recientemente se han llevado a cabo traducciones con un lenguaje más popular, como las de A. Schlater (1931); W. Michaelis (1934); F. Pfäflin (1939), y L. Thieme (1946). Entre las traducciones de carácter estrictamente cientí­fico merecen destacarse la versión del Nuevo Testamento de J. A. Bengel (tres ediciones de 1753 a 1771); la de la Biblia entera por M. L. De Wette (cinco ediciones entre 1809/14 y 1886); la de E. Kautsch, sólo del AT (1900,1922, etc.). En el campo católico-romano aparecieron varias traducciones, debiéndose destacar la de K. Uhlenberg (1630), que fue reeditada cincuenta veces. Otras son la de H. Braun (1788/ 97), que fue continuada por J. M. Feder y que logró gran difusión entre los católicos alemanes después de su revisión por J. F. Allioli (1838); desde entonces fue reimpresa una y otra vez, y revisada en 1949 por K. Thieme; estas traducciones se hicieron de la Vulgata latina. Durante este siglo se ha visto una gran proliferación de traducciones católicas de la Biblia al alemán en base a los textos originales. Entre las más usadas se pueden mencionar la Biblia de Bonn (1923) y la Biblia de Herder (1935). Hay varias traducciones más, algunas sólo del NT, y otras fragmentarias. 2. Versiones Francesas de la Biblia. Las primeras versiones conocidas al francés son una traducción de los Salmos de principios del siglo XII, y de algunos libros del AT y del NT llevadas a cabo por los Pobres de Lyon, estos últimos al provenzal. En la Biblioteca Nacional de Parí­s se hallan sesenta traducciones de la Biblia o de porciones de ella, en prosa o en verso, y que datan de los siglos XIII y XIV. La primera traducción protestante francesa fue la de Robert Olivétan, primo de Juan Calvino. Fue llevada a cabo bajo el patrocinio de los valdenses de los Alpes, que Farel habí­a conocido en el Sí­nodo de Chanforans en el año 1532. Fue finalizada e impresa en Neuchâtel en 1535. Olivétan se sirvió de los trabajos de sus predecesores, en especial del de Lefèvre d’Etaples, pero basó su texto en los originales hebreo y griego, no en la Vulgata. Su traducción fue posteriormente revisada en el año 1560 por el mismo Calvino, y por Teodoro de Beza en 1588. Debido a las necesidades de modernizar el lenguaje, se llevaron a cabo dos revisiones posteriores, la de Martin, en Holanda (1696/ 1707). Esta última tuvo un gran éxito, posiblemente a causa de las introducciones y notas de que iba acompañada, y que ayudaban a la comprensión del texto. En el siglo XIX se hizo sentir, empero, la necesidad de una traducción totalmente nueva, tanto por la mutación lingüí­stica como por los constantes descubrimientos de mss. antiguos y los trabajos de crí­tica textual, especialmente los de Griesbach, Seholz, Lachmann y Tischendorf, en particular por lo que respecta al texto del NT. Así­ surgieron: (a) La Biblia de Lausana (NT, 1839; AT, 1872), obra colectiva de varios teólogos, y con la norma de traducir, siempre que fuera posible, el mismo término hebreo o griego por el mismo término francés. (b) La Biblia de Segond (1873) fue una obra de siete años de trabajo. El AT está mejor traducido que el NT. Esta versión fue revisada discretamente en 1910, y el NT sufrió una revisión más importante en 1960. Es la versión más difundida en el protestantismo francés. (c) La Biblia de J. N. Darby (1875). En esta versión el francés sufre debido a lo literal de la traducción; es de una gran fidelidad a los originales y por ello de gran utilidad a los que deseen penetrar en el sentido del texto. (d) La Versión Sinodal (NT, 1903; AT, 1910), obra colectiva de diversos teólogos franceses por petición de los Sí­nodos Reformados. Los traductores tení­an como objetivo redactar el texto en un lenguaje correcto y fácilmente comprensible. Las variantes de los mss. y las diversas posibilidades de traducción se dan al margen. (e) La Biblia del Centenario (acabada en 1949), publicada por la Sociedad Bí­blica de Francia, bajo la dirección de los profesores H. Monnier, A. Lods y M. Goguel. Se trata de una obra erudita, y con abundantes notas que ponen de manifiesto las tendencias teológicas “liberales” de los traductores, que además han corregido en ocasiones el texto heb. del AT en base a la LXX, o incluso en base a meras conjeturas. Otras versiones que se pueden mencionar son: El AT de Perret-Genti (1866); el NT de Rilliet (1858), basado sobre el Codex Vaticanus; el NT de Oltramare (1872), de un estilo excelente, pero que sufre las influencias de las ideas “liberales” del traductor; el NT de Stapfer (1889), que se aparta del literalismo que caracteriza a la mayor parte de las versiones, y que por encima de todo busca dar el sentido del texto con fidelidad. Se debe añadir que muchos comentaristas publicaron, junto con sus comentarios, una traducción. Así­ sucede con Calvino, Reuss, la Bible Annotée, con Bonnet, para no hablar de innumerables comentarios acerca de libros aislados de la Biblia. Por lo que respecta al campo católico-romano, hay una gran cantidad de traducciones, aunque menos extendidas que las protestantes. Sólo se mencionan las principales: (a) La Biblia de Lefèvre d’Etaples (NT, 1523/24; AT, 1528), hecha sobre la Vulgata, pero con correcciones en base a las lenguas originales. Tuvo un papel muy importante en la preparación de la Reforma francesa. (b) La Biblia de Lemaître de Sacy (NT, 1667; AT, 1696), es destacable por su calidad literaria, y expresiva del interés jansenista en las Escrituras. (c) La Biblia de Crampon (1894/1904), que fue la primera versión católica francesa traducida directamente del hebreo y del griego; ha sido revisada varias veces. (d) La Biblia del Cardenal Liénard (1950), que traduce el texto con una gran literalidad. (e) La Biblia de los Maredsous (1952), que tiene un vigoroso lenguaje, pero que se toma libertades con el texto. (f) La Biblia de Jerusalén (1956), aparecida al principio en fascí­culos, y que es un gran esfuerzo mancomunado de traducción; sin embargo, las notas son de inspiración sumamente modernista. Las traducciones judí­as francesas, que evidentemente sólo vierten el AT; existen dos: La Biblia del Rabinato francés, bajo la dirección de Zadok Kahn (1899), cuyas notas siguen la exégesis rabí­nica tradicional. La traducción es por lo general a la vez muy fiel y literaria, pero los pasajes mesiánicos son en ocasiones mal traducidos, o acompañados de notas tendenciosas. La otra, menos conocida, es la de S. Cahen (1831-39), que da el texto hebreo y notas. La versión más reciente ha sido publicada por “Bibliothèque de la Pléiade”, con la colaboración de los profesores Dhorme y Michaeli, en la que se ha intentado prescindir de prejuicios confesionales; en 1985 se trabajaba en la preparación de una versión interconfesional. 3. Versiones Italianas de la Biblia. Se conocen traducciones italianas desde el siglo XIII (por lo general en el dialecto toscano). Del siglo XV se puede citar la de Malermi, impresa en Venecia (1471), para cuya traducción se dispuso de más antiguas traducciones italianas de la Vulgata; también impresa en Venecia fue la traducción de Adam von Ammergau. En el siglo XVI apareció la traducción de A. Bruccioli (NT, 1530; AT, 1532); fue prohibida e incluida en el í­ndice de libros prohibidos desde el año 1559, pero fue reeditada tanto en Italia como en Ginebra (1562). También en el exilio produjo J. Diodati su Biblia, en Ginebra. El era ya ginebrino, pero hijo de padres italianos. Su Biblia, de un depurado estilo literario, apareció en 1607, y una revisión en 1641, y sigue siendo la Biblia de los evangélicos italianos. Los valdenses usan la versión de Diodati revisada, llamada Versione Riveduta; la revisión fue llevada a cabo por G. Luzzi, finalizándola en 1924. En el ámbito católico-romano se puede citar la Biblia de A. Martini, (patrocinada por Benedicto XIV y aparecida entre 1769-1776), traducida de la Vulgata, y que sigue usándose aún. Una versión reciente de la Vulgata es la dirigida por G. Riccioti. A. Vaccari y S. Garofalo han preparado sendas traducciones en base a los originales heb. y gr. 4. Versiones Inglesas de la Biblia. La actividad de traducción bí­blica en inglés ha sido fertilí­sima. No en vano ha sido Inglaterra el foco de difusión de la Biblia durante largo tiempo, mediante la obra de la Sociedad Bí­blica Británica y Extranjera. Las primeras traducciones que se conocen a la lengua anglosajona datan del siglo IX, con traducciones parciales de los Salmos y de los Evangelios, todas ellas basadas en la Vulgata. El primer traductor de la Biblia entera al inglés fue, sin embargo, John Wycliffe, que tuvo la ayuda de Nikolaus de Hereford para la traducción del AT. El NT apareció en 1380, y el AT en 1382. Se conservan alrededor de 170 copias manuscritas, y no fue impresa hasta 1731. John Wycliffe recibió el nombre de “Estrella Matutina de la Reforma” debido a la influencia que se hizo sentir, incluso en el continente, con su traducción. William Tyndale tradujo el Nuevo Testamento del griego, y parte del Antiguo del hebreo. Su Nuevo Testamento inglés fue el primero en ser impreso (Colonia, 1525). Se produjeron 15.000 ejemplares, impresos por Peter Quentel, pero de los que se conservan pocos debido al extremado celo de las autoridades de Roma en la persecución de esta versión y de su autor. Tyndale murió quemado vivo como hereje en 1536, a la edad de 59 años, en Vilvorde, Bélgica. Miles Coverdale recibió encargo del rey de Inglaterra de traducir toda la Biblia. Su versión apareció en 1535, y fue la primera Biblia inglesa impresa. En realidad, Coverdale tomó el NT de Tyndale, basándose para el AT en la de Zuinglio y de Leo Jud . En 1537 apareció la Biblia de Thomas Matthew, que murió en la hoguera en 1553 bajo el reinado de Marí­a Tudor. En esta edición el Pentateuco y el NT eran de Tyndale; de Esdras a Malaquí­as eran de Coverdale; de Josué a 2 Crónicas se desconoce su origen. La llamada Gran Biblia, por su formato, fue preparada también por M. Coverdale como revisión de la de Thomas Matthew (1540); la Biblia de Ginebra, aparecida en 1560, vio numerosas reimpresiones hasta 1664; la Biblia de los Obispos apareció en 1568, patrocinada por el arzobispo Barker, y fue traducida por ocho o doce obispos. No tuvo mucho éxito, pero fue autorizada oficialmente. Sin embargo, esta Biblia de los Obispos fue la base para la famosa King James Bible (Biblia del Rey Jaime) de 1611. En dicha revisión participaron 47 eruditos, pertenecientes a la Iglesia de Inglaterra y al partido de los Puritanos. Ha sido la Biblia por antonomasia del mundo de habla inglesa; fue revisada en 1613, 1629, 1638, 1683 y 1769, y sigue siendo impresa en grandes cantidades y siendo la favorita del mundo anglosajón. Sobre la base de su texto se han preparado valiosí­simas concordancias, como la de Strong, la de Cruden, la Analí­tica de Young, las dos concordancias de Wigram, Englishman’s Hebrew and Chaldee Concordance y Englirhman’s Greek Concordance; tanto por el estilo literario como por el papel que ha tenido en la historia espiritual del mundo anglosajón, descuella como un monumento incomparable. La Revised Version (Versión Revisada) de la Biblia del Rey Jaime apareció entre 1881 (NT) y 1885 (AT). El NT fue revisado en base al trabajo de crí­tica textual de Westcott y Hort. La revisión fue preparada por un comité de 54 eruditos que pasaron un total de 14,5 años en su preparación. Otras revisiones posteriores son la Standard Version, publicada en Norteamérica en 1901, y la Revised Standard Version, entre 1946 (NT) y 1952 (AT). Hay varias traducciones nuevas dignas de nota. La del Nuevo Testamento de J. N. Darby (1871), cuya Biblia completa fue publicada en 1890; el AT es debido en gran parte al mismo J. N. Darby, pero completado por W. Kelly. Recibe el nombre de New Translation; esta Biblia sigue siendo reimpresa regularmente; se apoya en los trabajos textuales de Tischendorf, Lachman, Tregelles, Griesbach y otros, pero ponderándolos en base a la lí­nea de Scrivener (véase TEXTO Y VERSIONES CLíSICAS DE LA BIBLIA,. Texto del NT). Contemporáneamente han aparecido nuevas traducciones, siendo las principales la New American Standard Translation (1960/1971), la New International Version (1973), la New English Bible (1974), y Good News for Modern Man (NT, 1966; AT, 1979), en la que se ha buscado simplificar mucho el lenguaje. En el campo católico-romano, se pueden mencionar el NT de Rheims (1582) y la Biblia de Douai, toda la Biblia, traducida de la Vulgata (1609), y que revisada por Challoner sigue gozando de gran favor dentro del catolicismo de habla inglesa; la versión de R. A. Knox de la Vulgata (NT, 1944; AT, 1949); la versión sobre el texto original de F. A. Spencer, NT, 1937; también la llamada Westminster Version, NT, 1947, publicada en Norteamérica. En el seno del judaí­smo americano merece mención la versión del AT al inglés de la Jewish Publication Society (Filadelfia, 1917); en 1982 se finalizó una nueva traducción, efectuada por un comité. En el campo de las traducciones interconfesionales, se debe destacar el ambicioso proyecto de la editorial Doubleday, de New York, con la publicación de la Anchor Bible, de la que se han publicado hasta la fecha treinta y seis volúmenes, en los que han participado cuarenta y cuatro eruditos, en tanto que otros veintidós están trabajando en los veintisiete volúmenes de futura aparición. Los traductores son protestantes, católicos y judí­os, y sus directores son William F. Albright (hasta su muerte en 1971) y David N. Freedman. En ella aparecen abundantes notas filológicas y textuales. 5. Versiones Portuguesas de la Biblia. En lengua portuguesa han aparecido a lo largo de los siglos varias traducciones parciales de las Escrituras. Se pueden mencionar, entre otras, tres versiones completas de la Biblia: la de J. Ferreira de Almeida (NT, 1681; AT, traducido por sus continuadores, 1748/53); es la acreditada y difundida por las Sociedades Bí­blicas Unidas; las dos versiones católicas, de A. Pereira de Figueiredo, publicada en 23 volúmenes (1778-99), traducida de la Vulgata, y cuya revisión de 1819 es todaví­a usada; y la de Matos Soares (NT, 1930; AT, 1934), que es la más usada en la actualidad en el seno del catolicismo portugués. 6. Versiones Castellanas de la Biblia. (Vease Versiones Españolas) Bibliografí­a: Otras lenguas: Artí­culo “Biblia”, en Gran Enciclopedia Catalana; F. F. Bruce: “The Books and The Parchments” (Pickering and Inglis, Londres, 1975); A. C. Brown: “Translations of the English Bible” (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1970); D. M. Beegle: “What does The Bible Say? – Translations speak in many tongues”, en Biblical Archaeology Review, vol. VIII, n.º 6, nov./dic. 1982. Sobre los principios de traducción: Luis Alonso Schökel: “El hombre de hoy ante la Biblia”, Barcelona, 1959; James Barr: “Semantics of Biblical language”, Oxford University Press, 1968; Carlo Buzzetti: “Traduzione della Biblia e inspirazione della “settanta””, en Rivista Biblia, n. 20, Roma; Tulio de Mauro: “Introduzione alla semantica”, Bari, 1970; E. Nida: “Toward a Science of translating”, Londres, 1964; varios: “The International Critical Commentary”, T. & T. Clark; varios: “The Cambridge history of the Bible”, Cambridge University Press; W. W. Wonderly: “Bible translations for popular use”, Ann Arbor, 1968; Neville Cryer: “Bibles across the world. The history of the British and Foreign Bible Society now in its 175th year”, Mowbrays, Londres; Gonzalo Báez – Camargo: “Breve historia del canon bí­blico”, Ed. Luminar, México, 1980; Hans Volz: “Martin Luthers Deutsche Bible Friedrich Wittig”, Hamburg, 1978; Max Zerwick: “Analysis philologica Novi Testamenti Graeci”, Instituto Bí­blico Pontificio, Roma, 1966; Bruce M. Metzger, Carlos Martini y otros: “A textual Commentary on the Greek New Testament”, Sociedades Bí­blicas Unidas, Londres – Nueva York, 1975.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[010]

Las versiones de la Biblia, es decir las traducciones de los lenguajes originales: hebreo y algo en arameo, al latí­n, y luego a las lenguas vivas, como el castellano, han sido muchas.

Cada versión ha tenido una historia admirable e interminable, que nos debe llenar de admiración. Tal es la que hicieron en Alejandrí­a hacia el siglo III antes de Cristo unos setenta sabios, según la leyenda. (Se la llama de los LXX). Es la que emplearon los autores del Nuevo. Y tal es la que hizo S. Jerónimo del Antiguo Testamento, de textos directamente hebreos; y del Nuevo Testamento de textos griegos. Se llama “Vulgata” o común. (Ver Biblia. 6. Ver Bí­blicos. Lenguajes)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa