ZARZA ARDIENTE, LA

El llamado de Moisés a ser libertador de Israel se produjo cuando se volvió para contemplar la maravilla de la zarza que ardía y sin embargo no se consumía (Ex. 3.3). Como todas las manifestaciones semejantes a esta que registra la Biblia—p. ej. el horno que humeaba y la antorcha de fuego (Gn. 15.17), y la columna de nube y de fuego (Ex. 13.21)—la zarza ardiente es una revelación de Dios mismo, y no, como sostienen algunos, de Israel en el horno de la aflicción. El relato comienza diciendo que “apareció el *Ángel de Jehová” (Ex. 3.2); el heb. traducido “en una llama” significa más bien “como” o “en forma de” una llama (v. 2); Moisés (v. 6) “tuvo miedo de mirar a Dios”; Dt. 33.16 habla “del que habitó en la zarza”. La revelación transmitida de este modo puede sintetizarse en las tres palabras “vivo”, “santo”, y “que mora”. La zarza no se consume porque la llama es autosuficiente, autoperpetuante. Igualmente, y sobre la base de un simbolismo coherente (p. ej. Gn. 3.24; Ex. 19.18), la llama es la santidad inaccesible de Dios (v. 5), que es, en efecto, la primera expresión pública de la santidad divina en las Escrituras. Tercero, con el fin de revelar la gracia soberana de Dios, el que, aunque es autosuficiente, elige libremente sus instrumentos para el servicio y los capacita, la llama en la zarza declara que el Dios vivo y santo es el que allí mora. Así, la revelación en la zarza sirve de trasfondo para la promesa de la presencia divina dada a Moisés (v. 12), para la ejecución del pacto celebrado con los padres (Ex. 2.24; 3.6; 6.5), para el nombre divino (v. 14), y para la santa ley del Sinaí.

Bibliografía. P. Kelley, Éxodo: llamados a una visión redentora, 1978; J. E. Huesman, “Éxodo”, Comentario bíblico “San Jerónimo”, 1971, t(t). I.

U. Cassuto, A Commentary on the Book of Exodus, 1967; B. S. Childs, Exodus, 1974.

J.A.M.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico