El retrato del simpatizante yihadista en Estados Unidos

Los simpatizantes yihadistas en Estados Unidos son un colectivo heterogéneo. Es imposible encasillarlos en un perfil único, lo que complica a las autoridades su detección. Pero dentro de esa diversidad, sobresalen tendencias que esbozan un retrato aproximado. La edad media es 26 años, el 86% son hombres, la gran mayoría no tiene antecedentes de radicalización y son ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes, y el 40% son conversos al Islam (casi el doble que la media nacional), según un estudio de la Universidad George Washington.

El informe, publicado esta semana antes del tiroteo en California, obtiene esos datos a partir del análisis de las 71 personas -entre 15 y 47 años- detenidas en EE UU desde marzo de 2014 acusadas de apoyar al Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). Este año han sido arrestadas, por ahora, 56 personas. Es la cifra más alta de detenciones relacionadas con terrorismo desde los atentados del 11-S en 2001.

Los investigadores subrayan que la “intensidad y tamaño” de la radicalización en EE UU es “significativamente más pequeña” que en la mayoría de países europeos. Pero la primera potencia mundial tiene una particularidad que la diferencia del resto de países industrializados y que hace mucho más peligroso el riesgo de ataques solitarios: el fácil acceso a armas de fuego. Lo recuerda con letanía, tras cada matanza, el presidente estadounidense, Barack Obama, que insta al Congreso a endurecer los controles de venta.

“Tienes una escena más pequeña aquí, menos sofisticada y con menos vínculos con ISIS, pero tienen acceso a armas”, dice en una entrevista Lorenzo Vidino, director del programa sobre extremismo de la Universidad George Washington y coautor del informe.

Syed Farook, de 28 años, y su esposa, Tashfeen Malik, de 27, usaron el miércoles dos rifles y dos pistolas en su asalto a un centro social en San Bernardino, a las afueras de Los Ángeles, en que mataron a 14 personas. Todas las armas fueron compradas legalmente. Farook adquirió las pistolas. Una tercera persona compró los rifles y se desconoce cómo llegaron a la pareja.

Farook y Malik -que fallecieron tras la matanza y que tenían una hija de seis meses- no estaban siendo investigados. Justo antes de perpetrar su sin razón, la mujer juró lealtad al ISIS en Facebook. El FBI sostiene que hay indicaciones de que la pareja se radicalizó y pudo ser inspirada por organizaciones terroristas, pero no se han hallado pruebas de que integrara una.

Aunque cada caso es distinto, los perfiles de los autores del tiroteo en San Bernardino -el más grave en este país desde 2012- coinciden con algunos de los rasgos descritos en el informe. Son ciudadanos nacidos en EE UU (Farook) o residentes legales (Malik consiguió un visado tras su matrimonio). Están cerca de la edad media de 26 años. Y confirman uno de los hallazgos de la investigación: el “creciente papel prominente de mujeres en el mundo yihadista”.

Más prevención

La radicalización yihadista no es un fenómeno nuevo en EE UU. Por ejemplo, en los años ochenta ciudadanos estadounidenses se unieron a los muyahidines afganos. Pero el ISIS, dice Vidino, ha disparado la tendencia por la “atracción” de su expansión hace un año en Irak y Siria, y su habilidad propagandística en Internet.

Es un riesgo creciente, pero no descontrolado. El FBI estima que hay centenares, sino miles, de simpatizantes yihadistas en EE UU. La mayoría, puntualiza el informe, “nunca harán el salto de hablar a la acción”. De los detenidos, solo el 27% tenían planes de atentados en EE UU.

Pero el gran problema es cuando alguno, como el miércoles, sí pasa a la acción. “El desafío es cómo identificas a esta gente. Incluso si los identificas, al final del día no puedes vigilar a tanta gente”, esgrime el experto, que explica que los yihadistas cambian sus perfiles en Internet y usan comunicaciones encriptadas. “Y la otra parte es algo ausente en América: la parte preventiva. También necesitas la implicación de comunidades, de la sociedad civil para tratar de convencer”.

Fuente: www.elpais.com

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