Hombre que lo perdió todo ahora gana mucho ayudando a otros
Algo de lo que hace especial a la Navidad es el poder practicar el amor al prójimo. Ese amor muchas veces se hace práctico al extender una mano de ayuda.
La vida de Oie Osterkamp tocó fondo. Él perdió su negocio multimillonario y quedó en la calle. Pero, en lugar de darse por vencido, encontró una respuesta justamente al ayudar a otros.
Oie Osterkamp es un hombre de fe.
«Cada mañana cuando te levantas y pones tus pies en el suelo, estás predicando un sermón. Puedes escoger cada día cuál va a ser tu sermón para ese día», dice Osterkamp.
Osterkamp lidera la Casa de Ronald McDonald en Durham, Carolina del Norte. Provee alojamiento y comida gratis a familias con niños que están en el mundialmente conocido Duke Children’s Hospital… Como Susan Brown, cuyo hijo Howell ha estado aquí durante meses.
«Ellos encontraron un tumor celebral muy raro. El tuvo una cirugía de cerebro que no podemos costear la estadía en el hotel», relata Susan Brown.
«Y muchos de ellos vienen sin lugar a dónde quedarse. Muchos de los familiares han dado todos sus recursos a los médicos para que los niños puedan mejorarse. Están totalmente preparados para dormir en el hospital o en el asiento trasero de su auto, si es necesario», comenta Osterkamp.
Los niños enfermos usualmente están en la Casa Ronald McDonald con sus familias. Como Howell, cuando está con tratamientos de quimioterapia.
«Es muy lindo allí. Nos preparan cena cada noche a las seis y luego, los fines de semana tienen desayuno. Es muy lindo y limpio», expresa Howell Brown.
«Lo primero que sienten al entrar por la puerta es amor. Eso es lo que hay sobre todos aquí en la Casa Ronald McDonald. Estamos por amor, estamos por darles confort y paz», dice Osterkamp.
Oie entiende a quienes se sienten abrumados. Hace años, su empresa multimillonaria colapsó, al igual que su matrimonio. Cuando quedó en la calle, él obtuvo una mejor perspectiva.
«Muchas veces nuestras oraciones son: ‘Dios dame esto, dame aquello’. Creo que lo que me ha ayudado, es cambiar esa oración y decir: ‘Dios, ¿qué quieres que aprenda de esto? Dios, ¿qué puedo hacer en esta situación particular para glorificarte?'», dice Osterkamp.
Oie descubrió que ayudar a los demás es la salida a la desesperación. Él escribió el libro sobre su travesía, titulado “Being a Sharefish in a Selfish World”.
«Crecí al este de Carolina del Norte y mi mamá me enseñó que era mejor ser dadivoso que ser egoísta. Siempre tuvo un corazón generoso y dijo: ‘Entre más das, más recibes’, como dice la Biblia. Encontré que eso es verdad», indica Osterkamp.
Por ejemplo, casi todo el dinero que requiere operar esta Casa Ronald McDonald es dado por la comunidad, que también es muy generosa al donar su tiempo.
«Tenemos una iglesia local aquí, que, parte de su misión para este año, era venir cada lunes por la noche y hacer una cena para todos los de la casa», dice Osterkamp.
Además de ayudar familias necesitadas en Carolina del Norte, Oie también está ayudando a familias a quince mil millas al sur de allí, en la asediada nación de Honduras, uno de los países más pobres del mundo.
Hace seis años, durante un viaje misionero, él observó cómo la falta de estudios creaba un ciclo de pobreza. Desde entonces, su equipo provee educación a las aldeas remotas: todo lo necesario para terminar la secundaria. Es llamado Sharefish.
«Siento como que tengo una familia en Estados Unidos. Estoy muy feliz y agradecida con cada persona de gran corazón que ayuda a nuestros hijos», dice una mujer hondureña.
Antes de Sharefish, los aldeanos estaban destinados a pasar su vida recogiendo caña de azúcar o melón. Ahora creen poder hacer cualquier cosa.
«Somos cuatro graduados de Sharefish. Estamos muy felices y de esta forma, servimos como ejemplo a otros niños para que sigan este camino», indica una mujer beneficiada.
El Gobierno hondureño provee educación gratuita hasta el sexto grado, si los alumnos pagan sus útiles y uniformes. Eso es muy costoso para estas familias que ganan el equivalente a tres dólares diarios.
«El hombre le preguntó a Jesús: ‘¿Cuál es el mayor de los mandamientos?’ Y Jesús le dijo: ‘Amar a Dios con todo tu corazón, toda tu alma y mente y amar a tu prójimo como a ti mismo’. Para nosotros este es el ejemplo perfecto de amar al prójimo, porque esta gente está olvidada aún en su país», comenta Osterkamp.
Sharefish provee un centro comunitario, laboratorio de computo y una biblioteca para que los padres puedan aprender también. Sea en otro país o en su comunidad, Osterkamp dice que al servir a otros se puede mejorar la vida propia.
Fuente: www.MundoCristiano.tv