Iglesia texana emplea IA en su servicio dominical y reflexiona sobre su naturaleza humana

Una iglesia metodista unida en Texas tomó un enfoque futurista y poco ortodoxo en su servicio dominical, empleando la inteligencia artificial para dirigir el culto. Violet Crown City Church en el norte de Austin, conocida por ser una congregación LGBT, intentó innovar en su adoración para afrontar y comprender las implicancias de la tecnología emergente en la sociedad y la espiritualidad.

El pastor Jay Cooper expresó que su intención detrás de esta experimentación era que la iglesia participara activamente en los problemas actuales, y consideró que la inteligencia artificial es uno de ellos. Confió en el modelo de lenguaje ChatGPT para generar todos los elementos del servicio del 17 de septiembre.

Aunque la idea tenía un propósito educativo y reflexivo, el experimento no resultó como se esperaba. Según Cooper, lo que produjo la inteligencia artificial carecía de “profundidad espiritual” y era esencialmente aburrido. A pesar de que el chatbot no erró teológicamente, su falta de auténtica humanidad y sensibilidad fue evidente. Cooper enfatizó que la IA es simplemente un reflejo de la programación humana, con todas sus imperfecciones y prejuicios.

Un punto destacado fue la limitación de la tecnología para discernir plenamente la figura y enseñanza de Jesucristo más allá de datos objetivos. No obstante, este servicio no convencional impulsó a la congregación a reflexionar sobre cuestiones teológicas profundas, especialmente en relación con la humanidad y la tecnología.


Reflexión:

La intersección de tecnología y fe plantea preguntas fundamentales sobre lo que significa ser humano y la naturaleza de la adoración. Mientras que la tecnología puede ofrecer herramientas útiles para la educación y el alcance, el servicio de Violet Crown City Church recuerda a las comunidades de fe que el núcleo de la adoración y la espiritualidad radica en la experiencia humana y la conexión con lo divino. Tal experimentación, aunque no haya resultado como se esperaba, puede servir como un valioso punto de partida para futuras discusiones sobre cómo la iglesia puede navegar y responder a un mundo cada vez más tecnológico.