Ministerio lleva consuelo a afectados por tiroteo en California

Un grupo de capellanes del Equipo de Respuesta Rápida de Billy Graham (BGEA, por sus siglas en inglés) se encuentran en la ciudad de San Bernardino, en California, para brindar atención emocional y espiritual a las personas afectadas por el tiroteo del miércoles.

“Por favor únase a mí en oración ahora mismo por cada uno de los heridos, familiares de las víctimas, y los primeros en responder”, dijo Franklin Graham, presidente del BGEA.

Los servidores de este ministerio que viven en California, se trasladaron a San Bernardino pocas horas después del incidente, para hacer el trabajo que Jesús les encomendó, según un comunicado en su página web.

“Nuestros corazones están rotos por los que perdieron la vida, y en particular por sus familias, a raíz de este tiroteo. Estamos enviando un equipo para alentar a la comunidad, ofreciendo amor, esperanza y apoyo. Una tragedia como esta afecta a todo el mundo”, comentó Jack Munday, director internacional del BGEA.

La respuesta de San Bernardino es la tercera cobertura relacionada con tiroteos que realiza este ministerio desde octubre. La primera fue en el Umpqua Community College en Roseburg, Oregon, que dejo un saldo de 10 muertos y 7 heridos. La segunda fue en París tras los ataques terroristas del 13 de noviembre.

Detalles del tiroteo

En el nuevo suceso murieron 14 personas y 17 resultaron heridas, las cuales disfrutaban de una fiesta para el Departamento de Salud del Condado de San Bernardino, en la que se encontraba Syed Rizwan Farook, uno de los atacantes.

Farook y su esposa, Tashfeen Malik, fueron acribillados de muerte durante un operativo policial. Durante el tiroteo ambos hicieron 76 disparos, mientras que los agentes les arrojaron unas 380 balas, señaló Jarrod Burguan, jefe policial.

Este balacera masiva es considerada la más letal en el país desde la tragedia escolar en Newton, Connecticut, hace tres años en la que fallecieron 26 niños y adultos.

En la Casa Blanca, el presidente Barack Obama dijo tras reunirse con su equipo de seguridad nacional que es “posible que esto haya estado relacionado con el terrorismo”, pero las autoridades no están seguras de ello. Planteó la posibilidad de que se haya tratado de una disputa laboral o que haya habido diversos móviles.

Expertos policiales dijeron que los investigadores bien podrían concluir que los asesinos tenían más de una motivación.

Farook nació en Estados Unidos en una familia paquistaní, fue criado en el sur de California y llevaba cinco años como empleado del condado de San Bernardino, de acuerdo con las autoridades y personas que lo conocían. Las autoridades dijeron que

Malik llegó a Estados Unidos con un pasaporte paquistaní y una visa de prometida en julio de 2014.

Un almacén de bombas caseras, herramientas y municiones fue hallado en una vivienda en Redlands, a unos 11 kilómetros (7 millas) de la masacre en el Centro Regional Inland. Los investigadores dijeron que Farook y su esposa estaban mencionados en el acuerdo de arrendamiento, pero se desconoce si vivían allí.

Las autoridades federales indicaron que los dos fusiles de asalto y las dos pistolas utilizadas en la masacre habían sido adquiridos legalmente, pero no dijeron cómo fue que las armas terminaron en manos de los agresores.

La pareja ingresó al centro ubicado a unos 96 kilómetros (60 millas) al este de Los Ángeles alrededor de las 11 de la mañana y abrió fuego en un área de conferencias que las autoridades de salud del condado habían rentado para su banquete. Farook había asistido al evento, se fue y luego volvió.

Su compañero Patrick Baccari dijo que él estaba sentado en la misma mesa que Farook antes de que el joven desapareciera repentinamente y dejara su abrigo en su silla. Baccari indicó que, cuando la balacera comenzó, él se refugió en un baño y sufrió heridas menores a consecuencia de la metralla que perforó el muro.

La balacera duró unos cinco minutos, dijo, y cuando se vio en el espejo se dio cuenta que estaba sangrando.

“Si no hubiera estado en el baño, probablemente estaría muerto en el piso”, afirmó.

Baccari describió a Farook como un tipo reservado que no mostraba indicios de comportamiento inusual. Anteriormente este año viajó a Arabia Saudí, se ausentó de la oficina aproximadamente un mes y regresó con una esposa, agregó. Posteriormente se dejó crecer la barba.

La pareja dejó a su hija con unos parientes el miércoles por la mañana, y les dijeron que tenían una cita con el médico, dijo Hussam Ayloush, director general del Consejo Sobre Relaciones Estadounidenses-Islámicas, tras hablar con su familia.

Sus compañeros le dijeron al periódico Los Angeles Times que Farook era un musulmán devoto, pero no hablaba sobre religión en el trabajo.

Farhan Khan, que está casado con la hermana de Farook, les dijo a los periodistas que la última vez que habló con su cuñado fue más o menos hace una semana. Khan condenó los hechos de violencia e indicó que no tenía “ni idea” de los motivos por los que Farook haya decidido matar a otros.

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