Organización de fe tiende ayuda a niños con necesidades especiales

La llegada de un hijo es motivo de una gran alegría y una tremenda responsabilidad. Pero si el niño tiene necesidades especiales, puede ser algo realmente abrumador.

Cuando una pareja de militares, Gary y Antonia Woodlin tuvieron a su hijo con autismo, sintieron que podrían manejarlo porque se tenían el uno al otro.

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“Juntos podemos vencer esto. Conseguimos esto. Lo haremos juntos. No habrá ningún reto que enfrentemos que sea más grande que nosotros dos y que no podamos manejar”, dijo Gary, enviudó quedando con su hijo autista.

Pero un inesperado reto cambió todo. Antonia- quien renunció a su carrera militar para cuidar de su hijo, murió a causa de un cáncer agresivo.

“Aproximadamente unas seis semanas después ella se enteró. Y las cosas empeoraron. Fue muy rápido, muy inesperado”, relató Woodlin.

Espiritualmente Gary apenas podía manejar la muerte de Antonia.

“Eso pulió mi fe. Eso no se puede negar”, comentó Woodlin.

Abatido por el dolor, este ocupado oficial luchó solo y encontró que ser padre soltero era demasiado.

“Desafiante, abrumador, deprimente, y a veces simplemente me pareció que iba a ser un fracaso total”, expresó Woodlin.

Gary y su hijo Christian vivieron en un virtual aislamiento porque era duro salir con el niño o buscar a otros para que lo cuidaran y lo entendieran.

“Por desgracia la gente juzga a tu hijo”, dijo Woodlin.

Luego, Gary descubrió Casa Jill en McLean, Virginia. Un ministerio donde entrenan cuidadores cristianos amorosos y atienden a niños con necesidades especiales, al tiempo que sus padres reciben un descanso necesario.

“Tomamos el cuidado de los más vulnerables, que son cercanos y valioso para el corazón de Dios”, explicó Denise Daffron, de Casa Jill.

¿Por qué se fundó Casa Jill?

Casa Jill lleva el nombre de Jill Solomon, hija del pastor principal de la Iglesia Bíblica de McLean, Lon Solomon y su esposa Brenda.

“Para su primer día de Acción de Gracias, tuvo 17 derrames en un solo día. Eso provocó un severo daño cerebral”, relató Daffron.

Su cuidado se convirtió en un trabajo duro de 24 horas que agotó totalmente a sus padres.

“Solo están desesperados por una noche de descanso, una noche de sueño, solo algo, una pausa, eso es lo que los llevó a pensar “necesitamos hacer algo diferente para familias como la nuestra, porque allá afuera no existe nada para ellos”, agregó Daffron.

Para los padres de niños con necesidades especiales, su cuido puede llegar a ser como un trabajo a tiempo completo. Incluso uno entorno al reloj. Es difícil encontrar ayuda, porque ¿cuántas niñeras tienen el entrenamiento que se necesita? Y si usted no puede tener un descanso, una especie de tregua, usted mismo se puede dirigirse a una espiral de cansancio, tristeza e incluso una fuerte depresión.

Entonces los Salomos y su iglesia construyeron Casa Jill, como un modelo para cambiar la cara de la atención a esta discapacidad en el país.

Gozo y milagros por doquier

Esto llegó a ser un santuario y un lugar de alegría para gente como los McNeils.

Esta familia se enteró hace varios años que sus dos hijos, Waverly y Oliver, sufren un trastorno genético que roba sus capacidades físicas y habilidades mentales y es probable que mueran antes de llegar a la edad adulta.

Fue un día oscuro cuando Matt y Shannon escucharon el fatal dictamen para Waverly.

“La primera pregunta de Shannon al médico, en una habitación llena de médicos, que no es una buena señal, fue: ¿Ella morirá? El doctor con toda naturalidad dijo ‘sí'”, indicó Matt McNeil.

Pero la pequeña Waverly sin tener señales de la enfermedad, no tenía idea de cómo ellos se alejaban de los médicos.

“Waverly estaba en el asiento trasero cantando ‘Si usted es feliz y usted lo sabe. Que…’ Fue desgarrador ver su carita dulce en el espejo retrovisor, en el asiento trasero solo cantando, tan feliz como si nada hubiera pasado”, dijo Matt.

Luego vino el mismo veredicto para Oliver.

A medida que ambos niños comenzaron a decaer, Shannon dejo de lado su carrera para dedicarse a su cuidado y a la terapia sin fin, que consume todo su tiempo.

“Hemos tenido casi 400 citas, cuando añades las citas con el médico”, aseveró Shannon.

En los días y las noches, Waverly y Oliver están en Casa Jill, lo que da a Matt y Shannon un tiempo para rejuvenecerse. Ellos dicen que les ayuda a ser mejores padres. Y es un tiempo mágico para los niños.

“Nos permite experimentar y verlos tener experiencias que creímos que nunca tendrían. Ellos llegaron a tener pijamadas e ir de día de campo”, expresó Matt.

Los McNeils gustosos aceptaron la ayuda porque se dieron cuenta de que las posibilidades estaban en contra de ellos… Y de su matrimonio.

“Al tener un niño con necesidades especiales, la tasa de divorcios aumenta. La pérdida de un hijo lo aumenta ¿y al perder dos? es más alta”, comentó Shannon.

En vez de tratar de dar sentido al destino de Waverly y Oliver, sus padres se enfocan en lo bueno.

“Se les ha dado un regalo muy precioso de vida. Viven muy bien, bellamente y con dignidad, y ellos tocan a muchas personas”, comentó Matt.

Y ven a sus hijos sacar lo mejor de algunas personas, como estos cuidadores de Casa Jill y amigos quienes ahora llegan a ayudar.

“Amo encontrar esos momento de gracia y belleza que nuestros hijos tienen, es un tipo de inspiración”, expresó Shannon.

Daffron indica que es mejor dejar que Dios los guíe en la forma de llegar a los familiares o amigos que pueden estar en situaciones similares.

“Uno no ve estas familias fuera de casa en la comunidad porque es difícil para ellos estar allí. Es difícil para ellos aunque sólo vayan a la iglesia. Sólo abrácelos. Comienza como algo simple. Usted no tiene que hacer algo tan grande como Casa Jill”, apuntó Daffron.

Uno de los planes incluye utilizar campamentos cristianos durante su temporada baja, ya que están equipados para el cuido y el descanso.

Si usted llega a acercarse, probablemente experimente maravillas y sorpresas. Como escuchar a Sean, a quien le dijeron que probablemente nunca hablaría, luego dijo sus primeras dos palabras: “Casa Jill”.

O Max, que nació sin ojos y casi sordo, a pesar de todo, muestra sus dotes musicales en Casa Jill.

Matt McNeil cree que hay pocas obras tan divinas como el llegar a estos niños.

“Jesús dice ‘lo que hagáis al más pequeño de éstos, lo hacéis a mí.’ Es difícil pensar en alguien que cuente más como una especie de ‘el más pequeño’ que un niño que nace con todo en su contra”, expresó Matt.

Es una misión lista para cuidar corazones.

Fuente: www.MundoCristiano.tv

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