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Palabras del Papa Francisco y el Patriarca ortodoxo ruso Kirill en Cuba

Palabras del Papa Francisco y el Patriarca ortodoxo ruso Kirill en Cuba

LA HABANA, 12 Feb. 16 (ACI).-
A continuación los texto completo de las palabras del Papa Francisco y el Patriarca ortodoxo ruso Kiril.

Palabras del Papa Francisco:

Santidad, eminencias, reverencias, hablamos como hermanos, tenemos el mismo bautismo, somos obispos. Hablamos de nuestras iglesias y coincidimos en que la unidad se hace caminando. Hablamos claramente sin medias palabras. Yo les confieso que he sentido la consolación del Espíritu en este diálogo. Agradezco la humildad de su santidad, humildad  fraterna y sus buenos deseos de unidad.

Hemos salido con una serie de iniciativas que creo que son viables y se podrán realizar. Por eso quiero agradecer una vez más a su santidad, su benévola acogida, como asimismo a los colaboradores y nombro a dos: su eminencia el metropolita Hilarión y su eminencia el Cardenal Koch con todos sus equipos que han trabajado para esto.

No quiero irme sin dar un sentido agradecimiento a Cuba, al gran pueblo cubano y a su presidente aquí presente. Agradezco su disponibilidad activa.

Si sigue así, Cuba será la capital de la unidad. Y que todo esto sea para gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y para el bien del santo pueblo fiel de Dios bajo el manto de la Santa Madre de Dios.

Palabras del Patriarca ortodoxo ruso Kirill:

Su santidad, sus excelencias, queridos hermanos y hermanas.

Hemos tenido una discusión abierta, con pleno entendimiento por la responsabilidad de nuestras iglesias, por el futuro del cristianismo y por el futuro de la civilización  humana.

Fue una conversación con mucho contenido, que nos dio la oportunidad de entender y sentir las posiciones de uno y otro.

Los resultados de la conversación me permitan asegurar que actualmente las 2 iglesias pueden cooperar conjuntamente defendiendo a los cristianos en todo el mundo y con plena responsabilidad trabajar conjuntamente que no sea la guerra para que la vida humana se respete en todo el mundo, para que se fortalezcan las bases de la moral personal, familiar y que a través de la participación de la iglesia en la vida de la sociedad humana moderna se glorifique el nombre de nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo.

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