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Refugiados iraquíes son nombrados sacerdotes

Refugiados iraquíes son nombrados sacerdotes

Hace dos años, tres jóvenes cristianos iraquíes estaban entre los miles de personas que huyeron de la invasión del Estado Islámico en Qaraqosh, su ciudad natal. Esta semana, dos años después del día de esa tragedia, los tres hombres fueron ordenados como sacerdotes en un campo de refugiados en Erbil.

«¡Me siento muy feliz!», dijo Roni Salim Momika a Catholic News Agency. Él cree que su ordenación «dará esperanza» para los 5.500 centenares de refugiados cristianos de Qaraqosh y pueblos cercanos que viven en el campo.

Situado a unas 32 millas al sureste de la ciudad de Mosul, Qaraqosh y sus alrededores fue el hogar de unos 160.000 cristianos. Pero la invasión de los terroristas islámicos lo cambió todo.

Decenas de miles de cristianos iraquíes huyeron a Kurdistán después de que ISIS pintara sus casas con spray, la letra árabe «N» de la palabra «Nasrani» -un término insultante para los cristianos y amenazaron a los creyentes con la muerte si no se convertían al Islam.

Hoy en día, muchos de los que escaparon de Qaraqosh todavía están varados en campamentos de refugiados en torno a las grandes ciudades del Kurdistán. Sin embargo, la Iglesia está presente y los tres nuevos sacerdotes son signos de la fidelidad de Dios para la gente.

«Antes era un mal día, porque nos convertimos en refugiados e ISIS entró a Qaraqosh, pero ahora, este día se volvió un buen día porque es nuestro nombramiento y le damos esperanza a nuestro pueblo», dijo el padre Monika.

Momika, junto con sus nuevos compañeros sacerdotes, describieron su escape contundente de Qaraqosh en 2014 como un «tiempo de tristeza» y un «tiempo de desafío» para los cristianos de la región.

Pero ellos tienen la esperanza de que su nombramiento levante el ánimo de algunos de los 5.500 cristianos que viven en el interior del campamento Aishti 2, en la ciudad iraquí de Erbil.

Momika dijo a Catholic News Agencyque quiere «dar a Cristo a la gente», y animar a aquellos que han sufrido persecución a permanecer firmes a pesar de los atentados.

Durante los últimos dos años, Momika ha trabajado con los jóvenes y liderado varios grupos de mujeres dentro del campo de refugiados.

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