Tensiones entre Armenia y Azerbaiyán: ¿Estamos al borde de una nueva crisis humanitaria? Se avecina una nueva invasión

Las relaciones entre Armenia y Azerbaiyán han sido históricamente tensas debido a disputas territoriales, y recientes revelaciones del Secretario de Estado Antony Blinken subrayan que esas tensiones están más vivas que nunca. Blinken ha expresado preocupaciones acerca de una posible invasión de Azerbaiyán a Armenia, con un foco específico en una región separatista en el oeste de Azerbaiyán. Estas inquietudes se exacerban por las exigencias del presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, de un “corredor” a lo largo de la frontera sur de Armenia, que conectaría Azerbaiyán con un enclave cercano a Turquía e Irán. Las amenazas de Aliyev de recurrir a la fuerza para establecer dicho corredor resaltan la gravedad de la situación.

En el panorama político estadounidense, varios legisladores han elevado su voz, pidiendo acciones contra Azerbaiyán, especialmente después de la incursión en Nagorno-Karabaj. La postura de Blinken, reflejando la del Departamento de Estado, ha sido firme en responsabilizar a Azerbaiyán y, como gesto de desaprobación, poner fin a una exención que permitía la asistencia militar a Bakú.

El escenario en Nagorno-Karabaj es especialmente delicado. Denominada República de Artsaj por los armenios, esta región autoproclamada, pero reconocida internacionalmente como parte de Azerbaiyán, se ha convertido en un foco de tensión. Las denuncias sobre posibles actos de genocidio y “limpieza étnica” son alarmantes y rememoran dolorosos eventos del pasado.

El genocidio armenio, que tuvo lugar a principios del siglo XX, resultó en la muerte de aproximadamente 1.5 millones de cristianos armenios a manos del Imperio Otomano. Esta atrocidad no fue reconocida como genocidio por Estados Unidos hasta más de un siglo después. Ahora, la posibilidad de un nuevo genocidio, como lo sugieren algunas organizaciones, pone en alerta a la comunidad internacional.

El Consejo Nacional de Iglesias (NCC), que representa a la Iglesia Ortodoxa Armenia entre sus comuniones miembros, se ha unido a la creciente ola de preocupación. El NCC ha interpretado los recientes eventos en Nagorno-Karabaj como una prolongada limpieza étnica.

Es esencial que la comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, se mantenga alerta y dispuesta a intervenir para evitar una nueva tragedia humanitaria. Las conversaciones diplomáticas son esenciales, pero también lo es la acción decidida para proteger a los inocentes y preservar los derechos y la soberanía de las naciones involucradas. La historia ha demostrado las consecuencias de la inacción; es imperativo que no se repitan errores pasados.