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Thiago Braz agradece a Dios por su récord olímpico

Thiago Braz agradece a Dios por su récord olímpico

El récord olímpico de salto con pértiga ahora pertenece a Thiago Braz da Silva, de 22 años de edad, una de las grandes revelaciones de Brasil en estos Juegos Olímpicos. El atleta evangélico agradeció a Dios por la victoria.

Al saltar 6,03 metros en la disciplina de salto con pértiga, Braz ganó el oro. Su salto fue el más alto en la historia de ésta competición.

«En caso, de que me pregunte si se trata de un milagro. ¡Hoy ha habido un milagro!», aseguró Braz.

El atleta también mencionó varias veces que estaba agradecido con Dios. «Doy gracias a Dios por todo, por este momento. Es una oportunidad increíble. La gente creyó en mí, estaban de mi lado apoyándome», comentó.

Braz estaba en desventaja ante el francés Renaud Lavillenie, de 29 años, ganador del oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El brasileño, quien afirma que ora mucho antes de las pruebas, cree que Dios le habló. Subió el listón de 5,98 hasta 6, 03 m. Fracasó al principio, pero no se rindió. En el segundo intento, llegó a la meta.

«En el momento en que entró en mi cabeza subir a 6,03 m, fui a hablar con mi entrenador [el ucraniano Vitaly Petrov] y me dijo lo mismo: ‘ponlo en 6,03m’. Pensé que era algo de Dios y vamos a ganar», recordó.

El atleta dijo que antes de la carrera tuvo una conversación con su pastor que estaba en el estadio Engenhão, ubicación de los eventos de pista y campo. «Tu Dios te permitirá ser campeón», le dijo el pastor.

«Ya tenía la medalla de plata asegurada, así que pensé: ‘¿También voy a ser campeón?’ Luego competí y resultó verdad», concluye Braz.

El francés Renaud Lavillenie, se quedó con el segundo lugar en el podio. Su entrenador Philippe Encausse, dijo a la prensa francesa que su rival brasileño tuvo ayuda de “fuerzas místicas” para realizar su salto, que no fue algo natural. El periódico Le Monde publicó que probablemente fue obra de candomblé [una forma de brujería común en Brasil].

Así como Thiago Braz, más de un 30% de los brasileños son evangélicos y creen en un Dios de imposibles.

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