ATALAYA

v. Centinela, Guarda
2Sa 18:25 a dio .. voces, y lo hizo saber al rey
Isa 52:8 ¡voz de tus a! Alzarán la voz .. darán
Isa 56:10 sus a son ciegos, todos ellos ignorantes
Jer 6:17 puse también sobre vosotros a, que
Eze 3:17; 33:7


ver OFICIOS; ver TIEMPO

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Torre elevada que se utilizaba como observatorio para vigilar la llegada de personas, amigas o enemigas, a un campamento o ciudad (Isa 21:6-10). A la persona encargada de ese trabajo se le llamaba también a. Israel pecó haciendo imágenes de †¢Asera en lugares altos, entre ellos a. (2Re 17:9-11). Como el a. tení­a la responsabilidad de avisar sobre cualquier peligro que se acercara, Dios utiliza esa figura para decir a Ezequiel que le habí­a †œpuesto por a. a la casa de Israel† (Eze 3:17), por lo cual debí­a cumplir con su deber de a. espiritual avisando al pueblo.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

1. (Masculino.) Hombre que vigila, por lo general de noche, para proteger propiedades o personas de posibles daños y dar aviso ante una amenaza de peligro. En términos militares también se le suele llamar guarda o centinela. (Jer 51:12, nota; Hch 12:6; 28:16; véase GUARDIA.)
Como protección contra el robo y el vandalismo, solí­a haber en tiempos bí­blicos personas que vigilaban las viñas u otras cosechas que iban madurando, así­ como los rebaños, y con ese propósito se situaban en cabañas o torres de vigilancia elevadas construidas para tal fin. (2Re 17:9; 2Cr 20:24; Job 27:18; Isa 1:8.) Las fuerzas de asedio que atacaban los lugares fortificados apostaban atalayas o centinelas que daban información militar a sus comandantes. (Jer 51:12.) Cuando el rey Saúl estaba acampado con su ejército, también tení­a atalayas o vigí­as, cuya responsabilidad era la de velar por el bienestar de su rey. (1Sa 14:16; 26:15, 16.)
Solí­an apostarse atalayas sobre los muros y las torres de las ciudades para ver de lejos a los que se acercaban. (2Sa 18:24-27; 2Re 9:17-20.) A veces también hací­an sus rondas de inspección por las calles de la ciudad. (Can 3:3; 5:7.) Las personas recelosas y que estaban despiertas durante las peligrosas horas nocturnas tal vez preguntasen repetidas veces a dichos atalayas si todo iba bien (Isa 21:11, 12), y era natural que los mismos atalayas anhelaran que llegara la luz del dí­a. (Sl 130:6.) La ciudad que además de tener atalayas contaba con la protección de Jehová podí­a considerarse feliz. (Sl 127:1.)

Uso figurado. Jehová levantó profetas que serví­an de atalayas figurativos para la nación de Israel (Jer 6:17), y ellos, a su vez, hablaron en ocasiones de atalayas simbólicos. (Isa 21:6, 8; 52:8; 62:6; Os 9:8.) En su papel de atalayas, estos profetas, tení­an la responsabilidad de advertir a los inicuos de su inminente destrucción, y en caso de no hacerlo, se les consideraba culpables de su muerte. Naturalmente, si las personas eran insensibles y no prestaban atención a la advertencia, perecí­an por su propio error, pero el profeta quedaba libre de culpa. (Eze 3:17-21; 33:1-9.) Un profeta infiel era tan inútil como un atalaya ciego o un perro mudo. (Isa 56:10.)

2. (Femenino.) Lugar de vigilancia o puesto de observación que solí­a construirse sobre los muros de una ciudad (véase TORRE), en las zonas desérticas o en las fronteras. Las atalayas estaban destinadas principalmente a fines militares, como protección de ciudades o fronteras, pero también se construí­an como refugio para los pastores y los agricultores en lugares aislados, desde donde un atalaya también podí­a advertir la presencia de merodeadores con el fin de proteger los rebaños y las cosechas que iban madurando. (2Cr 20:24; Isa 21:8; 32:14.)
Hubo varias ciudades llamadas Mizpé (heb. mits·péh, †œAtalaya†), probablemente debido a que estaban en lugares elevados o porque en ellas se habí­an erigido torres importantes. A veces la Biblia distinguí­a estas ciudades mencionando su ubicación, como †œMizpé de Galaad† (Jue 11:29) y †œMizpé de Moab†. (1Sa 22:3.)
Jacob erigió un montón de piedras y lo llamó †œGaleed† (que significa †œMajano de Testimonio†) y †œLa Atalaya†, porque como dijo después Labán: †œAtalaye Jehová entre yo y tú cuando estemos situados sin vernos el uno al otro†. (Gé 31:45-49.) Este montón de piedras darí­a testimonio de que Jehová estaba atalayando para asegurarse de que Jacob y Labán cumpliesen su pacto de paz.

Fuente: Diccionario de la Biblia