CONCUBINA

Jdg 19:1 un levita .. había tomado .. c de Belén
Jdg 19:25 tomando aquel hombre a su c, la sacó
2Sa 3:7 ¿por qué te has llegado a la c de mi padre?
2Sa 16:22 se llegó Absalón a las c de su padre


Concubina (heb. pîlegesh; ‘âmâh y shifjâh, criada [sierva]”). Esposa inferior en el sistema de la poligamia. Por lo general a la concubina se la elegí­a de entre las esclavas (Gen 16:2,3), y el esposo se podí­a divorciar de ella con más facilidad que de su esposa principal (21:10-14). Sus hijos se consideraban inferiores en relación con los que nací­an de la esposa legí­tima (Gen 25:6; Jdg 8:31; 9:18; cf vs 14,15). Concupiscencia. Véase Deseo.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

mujer de segundo orden, en la poligamia. En Mesopotamia, la mujer estéril podí­a entregar a su marido una esclava a fin de que tuviera descendencia y reconocí­a, prohijaba, los hijos habidos en esta unión como propios, tal como sucedió entre Abraham y su esposa Sara; ésta le dio a su sierva egipcia Agar a su esposo, y nació de esta unión Ismael, siendo Abraham de ochenta y seis años de edad, Gn 16, 1-15.

Igual ocurrió entre Raquel y Jacob; éste tomó a Bilhá, la sierva de Raquel, quien concibió y parió a Neftalí­, Gn 30, 1-8; cuando Lí­a dejó de concebir hijos, le dio a Jacob a su esclava Zilpá, quien parió a Aser, Gn 30, 9-13. Los reyes poseí­an muchas concubinas, como David, 2 S 5, 13; 15, 16; 16, 21-22; 1Cro 3, 9; como Salomón, quien tuvo trescientas concubinas, 1 R 11, 3; Roboam tuvo sesenta concubinas, 2 Cro 11, 21.

Las concubinas así­ fueran tomadas de entre las siervos o de entre las mujeres hechas prisioneras en la guerra, tení­an sus derechos, establecidos por la Ley Mosaica, Ex 21, 7-11; Dt 21, 10-14.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

En la Biblia, no una amante sino una mujer legí­timamente unida en matrimonio a un hombre en una relación inferior a la de la esposa. En la ley de Moisés se asume y se dan estipulaciones sobre el concubinato que trataban de prevenir sus excesos y abusos (Exo 21:7-11; Deu 21:10-14). Las concubinas gozaban únicamente del derecho de cohabitación legí­tima. No tení­an autoridad en la familia ni en los asuntos de la casa. Sus maridos las podí­an despedir con un pequeño obsequio y sus hijos, mediante pequeños presentes, podí­an ser excluidos de la herencia (Gen 25:6).

Los hijos eran considerados legí­timos, aunque los hijos de la primera esposa eran preferidos en la distribución de la herencia. Algunos de los personajes prominentes del AT que tuvieron concubinas fueron Nacor (Gen 22:24), Abraham (Gen 25:6), Jacob (Gen 35:22), Elifaz (Gen 36:12), Gedeón (Jdg 8:31), Saúl (2Sa 3:7), David (2Sa 5:13; 2Sa 15:16; 2Sa 16:21), Salomón (1Ki 11:3), Caleb (1Ch 2:46), Manasés (1Ch 27:14), Roboam (2Ch 11:21), Abí­as (2Ch 213:21) y Belsasar (Dan 5:2).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Se llamaba así­ a la compañera de un hombre que cohabitaba con él aunque por alguna razón no se le atribuí­a la categorí­a de esposa. A veces era una esclava, como en el caso de la sierva de Sara, Agar, c. de Abraham (Gen 16:1-2). Existen pruebas documentales (Código de Hammurabi) de que era costumbre hacer un contrato matrimonial en el cual se proveí­a que si la esposa era estéril, debí­a dar una criada al esposo para que pudiera tener hijos. Los que así­ nací­an participaban en la herencia, pero si luego la esposa tení­a hijos, los suyos tení­an precedencia sobre los de la sierva.

Es famosa la historia de un levita que tomó †œpara sí­ mujer c. de Belén de Judᆝ. Cuando la mujer fue maltratada por personas de la tribu de Benjamí­n, eso ocasionó una guerra civil (Jue 19:1-30). †œHabí­a tenido Saúl una c. que se llamaba †¢Rizpa†, que fue luego causa de división entre †¢Is-boset y †¢Abner (2Sa 3:7). Los reyes de Israel tení­an c., las cuales estaban claramente diferenciadas de sus esposas. Pero el intento de cohabitar con una c. real era un delito equiparado a la usurpación del trono. Por eso †œ †¢Ahitofel dijo a †¢Absalón: Llégate a las c. de tu padre† (2Sa 16:21). El NT insiste en el modelo matrimonial original, monogámico, en el cual †œcada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido† (1Co 7:2).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, COST

vet, Esposa de categorí­a secundaria. En ocasiones esclavas dadas por las esposas a sus maridos para tener descendencia (Gn. 16:2, 3; 39:29); no era, sin embargo, la principal razón de tomar concubinas. Dt. 21:11 da la raí­z de esta práctica: un hombre veí­a a una mujer hermosa, y la codiciaba. Dios parece simplemente haberlo permitido por la misma causa que afirma el Señor Jesús acerca de la facilidad para dar la carta de divorcio: “por la dureza de vuestro corazón” (Mt. 19:8). Se prohí­be a los reyes de Israel que se multipliquen mujeres, para que no extraví­en sus corazones (Dt. 17:17). Esta fue la causa de la caí­da de Salomón (1 R. 11:3). En Est. 2:14 y Dn. 5:2 se ve que el concubinato era también una costumbre entre los gentiles. El cristianismo denuncia este mal, reconociendo la relación conyugal monógama tal como Dios la estableció “al principio” (Gn. 2:23, 24; cp. Mt. 19:8, 9; 1 Ti. 3:2, 12; Tit. 1:6), y por ende la santidad del lazo matrimonial en aquellos que Dios ha unido entre sí­.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

La concubina ocupaba entre los hebreos una posición similar a la de una esposa secundaria, y en algunas ocasiones se hablaba de ella como de una esposa. Parece ser que las concubinas eran esclavas, a las que se podí­a encuadrar en uno de los siguientes apartados: 1) una muchacha hebrea vendida por su padre (Ex 21:7-9), 2) una muchacha extranjera comprada como esclava o 3) una muchacha extranjera capturada en la guerra. (Dt 21:10-14.) Algunas eran esclavas o sirvientas de mujeres libres, como en los casos de las mujeres que serví­an a Sara, Lea y Raquel. (Gé 16:3, 4; 30:3-13; Jue 8:31; 9:18.)
El concubinato ya existí­a antes del pacto de la Ley y luego fue reconocido y regulado por esta, que protegí­a tanto los derechos de las esposas como los de las concubinas. (Ex 21:7-11; Dt 21:14-17.) La concubina no tení­a en la casa todos los derechos que le pertenecí­an a la esposa; un hombre podí­a tener varias esposas y varias concubinas. (1Re 11:3; 2Cr 11:21.) En los casos de esterilidad de la esposa, a veces ella misma le entregaba a su esposo su criada como concubina, y al hijo que nací­a se le consideraba hijo de la mujer libre, su ama. (Gé 16:2; 30:3.) Los hijos de las concubinas eran legí­timos y podí­an ser herederos. (Gé 49:16-21; compárese con Gé 30:3-12.)
Como según la costumbre oriental, las esposas y concubinas de un rey solo podí­an llegar a pertenecer a su sucesor legal, Absalón, que hizo gala de una total falta de respeto a David, trató de dar fuerza a sus intentos de conseguir la corona teniendo relaciones con las diez concubinas de su padre. (2Sa 16:21, 22.) Después que Salomón fue entronizado, Adoní­as, su hermano mayor, que ya habí­a intentado conseguir el trono, se dirigió a la madre de Salomón, Bat-seba, con estas palabras: †œTú misma bien sabes que la gobernación real habí­a de llegar a ser mí­a†, y luego le solicitó que pidiera al rey que le diera por esposa a Abisag la sunamita, que al parecer era una esposa o concubina de David. Salomón contestó con enfado: †œSolicita también para él la gobernación real†, y mandó que se diera muerte a Adoní­as, lo que probó que habí­a interpretado su solicitud como un intento de conseguir el trono. (1Re 1:5-7; 2:13-25.)
Dios no tuvo a bien restaurar la norma original de monogamia que habí­a establecido en el jardí­n de Edén hasta la venida de Jesucristo, pero dio protección legal a la concubina. Como es lógico, el concubinato contribuyó a un aumento más rápido de la población de Israel. (Mt 19:5, 6; 1Co 7:2; 1Ti 3:2; véase MATRIMONIO [Poligamia].)

Uso figurado. El apóstol Pablo compara a Jehová al esposo de una mujer libre, la †œJerusalén de arriba†, que es la †œmadre† de los cristianos engendrados por espí­ritu, como Abrahán fue esposo de Sara. Asemeja la relación de Jehová con la nación de Israel, representada por su ciudad capital Jerusalén, a la de un esposo y una concubina. Mediante el pacto de la Ley, Jehová †˜se casó†™ con la †œsirvienta† (o †˜concubina†™) Jerusalén, relación análoga a la de Abrahán con la sierva y concubina Agar. (Gál 4:22-29; compárese con Isa 54:1-6.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

La práctica del concubinato estaba muy difundida en el mundo bíblico. En la Mesopotamia, el marido tenía derecho a tener relaciones sexuales con sus esclavas. En Asiria, el esposo podía tener varias concubinas que hubieran nacido libres, al mismo tiempo que su esposa “velada”, si bien la “concubina” estaba sujeta a la autoridad de la esposa. Sus hijos tenían derecho a compartir la herencia. Las concubinas que tenían hijos y mostraban arrogancia podían ser tratadas como esclavas pero no vendidas (cf. Leyes de Hamurabi 146–147; 170–171). En Capadocia (s. XIX a.C.) y Alalak, en los casos en que la esposa no tenía un hijo dentro de un período determinado (3 ó 7 años, respectivamente), el esposo tenía derecho a tomar una segunda esposa. En Ugarit, al hombre que tenía una concubina se le llamaba b˓l ššlmt, “poseedor de una mujer que completa (la familia)”; Sara le dio una esclava como concubina a Abraham (Gn. 16.2–3), y las doncellas que recibieron Lea y Raquel como regalo de bodas se convirtieron en concubinas de Jacob (Gn. 29.24, Zilpa; Gn. 29.29, Bilha). Las concubinas estaban protegidas por la ley mosaica (Ex. 21.7–11; Dt. 2 1.10–14), aunque se las distinguía de las esposas (Jue. 8.31; 2 S. 5.13; 1 R. 11.3; 2 Cr. 11.21), y era más fácil divorciarse de ellas (Gn. 21.10–14). Algunos reyes, como Salomón por ejemplo, llegaron a excesos en el número de esposas y concubinas que tuvieron. Acostarse con la concubina de un monarca equivalía a usurpar el trono (2 S. 3.7; 16.21–22; 1 R. 2.21–24). Dos términos se emplean en el AT, pı̂legeš, de origen no semítico, y el arm. leḥēnâ (Dn. 5.2–3, 23), “servidora del templo”. El primero se usó principalmente en la época de los patriarcas, en la de la conquista, y en los primeros tiempos del reino; su uso más frecuente se produce en la época de los jueces. Esta práctica creó tensión con las esposas en todos los períodos, y los profetas posteriores alentaron la monogamia (Mal. 2.14ss). La mujer ideal de Pr. 31 pertenecía a una sociedad monógama.

En el NT la monogamia fue prescripta por Jesús (Mt. 5.32; 19.3–12, etc.), y por los escritores neotestamentarios (1 Ti. 3.2, 12). En el mundo griego y romano contemporáneos todavía se practicaba el concubinato. Entre los griegos, las pallakai, ‘concubinas’, se mantenían regularmente para el placer sexual, y los niños nacidos de esas uniones, aunque eran libres, se consideraban bastardos. Eran las esposas (gynaikes) las que tenían hijos legítimos. En el mundo romano el estado de concubinatus, o ‘acostarse juntos’, se refería a uniones informales pero más o menos permanentes, sin ceremonia nupcial. Los niños nacidos de esas uniones tomaban el estado legal de su madre, y no gozaban de la ciudadanía. Con un trasfondo de esta naturaleza la monogamia era la única forma de matrimonio para los cristianos. Los hombres solteros que tenían una concubina estaban obligados a desposarlas; en caso contrario se les rehusaba el bautismo; la mujer creyente podía ser bautizada.

Bibliografía. °R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento, 1985; J. A. G. Larraya, “Concubina”, °EBDM, t(t). III, pp. 455–456; C. F. Pfeiffer, “Matrimonio”, °DBA, pp. 434–435.

A. F. Rainey, EJ, 5, col. 862s; R. de Vaux, Ancient Israel, 1962, pp. 24–25, 29, 53–54, 83, 86, 115–117; “Marriage”, Dictionary of Biblical Archaeology, eds. E. M. Blaiklock (en preparación).

J.A.T.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico