DILIGENCIA

v. Afán
Deu 4:9 guárdate, y guarda tu alma con d, para
Pro 12:27 pero haber precioso del hombre es la d
Luk 15:8 barre .. busca con d hasta encontrarla?
Rom 12:11 en lo que requiere d, no perezosos
2Co 8:8 poner a prueba, por medio de la d de
2Co 8:22 hermano, cuya d hemos comprobado
Eph 5:15 mirad .. con d cómo andéis, no como
2Ti 2:15 procura con d presentarte a Dios
2Pe 1:5 poniendo toda d por esto mismo, añadid


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Cualidad o virtud de hacer las cosas con la debida presteza y agilidad, sobre todo cuando la prontitud es necesaria para resolver cuestiones o es conveniente para el bien ajeno.

La diligencia es virtud relacionada con la prudencia y la fortaleza. Cuando se cultiva se vuelve la vida más ágil, alegre y distendida. Cuando esta actitud está ausente, se apodera de la existencia personal y colectiva cierta pesadez desagradable e inhibidora.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Disposición a hacer con prontitud e interés una cosa; celo. Por lo general este término implica trabajo lí­cito y útil. Es lo opuesto a indolencia u ociosidad.
La palabra griega que en la Biblia se traduce †œdiligencia† suele traducirse con más frecuencia por †œsolicitud†, †œverdadera solicitud† o †œesfuerzo solí­cito†. A veces también se transmite el sentido de la palabra traduciéndola †œquehaceres† y, en locuciones adverbiales, †œde prisa† y †œapresuradamente†.
A los cristianos se les aconseja que no dejen caer la mano ni se hagan indolentes respecto a las buenas obras. Pablo dijo: †œDeseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia [literalmente, †œaceleración†] a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin, para que no se hagan indolentes, sino que sean imitadores de los que mediante fe y paciencia heredan las promesas†. (Heb 6:11, 12; compárese con Pr 10:4; 12:24; 18:9.) Jesucristo dijo a sus discí­pulos: †œEsfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar, pero no podrán†. (Lu 13:24.) En este aspecto Pablo mismo fue un buen ejemplo (Col 1:29; 2Te 3:7-9), aunque, como es natural, los ejemplos más sobresalientes son Jehová y su Hijo. (Jn 5:17; Isa 40:26.)
A fin de evitar hacerse inactivo o infructí­fero, el cristiano debe †˜contribuir en respuesta [a las promesas de Dios] todo esfuerzo solí­cito†™ para suministrar a su fe virtud, conocimiento, autodominio, aguante, devoción piadosa, cariño fraternal y amor. (2Pe 1:4-8.) Esto requiere perseverancia diligente (2Ti 2:15; Heb 4:11) y atención constante (Heb 2:1), para lo cual gran parte de la fuerza que se necesita proviene de la ayuda del espí­ritu de Jehová. ¿Qué podrí­a expresar de manera más enérgica la necesidad de ser diligentes que el consejo del apóstol Pablo: †œNo sean holgazanes en sus quehaceres. Fulguren con el espí­ritu. Sirvan a Jehová como esclavos†? Este requisito de diligencia aplica a todos los ministros (†œocupémonos en este ministerio†), pero con especial fuerza a aquellos que están en posición de presidir en las reuniones y actividades de la congregación: †œEl que preside, hágalo con verdadera solicitud†. (Ro 12:7, 8, 11.)
Los necesitados de la congregación que reciben ayuda material de ella deben ser diligentes. La norma bí­blica es: †œSi alguien no quiere trabajar, que tampoco coma†. La exhortación a los que no trabajan es que se pongan a trabajar, para †œque, trabajando con quietud, coman alimento que ellos mismos ganen†. (2Te 3:10-12.) Aquel que profesa ser cristiano y rehúsa o descuida mantener a su casa †œha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe†. (1Ti 5:8.) Incluso las viudas que estaban en necesidad, antes de ser puestas en la lista de la congregación para recibir una provisión regular de ayuda material, debí­an tener un registro de actividad cristiana habiendo †œ[seguido] con diligencia toda buena obra†. (1Ti 5:9, 10.)

Recompensas por la diligencia. La persona diligente recibirá ricas recompensas tanto ahora como en el futuro. †œLa mano del diligente es lo que enriquece a uno.† (Pr 10:4.) †œLa mano de los diligentes es la que gobernará.† (Pr 12:24.) Su alma †œserá engordada†. (Pr 13:4.) La esposa diligente es aquella cuyos †œhijos se han levantado y han procedido a pronunciarla feliz; su dueño se levanta, y la alaba†. De ella se dice: †œDenle del fruto de sus manos, y alábenla sus obras aun en las puertas†. (Pr 31:28, 31.) Ante todo, a los hermanos espirituales de Cristo se les dice: †œHagan lo sumo por hacer seguros para sí­ su llamamiento y selección; porque si siguen haciendo estas cosas no fracasarán nunca. De hecho, así­ se les suministrará ricamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo†. (2Pe 1:10, 11.)

Fuente: Diccionario de la Biblia