EMBAJADOR

v. Apóstol, Discípulo, Mensajero, Ministro, Profeta
Jos 9:4 se fingieron e, y tomaron sacos viejos
Isa 33:7 he aquí que sus e darán voces afuera; los
Isa 57:9 enviaste tus e lejos, y te abatiste hasta
Eze 17:15 pero se rebeló .. enviando e a Egipto
2Co 5:20 así que, somos e en nombre de Cristo
Eph 6:20 por el cual soy e en cadenas; que con


El AT usa tres palabras heb. para expresar la idea de embajador.
( 1 ) Tzir (p. ej., Isa 18:2) probablemente denota yendo, como yendo de su tierra a una tierra extranjera;
( 2 ) mal†™akh (p. ej., Isa 37:9, Isa 37:14), significando mensajero, uno enviado con autoridad superior;
( 3 ) luts, lit. intérprete (p. ej., Gen 42:23), es decir, uno que lleva una comprensión autorizada del pensamiento y polí­tica de su dueño. La palabra embajador(es) en el NT (p. ej., 2Co 5:20; Eph 6:20) se deriva de presbeuein, ser, trabajar o viajar como un enviado o embajador.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

Persona que es enviada como mensajero por un lí­der, rey o gobernante para que realice una misión frente a otras personas, generalmente de otro paí­s. Se escogí­a para esto a individuos de cierta importancia. Así­, vemos que Moisés enví­a e. al rey de †¢Edom y a †¢Sehón, rey de los amorreos (Num 20:14; Num 21:21). †œHiram rey de Tiro envió e. a David† (2Sa 5:11). †¢Ben-adad, rey de Siria envió e. a †¢Acab, rey de Israel (1Re 20:1-9). †œ †¢Acaz envió e. a †¢Tiglat-pileser rey de Asiria† (2Re 16:7), etcétera. En el NT aparece utilizado el término: †œSomos e. en nombre de Cristo† con †œla palabra de la reconciliación† (2Co 5:19-20). Pablo se describe a sí­ mismo como †œe. en cadenas† por causa del evangelio (Efe 6:20).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, FUNC

vet, Se designa en el Antiguo Testamento por tres términos hebreos: (a) El tí­tulo oficial de un mensajero (Is. 18:2). (b) Intermediario; la misma voz significa “intérprete” en Is. 43:27 e “intercesor” en Jb. 33:23. (c) Más frecuentemente, mensajero. Nuestras versiones traducen raramente “embajador”, como sucede en Ex. 17:15; Jer. 27:3. Generalmente se traduce “mensajero” (Ro. 20:2). Por regla general se les identifica con los diplomáticos que llevan la representación de algún alto dignatario. Sus funciones varí­an desde el embajador de una gran metrópoli, como Ní­nive, hasta emisarios entre las diez tribus o aun entre jefes de familia (Jue. 20:12; Gn. 32:2). Los mensajes varí­an entre: una súplica respetuosa, una declaración de guerra, un acto de sumisión, un arreglo amistoso, un entendimiento económico o la concertación de una alianza (Nm. 21:21; 2 R. 14:8; 16:7; Jue. 11:12; 2 S. 3:12). Los mismos términos se aplican a los profetas como mensajeros del Altí­simo (2 Cr. 36:15; Jer. 49:14; Hag. 1:13). Malaquí­as significa “mi mensajero” (Mal. 3:1). Jesús, en el Nuevo Testamento, usa “presbeia”, término empleado en las relaciones entre los reyes y entre las ciudades griegas de su tiempo (Lc. 19:14). Pablo usa “presbuein”, que designa las funciones del legado del emperador, como tí­tulo propio del ministro de Cristo (2 Co. 5:20; Ef. 6:20).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

En su uso bí­blico, un representante oficial enviado por un gobernante en una ocasión especial y con un propósito especí­fico. Se solí­a utilizar en este puesto a hombres maduros; esa es la razón por la que las palabras griegas pre·sbéu·o (†˜actuar como embajador†™, Ef 6:20; †˜ser embajador†™, 2Co 5:20) y pre·sbéi·a (†œcuerpo de embajadores†, Lu 14:32) están relacionadas con pre·sbý·te·ros, que significa †œhombre mayor; anciano†. (Hch 11:30; Rev 4:4.)
Jesucristo vino como el †œapóstol† de Dios o el †œenviado†. El es quien ha †œarrojado luz sobre la vida y la incorrupción mediante las buenas nuevas†. (Heb 3:1; 2Ti 1:10.)
Después de que Cristo dejó la escena terrestre y ascendió a los cielos, se asignó a sus seguidores fieles a actuar en su lugar, †œen sustitución de Cristo†, como embajadores de Dios. De hecho, Pablo menciona especí­ficamente su función de embajador. (2Co 5:18-20.) A él, como a todos los seguidores ungidos de Jesucristo, se le envió a las naciones y a las personas que estaban alejadas de Jehová Dios, el Soberano Supremo, en calidad de embajador en un mundo que no estaba en paz con Dios. (Jn 14:30; 15:18, 19; Snt 4:4.) Como tal, Pablo era portador de un mensaje de reconciliación con Dios mediante Cristo. Mientras estaba en prisión, dijo de sí­ mismo que era un †œembajador en cadenas†. (Ef 6:20.) El hecho de que estuviera en cadenas demostraba la hostilidad de este mundo hacia Dios, Cristo y el gobierno del Reino mesiánico, pues desde tiempos remotos se ha considerado inviolable la figura del embajador. Con esta falta de respeto a los embajadores enviados para representar al reino de Dios bajo Cristo, las naciones pusieron de manifiesto su más dura hostilidad e incurrieron en el más grave de los insultos.
Al cumplir con su cometido de embajador, Pablo respetó las leyes de las naciones, pero permaneció estrictamente neutral con respecto a las actividades polí­ticas y militares del mundo. Su proceder estuvo de acuerdo con el principio de que los embajadores deben obedecer la ley del paí­s adonde se les enví­a, aunque no tienen que jurar lealtad a dicho paí­s.
Como el apóstol Pablo, todos los fieles seguidores ungidos de Cristo engendrados por el espí­ritu santo que tienen una ciudadaní­a en los cielos son †œembajadores en sustitución de Cristo†. (2Co 5:20; Flp 3:20.)
La manera como una persona recibe a estos embajadores de Dios determina cómo la tratará Dios a ella. Jesucristo usó este principio en su ilustración del hombre que era dueño de una viña y que primero envió a sus esclavos como sus representantes y luego a su hijo. Los cultivadores de la viña maltrataron brutalmente a aquellos esclavos y mataron al hijo del dueño. Por esta razón, el dueño de la viña dio muerte a los cultivadores hostiles. (Mt 21:33-41.) Jesús también empleó otra ilustración: un rey a cuyos esclavos asesinaron cuando salieron en calidad de mensajeros a llamar a los invitados a un banquete de bodas. A los que recibieron de esta manera a los representantes del rey les consideró sus enemigos. (Mt 22:2-7.) Jesús enunció este principio con claridad cuando dijo: †œEl que recibe a cualquiera a quien yo enví­o me recibe a mí­ también. A su vez, el que me recibe a mí­ recibe también al que me envió†. (Jn 13:20; véase también Mt 23:34, 35; 25:34-46.)
Además, Jesús usó el trabajo en pro de la paz que efectúa un embajador, para ilustrar la necesidad que tenemos de pedir la paz con Jehová Dios y dejar todas las cosas con el fin de seguir las pisadas de su Hijo y obtener el favor divino y la vida eterna. (Lu 14:31-33.) Por otra parte, también ilustró que es una insensatez relacionarse con los que enví­an embajadores para hablar en contra de aquel a quien Dios confiere poder real. (Lu 19:12-14, 27.) Los gabaonitas son un buen ejemplo en lo que respecta a buscar la paz de un modo prudente y eficaz. (Jos 9:3-15, 22-27.)

Enviados precristianos. En tiempos precristianos no existí­a un cargo gubernamental oficial que equivaliera exactamente al de embajador del dí­a moderno. No habí­a un oficial residente que representara a un gobierno extranjero. Por eso, los términos †œmensajero† (heb. mal·´ákj) y †œenviado† (heb. tsir) designan con más exactitud las obligaciones de estos personajes en tiempos bí­blicos. No obstante, en muchos aspectos, algunos de los cuales se considerarán más adelante, su rango y su condición eran similares a los de los embajadores. Estos hombres eran representantes oficiales que llevaban mensajes de un gobierno a otro.
A diferencia de los embajadores de hoy dí­a, los enviados o mensajeros de la antigüedad no residí­an en capitales extranjeras, por lo que prestaban ese servicio solo en ocasiones especiales y con un propósito especí­fico. Solí­an ser personas de rango (2Re 18:17, 18), y su cargo era muy respetado. En consecuencia, se les garantizaba inviolabilidad personal cuando visitaban a otros gobernantes.
El trato que se daba a los mensajeros o enviados de un gobernante se consideraba como si se diese al gobernante y a su gobierno. Por eso, cuando Rahab mostró favor a los mensajeros que Josué habí­a enviado como espí­as a Jericó, en realidad lo hací­a porque reconocí­a que Jehová era el Dios y Rey de Israel. Por consiguiente, Jehová le mostró favor mediante su siervo Josué. (Jos 6:17; Heb 11:31.) Una violación grave de la costumbre internacional de respetar a los enviados fue la acción de Hanún, el rey de Ammón, a quien el rey David envió algunos de sus siervos en gesto de amistad. El rey de Ammón escuchó a sus prí­ncipes, que falsamente llamaron espí­as a los mensajeros, y humilló en público a estos enviados, demostrando así­ su falta de respeto a David y a su gobierno. Este ultraje provocó la guerra. (2Sa 10:2–11:1; 12:26-31.)
A diferencia de la costumbre actual de retirar al embajador cuando se rompen las relaciones diplomáticas con un paí­s, los pueblos de tiempos antiguos mandaban mensajeros o portavoces cuando surgí­an situaciones de tensión en un intento de reanudar las relaciones pací­ficas. Isaí­as habla de estos †œmensajeros de paz†. (Isa 33:7.) Ezequí­as envió una súplica de paz a Senaquerib, el rey de Asiria. A pesar de la amenaza de Senaquerib a las ciudades fortificadas de Judá, los asirios dieron paso libre a los mensajeros porque iban como enviados de Ezequí­as. (2Re 18:13-15.) Otro ejemplo se encuentra en el registro sobre Jefté, juez de Israel. Este juez despachó mensajeros con una carta de protesta por una mala acción del rey de los ammonitas y para aclarar una disputa sobre derechos territoriales. Jefté habrí­a zanjado la cuestión mediante sus enviados sin llegar a la guerra si el rey ammonita hubiera respondido de forma favorable. A los mensajeros se les permitió pasar entre los ejércitos sin estorbo. (Jue 11:12-28; véase MENSAJERO.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Hay tres palabras hebreas que tienen el sentido de embajador: (1) malʾāk, que significa mensajero, o ángel (2 Cr. 35:21 «mensajero» RV60); (2) ṣîr, que significa enviado o mensajero (Jos. 9:4 «embajador» RV60); (3) mēlîṣ, que significa intérprete o embajador, como participio hifil de lûṣ (2 Cr. 32:31 «mensajero» RV60). Hablando en forma general, eran oficiales temporales elegidos de entre los servidores de la corte para representar a un rey o gobernante.

Lo más importante en cuanto a esta palabra es el uso que le da el NT. «Embajador» es la traducción de la palabra griega presbeuō, la que aparece en dos lugares (2 Co. 5:20; Ef. 6:20). Una palabra de la misma raíz, presbeia, aparece en Lc. 14:32, y su significado es «embajada». Las palabras griegas presbeuō y presbeutēs se usaban para designar al embajador del emperador. En consecuencia, las palabras de Pablo de 2 Co. 5:20, «Así que, somos embajadores en nombre de Cristo», colocan al ministro cristiano como representante del Rey de reyes, y entregando un mensaje que es la voz misma de Dios.

BIBLIOGRAFÍA

Arndt; Deiss LAE, p. 374; MM.

  1. Lewis Johnson, Jr.

RV60 Reina-Valera, Revisión 1960

Deiss LAE Deissmann, Light from the Ancient East

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (203). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

(heb. mal˒āk, ‘mensajero’; lûṣ, ‘intérprete’; ṣı̂r, ‘ir’). Término empleado para describir a los enviados a otras naciones en ocasiones especiales, p. ej. para felicitar (1 R. 5.1; 2 S. 8.10), solicitar favores (Nm. 20.14), hacer alianzas (Jos. 9.4) o protestar contra actos injustos (Jue. 11.12), Los embajadores, generalmente personajes de elevado rango, se hicieron más comunes después que Israel estableció relaciones con Siria, Babilonia, etc. No representaban a la persona de su soberano ni, como regla general, tenían poder para negociar (pero véase 2 R. 18.17–19.8). No obstante, se los trataba con respeto, y la única vez en la Biblia en que no se procedió así el hecho tuvo severas consecuencias (2 S. 10.2–5). Esta palabra (gr. presbeuō, ‘ser persona de rango’) aparece metafóricamente en el NT (2 Co. 5.20; Ef. 6.20), aplicada al representante de Cristo cuando lleva su mensaje de reconciliación. El término colectivo “embajada” se encuentra en Lc. 14.32.

J.D.D.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico