ESTOICOS

Act 17:18.


Pertenecientes a la escuela filosófica fundada por Zenón de Citio (335-263 a. C.). El nombre e. nació del pórtico (stoa) donde daba sus enseñanzas, las cuales luego fueron ampliadas por Crisipo. Cuando Pablo visitó †¢Atenas por primera vez †œalgunos filósofos de los epicúreos y de los e. disputaban con él† (Hch 17:18). Estas escuelas eran las más populares entonces en aquella ciudad.

Para los e. la idea de la felicidad humana se basaba en el ejercicio de la virtud. Hablaban de la existencia de una razón universal, el Logos, y que el hombre tení­a el fin práctico de conformar su voluntad con las leyes naturales. Al margen de que a esa razón universal se le llamara †œdios† o †œnaturaleza†, el hombre debí­a acomodarse a los principios de esa inteligencia soberana. Y esto, de manera consciente y voluntaria. Eso le conducirí­a a un estado de impasibilidad bienaventurada que le harí­a reaccionar de igual manera frente a los acontecimientos, ya fueran éstos buenos o malos. Esta parte de la enseñanza sobre la impasibilidad fue lo que les hizo más famosos, por lo que todaví­a hoy llamamos e. a una persona que sufre sin quejarse.
el ejercicio de la virtud, el hombre debí­a entender su vida como dedicada al servicio de los demás, lo que harí­a de manera totalmente desinteresada. Hací­an, pues, un llamamiento a una vida moral. Pablo, en su discurso en el †¢Areópago, hizo uso de algunas ideas de los e. para proclamar su mensaje sobre el Dios no conocido. Pero los e. no concebí­an una vida individual más allá de la muerte. Por eso el mensaje de Pablo, que hizo énfasis en la resurrección, les pareció una locura (Hch 17:32). Algunos de los llamados padres de la Iglesia se sintieron atraí­dos por las doctrinas e. y hasta existen unas cartas apócrifas supuestamente cursadas entre Pablo y Séneca, filósofo e., maestro de †¢Nerón, que vivió en la misma época que el apóstol. †¢Epicúreos. †¢Atenas.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, RELI

vet, Una secta de filósofos de Grecia, fundada por Zeno de Citium (Chipre). El nombre “estoicos” viene de “Stoa”, el porche en Atenas donde el filósofo se reuní­a con sus discí­pulos. Enseñaba que habí­a un Ser Supremo, pero que habí­a muchos dioses subordinados, y que el hombre tení­a facultades similares a los dioses. Debí­an conducirse por el intelecto, y no se tení­a que dar consideración ni a los placeres ni a los sufrimientos corporales. Las caracterí­sticas fundamentales de los estoicos eran el panteí­smo, el fatalismo, y el orgullo. Habí­a algunos de ellos en la audiencia a la que se dirigió Pablo en Atenas (Hch. 17:18).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Filósofos que polemizaron con Pablo en la plaza del mercado de Atenas. Aunque sus puntos de vista cambiaron hasta cierto grado con el transcurso del tiempo, sostení­an básicamente que la materia y la fuerza (a esta última la llamaban a veces la providencia, la razón o Dios) eran los principios elementales en el universo. Para los estoicos, todas las cosas, incluso los vicios y las virtudes, eran materiales. Como no creí­an en Dios como persona, pensaban que todo formaba parte de una deidad impersonal y que el alma humana emanaba de tal fuente. Ya que pensaban que el alma sobreviví­a a la muerte del cuerpo, algunos estoicos creí­an que finalmente serí­a destruida con el universo, mientras que otros pensaban que al final serí­a reabsorbida por esa deidad. Los estoicos mantení­an que para alcanzar la meta más elevada, la felicidad, el hombre deberí­a utilizar la razón a fin de entender y conformarse a las leyes que gobiernan el universo. Por lo tanto, el llevar una vida virtuosa era para ellos †˜seguir la naturaleza†™. Según su forma de pensar, el hombre realmente sabio era indiferente al dolor o al placer, ajeno a las riquezas o a la pobreza. Además, pensaban que el destino regí­a los asuntos humanos, y cuando los problemas parecí­an abrumadores, el suicidio se consideraba una solución viable.
Zenón de Citio (Chipre) fundó esta escuela de filosofí­a hacia el año 300 a. E.C., después de haberse relacionado con los cí­nicos por un tiempo. Sus discí­pulos recibieron el nombre de estoicos debido a la Stoá Poikile, el pórtico pintado de Atenas donde Zenón enseñó por unos cincuenta y ocho años. Más tarde, desarrollaron esta filosofí­a Cleantes y Crisipo en especial, y pasó a ser ampliamente aceptada por griegos y romanos. Entre los que se adhirieron a ella estuvieron Séneca, Epicteto y el emperador romano Marco Aurelio. Esta filosofí­a floreció hasta más o menos el año 300 E.C.
Ni los epicúreos ni los estoicos creí­an en la resurrección que enseñaban los cristianos. De modo que cuando Pablo declaró las buenas nuevas relativas a Jesús y a la resurrección, le llamaron †œcharlatán† y decí­an que parecí­a un †œpublicador de deidades extranjeras†. Más tarde, cuando lo llevaron al Areópago, Pablo citó escritos de los estoicos Arato de Cilicia (en su obra Los fenómenos) y Cleantes (en su obra Himno a Zeus), diciendo: †œPorque por él [Dios] tenemos vida y nos movemos y existimos, aun como ciertos poetas de entre ustedes han dicho: †˜Porque también somos linaje de él†™†. (Hch 17:17-19, 22, 28.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

La palabra se deriva de stoa, que significa columnata o portal con columnas, en donde los filósofos estoicos antiguos enseñaban en la antigua Atenas. El estoicismo fue fundado por Zenón, cerca de 308 a.C., y fue Crisipo (m. 209 a.C.) el que primero lo sistematizó como un sistema que abarcaría todo el mundo. En su desarrollo subsecuente, el estoicismo acentuó el lado práctico de los problemas éticos y se popularizó bastante. En los tiempos romanos, sus más famosos líderes fueron Séneca (n. 4 a.C., m. 65 d.C.—casi contemporáneo exacto de Pablo), Epicteto (m. 110 d.C.), y el emperador Marco Aurelio.

Al estilo panteísta, los estoicos afirmaban que Dios, los hombres, los animales, las plantas, y los objetos inanimados eran «fragmentos de la fuerza divina». Una mente universal o «logos» penetra todo el universo, en el cual todo lo que sucede ocurre según necesidad interna. Así que, es inútil resistir lo inevitable. Por la «razón correcta» el hombre sabio puede descubrir su propio lugar en el universo y hacer los arreglos necesarios al someterse a este orden mundial determinista. Las pasiones son un obstáculo para esta resignación, y deben ser, entonces, suprimidas.

Se han hecho notar muchos paralelos con el pensamiento estoico en la Apócrifa (Siriaco, IV de Macabeos, Sabiduría de Salomón, etc.), la literatura de Sabiduría del AT, los Evangelios, y en especial Pablo y Hebreos. Tales paralelos no prueban realmente que se hayan tomado prestadas estas ideas, sino sólo podrían indicar un hábito común de pensamiento y expresión sostenido por muchos individuos.

Los parecidos más grandes entre Pablo y los estoicos que se sugieren, son el Logos como el principio de la razón que lo penetra todo, un evangelio universal, sumisión o fe como: el criterio para un ajuste religioso correcto, y la predestinación divina de todas las cosas.

No obstante, las diferencias entre el estoicismo y el NT son mucho más significativas que los parecidos. El estoicismo es panteísta, mientras que todo el NT se basa en la distinción esencial entre Dios y el hombre. La doctrina paulina de la divina providencia y el cuidado soberano de un Padre amante, se opone al fatalismo estoico del cual ni Dio se libra. Los estoicos tenían mucho optimismo en la capacidad del hombre en sí y para conseguir por sí mismo la buena vida; pero para el pensamiento de Pablo es básica la idea radical del pecado del hombre y su situación de impotencia junto con un énfasis correspondiente en la gracia divina. Mientras que el estoicismo carecía de una clara y bien definida vida futura, Pablo y el NT posee una esperanza viva en una vida venidera que será en comunión con el Padre y Jesucristo. En cuanto a la ética, el estoicismo buscaba por su ideal de una existencia sin pasiones, la supresión de toda reacción emocional. Pero para Pablo y todo el NT, Dios creó al hombre total. Todo el hombre como hombre es bueno, incluyendo su naturaleza emocional. Así que las emociones y pasiones no deben suprimirse sino ser colocadas en su propio enfoque.

La única referencia directa al estoicismo en el NT esta en Hch. 17:18, donde se dice que en el Areópago Pablo habló a los filósofos epicúreos y estoicos, algunos de los cuales (los epicúreos ¿quizá?) se burlaron de él; pero otros no (¿estoicos?). Heb. 4:12 igualmente cita un himno de Cleantes, y las palabras de Heb. 2:10 se parecen a los escritos estoicos prevalecientes. Una tradición sin apoyo evidencial de la iglesia cristiana afirma que el filósofo estoico Séneca llegó a ser cristiano por la enseñanza del apóstol Pablo.

BIBLIOGRAFÍA

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Kenneth S. Kantzer

HERE Hastings’ Encyclopaedia of Religion and Ethics

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (234). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

La escuela estoica de filosofía derivó su nombre del Stoa Poikile, el pórtico en Atenas donde Zenón de Citio (335–263 a.C.) primeramente enseñó sus doctrinas características. Su enseñanza fue sistematizada y ampliada por Crisipo (ca. 280–207 a.C.), el “segundo fundador” del estoicismo. Para la época en que Pablo se encontró con los estoicos en Atenas (Hch. 17.18) la actitud general de estos había sido modificada con elementos tomados del platonismo; de este estoicismo más sincretista Posidonio fue uno de los más destacados exponentes.

En su lucha, similar a la de los epicúreos, por comprender la incertidumbre en la vida, mientras estos buscaban la felicidad en una serena objetividad, los estoicos se dedicaron a la búsqueda de la salvación alineando la voluntad con la Razón inherente del universo, el *Logos. El hombre es feliz cuando no anhela que las cosas sean diferentes de lo que son; debe buscar, entonces, un claro conocimiento del ciclo de la naturaleza, y cultivar una buena disposición para aceptarlo. Aunque el hombre, lo quiera o no, debe cumplir el papel que le toca en la elaboración de la Razón universal, para su propia tranquilidad es indispensable que lo haga de modo consciente y voluntario; debe averiguar cuáles sean aquellas cosas que convienen al lugar que él ocupa en el orden natural (ta kathēkonta) y buscarlas, no con deseo, porque podría terminar con desilusión, sino con virtud desinteresada. Debe servir a sus semejantes, no movido por el amor, lo que podría hacerle sufrir si ese servicio no llegara a serles útil, sino por el simple reconocimiento de que la vida de servicio es la vida “natural” para el hombre. La Razón universal es Dios. En este sentido se les daba a las mitologías tradicionales una interpretación simbólica.

Todo esto tiene un aire de formalidad y austeridad, pero la verdad es que muchos estoicos, incluido el emperador romano Marco Aurelio, se propusieron una elevada norma de conducta personal. La forma podía, a la vez, adaptarse en parte para recibir un contenido cristiano; buena parte del lenguaje de Pablo en su discurso apologético en la colina de Marte (* Areópago) fue tomada del estoicismo.

Bibliografía. P. Tillich, Pensamiento cristiano y cultura en occidente, 1976, t(t). I, pp. 40–42; J. Leipoldt, W. Grundmann, El mundo del Nuevo Testamento, 1973, t(t). I, pp. 369–379; T. V. Smith, De Tales a san Agustín, 1955, pp. 508–522.

H. von Arnim, Stoicorum Veterum Fragmenta, 1903–5; E. Bevan, Stoics and Sceptics, 1913; M. Pohlenz, Paulus und die Stoa, 1964.

M.H.C.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico