MENTE

v. Corazón, Pensamiento
Jer 17:10 yo Jehová, que escudriño la m, que
31:33


Una palabra del heb. lebh, corazón, nephesh, alma; y del gr. nous y dianoia, la primera denota la facultad de estar consciente reflexivamente, de pensamiento moral y de saber, mientras que la otra significa meditación, reflexión. Ninguna de estas palabras son utilizadas con un significado muy preciso. En el NT la palabra mente ocurre frecuentemente en un sentido ético (p. ej., Rom 7:25; Col 2:18).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(pensamiento).

– Yahweh la escudrina, Jer 17:10, Rev 2:23.

– El Primer Mandamiento, Mat 22:37, Luc 10:27, Mar 12:30.

– En el Nuevo Pacto, Dios escribirá sus leyes, no en piedra, sino en nuestra mente y corazón, Jer 31:33, Heb 8:10, Heb 10:16.

– Nosotros tenemos la mente de Cristo, 1Co 2:16.

– Transformaos, por la renovación de la mente, Rom 12:2.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

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Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Facultad del cerebro que permite reunir información, razonar y extraer conclusiones. El término †œmente† traduce varias palabras griegas afines que expresan cualidades de la mente, tales como juicio, percepción, inteligencia, raciocinio, pensamiento, intención, recuerdo, estado mental, opinión, inclinación y actitud. A veces, donde algunas versiones traducen †œmente†, otras emplean los términos descriptivos o especí­ficos ya mencionados. En las Escrituras Hebreas algunas versiones traducen por †œmente† las palabras hebreas que propiamente significan †œcorazón†, †œalma† y †œespí­ritu†. (Compárese con Dt 4:39, nota; Da 5:21, Val; Pr 23:7, Val, 1989; Eze 20:32, DK; Mod; CORAZí“N.)

†˜Sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente.†™ La inclinación natural de la mente del hombre imperfecto tiende al pensar incorrecto. La Biblia denomina esta inclinación †œmente carnal† (Val) o †œdisposición de ánimo carnal† (NM). (Col 2:18.) A los cristianos se les recuerda que antes eran enemigos de Dios porque ocupaban sus mentes en obras que eran inicuas. (Col 1:21.)
La mente del hombre †œfí­sico† (literalmente, †œanimal [de í­ndole de alma]†), distinto del hombre †œespiritual†, tiende hacia lo material. La fuerza que impulsa su mente es el resultado en parte de la herencia y en parte de lo que se le ha enseñado y lo que ha experimentado. Cuando se le presenta una cuestión, esta fuerza presiona o impulsa su mente en una dirección materialista o carnal. Por lo tanto, a los cristianos se les dice que †œdeben ser hechos nuevos en la fuerza [espí­ritu] que impulsa su mente†. (Ef 4:23.) Esta fuerza impulsora puede transformarse con un estudio de la Palabra de verdad de Dios y mediante la actuación de Su espí­ritu, de manera que la actitud mental dominante de la persona se incline en la dirección correcta. Entonces, ante una determinada cuestión, esta fuerza inclinará a la mente al debido proceder espiritual. (1Co 2:13-15.) Tal persona adquiere †œla mente de Cristo†, cuya inclinación mental siempre fue espiritual. (1Co 2:16; Ro 15:5.)
El simple conocimiento o facultad intelectual no es suficiente para que alguien disfrute del favor divino. Estas cosas por sí­ mismas no rehacen la mente para que alguien haga la voluntad de Dios. (Ro 12:2.) Jehová dice: †œHaré perecer la sabidurí­a de los sabios, y echaré a un lado la inteligencia de los intelectuales†. (1Co 1:19.) Se requiere la ayuda del espí­ritu de Dios para conseguir entendimiento (Pr 4:5-7; 1Co 2:11), sabidurí­a y buen sentido verdaderos. (Ef 1:8, 9.)

La †˜ley de la mente†™. El apóstol Pablo llama ley de la mente a la que controla el funcionamiento de esta mente renovada en armoní­a con la †œley de Dios†, en la que se deleita la nueva mente. Pero la †œley del pecado†, que actúa en la carne caí­da, lucha contra la †˜ley de la mente†™, de manera que hay un conflicto constante dentro del cristiano. ¿Puede salir victorioso? Sí­, †œÂ¡gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!†. La bondad inmerecida de Dios concede el perdón por los pecados de la carne sobre la base del sacrificio de rescate de Cristo y además proporciona la ayuda del espí­ritu santo. La situación del cristiano es diferente de la de aquellos que no lo son, como lo resume Pablo: †œAsí­ pues, con mi mente yo mismo soy esclavo a la ley de Dios, pero con mi carne a la ley del pecado†. (Ro 7:21-25; Gál 5:16, 17.)
¿Cómo puede la mente salir victoriosa de esta batalla? El apóstol Pablo lo aclara aún más con las siguientes palabras: †œLos que están en conformidad con la carne fijan la mente en las cosas de la carne; pero los que están en conformidad con el espí­ritu, en las cosas del espí­ritu. Porque el tener la mente puesta en la carne significa muerte, pero el tener la mente puesta en el espí­ritu significa vida y paz; porque el tener la mente puesta en la carne significa enemistad con Dios, porque esta no está sujeta [la carne caí­da, imperfecta] a la ley de Dios, ni, de hecho, lo puede estar […]. Por eso, si el espí­ritu del que levantó a Jesús de entre los muertos mora en ustedes, el que levantó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también sus cuerpos mortales mediante Su espí­ritu que reside en ustedes†. (Ro 8:5-11.)

La †œintención† del espí­ritu. En Romanos 8:26, 27, Pablo explica que quizás en algunas ocasiones los siervos de Dios no sepan exactamente qué pedir en oración como necesitan hacerlo. Pero Dios sabe que desean que se cumpla Su voluntad, y sabe también lo que sus siervos necesitan. En el pasado Dios hizo que se registraran en su Palabra muchas oraciones inspiradas que expresaban su voluntad o su interés en ellos. De modo que El acepta estas oraciones inspiradas como si fueran lo que su pueblo debiera desear y pedir en oración, y las contesta. Dios conoce a los de corazón recto y también conoce el significado de las cosas que hizo que su espí­ritu hablara mediante los escritores de la Biblia. Sabe cuál es †œla intención [mente, pensamiento] del espí­ritu† cuando el espí­ritu †œaboga† o intercede de este modo por ellos.

Amar con la mente. Jehová predijo que harí­a un nuevo pacto bajo el cual el espí­ritu santo obrarí­a para escribir Sus leyes en la mente y corazón de Su pueblo. (Heb 8:10; 10:16.) De esta manera pueden cumplir aquello de lo que pende toda la Ley y los profetas, a saber, †˜amar a Jehová su Dios con todo su corazón y con toda su alma y con toda su mente, y a su prójimo como a sí­ mismo†™. (Mt 22:37-40; Lu 10:27, 28.) Se debe amar a Dios con todo el corazón (los deseos, sentimientos y emociones de la personalidad interior), con toda el alma (la vida y todo el ser) y con toda la mente (las facultades intelectuales). Esta última frase significa que los siervos de Dios no solo deben amar con sentimientos, emociones y fuerza, sino que también deben emplear su mente de forma concienzuda para adquirir conocimiento de Dios y Cristo (Jn 17:3), conseguir entendimiento (Mr 12:33; Ef 3:18), servir a Dios y sus propósitos, y participar en declarar las buenas nuevas. Se les aconseja que †œmantengan la mente fija en las cosas de arriba† (Col 3:2), que †œfortifiquen su mente para actividad† y †œmantengan completamente su juicio†. (1Pe 1:13.) El apóstol Pedro vio la importancia de †˜despertar sus facultades de raciocinio claro†™ para tener presentes las cosas aprendidas. (2Pe 3:1, 2.) Asimismo, deben †˜tener muy presente la presencia del dí­a de Jehovᆙ. (2Pe 3:11, 12.)
Cuando habló de los dones milagrosos del espí­ritu que actuaron en la congregación cristiana primitiva, Pablo destacó la necesidad de utilizar la mente. Dijo que en el caso de que orase en una lengua que no pudiera traducir, su mente serí­a infructí­fera. Además, si cantara alabanzas así­, ¿cómo ayudarí­a al oyente que no entendiese la lengua? Por consiguiente, dijo que preferí­a hablar cinco palabras con su mente, con el fin de instruir a otros, que diez mil en una lengua; después estimuló a sus hermanos para que llegaran a estar plenamente desarrollados en facultades de entendimiento. (1Co 14:13-20.)
A los siervos de Jehová se les manda que estén †œaptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar†. (1Co 1:10; Flp 2:2; 1Pe 3:8.) Por supuesto, esto significa unidad en lo relacionado con los intereses de la adoración pura, las cosas importantes, no en gustos personales o en asuntos de menor importancia, que se resolverán en el momento en que se adquiera la madurez. (Ro 14:2-6, 17.) Tienen que ser †œde la misma mente en el Señor† (Flp 4:2); no deben disputar, sino continuar †œpensando de acuerdo†. (2Co 13:11.)
Los cristianos tienen que esforzarse por conocer mejor a Dios en todo aquello en lo que El se ha pronunciado. (Ro 11:33, 34; 16:25, 26.) También deben tener la actitud mental de obediencia y humildad de Jesucristo; de este modo tendrán †œla mente de Cristo†. (1Co 2:15, 16.) Pedro aconseja: †œPuesto que Cristo sufrió en la carne, ustedes también ármense de la misma disposición mental†. (1Pe 4:1.)

Una mente embotada o corrupta. En el monte Sinaí­, los israelitas tení­an sus facultades mentales embotadas debido a que no habí­an vuelto sus corazones completamente a Jehová; y lo mismo ocurrió con aquellos que se mantuvieron bajo la Ley después de que Dios la abolió por medio de Jesús. (2Co 3:13, 14.) No reconocieron que Jesús era aquel a quien señalaba la Ley. (Col 2:17.) En cuanto a los hombres que no aprobaron tener a Dios en conocimiento exacto, sino que adoraron las cosas creadas, †œDios los entregó a un estado mental desaprobado†, quedando mentalmente en oscuridad y haciendo todo tipo de cosas inútiles e impropias. (Ro 1:28; Ef 4:17, 18.) Los hombres de mente corrupta resistieron la verdad incluso en el tiempo de Moisés, y más tarde tales hombres lucharon contra el cristianismo verdadero, algunos hasta alegaron que eran cristianos, pero intentaron dividir y perturbar las congregaciones. (2Ti 3:8; Flp 3:18, 19; 1Ti 6:4, 5.) Esa clase de personas tienen las mentes y conciencias contaminadas y nada es limpio para ellas; por lo tanto, hablan sin provecho en su intento de embaucar las mentes de los cristianos verdaderos y esclavizarlos a opiniones humanas. (Tit 1:10-16.) Por esta razón, es esencial que todos los cristianos, en particular los que están en puestos de responsabilidad, sean de juicio sano. (Ro 12:3; 1Ti 3:2; Tit 2:6; 1Pe 4:7.)
El †œdios de este sistema de cosas†, el Diablo, ciega las mentes de los incrédulos a la iluminación de las buenas nuevas acerca del Cristo. (2Co 4:4.) Por lo tanto, existe el peligro de que este archienemigo de Dios pueda seducir a los cristianos con su astucia y corromper sus mentes †œde la sinceridad y castidad que se deben al Cristo†. (2Co 11:3.) Por este motivo, es necesario que los cristianos demuestren unidad de mente, sean razonables y sigan orando para que la paz de Dios †œque supera a todo pensamiento† guarde sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús. (Flp 4:2, 5-7.)

Curar y abrir la mente. Jesús devolvió el juicio a un endemoniado, lo que mostró su poder para hacerlo incluso en el caso de las personas a las que los demonios habí­an enloquecido. (Mr 5:15; Lu 8:35.)
Jesús también puede abrir las mentes de los que tienen fe para que capten el significado de las Escrituras. (Lu 24:45.) Las personas tí­midas o las que se sienten inferiores intelectualmente pueden obtener consuelo de las palabras del apóstol Juan: †œSabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado capacidad intelectual para que adquiramos el conocimiento del verdadero [Jehová Dios]†. (1Jn 5:20.)
Pablo mostró a la congregación corintia que tení­a juicio sano, aunque pareciera que †˜habí­a perdido el juicio†™ cuando se jactaba de sus credenciales como apóstol, algo que un cristiano normalmente no harí­a. Les aclaró que se vio obligado a hacerlo para que se volviesen a Dios y no fueran desviados. Esto se debí­a a que habí­an acudido a apóstoles falsos que los estaban apartando del buen camino. (2Co 5:13; 11:16-21; 12:11, 12, 19-21; 13:10.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

1. nous (nou`”, 3563), mente. Denota, hablando en general, el asiento de la consciencia reflexiva, comprendiendo las facultades de la percepción y comprensión, y las de sentimiento, juicio y determinación. Su utilización en el NT puede analizarse de la siguiente manera. Denota: (a) la facultad de conocimiento, el asiento del entendimiento (Luk 24:45 “entendimiento”, RV: “sentido”; Rom 1:28 “mente”, RV, RVR; 14.5: “mente”, RV: “ánimo”; 1Co 14:15 “entendimiento”, RV, RVR; v. 19: “entendimiento”, RV: “sentido”; Eph 4:17 “mente”, RV: “sentido”; Phi 4:7 “entendimiento”, RV, RVR; Col 2:18 “mente”, RV: “sentido”; 1Ti 6:5 “de entendimiento”, RV, RVR; 2Ti 3:8 “de entendimiento”, RV, RVR; Tit 1:15 “mente”, RV: “alma”; Rev 13:18 “entendimiento”, RV, RVR; 17.9: “mente”, RV, RVR); (b) consejos, propósito,de la mente de Dios (Rom 11:34 “la mente del Señor”, RV, RVR; 12.2: “entendimiento”, RV, RVR; 1Co 1:10 “mente”, RV, RVR; 2.16: “la mente”, RV, RVR, dos veces); (1) de los pensamientos y consejos de Dios (2) de Cristo, un testimonio de su deidad (Eph 4:23 “mente”, RV, RVR); (c) la nueva naturaleza, que pertenece al creyente en base del nuevo nacimiento (Rom 7:23 “mente”, RV: “espí­ritu”; v. 25: “mente”, RV, RVR), donde se contrasta con “la carne”, el principio del mal que domina al hombre caí­do. Bajo (b) puede incluirse 2Th 2:2 “modo de pensar” (RV: “sentimiento”), donde significa la determinación de mantenerse firme en medio de las aflicciones, mediante la confiada espera del dí­a del reposo y de la recompensa mencionados en el primer capí­tulo. Véanse ENTENDIMIENTO, MODO, PENSAR.¶ 2. dianoia (diavnoia, 1271), lit.: un pensar total, o sobre, meditación, reflexión. Significa: (a) como Nº 1, la facultad del conocimiento, entendimiento, de reflexión moral: (1) con un significado malo, una consciencia caracterizada por un impulso moral pervertido (Eph 2:3 “pensamientos”, RV, RVR, plural; 4.18: “entendimiento”, RV, RVR); (2) con un buen significado, la facultad renovada por el Espí­ritu Santo (Mat 22:37 “mente”, RV, RVR; Mc 12.30: “mente”, RV, RVR; Luk 10:27 “mente”, RV: “entendimiento”; Heb 8:10 “mente”, RV: “alma”; 10.16: “mente”, RV: “almas”; 1Pe 1:13 “entendimiento”, RV, RVR; 1 Joh 5:20 “entendimiento”, RV, RVR); (b) sentimiento, disposición, no como una función, sino como un producto: (1) en un mal sentido (Luk 1:51 “pensamiento”, RV, RVR); Col 1:21 “mente”, RV: “ánimo”); (2) en un buen sentido (2Pe 3:1 “entendimiento”, RV, RVR). Véanse ENTENDIMIENTO, PENSAMIENTO.¶ 3. fronema (frovnhma, 5427), denota lo que uno tiene en la mente, el pensamiento; el contenido del proceso expresado en froneo, tener en mente, pensar; o un objeto del pensamiento; en Rom 8:6 “el ocuparse”, dos veces (RV: “intención”); v. 7: “la mente” (RV: “la intención”). En el v. 27 se usa este término de la mente del Espí­ritu Santo, “intención” (, Nº 3, OCUPAR(SE).¶ Véase también Nota bajo , Nº 3. 4. nefros (nefrov”, 3510), riñón; cf. términos tales como nefritis, etc. Se usa, por lo general en forma plural, metafóricamente de la voluntad y de los afectos (Rev 2:23 “yo soy el que escudriña la mente” (RV: “los riñones”; cf. Psa 7:9; Jer 11:20; 17.10; 20.12). Se consideraba que los sentimientos y las emociones tení­an su asiento en los riñones.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

Las versiones españolas de la Biblia expresan toda una variedad de movimientos emocionales, volitivos e intelectuales por la palabra «mente». La Biblia no tiene una palabra para cerebro, y el sentido exacto de las varias palabras griegas y hebreas debe determinarse por su contexto, ya que ninguna de ellas tiene un significado preciso. Para expresar propósito, deseo, memoria, sentimiento, afecto, el hebreo usa lēḇ, lēḇāḇ, «corazón»; nepeš, «Principio de vida» (muchas veces traducido «alma»); rûaḥ, «espíritu»; yēṣer, «disposición». El NT tiene un registro más completo de la actividad de la conciencia humana. En el NT, «mente» puede apuntar a la facultad de pensar o de captación mental, lo que usualmente se traduce en la RV60 por «entendimiento» (Lc. 24:45). De esta forma, en 1 Co. 14:14–15, 19 el entendimiento se contrasta con un ejercicio espiritual en el cual la mente está inactiva (véase también Ap. 13:18; Fil. 4:7). En segundo lugar, «mente» puede representar la facultad intelectual o reflexiva del hombre, «la parte mental más elevada del hombre natural, la cual inicia sus pensamientos y planes» (Arndt). Es así la facultad que tiene que ver con las actitudes morales y las actividades. Si está controlada por el Espíritu Santo, la mente exhibe la correcta actitud hacia Dios y a su prójimo (Lc. 10:27; Ro. 12:2; 1 Co. 1:10) y la mente que en esta forma está entregada al servicio de Dios se contrasta con «la carne» (Ro. 7:24, 25) que es la naturaleza caída que todavía combate dentro del hombre regenerado. Aún la mente del creyente puede estar controlada por «la carne» (Col. 2:18), pero tal perversión de la mente se atribuye más al irregenerado (Ro. 1:28; 2 Co. 3:14; 4:4; 2 Ti. 3:8). Así que, la mente es en sí misma neutral, y su cualidad moral depende del poder que la gobierna. En forma similar, fronēma y froneō se usan para expresar la dirección del pensamiento, deseo y voluntad, sea en contra de Dios si está motivada por la carne, o bien en armonía con Dios si está motivada por el espíritu; es decir, la naturaleza renovada vitalizada por el Espíritu Santo (Ro. 8:5–7). Una variedad de términos griegos pueden expresar la idea similar de «inclinado» o «propenso».

BIBLIOGRAFÍA

  1. Laidlaw en HDB; Arndt s.v. nous.
  2. Clement Connell

RV60 Reina-Valera, Revisión 1960

HDB Hastings’ Dictionary of the Bible

Arndt Arndt-Gingrich, Greek-English Lexicon

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (385). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología