PRESCIENCIA

Presciencia (gr. prógní‡sis, “conocimiento previo”, “preconocimiento”). Aspecto de la omnisapiencia de Dios por el que los acontecimientos futuros son conocidos por él de antemano y sin mediar ninguna indicación objetiva de que están por ocurrir. El término sólo aparece en 1Pe 1:2, pero en el texto griego 943 también está en Act 2:23 (“anticipado conocimiento”). En Rom 8:29; 11:2; etc., se usa la forma verbal proginoskí‡, “conocer de antemano”. Las Escrituras no circunscriben de ningún modo el preconocimiento de Dios; en realidad, señalan su capacidad de discernir el futuro como una evidencia primaria de que él es Dios (Isa 42:9; 45:21; 46:10; 48:3-8). Es importante distinguir entre preconocimiento y predestinación.* “Conocer” no significa “determinar”, y no se debe forzar “preconocer” para que signifique “predeterminar”. En Act 2:23 el conocimiento previo de Dios con respecto a la muerte vicaria de Cristo está relacionado con su “plan” o propósito infinito de que Cristo muriera por los pecadores. Dios previó, también, que algunos aceptarí­an la salvación provista, y a los tales quiso darles el privilegio de llegar a ser hijos de Dios (Joh 1:12). Ordenó de antemano, o predestinó, a todos los que voluntariamente aceptaran el don de la salvación a “que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Rom 8:29). De este modo, en el caso de los seres humanos como agentes morales libres, la predestinación está relacionada con el preconocimiento. De acuerdo con el v 30, de los que están así­ predestinados a conformarse a la imagen de Cristo se dice que son “llamados”, “justificados” y “glorificados”. En forma similar, en 1Pe 1:2, la elección divina se debe considerar como basada en el “preconocimiento de Dios” con respecto a los que aceptarán su don de la salvación. Presente. Véase Don. Préstamo. Lo que se entrega a una persona para su uso temporario en caso de necesidad, y que debe ser devuelto a su dueño (ya sea el artí­culo o su equivalente). Prestar a un hermano en tiempo de necesidad era un deber y un honor entre los antiguos israelitas (Deu 15:7-11; 24:10, 11). A diferencia de la práctica moderna, el pueblo de Dios tení­a prohibido cobrar intereses (heb. neshek y tarbîth o marbîth) sobre un préstamo a un israelita pobre (Exo 22:25), pero esto siempre fue respetado (Jer 15:10; Eze 18:13). El cobro de intereses estaba permitido cuando el préstamo se hací­a a un extranjero (Deu 23:20). Dios vio que era necesario poner ciertas salvaguardias en favor de la persona desafortunada que tuviera que pedir un préstamo; por ejemplo, quien prestaba no podí­a retener como prenda un elemento de ropa, cuya privación pudiera causar dificultades a su dueño (Exo 22:26, 27; Deu 24:17), ni tampoco una piedra de molino, cuya falta dificultarí­a o imposibilitarí­a la preparación de los alimentos (Deu 24:6). Algunas veces, los deudores que no podí­an afrontar sus obligaciones se vendí­an como esclavos ellos mismos o a sus hijos (2Ki 4:1). Sin embargo, en tales casos debí­an servir sólo hasta el 7º año, o año de liberación (Lev 25:39-42; Deu 15:1, 2). En tiempos de Nehemí­as el hambre obligó a muchos judí­os muy pobres de Judá a pedir dinero prestado sobre sus propiedades y vender a sus hijos como esclavos para comprar alimentos y pagar sus impuestos, de modo que quedaron irremediablemente en deuda con sus compatriotas más ricos. Esta situación provocó la ira de Nehemí­as, y lo impulsó a dar pasos para corregir ese mal (Neh 5:1-12). Hay una posible alusión a la ley romana en la parábola de Cristo del siervo sin misericordia (Mat 18:25), en que siendo acreedor ordenó que su deudor insolvente fuera vendido con su familia y propiedades para ayudar a liquidar su deuda. Cristo hizo referencia al cobrar intereses en los negocios comunes sin condenarlo (Mat 25:27; Luk 19:23).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Ver “Omnisciencia”.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

Es la virtud divina de conocer las cosas antes que acontezcan. El término griego es prognosis. El Señor Jesús fue †œentregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios† (Hch 2:23). Los creyentes son †œelegidos según la p. de Dios Padre† (1Pe 1:2). Esto permite a Dios llamar †œlas cosas que no son, como si fuesen† (Rom 4:17). El NT también usa el verbo proginosko (saber de antemano). Así­, se nos dice que †œa los que antes conoció, también los predestinó† (Rom 8:29). Para ello hizo una provisión en Cristo, quien fue †œ… ya destinado desde antes de la fundación del mundo† (1Pe 1:20). Pablo también utiliza el término para señalar que Dios, habiendo conocido desde antes a su pueblo, no lo iba a abandonar (†œNo ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció† [Rom 11:2]). Las Escrituras enseñan, sin embargo, que el hecho de que Dios puede conocer todas las cosas que sucederán no afecta en nada la responsabilidad moral del hombre, que tiene que dar cuenta de sus hechos.

Esta capacidad divina es totalmente incomprensible para la mente humana. Pero dentro de sus limitaciones los hombres pueden saber de antemano algunas cosas, pues leemos en 2Pe 3:17 : †œAsí­ que vosotros, hermanos, sabiéndolo de antemano, guardaos…†. 3:17).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, DOCT

vet, (gr.: “prognõsis”). Un conocimiento de personas y circunstancias antes de que existan. Es uno de los atributos divinos de Dios por el cual le son conocidas las personas y determinados los eventos por adelantado. Se trata de un poder totalmente más allá de la capacidad de comprensión de la mente humana. El nombre “prognõsis” se traduce “anticipado conocimiento” (Hch. 2:23) y “presciencia” (1 P. 1:2). El verbo relacionado, “proginõskõ”, se traduce variamente: “antes conoció” (Ro. 8:29); “desde antes conoció” (Ro. 11:2); “ya destinado” (1 P. 1:20); “sabiéndolo de antemano” (2 P. 3:17). Se ha de señalar que la presciencia de Dios no elimina en absoluto la capacidad del hombre como agente moral responsable (Ro. 1:18-2:6).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

prognosis (provgnwsi”, 4268), conocimiento anticipado (véase ANTICIPADO). Se traduce “presciencia” en 1Pe 1:2:

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

En lenguaje teológico, la palabra presciencia designa el conocimiento anticipado o visión anticipada que Dios tiene con respecto a todos los sucesos futuros y su curso. Las Escrituras, en forma constante, representan a Dios como conocedor de todas las cosas, reales o posibles, pasadas, presentes y futuras. Mientras el conocimiento humano es muy limitado y se deriva de la observación y de un proceso de razonamiento, la presciencia divina es ilimitada e intuitiva, innata e inmediata. En primer lugar, involucra un conocimiento de Dios mismo en todas sus relaciones y, en segundo lugar, un conocimiento de todas las cosas que se incluyen en su plan eterno. Así se proporciona la base para la profecía.

Lo que nosotros denominamos «pasado», «presente» y «futuro», es todo «presente» en la mente divina. Se puede describir mejor como un eterno «ahora». Isaías describe a Dios como el «alto y sublime, el que habita la Eternidad» (Is. 57:15); y el salmista dice: «Mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche» (Sal. 90:4). De aquí que los sucesos que vemos ocurrir en el tiempo son los que Dios ha designado y establecido ante sí desde la eternidad. El tiempo (véase) es, así, una propiedad de la creación finita y es objetiva para Dios. Él está por sobre el tiempo y lo ve, pero no está condicionado por él.

La Escritura nos enseña, en forma muy explícita, que Dios actúa en conformidad con un plan. Y, al conocer ese plan, conoce el futuro. «El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones» (Sal. 33:11). «Yo soy Dios y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho» (Is. 46:9, 10).

Probablemente, el problema más difícil con respecto a la presciencia tenga relación con el libre albedrío y la responsabilidad moral de los hombres. La Biblia enseña la soberanía de Dios, en la que se le representa predestinándolo todo y controlando todos los acontecimientos, y también enseña el libre albedrío del hombre, en que éste hace sus decisiones y es moralmente responsable (Hch. 4:27, 28; Ef. 1:11; Ro. 8:29, 30; Sal. 33:11; Is. 14:14; Lc. 22:22; Dn. 4:35; Job 43:2). No se hace intento alguno de dar una completa explicación de este misterio. La teología calvinista enfatiza la doctrina de la soberanía de Dios mientras al mismo tiempo insiste en que el hombre es libre dentro de los límites de su naturaleza y en que es moralmente responsable. El arminianismo, (véase) por otra parte, pone el conocimiento anticipado en lugar de la predestinación. Algunos reconocen que Dios conoce anticipadamente todas las cosas. Otros dicen que preconoció todos los acontecimientos conocibles, pero que los actos libres de las personas son, por su naturaleza misma, inciertos. Pero esto no soluciona el problema. Porque, si se reconoce la presciencia de Dios respecto de todas las cosas, entonces los actos de los hombres se hacen tan ciertos como si hubieran sido ordenados anticipadamente. Pero si limitamos lo que Dios puede conocer anticipadamente, entonces lo estamos presentando como un Dios que no conoce gran parte del futuro y que va adquiriendo grandes cantidades de conocimiento cada día. Esto implica también que sus planes están sujetos a cambio, a fin de acomodarse a las circunstancias cambiantes.

BIBLIOGRAFÍA

C.W. Hodge en ISBE; A. Stewart en HDB.

Loraine Boettner

ISBE International Standard Bible Encyclopaedia

HDB Hastings’ Dictionary of the Bible

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (486). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología