SEGURO, SEGURIDAD

La fe está firme porque la verdad del cristianismo es segura, garantizada. Es la realización de las misericordias fieles (pistos) a David (Hch. 13:34), las promesas de Dios a Abraham (Heb. 6:13–19) y la palabra profética (2 P. 1:19). Así, pues, el evangelio (véase) no está basado en mitos o fábulas artificiosas (2 P. 1:16). Viniendo de Dios, el evangelio es la cumbre del movimiento redentivo de Dios en la historia (cf. Heb. 2:2–3; Ro. 15:8; 1 Co. 1:6).

La seguridad firme se basa en la resurrección de Jesús (Hch. 13:34), el testimonio ocular de su majestad (2 P. 1:19) y el conocimiento de Dios (2 Ti. 2:19). Dado que la fe es el camino a la salvación, las promesas de Dios son seguras (bebaios) para todos los hombres (Ro. 4:16). De esta forma, en Cristo tenemos una «segura» (asfalēs) y «firme» (bebaia) anda para el alma (Heb. 6:19). La fe no es un salto ciego, sino una elección inteligente, la entrega de uno mismo a una salvación garantizada.

El individuo puede «asegurar» (bebaios) su llamamiento y elección, esto es, asegurarse a sí mismo de la realidad de su salvación, por medio de reforzar su fe en Cristo por medio de características que se asemejan a Cristo (2 P. 1:5–10).

«Seguridad» (enguos), esta palabra se usaba en documentos legales y de negocios para indicar la garantía de un contrato (MM). En el AT, Judá se puso por garantía de Benjamín (Gn. 43:9; 44:32). En el NT, enguos sólo se encuentra en Hebreos 7:22. Jesús, como nuestro Sumo Sacerdote eterno, es nuestro fiador de que el nuevo pacto no será reemplazado como lo fue el antiguo. Podemos creer en el carácter definitivo del cristianismo (véase); nuestra creencia se basa en la sólida realidad de la posición inmutable de Cristo como el mediador entre Dios y el hombre.

Fred L. Fisher

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (566). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología