SEOL

v. Hades, Infierno, Sepulcro
Num 16:33 descendieron vivos al S, y los cubrió la
Deu 32:22 arderá hasta las profundidades del S
2Sa 22:6; Psa 18:5 ligaduras del S me rodearon
Job 17:13 si yo espero, el S es mi casa; haré mi
Job 24:19 nieve; así también el S a los pecadores
Job 26:6 el S está descubierto delante de él, y el
Psa 6:5 porque en .. en el S, ¿quién te alabará?
Psa 9:17 los malos serán trasladados al S, todas
Psa 16:10 porque no dejarás mi alma en el S, ni
Psa 49:15 Dios redimirá mi vida del poder del S
Psa 55:15 desciendan vivos al S .. hay maldades
Psa 86:13 has librado mi alma de las .. del S
Psa 88:3 mi alma está .. y mi vida cercana al S
Pro 5:5 pies .. a la muerte; sus pasos conducen al S
Pro 9:18 convidados están en lo profundo del S
Pro 15:11 S y el Abadón están delante de Jehová
Pro 27:20 el S y el Abadón nunca se sacian ; así
Pro 30:16 el S, la matriz estéril, la tierra que no se
Isa 5:14 por eso ensanchó su interior el S, y sin
Isa 14:9 el S abajo se espantó de ti; despertó
Isa 14:15 derribado eres hasta el S, a los lados
Isa 28:15 hicimos convenio con el S; cuando pase
Isa 38:10 a la mitad de mis días iré a las .. del S
Isa 38:18 el S no te exaltará, ni te alabará la
Isa 57:9 y te abatiste hasta la profundidad del S
Eze 32:21 en medio del S hablarán a él los fuertes
Hos 13:14 la mano del S los redimiré, los libraré
Amo 9:2 aunque cavasen hasta el S, de allá los
Jon 2:2 desde el seno del S clamé, y mi voz oíste


en el A.T., término de origen desconocido con el que designa las profundidades de la tierra, Dt 32, 22; es el lugar a donde van los muertos, es su mansión, Gn 37, 35; buenos y malos, Nm 16, 33; 1 S 28, 19; Sal 9, 18; 31 (30), 18; 89 (88), 49; Ez 32, 17-32. Es un sitio lúgubre, Jb 17, 13; silencioso, donde la existencia se reduce al mí­nimo, Qo 9, 10; donde ni siquiera se alaba a Dios, Sal 6, 6; 30 (29), 10; 88 (87), 4-7 y 11-13; 115 (113 B), 17-18; Si 17, 27; Is 38, 18; Ba 2, 27.

Este concepto éste que prevaleció antes de que apareciera la doctrina de la recompensa de ultratumba, del destino diferente de los justos al de los impí­os, de la inmortalidad del hombre, de la resurrección. ® Resucitar. Septuaginta, latí­n setenta. Con este nombre, como también de los Setenta, se designa la antigua traducción del A. T. del hebreo al griego, y existe la creencia de que fueron setenta sabios los que la llevaron a cabo la traducción, de donde su abreviatura en números romanos LXX. Si este número de traductores no es verdadero, sí­ lo es que fueron varios. Esta versión llenó la necesidad de leer las Escrituras en los judí­os que ya no viví­an en Palestina y no hablaban el hebreo, versión que también fue el A. T. de uso de los primeros cristianos. ® versiones.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., she†™ol). En el AT, se refiere al lugar al que iban todos los muertos, inmediatamente al morir. Algunas veces, la RVR-1909 lo traduce †œsepultura†, algunas veces †œinfierno†, dependiendo de si los individuos son vistos o no en el pasaje respectivo como justos, mas este procedimiento involucra el importar distinciones al AT que no fueron clarificados hasta el ministerio de Jesús. La VM-1893 prefiere traducir she†™ol como †œsepultura† (exceptuando ocho pasajes) y colocando el nombre mismo en una nota al pie de página, un procedimiento que ni es provechoso ni justificable. Parece mejor —como en la RVA, RVR-1960 y (excepto para el Psa 49:14) BJ— no traducir she†™ol, porque es un nombre.

El At presenta tres puntos principales en relación con she†™ol :
( 1 ) Todos los muertos por igual van allá (p. ej., Gen 37:35; Isa 14:9 ss.).
( 2 ) Seol es en cierto sentido no especificado la suerte del impí­o. Referencias tales como Psa 6:5; Psa 30:3, Psa 30:9; Psa 88:3-6 (comparar Job 17:13-16; Isa 38:18) son muchas veces citadas según se afirma mostrando que el AT no tení­a conocimiento de esperanza alguna después de la muerte, que los muertos son apartados del Señor y él de ellos. En todas estas referencias, sin embargo, los que hablan se creen estar enfrentando la muerte bajo la ira de Dios, apartados de él, sin indicación alguna del favor divino. El AT no trata el tema más allá; existe cierto sentido indefinido en el cual el Seol incluye a los que murieron bajo la ira en separación de Dios: el Dios que sus iniquidades habí­an ofendido.
( 3 ) Por otra parte, existen los que pueden confiadamente considerar el futuro con gloria (Psa 73:23-24), y esto es visto como redención del Seol (Psa 49:14-15). Mas otra vez, no somos ayudados por posteriores revelaciones del AT sobre el punto. Tenemos que esperar por el que sacó la vida y la inmortalidad a la luz por el evangelio (2Ti 1:10).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

†¢Infierno.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, DOCT ESCA

ver, CASTIGO ETERNO

vet, (HADES) (heb. “Sh’õl”; gr. “Hades”: Sal. 16:10; Hch. 2:27). La etimologí­a de los dos términos es dudosa. “Sh’õl” puede significar “insaciable” (Pr. 27:20; 30:15-16). “Hades” podrí­a significar “invisible”. Los judí­os llamaban Seol al lugar a donde se dirigí­an todos los muertos, bienaventurados o no (Ec. 9:3, 10). El patriarca que morí­a era “unido a su pueblo” (Gn. 25:8, etc.). Samuel afirma a Saúl y a sus hijos que al dí­a siguiente ellos estarí­an donde él se encontraba (1 S. 28:19). David, llorando a su hijo, dijo que él se reunirí­a con su pequeño (2 S. 12:23); al morir, el rey “durmió con sus padres” (1 R. 2:10). Se hablaba de “descender al Seol”, como si estuviera cerca de la tumba o como si los cuerpos fueran depositados allí­ (Nm. 16:30-33; Ez. 31:17; Am. 9:2; cfr. Ef. 4:9). El Seol era considerado en el AT como lugar de olvido y de reposo para el creyente (Jb. 3:13-19). En Eclesiastés, donde se contempla todo desde la perspectiva de “debajo del sol”, todo vuelve al polvo, tanto el hombre como la bestia (Ec. 3:19-21); los muertos nada saben, nada poseen ni ninguna obra hacen, y no tienen ya parte en nada de lo que se hace bajo el sol (Ec. 5:14). Sin embargo, en otros pasajes del mismo libro se admite claramente que, aunque los muertos ya no tienen relación con la actividad de esta tierra, siguen existiendo (Ec. 11:9; 12:7, 14). En muchos otros pasajes del AT también se hallan alusiones a la existencia de las almas en el Seol; cfr. Samuel (1 S. 28:15). Los impí­os mantienen su personalidad en el Seol (Is. 14:9-10; Ex. 32:21-31). El Seol está abierto y expuesto a la mirada de Dios (Jb. 26:6; Pr. 15:1), y su misma presencia se hace sentir a los suyos (Sal. 139:8). Los creyentes del AT tení­an además la certidumbre de la gloria futura y de la resurrección del cuerpo (Jb. 19:25-27; Sal. 16:8-11; 17:15; 49:14-16; 73:24-26; Dn. 12:2-3). El arrebatamiento de Enoc y de Elí­as (Gn. 5:24; 2 R. 2:11) confirma esta idea. En el NT, además, el Señor presenta unos incidentes del AT que muestran la fe de los antiguos en el más allá (Mt. 22:31-32; Lc. 20:38). En el perí­odo precedente a la primera venida de Cristo, los judí­os distinguí­an entre dos partes del Seol: una, reservada a los impí­os, atormentados desde el momento de su partida de este mundo; la otra, reservada a los bienaventurados, y llamada “paraí­so” o “seno de Abraham”. El mismo Jesús empleó estas expresiones y dio notables precisiones acerca de la morada de los muertos (Lc. 16:19-31). Desde su partida de este mundo, el creyente gozaba de consuelo y reposo. Este era el “paraí­so” prometido al ladrón en la cruz el mismo dí­a de su muerte (Lc. 23:43). En cambio, el impí­o, en plena posesión de sus facultades y memoria, sufre en un lugar del que no puede salir. Este lugar de tormento es un encarcelamiento previo: espera allí­ la resurrección de los impí­os, el Juicio Final y la reclusión eterna que tendrá lugar en el infierno. (Véase CASTIGO ETERNO.) Se produjo un gran cambio en la morada de los muertos bienaventurados al descender allí­ Cristo. Según la profecí­a, el Señor no fue dejado allí­ (Sal. 16:8-11) por cuanto era imposible que El fuera retenido por los lazos de la muerte (Hch. 2:24). Salido de la tumba, “subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres” (Ef. 4:8-10). Los comentaristas creen que, en Su glorificación, Cristo liberó del Seol a los muertos creyentes, y los llevó con El al cielo mismo. El hecho es que desde entonces todos los que mueren en la fe, en lugar de descender a la morada de los muertos, van directamente a la presencia del Señor. Así­, Pablo prefiere partir, y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor (Fil. 1:21-24; cfr. 2 Co. 5:6-8). La muerte viene a ser para nosotros “ganancia”; de hecho, deja de ser muerte como tal (Jn. 11:25). Siendo que el Seol, o morada de los muertos, no es nada más que una cosa provisional, dejará de existir en el momento del Juicio Final. Entonces será echado “en el lago de fuego”. Junto con aquellos muertos impí­os en su seno, es, por así­ decirlo, derramado en el infierno eterno que tendrá entonces su comienzo (Ap. 20:13-14). (Véase CASTIGO ETERNO.)

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

Palabra de origen incierto, que indica en la concepción bí­blica un lugar de sombras en el fondo de la tierra, donde bajaban todos los muertos sin distinción alguna, del que no pueden subir y en el que llevaban una vida disminuida; poco a poco se va considerando como el reino de la muerte. ->infierno.

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Sepultura común de la humanidad; el dominio del sepulcro; no se refiere a una sepultura individual (heb. qé·ver, Jue 16:31; qevu·ráh, Gé 35:20) ni a una tumba individual (heb. ga·dhí­sch, Job 21:32).
Aunque se han propuesto diversas teorí­as para explicar el origen de la palabra hebrea sche´óhl, al parecer se deriva del verbo hebreo scha·´ál, que significa †œpedir; solicitar†. Samuel Pike escribió con respecto al Seol en A Compendious Hebrew Lexicon que se trata del †œrecinto común o región de los muertos; deriva su nombre de la insaciabilidad de la sepultura, como si siempre estuviese pidiendo o reclamando más† (Cambridge, 1811, pág. 148). Esto parece indicar que el Seol es el lugar (no una condición) que pide o reclama a todos sin hacer distinción, ya que acoge en su interior a los muertos de la humanidad. (Gé 37:35, nota; Pr 30:15, 16.)
El término hebreo sche´óhl aparece 65 veces en el texto masorético. La versión católica Torres Amat lo traduce (a veces con añadidos en bastardillas) †œinfierno(s)† 42 veces; †œsepulcro†, 17 veces; †œmuerte†, 2 veces, y †œsepultura†, †œmortuorias†, †œprofundo†, †œa punto de morir† y †œabismo†, 1 vez cada una. En la Versión Valera de 1909, sche´óhl se traduce †œinfierno† 11 veces; †œsepulcro†, 30 veces; †œsepultura†, 13 veces; †œabismo†, 3 veces; †œprofundo†, 4 veces; †œhuesa†, 2 veces; †œfosa†, 2 veces, y †œhoyo†, 1 vez. Además, en Isaí­as 7:11, el texto hebreo leí­a originalmente sche´óhl, y se tradujo †œHades† en las antiguas versiones griegas de Aquila, Sí­maco y Teodoción, e †œinfierno†, en algunas versiones castellanas (BR, Scí­o, TA; véase NM, nota).
No existe ninguna palabra española que transmita con exactitud el mismo sentido que el término hebreo sche´óhl. Collier†™s Encyclopedia (1986, vol. 12, pág. 28) comenta sobre el empleo de la palabra †œinfierno† en la traducción bí­blica: †œPuesto que el Seol de los tiempos veterotestamentarios se referí­a simplemente a la morada de los muertos sin indicar distinciones morales, la palabra †˜infierno†™, según se entiende hoy dí­a, no es una traducción idónea†. Un buen número de versiones castellanas transliteran la palabra al español (†œSeol† u otras formas parecidas) con una mayor o menor uniformidad (BAS, BJ, CB, CI, EMN, FS, Ga, NC, NM, SA, Val).
La Encyclopædia Britannica (edición 1971, vol. 11, pág. 276) comenta con respecto a Seol: †œEl Seol estaba situado en alguna parte †˜debajo†™ de la tierra. […] La condición de los muertos no era ni de dolor ni de placer. Tampoco se asociaba con el Seol la recompensa para los justos ni el castigo para los inicuos. Lo mismo buenos que malos, tiranos que santos, reyes que huérfanos, israelitas que gentiles, todos dormí­an juntos sin conciencia los unos de los otros†.
Mientras que la enseñanza griega de la inmortalidad del alma humana se infiltró en el pensamiento religioso judí­o en siglos posteriores, el registro bí­blico muestra que Seol se refiere a la sepultura común de la humanidad como un lugar de inconsciencia. (Ec 9:4-6, 10.) Los que están en el Seol no alaban ni mencionan a Dios. (Sl 6:4, 5; Isa 38:17-19.) Sin embargo, no se puede decir que simplemente representa †˜un estado de separación de Dios†™; según las Escrituras, tal enseñanza es insostenible, pues muestran que el Seol está †œenfrente de† El y que Dios está †œallí­†. (Pr 15:11; Sl 139:7, 8; Am 9:1, 2.) Por esta razón, cuando Job anhelaba que se le liberase de su sufrimiento, oró que pudiera ir al Seol, y pidió además que más tarde Jehová lo recordara y lo llamara de allí­. (Job 14:12-15.)
Por todas las Escrituras inspiradas se asocia continuamente al Seol con la muerte y no con la vida. (1Sa 2:6; 2Sa 22:6; Sl 18:4, 5; 49:7-10, 14, 15; 88:2-6; 89:48; Isa 28:15-18; compárese también Sl 116:3, 7-10 con 2Co 4:13, 14.) Se habla del Seol como una †œtierra de oscuridad† (Job 10:21) y un lugar de silencio. (Sl 115:17.) Parece ser que Abel fue el primero en ir al Seol. Desde entonces, innumerables millones de muertos humanos se le han unido en el polvo del suelo.
En el dí­a del Pentecostés de 33 E.C., el apóstol Pedro citó del Salmo 16:10 y lo aplicó a Cristo Jesús. Cuando Lucas citó las palabras de Pedro, utilizó la palabra griega hái·des, mostrando con ello que el Seol y el Hades se refieren a la misma cosa, la sepultura común de la humanidad. (Hch 2:25-27, 29-32.) Durante el reinado de mil años de Jesucristo, el Seol, o Hades, será vaciado y destruido, ya que se resucitará a todos los que se hallen en él. (Rev 20:13, 14; véanse HADES; INFIERNO; SEPULCRO.)

Jonás y el Seol. El relato acerca de Jonás dice que †œJonás oró a Jehová su Dios desde las entrañas del pez y dijo: †˜Desde mi angustia clamé a Jehová, y él procedió a responderme. Desde el vientre del Seol grité por ayuda. Oí­ste mi voz†™†. (Jon 2:1, 2.) De modo que Jonás estaba comparando el interior del pez con el Seol. Su situación en el interior del pez se asemejaba a la muerte, pero Jehová hizo que su vida ascendiera del hoyo, o Seol, conservándolo vivo y haciendo que el pez lo vomitase. (Jon 2:6; compárese con Sl 30:3.)
Jesús comparó el que Jonás estuviese en el vientre del pez con lo que sucederí­a en su propio caso al decir: †œPorque así­ como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres dí­as y tres noches, así­ el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres dí­as y tres noches†. (Mt 12:40.) Aunque Jesús no utilizó la palabra †œSeol† (Hades) en este pasaje, el apóstol Pablo sí­ empleó la palabra †œHades† al referirse a la muerte y resurrección de Jesús. (Hch 2:27.)
Brynmor F. Price y Eugene A. Nida comentan sobre la palabra †œSeol†: †œLa palabra aparece con frecuencia en los Salmos y el libro de Job para referirse al lugar al que van a parar todos los muertos. Se representa como un lugar oscuro, en el que no existe ninguna actividad propiamente dicha. No se hace en él ninguna distinción moral, por lo que †˜infierno†™ [DK; Mod; Val, 1868] no es una traducción apropiada, pues implica un contraste con el †˜cielo†™ como morada de los justos que han muerto. En cierto sentido, hablar de †˜la sepultura†™ de manera genérica es un equivalente aproximado, con la salvedad de que Seol es una sepultura común en la que se hallan todos los muertos. […] En vista de que Jonás se hallaba atrapado en el interior del pez, puede que en este pasaje [Jonás 2:2] se haya considerado apropiado el uso de esta metáfora en particular†. (A Translators Handbook on the Book of Jonah, 1978, pág. 37.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

sheFuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento

La palabra «Seol» se usa a través de todo el AT en dos sentidos: (1) literalmente, de un lugar profundamente bajo tierra donde los muertos moran (Dt. 32:22; Is. 14:9, 15) y (2) figuradamente, en cuanto a un grave peligro o sufrimiento (Sal. 116:3; Jon. 2:2ss.). El hadēs (véase) del NT, «el mundo de los muertos», lleva consigo la misma idea (Lc. 10:15; Hch. 2:27; cf. Sabiduría de Salomón 16:13). Expresiones paralelas son bôr, «tumba» (Is. 14:15; Sal. 88:4), šaḥaṯ, «[lugar de] corrupción» (Sal. 16:10; Ez. 28:8), y ʾăḇaddôn, «[lugar de] destrucción» (Job 26:6; 28:22).

El Seol se describe uniformemente en el AT como la morada eterna y amoral de tanto justos como injustos. No hay castigo ni recompensa en el Seol. Se entra por la muerte a la tierra del olvido (Sal. 88:13; Job 10:21), tinieblas (Job 38:17), polvo (Dn. 12:2), estado de letargo (Job 14:12), en el cual no hay «obra o pensamiento o conocimiento o sabiduría» (Ec. 9:10; Is. 38:10–20). Esto no implica extinción, ya que el guerrero muerto se le reconoce por sus armas (Ez. 32:27), allí están los adornos y tronos de los reyes (Is. 14:9–11), Samuel retiene su ropa (1 S. 28:14), y los muertos dan la bienvenida a los que recién llegan (Is. 14:9). Los hombres todavía existen en el Seol, sólo que en una forma que no puede llamarse verdaderamente vida. Son rәp̄āʾîm, «seres hundidos y sin poder alguno», de quienes se fue el poder vital (nep̄eš) de la vida (Is. 14:9–10). Sólo son réplicas oscuras de lo que fueron.

En Dn. 12:2 se nota un desarrollo en el concepto, donde el Seol es el lugar intermedio donde moran ciertos impíos y justos (los «muchos»), mientras que para el resto permanece la morada eterna. A la clase especial de justos se le da «vida eterna», mientras que los impíos son condenados a «vergüenza y confusión perpetua» (cf. también Is. 26:19).

BIBLIOGRAFÍA

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Robert B. Laurin

BDB Brown, Driver and Briggs, Hebrew-English Lexicon of the OT

KB Koehler-Baumgartner, Lexicon in Veteris Testamenti Libros

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (570). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología

Esta palabra se usa en el AT para el lugar de los muertos. La derivación del vocablo heb. še˒ôl es incierta. Se han propuesto dos teorías principales.

a. Algunos han sugerido que viene de una forma debilitada de la raíz š˓l, de la que se derivan los vocablos para hablar de una mano ahuecada (Is. 40.12) y un sendero profundo (entre viñas, Nm. 22.24). En el heb. posbíblico ša˓al significa la “profundidad” del mar. Si esta derivación es correcta, el sentido original ha de ser el lugar hueco, o más probablemente, profundo.

b. Más son los eruditos que ahora sostienen el punto de vista de que deriva de la raíz š˒l que significa “pedir” o “inquirir”. En este caso puede haber sido originalmente el lugar de averiguación, donde se podía obtener oráculos. La raíz š˒l se usa frecuentemente en el AT para oráculos de consulta, pero esta idea no es por cierto la principal en la concepción del Seol. Hay una relación de pensamiento con esta raíz en la personificación del Seol como monstruo insaciable con la boca abierta (Is. 5.14; cf. Hab. 2.5, etc.). Delitzch (comentario sobre Is. 5.14) pensaba que se había encontrado una palabra as. equivalente en šualu, pero Jensen y otros han negado la existencia de esta palabra (cf. Transactions of the Society of Biblical Archaeology 8, 1885, pp. 269).

El significado de Seol gira en torno a las ideas de la tumba, el mundo inferior, y el estado de muerte. En todo el antiguo Cercano Oriente, como en otras partes, se consideraba que los muertos existían en una esfera subterránea conocida en bab. como aralu y en ugarítico como ˒ereṣ, ‘tierra’. Pero mientras estos eran gobernados por sus propios dioses, Yahvéh era el gobernador del Seol.

El Seol se encontraba debajo de la superficie de la tierra (Ez. 31.15, 17; Sal. 86.13), era un lugar donde había polvo (Job 17.16), oscuridad (Job 10.21), silencio (Sal. 94.17) y olvido (Sal. 88.12). A veces las distinciones que se hacen en la vida terrenal parecen continuar en el Seol (Is. 14.9; Ez. 32.27), pero es siempre un lugar donde hay debilidad y falta de gozo.

En algunos pasajes el Seol tiene aspecto punitivo (p. ej. Sal. 49.13–14) y la entrega prematura al Seol es una forma de juicio. El AT ve la vida terrenal como el campo para el servicio a Yahvéh; es allí donde puede ser recibida su palabra, donde se pueden ofrecer sus sacrificios, donde se pueden experimentar sus intervenciones. Por lo tanto, en un sentido muy real estar en el Seol es estar separado de su mano (Sal. 88.3–5). No obstante, Yahvéh está presente en el Seol (Sal. 139.8) y por otra parte puede librar de él (Sal. 16.10).

Algunos han visto en palabras tales como ˒abaddôn, ‘destrucción’ (Job 31.12; 26.6; 28.22; Sal. 88.11; Pr. 15.11; 27.20), šaḥaṯ, ‘fosa’, y quizá a veces también ‘corrupción’ (E. F. Sutcliffe, The Old Testament and the Future, 1946, pp. 39s; Job 33.24; Sal. 16.10; Ez. 28.8, etc.) y bôr, ‘fosa’ (Sal. 30.3; Ez. 31.14), un lugar de castigo dentro del Seol. Pero ningún pasaje donde aparecen exige esta interpretación, y la idea no se ha formulado explícitamente en el AT. Es mejor considerar estas palabras como sinónimas de Seol, con la que todas aparecen a veces paralelamente.

En la literatura judía posterior nos encontramos con divisiones para los malos y los justos dentro del Seol, en las que cada cual experimenta un anticipo de su destino final (Enoc 22.1–14). Esta idea parecería ser el fundamento de las imágenes de la parábola del rico y Lázaro en Lc. 16.19–31. El vocablo gr. hadēs que se usa en este pasaje representa el mundo inferior, o reino de los muertos, en los clásicos. En la LXX casi siempre traduce še˒ôl, y en el NT la Pes. traduce šeyûl. Por lo tanto es el equivalente neotestamentario de Seol. Se usa en relación con la muerte de Cristo en Hch. 2.27, 31, que cita el Sal. 16.10. En Mt. 16.18 Cristo dice que las puertas del Hades (cf. Is. 38.10; Sal. 9.13; 107.18) no prevalecerán contra su iglesia. Como las puertas de las ciudades son esenciales para que puedan ejercer su poder, el significado aquí es probablemente el poder de la muerte. La frase “hasta el Hades será abatida” en Mt. 11.23 se entiende mejor metafóricamente, con referencia a las profundidades de la vergüenza. En Ap. Cristo tiene las llaves de la muerte y del Hades (1.18). El poder de los mismos (6.8) es quebrado y son lanzados al lago de fuego (20.13–14).

Bibliografía. G. Gerleman, “Reino de los muertos”, °DTMAT, t(t). II, cols. 1053–1057; W. Eichrodt, Teología del Antiguo Testamento, 1975, t(t). II, pp. 217–221; H. Bietenhard, “Infierno”, °DTNT, t(t). II, pp. 347–353.

R. H. Charles, A Critical History of the Doctrine of a Future Life, 1913; A Heidel, The Gilgamesh Epic and OT Parallels, 1946, p . 137–223; N. J. Tromp, Primitive Conceptions of Death and the Nether World in the OT, 1969; H. Bietenhard, en NIDNTT 2, pp. 205–210.

D.K.I.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico