1. Tipos de guerra. a. Guerras ofensivas – Teología Bíblica de la Guerra

Teología Bíblica de la Guerra

En el contexto del Antiguo Testamento, se registran casos en los que Israel emprendió guerras ofensivas con el propósito de expandir su territorio y aumentar su influencia política. Estas guerras ofensivas se consideraban parte del cumplimiento de la voluntad de Dios y estaban respaldadas por una justificación teológica y legal.

1. Expansión territorial y cumplimiento de promesas: En el Antiguo Testamento, Dios había prometido a Abraham y a sus descendientes una tierra como herencia (Génesis 12:7, 15:18). La conquista y la expansión territorial se veían como una forma de cumplir estas promesas divinas y establecer la nación de Israel en la tierra prometida.

2. Liderazgo divino y aprobación: Antes de emprender una guerra ofensiva, se esperaba que el liderazgo militar y religioso de Israel buscara la dirección y aprobación de Dios. En ocasiones, Dios daba instrucciones específicas y prometía estar con ellos en la batalla para asegurar la victoria (por ejemplo, la conquista de Jericó en Josué 6).

3. Justificación y causa justa: Para emprender una guerra ofensiva, se consideraba necesario tener una causa justa, como la defensa propia, la protección de la justicia o el cumplimiento de los mandamientos y la voluntad de Dios. Se veía como una forma de luchar contra la opresión o la maldad de las naciones vecinas.

4. Autoridad legítima: La guerra ofensiva era llevada a cabo bajo la autoridad legítima del liderazgo militar y religioso de Israel. Esto incluía la dirección de los jueces, los reyes y los profetas, quienes asumían la responsabilidad de liderar a Israel en la batalla y tomar decisiones estratégicas.

Es importante tener en cuenta que estas guerras ofensivas en el Antiguo Testamento deben interpretarse dentro de su contexto histórico y cultural. Las circunstancias y los valores de esa época eran diferentes a los actuales, y las narrativas bíblicas reflejan una comprensión teológica y ética particular en ese contexto. Además, es esencial interpretar estos relatos en consonancia con los principios éticos y morales más amplios que se encuentran en la totalidad de las Escrituras.