La Biblia enseña claramente que Dios hizo “de una sola sangre todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra” ( Hechos 17:26 ). También nos dice que Eva “fue la madre de todos los vivientes” ( Génesis 3:20 ).
Por lo tanto, la iglesia de Dios enseña que Dios creó a Eva con la capacidad de producir hijos con las variadas características que ahora se manifiestan en las diferentes razas. Debe haber habido una gran diversidad en su descendencia.
Normalmente, los individuos de características similares se atraen entre sí. Los hijos y nietos de Adán y Eva se habrían separado naturalmente en familias de personas racialmente similares y, al continuar casándose dentro de sus propios grupos, se habrían establecido rasgos raciales distintos.
Dios nos dice que Él separó las familias de los hombres y decretó los límites de sus lugares de habitación ( Deuteronomio 32:8 ; Hechos 17:26 ). Las barreras naturales, como las cadenas montañosas y los océanos, habrían servido para mantener separadas a las familias raciales y evitar la fusión.
Por lo tanto, Dios tuvo la intención de que hubiera diferentes razas, y Él hizo que se desarrollaran. No obstante, Él considera que todos los humanos son Sus hijos a través de Adán y tiene la intención de que todos los que se arrepientan y venzan, sin importar de qué raza provengan, finalmente reciban la filiación en Su Reino ( I Timoteo 2: 4 ; II Pedro 3: 9 ; Apocalipsis 21:3-7 ). No hay acepción de personas con Dios ( Lucas 20:21 ; Hechos 10:34-35 ; Romanos 2:11 ).