El escenario bíblico en el que Dios se presenta como “Yo Soy el que Soy” ocurre en Éxodo 3:14, durante el encuentro de Moisés con Dios en la zarza ardiente. Este es un evento significativo que se desarrolla dentro de un contexto histórico y cultural específico.
En este tiempo, los israelitas han estado viviendo en Egipto durante generaciones. Aunque inicialmente fueron bien recibidos debido a José, con el tiempo se han convertido en esclavos y son oprimidos por el faraón y los egipcios.
Moisés, un israelita que fue adoptado y criado en la familia real egipcia, ha huido a Madián después de matar a un egipcio que maltrataba a un esclavo israelita. Allí se ha establecido como pastor de ovejas.
El relato de Éxodo 3 comienza con Moisés pastoreando el rebaño de su suegro Jetro, el sacerdote de Madián, en el desierto cerca del Monte Horeb, también conocido como la montaña de Dios. Allí, Dios se aparece a Moisés en forma de una zarza que arde sin consumirse. Dios llama a Moisés y le da instrucciones para que regrese a Egipto para liberar a los israelitas de la esclavitud.
Cuando Moisés pregunta cómo debe presentar a Dios a los israelitas, Dios responde: “Yo Soy el que Soy”. Esta respuesta se interpreta comúnmente como una declaración de la eternidad, inmutabilidad, y la naturaleza autoexistente de Dios.
Esta escena marca el inicio de una nueva etapa en la relación de Dios con su pueblo. A partir de este punto, Dios se revela no solo como el Dios de sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob, sino también como YHWH, “Yo Soy el que Soy”, el Dios que es y siempre será, el Dios que está presente y activo en la vida de su pueblo.