El Espíritu Santo también guía y santifica al cristiano en su vida diaria. En Juan 16:13, Jesús dijo que el Espíritu Santo guiaría a los cristianos “en toda la verdad”. Esto significa que el Espíritu Santo nos ayuda a entender y aplicar la verdad de la Palabra de Dios en nuestras vidas, así como a discernir entre lo que es verdad y lo que es falso.
Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra lucha contra el pecado y nos santifica a medida que seguimos su guía. En Gálatas 5:16-17, Pablo nos dice que, si caminamos en el Espíritu, no cumpliremos los deseos de la carne. En otras palabras, el Espíritu Santo nos da el poder y la fuerza para vencer la tentación y vivir una vida de santidad.
También es importante destacar que la guía del Espíritu Santo y la santificación no ocurren de forma automática o sin esfuerzo por parte del cristiano. Debemos estar dispuestos a someternos a la dirección del Espíritu Santo y a tomar medidas concretas para vivir una vida de santidad. Esto puede incluir la oración, la lectura y el estudio de la Palabra de Dios, la participación en la comunión y la adoración en la iglesia, y el servicio a los demás.
La guía del Espíritu Santo y la santificación son aspectos importantes de la obra del Espíritu Santo en la vida del cristiano. El Espíritu Santo nos guía en la verdad, nos ayuda en nuestra lucha contra el pecado y nos santifica a medida que seguimos su dirección y hacemos nuestra parte en vivir una vida de santidad.