Sermón: “Jerusalén, Paz sea a Ti”

**Sermón: “Jerusalén, Paz sea a Ti”**

**Introducción**
Hermanos y hermanas en Cristo, hoy nos reunimos en el nombre del Señor para reflexionar sobre un tema que resuena a través de las edades: la paz en Jerusalén, la ciudad que ocupa un lugar especial en nuestros corazones y en nuestra fe.

**Lectura Bíblica: Salmos 122:6-7**
“Pedid por la paz de Jerusalén: ‘Vivan seguros los que te aman. Haya paz dentro de tus muros, y seguridad en tus palacios.'”

**Mensaje**
Jerusalén, una ciudad de historia profunda, es más que piedras y caminos; es un símbolo viviente de la fe, la esperanza y el anhelo de paz. Como cristianos, recordamos que fue aquí donde Jesús predicó su mensaje de amor, donde caminó, sanó y finalmente, dio su vida por nosotros.

En el corazón de esta ciudad, se entrelazan diversas creencias, culturas y anhelos. Sin embargo, la paz parece ser tan elusiva como esencial. ¿Qué nos enseña Jerusalén sobre la paz? Nos muestra que la paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino la presencia de justicia, comprensión y empatía.

Jesús, nuestro Príncipe de Paz, caminó por estas calles ofreciendo un mensaje de reconciliación y amor. Nos enseñó a amar no solo a nuestros amigos, sino también a nuestros enemigos; a ofrecer la otra mejilla; a ser constructores de puentes en un mundo fracturado.

**Aplicación a la Vida Moderna**
Hoy, al reflexionar sobre Jerusalén, estamos llamados a ser embajadores de paz en nuestro mundo. La paz comienza en nuestros corazones y se extiende a nuestras familias, comunidades y naciones. Estamos llamados a orar y trabajar por la paz, no solo en Jerusalén sino en cada rincón del mundo.

Como seguidores de Cristo, busquemos ser instrumentos de su paz, llevando su luz a los lugares oscuros, su esperanza a los desesperanzados y su amor a los olvidados. Que nuestras palabras y acciones reflejen el amor y la compasión de Jesús.

**Conclusión**
Que nuestro corazón siempre albergue una oración por Jerusalén, por su gente y por su paz. Que recordemos que cada paso hacia la paz, por pequeño que sea, es un paso hacia la realización del reino de Dios.

**Oración Final**
Señor, te pedimos por la paz de Jerusalén, que la armonía y el entendimiento reinen en sus calles. Guíanos para ser constructores de paz en nuestro propio entorno, reflejando Tu amor y Tu luz en todo lo que hacemos. En el nombre de Jesús, Amén.

Que la paz de Dios, que supera todo entendimiento, guarde sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Amen.