Comentario de Génesis 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

RESUMEN DEL GENESIS

El Libro del Génesis es el registro más antiguo del mundo; incluyendo la historia de dos grandes y estupendos temas, Creación y Providencia; de cada uno de los cuales presenta un resumen, pero con explicaciones asombrosamente minuciosas y detalladas.

De este Libro, casi todos los filósofos, astrónomos, cronólogos e historiadores antiguos han tomado sus datos respectivos; Y todos los avances modernos y descubrimientos precisos en diferentes artes y ciencias, solo han servido para confirmar los hechos detallados por Moisés y para mostrar que todos los escritores antiguos sobre estos temas se han acercado o retrocedido de la verdad y los fenómenos de la Naturaleza, exactamente en la misma proporción que siguieron o retrocedieron, la historia mosaica.

El gran hecho del diluvio está plenamente confirmado por los restos fosilizados en cada cuarto del globo. Agréguese a esto, que las tradiciones generales del diluvio se han rastreado entre los egipcios, chinos, japoneses, hindúes, birmanos, antiguos godos y druidas, mexicanos, peruanos, brasileños, indios norteamericanos, groenlandeses, Tahitianos, isleños sándwich, y casi toda nación bajo el cielo; mientras que la turgencia alegórica de estas tradiciones distorsionadas los distingue de la simplicidad sin adornos de la narrativa mosaica.

En fin, sin esta historia, el mundo estaría en una oscuridad comparativa, sin saber de dónde vino ni adónde va. En la primera página, un niño puede aprender más en una hora, que todos los filósofos en el mundo aprendieron en mil años. (El editor original recuerda estas palabras dirigidas a él y a otros niños en el año 1780, por su excelente tutor, el posterior reverendo John Ryland, de Northampton).

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

En el principio. Pro 8:22-24; Pro 16:4; Mar 13:19; Jua 1:1-3; Heb 1:10; 1Jn 1:1.

creó Dios. Éxo 20:11; Éxo 31:17; 1Cr 16:26; Neh 9:6; Job 26:13; Job 38:4; Sal 8:3; Sal 33:6, Sal 33:9; Sal 89:11, Sal 89:12; Sal 96:5; Sal 102:25; Sal 104:24, Sal 104:30; Sal 115:15; Sal 121:2; Sal 124:8; Sal 134:3; Sal 136:5; Sal 146:6; Sal 148:4, Sal 148:5; Pro 3:19; Pro 8:22-30; Ecl 12:1; Isa 37:16; Isa 40:26; Isa 40:28; Isa 42:5; Isa 44:24; Isa 45:18; Isa 51:13, Isa 51:16; Isa 65:17; Jer 10:12; Jer 32:17; Jer 51:15; Zac 12:1; Mat 11:25; Hch 4:24; Hch 14:15; Hch 17:24; Rom 1:19, Rom 1:20; Rom 11:36; 1Co 8:6; Efe 3:9; Col 1:16, Col 1:17; Heb 1:2; Heb 3:4; Heb 11:3; 2Pe 3:5; Apo 3:14; Apo 4:11; Apo 10:6; Apo 14:7; Apo 21:6; Apo 22:13.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Dios crea el cielo y la tierra, Gén 1:1-2;

la luz, Gén 1:3-5;

el firmamento, Gén 1:6-8;

separa lo seco, Gén 1:9-13;

forma el sol, la luna, y las estrellas, Gén 1:14-19;

animales marinos y aves, Gén 1:20-23;

ganado, bestias, y reptiles, Gén 1:24-25;

crea al hombre a Su imagen, y lo bendice, Gén 1:26-28;

da los frutos de la tierra como comida, Gén 1:29-31.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

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LAS PALABRAS: «EN EL PRINCIPIO CREÓ DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA», han causado un gran debate, pero indiscutiblemente, este es el comienzo de Génesis. En las palabras de uno de los credos históricos: «Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra». Estas palabras son únicamente el comienzo de este libro de los comienzos; un prólogo, para el prólogo. Génesis no sólo es una suma de creaciones, sino que también nos describe otros comienzos: como la caída de la humanidad en el pecado y la misión de Dios por rescatarnos. Nos cuenta también lo primero que ocurrió en aspectos importantes (creación, pecado, juicio, lenguajes, razas, matrimonios). Pero sobre todo, la base de Génesis está en el soberano llamado de Dios a Abram y a Sarai, una pareja de adoradores de ídolos del Medio Oriente.

Este libro cuenta con dos partes: la primera (caps. Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32) es el prólogo de la segunda (caps. Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26), en la que suceden la mayoría de los acontecimientos: la inmensa tarea que Dios realizó sobre Abram y su familia para lograr su buena voluntad para las naciones. El prólogo (caps. Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32) nos entrega pistas que nos revelan el resto del libro, así como también el resto de la Biblia.

Génesis Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32 nos presenta cuatro conceptos que son fundamentales para el buen entendimiento del resto de la Biblia: Primero, el Dios que irrumpe en la vida de Abram y de Sarai, es el mismo que crea el universo en su totalidad. Es el único y verdadero Dios: Jehová, el Creador y el Salvador del mundo. Segundo, toda la humanidad está en rebeldía contra Dios, su benévolo Creador, y contra su buena voluntad para ellos. La humanidad ha heredado el estado pecaminoso desde la rebelión de Adán y Eva en el jardín del Edén. Tercero, Dios juzga y juzgará todas las acciones del hombre. Con el diluvio, deja en claro a Noé y a todos nosotros, que la maldad humana es inaceptable y que no permitirá que el diablo gobierne libre en su creación. Cuarto, después del diluvio el pecado aún afecta a la humanidad. Pero aunque el diluvio no lavó los pecados de la humanidad, Dios tiene un plan para salvarla de sus propias obras malignas, como lo revela la segunda parte de Génesis.

La primera parte de Génesis, nos muestra el escenario para la historia de Abram y Sarai (caps. Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26). El mundo de ellos estaba poblado por un amplio espectro de «grupos de pueblos», cada uno con su propio lenguaje, costumbres, valores y creencias, quienes adoptaron sus propios dioses imaginarios.

El principal objetivo de Génesis es mostrarnos el plan de Dios de bendecir a todas las naciones a través de los descendientes de Abraham, en el capítulo Gén 12:1-20. Comienza con el llamado de Dios a Abram y a Sarai (Abraham y Sara) para que sean los padres de una nueva nación. Esta nueva nación sería la herramienta que Dios usaría para bendecir a toda la humanidad. A pesar de que Abram y Sarai eran simplemente una pareja de edad avanzada, Dios los eligió a ambos para comenzar su plan de redención para todo el mundo. En este libro, se nos describe cómo Dios irrumpe en su vida y les bendice.

La principal bendición de Dios era su pacto con Abraham (Gén 12:1-3; Gén 15:1-21). Dios, el admirable y único Creador del universo, eligió libremente hacer sus infinitas promesas a Abraham y a sus descendientes, las cuales son la base para todas las demás promesas y pactos que siguieron y podemos leer en la Biblia. Génesis no es simplemente un comienzo; es el fundamento para el resto la narrativa bíblica.

Fue escrito y recopilado por Moisés en el desierto de Sinaí y de esto existen pruebas bíblicas y no bíblicas. Claramente Jesús supone la autoría de Moisés al decir: «Moisés os dio la circuncisión» (Jua 7:22). Dado que la razón para la circuncisión sólo se menciona en Génesis, capítulo Gén 17:1-27, Jesús tenía que estar refiriéndose a la compilación de la historia por Moisés.

Por otra parte, la tradición judía y la cristiana están unánimemente de acuerdo con este testimonio bíblico: Moisés, en el desierto de Sinaí, recopiló y escribió el Pentateuco en su totalidad, los primeros cinco libros de la Biblia y esto nos asegura su autoría alrededor del siglo 15 a.C.

A partir del siglo 19, algunos expertos niegan que Moisés sea el autor de Génesis. Algunos sugieren que el Pentateuco, incluido Génesis, fue recopilado más tarde, posiblemente en el siglo 6 a.C. Según este análisis, se dice que algunos editores anónimos utilizaron al menos cuatro documentos para reconstruir el Pentateuco. Los cuatro documentos fueron identificados al buscar los nombres divinos como Elohim y Yahvé a lo largo del Pentateuco y también al descubrir ciertas variaciones en el uso de frases y en la selección de palabras. Los documentos que utilizan Yahvé para Dios, son llamados documentos J; los que usan Elohim, documentos E; el documento P o sacerdotal (priestly) y el D o deuteronomista. Recientemente, esta disección del Pentateuco fue rechazada, pero aún así, no se ha llegado a ninguna solución al debate entre los expertos.

Al fijarnos en la estructura unificada de Génesis, se percibe muy bien la mano guía de Moisés en su recopilación y autoría,. Ciertamente, él utilizó diferentes recursos literarios para su narrativa. En algunas ocasiones estos recursos son identificados plenamente, como en Gén 5:1. Probablemente, Moisés editó estos documentos antiguos para hacerlos comprensibles para sus lectores, o sea, la segunda generación israelita después del éxodo. Y luego los profetas los adaptaron al lenguaje para las siguientes generaciones de lectores israelitas.

Pero luego de todo este análisis, nada queda más claro que fue Moisés quien escribió y recopiló el libro de Génesis para estimular a los antiguos israelitas mientras se preparaban para entrar a la tierra de Canaán, la Tierra Prometida. Su contenido fue sumamente importante para ellos, ya que les explicaba el por qué su nación estaba destinada a otra Tierra Prometida y por qué Dios se les había revelado de esa forma tan dramática en el desierto.

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Bosquejo

Prólogo

I. Historias de la creación y de la caída Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24

A. La creación: Los siete días Gén 1:1-31; Gén 2:1-3

B. La creación: Dios hace al hombre y a la mujer Gén 2:4-25

C. La caída de la humanidad y el juicio de Dios sobre Adán y Eva Gén 3:1-24

II. La familia de Adán y Eva Gén 4:1-26; Gén 5:1-32

A. Caín y Abel Gén 4:1-25

B. La historia de la familia de Adán y Eva Gén 5:1-32

III. El diluvio Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29

A. Los hijos de Dios y las hijas de los hombres Gén 6:1-4

B. El arca de Noé Gén 6:5-22

C. El comienzo del diluvio Gén 7:1-24

D. La caída de las aguas Gén 8:1-22

E. Las consecuencias Gén 9:1-29

IV. Las primeras naciones y la Torre de Babel Gén 10:1-32; Gén 11:1-32

Sección principal

I. Abram y Sarai (Abraham y Sara) Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34

A. Abram y Saray, su primer tiempo en la tierra de Canaán Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21

1. Dios llama y bendice a Abraham (1ª parte de su promesa) Gén 12:1-3

2. El viaje de obediencia de Abraham hacia Canaán Gén 12:4-9

3. La estadía de Abraham en Egipto Gén 12:10-20

4. El regreso de Abraham a Canaán y su separación de Lot (2ª parte de la promesa de Dios) Gén 13:1-18

5. Abraham rescata a Lot de las naciones del este Gén 14:1-17

6. Encuentro de Abraham con Melquisedec, rey de Salem Gén 14:18-20

7. Abraham rechaza al rey de Sodoma. Gén 14:21-24

8. El pacto de Dios con Abraham (1ª parte del pacto con Abraham) Gén 15:1-21

B. Lucha de Abram y Saray por tener un hijo Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24

1. Nacimiento de Ismael, hijo de Abram y Agar Gén 16:1-15

2. Renovación del pacto con Abraham (2ª parte del pacto con Abraham) Gén 17:1-27

3. Renovación del pacto con Abraham (3ª parte del pacto con Abraham Gén 18:1-15)

4. Juicio de Dios sobre Sodoma y Gomorra Gén 18:16-33; Gén 19:1-38

5. Error de Abraham en Gerar Gén 20:1-18

6. Nacimiento de Isaac Gén 21:1-7

7. Destierro de Agar e Ismael Gén 21:8-21

8. Pacto entre Abraham y Abimelec Gén 21:22-34

9. Sacrificio de Isaac (4ª parte del pacto de Dios con Abraham) Gén 22:1-19

10. Historia entrelazada: La familia de Nacor, hermano de Abraham Gén 22:20-24

C. Los últimos días de Abraham y Sara Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34

II. Isaac y Rebeca Gén 26:1-35; Gén 27:1-45

A. Isaac y Abimelec Gén 26:1-33

1. La relación de Isaac y Abimelec Gén 26:1-22

2. Isaac, la herencia del pacto con Abraham (5ª parte del pacto con Abraham) Gén 26:23-25

3. Pacto entre Isaac y Abimelec Gén 26:26-33

4. Historia intercalada: Las esposas de Esaú Gén 26:34, Gén 26:35

B. Bendición de Isaac sobre sus hijos Esaú y Jacob Gén 27:1-45

III. Jacob y Esaú Gén 27:46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43

A. Jacob es enviado a visitar a Labán Gén 27:46; Gén 28:1-5

B. Matrimonio de Esaú con una hija de Ismael Gén 28:6-9

C. Revelación de Dios mismo a Jacob en Bet-el Gén 28:10-22

D. La familia de Jacob Gén 29:1-35; Gén 30:1-24

E. Relación entre Jacob y Labán en Padan-aram Gén 30:25-43; Gén 31:1-55

F. Reconciliación entre Jacob y Esaú Gén 32:1-32; Gén 33:1-20

G. Dina y sus hermanos Gén 34:1-31

H. Los últimos días de Isaac Gén 35:1-29

1. Jacob regresa a Bet-el Gén 35:1-8

2. Renovación del pacto con Isaac (6ª parte del pacto con Abraham) Gén 35:9-15

3. Muerte y entierro de Raquel Gén 35:16-20

4. Rubén y Bilha Gén 35:21, Gén 35:22

5. Los doce hijos de Jacob Gén 35:23-26

6. Muerte y entierro de Isaac Gén 35:27-29

I. Familia de Esaú Gén 36:1-43

IV. José (con dos intervalos) Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26

A. Los sueños de José y la pesadilla de la familia Gén 37:1-36

B. 1er Intervalo: Judá y Tamar Gén 38:1-30

C. Humillación de José en Egipto Gén 39:1-23; Gén 40:1-23

D. Exaltación de José en Egipto Gén 41:1-57

E. Reencuentro de José con su familia Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31

F. 2do Intervalo. Los últimos días de Jacob Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-14

G. Los últimos días de José Gén 50:15-26

 EN PROFUNDIDAD

 

Temas gemelos en la Biblia

 

En la Biblia hay dos temas que siempre van unidos, desde la creación del cielo y de la tierra (Gén 1:1) hasta la creación de un cielo nuevo y una tierra nueva (Apo 21:1). Uno de ellos, es la creación y el otro, la redención (muy cercana a la salvación). Al leer e interpretar las Escrituras, es muy importante tener presentes los dos temas.

El tema de la creación nos recuerda que…

• Dios en Cristo ha hecho todo lo que existe. Él es Creador y Señor (Gén 1:31; Col 1:16, Col 1:17).

• Dios creó y llamó a la humanidad a señorear la tierra (Gén 1:27, Gén 1:30; Sal 8:6). La humanidad tiene la orden de cuidar la tierra: preservarla, protegerla y usarla sabiamente.

• El trabajo cuenta cada día para Dios. Pero nosotros somos sus colaboradores, llamados a lograr importantes tareas de las cuales Él nos ha hecho responsables (Gén 2:8, Gén 2:15; Ecl 9:10; Ecl 12:13, Ecl 12:14).

• Lo que suceda aquí y ahora, en el tiempo presente, en el mundo físico, solo le compete a Dios (Jua 5:17; Efe 2:10).

El tema de la redención nos recuerda que…

• Dios se propuso recuperar la humanidad caída y rescatarla del pecado, por medio de su Hijo, Jesucristo (Gén 3:15; Rom 8:19-22).

• El Señor anhela que nadie se pierda, pero para eso, cada persona debe arrepentirse y tener fe en Jesús (2Pe 3:9). Como creyentes, tenemos el mandato de propagar el evangelio hasta lo último de la tierra (Mar 16:15; Hch 1:8).

• La salvación afecta todo lo nuestro, nuestra relación con los demás, nuestro carácter y nuestra conducta (Col 3:17), por esto, lo que nos suceda aquí y ahora, nos afecta espiritualmente y tiene consecuencias en la eternidad (Mat 25:31-46).

El ignorar alguno de estos dos puntos nos trae como consecuencia el alejamiento de la buena compresión del trabajo de Dios en el mundo, el que se nos revela en la Biblia.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

En el principio es una afirmación que podría interpretarse como: «Esta es la historia de Dios y la creación de los cielos y la tierra». Jua 1:1 nos habla del tiempo previo a Génesis Gén 1:1, pero no nos entrega ningún otro tipo de información sobre lo que sucedió antes de eso. Posiblemente, lo ocurrido fuera el alzamiento, rebelión y juicio de Satanás. En el capítulo Gén 3:1-24, Satanás ya había caído (tienta a Eva en forma de serpiente), y Génesis Gén 6:1-4 nos habla de ángeles caídos. Además, Dios ya había creado a los ángeles (Gén 3:24). En el capítulo Gén 1:1-31, principalmente se nos relata la creación del mundo material: los cielos y la tierra.

Dios: El término hebreo convencional para deidad, Elohim, es la forma llamada plural de majestad o de intensidad. En oposición al plural común (dioses), este plural significa «plenitud de la deidad». A pesar de que la palabra para Dios es plural, el verbo creó es singular y significa «formar o realizar algo nuevo». Esa frase, usada frecuentemente en la Biblia, siempre tiene como sujeto a Dios. Aquí significa que renovó algo que se encontraba en estado caótico. El Señor cambió el caos que existía, de desorden a orden y de vacío a abundancia.

los cielos y la tierra significa «toda la creación» o «el cosmos».

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

EN EL PRINCIPIO CREÓ DIOS. Aquí “en el principio” es enfático y llama la atención al hecho de un verdadero principio. Otras religiones antiguas, al referirse a la creación, indican que salió de algo que ya existía. Ellas consideran la historia como algo que ocurre eternamente en ciclos. La Biblia considera la historia de una manera lineal, con una finalidad dada por Dios. Dios tenía un plan en la creación y Él lo llevará a cabo. Para comentarios sobre Dios y su papel como Creador, véase el ARTÍCULO LA CREACIÓN, P. 6. [Gén 1:1]

Se derivan varias deducciones de la verdad que contiene el primer versículo de la Biblia.

(1) Como Dios es la fuente de todo lo que existe, los seres humanos y la naturaleza no existen por sí mismos, sino que le deben a Él su ser y permanencia.

(2) Toda existencia y vida es buena si se relaciona correctamente con Dios y es dependiente de Él.

(3) Toda vida y creación puede ser eternamente significativa y tener propósito determinado.

(4) Dios tiene derechos soberanos sobre toda la creación en virtud de ser su Creador. En un mundo caído, Él confirma esos derechos mediante la redención (Éxo 6:6 Éxo 15:13; Deu 21:8; Luc 1:6-8; Rom 3:24; Gál 3:13 1Pe 1:18).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ARTÍCULO

La creación

Gén 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

EL DIOS DE LA CREACIÓN.

(1) Dios se revela en la Biblia como un ser infinito y eterno, que existe por sí mismo y que es la Primera Causa de todo lo que existe. Nunca hubo un momento en que Dios no existiera. Como afirma Moisés: “Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (Sal 90:2). En otras palabras, Dios existió eterna e infinitamente antes de crear el universo finito. Él es anterior a todas las cosas creadas en el cielo y en la tierra, y está por encima y es independiente de ellas (véase 1Ti 6:16, nota; cf. Col 1:16).

(2) Dios se revela como un ser personal que creó a Adán y a Eva “a su imagen” (Gén 1:27; véase Gén 1:26, nota). Por cuanto Adán y Eva fueron creados a la imagen de Dios, ellos podían responder a Dios y tener comunión con Él de una manera amorosa y personal.

(3) También Dios se revela como un ser moral que lo creó todo bueno y por lo tanto sin pecado. Después que Dios había acabado de crear y estaba examinando lo que había hecho, observó que era “bueno en gran manera” (Gén 1:31). Como Adán y Eva fueron creados a la imagen y semejanza de Dios, tampoco ellos tenían pecado (véase Gén 1:26, nota). El pecado entró en la existencia humana cuando Eva fue tentada por la serpiente, o Satanás (Gén 3:1-24; cf. Rom 5:12; Apo 12:9).

LA ACTIVIDAD DE LA CREACIÓN.

(1) Dios creó todas las cosas en “el cielo y la tierra” (Gén 1:1; cf. Isa 40:28; Isa 42:5; Isa 45:18; Mar 13:19; Efe 3:9; Col 1:16; Heb 1:2; Apo 10:6). El verbo “creó” (heb. bara) se emplea exclusivamente para referirse a una actividad que sólo Dios puede realizar. Significa que en un momento específico Dios creó materia y sustancia que no tenía existencia alguna anteriormente (véase Gén 1:3, nota).

(2) La Biblia describe la creación de Dios como desordenada, vacía y cubierta de tinieblas (1Jn 1:2). En aquel tiempo el universo y el mundo no tenían la forma ordenada que ahora tienen. Estaban vacíos, desprovistos de toda criatura viva y carente de toda luz. Después de esta etapa inicial, Dios creó la luz para disipar las tinieblas (Gén 1:3-5), dio forma al universo (Gén 1:6-13) y llenó la tierra de seres vivientes (Gén 1:20-28).

(3) El método que Dios empleó en la creación fue el poder de su palabra. Una y otra vez se declara; “Y dijo Dios…” (Gén 1:3; Gén 1:6; Gén 1:9; Gén 1:11; Gén 1:14; Gén 1:20; Gén 1:24; Gén 1:26). En otras palabras, Dios habló y fueron creados los cielos y la tierra; antes que se pronunciara la palabra creadora de Dios, ellos no tuvieron existencia previa alguna (cf. Sal 33:6; Sal 33:9; Sal 148:5; Isa 48:13; Rom 4:17; Heb 11:3).

(4) Toda la Trinidad, no sólo el Padre, desempeñó un papel en la creación. (a) El Hijo mismo es el Verbo poderoso por medio del cual Dios creó todas las cosas. En el prólogo del Evangelio según San Juan, se revela a Cristo como el Verbo eterno de Dios (Jua 1:1). “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Jua 1:3). Asimismo, el apóstol Pablo afirma que en Cristo “fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles… todo fue creado por medio de él y para él” (Col 1:16). Por último, el autor de la epístola a los Hebreos asevera enfáticamente que, por medio de Su Hijo, Dios hizo el universo (Heb 1:2).

(b) Asimismo, el Espíritu Santo tuvo un papel activo en la obra de la creación. Se le describe como “moviéndose” sobre la creación, preservándola y preparándola para la ulterior actividad creadora de Dios. La palabra hebrea para “Espíritu” (ruaj) también puede traducirse como “viento” y “aliento”. Así da el salmista testimonio de la misión del Espíritu cuando afirma: “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento [ruaj] de su boca” (Sal 33:6). Además, el Espíritu Santo sigue participando en el mantenimiento de la creación (Job 33:4; Sal 104:30).

EL PROPÓSITO Y FIN DE LA CREACIÓN.

Dios tenía razones específicas para la creación del mundo.

(1) Dios creó los cielos y la tierra como una manifestación de Su gloria, poder y majestad. El salmista dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Sal 19:1; cf. Sal 8:1). Al contemplar todo el cosmos creado –desde el inmenso espacio del universo creado hasta la belleza y el orden de la naturaleza -, no se puede menos que admirar la majestad del Señor Dios, el Creador.

(2) Dios creó los cielos y la tierra a fin de recibir la gloria y el honor que le corresponden. Todos los elementos de la naturaleza-e.g., el sol y la luna, los árboles del bosque, la lluvia y la nieve, los ríos y arroyos, las colinas y montañas, los animales y las aves-dan voces de alabanza al Dios que los hizo (Sal 98:7-8; Sal 148:1-10; Isa 55:12). ¡Cuánto más Dios desea y espera recibir gloria y alabanza de los seres humanos!

(3) Dios creó la tierra a fin de suplir un lugar donde pudieran cumplirse su propósito y sus fines para el género humano,

(a) Dios creó a Adán y a Eva a su propia imagen para que Él pudiera tener una relación amorosa y personal por toda la eternidad. Dios concibió al ser humano como un ser trino (cuerpo, alma, espíritu), que posee mente, emoción y voluntad para que pueda responderle espontáneamente como Señor, y adorarlo y servirle con fe, fidelidad y gratitud,

(b) Tanto deseó Dios esa íntima relación con la raza humana que, cuando Satanás tuvo éxito al tentar a Adán y a Eva para que se rebelaran y desobedecieran el mandamiento de Dios, Él prometió enviar a un Salvador para redimir al género humano de las consecuencias del pecado (véase Gén 3:15, nota). De esa manera Dios tendría un pueblo para sí que disfrutara de Él, lo glorificara y viviera en justicia y santidad delante de Él (Isa 60:21; Isa 61:1-3; Efe 1:11-12; 1Pe 2:9).

(c) La culminación del propósito de Dios en la creación está registrada en el libro de Apocalipsis, donde Juan describe el fin de la historia con estas palabras: “y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apo 21:3).

CREACIÓN Y EVOLUCIÓN.

La evolución es el punto de vista predominante sobre el origen de la vida y del universo expuesto en la comunidad científica y educativa del mundo contemporáneo. Los que creen en la Biblia deben considerar estas cuatro observaciones en cuanto a la evolución.

(1) La evolución es un esfuerzo naturalista por explicar el origen y desarrollo del universo. Este punto de vista comienza con la suposición de que no hay ningún Creador personal y divino que hizo y formó el mundo; más bien, todo comenzó a existir por una serie de sucesos casuales que ocurrieron durante miles de millones de años. Los defensores de la evolución afirman que tienen información científica que respalda su hipótesis.

(2) La enseñanza de la evolución no es verdaderamente científica. Según el método científico, deben basarse todas las conclusiones en la prueba irrefutable deducida de experimentos que puedan reproducirse en cualquier laboratorio. Sin embargo, no se ha ideado ni puede idearse ningún experimento que pruebe y verifique las teorías en cuanto al origen de la materia a partir de una supuesta explosión gigantesca o en cuanto al gradual desarrollo de los seres vivientes de las formas más simples hasta las más complejas. Por consiguiente, la evolución es una hipótesis sin “prueba” científica y debe aceptarse por fe en las teorías humanas. La fe del pueblo de Dios, por el contrario, está en el Señor y en su revelación inspirada, la cual afirma que Él es quien hizo todas las cosas de la nada (Heb 11:3).

(3) Es innegable que ocurren cambios y desarrollos dentro de diversas especies de seres vivientes. Por ejemplo, se están extinguiendo algunas variedades de especies; por otra parte, a veces se ven nuevas razas que se forman dentro de las especies. Pero no hay prueba alguna, ni siquiera en el registro geológico, que respalde la teoría de que alguna vez una “especie” de ser viviente evolucionara de otra “especie”. Más bien, la prueba existente respalda la afirmación bíblica de que Dios creó cada ser viviente “según su especie” (Gén 1:21; Gén 1:24-25).

(4) Los que creen en la Biblia también deben rechazar la teoría llamada evolución teísta. Esa teoría adopta la mayor parte de las conclusiones de la evolución naturalista, sólo añadiendo que Dios comenzó el proceso evolutivo. Semejante teoría niega la revelación bíblica que le atribuye a Dios una función activa en todos los aspectos de la creación. Por ejemplo, todo verbo principal en Gén 1:1-31 tiene a Dios como sujeto, salvo Gén 1:12 (en que se cumple la orden de Dios dada en el v. Gén 1:11) y la frase reiterativa “fue la tarde y la mañana”. Dios no es un pasivo supervisor de un proceso evolutivo; más bien, es el activo Creador de todas las cosas (cf. Col 1:16).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Introducción a Génesis

BOSQUEJO

I. El comienzo de la historia humana (Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-26)

A. Origen del universo y de la vida ((Gén 1:1-31; Gén 2:1-25)

1. Compendio de toda la creación (Gén 1:1-31; Gén 2:1-4)

2. Relato ampliado de la creación de Adán y Eva (Gén 2:5-25)

B. Origen del pecado (Gén 3:1-24)

1. La tentación y la caída (Gén 3:1-6)

2. Consecuencias de la caída (Gén 3:7-24)

C. Orígenes de la civilización (Gén 4:1-26; Gén 5:1-32)

1. Caín: Cultura pagana (Gén 4:1-24)

2. Set: Un remanente justo (Gén 4:25-26)

3. La historia genealógica de los patriarcas antediluvianos (Gén 5:1-32)

D. El diluvio universal: El juicio de Dios sobre la civilización primitiva (Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-19)

1. La depravación universal (Gén 6:1-8; Gén 6:11-12)

2. Noé: La preparación para salvar-un remanente justo (Gén 6:9-22)

3. Instrucciones finales y el diluvio (Gén 7:1-24; Gén 8:1-19)

E. Nuevo comienzo de la humanidad (Gén 8:20-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-26)

1. La posteridad de Noé (Gén 8:20-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; esp. Sem, Gén 11:10-26)

2. La torre de Babel (Gén 11:1-9)

3. Vínculos genealógicos entre Sem y Abraham (Gén 11:10-26)

II. Los orígenes del pueblo hebreo (Gén 11:27-32; Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26)

A. Abraham (Gén 11:27-32; Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-18)

1. Trasfondo familiar de Abram (Gén 11:27-32)

2. Llamado y viaje de fe de Abram (Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24)

3. Pacto formal de Dios con Abram (Gén 15:1-21)

4. Agar e Ismael (Gén 16:1-16)

5. Pacto Abrahámico sellado con un nombre nuevo y la circuncisión (Gén 17:1-27)

6. La promesa de Abraham y la tragedia de Lot (Gén 18:1-33; Gén 19:1-38)

7. Abraham y Abimelec (Gén 20:1-18)

8. Abraham e Isaac, el hijo de la promesa (Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67)

9. La posteridad de Abraham (Gén 25:1-18)

B. Isaac (Gén 25:19-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-9)

1. Nacimiento de Esaú y Jacob (Gén 25:19-26)

2. Esaú vende su primogenitura-Jacob (Gén 25:27-34)

3. Isaac, Rebeca y Abimelec II (Gén 26:1-17)

4. Disputa acerca de los pozos y el traslado-Beerseba (Gén 26:18-33)

5. La bendición patriarcal (Gén 26:34-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-9)

C. Jacob (Gén 28:10-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43)

1. El sueño y el viaje de Jacob (Gén 28:10-22)

2. Jacob con Labán en Harán (2Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32; Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55)

3. Reconciliación de Jacob y Esaú (Gén 32:1-32; Gén 33:1-17)

4. Regreso de Jacob-la Tierra Prometida (Gén 33:18-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-20)

5. La posteridad de Jacob y Esaú (Gén 35:21-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-2 a)

D. José (Gén 37:2-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26)

1. José y sus hermanos en Canaán (Gén 37:2-36)

2. Judá y Tamar (Gén 38:1-30)

3. Pruebas y promoción de José en Egipto (Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57)

4. José y sus hermanos en Egipto (Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28)

5. El padre y los hermanos de José se establecen en Egipto (Gén 46:16-34; Gén 47:1-26)

6. Últimos días, profecías postreras y muerte de Jacob (Gén 47:27-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-14)

7. El compendio de José (Gén 50:15-26)

Autor: Moisés

Tema: Los comienzos

Fecha: ca. 1445-1405 a.C.

Trasfondo

Génesis apropiadamente aparece como el primer libro del AT y sirve como introducción esencial a toda la Biblia. El título en hebreo se deriva de la primera palabra del libro, bereshit (“en el principio”). “Génesis”, el título en la Biblia hispana, es la traducción griega del título hebreo y significa: “el origen, la fuente. La creación o el comienzo de algo”. Génesis es “el libro de los orígenes”.

El autor de Génesis no se designa en el libro. El testimonio del resto de la Biblia, sin embargo, es que Moisés fue el autor de todo el Pentateuco (i.e., los primeros cinco libros del AT) y, por consiguiente, de Génesis (e.g, 1Re 2:3; 2Re 14:6; Esd 6:18; Neh 13:1; Dan 9:11-13; Mal 4:4; Mar 12:26; Luc 16:29 Luc 16:31; Jua 7:19-23; Hch 26:22; 1Co 9:9; 2Co 3:15). También, los escritores judíos de la antigüedad y los padres de la iglesia primitiva dan testimonio unánime de que Moisés fue el autor/editor de Génesis. Por cuanto toda la historia de Génesis precede a la vida de Moisés, su papel al escribir Génesis fu e principalmente integrar, por la inspiración del Espíritu Santo, todas las crónicas disponibles, escritas y orales, desde Adán hasta la muerte de José que se conservan ahora en Génesis. Quizá una indicación de las crónicas históricas que Moisés usó al escribir Génesis se encuentra en las once ocurrencias de la frase “estas son las generaciones de” (heb. ‘eleh toledot), que también se puede traducir “estas son las historias por” (véanse Gén 2:4; Gén 5:1; Gén 6:9; Gén 10:1; Gén 11:10; Gén 11:27; Gén 25:12; Gén 25:19; Gén 36:1; Gén 36:9; Gén 27:2).

Génesis registra con precisión la creación, el comienzo de la historia humana, el origen el pueblo hebreo, y el pacto de Dios con ellos por medio de Abraham y los otros patriarcas. Su veracidad histórica como Escrituras inspiradas la certifican los otros patriarcas. Su veracidad histórica como Escrituras inspiradas la certifican en el NT el Señor Jesús (Mat 19:3-6 Mat 24:37-39; Luc 11:51 Luc 17:26-32; Jua 7:21-23 Jua 8:56-58) y los apóstoles (Rom 4:1-24; 1Co 15:21-22 1Co 15:45-47; 2Co 11:3; Gál 3:8 Gál 4:22-24 Gál 4:28; 1Ti 2:13-14; Heb 11:4-22; 2Pe 3:4-6, Jud 1:7 Jud 1:11). Los descubrimientos arqueológicos modernos confirman su historicidad. Moisés estaba extraordinariamente preparado por su educación (Hch 7:22) y por Dios para escribir este singular libro de la Biblia.

Propósito

Génesis provee un fundamento esencial para el resto del Pentateuco y toda la revelación bíblica que sigue. Conserva la única historia digna de confianza sobre el origen del universo, la humanidad, el matrimonio, el pecado, las ciudades, los idiomas, las naciones, Israel y la historia de la redención. Fue escrito conforme al propósito de Dios de dar a su pueblo del pacto en el AT y el NT un entendimiento fundamental de Sí mismo, la creación, la raza humana, la caída, la muerte, el juicio, el pacto y la promesa de redención por medio de la simiente de Abraham.

Visión panorámica

Génesis se divide naturalmente en dos partes principales:

(A) Los caps. Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32 proveen una visión panorámica del origen del hombre desde Adán hasta Abraham y enfocan cinco acontecimientos que marcan épocas.

(1) La creación: Dios creó todas las cosas y a Adán y Eva a quienes colocó en el Huerto de Edén (caps. Gén 1:1-31; Gén 2:1-25).

(2) La caída: Adán y Eva por su transgresión introdujeron la maldición del pecado y la muerte a la historia humana (cap. Gén 3:1-24).

(3) Caín y Abel: Esta tragedia puso en movimiento las dos corrientes fundamentales de la historia: la civilización humanista y un remanente redentor (caps. Gén 4:1-26; Gén 5:1-32).

(4) El diluvio universal: El mundo antiguo se había vuelto tan malo en el tiempo de la generación de Noé que Dios lo destruyó con un diluvio universal, salvando sólo al justo Noé y a su familia como remanente (caps. Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32).

(5) La torre de Babel: Cuando el mundo postdiluviano se unifico en la idolatría y la rebeldía, Dios lo disperso al fragmentar el idioma y la cultura, y esparcir la raza huma por toda la tierra (cap. Gén 11:1-32).

(B) Los caps. Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26 registran el origen del pueblo hebreo y enfocan el plan redentor progresivo de Dios mediante la vida de los cuatro grandes patriarcas de Israel: Abraham, Isaac, Jacob y José. El llamado de Dios a Abraham (cap. Gén 12:1-20) y sus relaciones de pacto con él y su simiente forman el comienzo decisivo de la realización del propósito de Dios en lo concerniente al Redentor y a la redención en la historia. Génesis concluye con la muerte de José y la inminente esclavitud de Israel en Egipto.

Características especiales

Siete aspectos o énfasis principales caracterizan a Génesis:

(1) Fue el primer libro escrito de la Biblia (con la posible excepción de Job) y registra el comienzo de la historia humana, el pecado, el pueblo hebreo y la redención.

(2) La historia de Génesis comprende un período de tiempo más extenso que el resto de la biblia. Comienza con la primera pareja humana, extendiéndose a la historia mundial antediluviana, y luego concentrándose a la historia hebrea como la corriente redentora que se sigue a través del resto del AT.

(3) Génesis revela que el universo material y la vida sobre la tierra son claramente la obra de Dios y no un proceso independiente de la naturaleza. Cincuenta veces en los caps. Gén 1:1-31; Gén 2:1-25 Dios es el sujeto de verbos que muestran lo que hizo como Creador.

(4) Génesis es el libro de los primeros sucesos: registra el primer matrimonio, la primera familia, el primer nacimiento, el primer pecado, el primer homicidio, el primer polígamo, los primeros instrumentos musicales, la primera promesa de redención, y así sucesivamente.

(5) El pacto de Dios con Abraham, que comenzó con su llamamiento (Gén 12:1-3), se formalizó en el cap. Gén 15:1-21 y se ratificó en el cap. Gén 17:1-27, es de importancia central en todas las Escrituras.

(6) Sólo Génesis explica el origen de las doce tribus de Israel.

(7) Revela cómo los descendientes de Abraham fueron a parar en Egipto (430 años), y así prepara la escena para el éxodo, que es el evento redentor central del AT.

Cumplimiento en el Nuevo Testamento

Génesis revela la historia profética de la redención y un Redentor que viene por medio de la simiente de la mujer (Gén 3:15), del linaje de Set (Gén 4:25-26), del linaje de Sem (Gén 9:26-27) y de la simiente de Abraham 8 Gén 12:3). El NT aplica Gén 12:3 directamente a la provisión de Dios de la redención en Jesucristo (Gál 3:16 Gál 3:29). Muchas personas y acontecimientos de Génesis se mencionan en el NT con relación a la fe y la justicia (e.g., Rom 4:1-25; Heb 11:1-22), el juicio de Dios (e.g., Luc 17:26-29 Luc 17:32; 2Pe 3:6; Jud 1:7 Jud 1:1 la), y la persona de Cristo (e.g., Mat 1:1; Jua 8:58; Heb 7:1-28).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Antiguo Testamento

Introducción al

Pentateuco

Los primeros cinco libros de la Biblia (Génesis, éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) forman una unidad literaria completa conocida como el Pentateuco, palabra que significa “los cinco rollos”. Los cinco libros independientes del Pentateuco fueron escritos como una unidad ininterrumpida en contenido y secuencia histórica, comenzando cada libro sucesivo donde había terminado el anterior.

Las cinco primeras palabras de Génesis, “En el principio creó Dios” (Gén 1:1), implican la realidad de la existencia eterna de Dios o “antes del tiempo” y anuncian la transición espectacular al tiempo y espacio. Si bien no puede determinarse con exactitud la fecha de la creación, cabe ciertamente estimarla en miles de años, no en millones. Comenzando con Abraham (ca. 2165 1990 a.C.) en Gén 11:1-32, este libro de los comienzos abarca unos 300 años hasta la muerte de José en Egipto (ca. 1804 a.C.). Encontramos entonces otro intervalo de casi 300 años hasta el nacimiento de Moisés en Egipto (ca. 1525 a.C.; Éxo 2:1-25).

Éxodo comienza con las palabras “Estos son los nombres” (Éxo 1:1), y en el capítulo Gén 46:1-34 de Génesis menciona a los miembros de la familia de Jacob que marcharon con él a Egipto para vivir con José. El segundo libro del Pentateuco registra la salida de los israelitas de Egipto y concluye cuando la nube, que dirige al pueblo a través del desierto, desciende sobre el tabernáculo que acababan de construir.

Las primeras palabras hebreas del libro de Levítico se traducen: “Llamó Jehová a Moisés” (Lev 1:1). Desde la nube de la presencia de Dios en el tabernáculo de reunión (Lev 1:1), Dios llamó a Moisés con el fin de darle las leyes ceremoniales que enseñaban a los israelitas cómo debían acudir a la presencia del Dios santo. Levítico concluye diciendo: “Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí” (Lev 27:34).

Números, a semejanza de Levítico, comienza con Dios hablándole a Moisés en el tabernáculo de reunión, le encarga esta vez que haga un censo de todo el pueblo como preparación para la guerra contra los enemigos de Israel. El título del libro en el original hebreo representa exactamente el contenido: “En el desierto”. Debido a la falta de confianza en Dios, Israel no quiso enfrentarse militarmente a sus enemigos con el fin de heredar la Tierra Prometida. Por fin, después de cuarenta años de peregrinación por el desierto a causa de su rebelión, Israel llegó a las llanuras de Moab.

A pesar del hecho de que: “Once jornadas hay desde Horeb, camino del monte Seir, hasta Cades-barnea” (Deu 1:2), el viaje le llevó a Israel cuarenta años a causa de su rebelión contra Dios. Moisés predicó el libro de Deuteronomio como un sermón en las llanuras de Moab, en preparación para la entrada del pueblo de Dios a la Tierra Prometida en el pacto (Gén 12:1-3). El título Deuteronomio procede de la frase del griego deuteros nomos, que significa “segunda ley”. El libro se centra en la reafirmación y, hasta cierto punto, en la reaplicación de la ley en las nuevas circunstancias de Israel.

Moisés fue el autor humano del Pentateuco (Éxo 17:14; Éxo 24:4; Núm 33:1-2; Deu 31:9; Jos 1:8; 2Re 21:8); de ahí que otro título para esta colección de libros sea “Los libros de Moisés”. Por medio de Moisés, Dios se reveló a sí mismo, sus obras anteriores, la historia de las familias de Israel y su papel en su plan de redención para la humanidad. El Pentateuco es fundamental para todo el resto de las Escrituras.

Citado o aludido miles de veces en el Antiguo y Nuevo Testamento, el Pentateuco fue el primer conjunto de Escrituras inspiradas de Israel. Durante muchos años esta fue la única Biblia de Israel. Otro título común para esta sección de las Escrituras es Torá o ley, nomenclatura que habla de la naturaleza didáctica de estos libros. Los israelitas estaban llamados a meditar en ella (Jos 1:8), a enseñarla a sus hijos (Deu 6:4-8) y a leerla públicamente (Neh 8:1 ss). Poco antes de su muerte y de que Israel entrara en la Tierra Prometida, Moisés estableció el proceso mediante el cual la lectura pública se convertiría en instrumento para entrar en el corazón humano, cambiar su relación con Dios y finalmente su conducta:

Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley (Deu 31:12).

La relación entre los mandatos es importante. El pueblo debe: 1) reunirse para escuchar la ley con el fin de aprender lo que se requiere de ellos y lo que tiene que decir acerca de Dios; 2) aprender acerca del Señor con el fin de temerle sobre la base de un entendimiento correcto de quién es él; y 3) temer a Dios con el propósito de motivarlos correctamente a la obediencia y a las buenas obras. Cuando las buenas obras se realizan por otras razones no están debidamente motivadas. Los sacerdotes enseñaban la ley a las familias (Mal 2:4-7) y los padres instruían a los hijos en el seno del hogar (Deu 6:4 ss). En resumen, la instrucción en la ley proveería del fundamento correcto para la relación del creyente con Dios en el Antiguo Testamento.

Debido a que el conocimiento que los israelitas tenían del mundo en el que vivían procedía de los egipcios, como también de sus antepasados en Mesopotamia, había mucha confusión acerca de la creación del mundo, cómo había llegado a su estado presente y cómo Israel había llegado a existir. Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32 le ayudó a Israel a entender el origen y naturaleza de la creación, del trabajo humano, del pecado, el matrimonio, el homicidio, la muerte, la bigamia, el juicio, la variedad de idiomas, culturas, etc. Estos capítulos establecieron la cosmovisión que explicaba el resto de la primera Biblia de Israel: El Pentateuco.

La última parte de Génesis le explicaba a Israel quiénes eran, que incluía los propósitos que Dios tenía para ellos como un pueblo. En Gén 12:1-3 Dios se le apareció a Abraham y le hizo la promesa triple de darle una tierra, descendientes y una bendición. Años después, en una ceremonia típica de la cultura del tiempo de Abraham, Dios reformuló la triple promesa en un pacto (Gén 15:7 ss). El resto del Génesis nos habla del cumplimiento de la triple promesa, pero enfocándose especialmente en la simiente o descendientes. La esterilidad de cada una de las esposas escogidas de los patriarcas le enseñó a Israel la importancia de la confianza y de la paciencia en esperar que los hijos vinieran de Dios.

El resto del Pentateuco tiene que ver con la forma en que las promesas de Gén 12:1-3 se desarrollan en el pacto abrahámico y alcanzan sus etapas iniciales de cumplimiento. éxodo y Levítico se enfocan más en la bendición de la relación con Dios. En éxodo, Israel se encuentra con el Dios de sus padres y es dirigido por él desde Egipto a la Tierra Prometida. Levítico subraya el cuidado meticuloso con el que el pueblo y los sacerdotes tenían que acercarse a Dios en adoración y en las otras dimensiones de su vida. La santidad y la pureza aparecen unidas en formas sencillas y prácticas. Números y Deuteronomio se enfocan en el viaje hacia la Tierra Prometida y en la preparación para entrar en ella. El Pentateuco trata muchos asuntos que tienen que ver con la relación de Israel con su Dios. Pero el tema subyacente del Pentateuco es el desarrollo y el cumplimiento inicial de las promesas que Dios le hizo a Abraham.

El primer libro de Moisés llamado
GÉNESIS

Titulo

El título en castellano, Génesis, viene de la traducción griega (Septuaginta, LXX) que quiere decir “orígenes”; mientras que el título hebreo se deriva de la primera palabra de la Biblia, traducida “en el principio”. Génesis sirve para introducir el Pentateuco (los primeros cinco libros del AT) y la Biblia entera. La influencia de Génesis en las Escrituras es demostrada por el hecho de que es citado más de treinta y cinco veces en el NT y cientos de veces se hace referencia al mismo en ambos Testamentos. La línea de la historia de la salvación que comienza en Gén 3:1-24 no es terminada sino hasta Apo 21:1-27; Apo 22:1-21 donde el reino eterno de creyentes redimidos es gloriosamente retratado.

Autor y fecha

Mientras que 1) el autor no se identifica a sí mismo en Génesis y 2) Génesis termina casi tres siglos antes de que Moisés naciera, tanto el AT (Éxo 17:14; Núm 33:2; Jos 8:31; 1Re 2:3; 2Re 14:6; Esd 6:18; Neh 13:1; Dan 9:11; Dan 9:13; Mal 4:4) como el NT (Mat 8:4; Mar 12:26; Luc 16:29; Luc 24:27; Luc 24:44; Jua 5:46; Jua 7:22; Hch 15:1; Rom 10:19; 1Co 9:9; 2Co 3:15) atribuyen esta composición a Moisés, quien es el autor indicado a la luz de su contexto académico (cp. Hch 7:22). Ninguna razón de peso ha sido presentada para desafiar el papel de Moisés como autor. Génesis fue escrito después del éxodo (ca. 1445 a.C.), pero antes de la muerte de Moisés (ca. 1405 a.C.) Para ver un breve bosquejo biográfico de Moisés lea Éxo 1:1-22; Éxo 2:1-25; Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31; Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30.

Contexto histórico

El contexto inicial para Génesis es la eternidad pasada. Dios en ese entonces, por un acto deliberado y por la Palabra divina, habló e hizo que la creación existiera, la adornó, y finalmente exhaló vida a una masa de polvo que el formó a su imagen para volverse Adán. Dios hizo de la humanidad el punto de coronación de su creación, esto es, sus compañeros quienes disfrutarían de comunión con El y traerían gloria a su nombre.

El contexto histórico para los primeros acontecimientos en Génesis es claramente mesopotámico. Mientras que es difícil señalar con precisión el momento histórico para el cual este libro fue escrito, Israel primero oyó Génesis en algún momento previo a cruzar el río Jordán y entrar en la Tierra Prometida (ca. 1405 a.C.)

Génesis tiene tres contextos geográficos distintos y secuenciales:

1) Mesopotamia (caps. Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32);

2) la Tierra Prometida (caps. Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43); y

3) Egipto (caps. Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26).

Los marcos de tiempo de estos tres segmentos son:

1) Creación hasta ca. 2090 a.C.;

2) 2090-1897 a.C.; y

3) 1897-1804 a.C. Génesis cubre más tiempo que el resto de los libros de la Biblia combinados.

Temas históricos y teológicos

En este libro de principios, Dios se reveló a sí mismo y una manera de ver la vida a Israel que contrastaba, algunas veces fuertemente, con la manera de ver la vida por parte de los vecinos de Israel. El autor no hizo intento por defender la existencia de Dios o por presentar una discusión sistemática de su persona y obras. En lugar de esto, el Dios de Israel se distinguió a sí mismo claramente de los supuestos dioses de sus vecinos. Fundamentos teológicos son revelados los cuales incluyen a Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu Santo, el hombre, pecado, redención, pacto, promesa, Satanás y los ángeles, reino, revelación, Israel, juicio y bendición.

Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32 (historia primitiva) revela los orígenes del universo, esto es, los principios del tiempo y el espacio y muchos de los inicios en la experiencia humana, tales como el matrimonio, la familia, la caída, el pecado, la redención, el juicio y las naciones. Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26 (historia patriarcal) le explicó a Israel cómo llegaron a existir como una familia cuyo linaje podía ser rastreado a Heber (de aquí los “hebreos”; Gén 10:24-25) y aun remontándose más atrás a Sem, el hijo de Noé (de aquí los “semitas”; Gén 10:21). El pueblo de Dios llegó a entender no solo su linaje e historia familiar, sino también los orígenes de sus instituciones, costumbres, idiomas y diferentes culturas, especialmente experiencias humanas básicas tales como el pecado y la muerte.

Debido a que se estaban preparando para entrar a Canaán y expulsar a los habitantes cananeos de sus hogares y propiedades, Dios reveló el contexto de sus enemigos. Además, necesitaban entender la base de la guerra que estaban a punto de declarar a la luz de la inmoralidad de matar, coherente con los otros cuatro libros que Moisés estaba escribiendo (Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Finalmente, la nación judía entendería una porción selecta de historia mundial anterior y el contexto inaugural de Israel como una base mediante la cual vivirían en sus nuevos principios bajo el liderazgo de Josué en la tierra que había sido previamente prometida a su ancestro patriarca original: Abraham.

Gén 12:1-3 estableció un enfoque primario en las promesas de Dios a Abraham. Esto estrechó su perspectiva del mundo entero de naciones en Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32 a una pequeña nación, Israel, a través de quien Dios progresivamente llevaría a cabo su plan redentor. Esto afirmó la misión de Israel de ser una “luz de las naciones” (Isa 42:6). Dios prometió tierra, descendientes (simiente) y bendición. Esta promesa triple se volvió, a su vez, en la base del pacto con Abraham (Gén 15:1-20). El resto de las Escrituras registra el cumplimiento de estas promesas.

A una escala más grande, Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32 establece un mensaje singular de la persona y obras de Dios. En la secuencia de los relatos que constituyen estos capítulos de las Escrituras, un patrón emerge el cual revela la gracia abundante de Dios conforme respondió a la desobediencia deliberada dela humanidad. Sin excepción alguna, en cada relato Dios aumentó la manifestación de su gracia. Pero también sin excepción, el hombre respondió con una rebelión pecaminosa mayor. En palabras bíblicas, mientras más abundó el pecado, más abundó la gracia de Dios (cp. Rom 5:20).

Un tema final tanto de importancia teológica como histórica aparta a Génesis de otros libros de las Escrituras, en que el primer libro de la Biblia se corresponde de cerca con el libro final. En el libro de Apocalipsis, el paraíso que fue perdido en Génesis será recuperado. El apóstol Juan claramente presentó los acontecimientos registrados en su libro como resoluciones futuras a los problemas que comenzaron como resultado de la maldición en Gén 3:1-24. Su enfoque se encuentra en los efectos de la caída al deshacer la creación y la manera en la que Dios libra a la creación del efecto de la maldición. En las propias palabras de Juan: “Y no habrá más maldición” (Apo 22:3). No es sorprendente que, en el capítulo final de la Palabra de Dios, los creyentes se hallarán de regreso en el Huerto del Edén, el paraíso eterno de Dios, comiendo del árbol de la vida (Apo 22:11-14). En ese tiempo participarán vestidos de túnicas lavadas en la sangre del Cordero (Apo 22:14).

Retos de interpretación

Entender los mensajes individuales de Génesis que Constituyen el plan mayor y propósito del libro no presenta un reto pequeño ya que tanto los relatos individuales como el mensaje general del libro ofrecen importantes lecciones para la fe y las obras. Génesis presenta la creación por fiat divino, ex nihilo, esto es, “de la nada”. Tres acontecimientos traumáticos de proporciones épicas, específicamente la caída, el diluvio universal y la dispersión de las naciones, son presentados como contexto histórico para entender la historia mundial. Desde Abraham en adelante, el patrón es enfocarse en la redención y bendición de Dios.

Las costumbres de Génesis con frecuencia difieren considerablemente de aquellas de nuestro día moderno. Deben ser explicadas a la luz de su contexto del Oriente Medio. Cada costumbre debe ser tratada de acuerdo al contexto inmediato del pasaje antes que cualquier intento sea hecho por explicarla basado en costumbres registradas en fuentes extrabíblicas o aun en otras partes de las Escrituras.

Bosquejo

Por contenido, Génesis está constituido de dos secciones básicas:

1) historia primitiva (Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32) e

2) historia patriarcal (Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26).

La historia primitiva registra cuatro acontecimientos principales:

1) creación (Gén 1:1-31; Gén 2:1-25);

2) la caída (Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32);

3) el diluvio (Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29); y

4) la dispersión (Gén 10:1-32; Gén 11:1-32).

La historia patriarcal se enfoca en cuatro grandes hombres:

1) Abraham (Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-8);

2) Isaac (Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29);

3) Jacob (Gén 25:21-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-14); y

4) José (Gén 30:22-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26).

La estructura literaria de Génesis está construida sobre las frases que frecuentemente se repiten. “Los Orígenes / las generaciones” y son la base del siguiente bosquejo.

Bosquejo

I) La creación del cielo y la tierra (Gén 1:1-31; Gén 2:1-3)

II) Las generaciones de los cielos y la tierra (Gén 2:4-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26)

A) Adán y Eva en el Edén (Gén 2:4-25)

B) La caída y sus resultados (cap. Gén 3:1-24)

C) Asesinato de un hermano (Gén 4:1-24)

D) Esperanza en los descendientes de Set (Gén 4:25-26)

III) Las generaciones de Adán (Gén 5:1-32; Gén 6:1-8)

A) Genealogía: Set a Noé (cap. Gén 5:1-32)

B) Pecado desenfrenado previo al diluvio (Gén 6:1-8)

IV) Las generaciones de Noé (Gén 6:9-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29)

A) Preparación para el diluvio (Gén 6:9-22; Gén 7:1-9)

B) El diluvio y liberación (Gén 7:10-24; Gén 8:1-19)

C) El pacto noéico de Dios (Gén 8:20-22; Gén 9:1-17)

D) La historia de los descendientes de Noé (Gén 9:18-29)

V) Las generaciones de Sem, Cam y Jafet (Gén 10:1-32; Gén 11:1-9)

A) Las naciones (cap. Gén 10:1-32)

B) Dispersión de las naciones (Gén 11:1-9)

VI) Las generaciones de Sem: Genealogía de Sem a Taré (Gén 11:10-26)

VII) Las generaciones de Taré (Gén 11:27-32; Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-11)

A) Genealogía (Gén 11:27-32)

B) El pacto abrahámico: Su tierra y pueblo (Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-19)

1. Viaje a la Tierra Prometida (Gén 12:1-9)

2. Redención de Egipto (Gén 12:10-20)

3. División de la tierra (cap. Gén 13:1-18)

4. Victoria sobre los reyes (cap. Gén 14:1-24)

5. El pacto ratificado (cap. Gén 15:1-21)

6. Rechazo de Agar e Ismael (cap. Gén 16:1-16)

7. El pacto confirmado (cap. Gén 17:1-27)

8. Nacimiento de Isaac predicho (Gén 18:1-15)

9. Sodoma y Gomorra (Gén 18:16-33; Gén 19:1-38)

10. Encuentro filisteo (cap. Gén 20:1-18)

11. Nacimiento de Isaac (cap. Gén 21:1-34)

12. El acto de fe de Abraham con Isaac (Gén 22:1-19).

C) La Simiente prometida de Abraham (Gén 22:20-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-11)

1. Contexto de Rebeca (Gén 22:20-24)

2. Muerte de Sara (cap. Gén 23:1-20)

3. Matrimonio de Isaac con Rebeca (cap. Gén 24:1-67)

4. Isaac el único heredero (Gén 25:1-6)

5. Muerte de Abraham (Gén 25:7-11)

VIII) Las generaciones de Ismael (Gén 25:12-18)

IX) Las generaciones de Isaac (Gén 25:19-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29)

A) Competencia entre Esaú y Jacob (Gén 25:19-34)

B) Bendiciones de pacto para Isaac (cap. Gén 26:1-35)

C) Engaño de Jacob para la bendición (Gén 27:1-40)

D) Bendición de Jacob en una tierra extranjera (Gén 27:41-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 32:1-32)

1. Jacob enviado a Labán (Gén 27:41-46; Gén 28:1-9)

2. El ángel en Bet-el (Gén 28:10-22)

3. Desacuerdos con Labán (Gén 29:1-30)

4. Simiente prometida (Gén 29:31-35; Gén 30:1-24)

5. Partida de Aram (Gén 30:25-43; Gén 31:1-55)

6. Ángeles en Mahanaim y Peniel (cap. Gén 32:1-32)

E) Reunión con Esaú y reconciliación con Jacob (Gén 33:1-17)

F) Acontecimientos y muertes desde Siquem hasta Mamre (Gén 33:18-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29)

X) Las generaciones de Esaú (Gén 36:1-43; Gén 37:1)

XI) Las generaciones de Jacob (Gén 37:2-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26)

A) Sueños de José (Gén 37:2-11)

B) Tragedia familiar (Gén 37:12-36; Gén 38:1-30)

C) Vicerregencia sobre Egipto (caps. Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57)

D) Reunión con la familia (caps. Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28)

E) Transición al éxodo (caps. Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26))

1. Viaje a Egipto (Gén 46:1-27)

2. Ocupación en Gosén (Gén 46:28-34; Gén 47:1-31)

3. Bendiciones sobre las doce tribus (Gén 48:1-22; Gén 49:1-28)

4. Muerte y sepultura de Jacob en Canaán (Gén 49:29-33; Gén 50:1-14)

5. Muerte de José en Egipto (Gén 50:15-26)

ANEXOS

La cronología del diluvio
1. En el año seiscientos de Noé (segundo mes, décimo día), Noé entró al arca (Gén 7:4; Gén 7:10-11). 2. En el año seiscientos de Noé (segundo mes, a los diecisiete días del mes), el diluvio comenzó (Gén 7:11). 3. Las aguas inundaron la tierra durante ciento cincuenta días (cinco meses de treinta días cada uno), que incluyen los cuarenta días y las cuarenta noches de lluvia (Gén 7:12; Gén 7:17; Gén 7:24; Gén 8:1). 4. En el año seiscientos de Noé (séptimo mes, séptimo día), las aguas comenzaron a disminuir (Gén 7:24, Gén 8:1). 5. Más tarde las aguas disminuyeron al punto de que el arca reposó sobre los montes de Ararat (año seiscientos, séptimo mes, a los diecisiete días del mes, Gén 8:3-4). 6. Las aguas continuaron disminuyendo de tal manera que se podían ver las cimas de los montes (año seiscientos, décimo mes, primer día, Gén 8:5). 7. Cuarenta días más tarde Noé envió un cuervo y una paloma (año seiscientos, onceavo mes, décimo día, Gén 8:6). En los siguientes catorce días, Noé envió dos palomas más (Gén 8:10; Gén 8:12). En resumen, esto tomó sesenta y un días o dos meses y un día. 8. Para el año seiscientos uno de Noé, en el primer mes, el primer día, el agua se había secado (Gén 8:12-13). 9. Noé esperó un mes y veintiséis días antes de que desembarcara en el segundo mes, a los veintisiete días del mes de su año número seiscientos uno. De principio a fin, el diluvio duró un año y diez días desde Gén 7:11 hasta Gén 8:14.

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Los principales montes de la Biblia
Monte Ararat (en Turquía moderna), donde el arca de Noé reposó (Gén 8:4). Monte Carmelo, donde Elias obtuvo la victoria sobre los profetas de Baal (1Re 18:9-42). Monte Ebal (frente al monte Gerizim), donde Moisés mandó que un altar fuera construido después de que los hebreos entraran a la Tierra Prometida (Deu 27:4). Monte Gerizim. donde Jesús habló con la mujer samaritana en el pozo (Jua 4:20). Monte Gilboa, donde murieron el rey Saúl y sus hijos en una batalla en contra de los filisteos (1Cr 10:1; 1Cr 10:8). Monte Hermón, una cordillera montañosa que marcaba el límite norte de la conquista de Canaán (Jos 11:3; Jos 11:17). Monte Líbano, la fuente de madera de cedro para el templo de Salomón en Jerusalén (1Re 5:14; 1Re 5:18). Monte Moriah, donde Abraham llevó a Isaac para el sacrificio (Gén 22:2) y el lugar del templo de Salomón (2Cr 3:1). Monte Olivo, o Monte de los Olivos, donde Jesús pronunció el discurso de su Segunda Venida (Mat 24:3). Monte Pisga, o Nebo, desde donde Moisés vio la Tierra Prometida (Deu 34:1). Monte de Seir, al sur del Mar Muerto, el lugar al que se mudó Esaú después de la muerte de Isaac (Gén 36:8). Monte Sinaí, u Horeb (cerca de Egipto), donde la ley fue dada a Moisés (Éxo 19:2-25). Monte Tabor, nueve y medio kilómetros al este de Nazaret, sirvió como frontera entre Isacar y Zabulón: también Barac lanzó su ataque en contra de Sisara desde Tabor (Jue 4:6-15). Monte Sión. originalmente limitado al sector SO (2Sa 5:7), fue usado más tarde para designar a toda Jerusalén (Lam 1:4)

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Dioses falsos en el Antiguo Testamento
1. Los dioses de la casa de Raquel (Gén 31:19) 2. El becerro de oro en Sinaí (Éxo 32:1-35) 3. El dios de la luna en Ur, adorado por Abraham antes de su salvación (Jos 24:2) 4. Asera, la principal diosa de Tiro, a la cual se hace referencia como la dama del mar (Jue 6:24-32) 5. Dagón, el principal dios filisteo de la agricultura y el mar, y padre de Baal (Jue 16:23-30; 1Sa 5:1-7) 6. Astarot. una diosa canaanea, otra consorte de Baal (1Sa 7:3-4) 7. Moloc, el dios de los amorreos y el ídolo más horrible en las Escrituras (1Re 11:7; 2Cr 28:14; 2Cr 33:6) 8. Las dos imágenes hechas por el rey Jeroboam, establecidas en Dan y Bet-el (1Re 12:28-31) 9. Baal, la principal deidad de Canaán (1Re 18:17-40; 2Re 10:28; 2Re 11:18) 10. Rimón, el dios sirio de Naamán el leproso (2Re 5:15-19) 11 Nisroc, el dios asirio de Senaquerib (2Re 19:37) 12. Nebo, el dios babilonio de la sabiduría y la literatura (Isa 46:1) 13 Merodac, el principal dios del panteón babilonio (Jer 50:2) 14 Tamuz, el esposo y hermano de Istar (Asera), diosa de la fertilidad (Eze 8:14) 15. La imagen de oro en el campo de Dura (Dan 3:1-30)

José: Un tipo de Cristo

José Paralelos Jesús
Gén 37:2 Un pastor de las ovejas de su padre Jua 10:11; Jua 10:27-29
Gén 37:3 Su padre lo amaba profundamente Mat 3:17
Gén 37:4 Aborrecido por sus hermanos Jua 7:4-5
Gén 37:13-14 Enviado por su padre a sus hermanos Heb 2:11
Gén 37:20 Otros planearon dañarlos Jua 11:53
Gén 37:23 Túnicas quitadas de ellos Jua 19:23-24
Gén 37:26 Llevado a Egipto Mat 2:14-15
Gén 37:28 Vendido por el precio de un esclavo Mat 26:15
Gén 39:7 Tentado Mat 4:1
Gén 39:16-18 Acusado falsamente Mat 26:59-60
Gén 39:20 Atado con cadenas Mat 27:2
Gén 40:2-3 Colocado con otros dos prisioneros, uno que fue salvo y el otro se perdió Luc 23:32
Gén 41:41 Exaltado después del sufrimiento Flp 2:9-11
Gén 41:46 Ambos tenían 30 años de edad al inicio del reconocimiento publico Luc 3:23
Gén 42:24, Gén 45:2; Gén 45:14-15; Gén 46:29 Ambos lloraron Jua 11:35
Gén 45:1-15 Perdonaron a los que les hicieron mal Luc 23:34
Gén 45:7 Salvaron a su nación Mat 1:21
Gén 50:20 Lo que los hombres hicieron para dañarlos Dios lo encaminó a bien 1Co 2:7-8

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

[[Nota del Editor: Consta de dos etapas LA ETAPA DE LA CREACIÓN (Gén 1:1-31 — 11) y LA ETAPA PATRIARCAL (Gén 12:1-20 — 50; Job).]]

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LA ETAPA DE LA CREACIÓN

INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DE LA CREACIÓN

(Gén 1:1-31Gén 11:1-32)

Estos 11 capítulos son absolutamente vitales para el correcto entendimiento de los 1.178 capítulos restantes de la Biblia. Si uno los acepta por su valor nominal, no tendrá dificultades con el resto del Antiguo y Nuevo Testamentos.

LA ETAPA DE LA CREACIÓN

GÉNESIS, CAPÍTULOS DEL UNO AL ONCE

Los tres hombres importantes de esta etapa son: Adán, Enoc y Noé.

Los cuatro eventos importantes son: la creación, la caída, el diluvio y la torre de Babel.

El relato de la creación lo incluye todo, desde electrones a galaxias, desde dinosaurios a lirios, y desde Adán a los ángeles.

Esta etapa es la única que describe a Dios descansando (Gén 2:2-3).

Nos habla del primer ser humano que fue creado (Adán) y del primer humano que nació (Caín) (Gén 1:26; Gén 4:1).

Registra el hecho del primer hombre que murió (Abel) y del primero que no murió (Enoc) (Gén 4:8; Gén 5:24).

Aparecen por primera vez la serpiente, el cuervo y la paloma (Gén 3:1; Gén 8:7; Gén 8:10).

Se ven claramente la gloria de Dios en la creación (Gén 1:1) y la gracia de Dios en la salvación (Gén 6:8).

Contemplamos la más antigua civilización del mundo (cainita) y el ciudadano más anciano del mundo (Matusalén) (Gén 4:17; Gén 5:27).

Esta etapa describe la primera boda, el primer asesinato y la primera promesa del Mesías (Gén 2:23-25; Gén 4:8; Gén 3:15).

Nos da una ilustración de la religión humana (las hojas de higuera), y el primer ejemplo de la redención divina (las pieles de animales (Gén 3:7; Gén 3:21).

Encontramos en sus páginas que los pecadores mueren ahogados y un santo se emborracha (Gén 7:21; Gén 9:20-21).

Un barco se posa en un monte y una torre se levanta en una llanura (Gén 8:4; Gén 11:1-4).

UNA VISIÓN PANORÁMICA DE Gén 1:1-31 al Gén 11:1-32

I. La creación de todas las cosas (Gén 1:1-31Gén 2:1-25).

A. Primer día.

B. Segundo día.

C. Tercer día.

D. Cuarto día.

E. Quinto día.

F. Sexto día.

G. Séptimo día.

II. La corrupción de todas las cosas (Gén 3:1-24Gén 5:1-32).

A. La sutileza de Satanás (Gén 3:1-24).

B. El pecado de Adán (Gén 3:1-24).

C. La redención de Dios (Gén 3:1-24).

D. La historia de Caín y Abel (Gén 4:1-26).

E. El ministerio de Enoc (Gén 5:1-32).

III. La condenación de todas las cosas (Gén 6:1-22Gén 9:1-29).

A. Las condiciones antes del diluvio (Gén 6:1-22).

B. La salvación por medio del diluvio (Gén 7:1-24Gén 8:1-22).

C. La tragedia que siguió al diluvio (Gén 9:1-29).

IV. La confusión de todas las cosas (Gén 10:1-32Gén 11:1-32).

A. La arrogancia del hombre.

B. El juicio de Dios.

C. El origen de las naciones

LA ETAPA DE LA CREACIÓN

I. La creación de todas las cosas (Gén 1:1-31Gén 2:1-25).

«En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gén 1:1). La palabra cielos es plural en hebreo. Se mencionan tres cielos en la Biblia. Dios creó los tres.

Primer cielo: el hogar de los pájaros y de las nubes.

«Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne» (Dan 4:12).

«Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?» (Mat 6:26).

Segundo cielo: el hogar del sol. la luna y las estrellas.

«Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos» (Sal 19:1).

Tercer cielo: el hogar de los ángeles y de los santos que partieron.

«Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo» (2Co 12:2).

Veamos ahora la obra de los primeros seis días

A. Primer día: la creación de la luz (Gén 1:2-5).

El Espíritu Santo se movía (vibraba) sobre la tierra. De esta fuente de energía vibrante y omnipotente empezaron a fluir nuestras ondas de energía, ondas de calor y sonido magnético. Así fue llenado de energía el universo creado. Empezó también en este momento la rotación de la tierra sobre su eje. La energía y la materia estaban ahora presentes en este entramado de tiempo, espació y masa. Se encontraban también funcionando ahora los tres tipos básicos de campos de fuerzas.

1. La gravitacional: la fuerza entre dos objetos.

2. La electromagnética: la fuerza entre el electrón y el núcleo de un átomo.

3. La nuclear: la fuerza entre el protón y el neutrón dentro del átomo.

Algunos creen erróneamente que el Espíritu Santo vino por primera vez a la tierra en Pentecostés según Hch 2:1-47 y que marchará al momento del rapto. Pero aquí lo tenemos presentado en el segundo versículo de la Biblia.

B. Segundo día: la separación de las aguas (Gén 1:6-8). El agua se encontraba en dos formas:

1. El agua normal de la tierra que hallamos en lagos, ríos y océanos.

2. La atmosférica que aparece en la forma invisible de vapor traslúcido.

C. Tercer día: la creación de la vida vegetal (Gén 1:9-13). La vegetación verde y lozana y las plantas exóticas llenan de gracia la tierra seca recientemente emergida.

Estos versículos refutan totalmente por sí mismos la dañina doctrina de la evolución teística, que dice que la vida empezó en un período de tiempo indefinido (eones) procedente de una especie de esfera de espuma que flotaba sobre la superficie de un océano remoto. Por el contrario, Moisés nos dice que la vida fue creada en forma sobrenatural en el tercer día de la creación y comenzó en tierra seca.

D. Cuarto día: la creación del sol, la luna y las estrellas (Gén 1:14-19). En el primer día Dios creó la luz física. Ahora crea las fuentes especiales de luz. Estos cuerpos celestes iban a funcionar en una forma triple:

1. Como señales: nos enseñan y recuerdan la obra creadora de Dios.

«Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste» (Sal 8:3).

«Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa» (Rom 1:19-20).

2. Como estaciones: funcionan como un calendario, dividiendo las estaciones, los días y los años, capacitando al hombre para planear con exactitud su trabajo.

3. Como luces: reemplazaron la fuente temporal de luz de los primeros días.

Alguien podría preguntar por qué Dios creó la tierra en el primer día, pero esperó hasta el cuarto para establecer el sol, las estrellas y la luna. Podemos sugerir dos posibles razones para ello, una tiene que ver con la prioridad, la otra con la prevención.

a. La de prioridad. Dios creó la tierra primero porque era lo más importante para Él. Porque era sobre el planeta Tierra que Él planeaba crear en el día sexto una criatura a su propia imagen y semejanza. Esta criatura, el hombre, viviría sobre la tierra, no sobre la luna. Además, Él ya tenía planes de que en el cumplimiento del tiempo, la segunda persona de la Trinidad se encamara y viniera al planeta Tierra. Finalmente, será sobre la tierra, no sobre Marte o Venus, que el Rey de reyes un día descenderá sobre el monte de los Olivos para establecer su reino milenario.

b. La de prevención. Casi sin excepción, todas las civilizaciones antiguas han adorado al sol. Pero Dios quiere que sus criaturas reconozcan y adoren a su Creador: Él mismo. Por esto nos informa que la vida y la luz existían antes que el sol, y que «toda buena dádiva, y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces» (Stg 1:17).

E. Quinto día: la creación de los peces y de las aves (Gén 1:20-23). ¡Qué tremendos contrastes vemos aquí, desde el pequeño gorrión a la gigantesca ballena azul! No todo el mundo lo sabe, pero una ballena azul es más larga y pesada que un moderno avión 737 Boeing de pasajeros. Puede alcanzar una longitud de 108 pies (36 m) y pesar 150 toneladas.

F. Día sexto: la creación de los animales de tierra y el hombre (Gén 1:24-31). El hombre se convirtió inmediatamente en el centro de atención de este día y de toda la creación.

Notemos el relato bíblico de este acto: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…» (Gén 1:26). Esta es la primera evidencia fuerte de la Trinidad en el Antiguo Testamento. (Véanse también Gén 11:7; Sal 2:7; Sal 45:7; Sal 110:1; Isa 48:16.)

«Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu» (Isa 48:16).

1. Fue hecho a la imagen de Dios y le fue dada la más alta clase de vida.

a. El reino vegetal posee vida inconsciente.

b. El reino animal posee vida consciente.

c. Sólo el hombre posee la vida que le hace consciente de sí mismo.

Aquí tenemos una criatura que no solamente podía comer los alimentos deliciosos del Edén, sino que también podía elevar su mirada al cielo y darle gracias a Aquel que lo creó todo, a él y al alimento. Ninguna flor o dinosaurio podía hacerlo.

2. Estaba llamado a sojuzgar y a llenar la tierra (Gén 1:28).

3. Fue exhortado a disfrutar del árbol de la vida y de todos los demás de la creación, excepto uno (Gén 2:9; Gén 2:16).

4. Le fue prohibido comer del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gén 2:17).

5. Tenía que poner nombre a todos los animales (Gén 2:19).

6. Le fue dado una esposa (Gén 2:18-25). Aquí aparece la primera de las tres grandes instituciones dadas por Dios al hombre. Son: el matrimonio, el gobierno civil (Gén 9:1-29), y la Iglesia (Mat 16:1-28).

Esto nos da el registro del segundo de los cuatro métodos usados por Dios para formar seres humanos para este mundo.

a. Un hombre sin padre ni madre (Adán)

b. Una mujer sin madre (Eva)

c. Un hombre sin padre terrenal (Cristo)

d. Personas que tienen padre y madre (todos los demás seres humanos).

G. Día séptimo: Dios descansa (Gén 2:1-3).

Este es el único lugar donde se describe a Dios descansando. El pecado aparecería pronto en escena, y la Trinidad quedaría pronto involucrada en la redención.

La primera ley de la termodinámica está ahora en efecto. Esta ley dice que la energía puede cambiar de una forma a otra, pero no puede ser creada ni destruida.

Tenemos aquí en cincuenta y seis sencillos pero sublimes versículos (Gén 1:1-31 y Gén 2:1-25) el relato conciso pero completo de la creación. El primero de estos versículos (Gén 1:1) debería ser visto como una declaración compendiadora. Dios nos dice aquí exactamente lo que hizo. Los restantes cincuenta y cinco versículos son declaraciones detalladas de cómo hizo lo que dice que hizo.

No se menciona la creación de los ángeles en la primera semana. Sin embargo, en el libro de Job (Job 38:7) la Biblia parece indicar que su creación fue al mismo tiempo que la formación de las estrellas.

Si esto es correcto, los ángeles aparecieron en el cuarto día. Otros creen que este mismo capítulo (Job 38:4) indica que los ángeles estaban ya presentes cuando la tierra fue formada. Si esto es cierto, los ángeles entonces debieron ser creados en algún momento durante el primer día de la semana de la creación.

II. La corrupción de todas las cosas (Gén 3:1-24Gén 5:1-32).

Más adelante en este estudio consideraremos una posición popular (pero en nuestra opinión equivocada) conocida como The Gap Theory («La teoría de la brecha»). En pocas palabras, esta teoría localiza la caída de Satanás entre Gén 1:1 y Gén 1:2. Por el contrario, Moisés parece colocarlo entre el segundo y el tercer capítulo de Génesis.

Podemos encontrar material de apoyo útil concerniente a los eventos que acontecieron entre estos dos capítulos los en Isa 14:1-32 y Eze 28:1-26.

A. La sutileza de Satanás (Gén 3:1).

1. Habla por medio de la serpiente. Eva es tentada por el diablo, que le habla a través del cuerpo de la serpiente, a desobedecer a Dios. Adán y Eva podían aparentemente comunicarse con el reino animal, antes de la caída, en formas totalmente desconocidas para nosotros hoy. Antes de la caída la serpiente no era solamente la más inteligente de las criaturas, sino quizá también la más bella. Es evidente por el relato posterior (véase Gén 3:14) que la serpiente no reptaba como lo hace hoy. Bien pudiera ser que tuviera alas y se mantuviera en posición vertical. La serpiente es la primera de tres criaturas, aparte del hombre, que habla en la Biblia. (Para las otras dos, véanse Núm 22:28, donde habla un asno; y Apo 8:13, donde habla un águila.) A partir de este momento la serpiente se convierte en un símbolo de falsedad y pecado.

«Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el áspid sordo que cierra su oído» (Sal 58:4).

«¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?» (Mat 23:33).

«Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él» (Apo 12:9).

«Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es diablo y Satanás, y lo ató por mil años» (Apo 20:2).

2. Empezó poniendo en duda la Palabra de Dios.

«… ¿Conque Dios os ha dicho: …?» (Gén 3:1). Eva tontamente trata ahora de superar el ingenio del diablo. Ningún hijo de Dios debería intentarlo nunca. Debemos resistirle (1Pe 5:8-9; Stg 4:7), pero nunca debatir con él.

«Sed sobrios, y velad: porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda a vuestro alrededor buscando a quien devorar: al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo» (1Pe 5:8-9).

«Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Stg 4:7).

Eva complica aún más las cosas al añadirle a la Palabra de Dios durante el debate (Gén 3:3). Dios no les dijo que no tocaran el fruto. El diablo disfruta en gran manera cuando puede llevar a alguien a añadir o quitar a la Palabra de Dios.

«Toda palabra de Dios es limpia: él es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso» (Pro 30:5-6).

«Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro» (Apo 22:18-19).

3. Termina negando la Palabra de Dios.

«Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis» (Gén 3:4). ¿Hay mentiras en la Biblia? Sí que las hay y aquí tenemos la primera. Dios dijo a Adán y a Eva que morirían si desobedecían, pero Satanás les dice que no sucederá. Debemos hacer notar rápidamente aquí que aun cuando la Biblia no enseña mentiras, sí registra fielmente cuando se produce la mentira de los pecadores (Saúl, por ejemplo, véase 1Sa 15:20) y la de los santos (David, véase 1Sa 21:2).

Muchos siglos después el apóstol Juan advertiría a todos los creyentes de los peligros de tres tentaciones mortales: (1) los deseos de la carne, (2) los deseos de los ojos, (3) y la vanagloria de la vida (1Jn 2:15-17). En el huerto del Edén Satanás esclavizó a Eva a estos deseos (véase Gén 3:6).

a. «Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer» (los deseos de la carne).

b. «Y que era agradable a los ojos» (los deseos de los ojos).

c. «Y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría» (la vanagloria de la vida).

Nuestro Señor sería más tarde tentado en una manera similar por el diablo en el desierto. (Véase Mat 4:3-10.)

a. «Di que estas piedras se conviertan en pan» (los deseos de la carne).

b. «Y le mostró todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos» (los deseos de los ojos).

c. «Échate abajo» [desde el pináculo del templo] … a sus ángeles mandará acerca de ti…» (la vanagloria de la vida).

Notemos la manera de trabajar de Satanás en Gén 3:5 : «Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.»

En un sentido las promesas de Satanás eran ciertas. Sus ojos fueron abiertos, y supieron del bien y del mal, pero no como Dios. Una media verdad presentada como toda la verdad es una falsedad. Dios quería que Adán supiera lo que es el bien y lo que podría ser el mal, pero en su lugar él ahora descubriría lo que era el mal y lo que podría haber sido el bien.

En vez de reconocer el mal desde la cumbre del bien, deben ahora reconocer el bien desde el abismo del mal. La experiencia no es frecuentemente el mejor maestro, porque a veces el costo es demasiado elevado.

B. El pecado de Adán.

1. Se convierte en el primer pecador humano.

Cronológicamente Eva comió primero, pero desde la perspectiva teológica Adán es declarado por el Nuevo Testamento como el pecador original. La razón de ello es que Adán era cabeza de la raza humana y, por consiguiente, responsable de sus acciones.

«Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (Rom 5:12).

«Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo» (2Co 11:3).

«Y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión» (1Ti 2:14).

2. Intentó de primeras esconder su desnudez ante Dios (Gén 3:7). Aparentemente ocurrieron algunos cambios drásticos concernientes tanto a la condición física como espiritual de Adán. Puede ser que los cuerpos de Adán y Eva estaban, en la creación, cubiertos de una suave luz de inocencia. Nuestro Señor estuvo revestido de una luz más brillante que la del sol durante su transfiguración (Mat 17:2).

Pero ahora esta protección había desaparecido, y en un esfuerzo desesperado por corregir la situación «cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales» (Gén 3:7).

Tenemos aquí el primer ejemplo en la historia del esfuerzo religioso humano. La religión es un intento de vestirnos a nosotros mismos de justicia aparte de la justicia de Cristo. Adán y Eva lo procuraron con hojas de higüera. Los hombres lo intentan hoy mediante la educación, la membresía de iglesia, el bautismo, las ofrendas, la confirmación, las buenas obras, etc. Pero de nada sirve todo eso.

«Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapos de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como el viento» (Isa 64:6).

3. Intentó por último esconderse de Dios.

«… el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios…» (Gén 3:8).

Este es el resultado trágico y final del pecado. No sólo separa al hombre de Dios, sino que le lleva a desear esconderse de Dios. ¡Pero no lo logra!

«Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos» (Sal 69:5).

«¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?» (Sal 139:7).

«Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse» (Mat 10:26).

«Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?» (Apo 6:15-17).

C. La redención de Dios.

Hasta este momento hemos visto solamente aquellos atributos de Dios que aparecen directamente involucrados en sus actos creativos. Estos incluyen su poder y sabiduría. Sin embargo, a partir de ahora, después del pecado del hombre, conoceremos sus atributos redentores, es decir, su santidad y su gracia.

1. Su santidad en su manera de tratar con el pecado. Dios pronuncia ahora un quíntuple juicio.

a. Sobre el hombre (Gén 3:17).

«Maldita será la tierra por tu causa.» Dios es cuidadoso en no maldecir nunca a Adán.

Maldice a la serpiente, a Satanás y la tierra, pero no a la humanidad. La razón, por supuesto, es que él desea redimir al hombre y, por tanto, no maldice a aquel a quien planea salvar después. Con todo, el hombre sin Dios no puede esperar nada bueno de esta vida aparte de Cristo.

«Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre hace para la aflicción» (Job 5:7).

«El hombre nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores» (Job 14:1).

b. Sobre la mujer (Gén 3:16).

«Con dolor darás a luz los hijos.» Debemos notar que el sufrimiento por la procreación de los hijos no es tanto un juicio directo de Dios, sino más bien un resultado indirecto del pecado. El pecado siempre causa sufrimiento, enfermedad, separación y tristeza.

c. Sobre la naturaleza (Gén 3:18).

«Espinos y cardos te producirá.» A partir de este momento el paraíso del hombre se convierte en un lugar donde es difícil vivir. Las rosas ahora tienen espinas y el manso tigre se convierte en un voraz devorador de carne. Así continuará hasta que se levante la maldición durante el milenio. Pablo habla acerca de todo esto en Rom 8:19-22 :

«Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.»

Fue en este momento que entró en efecto el principio científico inmutable conocido como la «segunda ley de la termodinámica». Esta ley establece que cuando la energía pasa de un estado a otro, una parte se transforma en energía calórica, la cual no puede volver a convertirse en una forma útil de energía. En otras palabras, podemos considerar este universo como un reloj al que se le está acabando la cuerda. Esta ley se menciona en el Sal 102:25-26 y Heb 1:10-12.

«Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, más tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán» (Hch 1:10-12).

d. Sobre la serpiente (Gén 3:14).

«Y Jehová Dios dijo a la serpiente: …sobre tu pecho andarás…»

A la serpiente no se le ofrece la oportunidad de explicar sus acciones como Dios permitió a Adán y a Eva que lo hicieran. Es juzgada inmediatamente. Por prestar su cuerpo a Satanás la serpiente es castigada a arrastrarse en el polvo a partir de ese momento. Isaías indica que este juicio permanecerá sobre la serpiente aún durante el milenio.

«El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová» (Isa 65:25).

e. Sobre Satanás (Gén 3:15).

«Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar» (Gén 3:15).

A primera vista este versículo parecería que estaría simplemente prediciendo el desagrado natural del hombre por las serpientes. Pero durante siglos los estudiosos devotos de la Biblia han visto verdades mucho más preciosas y profundas subyacentes en estas palabras. Ven en ellas una predicción conmovedora de la cruz y de la resurrección, y de la gran victoria del Salvador sobre Satanás. Entonces, teológicamente, este versículo podría ser traducido así:

«Y habrá odio intenso entre Satanás y Cristo. Jesucristo finalmente aplastará la cabeza de Satanás, aunque él en el proceso será herido en el calcañar.»

Este importantísimo versículo es conocido como el «protoevangelio» o el primer evangelio.

Veamos también:

«Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros» (Rom 16:20).

«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isa 53:5).

2. Su gracia en su manera de tratar con los pecadores.

a. Buscando a Adán (Gén 3:9).

«Mas Jehová Dios llamó al hombre…»

A veces profesores necios e impíos dicen a sus estudiantes que la Biblia es solamente el registro de la búsqueda de Dios por el hombre; pero, sin embargo, es todo lo contrario. La Biblia es la demostración de la búsqueda del hombre por Dios. Aquí Dios da el primer paso para reconciliar consigo al hombre.

«Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana» (Isa 1:18).

«A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David» (Isa 55:1-3).

«En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva» (Jua 7:37-38).

«Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente» (Apo 22:17).

«Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lev 19:10).

b. Prometiéndoles un Salvador (Gén 3:15).

c. Vistiéndoles (Gén 3:21).

«Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.»

Aunque no se dice expresa y específicamente, parece probable que tuvo que morir algún animal inocente a fin de que Adán y su mujer pudieran ser vestidos. Tenemos aquí el primer ejemplo de la gran doctrina bíblica del inocente muriendo por el culpable.

«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros» (Isa 53:5-6).

«Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu» (1Pe 3:18).

NOTA: Ya hemos visto el primer símbolo que aparece en la Biblia cuando la serpiente se convierte en un tipo del pecado. Observemos ahora el segundo símbolo: la justicia y la salvación son comparadas con ir vestidos correctamente. (Cp. Isa 64:6 con Apo 19:7-8.)

«Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento» (Isa 64:6).

«Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos» (Apo 19:7-8).

d. Expulsándoles del huerto de Edén (Gén 3:24).

«Echó, pues, fuera al hombre…»

La expulsión del hombre por Dios del huerto de Edén fue realmente un acto de misericordia más que de juicio. Como se nos dice en Gén 3:22, Dios lo hizo para prevenir que el hombre comiera del árbol de la vida y viviera para siempre en inmoralidad. Adolfo Hitler se suicidó pocos días después de cumplir cincuenta y seis años. Sin embargo, durante su breve período de vida, fue directamente responsable de la muerte de literalmente millones de seres humanos mediante formas de tortura y muerte demasiado horribles para mencionarlas. ¿Qué habría pasado si este monstruo nazi hubiera vivido 500 o 5.000 años?

Peor aún, ¿qué si hubiera vivido por siempre? Por esta razón Dios echó a Adán del Edén.

«… y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida…» (Gén 3:24).

Los querubines son aparentemente una clase especial de seres angelicales que tienen que ver con los asuntos relacionados con la santidad de Dios. (Véanse Éxo 25:18-22; Eze 10:1-20; Apo 4:6-8.) Esta es la primera de dos clases de ángeles mencionados en la Biblia. La otra clase mencionada son los serafines. (Véase Isa 6:1-13.)

«En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo» (Isa 6:1-4).

«Para guardar el camino del árbol de la vida» (Gén 3:24).

A partir de este momento, el árbol de la vida desaparece de las páginas de la Biblia. Reaparece una vez más durante el milenio y la era eterna.

«Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones» (Apo 22:1-2).

D. El martirio de Abel (Gén 4:1-26).

1. Eva dio a luz a Caín y dijo: «… Por voluntad de Jehová he adquirido varón» (Gén 4:1). Ella aparentemente pensó que este niño era el cumplimiento de Gén 3:15, pero pronto se daría cuenta de que no era así. Pronto nace también Abel (Gén 4:2).

El nacimiento de estos dos bebés ilustra el cuarto de los cuatro métodos que Dios ha escogido para traer seres humanos al mundo.

a. Adán: nació sin padre ni madre.

b. Eva: nació sin madre.

c. Cristo: nació sin padre terrenal.

d. Todos los demás: nacen mediante padre y madre.

2. Caín ofrece un sacrificio incruento a Dios y es rechazado (Gén 4:5). No sólo era el sacrificio incruento, sino que ya había sido maldecido por Dios, de manera que agravó las cosas. (Véase Gén 3:17.) Quizá Caín pensó que era más refinado y culto presentar una ofrenda fresca de frutos y vegetales que una ofrenda sangrienta. ¡Pero no era así!

«Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte» (Pro 14:12).

Tenemos en este versículo la primera referencia a esa gran verdad de la Escritura de que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado (Lev 17:11; Hch 9:22).

«Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión» (Hch 9:22).

Abel ofreció una oveja en sacrificio y fue aceptado (Gén 4:4).

El doctor Bamhouse ha escrito lo siguiente:

«El camino real a la cruz estaba ahora firmemente establecido. Aquí vemos al primer cordero, un cordero por un hombre. Más tarde, en el establecimiento de la Pascua, habría un cordero por cada familia (Éxo 12:1-51). Después en el día de la expiación, habría un sacrificio por toda la nación (Lev 16:1-34). Finalmente, es Cristo quien quita el pecado del mundo» (Jua 1:29).

Esta era la manera de Dios de ilustrar el tremendo poder de la sangre del Cordero traspasado. Un cordero salva a un hombre, después a una familia, después a una nación, y finalmente el Cordero de Dios está disponible para todo el mundo.

3. Caín mata a su hermano. Así se convierte en el primer homicida (Gén 4:8). También llega a ser el primer hombre mentiroso (Gén 4:9).

4. Caín es desterrado y apartado de las bendiciones de Dios. Se casa con una de sus hermanas (Gén 4:17; Gén 5:4) y se marcha a morar en la tierra de Nod. Observemos algunos hechos registrados concernientes a la primera civilización de la tierra.

a. Caín edifica la primera ciudad y le pone el nombre de Enoc (como su propio hijo), que significa «dedicado». Este proyecto urbano fue, sin duda, un intento de neutralizar la maldición de Dios que se cita en Gén 4:12.

b. Lamec, el tataranieto de Caín, llega a ser:

(1) El primer polígamo conocido (Gén 4:19).

(2) El primer escritor de himnos (la expresión «mi voz» de Gén 4:23 puede referirse a un poema o himno).

(3) El segundo homicida conocido (Gén 4:23).

c. Jabal fue el inventor de la tienda de campaña y el primero en desarrollar un estilo de vida nómada. También ideó sistemas formales de domesticación y comercialización de animales, aparte de las ovejas. Su nombre significa «vagamundo» (Gén 4:20).

d. Jubal fue el inventor de los instrumentos musicales de cuerda y de viento. Su nombre significa «sonido» o «música» (Gén 4:21).

e. Tubal-Caín llegó a ser el primero que hizo trabajos metalúrgicos en hierro y bronce (Gén 4:22).

E. El ministerio de Enoc (Gén 5:1-32).

1. Enoc es uno de los dos hombres de los que se dice que caminaron con Dios antes del diluvio. (El otro fue Noé. Véase Gén 6:9.) Nota: no dice, sin embargo, que caminó con Dios sino hasta después que nació su hijo Matusalén. En la lengua hebrea Matusalén literalmente significa «cuando él muera será enviado». ¿Por qué caminó Enoc con Dios? Porque Dios aparentemente le había dicho que cuando él muriera el mundo sería destruido mediante el diluvio. Por esto Matusalén probablemente vivió más años que ningún otro humano en la historia del mundo (969), porque Dios no quería que nadie pereciera, sino que dio al mundo todo el tiempo posible para el arrepentimiento.

«El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2Pe 3:9).

«El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1Ti 2:4).

2. Enoc fue el primer predicador conocido y predicó acerca del juicio venidero. En Judas versículos Jud 1:14 y Jud 1:15 tenemos en realidad recogido su mensaje:

«De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.»

3. Enoc fue un hombre de gran fe (Hch 11:5).

«Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.» Pero, ¿cómo demostró Enoc esta fe que se le atribuye? Predicando fervientemente acerca de la Segunda Venida de Cristo antes que la Primera tuviera lugar.

4. Enoc fue uno de los dos seres humanos que fueron arrebatados al cielo sin haber muerto físicamente. (Para el otro véase 2Re 2:11.) Un día, sin embargo, millones de cristianos experimentarán lo mismo.

«He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados» (1Co 15:51-52).

«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (1Ts 4:16-17).

III. La condenación de todas las cosas (Gén 6:1-22Gén 9:1-29).

A. Las condiciones antes del diluvio

1. Se produjo un gran crecimiento de la población (Gén 6:1). El hombre ha quebrantado constantemente todos los mandamientos dados por Dios excepto el primero que le fue dado. Este sí que lo ha obedecido fielmente: «…Fructificad y multiplicaos…» (Gén 1:28).

2. Abundó la actividad satánica (Gén 6:2).

3. Toda la humanidad se pervirtió. La iniquidad en palabras y hechos fue universal y sin paralelo (Gén 6:5; Gén 6:11).

4. Como resultado de todo esto «se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón» (Gén 6:6). Los términos hebreos (nacham) y griego (metanoia) para arrepentimiento tienen un sentido literal y teológico.

a. El sentido literal: aliviar, confortar (nacham).

b. El significado teológico: cambiar de mente (metanoia).

Combinando ambos significados podemos decir que la creación original de Dios había cesado de reflejar su gloria (véase Apo 4:11), al punto de que ya no le daba satisfacción. En consecuencia, cambió el curso de su acción hacia la humanidad y determinó destruirla mediante un diluvio universal.

5. El diluvio tuvo lugar 120 años después (Gén 6:3).

B. La salvación por medio del diluvio

1. Dios ordenó a Noé (que había hallado gracia ante sus ojos), que construyera un arca de 450 x 75 x 45 pies (137 x 23 x 14 m).

Algunos han limitado la palabra ley al Antiguo Testamento y la palabra gracia al Nuevo Testamento. Pero esto es un grave error. Aquí, en Gén 6:1-22, temprano en la historia del Antiguo Testamento y mucho antes de la Ley mosaica, Noé experimenta la maravillosa gracia de Dios. Un resumen más correcto del Antiguo y Nuevo Testamentos sería:

a. El Antiguo Testamento es el registro de cómo Dios trata en gracia con la nación de Israel y los pecadores.

b. El Nuevo Testamento es el registro de cómo Dios trata en gracia con la Iglesia y los pecadores.

2. Noé tenía que cubrir el arca con brea por dentro y por fuera. La palabra hebrea que se emplea aquí y que traducimos por brea es Kaphar. En casi todo otro lugar en el Antiguo Testamento Kaphar es traducida por expiación (Éxo 30:10). Expiar es cubrir con sangre. Así como la brea protegía al arca del juicio del diluvio, la sangre de Cristo protege al creyente del juicio del pecado. En este punto debemos notar los siguientes tipos del Antiguo Testamento:

a. Enoc es un tipo de la Iglesia al ser salvado a través del juicio del diluvio (la Iglesia no pasará por la gran tribulación.)

b. Noé es un tipo de Israel, pues fue salvado a través del juicio del diluvio. (Israel pasará por la gran tribulación.)

3. Noé juntó una pareja, macho y hembra, de todos los animales de la tierra (incluyendo siete parejas de animales limpios, tales como los bueyes y ovejas), y Dios le mandó que, junto con su mujer, sus tres hijos y esposas, y los animales, entrara en el arca.

Este pasaje (Gén 7:1) registra la primera vez que se usa la palabra entra en la Biblia.

«Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca….»

La referencia final al sentido de este término lo encontramos en Apo 22:17.

«Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.»

4. Dios se «acordó» de Noé durante el diluvio como después se acordaría:

a. De Lot en Sodoma:

«Así, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba» (Gén 19:29).

b. De Israel en Egipto:

«Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob» (Éxo 2:24).

«Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto» (Éxo 6:5).

c. Del ladrón en la cruz:

«Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino» (Lev 23:42).

5. El diluvio pasó y el arca se posó sobre los montes del Ararat. Dios le dijo a Noé:

«Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra» (Gén 8:17; Gén 9:1). Adán escuchó una vez palabras parecidas (Gén 1:28), pero aquí, después del diluvio, no aparece la palabra sojuzgad. Scofield escribe el siguiente comentario concerniente a Gén 1:28 :

«Este es la divina carta magna para todo verdadero proceso científico y material. El hombre empezó con una mente que era perfecta en su capacidad finita para aprender, pero no empezó conociendo todos los secretos del universo. Le fue mandado que sojuzgara la tierra, es decir, que adquiriera conocimiento y dominio sobre su entorno, a fin de usar sus elementos para beneficio de la raza.» (New Scofield Bible, p. 4.)

Pero ahora, debido al pecado del Edén y del juicio del diluvio, el entorno del hombre había cambiado tan radicalmente que iba a ser bastante difícil sojuzgarlo completamente.

Si entendemos correctamente estos versículos de Génesis entenderemos un milagro un tanto extraño de Jesús en el Nuevo Testamento. Todo empezó cuando Pedro se acercó a Jesús para hablarle de la necesidad de pagar un cierto impuesto. El Señor le respondió ordenándole: «… vé al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca hallarás un estatero; tómalo y dáselo por mí y por ti» (Mat 17:27). Este milagro, propiamente considerado, demuestra la perfecta humanidad del Salvador más claramente que su deidad, porque Adán pudo haber (y posiblemente lo hizo) ejercido este mismo poder sobre peces y aves. Consideremos una vez más el mandamiento divino que le fue dado a Adán:

«Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra» (Gén 1:28).

6. Dios establece ahora el pacto del arco iris con Noé.

Los elementos del pacto son los siguientes:

a. Dios nunca volvería a destruir la tierra de los hombres mediante un diluvio (Gén 8:21-22; Gén 9:9-17). Pero la tierra volverá a ser destruida de nuevo y esta vez mediante fuego. (Véase 2Pe 3:1-13.)

«Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas» (2Pe 3:10).

b. Dios demandaría la vida del hombre que mate a otro hombre (Gén 9:6).

c. El orden y las estaciones de la naturaleza son confirmadas (Gén 8:22).

d. El temor a los animales por el hombre es profetizado (Gén 9:2).

e. Se permite comer la carne de los animales como parte de la dieta humana (Gén 9:3).

C. La tragedia que siguió al diluvio (Gén 9:20-29).

1. Noé se embriagó con el vino de su propia viña y apareció desnudo dentro de su propia tienda.

2. Su hijo Cam y su nieto Canaán vieron su desnudez. Canaán especialmente incurre en la ira de su abuelo por su papel en el asunto.

3. Noé predice el futuro estilo de vida física y espiritual de sus tres hijos y de sus descendientes.

4. Noé fallece a la edad de 950 años. La tragedia final de su vida puede verse en el hecho de que no se registra ningún logro espiritual en sus últimos 350 años. Aparentemente experimentó aquello que tanto le espantaba a Pablo: ser olvidado por Dios. (Véase 1Co 9:19-27.)

«Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado» (1Co 9:27).

IV. La confusión de todas las cosas (Gén 10:1-32Gén 11:1-32).

A. La arrogancia del hombre.

Un rebelde llamado Nimrod, nieto de Cam. fomentó un programa d edificaciones religiosas, consistente en una torre astrológica y una ciudad, en la llanura de Sinar cerca de Babilonia (Gén 11:1-4).

B. El juicio de Dios.

Dios castigó este empeño depravado y separó a la humanidad en pequeños grupos étnicos mediante la confusión de su lengua universal, dando lugar a muchos dialectos diferentes (Gén 11:5-9).

C. El origen de las naciones.

El mundo antiguo está ahora habitado por los descendientes de los tres hijos de Noé.

1. Los descendientes de Jafet (Gén 10:2-5).

Algunos de sus descendientes y los pueblos a que ellos dieron origen podrían ser:

a. Gomer (Alemania).

b. Magog, Tubal y Mesec (Rusia).

c. Madai (Persia).

d. Javán (Grecia).

e. Tiras (Italia).

f. Togarma (Armenia).

g. Tarsis (España).

h. Quitim (Chipre).

2. Los descendientes de Cam (Gén 10:6-20).

Algunos de sus descendientes y los pueblos a los que dieron origen podrían ser:

a. Cus (Etiopía).

b. Mizraim (Egipto).

c. Fut (África).

d. Canaán (Los cananeos de Palestina).

e. Nimrod (Babilonia y Asiria).

f. Sidón (Fenicia).

g. Het (Hititas).

h. Jebus (los jebuseos que moraban en Jerusalén antes del reinado de David).

i. Casluhim (los filisteos).

j. Sin (posible fundador de los pueblos orientales como China, Japón, India, etc.).

3. Los descendientes de Sem (Gén 10:21-32; Gén 11:10-32).

a. La nación de Israel por medio de Abraham, Isaac y Jacob.

b. Los pueblos árabes del medio oriente por medio de Abraham, Ismael y Esaú. El antropólogo Arthur Custance escribe:

«Y concluimos que de la familia de Noé surgieron todos los pueblos del mundo, tanto prehistóricos como históricos. Los eventos descritos en conexión con Gén 6:1-22Gén 10:1-32, y particularmente las declaraciones proféticas del mismo Noé en Gén 9:25-28, con respecto al futuro de sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet, combinadas nos proveen del registro más razonable de la primitiva historia de la humanidad. Una historia, que cuando es correctamente entendida, no requiere para nada que creamos que el hombre moderno empezó con la estatura de un mono y sólo llegó a alcanzar el estado civilizado después de un largo período de evaluación histórica, sino que tuvo un nuevo comienzo en una sola familia, que llevaba en sí misma, para habitar una tierra despoblada, la herencia acumulada del mundo antediluviano. Podemos decir, en resumen, que lo que hemos procurado mostrar en esta exposición puede enunciarse brevemente como sigue:

(1) La distribución geográfica de restos fósiles es tal que pueden ser más lógicamente explicados tratándolos como representantes marginales de una amplia y, en parte, forzada dispersión de gente procedente de la multiplicación de una población única, establecida en un punto más o menos central a todos ellos, que enviaba oleadas sucesivas de emigrantes, y cada nueva oleada forzaba a las anteriores a ir más a la periferia.

(2) Los grupos más degradados son representantes de este movimiento migratorio general, que fueron empujados a áreas más inhóspitas, donde sufrieron degeneración física como consecuencia de las condiciones en que se vieron forzados a vivir.

(3) La extraordinaria variabilidad física de sus restos procede del hecho de que fueron miembros de grupos reducidos, aislados, que se reproducían entre sí; mientras que las similitudes culturales que unen incluso a los más alejados de entre ellos indican un origen común para todos ellos.

(4) Lo que es cierto del fósil humano lo es también de sociedades primitivas vivientes o desaparecidas.

(5) Todas estas poblaciones inicialmente dispersadas proceden de un tronco común, la familia de Cam, de Gén 10:1-32.

(6) Estos fueron posteriormente desplazados o dominados por los indoeuropeos, esto es, jafetitas, quienes, no obstante, heredaron o adoptaron el desarrollo técnico de los descendientes de Cam, edificaron sobre él y así llegaron a prevalecer en toda área geográfica donde se extendieron.

(7) A través de este movimiento, tanto en tiempos prehistóricos como históricos, no hubo nunca seres humanos que no pertenecieran a la familia de Noé y sus descendientes.

(8) Finalmente, esta tesis se fortalece con la evidencia de la historia, que muestra que los movimientos migratorios humanos han tendido siempre a seguir ese patrón, que ha aparecido frecuentemente acompañado por situaciones de degeneración tanto de personas como de tribus, y habitualmente resulta en el establecimiento de un patrón general de relaciones culturales, que son paralelas a aquellas que la arqueología nos ha revelado de la antigüedad.» (Genesis and Early Man, pp. 56, 57.)

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE GÉNESIS

Gén 1:1-31 al Gén 11:1-32

Ver esta sección en el módulo libro.

LA ETAPA PATRIARCAL

INTRODUCCIÓN A LA ETAPA PATRIARCAL

(Gén 12:1-20 AL Gén 50:1-26; Job)

1. Los hombres importantes que aparecen durante esta etapa son Abraham, Isaac, Jacob, José y Job. Abraham está considerado como el segundo de los siete hombres más grandes que jamás vivieron, y que son: Adán, Abraham, Moisés, David, Juan el Bautista, Pedro y Pablo.

2. En la etapa de la creación Dios trata con toda la tierra en general. Por ejemplo: Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32 trata con el mundo de los hombres como un todo. Ahora, sin embargo, en la etapa patriarcal se apunta más a lo distante que a lo cercano. Lo universal va a dar lugar a lo particular. Nuestra atención va a ser llevada ahora del mundo a una nación (Israel), después a una tribu en esa nación (Judá), después a una familia dentro de esa tribu (Isaí), y, finalmente, a un individuo dentro de esa familia (Jesús).

3. Esta etapa ocupa un período de unos 350 años.

4. Durante este tiempo dos ciudades fueron destruidas en la llanura (Sodoma y Gomorra) y un muchacho fue librado de morir en un monte (Isaac) (Gén 1:19; Gén 1:22).

5. Vemos cómo un hijo (Jacob) engaña a su padre (Isaac) y cómo él mismo es engañado por sus hijos (los hermanos de José) (Gén 27:1-46, Gén 37:1-36).

6. Leemos acerca de la primera esposa estéril (Sara) y de la primera madre moribunda (Raquel) (Gén 16:1-16, Gén 35:1-29).

7. Esta etapa registra cómo el amigo de Dios (Abraham) le habla en relación con una ciudad (Sodoma) y cómo su enemigo (Satanás) le habla acerca de un santo (Job) (Gén 18:1-33; Job 1:1-22Job 2:1-13).

8. Jerusalén (un tipo de lo celestial) y Egipto (un tipo de lo mundano) aparecen mencionados por primera vez en esta etapa (Gén 13:1-18Gén 14:1-24).

9. Leemos por primera vez acerca de un rey llamado Melquisedec y de una cueva llamada Macpela (Gén 14:1-24, Gén 25:1-34).

10. Aparece aquí registrado el primero de los tres grandes pactos bíblicos.

a. El pacto con Abraham, en el que se promete una tierra que fluye leche y miel (Gén 15:1-21).

b. El pacto con David, mediante el que se promete un rey glorioso (2Sa 7:1-29).

c. El nuevo pacto, que contempla a un pueblo dedicado a Dios (Jer 31:1-40).

LA ETAPA PATRIARCAL

Los restantes treinta y nueve capítulos de Génesis (Gén 12:1-20Gén 50:1-26) resumen las vidas de Abraham, Isaac, Jacob y José. Aunque no es una división bien definida, porque se extienden unos sobre otros, podemos establecer la siguiente división de capítulos:

Gén 12:1-20 AL Gén 24:1-67 : La historia de Abraham

Gén 24:1-67 AL Gén 27:1-46 : La historia de Isaac

Gén 28:1-22 AL Gén 36:1-43 : La historia de Jacob

Gén 37:1-36 AL Gén 50:1-26 : La historia de José

I. Abraham (Gén 12:1-20 AL Gén 24:1-67).

A. Su conversión (Hch 7:2).

«El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia…»

1. Abraham nació alrededor del año 2166 a.C. No sabemos nada acerca de la primera parte de su vida ni de cómo llegó a conocer a Dios. Se ha especulado que quizá Job, Sem o Melquisedec le enseñaron el camino de la salvación. La importancia de su vida no puede subestimarse. Es mencionado 308 veces en la Biblia; 234 veces en el Antiguo Testamento y 74 en el Nuevo Testamento. Estas referencias se dan en 27 libros bíblicos: 16 del Antiguo Testamento y 11 del Nuevo Testamento. Él fue la razón por la que el reino del Sur se mantuvo durante tanto tiempo. (Véase 2Re 13:23.)

El libro del Génesis abarca un período de 2.350 años. Los primeros 11 capítulos que describen la creación del universo, la caída, el diluvio y la torre de Babel, cubren un periodo de 2.000 años. Los restantes 39 capítulos se centran y se ocupan de Abraham y su simiente. abarcando unos 350 años. En otras palabras. Dios nos da más detalles acerca de Abraham que acerca del origen del universo.

2. Abraham nació y se crió en la ciudad de Ur de los Caldeos. Era una ciudad portuaria del golfo Pérsico, en la desembocadura del río Éufrates, como a unas 12 millas (unos 19 km) del lugar donde se piensa estuvo el jardín de Edén. Desde antes de Abraham era una de las grandes ciudades de aquel tiempo; un centro agrícola importante, de manufacturación de productos y de comercio, en una tierra de gran fertilidad y riqueza, con caravanas viajando en todas las direcciones a tierras lejanas y barcos transportando desde el puerto de Ur cargamentos de cobre y otros productos por todo el golfo Pérsico. Los escépticos dudaron por años de la existencia real de Ur, pero durante los años de 1922 a 1934, C.T. Wooley, del Museo Británico, exploró a fondo los secretos de estas ruinas.

El edificio más sobresaliente en los días de Abraham era el gran zigurat, la torre del templo, que probablemente era como una réplica de la torre de Babel. Esta torre, edificada de ladrillo macizo, era rectangular en su base, con distintas gradas o terrazas sobreponiéndose una sobre otra en forma piramidal. Cada terraza estaba adornada con árboles y arbustos. La ciudad tenía dos templos principales, uno dedicado a Nannar, el dios-luna, y otro a su esposa Ningal. (La información concerniente a Ur fue obtenida en parte del Compendio manual de la Biblia de H.H. Halley, pp. 86, 87. Editorial Portavoz.)

B. Su llamamiento (Gén 11:31; Gén 12:1; Jos 24:3; Hch 7:2).

Abraham tenía que dejar Ur y la casa de sus padres para marchar a una tierra que Dios le mostraría.

C. Su misión era séptuple (Gén 12:2-3; Hch 7:3):

1. Haré de ti una nación grande.

2. Te bendeciré.

3. Engrandeceré tu nombre.

4. Serás bendición.

5. Bendeciré a los que te bendijeren.

6. A los que te maldijeren maldeciré. (Véase el libro de Ester.)

7. Serán benditas en ti todas las familias de la tierra. (Esto es una referencia a Cristo, véase Mat 1:1.)

D. Su cautela (Gén 11:31-32).

Dios le había dicho a Abram que dejara la casa de su padre y saliera para Canaán. El desobedeció en ambas cosas, pues tomó consigo a su padre y se quedó atascado en Harán. Harán era el último lugar de vida civilizada antes de adentrarse en el vasto desierto arábigo. La ciudad estaba a unas 700 millas (unos 1.120 km) al noroeste de Ur y como a 60 millas (96 km) del río Éufrates. Estaba ubicada en una de las grandes rutas de caravanas que unían las ciudades del oriente con Damasco y Egipto. Era considerado como un lugar estratégico. En esta ciudad se adoraba al dios y diosa-luna como en Ur.

Abram pudo haberse sentido satisfecho estableciéndose permanentemente en Harán, pero una vez más Dios aparece en la escena. Muere Taré, el padre de Abram, y seguidamente éste reemprende el camino. El nombre Taré significa «demora». Sólo Dios conoce la multitud de cristianos que han salido de Ur camino de Canaán, para quedarse atascados en Harán.

E. Su Canaán (Gén 12:4-9).

1. Entró en la tierra prometida y estableció su campamento cerca de Siquem, a unas 30 millas (unos 48 km) al norte de Jerusalén.

2. Dios se le apareció de nuevo. Debemos notar que cuando estaba en Ur el Señor sólo le había prometido mostrarle la tierra, pero ahora añade las palabras: «A tu descendencia daré esta tierra.» (Cp. Gén 12:1 con Gén 12:7.)

3. Abraham edificó aquí el primer altar.

4. Después se trasladó a Betel, un lugar que significa «casa de Dios» y que más tarde llegaría a ser un lugar muy sagrado en Canaán. (Véanse Gén 28:1-22; Gén 35:7.) En Betel edificó su segundo altar al Señor.

F. Su sensualidad (Gén 12:10-20).

1. Después de un breve plazo apareció el hambre en la tierra. Hasta este momento Abram había obedecido a Dios y había vivido victoriosamente en la tierra prometida, pero ahora aparece la tentación de Satanás. Hubo hambre en la tierra.

2. Dejó Palestina y marchó a Egipto. Esta es la primera mención de Egipto en las Escrituras.

Egipto aparece en la Biblia como un tipo del mundo, un ejemplo de dependencia de la ayuda o de los recursos humanos en vez de confianza en Dios. Como el Señor mismo una vez avisó: «¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!» (Isa 31:1).

El cristiano, por tanto, «va a Egipto», espiritualmente hablando, cuando depende de algo o de alguien en vez de hacerlo de Dios. (Lea cuidadosamente Pro 3:5-6; Pro 2:6; Pro 2:8; Mat 6:31-33.)

3. Faraón quiso tomar a Sara y hacerla su mujer pero Dios se lo impidió, enterándose más tarde de la mentira de Abram. El enojado rey regañó acertadamente a Abram por su actitud equivocada. Después de este tiempo de frustración, peligros y humillación, Abraham retornó a Palestina, de donde no debió haber salido. Notemos los resultados trágicos de su desobediencia:

a. Entristeció a Dios. El pecado de Abram, y nuestros pecados, siempre entristecen a Dios. (Véanse Sal 78:40; Efe 4:30; Sal 95:10; Mar 3:5.)

b. Debilitó su propia fe. Más tarde Abram volvió a caer en la misma falta de mentir por causa de su esposa (véase Gén 20:1-18).

Después que hemos pecado una vez, la segunda vez se hace más fácil.

c. Fue un mal testimonio para su sobrino Lot. Algo de esta mundanalidad de Abram se le pegó a Lot con resultados muy negativos (Gén 13:1-18, Gén 19:1-38).

d. Fue el causante de que Faraón sufriera (véase Gén 12:7). Algunas veces sucede que los no creyentes sufren por causa de los pecados de los cristianos. Recordemos cómo Faraón reprendió a Abram. No hay situación más triste en el mundo que cuando los no creyentes reprenden a los cristianos por sus malas acciones.

e. Tomó a la egipcia Agar como criada de Sara su mujer (Gén 16:3), y que más tarde se convertiría en su concubina y daría a luz a Ismael, el padre de los pueblos árabes. Los sufrimientos que se dan hoy en ese punto tan conflictivo del mundo, como es el Oriente Medio, son en parte los resultados del pecado de Abram cometido hace treinta y nueve siglos.

f. Proveyó de un mal ejemplo para su hijo Isaac. Aunque no había nacido cuando su padre pecó, se enteró más tarde de lo que había sucedido, y también él le falló a Dios mintiendo acerca de su esposa Rebeca (Gén 26:1-35).

Nunca lo olvidemos, nuestros pecados siempre afectan a otros.

G. Su condescendencia (Gén 13:1-18).

1. Nada más volver a Palestina adoró al Señor otra vez en Betel, justo en el mismo lugar donde dejó las bendiciones de Dios para marchar a Egipto. (Véanse Isa 30:15; Apo 2:4-5.)

2. Los siervos de Abram y su sobrino Lot empezaron a discutir sobre los campos de pasto para el ganado. Abraham quedó preocupado por la disputa y generosamente permitió al más joven que escogiera la tierra que más le gustara. Lot neciamente eligió los campos cercanos a Sodoma. Así dejó la tierra prometida para no volver nunca más.

3. Dios se apareció por tercera vez a Abram y le reconfirmó que tendría una gran descendencia y que llegaría a poseer la tierra.

H. Su valor (Gén 14:1-16).

1. En este capítulo aparece la primera guerra que se registra en la Biblia. La última gran batalla la encontramos en Apo 19:11-21. Hasta ese momento continuarán las guerras humanas. En las oficinas centrales de la Naciones Unidas en Nueva York están inscritas las palabras de Miq 4:3 : «… martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra.» Esto, por supuesto, se cumplirá literalmente un día glorioso, cuando el Príncipe de Paz venga a reinar sobre la tierra. Hasta que esto suceda, tanto Daniel (Dan 9:26) como Jesús (Mat 24:6) nos advierten de que habrá guerra continua. La Sociedad de Derecho Internacional establecida en Londres señaló que ha habido solamente 268 años de paz durante los últimos 4.000 años de historia humana, a pesar de que se han firmado más de 8.000 tratados de paz diferentes. Así que hasta que Cristo vuelva, las Naciones Unidas debieron más bien haber usado las atemorizantes palabras de Joe 3:9-10 : «Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de güeña. Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces….»

2. Nueve naciones estuvieron involucradas en esta guerra. Empezó cuando cinco reyes localizados en el área del mar Muerto se rebelaron contra Quedorlaomer, rey de Elam, y sus tres aliados. La confederación de reyes del mar Muerto, que incluía a Sodoma, quedó barrida durante la batalla campal que tuvo lugar. Lot, que se había trasladado a aquella ciudad impía, fue hecho prisionero junto con varios miles más. Dios no se hubiera preocupado por dejar registrada esta guerra entre nueve ciudades paganas de no ser por estas cuatro palabras: «Tomaron también a Lot.» Lot todavía pertenecía al Señor. No actuó ciertamente como un hijo de Dios, pues no caminó, habló, ni se comportó como tal. Pero Dios conoce a los suyos. (Véanse 2Ti 2:19; 2Pe 2:7.)

3. Abram se enteró de lo sucedido e inmediatamente se movilizó armando a sus 318 siervos que estaban entrenados para pelear. Esta simple acción nos muestra unas cuantas cosas acerca del carácter de Abraham:

a. Era un hombre compasivo.

Pudo haber dicho: «Se lo tiene merecido» o «él se metió en ello», pero no lo hizo.

Abram estaba cumpliendo la verdad que más tarde se escribiría en Mat 7:1 y Gál 6:1.

b. Estaba preparado.

Abram se mantenía en buena forma física, mental, social y espiritual. Dios no puede usar frecuentemente a un cristiano, no porque no esté limpio, sino porque no está preparado. La Biblia tiene mucho que decir acerca de la preparación (véanse 2Cr 12:14; 2Cr 19:3; 2Cr 27:6; Mat 3:3; Luc 12:47; 2Ti 2:21.)

4. Después de una marcha forzada durante la noche, Abraham los encontró al norte de Damasco y los derrotó mediante un ataque por sorpresa.

I. Su comunión (Gén 14:17-24).

1. Cuando Abram volvía de derrotar a Quedorlaomer se encontró con Melquisedec, rey de Salem (Jerusalén) y sacerdote del Dios Altísimo. ¿Quién era este misterioso sacerdote? Hay tres hipótesis principales sobre su identidad:

a. Que era Sem. Esta es la tradición hebrea. Si es así, Sem sería la persona más anciana en ese momento. El murió a la edad de 600 años.

b. Que era Cristo mismo. Los teólogos lo llaman una Cristofanía (una aparición del Salvador en el Antiguo Testamento anterior a Belén). Aquellos que abogan por esta teoría usan Heb 7:1-4 para apoyarla.

c. Que era sencillamente el primer rey de Jerusalén que se menciona en la Biblia. Melquisedec significa literalmente «rey de justicia», y se piensa que Salem es el nombre primitivo que se daba a Jerusalén. A Melquisedec se le menciona de nuevo en el Sal 110:1-7, y en el Nuevo Testamento lo encontramos en Heb 5:6-10 y Heb 7:1-22.

2. Melquisedec sacó para Abram pan y vino y le bendijo. Esta es la primera mención que se hace de pan y vino en la Biblia y habla de la obra futura de Cristo en la cruz.

3. Esta es también la primera vez que aparece la palabra sacerdote en la Biblia (Gén 14:18). Es apropiado señalar en este punto cuáles son los tres grandes oficios en el Antiguo Testamento. Son los oficios de profeta, sacerdote y rey.

a. El profeta era uno que representaba a Dios ante el hombre (1Re 19:16).

b. El sacerdote era aquel que representaba al hombre ante Dios (Lev 8:12; Sal 133:2).

c. El rey era uno que gobernaba sobre el hombre bajo la dirección de Dios (1Sa 10:1; 1Sa 16:13).

En el Nuevo Testamento encontramos que estos tres oficios le corresponden a nuestro Señor Jesucristo.

a. Él fue un profeta (su primer ministerio) (Jua 1:18; Mat 21:11; Luc 7:16; Jua 4:19; Heb 1:1-2).

b. Es un sacerdote (su ministerio presente) (Rom 8:34; Heb 4:14-16; Heb 7:24-25; 1Jn 1:1).

c. Será un rey (su ministerio futuro) (Apo 19:11-16).

4. Después que Melquisedec le bendijo, Abram le dio los diezmos de todo lo que tenía. Algunos creen que la práctica de diezmar (el dar de nuestro dinero a Dios) era algo para ser hecho solamente por el pueblo de Israel que vivía bajo la ley y, por tanto, no tiene nada que ver con nosotros hoy. Pero este no es el caso. Abram diezmaba mucho antes que Israel llegara a ser nación, y como 400 años antes de que la ley fuera dada. En el Nuevo Testamento se nos enseña que no solamente el diezmo, sino todo lo que tenemos le pertenece a Dios. (Véase 1Co 6:19-20.) Esto incluye nuestro tiempo (Efe 5:16; Sal 90:12); nuestros talentos (Rom 12:6; 1Co 7:7; 2Ti 1:6); y nuestro dinero (1Co 16:1-2; 2Co 9:7).

5. Abram rechazó la oferta materialista de Bera, el impío rey de Sodoma, de repartirse el botín de guerra.

J. Su pacto (Gén 15:1-21).

1. Dios le habló a Abram en visión, diciéndole:

«No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande» (Gén 15:1).

Aquí leemos por primera vez esas dos pequeñas pero maravillosas palabras que son: «No temas». Abram necesitaba esta reafirmación en este momento, porque como resultado de sus acciones de Gén 14:1-24 algunos vecinos poderosos se habían convertido en sus enemigos.

2. Abram «recordó» al Señor que él y Sara estaban todavía sin hijos, y sugirió que un joven siervo damasceno llamado Eliezer fuera adoptado como su heredero, pero su propuesta fue denegada. Eliezer sería después usado para ayudar a Abram de otra manera. (Véase Gén 24:1-4.)

3. Dios una vez más prometió un hijo a su anciano siervo, añadiendo esta vez las palabras:

«… Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia» (Gén 15:5). Aquí tenemos otra pequeña prueba de que la Biblia es la Palabra de Dios. Hoy sabemos que hay probablemente tantas estrellas como granos de arena en las playas del mundo; pero en los días de Abram los hombres creían que el número total de estrellas no pasaba de 1.200.

4. Cuando Dios había terminado de hablar, se nos dice que «Abram creyó a Jehová, y le fue contado por justicia» (Gén 15:6). Esta es la primera mención bíblica de tres grandes palabras y cada una de ellas merece nuestra consideración.

a. Creyó.

1) Esto no quiere decir que Abram fue el primer hombre que creyó en Dios, sino que su fe es un modelo para todos los futuros creyentes. (Véanse Rom 4:1-25; Gál 3:6-9; Heb 11:8-10, Heb 11:17, Heb 11:19.)

2) Tampoco quiere decir que Abram agradó a Dios o que le apaciguó, sino que creyó en él.

b. Contado. Este término se traduce en el Nuevo Testamento por «imputado». Imputar significa añadir a la cuenta de uno.

Aparecen tres imputaciones principales en la Biblia.

(1) La imputación del pecado de Adán sobre la raza humana (Rom 3:23; Rom 5:12).

(2) La imputación del pecado de la raza humana sobre Cristo (Isa 53:5-6; Heb 2:9; 2Co 5:14-21; 1Pe 2:24).

(3) La imputación de la justicia de Dios a favor de los pecadores que creen (Flp 3:9; Stg 2:23; Rom 4:6, Rom 4:8, Rom 4:11, Rom 4:22-24).

c. Justicia. Esta palabra, simplemente definida, significa «vestido correctamente». La Biblia nos enseña que todos los pecadores estamos desnudos delante de Dios (Gén 3:10; Heb 4:13; Apo 3:17). Algunos se dan cuenta de ello e intentan hacerse sus propias vestiduras espirituales, pero Dios los ve como vestidos con trapos de inmundicia (Isa 64:6). Por tanto, cada vez que un pecador se da cuenta de su desnudez y clama por la misericordia de Dios recibe un nuevo vestido. (Véanse 2Co 6:7; Efe 6:14; Apo 19:7-8.)

5. Cuando Abram preguntó cómo podría estar él seguro de que todas estas cosas sucederían, especialmente la promesa relacionada con la tierra, Dios le ordenó que se buscara algunos animales y aves. El doctor Donald Barnhouse escribe lo siguiente en relación a esta pregunta en Gén 15:9 : «Esta es la más extraña de las respuestas jamás dadas a una pregunta y con todo era la única respuesta posible. La pregunta era: «¿Cómo puedo saber que poseeré la tierra prometida?» La respuesta es: «¡Tráeme una vaquilla!» Uno podría pensar que estábamos sintonizados con un programa de radio y de pronto, inexplicablemente, aparece otro diferente. La pregunta se formula en un programa de asesoramiento legal y la respuesta viene de la emisora del departamento de agricultura. Pero, como pronto veremos, tanto la becerra como la herencia están unidos en la mente de Dios.» (Génesis, vol. 1.)

6. Abram se hizo con los animales como se le había encomendado. En nuestra cultura de hoy, cuando dos partes se comprometen a algo, redactan un contrato y ambos lo firman; pero en el tiempo de Abraham era diferente. En aquellos días, cuando dos partes llegaban a un acuerdo, mataban algunos animales, los descuartizaban y arreglaban los pedazos en dos líneas. Entonces ambas partes unían sus manos y solemnemente caminaban juntos por el pasillo entre los pedazos de los animales sacrificados. Al hacerlo así juraban en presencia de la sangre, el sufrimiento y la muerte cumplir con los términos del compromiso. Este es el primero de tres clases de pactos legales que aparecen en la Biblia. Son:

a. El pacto de sangre (Gén 15:10; Jer 34:18-19).

b. El pacto de intercambio de un zapato (Rut 4:7-8).

c. El pacto de sal (Núm 18:19; 2Cr 13:5).

7. Poco antes de que apareciera la presencia física de Dios en la escena (en la forma de un horno humeante y de una antorcha de fuego), a Abram le entró un profundo sueño. Mientras él dormía, la presencia de Dios pasó sola a través de las ensangrentadas piezas, indicando de esta manera que las promesas de Jehová en cuanto a la salvación de Abram y su posesión de Palestina eran incondicionales, sin cláusulas que pudieran invalidarlo por alguna razón.

Así, el pacto con Abraham que fue anunciado en Gén 12:1-4, y confirmado en Gén 13:14-17; Gén 15:1-7, es ahora oficial y legalmente ratificado en Gén 15:8-18.

8. En Gén 15:13-16 Dios le expresa a Abraham una séptuple profecía. Todas a su tiempo se cumplieron.

a. Que los descendientes de Abraham serían extranjeros en tierra extraña. (Véase Gén 46:2-4.)

b. Que serían siervos en aquella tierra. (Véase Éxo 1:7-14.)

c. Que su esclavitud duraría como 400 años. (Véase Éxo 12:40.)

d. Que Dios mismo juzgaría más tarde a aquella nación que esclavizaría a Israel. (Véase Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-51.)

e. Que Abraham sería librado de todo esto (Véase Gén 25:7-8.)

f. Que después de permanecer durante cuatro largas generaciones en Egipto, Israel retomaría a Canaán. (Véase Éxo 6:16-20. Mediante estos versículos sabemos que Leví, el biznieto de Abram, fue la primera generación; Coat el hijo de Leví, fue la segunda; Amram, hijo de Coat y padre de Moisés, constituyó la tercera generación; y Moisés fue la cuarta.)

g. Que Israel saldría de Egipto con gran riqueza. (Véanse Éxo 12:35-36; Sal 105:37.)

9. Pasaría bastante tiempo antes de que Dios cumpliera todo lo profetizado, «porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo» (Gén 15:16). Aquí tenemos otra expresión del importante principio que consideramos por primera vez en Gén 6:3. Las consecuencias del pecado se acumulan hasta el momento en que Dios no lo tolera más y su ira y juicio caen sobre los pecadores. En este caso los amorreos, aquellos impíos descendientes de Canaán (Gén 10:16) que habían morado ya en Palestina durante unos 400 años para el tiempo de Abraham.

Pero Dios les permitiría continuar por otros cuatro o cinco siglos antes de destruirlos (véase Jos 10:1-43). Esta verdad nos la repite Pablo en Rom 2:4-5. (Véanse también 2Pe 3:1-9; 2Cr 36:15-16.) Que aunque la paciencia y el perdón de Dios no tienen límite (Rom 5:20), sí que lo tiene el tiempo de las personas (Pro 27:1).

K. Su transigencia (Gén 16:1-15).

1. Sarai persuadió a Abram para que tuvieran un hijo por medio de Agar, la sierva egipcia de Sarai. Después adoptarían al hijo como propio.

2. Agar quedó embarazada y su arrogante actitud pronto empezó a causar dificultades, que llevaron a que Sarai la despidiera del hogar de Abram. Este solo versículo refuta la doctrina de la poligamia. Dios lo permitió, pero nunca lo aprobó. (Véanse Gén 2:23; 1Ti 3:2.)

3. El Ángel de Jehová la encontró junto a una fuente de agua en el desierto y la mandó que regresara a la casa de Abram y Sarai. El sexo (varón) y el nombre (Ismael) fueron profetizados por ese ángel. Esta es la primera mención que se hace del Ángel de Jehová. Algunos teólogos creen que cuando este título aparece en el Antiguo Testamento es en realidad otro nombre para referirse al Señor Jesucristo. En cualquier caso, este ángel especial jugó una parte importante en la historia de Israel.

a. El Ángel de Jehová lucha con Jacob (Gén 32:24-30).

b. El Ángel de Jehová redime a Jacob (Gén 48:16).

c. El Ángel de Jehová habla a Moisés desde la zarza ardiente (Éxo 3:2).

d. El Ángel de Jehová protege a Israel en el mar Rojo (Éxo 14:19).

e. El Ángel de Jehová prepara a Israel para la tierra prometida (Éxo 23:20-23; Sal 34:7; Isa 63:9; 1Co 10:1-4).

f. El Ángel de Jehová comisiona a Gedeón (Jue 6:11).

g. El Ángel de Jehová ministra a Elías (1Re 19:7).

h. El Ángel de Jehová reafirma a Josué (Jos 5:13-15).

i. El Ángel de Jehová salva a Jerusalén (Isa 37:36).

j. El Ángel de Jehová preserva a tres jóvenes hebreos (Dan 3:25). En el pasaje de Gén 16:1-16, el Ángel de Jehová localiza y conforta a una mujer pagana egipcia llamada Agar. Aunque no aparece muy favorecida en la Biblia, porque posee poca o ninguna espiritualidad, y porque es descarada, resentida y orgullosa, además de ser una pobre madre; con todo, Dios le ama y envía a su bendito mensajero para ayudarla.

4. Nace Ismael. Abram tiene ochenta y seis años en este momento.

L. Su circuncisión (Gén 17:1-27).

1. Al final del capítulo Gén 16:1-16 vemos a Abram en su punto espiritual más bajo. Había pecado y no tenía comunión con Dios ni con su familia, pero parece que el Señor no le hace nada a su errado siervo. ¿Va a escapar Abram con bien de todo esto?

Para saber la respuesta sólo tenemos que observar que Abram era de ochenta y seis años cuando nació Ismael (Gén 16:16), pero tenía noventa y nueve cuando Dios le vuelve a hablar.

Aparentemente. Abram sufrió un período de trece años de silencio de parte de Dios. Aquí vienen a la mente las palabras del salmista concernientes a la historia de Israel: «Y Él les dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos» (Sal 106:15).

2. A pesar de todo, un Dios lleno de gracia le perdona y le restaura (Sal 51:1-19) a la comunión con él. El título «el Dios Todopoderoso» es en hebreo El Shaddai. La palabra Shadd se refiere al seno de la madre amante que cuida. El término El significa «el fuerte».

a. Dios confortó a Jacob con su nombre (Gén 35:10-11).

b. Reafirmó a Moisés con su nombre (Éxo 6:3).

c. Bendijo a José con su nombre (Gén 49:25).

Este título lo encontramos más frecuentemente en el libro de Job (treinta y una veces) que en cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Aquel patriarca lo necesitaba en su sufrimiento. Quizá el pasaje más sublime en el que es usado es en el Sal 91:1 : «El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra el Omnipotente.»

3. Su nombre es ahora cambiado de Abram, que significa «padre enaltecido», a Abraham, que quiere decir «padre de una multitud». El doctor Donald Barnhouse ha resumido la vida de Abram en este tiempo de una manera excelente y ocurrente:

«La cuestión de fondo de la historia está en el hecho de que Abram no tiene descendencia. Esto no habría sido un desastre en nuestro mundo occidental, pero en el Oriente debió ser sumamente irritante.

Hay algunas cosas en la Biblia que me hacen reír entre dientes, y hay un pensamiento en conexión con este versículo que siempre tiene ese efecto sobre mí. No puedo dejar de pensar en lo que acontecería cuando Abraham compartió la noticia con su familia y criados de que había cambiado de nombre. Todos sabían que su anterior nombre Abram significaba padre enaltecido, y que de alguna manera había sido como una espina en la carne. Así que nos podemos imaginar el gran interés y curiosidad que se despertó cuando él anunció:

“Voy a cambiarme el nombre.” Muchos pensarían que aquel viejo hombre ya no había podido aguantar más la situación y por fin se había convencido. Después de todo, tener un nombre de tanta apariencia y pasarse ochenta y seis años sin hijos y al final tener sólo uno, debió de producir sus malos momentos. Así que algunos se preguntarían cuál sería el nuevo nombre.

Y entonces aquel anciano habló y dijo: “De ahora en adelante seré conocido como Abraham, esto es, padre de una multitud.” Podemos sentir el enorme silencio que se produjo al oír tal cosa. ¿Padre de una multitud? La gente se reiría a placer entre dientes. “Este viejo está loco. Tardó ochenta y seis años en tener un hijo y ahora a los noventa y nueve se pone a soñar. ¡Padre de una multitud! ¿Hay algo más ridículo para un hombre de su edad que pensar ahora así?”» (God’s Remedy, tomo III, p. 316.)

4. Por cuarta vez Dios reconfirma a su anciano siervo el pacto relacionado con la tierra y su simiente. (Véanse Gén 12:2-3, Gén 12:7; Gén 13:14-17; Gén 15:5.) En esta ocasión (Gén 17:9-14), Dios manda a Abraham que se circuncide él, a todos los varones de su casa, y a todos los futuros niños varones al octavo día de su nacimiento. A continuación damos un breve resumen de la enseñanza bíblica sobre la circuncisión.

a. Abraham fue el primer hombre en ser circuncidado.

Esto es en sí mismo un acto real de fe, porque dejó por unos días completamente inutilizados a todos los varones en el campamento.

b. La circuncisión iba a ser el sello (o señal) de la promesa de Dios, no la fuente.

c. La fe en la Palabra de Dios era la fuente.

d. La circuncisión de la carne sin la circuncisión del corazón sería absolutamente sin valor.

Años más tarde Moisés recordaría a Israel:

«Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma…? Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.» (Deu 10:12, Deu 10:16).

e. La circuncisión fue dejada a un lado en Hch 15:29.

5. El nombre de la esposa de Abraham fue cambiado ahora de Sarai (contenciosa) a Sara (princesa).

6. Abraham rio de gozo (Rom 4:19-21) al pensar en un heredero propio y pidió a Dios que bendijera a Ismael.

7. Dios promete bendecir a Ismael y después manda a Abraham y a Sara que al futuro heredero del pacto le pongan el nombre de Isaac.

8. Abraham obedece el mandamiento de Dios de circuncidar a todos los varones.

M. Su compasión (Gén 18:1-33).

1. Abraham es visitado personalmente por el Señor y dos ángeles y, mientras que lo están ministrando. Dios le promete de nuevo un heredero y esta vez da una fecha (Gén 18:10, Gén 18:14).

2. Sara escucha la conversación y se ríe al no creer lo que oye. Dios le reprocha a Abraham por la incredulidad de su mujer. Sara niega entonces que se riera (Gén 18:10-15).

3. En este momento Sara y Abraham escuchan a Dios decir aquellas emocionantes palabras que hallamos en Gén 18:14 : «¿Hay para Dios alguna cosas difícil?» (Véanse también Luc 1:26-37; Mat 19:23-26.)

4. Los dos ángeles marchan para ultimar una misión secreta en Sodoma. Dios entonces revela a Abraham su intención de destruir aquel pozo de pecados en el desierto (Gén 18:16-22).

5. Abraham empieza su súplica intercesora por Sodoma. Esta es una de las oraciones más compasivas y persistentes de toda la Biblia.

a. Fue definida. No oró por «aquella alma tan cerca del infierno», o por «los misioneros en todo el mundo», o por «el dedo del pie que le duele a la hermana Marta».

b. Fue reverente. «… aunque soy polvo y ceniza… » (v. Gén 18:27).

c. Estaba entremezclada con fe: «… El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?» (v. Gén 18:25).

6. Al principio ruega a Dios que perdone a la ciudad si se encuentran en ella cincuenta justos, y el Señor está de acuerdo. Luego le pide por cuarenta, después treinta, veinte, y finalmente por diez. Aquí paró. ¿Por qué no siguió insistiendo por cinco? La respuesta es que él probablemente pensó que al menos habría diez personas creyentes y temerosas de Dios en la ciudad. Después de todo allí estaban Lot, su esposa, dos hijas solteras y otras hijas casadas. Él pensó seguramente que este grupo era más de diez, pero quedaría acongojado al comprobar después que sólo Lot y sus hijas solteras se salvaron.

N. Su corrompida familia (Gén 19:1-38).

1. En este capítulo tenemos el relato dramático de la destrucción de Sodoma, que es el segundo de los eventos del Antiguo Testamento referidos por nuestro Señor como ilustraciones del anunciado día de juicio. El primer evento fue el diluvio del tiempo de Noé. Notemos las palabras de Cristo en Luc 17:26-30.

2. Los ángeles encuentran a Lot en la puerta de Sodoma. Él sería probablemente una especie de concejal, con alguna autoridad delegada. Aparece como totalmente involucrado en el sistema de vida de la ciudad. Notemos el triste orden de su trágica caída;

a. Primeramente miró con deseo a Sodoma (Gén 13:10).

b. Después eligió la tierra cercana a la ciudad (Gén 13:11).

c. Seguidamente fue poniendo sus tiendas hacia Sodoma (Gén 13:12).

d. Poco después se trasladó a la misma ciudad (Gén 14:12).

e. Finalmente entregó sus hijas y sus energías a Sodoma (Gén 19:1-38). Sin duda alguna aquí se aplican bien las palabras del Nuevo Testamento: «He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!» (Stg 3:5). El pecado es como el cáncer y la lepra. Empieza de manera imperceptible, pero termina destruyendo los órganos vitales del cuerpo.

En el Nuevo Testamento, el pecado de negación de Cristo por Simón Pedro también empezó con algo muy pequeño. Se calentó las manos en el campamento enemigo (Luc 22:54-56).

f. Empezó presumiendo de su lealtad (Mar 14:29).

g. Después se durmió cuando debía estar orando y velando (Mar 14:37).

h. Luego siguió a Cristo desde lejos (Mat 26:58).

i. A continuación le encontramos asociándose con los enemigos de Cristo (Mat 26:69).

j. Finalmente negó al Señor (Mat 26:70-74).

Lot preparó un banquete para aquellos dos ángeles y coció panes sin levadura. Su acción parece sugerir dos cosas: el hecho de que les sirvió panes sin levadura parece indicar que reconoció la identidad celestial de sus huéspedes. El hecho de que él cocinó los panes y no la esposa parece sugerir la despreocupación de ella por la posición de su esposo o por las cosas de Dios.

3. Los ángeles informan a Lot de la inminente destrucción de Sodoma. Los sodomitas estaban tan corrompidos que los ángeles se vieron obligados a cegar a algunos pervertidos sexuales que habían rodeado la casa de Lot donde ellos estaban. Aquellos hombres no tenían ningún respeto por el apóstata Lot.

4. Lot había llegado a ser tan carnal que intentó apaciguar a aquellos pervertidos sodomitas ofreciéndoles sus dos hijas vírgenes. También se refirió a ellos como «hermanos». (Véase 2Jn 1:10-11.)

5. Usó el resto de la noche en un intento frenético pero infructuoso de convencer a sus hijas casadas de que huyeran de la ciudad con él.

6. Al romper el alba los ángeles literalmente empujaron fuera de la ciudad a Lot, su esposa y sus dos hijas, aconsejándoles que huyeran a los montes.

7. Lot empezó a discutir y a rogarles que les permitieran establecerse en una pequeña ciudad cercana llamada Zoar en vez de ir a los montes.

8. La familia de Lot recibió un aviso final: «Date prisa, escápate allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí» (Gén 19:22). La destrucción de Sodoma es una prefiguración de la anunciada tribulación, y la huida de Lot es como un tipo del rapto de los creyentes. (Véase 2Ts 2:6-7.)

9. Y «entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos» (Gén 19:24). El azufre es usado frecuentemente en la Biblia para indicar castigo y destrucción (Deu 29:23; Job 18:15; Sal 11:6; Isa 30:33; Eze 38:22; Luc 17:29; Apo 9:17). Algunos creen que se refiere al azufre. Gén 14:10 nos dice que los alrededores de Sodoma estaban llenos de «asfalto».

10. La esposa de Lot miró hacia atrás y se convirtió en una estatua de Sal. El Señor Jesucristo nos amonesta en Luc 17:32 a que nos acordemos «de la mujer de Lot», y así debemos hacerlo. Su vida es una prueba de la verdad de que podemos sacar del mundo a una persona carnal, pero no podemos sacar el mundo de una persona camal.

Los incrédulos han ridiculizado frecuentemente la narración de que la esposa de Lot se convirtiera en una estatua de Sal. Por supuesto que Dios bien pudo hacer que literalmente sucediera tal cosa, pero quizá una explicación más razonable sería que una bola de azufre ardiendo cayó sobre ella y la cubrió con una costra de elementos salobres.

El Señor se acordó de Abraham y libró a Lot de Sodoma. Un Dios de gracia ha prometido olvidar los pecados confesados de todos los creyentes (Heb 8:12), pero en su fidelidad él recuerda al menos dos cosas:

a. Las oraciones del creyente (véanse Gén 18:23; Apo 5:8).

b. Las obras de un creyente (Heb 6:10).

El carnal y mundano Lot fue salvado por medio de las oraciones fieles de Abraham.

Quizá Judas tenía en mente a Lot cuando años después escribió:

«A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne» (Jud 1:22-23).

11. En su gran pavor, Lot pasó de largo por Zoar y se refugió en una cueva en las montañas con sus dos hijas solteras. Y ahora se va a producir otra triste consecuencia del alto costo de olvidarse de Dios. Las dos hijas de Lot, temiendo quedarse para siempre solteras, embriagan a su propio padre y tienen relación sexual con él, y las dos quedan embarazadas. La mayor de las dos le pone a su hijo el nombre de Moab (padre de los moabitas), y la otra le pone al suyo el nombre de Ben-Ammi (padre de los amonitas). Ambas naciones le causaron más tarde a Israel muchas dificultades y dolores. (Véase Gén 19:30-38.)

Ñ. Su carnalidad (Gén 20:1-17).

1. Abraham cayó otra vez en el mismo pecado que había cometido una vez en Egipto. En esta ocasión se trasladó a la tierra de los filisteos y le mintió a Abimelec acerca de Sara como antes lo había hecho con Faraón.

2. Dios advierte a Abimelec mediante un sueño de no tocar a Sara.

3. Abimelec reprende a Abraham por haberle mentido.

4. Abraham ora a Dios pidiendo la bendición sobre Abimelec.

O. Su celebración (Gén 21:1-34).

1. Isaac nace conforme a la promesa de Dios. Su nombre significa «risa».

2. Se organiza una gran fiesta para celebrar el destete de Isaac.

3. Agar y su hijo Ismael de catorce años son echados del hogar de Abraham por burlarse de Isaac durante esta feliz ocasión. (Pablo habla del significado de este suceso en Gál 4:22-31.)

4. Dios cuida amorosamente de Agar e Ismael cuando andaban perdidos por el desierto de Beerseba indicándoles dónde había un pozo de agua fresca. Posteriormente Ismael se casó con una joven egipcia y se convierte en un experto arquero.

P. Su «calvario» (Gén 22:1-24).

1. Dios prueba a Abraham ordenándole: «Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto…» (Gén 22:2). Esta era en realidad una prueba para ayudar a Abraham a crecer espiritualmente. (Cp. Gén 22:2 con Stg 1:13.)

2. La tierra de Moriah era aquella parte cercana a Jerusalén donde más tarde se edificó el templo (véase 2Cr 3:1). ¿Qué es lo que exactamente le pidió Dios a Abraham que hiciera con Isaac? (Más tarde, en Lev 1:1-9, le son dadas instrucciones a Moisés acerca de los holocaustos.)

a. La ofrenda tenía que ser un animal macho sin defecto.

b. Tenía que ser ofrecido voluntariamente por el propietario.

c. Tenía que ser matado y su sangre rociada sobre el altar.

d. Tenía que ser cortado en pedazos.

e. Finalmente, era lavado y quemado.

No se nos dice cuánto conocía Abraham acerca de esto, pero una cosa sí sabía aquel anciano: Dios le había ordenado que sacrificara a su amado hijo.

3. Llegaron al cabo de tres días. Abraham emprendió la marcha al día siguiente de que Dios se lo ordenara y le tomó tres días llegar hasta el monte Moriah, lo que hace un total de cuatro días. Esto se relaciona perfectamente con Éxo 12:3-6, donde se nos dice que el cordero de la Pascua esperaría cuatro días antes de ser matado. (Véase Gén 22:3-4.)

4. Abraham entonces instruye a sus siervos, diciéndoles: «Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros» (Gén 22:5). Aquí tenemos un vislumbre de la fe de Abraham. Notemos que dice a los hombres que él y su hijo volverían. Esto a pesar de que él estaba completamente dispuesto a sacrificar a Isaac. ¡Creyó que Dios lo resucitaría! De manera que los dos momentos más elevados de la vida de este gran anciano serían:

a. Creer a Dios en relación con el nacimiento sobrenatural de su hijo (Rom 4:18-21).

b. Creer a Dios en lo concerniente a la resurrección sobrenatural de su hijo (Heb 11:17-19).

5. Isaac preguntó: «… He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? » (Gén 22:7). Esta pregunta es todavía formulada hoy por un mundo confundido y atemorizado. ¿Dónde está el cordero? ¿Dónde podemos encontrar salvación? El mundo hace las preguntas correctas, pero busca en los lugares equivocados. Algunos buscan la salvación en:

a. La formación académica.

b. Las buenas obras.

c. Las Naciones Unidas.

d. El bautismo.

e. La membresía en la iglesia.

Pero el cordero de la salvación no puede ser encontrado en ninguno de estos lugares.

6. El anciano patriarca, con su corazón acongojado, respondió suavemente a su hijo: «Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío» (Gén 22:8). Esta frase es un resumen completo de la Biblia. Lo podemos leer teológicamente en cualquiera de estos dos sentidos:

a. Dios se proveerá de un cordero, es decir, el cordero vendrá de Dios.

b. Dios se ofrecerá a sí mismo como cordero, es decir, el cordero ofrecido será Dios mismo.

Cualquiera de las dos interpretaciones es correcta, porque en el Nuevo Testamento se cumplen ambas.

7. Abraham edificó un altar, ató a su hijo y lo colocó sobre él. Esta breve declaración habla altamente de Isaac, porque ya no era el niño pequeño que algunos han pintado, sino probablemente un joven bien desarrollado. Sin embargo, él permite a su anciano padre atarlo y colocarlo sobre el altar de la muerte (Gén 22:9).

8. El Espíritu de Dios nos dejó aquí registrada la dramática acción que tuvo lugar en aquel monte: «Y extendió Abraham su mano y tomó su cuchillo para degollar a su hijo» (Gén 22:10).

Pero antes de que pueda llevarlo a cabo, Dios le mostró un carnero que estaba allí cerca y le ordena que sacrifique a este animal en lugar de a Isaac. El agradecido Abraham obedece y le da a aquel lugar el nombre de Jehová-jireh.

9. El título Jehová-jireh es uno de los grandes nombres de Dios en el Antiguo Testamento, y literalmente significa «Jehová proveerá». ¿Merece la pena servir a Dios? Sólo como recordatorio digamos que Dios ya había provisto a Abraham con los siguientes beneficios:

a. Eterna salvación (Gén 15:6).

b. Guía (Gén 12:1).

c. Valor (Gén 14:15).

d. Bendiciones espirituales (Gén 14:19).

e. Para sus necesidades humanas (Gén 13:2).

f. Protección social (Gén 15:15).

g. Perdón (Gén 20:17).

h. Un hijo en su ancianidad (Gén 21:3).

i. Protección continua (Gén 15:1).

j. Una ciudad celestial con fundamentos (Heb 11:10).

10. Antes de dejar este capítulo notemos algunas semejanzas sorprendentes entre Abraham el padre y Dios el Padre:

a. Ambos tenían un hijo amado (Mat 3:17; Mat 17:5).

Los dos nacieron milagrosamente (Luc 1:35).

b. Ambos tuvieron hijos dispuestos, esto es, hijos listos para ofrecerse voluntariamente (Jua 10:18).

c. Ambos ofrecieron a sus hijos (Jua 3:16), y ambos en el mismo lugar.

d. Ambos recibieron de nuevo a sus hijos con gran gozo (Sal 24:7-10). (Nota: Algunos creen que este Salmo se refiere a la segunda venida en gloria del Señor Jesucristo después de su muerte y resurrección.)

e. Ambos hicieron preparativos cuidadosos para las bodas de sus hijos En Gén 24:1-67 leemos que Abraham envió a su siervo más antiguo y fiel a buscar esposa para Isaac. En el Nuevo Testamento encontramos al Padre celestial haciendo preparados para las bodas de su Hijo (Mat 22:1-2).

11. El Ángel de Jehová declara otra vez las partes del pacto con Abraham.

12. Al volver a casa recibe las noticias que han llegado referentes a su hermano Nacor, a quien aparentemente no había vuelto a ver desde su salida de Ur. Nacor se había traslado a Harán y Dios le había bendecido a él y a su esposa con ocho hijos Betuel, el quinto hijo, llegaría a ser importante en el relato bíblico porque tuvo una hija llamada Rebeca y un hijo llamado Labán. Rebeca se casaría más tarde con Isaac; y Raquel y Lea, las hijas de Labán, llegarían a ser las esposas de Jacob (Gén 22:19-24).

Q. Su cueva (Gén 23:1-20).

1. Sara murió a la edad de 127 años. Hay personas hoy que abogarían por la adoración de María, pero en el Nuevo Testamento se nos llama la atención a la vida de Sara. (Véase 1Pe 3:1-6.)

2. Abraham compra una cueva en Macpela por 400 siclos de plata y entierra en ella a su amada esposa. Tiempo después él también sería sepultado allí.

R. Su orden (Gén 24:1-67).

1. Abraham mandó a Eliezer, su fiel criado, que fuera a Harán a buscar esposa para Isaac.

2. Nada más llegar a su destino, estando todavía a las afueras de la ciudad, Eliezer se arrodilla y pide a Dios sabiduría. Esta es una de las oraciones más sobresalientes de la Biblia, no sólo por la gran fe que muestra, sino porque es respondida incluso antes de ser terminada. El siervo pide a Dios que le indique cuál es la joven que él desea para Isaac llevándola a que le dé agua para él y para sus sedientos camellos.

Veamos el resultado:

«Y aconteció que antes de que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor, hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro» (Gén 24:15).

3. Rebeca sin saberlo cumple la oración de Eliezer al ofrecerle agua para él y sus camellos.

4. El siervo de Abraham es presentado por Rebeca a su madre y a su hermano Labán. Él les informa de la misión que lleva y de la sorprendente respuesta a su oración.

5. Rebeca está de acuerdo en marchar con el siervo y en ser la esposa de Isaac.

6. Isaac espera con ansiedad la llegada de su novia en un campo cercano a Hebrón. Llegan a ser marido y mujer.

Este es uno de los grandes capítulos de la Biblia lleno de tipos. Notemos:

a. Abraham es un tipo perfecto del Padre celestial. Es el Padre quien prepara una boda para su amado Hijo (véase Mat 22:2).

b. Isaac es un tipo perfecto del Señor Jesucristo. Él, al igual que Jesús, había sido ofrecido en sacrificio (cp. Gén 22:1-24 con Mat 27:1-66), y busca a su esposa. A Isaac, a semejanza de Cristo, le fueron dadas todas las cosas de su padre. (Cp. Gén 24:36 con Flp 2:9-10.) Finalmente, Isaac, como Cristo, amó a su esposa tiernamente. (Cp. Gén 24:67 con Efe 5:25.)

c. Eliezer es un tipo perfecto del Espíritu Santo.

El siervo de Abraham fue hasta Mesopotamia por una sola razón: buscar esposa para Isaac. Años después (Hch 2:1-47) el Espíritu Santo vendría en Pentecostés con un propósito: adquirir una esposa para el Hijo. Eliezer en Mesopotamia honró constantemente al padre y al hijo, y hoy el Espíritu Santo hace lo mismo. (Véase Jua 15:26.)

d. Rebeca es un tipo perfecto de la iglesia. Para que alguien pueda entrar en la verdadera iglesia de Dios debe primero responder positivamente a la pregunta del siervo del Padre: «Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré» (Gén 24:58).

S. Su Cetura (Gén 25:1-6).

1. Abraham se casó con una mujer llamada Cetura que le dio seis hijos

2. El más importante de todos fue Madián, el cuarto hijo varón, que llegó a ser el padre de los madianitas. Años después este pueblo le causó a Israel mucha tristeza.

T. Su ciudad (Gén 25:7-10; Heb 11:8-10).

«Y estos fueron los días que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años. Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo. Y lo sepultaron Isaac e Ismael sus hijos en la cueva de Macpela, en la heredad de Efrón hijo de Zohar heteo, que está enfrente de Mamre, heredad que compró Abraham de los hijos de Het; allí fue sepultado Abraham, y Sara su mujer» (Gén 25:7-10).

«Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Heb 11:8-10).

II. Isaac (Gén 25:1-34Gén 27:1-46).

A Isaac le han descrito como el hijo mediocre de un gran padre (Abraham) y el padre mediocre de un gran hijo (Jacob).

La acción principal de su vida sucedió en estos cinco lugares: sobre un monte, en un ampo, en algunos pozos en el desierto, en un apartamento filisteo, y en una mesa de comer.

A. Sobre un monte en Jerusalén.

El hijo sumiso. Isaac se sometió mansamente a ser ofrecido como ofrenda en holocausto.

B. En un campo en Hebrón (Gén 24:61-67; Gén 25:9-11, Gén 25:19-26), el amante esposo.

1. Se encuentra con Rebeca por primera vez (Gén 24:61-67).

2. El y su hermano Ismael entierran a su padre Abraham (Gén 25:9).

Abraham vivió treinta y ocho años más después de morir Sara.

3. Ismael muere a la edad de 137 años (Gén 25:17).

4. Isaac ora pidiéndole a Dios que le dé hijos a él y su esposa (Gén 25:21).

Esta es la segunda de cinco oraciones registradas en la Biblia pidiendo un hijo. Son:

a. La oración de Abraham (Gén 15:2).

b. La oración de Isaac (Gén 25:21).

c. La oración de Raquel (Gén 30:1, Gén 30:22).

d. La oración de Ana (1Sa 1:10-11; 1Sa 2:1-10).

e. La oración de Zacarías (Lev 1:5-7, Lev 13:1-59; Lev 14:1-57; Lev 15:1-33; Lev 16:1-34; Lev 17:1-16).

5. Rebeca da a luz dos hijos gemelos y les ponen el nombre de Esaú y Jacob (Gén 25:24-26).

C. En un hogar filisteo (Gén 26:1-14), el mono imitador.

1. Isaac repite el mismo pecado que cometió su padre muchos años antes. (Véase 1Co 10:13.)

a. En tiempo de hambre, se olvida de Palestina y se va a tierra de los filisteos (como Abraham hizo una vez marchándose a Egipto).

b. Le miente al rey Abimelec en relación con Rebeca, diciéndole que es su hermana.

2. Abimelec descubre la verdad y reprende a Isaac, avergonzándole por su mentira.

3. A pesar de su pecado, Dios reafirma con Isaac el pacto con Abraham y le bendice abundantemente con bienes materiales.

D. Junto a algunos pozos en el desierto (Gén 26:15-34), el trabajador diligente.

1. Los filisteos se llenaron pronto de envidia a causa de su prosperidad y se vengaron cegando algunos de los pozos que su padre Abraham había abierto. Isaac dedicó bastante tiempo a limpiar y poner otra vez en servicio estos pozos.

El joven ministro de Dios puede sacar algunas buenas lecciones de estos versículos. A lo largo de la historia nuestros antecesores espirituales han profundizado, con paciencia y placer, en la Palabra de Dios y han expuesto con belleza aquellos pozos de agua fresca y cristalina del nacimiento virginal, de la vida sin pecado de Cristo, su muerte, resurrección, ascensión y segunda venida. Pero últimamente estos pozos han sido cegados en las mentes de muchos a causa de las acciones odiosas de falsos críticos. Por tanto, la tarea principal del joven hombre de Dios en los tiempos presentes es limpiar y destapar esos pozos, a fin de que sus aguas vivas puedan satisfacer los agostados corazones humanos.

2. Isaac (a semejanza de como lo hizo una vez su padre) concertó un pacto de no agresión con el rey Abimelec (Pro 16:7).

3. Dios se le aparece a Isaac de nuevo.

4. Isaac y Rebeca se lamentan por el matrimonio de Esaú, quien a sus cuarenta años elige como esposa a una mujer pagana.

E. En la mesa de comer en su propio hogar (Gén 27:1-46), el padre frustrado.

1. A la edad de 137 años, Isaac siente que está cerca de la muerte, aunque en realidad viviría otros cuarenta y tres años y alcanzaría los 180 años (Gén 35:28). Su hermano Ismael había muerto a los 137 (Gén 25:17) y esto pudo haber influido su pensamiento. Además, estaba medio ciego en ese tiempo.

2. Instruye a Esaú para que vaya a cazar y le prepare una comida que él pueda comer, y bendecirle antes de morir. En la proximidad de la muerte (o así lo pensó él) los pensamientos últimos de Isaac tenían que ver con su estómago. Parece que su condición espiritual estaba seriamente deteriorada (véase Flp 3:18-19).

3. Rebeca llega a escuchar esta conversación y trama un plan con Jacob para engañar a Isaac, a fin de que Jacob pueda obtener la bendición. Rebeca estaba en lo correcto en su conclusión de que el deseo de Dios era que la bendición fuera para Jacob (Gén 25:23), pero estaba totalmente equivocada en tomar el asunto en sus propias manos. El fin nunca justifica los medios. Nunca es correcto hacer el mal a fin de lograr el bien (véase Rom 3:8).

4. Jacob siente que la intriga que están urdiendo no va a funcionar. Él sabía que su padre, a pesar de estar medio ciego, iba a querer poner sus manos sobre él, y por ello advierte: «He aquí, Esaú mi hermano es hombre velloso, y yo lampiño» (Gén 27:11). Su piel era suave y sus mañas también. A Jacob no le hubiéramos comprado un automóvil usado.

5. Su madre le reafirma en el plan: «Hijo mío, sea sobre mí tu maldición» (véase Mat 27:24-25), y prepara a Jacob para su acción engañosa cocinando un guisado similar al de venado. Después le vistió con las ropas ásperas de Esaú y «cubrió sus manos y la parte de su cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos» (Gén 27:16).

6. Jacob así preparado se presentó a Isaac como si fuera Esaú. Cuando le preguntó cómo era que había encontrado la caza tan pronto, Jacob le mintió: «Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí» (Gén 27:20).

7. Después de ciertas dudas iniciales acerca de su identidad. Isaac le da la bendición.

8. Jacob besa a su padre. Este es el primero de tres besos de traición que aparecen en la Biblia.

a. Jacob besa a Isaac a fin de ensañarle (Gén 27:27).

b. Joab besa a Amasa con el fin de matarlo. (2Sa 20:9).

c. Judas besa a Cristo con el fin de traicionarle (Mat 26:49).

9. Apenas había salido Jacob de estar con su padre cuando llega Esaú y se descubre el fraude. Esaú lloró amargamente por el engaño sufrido (Heb 12:16-17), y se propone matar a su hermano después que su padre haya muerto (Gén 27:41).

10. Rebeca se entera de las intenciones de Esaú y pide a Isaac que envíe a Jacob a Harán para buscar esposa. Su razón principal fue, sin duda, salvar su vida.

11. Isaac llama a Jacob, le bendice y le envía a Harán, diciéndole: «No tomes mujer de las hijas de Canaán» (Gén 28:1). Isaac desaparece en este punto del relato bíblico, aunque vive todavía otros cuarenta y tres años más. Isaac no era un hombre soñador de grandes proyectos y conquistas. Un resumen de su vida carente de grandes acontecimientos, incluyendo los puntos fuertes y débiles, sería:

a. Fue un hijo sumiso.

1) Mostrado por su aceptación de ser sacrificado (Gén 22:7-10).

2) Mostrado por su aceptación de que le eligieran la esposa (Gén 24:1-67).

b. Fue un hombre sensual.

1) Como se aprecia por la escena de la «ventana» (Gén 26:8).

2) Se ve en su apetencia de comida (Gén 27:1-4).

c. Fue un padre y esposo complaciente.

1) Tuvo poco control sobre Esaú, quien se casó con dos mujeres paganas (Gén 26:34).

2) Ejerció poco control sobre Rebeca, quien se sintió libre para engañarle según su voluntad Gén 27:5-13).

3) Tuvo poco control sobre Jacob, quien considera más a su madre que a él como figura de autoridad Gén 27:13).

d. Sin embargo, fue a veces un hombre de fe (Gén 28:1-4; Gén 22:7-10; Heb 11:20).

III. Jacob (Gén 25:1-34; Gén 27:1-46Gén 36:1-43; Gén 38:1-30).

A. El hermano ingenioso (Gén 25:27-34).

1. Jacob fue el segundo que nació de los gemelos. El relato bíblico del nacimiento, tal como aparece en los versículos Gén 25:25-26, es muy vívido:

«Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob [el que suplanta].»

2. Ambos niños fueron ramas del mismo árbol y crecieron en el mismo hogar, pero uno creció y amó a Dios, mientras que el otro se despreocupo de las cosas espirituales.

3. Esaú llegó a ser un experto cazador y el favorito de Isaac, mientras que Jacob era de un carácter más tranquilo que apelaba más a su madre.

4. Jacob se aprovecha de las debilidades de su hermano para hacerse con los derechos de la primogenitura. Estos derechos tenían que ver con ciertas ventajas, privilegios y responsabilidades del primogénito varón durante la historia de Israel en el Antiguo Testamento, y son:

a. Las ventajas y privilegios consistían en que aquel hijo era objeto de especial atención y recibiría una porción doble de la herencia paterna.

b. Las responsabilidades consistían en que se esperaba que asumiera el liderazgo espiritual de la familia. También se le requería que proveyera para las necesidades de su madre hasta que ésta muriera y de sus hermanas solteras hasta que se casaran. Pero se nos dice que «así menospreció Esaú la primogenitura» (Gén 25:34). En el Nuevo Testamento leemos lo siguiente en relación con Esaú y sus derechos como primogénito: «No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura» (Heb 12:16).

5. Todo este trasfondo arroja mucha luz sobre el carácter de Esaú, quien tuvo en poco sus derechos de nacimiento.

a. Él no estaba aparentemente interesado en ninguna porción doble de la herencia paterna. Aunque su padre acumuló mucha riqueza en los años siguientes (Gén 26:12-14), el quizá poseía muy poco de esta riqueza en los primeros tiempos. En cualquier caso, Esaú no parecía interesado en las ventajas materiales de su derecho de nacimiento.

b. Tampoco mostró interés en asumir sus responsabilidades espirituales, ni estaba preocupado en proveer para su madre. Quizá se dio cuenta de su inclinación por Jacob (Gén 25:28).

c. Sus acciones reflejan sus actitudes camales, porque como hemos visto, era una persona fornicaria y profana. El término fornicario habla de su inmoralidad, y la palabra profano se refiere a su desinterés por los asuntos espirituales. Literalmente significa «uno que está fuera del templo».

B. El hijo engañador (Gén 27:1-46).

1. Rebeca llega a escuchar el plan de Isaac de dar a Esaú la bendición patriarcal.

2. Inmediatamente trama un plan con Jacob a fin de que éste la reciba.

3. Isaac es engañado por Jacob y recibe la bendición que estaba reservada para Esaú.

4. Esaú descubre el engaño y jura venganza. Se puede levantar la pregunta de por qué Esaú se interesa ahora en la bendición cuando antes había menospreciado la primogenitura. La respuesta parece estar en la naturaleza de los dos. Como ya dijimos previamente, Esaú no estaba interesado en aceptar las responsabilidades espirituales de la primogenitura; pero la bendición era otra cosa, porque ésta llevaba consigo una buena e importante profecía concerniente al futuro.

C. El peregrino soñador (Gén 28:1-22).

1. Jacob deja Beerseba y se encamina hacia Harán. Después de un largo camino llega a Betel, a unas 40 millas (unos 64 km) al norte de Beerseba.

2. Usando una piedra como cabecera, cayó pronto en un profundo sueño.

3. Y mientras duerme, sueña: «Y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella» (Gén 28:12). Según Heb 1:14, los ángeles son espíritus ministradores enviados para ministrar a los herederos de la salvación. Abraham, el abuelo de Jacob, había disfrutado de su bendito ministerio (Gén 18:1-16), así como Lot (Gén 19:1). Jacob ahora compartía la misma experiencia.

4. Jacob contempla la presencia de Dios en lo alto de la escalera, y (por primera vez) escucha la voz de Dios confirmándole el pacto con Abraham. (Véase Gén 28:1-15.) Especialmente emocionantes son las palabras «… no te dejaré…» (Gén 28:15).

La más preciosa de las promesas es la de la presencia del Señor. Le es hecha a Jacob en una manifestación de pura gracia; mediante Moisés a todo el pueblo antes de que cruzaran el río Jordán con Josué (Deu 31:6); a Josué al asumir el liderazgo y prepararse para la batalla (Jos 1:5; Jos 1:8); y a Salomón para la edificación del templo (1Cr 28:20). Fue dada a los discípulos justo antes de que Jesús ascendiera a los cielos (Mat 28:20), y confirmada para nosotros hoy (Heb 13:5-6). (Génesis, vol. 2, p. 86, D.G. Barnhouse.)

5. Jacob se despierta y hace un voto (Gén 28:20-22). A pesar de que no es una oración muy apropiada, el Dios soberano decide por pura gracia responderla.

D. El pretendiente que lucha por la amada (Gén 29:1-20).

1. Jacob llega a Harán y se encuentra con su prima (y futura esposa) Raquel. Después de remover para ella la pesada piedra de la boca del pozo, para que pudieran abrevar a las ovejas, Jacob se presenta a sí mismo, y los saludos incluyen besos y lágrimas (Gén 29:1-12). Este es el primero de varios encuentros importantes al lado de un pozo que aparecen en la Biblia. (Véanse Éxo 2:15; Jua 4:6-7.)

2. Jacob entonces conoce a su tío Labán y futuro suegro. Acepta trabajar siete años para Labán a fin de conseguir a Raquel en matrimonio (Gén 29:13-15). Aquí comienza una de las grandes historias de amor de todos los tiempos.

E. El frustrado hombre de familia (Gén 29:21Gén 30:24).

1. Jacob es engañado en la noche de bodas por el astuto Labán que secretamente le sustituye a Raquel por Lea que es la hija mayor (Gén 29:16-24). Jacob el engañador es ahora engañado él también.

2. Jacob está furioso, pero acepta trabajar sin paga otros siete años por Raquel. Aunque, sin embargo, le permiten casarse con ella en el plazo de una semana (Gén 29:25-30).

3. Jacob tiene ahora dos esposas y adquiere otras dos cuando tanto Lea como Raquel le entregan sus siervas personales con el propósito de darle hijos estas cuatro mujeres le dieron doce hijos y una hija.

a. De Lea:

(1) Rubén («Ved un hijo»), su primer hijo (Gén 29:32).

(2) Simeón («Ha escuchado»), su segundo hijo (Gén 29:33).

(3) Leví («Unirá»), su tercer hijo (Gén 29:34).

(4) Judá («Alabar»), su cuarto hijo (Gén 29:35).

(5) Isacar («Recompensa»), su noveno hijo (Gén 30:18).

(6) Zabulón («Permanecer»), su décimo hijo (Gén 30:20).

b. De Bilha, la sierva de Raquel:

(1) Dan («Justicia»), su quinto hijo (Gén 30:6).

(2) Neftalí («Luchar»), su sexto hijo (Gén 30:8).

c. De Zilpa, la sierva de Lea:

(1) Gad («Fortuna»), su séptimo hijo (Gén 30:11).

(2) Aser («Feliz»), su octavo hijo (Gén 30:13).

d. De Raquel:

(1) José («El añade»), su undécimo hijo (Gén 30:24).

(2) Benjamín («Hijo de la mano derecha »), su duodécimo hijo (Gén 35:18).

4. En este momento podemos sacar las siguientes interesantes conclusiones:

a. La mitad de los hijos de Jacob le fueron dados por una esposa (Lea) con quien no tuvo la intención de casarse. Entre ellos están:

1) Leví: de quien posteriormente procederían todos los sacerdotes de Israel.

2) Judá: de esta tribu vendría el Mesías.

b. Lea le dio a Jacob la única hija (Dina) que conocemos (Gén 30:21).

c. Raquel le dio sus dos últimos y los preferidos. José llegaría, por supuesto, a ser el más famoso de todos.

d. Lea, después de dar a luz sus cuatro primeros hijos, queda temporalmente estéril, y en un intento por estimular la fertilidad come mandrágoras (algunas veces conocida como la manzana del amor), una planta frondosa que comían las mujeres campesinas del Cercano Oriente en la creencia de que les ayudaba a quedarse embarazadas. Lea estaba intentando ahora tener hijos mediante métodos artificiales. La mandrágora, como aparece aquí, nos sirve como un ejemplo de los varios métodos artificiales, que deshonran a Cristo, usados por algunos para llenar la casa de Dios, tales como bazares, bingos, festivales de música «rock», etc. Los hijos terrenales solamente nacen cuando la esposa se relaciona con el esposo, y lo mismo sucede con los hijos espirituales. Cuando la Esposa ora como Raquel: «Dame hijos, o si no, me muero» (Gén 30:1), el Esposo bendecirá.

F. El empleado negociante (Gén 30:25Gén 31:55).

1. Después del nacimiento de sus hijos Jacob quiere volver a Canaán, pero es persuadido por Labán para que se quede con él un poco más (Gén 30:25-28).

2. Está de acuerdo, a condición de que se le permita conservar como propias todas las ovejas que nazcan manchadas o salpicadas, o de color oscuro, y también de las cabras (Gén 30:29-36).

3. Jacob intentó entonces incrementar el tamaño de sus rebaños quitando la corteza de las ramas de algunos árboles (álamo, avellano, castaño) y poniéndolas en los lugares que los animales usaban para aparearse (Gén 30:37-39).

4. En los siguientes seis años Jacob prosperó y se convirtió en un hombre muy rico. Dios le manda que vuelva a Palestina (Gén 30:43; Gén 31:3).

5. Sin informar para nada a Labán, Jacob levanta su campamento y se pone en camino para Canaán (Gén 31:17-21).

6. Labán se enteró tres días después de la huida de Jacob, salió tras él y le alcanzó, después de una semana de persecución, en el monte de Galaad. Dios ya había avisado al enfurecido suegro que no hiciera daño a Jacob (Gén 31:22-25).

7. Labán regaña a Jacob por marcharse de aquella manera, y le acusa de haberle robado sus dioses (Gén 31:26-30). La New Scofield Bible nos hace el siguiente comentario en relación con estos dioses: «Este incidente ha sido por mucho tiempo un rompecabezas. ¿Por qué estaba Labán tan interesado en recuperar esas imágenes que Raquel había robado? Para intentar recuperarlas emprende una costosa y larga expedición de 275 millas (442 km). Las excavaciones realizadas en Nuzi, en el norte de Mesopotamia, en la región donde vivió Labán, muestran que la posesión de los dioses del suegro por un hijo político (yerno) era legal mente aceptable como prueba de que aquella persona era reconocida como el heredero principal. No nos sorprende, pues, que Jacob se enojara tanto por ser acusado de lo sucedido, y que establecieran una frontera entre ellos, con la promesa de no cruzarla con intención de herirse el uno al otro. Jacob nunca hizo mal uso de estas imágenes-ídolos que Raquel había robado, pero ordenó entenarlos junto a una encina en Siquem» (Gén 35:2-4). (New Scofield Bible, p. 46.)

8. Jacob niega airado el robo de aquellas imágenes (ignorante de la acción de Raquel) y dirige una invectiva contra Labán, acusándole de tratarle injustamente durante sus veinte años de relaciones de trabajo (Gén 31:36-42).

9. Aquellos ídolos, escondidos por Raquel en la albarda de un camello, nunca fueron descubiertos. Ella permaneció sentada sobre la albarda durante el tiempo de la búsqueda, alegando: «… no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres… » (Gén 31:35).

10. A sugerencia de Labán, los dos hombres confirmaron un pacto mediante el levantamiento de un montón de piedras que llamaron Mizpa, o «atalaya o torre de vigía». Al terminarlo Labán agregó estas palabras: «Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro» (Gén 31:49). El doctor Barnhouse escribe: «La lectura descuidada de la Palabra de Dios ha hecho que esta declaración se torne familiar para millones de creyentes dándole una aplicación totalmente falsa. Que se haya gravado en anillos, que se haya hecho lema de una organización juvenil, y se haya usado como bendición al final de una reunión, es un uso absurdo. No habla de bendición, comunión o compañerismo; sino por el contrario, habla de armisticio, separación, amenaza y aviso. En efecto, el montón de piedras de Mizpa significa: «Si pasas esta raya, te mataré.» El que rompiera el pacto necesitaría la ayuda de Dios, porque el otro dispararía a matar en cuanto que le viera.» (Génesis, vol. 2, p. 110.)

G. El luchador determinado (Gén 32:1-32; Gén 33:1-20).

1. Jacob es de nuevo ministrado por ángeles de camino a Palestina, como ya lo había sido veinte años antes cuando salió de la casa de sus padres. (Véase Gén 28:12 y comparar con Gén 32:1-2.) Jacob menciona aquí por primera vez en la Biblia a los ejércitos celestiales. Esto es lo que él quiere decir con la expresión «Jehová de los ejércitos». Este ejército está compuesto de ángeles. Tenemos muchos ejemplos en las Escrituras que muestran a este ejército celestial en acción.

a. Josué fue visitado por el Príncipe del ejército de Jehová (Jos 5:14).

b. Eliseo y su joven criado fueron reafirmados por este poderoso ejército (2Re 6:13-17).

c. El Salvador anunció a Pedro que él podría llamar a doce legiones de ángeles para librarle de la cruz, si así lo quisiera. Pero gracias a Dios que no lo hizo. (Véase Mat 26:52-53.) Como David escribiría en el Sal 34:7 : «El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.»

2. En este momento recibe la aterradora noticia de que su hermano Esaú viene a su encuentro con 400 hombres. Jacob queda paralizado por el terror. Inmediatamente hace tres cosas:

a. Divide a su familia en dos grupos, diciendo: «Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará» (Gén 32:8).

b. Clama a Dios en oración (Gén 32:9-11). En este momento Jacob reconoce: «Menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo…» (Gén 32:10). Pablo daría también testimonio de esta verdad. (Véase 1Ti 1:12-15.)

c. Envía a Esaú un regalo compuesto de 550 animales con el propósito de aplacarlo (Gén 32:13-21).

3. Sucede allí, aquella noche, junto al río Jacob, uno de los eventos más misteriosos y extraordinarios de toda la Biblia (Gén 32:24-29).

4. Cualquiera que sea la teología que uno quiera espigar de este extraño pasaje bíblico, en que vemos a Dios y a un hombre enzarzados en una lucha que dura toda la noche, dos hechos emergen claramente:

a. Su nombre es cambiado de Jacob (el retorcido oportunista) a Israel, que significa «el que lucha con Dios o el que tiene poder con Dios» (Gén 32:28).

b. Nunca volvió a ser el mismo después de esta sesión de lucha con Dios (Gén 32:31-32).

5. Después de esto Jacob llamó a aquel lugar Peniel (el rostro de Dios). El Señor había tocado su corazón en Bet-el, pero en Peniel Dios reclamó su vida. El primer lugar contempló su conversión y salvación, pero Peniel fue testigo de su consagración y santificación. El primero le introdujo a la paz de Dios; el segundo le dio libremente la paz de Dios. Ahora no sólo poseía la vida, sino la vida abundante. (Véanse Rom 5:1; Flp 4:7; Jua 10:10.)

6. Jacob, inclinándose a tierra y temblando, se encontró con Esaú. Para su sorpresa y gran alivio, Esaú le abraza (Gén 33:1-4).

7. Esaú quería que Jacob le acompañara a la tierra de Seir. Esto era lo último en la mente de Jacob, pero en vez de decírselo a su hermano, se ocultó detrás de sus hijos: «Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas» (Gén 33:13).

8. Jacob, sin embargo, le promete encontrarse con él en Seir. Esto era, sin duda, una mentira. Jacob se encaminaba a Sucot, que estaba al noroeste, mientras que Seir se hallaba al sureste. Uno se pregunta qué es lo que pensaría Esaú sobre el brillante testimonio de su hermano acerca de la gracia de Dios, cuando se enteró que su hermano le había mentido otra vez (Gén 33:14-16).

H. El padre enfurecido (Gén 34:1; Gén 38:1-30).

1. Por el pecado de asesinato cometido por Leví y Simeón (Gén 34:1-31).

a. Jacob permite a su hija Dina actuar con mucha libertad y el resultado es que es seducida por Siquem, el hijo del rey Hamor de los heveos. Jacob, al igual que su padre Isaac, tenía poco conocimiento acerca de dónde andaban sus hijos y con quienes se reunían. Era una suposición aceptada entre los egipcios y los cananeos que las mujeres solteras y sin vigilancia eran presas a disposición de cualquiera. (Véanse Gén 12:14; Gén 20:2; Gén 26:7.) Dina tenía aproximadamente catorce años cuando esto sucedió.

b. Siquem estaba determinado a casarse con Dina y le pidió a Jacob el correspondiente permiso. De hecho los heveos le sugirieron a Jacob: «Emparentad con nosotros: dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras. Y habitad con nosotros…» (Gén 34:9-10).

c. Esta línea de razonamiento es, por supuesto, una de las tácticas favoritas de Satanás. Se le presiona al cristiano a ser más tolerante y a rebajar sus niveles, a complacer su carne y abandonar su fe. (Para conocer la respuesta a esta sugerencia satánica, véanse 1Co 6:15-20; 2Co 6:14-18.)

d. Los hermanos de Dina, hirviendo de ira en su interior, engañan cruelmente a Siquem mostrándose de acuerdo con su petición, a condición de que los heveos se circuncidaran (Gén 34:13-24).

e. Al tercer día, cuando sus heridas molestaban y eran sensibles a cualquier movimiento, Leví y Simeón entraron osadamente en el campamento heveo y mataron a todos los hombres, entre ellos a Siquem y a su padre. Después saquearon la ciudad, llevándose todo lo que encontraron, incluso a las viudas y huérfanos (Gén 34:25-30).

f. Jacob se enfureció y reprendió severamente a sus dos hijos por el crimen cometido: «Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí y me atacarán, y seré destruido yo y mi casa» (Gén 34:30).

Aún en este punto tan avanzado de la vida de Jacob, tenemos que notar tristemente:

(1) No manifestó dolor por la violación de Dina, su única hija.

(2) No expresó pena por el hecho de que todo el pueblo fuera exterminado.

(3) Aparentemente no se preocupa para nada de lo que Dios pueda pensar del asunto.

(4) Su preocupación principal (quizá su única) tiene que ver con el riesgo de que la acción de sus hijos le puede perjudicar. El no asume ninguna clase de responsabilidad por todo lo ocurrido.

2. Por el pecado de adulterio cometido por Judá (Gén 38:1-30).

Aunque el nombre de Jacob no aparece en este capítulo, podemos suponer que era bien consciente de sus consecuencias trágicas y que lo desaprobó.

a. Judá, el cuarto hijo de Jacob, se casó con una mujer cananea, quien le dio tres hijos: Er, Onán y Sela (Gén 38:1-5).

b. Er, el hijo mayor, se casó con una mujer llamada Tamar, pero Dios le quitó la vida por su mala conducta, que no se especifica. Judá entonces manda a su segundo hijo, Onán, que se case con ella, pero él también muere a causa de su iniquidad.

c. Judá promete a Tamar que su tercer hijo Sela se casará con ella cuando crezca, aunque en verdad no tiene intención de hacerlo (Gén 38:11-12).

d. Pasado un tiempo Tamar se da cuenta del olvido de Judá, y disfrazada como una prostituta logra llevar a Judá a su propia tienda con propósitos sexuales. Como pago recibe el sello, cordón y báculo de Judá (Gén 38:13-19). Tamar quedó embarazada como fruto de esta relación.

e. Tres meses más tarde Judá se entera, e indignado demanda que muera quemada. Tamar entonces le muestra su sello, cordón y báculo. El avergonzado Judá la deja inmediatamente en libertad (Gén 38:24-26).

f. Tamar da a luz gemelos y les pone por nombre Fares y Zara. Tanto esta prostituta cananea como su ilegítimo primer hijo aparecerían después por la maravillosa gracia de Dios en la sagrada genealogía de nuestro Señor Jesucristo (Mat 1:3).

I. El patriarca obediente (Gén 35:1-7).

1. Dios le recuerda otra vez a Jacob su anterior mandamiento de que vuelva a Bet-el (Gén 35:1). (Véase también Gén 31:11-13.) Jacob había vivido en Siquem por diez años, y Bet-el estaba sólo a 30 millas (48 km) de distancia. Cuán trágicamente fácil es caminar hacia la consagración y todavía quedarnos cortos. (Véase Heb 4:1, Heb 4:9, Heb 4:11)

2. Jacob instruye a toda su familia para que destruyan sus ídolos, se limpien y muden sus vestidos en preparación para el viaje a Bet-el. Estos ídolos y zarcillos son recogidos y enterrados bajo una encina cerca de Siquem. Este es el primer avivamiento que se registra en la Palabra de Dios.

3. Jacob llega a Bet-el y edifica un altar, y a aquel lugar le pone por nombre El-Bet-el. Como ya hemos visto, el nombre Bet-el significa «casa de Dios», pero El-Bet-el quiere decir «el Dios de la casa de Dios». La diferencia entre estos dos conceptos es como la diferencia entre conocer la Palabra de Dios y conocer al Dios de la Palabra. Tenemos que leer las páginas de la primera para llegar a familiarizarnos con la persona de la segunda (Gén 35:7).

J. El santo afligido (Gén 35:8-29).

1. Jacob, pierde en rápida sucesión, tres seres queridos.

a. Déborci, el ama de Rebeca su madre (Gén 35:8). Esta mujer que aparece aquí mencionada por primera vez, fue aparentemente a vivir con Jacob después de la muerte de Rebeca.

b. Su amada esposa Raquel muere dando a luz a su segundo hijo, duodécimo de Jacob, a quien ponen el nombre de Benjamín, que significa «hijo de la mano derecha» (Gén 35:16-20).

c. Su padre Isaac (Gén 35:27-29) muere a la edad de 180 años y es enterrado por Jacob y Esaú junto a Abraham en la cueva de Macpela en Hebrón.

2. Hay dos cosas importantes que se mencionan por primera vez en estos versículos:

a. La primera mención de una ofrenda de libación (Gén 35:14).

b. La primera referencia a Belén (Gén 35:19). Es aquí donde falleció Raquel dando a luz a Benjamín, el hijo de la mano derecha de Jacob. Muchos siglos después una joven virgen daría a luz en Belén a otro niño. Este otro Niño llegaría a ser conocido como el Hijo de la mano derecha de Dios.

IV. José (Gén 37:1-36, Gén 39:1-23Gén 50:1-26).

A. El hijo favorecido (cap. Gén 37:1-36).

1. Los sueños de José.

a. Los restantes capítulos de Génesis nos describen la vida de José, el segundo hijo más joven de Jacob, nacido de su amada Raquel. (Véase Gén 30:24.)

b. José había acarreado sobre sí la ira de sus otros diez medio hermanos. Tres factores habían contribuido a esa triste situación.

(1) Porque había informado a sus padres de algunas de las cosas malas que ellos hacían (Gén 37:2).

(2) Porque había llegado a ser el hijo preferido de Jacob. Para mostrarle este afecto especial le hizo una túnica de diversos colores (Gén 37:3).

(3) A causa de los sueños extraños de José.

(a) En uno de sus sueños vio que todos ellos estaban en el campo atando manojos, cuando repentinamente su manojo permaneció derecho mientras que los de los demás se reunían a su alrededor y se inclinaban ante el suyo.

(b) Durante su segundo sueño vio que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban delante de él (Gén 37:9).

c. José fue enviado desde su casa en Hebrón hasta Siquem para saber acerca de sus hermanos y de las ovejas que pastaban allí. Finalmente los encuentra en Dotán, a unas 15 millas (unos 25 km) de Siquem y a unas 65 millas (unos 97 km) de Hebrón.

2. La falsedad de sus hermanos.

a. Sus diez hermanos le vieron de lejos y decidieron matarle (Gén 37:18).

b. Rubén, el primogénito de Jacob (Gén 29:32) parece, sin embargo, que lo pensó dos veces, porque sugirió que simplemente le echaran en una cisterna vacía y le dejaran morir. Lo que Rubén planeaba secretamente era devolverlo vivo a su padre (Gén 37:21-22).

c. Le despojan de la túnica y le echan en la cisterna (Gén 37:24).

d. Ignorando su clamor por piedad (Gén 42:21), sus crueles hermanos se sientan a comer. De pronto ven venir a una caravana de ismaelitas y madianitas que iba camino de Egipto. Los nueve hermanos tomaron la apresurada e insensible decisión de venderlo como esclavo (Gén 37:25-27).

Parece que Rubén no se hallaba presente en ese momento. Judá es el líder de este vergonzoso trato.

e. José es vendido por veinte piezas de plata (el precio comente de un esclavo) y es llevado a Egipto (Gén 37:28). Cuando Rubén vuelve, llora a causa de la acción de sus hermanos (Gén 37:29).

3. La desesperación de su padre.

a. Para encubrir su horrible crimen, toman la túnica de José y la manchan con la sangre de un cabrito. Le hicieron creer a su padre Jacob que su amado hijo había sido devorado por una bestia salvaje (Gén 37:31-35).

b. José es vendido a Potifar, capitán de la guardia de Faraón (Gén 37:36). Vemos claramente funcionando en este capítulo la inmutable ley de la retribución que corre tan reciamente a lo largo de la Biblia (véase Gál 6:7). Jacob engañó una vez a su padre usando la piel de un cabrito (Gén 27:16), y ahora él es engañado de una mañera similar. Otros ejemplos que podemos citar, son:

(1) Faraón, que ordenó la destrucción de Israel mediante las aguas del mar Rojo, fue él mismo ahogado allí. (Cp. Éxo 14:5 con Éxo 14:28.)

(2) Coré, que causó una división en la congregación de Israel, fue tragado por una división de la tierra. (Cp. Núm 16:1-3 con Núm 16:31-32.)

(3) Amán, que ordenó edificar una horca para ejecutar a un piadoso judío, más tarde fue él ejecutado en la misma horca. (Cp. Est 5:14 con Est 7:10.)

B. El mayordomo fiel (cap. Gén 39:1-23).

1. Su servicio.

a. José fue vendido como esclavo a Potifar, capitán de la guardia en el palacio de Faraón (Gén 38:30; Gén 39:1).

b. Por la bendición de Dios, pronto le confiaron a José la administración de la casa de Potifar (Gén 39:2-6).

2. Su autodominio.

a. José es tentado por la mujer de Potifar a cometer actos de inmoralidad, pero él rechaza sus continuos requerimientos (Gén 39:7-10).

b. Por venganza, ella acusa a José de violación (Gén 39:11-18).

3. Sus sufrimientos.

José es echado en la cárcel (Gén 39:9-20).

C. El siervo olvidado (cap. Gén 40:1-23).

1. El carcelero, a semejanza de Potifar. Descubrió pronto las cualidades positivas del carácter de José y le confió la administración de la prisión (Gén 39:21-23).

2. Por alguna razón, Faraón se enojó con su copero y panadero y los envió a la cárcel donde estaba José (Gén 40:1-4).

3. Mientras se encontraban en la cárcel, estos dos hombres tuvieron sueños enigmáticos. Dios le dio a José la habilidad de interpretarlos correctamente (Gén 40:5-19).

a. Los detalles del sueño del copero. Había visto una vid con tres sarmientos que florecían y maduraban, llenos de racimos de uvas. En su sueño el copero vio que tenía la copa de Faraón en su mano y exprimía las uvas en la copa y se la servía personalmente a Faraón (Gén 40:9-11).

b. El significado del sueño del copero. Los tres sarmientos significaban que en tres días Faraón lo sacaría de la cárcel y lo restituiría a su puesto de confianza. José aprovechó para rogarle al copero que mencionara su caso a Faraón a fin de remediar la injusticia que sufría (Gén 40:12-15).

c. Los detalles del sueño del panadero. El vio tres canastillos blancos sobre su cabeza, el canastillo más alto estaba lleno de manjares de pastelería para Faraón. Repentinamente aparecieron las aves del cielo y se comían los alimentos (Gén 40:16-17).

d. El significado del sueño del panadero. Significaba que Faraón le cortaría la cabeza en tres días, le colgaría después sobre un poste y las aves del cielo comerían su carne (Gén 40:18-19).

4. Tres días más tarde, en el día de su cumpleaños, Faraón resolvió el asunto del copero y el panadero exactamente como José había predicho. Pero el copero se olvidó por completo de José (Gén 40:20-23).

D. El afamado hombre de estado (cap. Gén 41:1-57Gén 44:1-34).

1. La revelación de José.

a. Dos años después Faraón tuvo una noche dos sueños misteriosos.

(1) El contenido del primer sueño. Estaba él junto al río Nilo cuando vio aparecer siete vacas hermosas y muy gordas, que pacían tranquilamente en el prado. Entonces aparecieron otras siete vacas de feo aspecto y muy delgadas que devoraron a las siete hermosas y gordas (Gén 41:1-4).

(2) El contenido del segundo sueño.

Soñó que veía siete espigas llenas y hermosas que crecían de una sola caña. Después de ellas salieron otras siete espigas menudas y abatidas por el viento solano. Seguidamente las siete espigas menudas devoraron a las espigas gruesas y llenas (Gén 41:5-7).

b. A la mañana siguiente Faraón consultó con sus sabios y magos acerca del significado de estos sueños, pero ellos no fueron capaces de interpretárselos (Gén 41:8).

c. El copero se acordó de pronto del gran talento de José y le refirió al Faraón lo que había sucedido en la prisión dos años atrás (Gén 41:9-13).

d. Sacaron a José de la cárcel, lo lavaron, afeitaron y vistieron, y lo llevaron a la presencia del rey. Después de escuchar el contenido de los sueños, los interpretó inmediatamente, dando la gloria a Dios. Según José, ambos sueños significaban lo mismo (Gén 41:14-25).

(1) Las siete vacas gordas y las siete espigas llenas significaban que en los años siguientes se disfrutarían de siete años de abundancia y prosperidad (Gén 41:26).

(2) Las siete vacas delgadas y las siete espigas menudas significaban que después de los años de abundancia vendrían otros siete años de escasez y hambre (Gén 41:27).

e. José entonces aconseja a Faraón que nombre a un administrador prudente y sabio para supervisar el programa agrícola nacional, y que divida a Egipto en cinco distritos. Los oficiales subalternos a cargo de estos distritos se encargarían de recoger el exceso de las cosechas durante los años de abundancia para guardarlos bajo el control de Faraón para años de escasez (Gén 41:33-36).

2. El ascenso de José (Gén 41:37-57).

a. Faraón en ese mismo instante nombra a José para ese importante cargo. Y, seguidamente:

(1) Puso en el dedo de José su propio anillo de sellar documentos.

(2) Le hizo vestir de ropas finas de lino.

(3) Mandó que le pusieran un collar de oro en su cuello.

(4) Le dio su segundo carro como señal de que era el segundo en el reino.

(5) Decretó que todos se inclinaran ante él.

(6) Le cambió el nombre a Zafnat-panea, que significa «el que provee el sustento de la tierra».

(7) Le dio como esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. De esta manera José entra a ser parte de una de las familias más importantes de Egipto, siendo su suegro uno de los sacerdotes y políticos influyentes de aquel tiempo.

b. José tiene ahora treinta años de edad (Gén 41:46). En un solo día ha sido elevado de la cárcel al palacio; pero le tomó a Dios trece años llevarle a este lugar de servicio, pues tenía diecisiete cuando llegó a Egipto. (Véase Sal 105:17-21.)

c. Su esposa Asenat le dio dos hijos varones.

Al primero le puso por nombre Manasés («el que hace olvidar»), y el segundo Efraín, que significa «fructífero» (Gén 41:50-52).

d. Como José había predicho, a los siete años de abundancia les siguieron otros siete de escasez y hambre, causando que gente de muchas tierras fueran a Egipto buscando alimento (Gén 41:53-57).

3. La consternación de los hermanos de José (Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34).

a. Jacob envía desde Hebrón a sus diez hijos mayores a Egipto para comprar alimentos (Gén 42:1-5).

b. Llegan a Egipto y se inclinan con el rostro a tierra ante José, pero no le reconocen. Así se cumple su sueño de hacía veinte años (Gén 42:6).

c. José no les dice quién es él al principio, sino que los acusa de ser espías. Los atemorizados hermanos tratan de convencerle de que no lo son (Gén 42:7-13).

d. Los mete en la cárcel por tres días y luego los deja marchar, pero les demanda que cuando vuelvan traigan a su hermano menor; para obligarles a cumplirlo retiene a Simeón como rehén hasta que vuelvan con Benjamín (Gén 42:14-20).

e. Los asustados hermanos reconocen entre sí que sus dificultades presentes se deben sin duda al terrible pecado que cometieron veinte años atrás, sin darse cuenta que José entiende cada una de sus palabras (Gén 42:21-23).

f. Después de apartarse de ellos para llorar, José ordena a sus sirvientes que llenen con grano los sacos de sus hermanos y que les devuelvan el dinero poniéndolo dentro de los sacos. Los nueve emprenden entonces el regreso a casa (Gén 42:24-26).

g. En el camino a casa uno de ellos descubre en la boca de su costal el dinero del pago del grano, y cuando llegan todos a Hebrón cada uno encuentra el dinero en su costal y se llenan de temor por Simeón. A pesar de sus ruegos insistentes Jacob se niega a permitir que Benjamín vaya con ellos en el siguiente viaje a Egipto (Gén 42:27-38).

h. El hambre se intensifica en Hebrón y Jacob se ve forzado a permitir que Benjamín vaya a Egipto con sus hermanos para adquirir alimentos otra vez. Judá intenta garantizar la seguridad de su hermano menor (Gén 43:1-14).

i. Se presentan de nuevo ante José, él ordena que los lleven a su palacio para una fiesta. Los hermanos intentan convencer al mayordomo de José que ellos no habían robado el dinero del pago de los alimentos en el anterior viaje. Simeón es liberado y se une al grupo. Por primera vez en veinte años los doce hermanos están de nuevo juntos, pero sólo uno es consciente de ello (Gén 43:15-25).

j. Los hermanos fueron acomodados y servidos en mesa aparte de la de José. Para su sorpresa los sienta según su edad y da a Benjamín una porción de comida cinco veces mayor que la de los demás (Gén 43:26-34).

k. Antes de que volvieran a la mañana siguiente, José instruye a su mayordomo en privado para que llene sus sacos de trigo y vuelva a poner el dinero en la boca de cada costal, además de poner su copa personal de plata en el saco de Benjamín (Gén 44:1-2).

l. Apenas han salido los hermanos de la ciudad cuando son arrestados por orden de José, bajo acusación de haber robado su copa de plata (Gén 44:4-6).

m. Niegan con prontitud la acusación y aceptan servir como esclavos si alguna cosa robada encuentran en su equipaje. En el registro que les hacen se descubre rápidamente la copa de plata en el costal de Benjamín (Gén 44:7-12).

n. Cuando comparen por tercera vez ante José, Judá se adelanta y le ruega que acepte su vida en lugar de la de Benjamín. Con lágrimas le recuerda que su anciano padre moriría si alguna cosa mala le sucediera a Benjamín (Gén 44:13-34).

E. El santo que perdona (caps. Gén 45:1-28Gén 48:1-22).

1. José y sus hermanos.

a. José ya no puede contenerse más y revela su identidad a sus hermanos (Gén 45:1-3).

b. Después del emotivo encuentro, José les informa que los dos años de sequía que han experimentado van a continuar durante otros cinco más, y les insta a que traigan a Jacob en el siguiente viaje y que todos ellos hagan planes para vivir en Egipto (Gén 45:4-15).

c. José asegura a sus hermanos, que están todavía aturdidos por la sorpresa, que no les guarda rencor, sino que Dios usó el mal que ellos hicieron para garantizar que Israel llegara a ser una gran nación (Gén 45:5-8).

d. Faraón se regocija con José por la restauración de relaciones con sus hermanos e invita a todo el clan a que se vayan a vivir a Egipto (Gén 45:16-20).

2. José y su padre.

a. A Jacob, el ya anciano patriarca, le resulta difícil al principio entender las emocionantes noticias relacionadas con su hijo José, pero al fin las cree y se prepara para viajar a Egipto (Gén 45:26-28).

b. En el camino a Beerseba, Dios le reconfirma a Jacob que todavía le bendecirá, incluso en Egipto. Le es anunciado que morirá allá, pero que un día Dios llevaría a sus descendientes de nuevo a Palestina (Gén 46:1-4).

Nota: Ha habido algo de controversia acerca de si el viaje de Jacob a Egipto fue la perfecta voluntad de Dios o su voluntad permisiva. Un beneficio de todo esto, sin embargo, es el hecho de que en Egipto los descendientes de Jacob se vieron forzados a permanecer como un pueblo separado y distintivo porque eran pastores, y los pastores eran una abominación para los egipcios (Gén 43:32; Gén 46:34). Allí no había posibilidades de casamientos con mujeres egipcias, cosa que sí aparentemente había ocurrido en Canaán, pues Simeón se había unido con una mujer cananea (Gén 46:10).

c. Jacob entra en Egipto con toda su familia.

Encontramos en la Biblia tres diferentes números relacionados con este grupo.

(1) Sesenta y seis (Gén 46:26). Este era el número de aquellos que marcharon a Egipto, los descendientes propios de Jacob, sin contar las esposas de los hijos.

(2) Setenta (Gén 46:27). Este era el número resultante después de añadir a Jacob mismo, a José y a sus dos hijos, Efraín y Manasés.

(3) Setenta y cinco (Hch 7:14). Aquí Esteban se refiere a su «parentela», una referencia probable a las cinco esposas sobrevivientes de los hijos de Jacob.

d. Jacob y José se encuentran en Gosén por primera vez después de 22 años. El hijo tiene ahora 39 años y el padre 130 (Gén 46:28-30).

e. Jacob es presentado a Faraón por José y le es permitido elegir la tierra en la que quiere vivir (Gén 47:1-12).

f. Como la sequía y el hambre continúan, Faraón se hace cada vez más rico, y el sabio plan de administración de alimentos de José salva a un sinnúmero de personas de morir de hambre (Gén 47:13-26).

g. El pueblo de Israel se multiplica rápidamente en Gosén, a pesar del hambre que reinaba en otras partes (Gén 47:27).

h. A la edad de 147 años, Jacob se da cuenta de que su fin está cerca y llama a su amado hijo José y a sus nietos favoritos, Efraín y Manasés (Gén 48:1).

i. José promete a su padre que no será enterrado en Egipto (Gén 47:29-31).

3. José y sus hijos.

a. Los dos hijos de José permanecen parados delante de su abuelo esperando ser bendecidos. El anciano Jacob los adopta como sus propios hijos y les asegura que tendrán igual herencia que los demás (Gén 48:3-9).

b. Jacob pone su mano derecha sobre la cabeza de Efraín y su mano izquierda sobre la de Manasés. Esto no le agrada a José y trata de cambiar las manos de su padre, indicando al mismo tiempo que Manasés es el mayor y, por consiguiente, debe poner su mano derecha sobre su cabeza (Gén 48:10-18).

c. Jacob, sin embargo, rehúsa cambiar sus manos prediciendo que la tribu de Efraín llegaría a ser más importante que la de Manasés (Gén 48:19-22).

F. El árbol fructífero que da sombra (caps. Gén 49:1-33; Gén 50:1-26).

1. José recibe la bendición de su padre (Gén 49:1-33). (Véase también Heb 11:21.) Jacob reúne a sus doce hijos alrededor de su lecho de muerte poco antes de fallecer para declararles «lo que ha de acontecer en los días venideros (“últimos días”, dice exactamente la versión inglesa del rey Jaime que el autor usa)» (Gén 49:1). La New Scofield Bible tiene la siguiente nota sobre este versículo: «Esta es la primera vez que aparece la expresión “los últimos días”, que es un concepto muy importante en la profecía bíblica. En general, se refiere a aquel periodo último en la historia de un grupo en particular de gente o naciones cuando el propósito anunciado de Dios está para cumplirse» (p. 68). Jacob pronuncia entonces las siguientes profecías:

a. Sobre Rubén (Gén 49:3-4).

(1) Él era indomable como las olas salvajes del mar. Como el primogénito que era le correspondía mayor honor y una doble porción de la herencia (Deu 21:17), pero su padre no le reconoce sus derechos a causa de su inmoralidad con Bilha, la concubina de Jacob (Gén 35:22).

(2) Los rubenitas más tarde se establecerían al este del Jordán (junto con la tribu de Gad y media tribu de Manasés). (Véase Jos 1:12-16.)

(3) Sin pretenderlo casi provocaron una guerra civil al edificar un altar en la ribera oeste del Jordán (Jos 22:10).

(4) Más tarde rehusaron ayudar al ejército de Israel, dirigido por Barac y Débora, en su lucha contra un pagano llamado Sisara y sus 900 carros herrados. (Véanse Jue 4:1-3; Jue 5:15-16.)

b. Sobre Simeón y Leví (Gén 49:5-7).

(1) Estos fueron hombres de violencia e injusticia. Mataron a los habitantes de Siquem mediante engaño (Gén 34:25). Jacob también ignoró a estos dos.

(2) Sus descendientes estarían esparcidos en todo Israel. Esto quería decir que no se les daría una tierra propia como a las demás tribus. Los hijos de Leví moraron en varias ciudades esparcidas en Palestina, y los descendientes de Simeón tuvieron que compartir aquella porción de tierra que le fue dada a Judá. (Véanse Núm 18:24; Jos 19:1-9.)

c. Sobre Judá (Gén 49:8-12).

(1) Los demás hermanos alabarían a Judá y se inclinarían ante él.

(2) Judá destruiría a sus enemigos, y lo dejarían tranquilo, como a un león joven.

(3) El cetro no le sería quitado a Judá hasta que Siloh (Cristo) viniera. (Véanse Núm 24:17; Apo 5:5.) Con el ungimiento de David (1Cr 28:4; 1Cr 5:2; 2Sa 7:13), esto fue asegurado.

d. Sobre Zabulón (Gén 49:13).

(1) Habitaría junto al mar.

(2) Su frontera llegaría hasta Sidón.

e. Sobre Isacar (Gén 49:14-15).

(1) Sería como una fuerte bestia de carga.

(2) Cambiaría la libertad por la seguridad.

f. Sobre Dan (Gén 49:16-18).

(1) Dan llegaría a ser como una serpiente en el camino que muerde los talones de los caballos, causando que caigan los jinetes. Una vieja tradición dice que el anticristo vendrá de esta tribu.

(2) Sansón era de Dan (Jue 13:2; Jue 13:24).

g. Sobre Gad (Gén 49:19).

Gad sería lo opuesto de Isacar y lucharía frecuentemente con bravura por la libertad. (Véanse 1Cr 5:18; 1Cr 12:8-15.)

h. Sobre Aser (Gén 49:20). «El pan de Aser será substancioso, y él dará deleites al rey.» Ana era de la tribu de Aser (Luc 2:36).

i. Sobre Neftalí (Gén 49:21). Sería conocido por su agilidad y ligereza (como un ciervo) y por su elocuencia con las palabras.

j. Sobre José (Gén 49:22-26).

(1) Sería como un árbol fructífero junto a una fuente de agua cuyas ramas dan sombra al muro.

(2) Sería gravemente herido por arqueros depravados, pero sus armas serían destruidas por las manos del Fuerte de Jacob, el Pastor, la Roca de Israel.

(3) Jacob predice y pronuncia sobre José las más ricas bendiciones divinas entre los doce, con excepción de Judá.

k. Sobre Benjamín (Gén 49:27).

(1) Sería como un lobo al acecho.

(2) Devoraría a sus enemigos en la mañana y repartiría los despojos en la tarde. Para ejemplo de esto vea Jue 20:1-48.

(3) Tanto el Saúl del Antiguo Testamento (1Sa 9:1-2) como el Saúl del Nuevo Testamento (Flp 3:5) fueron de esta tribu.

2. José retorna el cuerpo de su padre (Gén 50:1-26).

a. Jacob muere a la edad de 147 años (Gén 47:28; Gén 49:33).

b. Su cuerpo es embalsamado en Egipto durante un tiempo de preparación de cuarenta días (Gén 50:2-3).

c. Los egipcios hicieron luto por él durante setenta días (Gén 50:3).

d. Es llevado por sus hijos a Palestina y en- terrado junto a sus padres (Abraham e Isaac) en la cueva de Macpela (Gén 50:13).

e. José asegura a sus preocupados hermanos que las condiciones favorables de que disfrutan continuarían exactamente igual después del funeral (Gén 50:15-21). Amable- mente les recuerda: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo» (Gén 50:20).

f. José muere a la edad de 110 años (Gén 50:26).

G. La prefiguración del Salvador.

José es el tipo más completo que tenemos de Cristo en toda la Biblia. Notemos las sorprendentes semejanzas que se dan entre los dos:

1. Ambos fueron amados por sus padres (Gén 37:3; Mat 3:17).

2. Ambos se consideraron a sí mismos pastores (Gén 37:2; Jua 10:11-14).

3. Ambos fueron enviados a sus hermanos por sus padres (Gén 37:13-14; Luc 20:13; Jua 3:17; Heb 10:7).

4. Ambos fueron odiados por sus hermanos sin razón (Gén 37:4-5; Gén 37:8; Jua 1:11; Jua 7:5; Jua 15:25).

5. En ambos casos los hermanos tramaron contra ellos (Gén 37:20; Jua 11:53).

6. Los dos fueron severamente tentados (Gén 39:7; Mat 4:1).

7. Los dos fueron llevados a Egipto (Gén 37:36; Mat 2:14-15).

8. Ambos fueron despojados de sus túnicas (Gén 37:23; Jua 19:23-24).

9. Ambos fueron vendidos por el precio de un esclavo (Gén 37:28; Mat 26:15).

10. Los dos fueron detenidos como reos (Gén 39:20; Mat 27:2).

11. Ambos permanecieron en silencio y no se defendieron (Gén 39:20; Isa 53:7).

12. Ambos fueron falsamente acusados (Gén 39:16-18; Mat 26:59-60).

13. Ambos experimentaron la presencia de Dios en medio de toda circunstancia (Gén 39:2; Gén 39:21; Gén 39:23; Jua 16:32).

14. Los dos fueron respetados por sus carceleros (Gén 39:21; Luc 23:47).

15. Ambos fueron retenidos entre dos prisioneros, uno de los cuales después se perdió, pero el otro se salvó (Gén 40:2-3; Gén 40:21-22; Luc 23:32; Luc 23:39-43).

16. Los dos tenían alrededor de treinta años cuan- do empezaron su ministerio (Gén 41:46; Luc 3:23).

17. Los dos fueron muy exaltados después de sus sufrimientos (Gén 41:41; Flp 2:9-11).

18. Los dos tomaron para sí esposas gentiles (Gén 41:45; Efe 3:1-12).

19. Los dos estuvieron perdidos para sus hermanos por un tiempo (Gén 42:7-8; Rom 10:1-3; Rom 11:7-8).

20. Ambos perdonaron y restauraron a sus arrepentidos hermanos (Gén 45:1-15; Miq 7:18-19; Zac 12:10-12; Apo 1:7).

21. Ambos fueron visitados y honrados por todas las naciones de la tierra (Gén 41:57; Isa 2:2-3; Isa 49:6).

Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz

[[Nota del Editor: Consta de dos etapas LA ETAPA DE LA CREACIÓN (Gén 1:1-31 — 11) y LA ETAPA PATRIARCAL (Gén 12:1-20 — 50; Job).]]

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LA ETAPA DE LA CREACIÓN

INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DE LA CREACIÓN

(Gén 1:1-31Gén 11:1-32)

Estos 11 capítulos son absolutamente vitales para el correcto entendimiento de los 1.178 capítulos restantes de la Biblia. Si uno los acepta por su valor nominal, no tendrá dificultades con el resto del Antiguo y Nuevo Testamentos.

LA ETAPA DE LA CREACIÓN

GÉNESIS, CAPÍTULOS DEL UNO AL ONCE

Los tres hombres importantes de esta etapa son: Adán, Enoc y Noé.

Los cuatro eventos importantes son: la creación, la caída, el diluvio y la torre de Babel.

El relato de la creación lo incluye todo, desde electrones a galaxias, desde dinosaurios a lirios, y desde Adán a los ángeles.

Esta etapa es la única que describe a Dios descansando (Gén 2:2-3).

Nos habla del primer ser humano que fue creado (Adán) y del primer humano que nació (Caín) (Gén 1:26; Gén 4:1).

Registra el hecho del primer hombre que murió (Abel) y del primero que no murió (Enoc) (Gén 4:8; Gén 5:24).

Aparecen por primera vez la serpiente, el cuervo y la paloma (Gén 3:1; Gén 8:7; Gén 8:10).

Se ven claramente la gloria de Dios en la creación (Gén 1:1) y la gracia de Dios en la salvación (Gén 6:8).

Contemplamos la más antigua civilización del mundo (cainita) y el ciudadano más anciano del mundo (Matusalén) (Gén 4:17; Gén 5:27).

Esta etapa describe la primera boda, el primer asesinato y la primera promesa del Mesías (Gén 2:23-25; Gén 4:8; Gén 3:15).

Nos da una ilustración de la religión humana (las hojas de higuera), y el primer ejemplo de la redención divina (las pieles de animales (Gén 3:7; Gén 3:21).

Encontramos en sus páginas que los pecadores mueren ahogados y un santo se emborracha (Gén 7:21; Gén 9:20-21).

Un barco se posa en un monte y una torre se levanta en una llanura (Gén 8:4; Gén 11:1-4).

UNA VISIÓN PANORÁMICA DE Gén 1:1-31 al Gén 11:1-32

I. La creación de todas las cosas (Gén 1:1-31Gén 2:1-25).

A. Primer día.

B. Segundo día.

C. Tercer día.

D. Cuarto día.

E. Quinto día.

F. Sexto día.

G. Séptimo día.

II. La corrupción de todas las cosas (Gén 3:1-24Gén 5:1-32).

A. La sutileza de Satanás (Gén 3:1-24).

B. El pecado de Adán (Gén 3:1-24).

C. La redención de Dios (Gén 3:1-24).

D. La historia de Caín y Abel (Gén 4:1-26).

E. El ministerio de Enoc (Gén 5:1-32).

III. La condenación de todas las cosas (Gén 6:1-22Gén 9:1-29).

A. Las condiciones antes del diluvio (Gén 6:1-22).

B. La salvación por medio del diluvio (Gén 7:1-24Gén 8:1-22).

C. La tragedia que siguió al diluvio (Gén 9:1-29).

IV. La confusión de todas las cosas (Gén 10:1-32Gén 11:1-32).

A. La arrogancia del hombre.

B. El juicio de Dios.

C. El origen de las naciones

LA ETAPA DE LA CREACIÓN

I. La creación de todas las cosas (Gén 1:1-31Gén 2:1-25).

«En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gén 1:1). La palabra cielos es plural en hebreo. Se mencionan tres cielos en la Biblia. Dios creó los tres.

Primer cielo: el hogar de los pájaros y de las nubes.

«Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne» (Dan 4:12).

«Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?» (Mat 6:26).

Segundo cielo: el hogar del sol. la luna y las estrellas.

«Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos» (Sal 19:1).

Tercer cielo: el hogar de los ángeles y de los santos que partieron.

«Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo» (2Co 12:2).

Veamos ahora la obra de los primeros seis días

A. Primer día: la creación de la luz (Gén 1:2-5).

El Espíritu Santo se movía (vibraba) sobre la tierra. De esta fuente de energía vibrante y omnipotente empezaron a fluir nuestras ondas de energía, ondas de calor y sonido magnético. Así fue llenado de energía el universo creado. Empezó también en este momento la rotación de la tierra sobre su eje. La energía y la materia estaban ahora presentes en este entramado de tiempo, espació y masa. Se encontraban también funcionando ahora los tres tipos básicos de campos de fuerzas.

1. La gravitacional: la fuerza entre dos objetos.

2. La electromagnética: la fuerza entre el electrón y el núcleo de un átomo.

3. La nuclear: la fuerza entre el protón y el neutrón dentro del átomo.

Algunos creen erróneamente que el Espíritu Santo vino por primera vez a la tierra en Pentecostés según Hch 2:1-47 y que marchará al momento del rapto. Pero aquí lo tenemos presentado en el segundo versículo de la Biblia.

B. Segundo día: la separación de las aguas (Gén 1:6-8). El agua se encontraba en dos formas:

1. El agua normal de la tierra que hallamos en lagos, ríos y océanos.

2. La atmosférica que aparece en la forma invisible de vapor traslúcido.

C. Tercer día: la creación de la vida vegetal (Gén 1:9-13). La vegetación verde y lozana y las plantas exóticas llenan de gracia la tierra seca recientemente emergida.

Estos versículos refutan totalmente por sí mismos la dañina doctrina de la evolución teística, que dice que la vida empezó en un período de tiempo indefinido (eones) procedente de una especie de esfera de espuma que flotaba sobre la superficie de un océano remoto. Por el contrario, Moisés nos dice que la vida fue creada en forma sobrenatural en el tercer día de la creación y comenzó en tierra seca.

D. Cuarto día: la creación del sol, la luna y las estrellas (Gén 1:14-19). En el primer día Dios creó la luz física. Ahora crea las fuentes especiales de luz. Estos cuerpos celestes iban a funcionar en una forma triple:

1. Como señales: nos enseñan y recuerdan la obra creadora de Dios.

«Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste» (Sal 8:3).

«Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa» (Rom 1:19-20).

2. Como estaciones: funcionan como un calendario, dividiendo las estaciones, los días y los años, capacitando al hombre para planear con exactitud su trabajo.

3. Como luces: reemplazaron la fuente temporal de luz de los primeros días.

Alguien podría preguntar por qué Dios creó la tierra en el primer día, pero esperó hasta el cuarto para establecer el sol, las estrellas y la luna. Podemos sugerir dos posibles razones para ello, una tiene que ver con la prioridad, la otra con la prevención.

a. La de prioridad. Dios creó la tierra primero porque era lo más importante para Él. Porque era sobre el planeta Tierra que Él planeaba crear en el día sexto una criatura a su propia imagen y semejanza. Esta criatura, el hombre, viviría sobre la tierra, no sobre la luna. Además, Él ya tenía planes de que en el cumplimiento del tiempo, la segunda persona de la Trinidad se encamara y viniera al planeta Tierra. Finalmente, será sobre la tierra, no sobre Marte o Venus, que el Rey de reyes un día descenderá sobre el monte de los Olivos para establecer su reino milenario.

b. La de prevención. Casi sin excepción, todas las civilizaciones antiguas han adorado al sol. Pero Dios quiere que sus criaturas reconozcan y adoren a su Creador: Él mismo. Por esto nos informa que la vida y la luz existían antes que el sol, y que «toda buena dádiva, y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces» (Stg 1:17).

E. Quinto día: la creación de los peces y de las aves (Gén 1:20-23). ¡Qué tremendos contrastes vemos aquí, desde el pequeño gorrión a la gigantesca ballena azul! No todo el mundo lo sabe, pero una ballena azul es más larga y pesada que un moderno avión 737 Boeing de pasajeros. Puede alcanzar una longitud de 108 pies (36 m) y pesar 150 toneladas.

F. Día sexto: la creación de los animales de tierra y el hombre (Gén 1:24-31). El hombre se convirtió inmediatamente en el centro de atención de este día y de toda la creación.

Notemos el relato bíblico de este acto: «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…» (Gén 1:26). Esta es la primera evidencia fuerte de la Trinidad en el Antiguo Testamento. (Véanse también Gén 11:7; Sal 2:7; Sal 45:7; Sal 110:1; Isa 48:16.)

«Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu» (Isa 48:16).

1. Fue hecho a la imagen de Dios y le fue dada la más alta clase de vida.

a. El reino vegetal posee vida inconsciente.

b. El reino animal posee vida consciente.

c. Sólo el hombre posee la vida que le hace consciente de sí mismo.

Aquí tenemos una criatura que no solamente podía comer los alimentos deliciosos del Edén, sino que también podía elevar su mirada al cielo y darle gracias a Aquel que lo creó todo, a él y al alimento. Ninguna flor o dinosaurio podía hacerlo.

2. Estaba llamado a sojuzgar y a llenar la tierra (Gén 1:28).

3. Fue exhortado a disfrutar del árbol de la vida y de todos los demás de la creación, excepto uno (Gén 2:9; Gén 2:16).

4. Le fue prohibido comer del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gén 2:17).

5. Tenía que poner nombre a todos los animales (Gén 2:19).

6. Le fue dado una esposa (Gén 2:18-25). Aquí aparece la primera de las tres grandes instituciones dadas por Dios al hombre. Son: el matrimonio, el gobierno civil (Gén 9:1-29), y la Iglesia (Mat 16:1-28).

Esto nos da el registro del segundo de los cuatro métodos usados por Dios para formar seres humanos para este mundo.

a. Un hombre sin padre ni madre (Adán)

b. Una mujer sin madre (Eva)

c. Un hombre sin padre terrenal (Cristo)

d. Personas que tienen padre y madre (todos los demás seres humanos).

G. Día séptimo: Dios descansa (Gén 2:1-3).

Este es el único lugar donde se describe a Dios descansando. El pecado aparecería pronto en escena, y la Trinidad quedaría pronto involucrada en la redención.

La primera ley de la termodinámica está ahora en efecto. Esta ley dice que la energía puede cambiar de una forma a otra, pero no puede ser creada ni destruida.

Tenemos aquí en cincuenta y seis sencillos pero sublimes versículos (Gén 1:1-31 y Gén 2:1-25) el relato conciso pero completo de la creación. El primero de estos versículos (Gén 1:1) debería ser visto como una declaración compendiadora. Dios nos dice aquí exactamente lo que hizo. Los restantes cincuenta y cinco versículos son declaraciones detalladas de cómo hizo lo que dice que hizo.

No se menciona la creación de los ángeles en la primera semana. Sin embargo, en el libro de Job (Job 38:7) la Biblia parece indicar que su creación fue al mismo tiempo que la formación de las estrellas.

Si esto es correcto, los ángeles aparecieron en el cuarto día. Otros creen que este mismo capítulo (Job 38:4) indica que los ángeles estaban ya presentes cuando la tierra fue formada. Si esto es cierto, los ángeles entonces debieron ser creados en algún momento durante el primer día de la semana de la creación.

II. La corrupción de todas las cosas (Gén 3:1-24Gén 5:1-32).

Más adelante en este estudio consideraremos una posición popular (pero en nuestra opinión equivocada) conocida como The Gap Theory («La teoría de la brecha»). En pocas palabras, esta teoría localiza la caída de Satanás entre Gén 1:1 y Gén 1:2. Por el contrario, Moisés parece colocarlo entre el segundo y el tercer capítulo de Génesis.

Podemos encontrar material de apoyo útil concerniente a los eventos que acontecieron entre estos dos capítulos los en Isa 14:1-32 y Eze 28:1-26.

A. La sutileza de Satanás (Gén 3:1).

1. Habla por medio de la serpiente. Eva es tentada por el diablo, que le habla a través del cuerpo de la serpiente, a desobedecer a Dios. Adán y Eva podían aparentemente comunicarse con el reino animal, antes de la caída, en formas totalmente desconocidas para nosotros hoy. Antes de la caída la serpiente no era solamente la más inteligente de las criaturas, sino quizá también la más bella. Es evidente por el relato posterior (véase Gén 3:14) que la serpiente no reptaba como lo hace hoy. Bien pudiera ser que tuviera alas y se mantuviera en posición vertical. La serpiente es la primera de tres criaturas, aparte del hombre, que habla en la Biblia. (Para las otras dos, véanse Núm 22:28, donde habla un asno; y Apo 8:13, donde habla un águila.) A partir de este momento la serpiente se convierte en un símbolo de falsedad y pecado.

«Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el áspid sordo que cierra su oído» (Sal 58:4).

«¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?» (Mat 23:33).

«Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él» (Apo 12:9).

«Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es diablo y Satanás, y lo ató por mil años» (Apo 20:2).

2. Empezó poniendo en duda la Palabra de Dios.

«… ¿Conque Dios os ha dicho: …?» (Gén 3:1). Eva tontamente trata ahora de superar el ingenio del diablo. Ningún hijo de Dios debería intentarlo nunca. Debemos resistirle (1Pe 5:8-9; Stg 4:7), pero nunca debatir con él.

«Sed sobrios, y velad: porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda a vuestro alrededor buscando a quien devorar: al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo» (1Pe 5:8-9).

«Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Stg 4:7).

Eva complica aún más las cosas al añadirle a la Palabra de Dios durante el debate (Gén 3:3). Dios no les dijo que no tocaran el fruto. El diablo disfruta en gran manera cuando puede llevar a alguien a añadir o quitar a la Palabra de Dios.

«Toda palabra de Dios es limpia: él es escudo a los que en él esperan. No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso» (Pro 30:5-6).

«Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro» (Apo 22:18-19).

3. Termina negando la Palabra de Dios.

«Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis» (Gén 3:4). ¿Hay mentiras en la Biblia? Sí que las hay y aquí tenemos la primera. Dios dijo a Adán y a Eva que morirían si desobedecían, pero Satanás les dice que no sucederá. Debemos hacer notar rápidamente aquí que aun cuando la Biblia no enseña mentiras, sí registra fielmente cuando se produce la mentira de los pecadores (Saúl, por ejemplo, véase 1Sa 15:20) y la de los santos (David, véase 1Sa 21:2).

Muchos siglos después el apóstol Juan advertiría a todos los creyentes de los peligros de tres tentaciones mortales: (1) los deseos de la carne, (2) los deseos de los ojos, (3) y la vanagloria de la vida (1Jn 2:15-17). En el huerto del Edén Satanás esclavizó a Eva a estos deseos (véase Gén 3:6).

a. «Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer» (los deseos de la carne).

b. «Y que era agradable a los ojos» (los deseos de los ojos).

c. «Y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría» (la vanagloria de la vida).

Nuestro Señor sería más tarde tentado en una manera similar por el diablo en el desierto. (Véase Mat 4:3-10.)

a. «Di que estas piedras se conviertan en pan» (los deseos de la carne).

b. «Y le mostró todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos» (los deseos de los ojos).

c. «Échate abajo» [desde el pináculo del templo] … a sus ángeles mandará acerca de ti…» (la vanagloria de la vida).

Notemos la manera de trabajar de Satanás en Gén 3:5 : «Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.»

En un sentido las promesas de Satanás eran ciertas. Sus ojos fueron abiertos, y supieron del bien y del mal, pero no como Dios. Una media verdad presentada como toda la verdad es una falsedad. Dios quería que Adán supiera lo que es el bien y lo que podría ser el mal, pero en su lugar él ahora descubriría lo que era el mal y lo que podría haber sido el bien.

En vez de reconocer el mal desde la cumbre del bien, deben ahora reconocer el bien desde el abismo del mal. La experiencia no es frecuentemente el mejor maestro, porque a veces el costo es demasiado elevado.

B. El pecado de Adán.

1. Se convierte en el primer pecador humano.

Cronológicamente Eva comió primero, pero desde la perspectiva teológica Adán es declarado por el Nuevo Testamento como el pecador original. La razón de ello es que Adán era cabeza de la raza humana y, por consiguiente, responsable de sus acciones.

«Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (Rom 5:12).

«Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo» (2Co 11:3).

«Y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión» (1Ti 2:14).

2. Intentó de primeras esconder su desnudez ante Dios (Gén 3:7). Aparentemente ocurrieron algunos cambios drásticos concernientes tanto a la condición física como espiritual de Adán. Puede ser que los cuerpos de Adán y Eva estaban, en la creación, cubiertos de una suave luz de inocencia. Nuestro Señor estuvo revestido de una luz más brillante que la del sol durante su transfiguración (Mat 17:2).

Pero ahora esta protección había desaparecido, y en un esfuerzo desesperado por corregir la situación «cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales» (Gén 3:7).

Tenemos aquí el primer ejemplo en la historia del esfuerzo religioso humano. La religión es un intento de vestirnos a nosotros mismos de justicia aparte de la justicia de Cristo. Adán y Eva lo procuraron con hojas de higüera. Los hombres lo intentan hoy mediante la educación, la membresía de iglesia, el bautismo, las ofrendas, la confirmación, las buenas obras, etc. Pero de nada sirve todo eso.

«Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapos de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como el viento» (Isa 64:6).

3. Intentó por último esconderse de Dios.

«… el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios…» (Gén 3:8).

Este es el resultado trágico y final del pecado. No sólo separa al hombre de Dios, sino que le lleva a desear esconderse de Dios. ¡Pero no lo logra!

«Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos» (Sal 69:5).

«¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?» (Sal 139:7).

«Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse» (Mat 10:26).

«Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?» (Apo 6:15-17).

C. La redención de Dios.

Hasta este momento hemos visto solamente aquellos atributos de Dios que aparecen directamente involucrados en sus actos creativos. Estos incluyen su poder y sabiduría. Sin embargo, a partir de ahora, después del pecado del hombre, conoceremos sus atributos redentores, es decir, su santidad y su gracia.

1. Su santidad en su manera de tratar con el pecado. Dios pronuncia ahora un quíntuple juicio.

a. Sobre el hombre (Gén 3:17).

«Maldita será la tierra por tu causa.» Dios es cuidadoso en no maldecir nunca a Adán.

Maldice a la serpiente, a Satanás y la tierra, pero no a la humanidad. La razón, por supuesto, es que él desea redimir al hombre y, por tanto, no maldice a aquel a quien planea salvar después. Con todo, el hombre sin Dios no puede esperar nada bueno de esta vida aparte de Cristo.

«Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre hace para la aflicción» (Job 5:7).

«El hombre nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores» (Job 14:1).

b. Sobre la mujer (Gén 3:16).

«Con dolor darás a luz los hijos.» Debemos notar que el sufrimiento por la procreación de los hijos no es tanto un juicio directo de Dios, sino más bien un resultado indirecto del pecado. El pecado siempre causa sufrimiento, enfermedad, separación y tristeza.

c. Sobre la naturaleza (Gén 3:18).

«Espinos y cardos te producirá.» A partir de este momento el paraíso del hombre se convierte en un lugar donde es difícil vivir. Las rosas ahora tienen espinas y el manso tigre se convierte en un voraz devorador de carne. Así continuará hasta que se levante la maldición durante el milenio. Pablo habla acerca de todo esto en Rom 8:19-22 :

«Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.»

Fue en este momento que entró en efecto el principio científico inmutable conocido como la «segunda ley de la termodinámica». Esta ley establece que cuando la energía pasa de un estado a otro, una parte se transforma en energía calórica, la cual no puede volver a convertirse en una forma útil de energía. En otras palabras, podemos considerar este universo como un reloj al que se le está acabando la cuerda. Esta ley se menciona en el Sal 102:25-26 y Heb 1:10-12.

«Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, más tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán» (Hch 1:10-12).

d. Sobre la serpiente (Gén 3:14).

«Y Jehová Dios dijo a la serpiente: …sobre tu pecho andarás…»

A la serpiente no se le ofrece la oportunidad de explicar sus acciones como Dios permitió a Adán y a Eva que lo hicieran. Es juzgada inmediatamente. Por prestar su cuerpo a Satanás la serpiente es castigada a arrastrarse en el polvo a partir de ese momento. Isaías indica que este juicio permanecerá sobre la serpiente aún durante el milenio.

«El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová» (Isa 65:25).

e. Sobre Satanás (Gén 3:15).

«Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar» (Gén 3:15).

A primera vista este versículo parecería que estaría simplemente prediciendo el desagrado natural del hombre por las serpientes. Pero durante siglos los estudiosos devotos de la Biblia han visto verdades mucho más preciosas y profundas subyacentes en estas palabras. Ven en ellas una predicción conmovedora de la cruz y de la resurrección, y de la gran victoria del Salvador sobre Satanás. Entonces, teológicamente, este versículo podría ser traducido así:

«Y habrá odio intenso entre Satanás y Cristo. Jesucristo finalmente aplastará la cabeza de Satanás, aunque él en el proceso será herido en el calcañar.»

Este importantísimo versículo es conocido como el «protoevangelio» o el primer evangelio.

Veamos también:

«Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros» (Rom 16:20).

«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isa 53:5).

2. Su gracia en su manera de tratar con los pecadores.

a. Buscando a Adán (Gén 3:9).

«Mas Jehová Dios llamó al hombre…»

A veces profesores necios e impíos dicen a sus estudiantes que la Biblia es solamente el registro de la búsqueda de Dios por el hombre; pero, sin embargo, es todo lo contrario. La Biblia es la demostración de la búsqueda del hombre por Dios. Aquí Dios da el primer paso para reconciliar consigo al hombre.

«Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana» (Isa 1:18).

«A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David» (Isa 55:1-3).

«En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva» (Jua 7:37-38).

«Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente» (Apo 22:17).

«Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lev 19:10).

b. Prometiéndoles un Salvador (Gén 3:15).

c. Vistiéndoles (Gén 3:21).

«Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.»

Aunque no se dice expresa y específicamente, parece probable que tuvo que morir algún animal inocente a fin de que Adán y su mujer pudieran ser vestidos. Tenemos aquí el primer ejemplo de la gran doctrina bíblica del inocente muriendo por el culpable.

«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros» (Isa 53:5-6).

«Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu» (1Pe 3:18).

NOTA: Ya hemos visto el primer símbolo que aparece en la Biblia cuando la serpiente se convierte en un tipo del pecado. Observemos ahora el segundo símbolo: la justicia y la salvación son comparadas con ir vestidos correctamente. (Cp. Isa 64:6 con Apo 19:7-8.)

«Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento» (Isa 64:6).

«Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos» (Apo 19:7-8).

d. Expulsándoles del huerto de Edén (Gén 3:24).

«Echó, pues, fuera al hombre…»

La expulsión del hombre por Dios del huerto de Edén fue realmente un acto de misericordia más que de juicio. Como se nos dice en Gén 3:22, Dios lo hizo para prevenir que el hombre comiera del árbol de la vida y viviera para siempre en inmoralidad. Adolfo Hitler se suicidó pocos días después de cumplir cincuenta y seis años. Sin embargo, durante su breve período de vida, fue directamente responsable de la muerte de literalmente millones de seres humanos mediante formas de tortura y muerte demasiado horribles para mencionarlas. ¿Qué habría pasado si este monstruo nazi hubiera vivido 500 o 5.000 años?

Peor aún, ¿qué si hubiera vivido por siempre? Por esta razón Dios echó a Adán del Edén.

«… y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida…» (Gén 3:24).

Los querubines son aparentemente una clase especial de seres angelicales que tienen que ver con los asuntos relacionados con la santidad de Dios. (Véanse Éxo 25:18-22; Eze 10:1-20; Apo 4:6-8.) Esta es la primera de dos clases de ángeles mencionados en la Biblia. La otra clase mencionada son los serafines. (Véase Isa 6:1-13.)

«En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo» (Isa 6:1-4).

«Para guardar el camino del árbol de la vida» (Gén 3:24).

A partir de este momento, el árbol de la vida desaparece de las páginas de la Biblia. Reaparece una vez más durante el milenio y la era eterna.

«Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones» (Apo 22:1-2).

D. El martirio de Abel (Gén 4:1-26).

1. Eva dio a luz a Caín y dijo: «… Por voluntad de Jehová he adquirido varón» (Gén 4:1). Ella aparentemente pensó que este niño era el cumplimiento de Gén 3:15, pero pronto se daría cuenta de que no era así. Pronto nace también Abel (Gén 4:2).

El nacimiento de estos dos bebés ilustra el cuarto de los cuatro métodos que Dios ha escogido para traer seres humanos al mundo.

a. Adán: nació sin padre ni madre.

b. Eva: nació sin madre.

c. Cristo: nació sin padre terrenal.

d. Todos los demás: nacen mediante padre y madre.

2. Caín ofrece un sacrificio incruento a Dios y es rechazado (Gén 4:5). No sólo era el sacrificio incruento, sino que ya había sido maldecido por Dios, de manera que agravó las cosas. (Véase Gén 3:17.) Quizá Caín pensó que era más refinado y culto presentar una ofrenda fresca de frutos y vegetales que una ofrenda sangrienta. ¡Pero no era así!

«Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte» (Pro 14:12).

Tenemos en este versículo la primera referencia a esa gran verdad de la Escritura de que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado (Lev 17:11; Hch 9:22).

«Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión» (Hch 9:22).

Abel ofreció una oveja en sacrificio y fue aceptado (Gén 4:4).

El doctor Bamhouse ha escrito lo siguiente:

«El camino real a la cruz estaba ahora firmemente establecido. Aquí vemos al primer cordero, un cordero por un hombre. Más tarde, en el establecimiento de la Pascua, habría un cordero por cada familia (Éxo 12:1-51). Después en el día de la expiación, habría un sacrificio por toda la nación (Lev 16:1-34). Finalmente, es Cristo quien quita el pecado del mundo» (Jua 1:29).

Esta era la manera de Dios de ilustrar el tremendo poder de la sangre del Cordero traspasado. Un cordero salva a un hombre, después a una familia, después a una nación, y finalmente el Cordero de Dios está disponible para todo el mundo.

3. Caín mata a su hermano. Así se convierte en el primer homicida (Gén 4:8). También llega a ser el primer hombre mentiroso (Gén 4:9).

4. Caín es desterrado y apartado de las bendiciones de Dios. Se casa con una de sus hermanas (Gén 4:17; Gén 5:4) y se marcha a morar en la tierra de Nod. Observemos algunos hechos registrados concernientes a la primera civilización de la tierra.

a. Caín edifica la primera ciudad y le pone el nombre de Enoc (como su propio hijo), que significa «dedicado». Este proyecto urbano fue, sin duda, un intento de neutralizar la maldición de Dios que se cita en Gén 4:12.

b. Lamec, el tataranieto de Caín, llega a ser:

(1) El primer polígamo conocido (Gén 4:19).

(2) El primer escritor de himnos (la expresión «mi voz» de Gén 4:23 puede referirse a un poema o himno).

(3) El segundo homicida conocido (Gén 4:23).

c. Jabal fue el inventor de la tienda de campaña y el primero en desarrollar un estilo de vida nómada. También ideó sistemas formales de domesticación y comercialización de animales, aparte de las ovejas. Su nombre significa «vagamundo» (Gén 4:20).

d. Jubal fue el inventor de los instrumentos musicales de cuerda y de viento. Su nombre significa «sonido» o «música» (Gén 4:21).

e. Tubal-Caín llegó a ser el primero que hizo trabajos metalúrgicos en hierro y bronce (Gén 4:22).

E. El ministerio de Enoc (Gén 5:1-32).

1. Enoc es uno de los dos hombres de los que se dice que caminaron con Dios antes del diluvio. (El otro fue Noé. Véase Gén 6:9.) Nota: no dice, sin embargo, que caminó con Dios sino hasta después que nació su hijo Matusalén. En la lengua hebrea Matusalén literalmente significa «cuando él muera será enviado». ¿Por qué caminó Enoc con Dios? Porque Dios aparentemente le había dicho que cuando él muriera el mundo sería destruido mediante el diluvio. Por esto Matusalén probablemente vivió más años que ningún otro humano en la historia del mundo (969), porque Dios no quería que nadie pereciera, sino que dio al mundo todo el tiempo posible para el arrepentimiento.

«El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2Pe 3:9).

«El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1Ti 2:4).

2. Enoc fue el primer predicador conocido y predicó acerca del juicio venidero. En Judas versículos Jud 1:14 y Jud 1:15 tenemos en realidad recogido su mensaje:

«De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.»

3. Enoc fue un hombre de gran fe (Hch 11:5).

«Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.» Pero, ¿cómo demostró Enoc esta fe que se le atribuye? Predicando fervientemente acerca de la Segunda Venida de Cristo antes que la Primera tuviera lugar.

4. Enoc fue uno de los dos seres humanos que fueron arrebatados al cielo sin haber muerto físicamente. (Para el otro véase 2Re 2:11.) Un día, sin embargo, millones de cristianos experimentarán lo mismo.

«He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados» (1Co 15:51-52).

«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (1Ts 4:16-17).

III. La condenación de todas las cosas (Gén 6:1-22Gén 9:1-29).

A. Las condiciones antes del diluvio

1. Se produjo un gran crecimiento de la población (Gén 6:1). El hombre ha quebrantado constantemente todos los mandamientos dados por Dios excepto el primero que le fue dado. Este sí que lo ha obedecido fielmente: «…Fructificad y multiplicaos…» (Gén 1:28).

2. Abundó la actividad satánica (Gén 6:2).

3. Toda la humanidad se pervirtió. La iniquidad en palabras y hechos fue universal y sin paralelo (Gén 6:5; Gén 6:11).

4. Como resultado de todo esto «se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón» (Gén 6:6). Los términos hebreos (nacham) y griego (metanoia) para arrepentimiento tienen un sentido literal y teológico.

a. El sentido literal: aliviar, confortar (nacham).

b. El significado teológico: cambiar de mente (metanoia).

Combinando ambos significados podemos decir que la creación original de Dios había cesado de reflejar su gloria (véase Apo 4:11), al punto de que ya no le daba satisfacción. En consecuencia, cambió el curso de su acción hacia la humanidad y determinó destruirla mediante un diluvio universal.

5. El diluvio tuvo lugar 120 años después (Gén 6:3).

B. La salvación por medio del diluvio

1. Dios ordenó a Noé (que había hallado gracia ante sus ojos), que construyera un arca de 450 x 75 x 45 pies (137 x 23 x 14 m).

Algunos han limitado la palabra ley al Antiguo Testamento y la palabra gracia al Nuevo Testamento. Pero esto es un grave error. Aquí, en Gén 6:1-22, temprano en la historia del Antiguo Testamento y mucho antes de la Ley mosaica, Noé experimenta la maravillosa gracia de Dios. Un resumen más correcto del Antiguo y Nuevo Testamentos sería:

a. El Antiguo Testamento es el registro de cómo Dios trata en gracia con la nación de Israel y los pecadores.

b. El Nuevo Testamento es el registro de cómo Dios trata en gracia con la Iglesia y los pecadores.

2. Noé tenía que cubrir el arca con brea por dentro y por fuera. La palabra hebrea que se emplea aquí y que traducimos por brea es Kaphar. En casi todo otro lugar en el Antiguo Testamento Kaphar es traducida por expiación (Éxo 30:10). Expiar es cubrir con sangre. Así como la brea protegía al arca del juicio del diluvio, la sangre de Cristo protege al creyente del juicio del pecado. En este punto debemos notar los siguientes tipos del Antiguo Testamento:

a. Enoc es un tipo de la Iglesia al ser salvado a través del juicio del diluvio (la Iglesia no pasará por la gran tribulación.)

b. Noé es un tipo de Israel, pues fue salvado a través del juicio del diluvio. (Israel pasará por la gran tribulación.)

3. Noé juntó una pareja, macho y hembra, de todos los animales de la tierra (incluyendo siete parejas de animales limpios, tales como los bueyes y ovejas), y Dios le mandó que, junto con su mujer, sus tres hijos y esposas, y los animales, entrara en el arca.

Este pasaje (Gén 7:1) registra la primera vez que se usa la palabra entra en la Biblia.

«Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca….»

La referencia final al sentido de este término lo encontramos en Apo 22:17.

«Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.»

4. Dios se «acordó» de Noé durante el diluvio como después se acordaría:

a. De Lot en Sodoma:

«Así, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham y envió fuera a Lot de en medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba» (Gén 19:29).

b. De Israel en Egipto:

«Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob» (Éxo 2:24).

«Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto» (Éxo 6:5).

c. Del ladrón en la cruz:

«Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino» (Lev 23:42).

5. El diluvio pasó y el arca se posó sobre los montes del Ararat. Dios le dijo a Noé:

«Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra» (Gén 8:17; Gén 9:1). Adán escuchó una vez palabras parecidas (Gén 1:28), pero aquí, después del diluvio, no aparece la palabra sojuzgad. Scofield escribe el siguiente comentario concerniente a Gén 1:28 :

«Este es la divina carta magna para todo verdadero proceso científico y material. El hombre empezó con una mente que era perfecta en su capacidad finita para aprender, pero no empezó conociendo todos los secretos del universo. Le fue mandado que sojuzgara la tierra, es decir, que adquiriera conocimiento y dominio sobre su entorno, a fin de usar sus elementos para beneficio de la raza.» (New Scofield Bible, p. 4.)

Pero ahora, debido al pecado del Edén y del juicio del diluvio, el entorno del hombre había cambiado tan radicalmente que iba a ser bastante difícil sojuzgarlo completamente.

Si entendemos correctamente estos versículos de Génesis entenderemos un milagro un tanto extraño de Jesús en el Nuevo Testamento. Todo empezó cuando Pedro se acercó a Jesús para hablarle de la necesidad de pagar un cierto impuesto. El Señor le respondió ordenándole: «… vé al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca hallarás un estatero; tómalo y dáselo por mí y por ti» (Mat 17:27). Este milagro, propiamente considerado, demuestra la perfecta humanidad del Salvador más claramente que su deidad, porque Adán pudo haber (y posiblemente lo hizo) ejercido este mismo poder sobre peces y aves. Consideremos una vez más el mandamiento divino que le fue dado a Adán:

«Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra» (Gén 1:28).

6. Dios establece ahora el pacto del arco iris con Noé.

Los elementos del pacto son los siguientes:

a. Dios nunca volvería a destruir la tierra de los hombres mediante un diluvio (Gén 8:21-22; Gén 9:9-17). Pero la tierra volverá a ser destruida de nuevo y esta vez mediante fuego. (Véase 2Pe 3:1-13.)

«Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas» (2Pe 3:10).

b. Dios demandaría la vida del hombre que mate a otro hombre (Gén 9:6).

c. El orden y las estaciones de la naturaleza son confirmadas (Gén 8:22).

d. El temor a los animales por el hombre es profetizado (Gén 9:2).

e. Se permite comer la carne de los animales como parte de la dieta humana (Gén 9:3).

C. La tragedia que siguió al diluvio (Gén 9:20-29).

1. Noé se embriagó con el vino de su propia viña y apareció desnudo dentro de su propia tienda.

2. Su hijo Cam y su nieto Canaán vieron su desnudez. Canaán especialmente incurre en la ira de su abuelo por su papel en el asunto.

3. Noé predice el futuro estilo de vida física y espiritual de sus tres hijos y de sus descendientes.

4. Noé fallece a la edad de 950 años. La tragedia final de su vida puede verse en el hecho de que no se registra ningún logro espiritual en sus últimos 350 años. Aparentemente experimentó aquello que tanto le espantaba a Pablo: ser olvidado por Dios. (Véase 1Co 9:19-27.)

«Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado» (1Co 9:27).

IV. La confusión de todas las cosas (Gén 10:1-32Gén 11:1-32).

A. La arrogancia del hombre.

Un rebelde llamado Nimrod, nieto de Cam. fomentó un programa d edificaciones religiosas, consistente en una torre astrológica y una ciudad, en la llanura de Sinar cerca de Babilonia (Gén 11:1-4).

B. El juicio de Dios.

Dios castigó este empeño depravado y separó a la humanidad en pequeños grupos étnicos mediante la confusión de su lengua universal, dando lugar a muchos dialectos diferentes (Gén 11:5-9).

C. El origen de las naciones.

El mundo antiguo está ahora habitado por los descendientes de los tres hijos de Noé.

1. Los descendientes de Jafet (Gén 10:2-5).

Algunos de sus descendientes y los pueblos a que ellos dieron origen podrían ser:

a. Gomer (Alemania).

b. Magog, Tubal y Mesec (Rusia).

c. Madai (Persia).

d. Javán (Grecia).

e. Tiras (Italia).

f. Togarma (Armenia).

g. Tarsis (España).

h. Quitim (Chipre).

2. Los descendientes de Cam (Gén 10:6-20).

Algunos de sus descendientes y los pueblos a los que dieron origen podrían ser:

a. Cus (Etiopía).

b. Mizraim (Egipto).

c. Fut (África).

d. Canaán (Los cananeos de Palestina).

e. Nimrod (Babilonia y Asiria).

f. Sidón (Fenicia).

g. Het (Hititas).

h. Jebus (los jebuseos que moraban en Jerusalén antes del reinado de David).

i. Casluhim (los filisteos).

j. Sin (posible fundador de los pueblos orientales como China, Japón, India, etc.).

3. Los descendientes de Sem (Gén 10:21-32; Gén 11:10-32).

a. La nación de Israel por medio de Abraham, Isaac y Jacob.

b. Los pueblos árabes del medio oriente por medio de Abraham, Ismael y Esaú. El antropólogo Arthur Custance escribe:

«Y concluimos que de la familia de Noé surgieron todos los pueblos del mundo, tanto prehistóricos como históricos. Los eventos descritos en conexión con Gén 6:1-22Gén 10:1-32, y particularmente las declaraciones proféticas del mismo Noé en Gén 9:25-28, con respecto al futuro de sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet, combinadas nos proveen del registro más razonable de la primitiva historia de la humanidad. Una historia, que cuando es correctamente entendida, no requiere para nada que creamos que el hombre moderno empezó con la estatura de un mono y sólo llegó a alcanzar el estado civilizado después de un largo período de evaluación histórica, sino que tuvo un nuevo comienzo en una sola familia, que llevaba en sí misma, para habitar una tierra despoblada, la herencia acumulada del mundo antediluviano. Podemos decir, en resumen, que lo que hemos procurado mostrar en esta exposición puede enunciarse brevemente como sigue:

(1) La distribución geográfica de restos fósiles es tal que pueden ser más lógicamente explicados tratándolos como representantes marginales de una amplia y, en parte, forzada dispersión de gente procedente de la multiplicación de una población única, establecida en un punto más o menos central a todos ellos, que enviaba oleadas sucesivas de emigrantes, y cada nueva oleada forzaba a las anteriores a ir más a la periferia.

(2) Los grupos más degradados son representantes de este movimiento migratorio general, que fueron empujados a áreas más inhóspitas, donde sufrieron degeneración física como consecuencia de las condiciones en que se vieron forzados a vivir.

(3) La extraordinaria variabilidad física de sus restos procede del hecho de que fueron miembros de grupos reducidos, aislados, que se reproducían entre sí; mientras que las similitudes culturales que unen incluso a los más alejados de entre ellos indican un origen común para todos ellos.

(4) Lo que es cierto del fósil humano lo es también de sociedades primitivas vivientes o desaparecidas.

(5) Todas estas poblaciones inicialmente dispersadas proceden de un tronco común, la familia de Cam, de Gén 10:1-32.

(6) Estos fueron posteriormente desplazados o dominados por los indoeuropeos, esto es, jafetitas, quienes, no obstante, heredaron o adoptaron el desarrollo técnico de los descendientes de Cam, edificaron sobre él y así llegaron a prevalecer en toda área geográfica donde se extendieron.

(7) A través de este movimiento, tanto en tiempos prehistóricos como históricos, no hubo nunca seres humanos que no pertenecieran a la familia de Noé y sus descendientes.

(8) Finalmente, esta tesis se fortalece con la evidencia de la historia, que muestra que los movimientos migratorios humanos han tendido siempre a seguir ese patrón, que ha aparecido frecuentemente acompañado por situaciones de degeneración tanto de personas como de tribus, y habitualmente resulta en el establecimiento de un patrón general de relaciones culturales, que son paralelas a aquellas que la arqueología nos ha revelado de la antigüedad.» (Genesis and Early Man, pp. 56, 57.)

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE GÉNESIS

Gén 1:1-31 al Gén 11:1-32

Ver esta sección en el módulo libro.

LA ETAPA PATRIARCAL

INTRODUCCIÓN A LA ETAPA PATRIARCAL

(Gén 12:1-20 AL Gén 50:1-26; Job)

1. Los hombres importantes que aparecen durante esta etapa son Abraham, Isaac, Jacob, José y Job. Abraham está considerado como el segundo de los siete hombres más grandes que jamás vivieron, y que son: Adán, Abraham, Moisés, David, Juan el Bautista, Pedro y Pablo.

2. En la etapa de la creación Dios trata con toda la tierra en general. Por ejemplo: Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32 trata con el mundo de los hombres como un todo. Ahora, sin embargo, en la etapa patriarcal se apunta más a lo distante que a lo cercano. Lo universal va a dar lugar a lo particular. Nuestra atención va a ser llevada ahora del mundo a una nación (Israel), después a una tribu en esa nación (Judá), después a una familia dentro de esa tribu (Isaí), y, finalmente, a un individuo dentro de esa familia (Jesús).

3. Esta etapa ocupa un período de unos 350 años.

4. Durante este tiempo dos ciudades fueron destruidas en la llanura (Sodoma y Gomorra) y un muchacho fue librado de morir en un monte (Isaac) (Gén 1:19; Gén 1:22).

5. Vemos cómo un hijo (Jacob) engaña a su padre (Isaac) y cómo él mismo es engañado por sus hijos (los hermanos de José) (Gén 27:1-46, Gén 37:1-36).

6. Leemos acerca de la primera esposa estéril (Sara) y de la primera madre moribunda (Raquel) (Gén 16:1-16, Gén 35:1-29).

7. Esta etapa registra cómo el amigo de Dios (Abraham) le habla en relación con una ciudad (Sodoma) y cómo su enemigo (Satanás) le habla acerca de un santo (Job) (Gén 18:1-33; Job 1:1-22Job 2:1-13).

8. Jerusalén (un tipo de lo celestial) y Egipto (un tipo de lo mundano) aparecen mencionados por primera vez en esta etapa (Gén 13:1-18Gén 14:1-24).

9. Leemos por primera vez acerca de un rey llamado Melquisedec y de una cueva llamada Macpela (Gén 14:1-24, Gén 25:1-34).

10. Aparece aquí registrado el primero de los tres grandes pactos bíblicos.

a. El pacto con Abraham, en el que se promete una tierra que fluye leche y miel (Gén 15:1-21).

b. El pacto con David, mediante el que se promete un rey glorioso (2Sa 7:1-29).

c. El nuevo pacto, que contempla a un pueblo dedicado a Dios (Jer 31:1-40).

LA ETAPA PATRIARCAL

Los restantes treinta y nueve capítulos de Génesis (Gén 12:1-20Gén 50:1-26) resumen las vidas de Abraham, Isaac, Jacob y José. Aunque no es una división bien definida, porque se extienden unos sobre otros, podemos establecer la siguiente división de capítulos:

Gén 12:1-20 AL Gén 24:1-67 : La historia de Abraham

Gén 24:1-67 AL Gén 27:1-46 : La historia de Isaac

Gén 28:1-22 AL Gén 36:1-43 : La historia de Jacob

Gén 37:1-36 AL Gén 50:1-26 : La historia de José

I. Abraham (Gén 12:1-20 AL Gén 24:1-67).

A. Su conversión (Hch 7:2).

«El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia…»

1. Abraham nació alrededor del año 2166 a.C. No sabemos nada acerca de la primera parte de su vida ni de cómo llegó a conocer a Dios. Se ha especulado que quizá Job, Sem o Melquisedec le enseñaron el camino de la salvación. La importancia de su vida no puede subestimarse. Es mencionado 308 veces en la Biblia; 234 veces en el Antiguo Testamento y 74 en el Nuevo Testamento. Estas referencias se dan en 27 libros bíblicos: 16 del Antiguo Testamento y 11 del Nuevo Testamento. Él fue la razón por la que el reino del Sur se mantuvo durante tanto tiempo. (Véase 2Re 13:23.)

El libro del Génesis abarca un período de 2.350 años. Los primeros 11 capítulos que describen la creación del universo, la caída, el diluvio y la torre de Babel, cubren un periodo de 2.000 años. Los restantes 39 capítulos se centran y se ocupan de Abraham y su simiente. abarcando unos 350 años. En otras palabras. Dios nos da más detalles acerca de Abraham que acerca del origen del universo.

2. Abraham nació y se crió en la ciudad de Ur de los Caldeos. Era una ciudad portuaria del golfo Pérsico, en la desembocadura del río Éufrates, como a unas 12 millas (unos 19 km) del lugar donde se piensa estuvo el jardín de Edén. Desde antes de Abraham era una de las grandes ciudades de aquel tiempo; un centro agrícola importante, de manufacturación de productos y de comercio, en una tierra de gran fertilidad y riqueza, con caravanas viajando en todas las direcciones a tierras lejanas y barcos transportando desde el puerto de Ur cargamentos de cobre y otros productos por todo el golfo Pérsico. Los escépticos dudaron por años de la existencia real de Ur, pero durante los años de 1922 a 1934, C.T. Wooley, del Museo Británico, exploró a fondo los secretos de estas ruinas.

El edificio más sobresaliente en los días de Abraham era el gran zigurat, la torre del templo, que probablemente era como una réplica de la torre de Babel. Esta torre, edificada de ladrillo macizo, era rectangular en su base, con distintas gradas o terrazas sobreponiéndose una sobre otra en forma piramidal. Cada terraza estaba adornada con árboles y arbustos. La ciudad tenía dos templos principales, uno dedicado a Nannar, el dios-luna, y otro a su esposa Ningal. (La información concerniente a Ur fue obtenida en parte del Compendio manual de la Biblia de H.H. Halley, pp. 86, 87. Editorial Portavoz.)

B. Su llamamiento (Gén 11:31; Gén 12:1; Jos 24:3; Hch 7:2).

Abraham tenía que dejar Ur y la casa de sus padres para marchar a una tierra que Dios le mostraría.

C. Su misión era séptuple (Gén 12:2-3; Hch 7:3):

1. Haré de ti una nación grande.

2. Te bendeciré.

3. Engrandeceré tu nombre.

4. Serás bendición.

5. Bendeciré a los que te bendijeren.

6. A los que te maldijeren maldeciré. (Véase el libro de Ester.)

7. Serán benditas en ti todas las familias de la tierra. (Esto es una referencia a Cristo, véase Mat 1:1.)

D. Su cautela (Gén 11:31-32).

Dios le había dicho a Abram que dejara la casa de su padre y saliera para Canaán. El desobedeció en ambas cosas, pues tomó consigo a su padre y se quedó atascado en Harán. Harán era el último lugar de vida civilizada antes de adentrarse en el vasto desierto arábigo. La ciudad estaba a unas 700 millas (unos 1.120 km) al noroeste de Ur y como a 60 millas (96 km) del río Éufrates. Estaba ubicada en una de las grandes rutas de caravanas que unían las ciudades del oriente con Damasco y Egipto. Era considerado como un lugar estratégico. En esta ciudad se adoraba al dios y diosa-luna como en Ur.

Abram pudo haberse sentido satisfecho estableciéndose permanentemente en Harán, pero una vez más Dios aparece en la escena. Muere Taré, el padre de Abram, y seguidamente éste reemprende el camino. El nombre Taré significa «demora». Sólo Dios conoce la multitud de cristianos que han salido de Ur camino de Canaán, para quedarse atascados en Harán.

E. Su Canaán (Gén 12:4-9).

1. Entró en la tierra prometida y estableció su campamento cerca de Siquem, a unas 30 millas (unos 48 km) al norte de Jerusalén.

2. Dios se le apareció de nuevo. Debemos notar que cuando estaba en Ur el Señor sólo le había prometido mostrarle la tierra, pero ahora añade las palabras: «A tu descendencia daré esta tierra.» (Cp. Gén 12:1 con Gén 12:7.)

3. Abraham edificó aquí el primer altar.

4. Después se trasladó a Betel, un lugar que significa «casa de Dios» y que más tarde llegaría a ser un lugar muy sagrado en Canaán. (Véanse Gén 28:1-22; Gén 35:7.) En Betel edificó su segundo altar al Señor.

F. Su sensualidad (Gén 12:10-20).

1. Después de un breve plazo apareció el hambre en la tierra. Hasta este momento Abram había obedecido a Dios y había vivido victoriosamente en la tierra prometida, pero ahora aparece la tentación de Satanás. Hubo hambre en la tierra.

2. Dejó Palestina y marchó a Egipto. Esta es la primera mención de Egipto en las Escrituras.

Egipto aparece en la Biblia como un tipo del mundo, un ejemplo de dependencia de la ayuda o de los recursos humanos en vez de confianza en Dios. Como el Señor mismo una vez avisó: «¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!» (Isa 31:1).

El cristiano, por tanto, «va a Egipto», espiritualmente hablando, cuando depende de algo o de alguien en vez de hacerlo de Dios. (Lea cuidadosamente Pro 3:5-6; Pro 2:6; Pro 2:8; Mat 6:31-33.)

3. Faraón quiso tomar a Sara y hacerla su mujer pero Dios se lo impidió, enterándose más tarde de la mentira de Abram. El enojado rey regañó acertadamente a Abram por su actitud equivocada. Después de este tiempo de frustración, peligros y humillación, Abraham retornó a Palestina, de donde no debió haber salido. Notemos los resultados trágicos de su desobediencia:

a. Entristeció a Dios. El pecado de Abram, y nuestros pecados, siempre entristecen a Dios. (Véanse Sal 78:40; Efe 4:30; Sal 95:10; Mar 3:5.)

b. Debilitó su propia fe. Más tarde Abram volvió a caer en la misma falta de mentir por causa de su esposa (véase Gén 20:1-18).

Después que hemos pecado una vez, la segunda vez se hace más fácil.

c. Fue un mal testimonio para su sobrino Lot. Algo de esta mundanalidad de Abram se le pegó a Lot con resultados muy negativos (Gén 13:1-18, Gén 19:1-38).

d. Fue el causante de que Faraón sufriera (véase Gén 12:7). Algunas veces sucede que los no creyentes sufren por causa de los pecados de los cristianos. Recordemos cómo Faraón reprendió a Abram. No hay situación más triste en el mundo que cuando los no creyentes reprenden a los cristianos por sus malas acciones.

e. Tomó a la egipcia Agar como criada de Sara su mujer (Gén 16:3), y que más tarde se convertiría en su concubina y daría a luz a Ismael, el padre de los pueblos árabes. Los sufrimientos que se dan hoy en ese punto tan conflictivo del mundo, como es el Oriente Medio, son en parte los resultados del pecado de Abram cometido hace treinta y nueve siglos.

f. Proveyó de un mal ejemplo para su hijo Isaac. Aunque no había nacido cuando su padre pecó, se enteró más tarde de lo que había sucedido, y también él le falló a Dios mintiendo acerca de su esposa Rebeca (Gén 26:1-35).

Nunca lo olvidemos, nuestros pecados siempre afectan a otros.

G. Su condescendencia (Gén 13:1-18).

1. Nada más volver a Palestina adoró al Señor otra vez en Betel, justo en el mismo lugar donde dejó las bendiciones de Dios para marchar a Egipto. (Véanse Isa 30:15; Apo 2:4-5.)

2. Los siervos de Abram y su sobrino Lot empezaron a discutir sobre los campos de pasto para el ganado. Abraham quedó preocupado por la disputa y generosamente permitió al más joven que escogiera la tierra que más le gustara. Lot neciamente eligió los campos cercanos a Sodoma. Así dejó la tierra prometida para no volver nunca más.

3. Dios se apareció por tercera vez a Abram y le reconfirmó que tendría una gran descendencia y que llegaría a poseer la tierra.

H. Su valor (Gén 14:1-16).

1. En este capítulo aparece la primera guerra que se registra en la Biblia. La última gran batalla la encontramos en Apo 19:11-21. Hasta ese momento continuarán las guerras humanas. En las oficinas centrales de la Naciones Unidas en Nueva York están inscritas las palabras de Miq 4:3 : «… martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra.» Esto, por supuesto, se cumplirá literalmente un día glorioso, cuando el Príncipe de Paz venga a reinar sobre la tierra. Hasta que esto suceda, tanto Daniel (Dan 9:26) como Jesús (Mat 24:6) nos advierten de que habrá guerra continua. La Sociedad de Derecho Internacional establecida en Londres señaló que ha habido solamente 268 años de paz durante los últimos 4.000 años de historia humana, a pesar de que se han firmado más de 8.000 tratados de paz diferentes. Así que hasta que Cristo vuelva, las Naciones Unidas debieron más bien haber usado las atemorizantes palabras de Joe 3:9-10 : «Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de güeña. Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces….»

2. Nueve naciones estuvieron involucradas en esta guerra. Empezó cuando cinco reyes localizados en el área del mar Muerto se rebelaron contra Quedorlaomer, rey de Elam, y sus tres aliados. La confederación de reyes del mar Muerto, que incluía a Sodoma, quedó barrida durante la batalla campal que tuvo lugar. Lot, que se había trasladado a aquella ciudad impía, fue hecho prisionero junto con varios miles más. Dios no se hubiera preocupado por dejar registrada esta guerra entre nueve ciudades paganas de no ser por estas cuatro palabras: «Tomaron también a Lot.» Lot todavía pertenecía al Señor. No actuó ciertamente como un hijo de Dios, pues no caminó, habló, ni se comportó como tal. Pero Dios conoce a los suyos. (Véanse 2Ti 2:19; 2Pe 2:7.)

3. Abram se enteró de lo sucedido e inmediatamente se movilizó armando a sus 318 siervos que estaban entrenados para pelear. Esta simple acción nos muestra unas cuantas cosas acerca del carácter de Abraham:

a. Era un hombre compasivo.

Pudo haber dicho: «Se lo tiene merecido» o «él se metió en ello», pero no lo hizo.

Abram estaba cumpliendo la verdad que más tarde se escribiría en Mat 7:1 y Gál 6:1.

b. Estaba preparado.

Abram se mantenía en buena forma física, mental, social y espiritual. Dios no puede usar frecuentemente a un cristiano, no porque no esté limpio, sino porque no está preparado. La Biblia tiene mucho que decir acerca de la preparación (véanse 2Cr 12:14; 2Cr 19:3; 2Cr 27:6; Mat 3:3; Luc 12:47; 2Ti 2:21.)

4. Después de una marcha forzada durante la noche, Abraham los encontró al norte de Damasco y los derrotó mediante un ataque por sorpresa.

I. Su comunión (Gén 14:17-24).

1. Cuando Abram volvía de derrotar a Quedorlaomer se encontró con Melquisedec, rey de Salem (Jerusalén) y sacerdote del Dios Altísimo. ¿Quién era este misterioso sacerdote? Hay tres hipótesis principales sobre su identidad:

a. Que era Sem. Esta es la tradición hebrea. Si es así, Sem sería la persona más anciana en ese momento. El murió a la edad de 600 años.

b. Que era Cristo mismo. Los teólogos lo llaman una Cristofanía (una aparición del Salvador en el Antiguo Testamento anterior a Belén). Aquellos que abogan por esta teoría usan Heb 7:1-4 para apoyarla.

c. Que era sencillamente el primer rey de Jerusalén que se menciona en la Biblia. Melquisedec significa literalmente «rey de justicia», y se piensa que Salem es el nombre primitivo que se daba a Jerusalén. A Melquisedec se le menciona de nuevo en el Sal 110:1-7, y en el Nuevo Testamento lo encontramos en Heb 5:6-10 y Heb 7:1-22.

2. Melquisedec sacó para Abram pan y vino y le bendijo. Esta es la primera mención que se hace de pan y vino en la Biblia y habla de la obra futura de Cristo en la cruz.

3. Esta es también la primera vez que aparece la palabra sacerdote en la Biblia (Gén 14:18). Es apropiado señalar en este punto cuáles son los tres grandes oficios en el Antiguo Testamento. Son los oficios de profeta, sacerdote y rey.

a. El profeta era uno que representaba a Dios ante el hombre (1Re 19:16).

b. El sacerdote era aquel que representaba al hombre ante Dios (Lev 8:12; Sal 133:2).

c. El rey era uno que gobernaba sobre el hombre bajo la dirección de Dios (1Sa 10:1; 1Sa 16:13).

En el Nuevo Testamento encontramos que estos tres oficios le corresponden a nuestro Señor Jesucristo.

a. Él fue un profeta (su primer ministerio) (Jua 1:18; Mat 21:11; Luc 7:16; Jua 4:19; Heb 1:1-2).

b. Es un sacerdote (su ministerio presente) (Rom 8:34; Heb 4:14-16; Heb 7:24-25; 1Jn 1:1).

c. Será un rey (su ministerio futuro) (Apo 19:11-16).

4. Después que Melquisedec le bendijo, Abram le dio los diezmos de todo lo que tenía. Algunos creen que la práctica de diezmar (el dar de nuestro dinero a Dios) era algo para ser hecho solamente por el pueblo de Israel que vivía bajo la ley y, por tanto, no tiene nada que ver con nosotros hoy. Pero este no es el caso. Abram diezmaba mucho antes que Israel llegara a ser nación, y como 400 años antes de que la ley fuera dada. En el Nuevo Testamento se nos enseña que no solamente el diezmo, sino todo lo que tenemos le pertenece a Dios. (Véase 1Co 6:19-20.) Esto incluye nuestro tiempo (Efe 5:16; Sal 90:12); nuestros talentos (Rom 12:6; 1Co 7:7; 2Ti 1:6); y nuestro dinero (1Co 16:1-2; 2Co 9:7).

5. Abram rechazó la oferta materialista de Bera, el impío rey de Sodoma, de repartirse el botín de guerra.

J. Su pacto (Gén 15:1-21).

1. Dios le habló a Abram en visión, diciéndole:

«No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande» (Gén 15:1).

Aquí leemos por primera vez esas dos pequeñas pero maravillosas palabras que son: «No temas». Abram necesitaba esta reafirmación en este momento, porque como resultado de sus acciones de Gén 14:1-24 algunos vecinos poderosos se habían convertido en sus enemigos.

2. Abram «recordó» al Señor que él y Sara estaban todavía sin hijos, y sugirió que un joven siervo damasceno llamado Eliezer fuera adoptado como su heredero, pero su propuesta fue denegada. Eliezer sería después usado para ayudar a Abram de otra manera. (Véase Gén 24:1-4.)

3. Dios una vez más prometió un hijo a su anciano siervo, añadiendo esta vez las palabras:

«… Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia» (Gén 15:5). Aquí tenemos otra pequeña prueba de que la Biblia es la Palabra de Dios. Hoy sabemos que hay probablemente tantas estrellas como granos de arena en las playas del mundo; pero en los días de Abram los hombres creían que el número total de estrellas no pasaba de 1.200.

4. Cuando Dios había terminado de hablar, se nos dice que «Abram creyó a Jehová, y le fue contado por justicia» (Gén 15:6). Esta es la primera mención bíblica de tres grandes palabras y cada una de ellas merece nuestra consideración.

a. Creyó.

1) Esto no quiere decir que Abram fue el primer hombre que creyó en Dios, sino que su fe es un modelo para todos los futuros creyentes. (Véanse Rom 4:1-25; Gál 3:6-9; Heb 11:8-10, Heb 11:17, Heb 11:19.)

2) Tampoco quiere decir que Abram agradó a Dios o que le apaciguó, sino que creyó en él.

b. Contado. Este término se traduce en el Nuevo Testamento por «imputado». Imputar significa añadir a la cuenta de uno.

Aparecen tres imputaciones principales en la Biblia.

(1) La imputación del pecado de Adán sobre la raza humana (Rom 3:23; Rom 5:12).

(2) La imputación del pecado de la raza humana sobre Cristo (Isa 53:5-6; Heb 2:9; 2Co 5:14-21; 1Pe 2:24).

(3) La imputación de la justicia de Dios a favor de los pecadores que creen (Flp 3:9; Stg 2:23; Rom 4:6, Rom 4:8, Rom 4:11, Rom 4:22-24).

c. Justicia. Esta palabra, simplemente definida, significa «vestido correctamente». La Biblia nos enseña que todos los pecadores estamos desnudos delante de Dios (Gén 3:10; Heb 4:13; Apo 3:17). Algunos se dan cuenta de ello e intentan hacerse sus propias vestiduras espirituales, pero Dios los ve como vestidos con trapos de inmundicia (Isa 64:6). Por tanto, cada vez que un pecador se da cuenta de su desnudez y clama por la misericordia de Dios recibe un nuevo vestido. (Véanse 2Co 6:7; Efe 6:14; Apo 19:7-8.)

5. Cuando Abram preguntó cómo podría estar él seguro de que todas estas cosas sucederían, especialmente la promesa relacionada con la tierra, Dios le ordenó que se buscara algunos animales y aves. El doctor Donald Barnhouse escribe lo siguiente en relación a esta pregunta en Gén 15:9 : «Esta es la más extraña de las respuestas jamás dadas a una pregunta y con todo era la única respuesta posible. La pregunta era: «¿Cómo puedo saber que poseeré la tierra prometida?» La respuesta es: «¡Tráeme una vaquilla!» Uno podría pensar que estábamos sintonizados con un programa de radio y de pronto, inexplicablemente, aparece otro diferente. La pregunta se formula en un programa de asesoramiento legal y la respuesta viene de la emisora del departamento de agricultura. Pero, como pronto veremos, tanto la becerra como la herencia están unidos en la mente de Dios.» (Génesis, vol. 1.)

6. Abram se hizo con los animales como se le había encomendado. En nuestra cultura de hoy, cuando dos partes se comprometen a algo, redactan un contrato y ambos lo firman; pero en el tiempo de Abraham era diferente. En aquellos días, cuando dos partes llegaban a un acuerdo, mataban algunos animales, los descuartizaban y arreglaban los pedazos en dos líneas. Entonces ambas partes unían sus manos y solemnemente caminaban juntos por el pasillo entre los pedazos de los animales sacrificados. Al hacerlo así juraban en presencia de la sangre, el sufrimiento y la muerte cumplir con los términos del compromiso. Este es el primero de tres clases de pactos legales que aparecen en la Biblia. Son:

a. El pacto de sangre (Gén 15:10; Jer 34:18-19).

b. El pacto de intercambio de un zapato (Rut 4:7-8).

c. El pacto de sal (Núm 18:19; 2Cr 13:5).

7. Poco antes de que apareciera la presencia física de Dios en la escena (en la forma de un horno humeante y de una antorcha de fuego), a Abram le entró un profundo sueño. Mientras él dormía, la presencia de Dios pasó sola a través de las ensangrentadas piezas, indicando de esta manera que las promesas de Jehová en cuanto a la salvación de Abram y su posesión de Palestina eran incondicionales, sin cláusulas que pudieran invalidarlo por alguna razón.

Así, el pacto con Abraham que fue anunciado en Gén 12:1-4, y confirmado en Gén 13:14-17; Gén 15:1-7, es ahora oficial y legalmente ratificado en Gén 15:8-18.

8. En Gén 15:13-16 Dios le expresa a Abraham una séptuple profecía. Todas a su tiempo se cumplieron.

a. Que los descendientes de Abraham serían extranjeros en tierra extraña. (Véase Gén 46:2-4.)

b. Que serían siervos en aquella tierra. (Véase Éxo 1:7-14.)

c. Que su esclavitud duraría como 400 años. (Véase Éxo 12:40.)

d. Que Dios mismo juzgaría más tarde a aquella nación que esclavizaría a Israel. (Véase Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-51.)

e. Que Abraham sería librado de todo esto (Véase Gén 25:7-8.)

f. Que después de permanecer durante cuatro largas generaciones en Egipto, Israel retomaría a Canaán. (Véase Éxo 6:16-20. Mediante estos versículos sabemos que Leví, el biznieto de Abram, fue la primera generación; Coat el hijo de Leví, fue la segunda; Amram, hijo de Coat y padre de Moisés, constituyó la tercera generación; y Moisés fue la cuarta.)

g. Que Israel saldría de Egipto con gran riqueza. (Véanse Éxo 12:35-36; Sal 105:37.)

9. Pasaría bastante tiempo antes de que Dios cumpliera todo lo profetizado, «porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo» (Gén 15:16). Aquí tenemos otra expresión del importante principio que consideramos por primera vez en Gén 6:3. Las consecuencias del pecado se acumulan hasta el momento en que Dios no lo tolera más y su ira y juicio caen sobre los pecadores. En este caso los amorreos, aquellos impíos descendientes de Canaán (Gén 10:16) que habían morado ya en Palestina durante unos 400 años para el tiempo de Abraham.

Pero Dios les permitiría continuar por otros cuatro o cinco siglos antes de destruirlos (véase Jos 10:1-43). Esta verdad nos la repite Pablo en Rom 2:4-5. (Véanse también 2Pe 3:1-9; 2Cr 36:15-16.) Que aunque la paciencia y el perdón de Dios no tienen límite (Rom 5:20), sí que lo tiene el tiempo de las personas (Pro 27:1).

K. Su transigencia (Gén 16:1-15).

1. Sarai persuadió a Abram para que tuvieran un hijo por medio de Agar, la sierva egipcia de Sarai. Después adoptarían al hijo como propio.

2. Agar quedó embarazada y su arrogante actitud pronto empezó a causar dificultades, que llevaron a que Sarai la despidiera del hogar de Abram. Este solo versículo refuta la doctrina de la poligamia. Dios lo permitió, pero nunca lo aprobó. (Véanse Gén 2:23; 1Ti 3:2.)

3. El Ángel de Jehová la encontró junto a una fuente de agua en el desierto y la mandó que regresara a la casa de Abram y Sarai. El sexo (varón) y el nombre (Ismael) fueron profetizados por ese ángel. Esta es la primera mención que se hace del Ángel de Jehová. Algunos teólogos creen que cuando este título aparece en el Antiguo Testamento es en realidad otro nombre para referirse al Señor Jesucristo. En cualquier caso, este ángel especial jugó una parte importante en la historia de Israel.

a. El Ángel de Jehová lucha con Jacob (Gén 32:24-30).

b. El Ángel de Jehová redime a Jacob (Gén 48:16).

c. El Ángel de Jehová habla a Moisés desde la zarza ardiente (Éxo 3:2).

d. El Ángel de Jehová protege a Israel en el mar Rojo (Éxo 14:19).

e. El Ángel de Jehová prepara a Israel para la tierra prometida (Éxo 23:20-23; Sal 34:7; Isa 63:9; 1Co 10:1-4).

f. El Ángel de Jehová comisiona a Gedeón (Jue 6:11).

g. El Ángel de Jehová ministra a Elías (1Re 19:7).

h. El Ángel de Jehová reafirma a Josué (Jos 5:13-15).

i. El Ángel de Jehová salva a Jerusalén (Isa 37:36).

j. El Ángel de Jehová preserva a tres jóvenes hebreos (Dan 3:25). En el pasaje de Gén 16:1-16, el Ángel de Jehová localiza y conforta a una mujer pagana egipcia llamada Agar. Aunque no aparece muy favorecida en la Biblia, porque posee poca o ninguna espiritualidad, y porque es descarada, resentida y orgullosa, además de ser una pobre madre; con todo, Dios le ama y envía a su bendito mensajero para ayudarla.

4. Nace Ismael. Abram tiene ochenta y seis años en este momento.

L. Su circuncisión (Gén 17:1-27).

1. Al final del capítulo Gén 16:1-16 vemos a Abram en su punto espiritual más bajo. Había pecado y no tenía comunión con Dios ni con su familia, pero parece que el Señor no le hace nada a su errado siervo. ¿Va a escapar Abram con bien de todo esto?

Para saber la respuesta sólo tenemos que observar que Abram era de ochenta y seis años cuando nació Ismael (Gén 16:16), pero tenía noventa y nueve cuando Dios le vuelve a hablar.

Aparentemente. Abram sufrió un período de trece años de silencio de parte de Dios. Aquí vienen a la mente las palabras del salmista concernientes a la historia de Israel: «Y Él les dio lo que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos» (Sal 106:15).

2. A pesar de todo, un Dios lleno de gracia le perdona y le restaura (Sal 51:1-19) a la comunión con él. El título «el Dios Todopoderoso» es en hebreo El Shaddai. La palabra Shadd se refiere al seno de la madre amante que cuida. El término El significa «el fuerte».

a. Dios confortó a Jacob con su nombre (Gén 35:10-11).

b. Reafirmó a Moisés con su nombre (Éxo 6:3).

c. Bendijo a José con su nombre (Gén 49:25).

Este título lo encontramos más frecuentemente en el libro de Job (treinta y una veces) que en cualquier otro libro del Antiguo Testamento. Aquel patriarca lo necesitaba en su sufrimiento. Quizá el pasaje más sublime en el que es usado es en el Sal 91:1 : «El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra el Omnipotente.»

3. Su nombre es ahora cambiado de Abram, que significa «padre enaltecido», a Abraham, que quiere decir «padre de una multitud». El doctor Donald Barnhouse ha resumido la vida de Abram en este tiempo de una manera excelente y ocurrente:

«La cuestión de fondo de la historia está en el hecho de que Abram no tiene descendencia. Esto no habría sido un desastre en nuestro mundo occidental, pero en el Oriente debió ser sumamente irritante.

Hay algunas cosas en la Biblia que me hacen reír entre dientes, y hay un pensamiento en conexión con este versículo que siempre tiene ese efecto sobre mí. No puedo dejar de pensar en lo que acontecería cuando Abraham compartió la noticia con su familia y criados de que había cambiado de nombre. Todos sabían que su anterior nombre Abram significaba padre enaltecido, y que de alguna manera había sido como una espina en la carne. Así que nos podemos imaginar el gran interés y curiosidad que se despertó cuando él anunció:

“Voy a cambiarme el nombre.” Muchos pensarían que aquel viejo hombre ya no había podido aguantar más la situación y por fin se había convencido. Después de todo, tener un nombre de tanta apariencia y pasarse ochenta y seis años sin hijos y al final tener sólo uno, debió de producir sus malos momentos. Así que algunos se preguntarían cuál sería el nuevo nombre.

Y entonces aquel anciano habló y dijo: “De ahora en adelante seré conocido como Abraham, esto es, padre de una multitud.” Podemos sentir el enorme silencio que se produjo al oír tal cosa. ¿Padre de una multitud? La gente se reiría a placer entre dientes. “Este viejo está loco. Tardó ochenta y seis años en tener un hijo y ahora a los noventa y nueve se pone a soñar. ¡Padre de una multitud! ¿Hay algo más ridículo para un hombre de su edad que pensar ahora así?”» (God’s Remedy, tomo III, p. 316.)

4. Por cuarta vez Dios reconfirma a su anciano siervo el pacto relacionado con la tierra y su simiente. (Véanse Gén 12:2-3, Gén 12:7; Gén 13:14-17; Gén 15:5.) En esta ocasión (Gén 17:9-14), Dios manda a Abraham que se circuncide él, a todos los varones de su casa, y a todos los futuros niños varones al octavo día de su nacimiento. A continuación damos un breve resumen de la enseñanza bíblica sobre la circuncisión.

a. Abraham fue el primer hombre en ser circuncidado.

Esto es en sí mismo un acto real de fe, porque dejó por unos días completamente inutilizados a todos los varones en el campamento.

b. La circuncisión iba a ser el sello (o señal) de la promesa de Dios, no la fuente.

c. La fe en la Palabra de Dios era la fuente.

d. La circuncisión de la carne sin la circuncisión del corazón sería absolutamente sin valor.

Años más tarde Moisés recordaría a Israel:

«Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma…? Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.» (Deu 10:12, Deu 10:16).

e. La circuncisión fue dejada a un lado en Hch 15:29.

5. El nombre de la esposa de Abraham fue cambiado ahora de Sarai (contenciosa) a Sara (princesa).

6. Abraham rio de gozo (Rom 4:19-21) al pensar en un heredero propio y pidió a Dios que bendijera a Ismael.

7. Dios promete bendecir a Ismael y después manda a Abraham y a Sara que al futuro heredero del pacto le pongan el nombre de Isaac.

8. Abraham obedece el mandamiento de Dios de circuncidar a todos los varones.

M. Su compasión (Gén 18:1-33).

1. Abraham es visitado personalmente por el Señor y dos ángeles y, mientras que lo están ministrando. Dios le promete de nuevo un heredero y esta vez da una fecha (Gén 18:10, Gén 18:14).

2. Sara escucha la conversación y se ríe al no creer lo que oye. Dios le reprocha a Abraham por la incredulidad de su mujer. Sara niega entonces que se riera (Gén 18:10-15).

3. En este momento Sara y Abraham escuchan a Dios decir aquellas emocionantes palabras que hallamos en Gén 18:14 : «¿Hay para Dios alguna cosas difícil?» (Véanse también Luc 1:26-37; Mat 19:23-26.)

4. Los dos ángeles marchan para ultimar una misión secreta en Sodoma. Dios entonces revela a Abraham su intención de destruir aquel pozo de pecados en el desierto (Gén 18:16-22).

5. Abraham empieza su súplica intercesora por Sodoma. Esta es una de las oraciones más compasivas y persistentes de toda la Biblia.

a. Fue definida. No oró por «aquella alma tan cerca del infierno», o por «los misioneros en todo el mundo», o por «el dedo del pie que le duele a la hermana Marta».

b. Fue reverente. «… aunque soy polvo y ceniza… » (v. Gén 18:27).

c. Estaba entremezclada con fe: «… El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?» (v. Gén 18:25).

6. Al principio ruega a Dios que perdone a la ciudad si se encuentran en ella cincuenta justos, y el Señor está de acuerdo. Luego le pide por cuarenta, después treinta, veinte, y finalmente por diez. Aquí paró. ¿Por qué no siguió insistiendo por cinco? La respuesta es que él probablemente pensó que al menos habría diez personas creyentes y temerosas de Dios en la ciudad. Después de todo allí estaban Lot, su esposa, dos hijas solteras y otras hijas casadas. Él pensó seguramente que este grupo era más de diez, pero quedaría acongojado al comprobar después que sólo Lot y sus hijas solteras se salvaron.

N. Su corrompida familia (Gén 19:1-38).

1. En este capítulo tenemos el relato dramático de la destrucción de Sodoma, que es el segundo de los eventos del Antiguo Testamento referidos por nuestro Señor como ilustraciones del anunciado día de juicio. El primer evento fue el diluvio del tiempo de Noé. Notemos las palabras de Cristo en Luc 17:26-30.

2. Los ángeles encuentran a Lot en la puerta de Sodoma. Él sería probablemente una especie de concejal, con alguna autoridad delegada. Aparece como totalmente involucrado en el sistema de vida de la ciudad. Notemos el triste orden de su trágica caída;

a. Primeramente miró con deseo a Sodoma (Gén 13:10).

b. Después eligió la tierra cercana a la ciudad (Gén 13:11).

c. Seguidamente fue poniendo sus tiendas hacia Sodoma (Gén 13:12).

d. Poco después se trasladó a la misma ciudad (Gén 14:12).

e. Finalmente entregó sus hijas y sus energías a Sodoma (Gén 19:1-38). Sin duda alguna aquí se aplican bien las palabras del Nuevo Testamento: «He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!» (Stg 3:5). El pecado es como el cáncer y la lepra. Empieza de manera imperceptible, pero termina destruyendo los órganos vitales del cuerpo.

En el Nuevo Testamento, el pecado de negación de Cristo por Simón Pedro también empezó con algo muy pequeño. Se calentó las manos en el campamento enemigo (Luc 22:54-56).

f. Empezó presumiendo de su lealtad (Mar 14:29).

g. Después se durmió cuando debía estar orando y velando (Mar 14:37).

h. Luego siguió a Cristo desde lejos (Mat 26:58).

i. A continuación le encontramos asociándose con los enemigos de Cristo (Mat 26:69).

j. Finalmente negó al Señor (Mat 26:70-74).

Lot preparó un banquete para aquellos dos ángeles y coció panes sin levadura. Su acción parece sugerir dos cosas: el hecho de que les sirvió panes sin levadura parece indicar que reconoció la identidad celestial de sus huéspedes. El hecho de que él cocinó los panes y no la esposa parece sugerir la despreocupación de ella por la posición de su esposo o por las cosas de Dios.

3. Los ángeles informan a Lot de la inminente destrucción de Sodoma. Los sodomitas estaban tan corrompidos que los ángeles se vieron obligados a cegar a algunos pervertidos sexuales que habían rodeado la casa de Lot donde ellos estaban. Aquellos hombres no tenían ningún respeto por el apóstata Lot.

4. Lot había llegado a ser tan carnal que intentó apaciguar a aquellos pervertidos sodomitas ofreciéndoles sus dos hijas vírgenes. También se refirió a ellos como «hermanos». (Véase 2Jn 1:10-11.)

5. Usó el resto de la noche en un intento frenético pero infructuoso de convencer a sus hijas casadas de que huyeran de la ciudad con él.

6. Al romper el alba los ángeles literalmente empujaron fuera de la ciudad a Lot, su esposa y sus dos hijas, aconsejándoles que huyeran a los montes.

7. Lot empezó a discutir y a rogarles que les permitieran establecerse en una pequeña ciudad cercana llamada Zoar en vez de ir a los montes.

8. La familia de Lot recibió un aviso final: «Date prisa, escápate allá; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí» (Gén 19:22). La destrucción de Sodoma es una prefiguración de la anunciada tribulación, y la huida de Lot es como un tipo del rapto de los creyentes. (Véase 2Ts 2:6-7.)

9. Y «entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos» (Gén 19:24). El azufre es usado frecuentemente en la Biblia para indicar castigo y destrucción (Deu 29:23; Job 18:15; Sal 11:6; Isa 30:33; Eze 38:22; Luc 17:29; Apo 9:17). Algunos creen que se refiere al azufre. Gén 14:10 nos dice que los alrededores de Sodoma estaban llenos de «asfalto».

10. La esposa de Lot miró hacia atrás y se convirtió en una estatua de Sal. El Señor Jesucristo nos amonesta en Luc 17:32 a que nos acordemos «de la mujer de Lot», y así debemos hacerlo. Su vida es una prueba de la verdad de que podemos sacar del mundo a una persona carnal, pero no podemos sacar el mundo de una persona camal.

Los incrédulos han ridiculizado frecuentemente la narración de que la esposa de Lot se convirtiera en una estatua de Sal. Por supuesto que Dios bien pudo hacer que literalmente sucediera tal cosa, pero quizá una explicación más razonable sería que una bola de azufre ardiendo cayó sobre ella y la cubrió con una costra de elementos salobres.

El Señor se acordó de Abraham y libró a Lot de Sodoma. Un Dios de gracia ha prometido olvidar los pecados confesados de todos los creyentes (Heb 8:12), pero en su fidelidad él recuerda al menos dos cosas:

a. Las oraciones del creyente (véanse Gén 18:23; Apo 5:8).

b. Las obras de un creyente (Heb 6:10).

El carnal y mundano Lot fue salvado por medio de las oraciones fieles de Abraham.

Quizá Judas tenía en mente a Lot cuando años después escribió:

«A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne» (Jud 1:22-23).

11. En su gran pavor, Lot pasó de largo por Zoar y se refugió en una cueva en las montañas con sus dos hijas solteras. Y ahora se va a producir otra triste consecuencia del alto costo de olvidarse de Dios. Las dos hijas de Lot, temiendo quedarse para siempre solteras, embriagan a su propio padre y tienen relación sexual con él, y las dos quedan embarazadas. La mayor de las dos le pone a su hijo el nombre de Moab (padre de los moabitas), y la otra le pone al suyo el nombre de Ben-Ammi (padre de los amonitas). Ambas naciones le causaron más tarde a Israel muchas dificultades y dolores. (Véase Gén 19:30-38.)

Ñ. Su carnalidad (Gén 20:1-17).

1. Abraham cayó otra vez en el mismo pecado que había cometido una vez en Egipto. En esta ocasión se trasladó a la tierra de los filisteos y le mintió a Abimelec acerca de Sara como antes lo había hecho con Faraón.

2. Dios advierte a Abimelec mediante un sueño de no tocar a Sara.

3. Abimelec reprende a Abraham por haberle mentido.

4. Abraham ora a Dios pidiendo la bendición sobre Abimelec.

O. Su celebración (Gén 21:1-34).

1. Isaac nace conforme a la promesa de Dios. Su nombre significa «risa».

2. Se organiza una gran fiesta para celebrar el destete de Isaac.

3. Agar y su hijo Ismael de catorce años son echados del hogar de Abraham por burlarse de Isaac durante esta feliz ocasión. (Pablo habla del significado de este suceso en Gál 4:22-31.)

4. Dios cuida amorosamente de Agar e Ismael cuando andaban perdidos por el desierto de Beerseba indicándoles dónde había un pozo de agua fresca. Posteriormente Ismael se casó con una joven egipcia y se convierte en un experto arquero.

P. Su «calvario» (Gén 22:1-24).

1. Dios prueba a Abraham ordenándole: «Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto…» (Gén 22:2). Esta era en realidad una prueba para ayudar a Abraham a crecer espiritualmente. (Cp. Gén 22:2 con Stg 1:13.)

2. La tierra de Moriah era aquella parte cercana a Jerusalén donde más tarde se edificó el templo (véase 2Cr 3:1). ¿Qué es lo que exactamente le pidió Dios a Abraham que hiciera con Isaac? (Más tarde, en Lev 1:1-9, le son dadas instrucciones a Moisés acerca de los holocaustos.)

a. La ofrenda tenía que ser un animal macho sin defecto.

b. Tenía que ser ofrecido voluntariamente por el propietario.

c. Tenía que ser matado y su sangre rociada sobre el altar.

d. Tenía que ser cortado en pedazos.

e. Finalmente, era lavado y quemado.

No se nos dice cuánto conocía Abraham acerca de esto, pero una cosa sí sabía aquel anciano: Dios le había ordenado que sacrificara a su amado hijo.

3. Llegaron al cabo de tres días. Abraham emprendió la marcha al día siguiente de que Dios se lo ordenara y le tomó tres días llegar hasta el monte Moriah, lo que hace un total de cuatro días. Esto se relaciona perfectamente con Éxo 12:3-6, donde se nos dice que el cordero de la Pascua esperaría cuatro días antes de ser matado. (Véase Gén 22:3-4.)

4. Abraham entonces instruye a sus siervos, diciéndoles: «Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros» (Gén 22:5). Aquí tenemos un vislumbre de la fe de Abraham. Notemos que dice a los hombres que él y su hijo volverían. Esto a pesar de que él estaba completamente dispuesto a sacrificar a Isaac. ¡Creyó que Dios lo resucitaría! De manera que los dos momentos más elevados de la vida de este gran anciano serían:

a. Creer a Dios en relación con el nacimiento sobrenatural de su hijo (Rom 4:18-21).

b. Creer a Dios en lo concerniente a la resurrección sobrenatural de su hijo (Heb 11:17-19).

5. Isaac preguntó: «… He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? » (Gén 22:7). Esta pregunta es todavía formulada hoy por un mundo confundido y atemorizado. ¿Dónde está el cordero? ¿Dónde podemos encontrar salvación? El mundo hace las preguntas correctas, pero busca en los lugares equivocados. Algunos buscan la salvación en:

a. La formación académica.

b. Las buenas obras.

c. Las Naciones Unidas.

d. El bautismo.

e. La membresía en la iglesia.

Pero el cordero de la salvación no puede ser encontrado en ninguno de estos lugares.

6. El anciano patriarca, con su corazón acongojado, respondió suavemente a su hijo: «Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío» (Gén 22:8). Esta frase es un resumen completo de la Biblia. Lo podemos leer teológicamente en cualquiera de estos dos sentidos:

a. Dios se proveerá de un cordero, es decir, el cordero vendrá de Dios.

b. Dios se ofrecerá a sí mismo como cordero, es decir, el cordero ofrecido será Dios mismo.

Cualquiera de las dos interpretaciones es correcta, porque en el Nuevo Testamento se cumplen ambas.

7. Abraham edificó un altar, ató a su hijo y lo colocó sobre él. Esta breve declaración habla altamente de Isaac, porque ya no era el niño pequeño que algunos han pintado, sino probablemente un joven bien desarrollado. Sin embargo, él permite a su anciano padre atarlo y colocarlo sobre el altar de la muerte (Gén 22:9).

8. El Espíritu de Dios nos dejó aquí registrada la dramática acción que tuvo lugar en aquel monte: «Y extendió Abraham su mano y tomó su cuchillo para degollar a su hijo» (Gén 22:10).

Pero antes de que pueda llevarlo a cabo, Dios le mostró un carnero que estaba allí cerca y le ordena que sacrifique a este animal en lugar de a Isaac. El agradecido Abraham obedece y le da a aquel lugar el nombre de Jehová-jireh.

9. El título Jehová-jireh es uno de los grandes nombres de Dios en el Antiguo Testamento, y literalmente significa «Jehová proveerá». ¿Merece la pena servir a Dios? Sólo como recordatorio digamos que Dios ya había provisto a Abraham con los siguientes beneficios:

a. Eterna salvación (Gén 15:6).

b. Guía (Gén 12:1).

c. Valor (Gén 14:15).

d. Bendiciones espirituales (Gén 14:19).

e. Para sus necesidades humanas (Gén 13:2).

f. Protección social (Gén 15:15).

g. Perdón (Gén 20:17).

h. Un hijo en su ancianidad (Gén 21:3).

i. Protección continua (Gén 15:1).

j. Una ciudad celestial con fundamentos (Heb 11:10).

10. Antes de dejar este capítulo notemos algunas semejanzas sorprendentes entre Abraham el padre y Dios el Padre:

a. Ambos tenían un hijo amado (Mat 3:17; Mat 17:5).

Los dos nacieron milagrosamente (Luc 1:35).

b. Ambos tuvieron hijos dispuestos, esto es, hijos listos para ofrecerse voluntariamente (Jua 10:18).

c. Ambos ofrecieron a sus hijos (Jua 3:16), y ambos en el mismo lugar.

d. Ambos recibieron de nuevo a sus hijos con gran gozo (Sal 24:7-10). (Nota: Algunos creen que este Salmo se refiere a la segunda venida en gloria del Señor Jesucristo después de su muerte y resurrección.)

e. Ambos hicieron preparativos cuidadosos para las bodas de sus hijos En Gén 24:1-67 leemos que Abraham envió a su siervo más antiguo y fiel a buscar esposa para Isaac. En el Nuevo Testamento encontramos al Padre celestial haciendo preparados para las bodas de su Hijo (Mat 22:1-2).

11. El Ángel de Jehová declara otra vez las partes del pacto con Abraham.

12. Al volver a casa recibe las noticias que han llegado referentes a su hermano Nacor, a quien aparentemente no había vuelto a ver desde su salida de Ur. Nacor se había traslado a Harán y Dios le había bendecido a él y a su esposa con ocho hijos Betuel, el quinto hijo, llegaría a ser importante en el relato bíblico porque tuvo una hija llamada Rebeca y un hijo llamado Labán. Rebeca se casaría más tarde con Isaac; y Raquel y Lea, las hijas de Labán, llegarían a ser las esposas de Jacob (Gén 22:19-24).

Q. Su cueva (Gén 23:1-20).

1. Sara murió a la edad de 127 años. Hay personas hoy que abogarían por la adoración de María, pero en el Nuevo Testamento se nos llama la atención a la vida de Sara. (Véase 1Pe 3:1-6.)

2. Abraham compra una cueva en Macpela por 400 siclos de plata y entierra en ella a su amada esposa. Tiempo después él también sería sepultado allí.

R. Su orden (Gén 24:1-67).

1. Abraham mandó a Eliezer, su fiel criado, que fuera a Harán a buscar esposa para Isaac.

2. Nada más llegar a su destino, estando todavía a las afueras de la ciudad, Eliezer se arrodilla y pide a Dios sabiduría. Esta es una de las oraciones más sobresalientes de la Biblia, no sólo por la gran fe que muestra, sino porque es respondida incluso antes de ser terminada. El siervo pide a Dios que le indique cuál es la joven que él desea para Isaac llevándola a que le dé agua para él y para sus sedientos camellos.

Veamos el resultado:

«Y aconteció que antes de que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor, hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro» (Gén 24:15).

3. Rebeca sin saberlo cumple la oración de Eliezer al ofrecerle agua para él y sus camellos.

4. El siervo de Abraham es presentado por Rebeca a su madre y a su hermano Labán. Él les informa de la misión que lleva y de la sorprendente respuesta a su oración.

5. Rebeca está de acuerdo en marchar con el siervo y en ser la esposa de Isaac.

6. Isaac espera con ansiedad la llegada de su novia en un campo cercano a Hebrón. Llegan a ser marido y mujer.

Este es uno de los grandes capítulos de la Biblia lleno de tipos. Notemos:

a. Abraham es un tipo perfecto del Padre celestial. Es el Padre quien prepara una boda para su amado Hijo (véase Mat 22:2).

b. Isaac es un tipo perfecto del Señor Jesucristo. Él, al igual que Jesús, había sido ofrecido en sacrificio (cp. Gén 22:1-24 con Mat 27:1-66), y busca a su esposa. A Isaac, a semejanza de Cristo, le fueron dadas todas las cosas de su padre. (Cp. Gén 24:36 con Flp 2:9-10.) Finalmente, Isaac, como Cristo, amó a su esposa tiernamente. (Cp. Gén 24:67 con Efe 5:25.)

c. Eliezer es un tipo perfecto del Espíritu Santo.

El siervo de Abraham fue hasta Mesopotamia por una sola razón: buscar esposa para Isaac. Años después (Hch 2:1-47) el Espíritu Santo vendría en Pentecostés con un propósito: adquirir una esposa para el Hijo. Eliezer en Mesopotamia honró constantemente al padre y al hijo, y hoy el Espíritu Santo hace lo mismo. (Véase Jua 15:26.)

d. Rebeca es un tipo perfecto de la iglesia. Para que alguien pueda entrar en la verdadera iglesia de Dios debe primero responder positivamente a la pregunta del siervo del Padre: «Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré» (Gén 24:58).

S. Su Cetura (Gén 25:1-6).

1. Abraham se casó con una mujer llamada Cetura que le dio seis hijos

2. El más importante de todos fue Madián, el cuarto hijo varón, que llegó a ser el padre de los madianitas. Años después este pueblo le causó a Israel mucha tristeza.

T. Su ciudad (Gén 25:7-10; Heb 11:8-10).

«Y estos fueron los días que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años. Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo. Y lo sepultaron Isaac e Ismael sus hijos en la cueva de Macpela, en la heredad de Efrón hijo de Zohar heteo, que está enfrente de Mamre, heredad que compró Abraham de los hijos de Het; allí fue sepultado Abraham, y Sara su mujer» (Gén 25:7-10).

«Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Heb 11:8-10).

II. Isaac (Gén 25:1-34Gén 27:1-46).

A Isaac le han descrito como el hijo mediocre de un gran padre (Abraham) y el padre mediocre de un gran hijo (Jacob).

La acción principal de su vida sucedió en estos cinco lugares: sobre un monte, en un ampo, en algunos pozos en el desierto, en un apartamento filisteo, y en una mesa de comer.

A. Sobre un monte en Jerusalén.

El hijo sumiso. Isaac se sometió mansamente a ser ofrecido como ofrenda en holocausto.

B. En un campo en Hebrón (Gén 24:61-67; Gén 25:9-11, Gén 25:19-26), el amante esposo.

1. Se encuentra con Rebeca por primera vez (Gén 24:61-67).

2. El y su hermano Ismael entierran a su padre Abraham (Gén 25:9).

Abraham vivió treinta y ocho años más después de morir Sara.

3. Ismael muere a la edad de 137 años (Gén 25:17).

4. Isaac ora pidiéndole a Dios que le dé hijos a él y su esposa (Gén 25:21).

Esta es la segunda de cinco oraciones registradas en la Biblia pidiendo un hijo. Son:

a. La oración de Abraham (Gén 15:2).

b. La oración de Isaac (Gén 25:21).

c. La oración de Raquel (Gén 30:1, Gén 30:22).

d. La oración de Ana (1Sa 1:10-11; 1Sa 2:1-10).

e. La oración de Zacarías (Lev 1:5-7, Lev 13:1-59; Lev 14:1-57; Lev 15:1-33; Lev 16:1-34; Lev 17:1-16).

5. Rebeca da a luz dos hijos gemelos y les ponen el nombre de Esaú y Jacob (Gén 25:24-26).

C. En un hogar filisteo (Gén 26:1-14), el mono imitador.

1. Isaac repite el mismo pecado que cometió su padre muchos años antes. (Véase 1Co 10:13.)

a. En tiempo de hambre, se olvida de Palestina y se va a tierra de los filisteos (como Abraham hizo una vez marchándose a Egipto).

b. Le miente al rey Abimelec en relación con Rebeca, diciéndole que es su hermana.

2. Abimelec descubre la verdad y reprende a Isaac, avergonzándole por su mentira.

3. A pesar de su pecado, Dios reafirma con Isaac el pacto con Abraham y le bendice abundantemente con bienes materiales.

D. Junto a algunos pozos en el desierto (Gén 26:15-34), el trabajador diligente.

1. Los filisteos se llenaron pronto de envidia a causa de su prosperidad y se vengaron cegando algunos de los pozos que su padre Abraham había abierto. Isaac dedicó bastante tiempo a limpiar y poner otra vez en servicio estos pozos.

El joven ministro de Dios puede sacar algunas buenas lecciones de estos versículos. A lo largo de la historia nuestros antecesores espirituales han profundizado, con paciencia y placer, en la Palabra de Dios y han expuesto con belleza aquellos pozos de agua fresca y cristalina del nacimiento virginal, de la vida sin pecado de Cristo, su muerte, resurrección, ascensión y segunda venida. Pero últimamente estos pozos han sido cegados en las mentes de muchos a causa de las acciones odiosas de falsos críticos. Por tanto, la tarea principal del joven hombre de Dios en los tiempos presentes es limpiar y destapar esos pozos, a fin de que sus aguas vivas puedan satisfacer los agostados corazones humanos.

2. Isaac (a semejanza de como lo hizo una vez su padre) concertó un pacto de no agresión con el rey Abimelec (Pro 16:7).

3. Dios se le aparece a Isaac de nuevo.

4. Isaac y Rebeca se lamentan por el matrimonio de Esaú, quien a sus cuarenta años elige como esposa a una mujer pagana.

E. En la mesa de comer en su propio hogar (Gén 27:1-46), el padre frustrado.

1. A la edad de 137 años, Isaac siente que está cerca de la muerte, aunque en realidad viviría otros cuarenta y tres años y alcanzaría los 180 años (Gén 35:28). Su hermano Ismael había muerto a los 137 (Gén 25:17) y esto pudo haber influido su pensamiento. Además, estaba medio ciego en ese tiempo.

2. Instruye a Esaú para que vaya a cazar y le prepare una comida que él pueda comer, y bendecirle antes de morir. En la proximidad de la muerte (o así lo pensó él) los pensamientos últimos de Isaac tenían que ver con su estómago. Parece que su condición espiritual estaba seriamente deteriorada (véase Flp 3:18-19).

3. Rebeca llega a escuchar esta conversación y trama un plan con Jacob para engañar a Isaac, a fin de que Jacob pueda obtener la bendición. Rebeca estaba en lo correcto en su conclusión de que el deseo de Dios era que la bendición fuera para Jacob (Gén 25:23), pero estaba totalmente equivocada en tomar el asunto en sus propias manos. El fin nunca justifica los medios. Nunca es correcto hacer el mal a fin de lograr el bien (véase Rom 3:8).

4. Jacob siente que la intriga que están urdiendo no va a funcionar. Él sabía que su padre, a pesar de estar medio ciego, iba a querer poner sus manos sobre él, y por ello advierte: «He aquí, Esaú mi hermano es hombre velloso, y yo lampiño» (Gén 27:11). Su piel era suave y sus mañas también. A Jacob no le hubiéramos comprado un automóvil usado.

5. Su madre le reafirma en el plan: «Hijo mío, sea sobre mí tu maldición» (véase Mat 27:24-25), y prepara a Jacob para su acción engañosa cocinando un guisado similar al de venado. Después le vistió con las ropas ásperas de Esaú y «cubrió sus manos y la parte de su cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos» (Gén 27:16).

6. Jacob así preparado se presentó a Isaac como si fuera Esaú. Cuando le preguntó cómo era que había encontrado la caza tan pronto, Jacob le mintió: «Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí» (Gén 27:20).

7. Después de ciertas dudas iniciales acerca de su identidad. Isaac le da la bendición.

8. Jacob besa a su padre. Este es el primero de tres besos de traición que aparecen en la Biblia.

a. Jacob besa a Isaac a fin de ensañarle (Gén 27:27).

b. Joab besa a Amasa con el fin de matarlo. (2Sa 20:9).

c. Judas besa a Cristo con el fin de traicionarle (Mat 26:49).

9. Apenas había salido Jacob de estar con su padre cuando llega Esaú y se descubre el fraude. Esaú lloró amargamente por el engaño sufrido (Heb 12:16-17), y se propone matar a su hermano después que su padre haya muerto (Gén 27:41).

10. Rebeca se entera de las intenciones de Esaú y pide a Isaac que envíe a Jacob a Harán para buscar esposa. Su razón principal fue, sin duda, salvar su vida.

11. Isaac llama a Jacob, le bendice y le envía a Harán, diciéndole: «No tomes mujer de las hijas de Canaán» (Gén 28:1). Isaac desaparece en este punto del relato bíblico, aunque vive todavía otros cuarenta y tres años más. Isaac no era un hombre soñador de grandes proyectos y conquistas. Un resumen de su vida carente de grandes acontecimientos, incluyendo los puntos fuertes y débiles, sería:

a. Fue un hijo sumiso.

1) Mostrado por su aceptación de ser sacrificado (Gén 22:7-10).

2) Mostrado por su aceptación de que le eligieran la esposa (Gén 24:1-67).

b. Fue un hombre sensual.

1) Como se aprecia por la escena de la «ventana» (Gén 26:8).

2) Se ve en su apetencia de comida (Gén 27:1-4).

c. Fue un padre y esposo complaciente.

1) Tuvo poco control sobre Esaú, quien se casó con dos mujeres paganas (Gén 26:34).

2) Ejerció poco control sobre Rebeca, quien se sintió libre para engañarle según su voluntad Gén 27:5-13).

3) Tuvo poco control sobre Jacob, quien considera más a su madre que a él como figura de autoridad Gén 27:13).

d. Sin embargo, fue a veces un hombre de fe (Gén 28:1-4; Gén 22:7-10; Heb 11:20).

III. Jacob (Gén 25:1-34; Gén 27:1-46Gén 36:1-43; Gén 38:1-30).

A. El hermano ingenioso (Gén 25:27-34).

1. Jacob fue el segundo que nació de los gemelos. El relato bíblico del nacimiento, tal como aparece en los versículos Gén 25:25-26, es muy vívido:

«Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob [el que suplanta].»

2. Ambos niños fueron ramas del mismo árbol y crecieron en el mismo hogar, pero uno creció y amó a Dios, mientras que el otro se despreocupo de las cosas espirituales.

3. Esaú llegó a ser un experto cazador y el favorito de Isaac, mientras que Jacob era de un carácter más tranquilo que apelaba más a su madre.

4. Jacob se aprovecha de las debilidades de su hermano para hacerse con los derechos de la primogenitura. Estos derechos tenían que ver con ciertas ventajas, privilegios y responsabilidades del primogénito varón durante la historia de Israel en el Antiguo Testamento, y son:

a. Las ventajas y privilegios consistían en que aquel hijo era objeto de especial atención y recibiría una porción doble de la herencia paterna.

b. Las responsabilidades consistían en que se esperaba que asumiera el liderazgo espiritual de la familia. También se le requería que proveyera para las necesidades de su madre hasta que ésta muriera y de sus hermanas solteras hasta que se casaran. Pero se nos dice que «así menospreció Esaú la primogenitura» (Gén 25:34). En el Nuevo Testamento leemos lo siguiente en relación con Esaú y sus derechos como primogénito: «No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura» (Heb 12:16).

5. Todo este trasfondo arroja mucha luz sobre el carácter de Esaú, quien tuvo en poco sus derechos de nacimiento.

a. Él no estaba aparentemente interesado en ninguna porción doble de la herencia paterna. Aunque su padre acumuló mucha riqueza en los años siguientes (Gén 26:12-14), el quizá poseía muy poco de esta riqueza en los primeros tiempos. En cualquier caso, Esaú no parecía interesado en las ventajas materiales de su derecho de nacimiento.

b. Tampoco mostró interés en asumir sus responsabilidades espirituales, ni estaba preocupado en proveer para su madre. Quizá se dio cuenta de su inclinación por Jacob (Gén 25:28).

c. Sus acciones reflejan sus actitudes camales, porque como hemos visto, era una persona fornicaria y profana. El término fornicario habla de su inmoralidad, y la palabra profano se refiere a su desinterés por los asuntos espirituales. Literalmente significa «uno que está fuera del templo».

B. El hijo engañador (Gén 27:1-46).

1. Rebeca llega a escuchar el plan de Isaac de dar a Esaú la bendición patriarcal.

2. Inmediatamente trama un plan con Jacob a fin de que éste la reciba.

3. Isaac es engañado por Jacob y recibe la bendición que estaba reservada para Esaú.

4. Esaú descubre el engaño y jura venganza. Se puede levantar la pregunta de por qué Esaú se interesa ahora en la bendición cuando antes había menospreciado la primogenitura. La respuesta parece estar en la naturaleza de los dos. Como ya dijimos previamente, Esaú no estaba interesado en aceptar las responsabilidades espirituales de la primogenitura; pero la bendición era otra cosa, porque ésta llevaba consigo una buena e importante profecía concerniente al futuro.

C. El peregrino soñador (Gén 28:1-22).

1. Jacob deja Beerseba y se encamina hacia Harán. Después de un largo camino llega a Betel, a unas 40 millas (unos 64 km) al norte de Beerseba.

2. Usando una piedra como cabecera, cayó pronto en un profundo sueño.

3. Y mientras duerme, sueña: «Y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella» (Gén 28:12). Según Heb 1:14, los ángeles son espíritus ministradores enviados para ministrar a los herederos de la salvación. Abraham, el abuelo de Jacob, había disfrutado de su bendito ministerio (Gén 18:1-16), así como Lot (Gén 19:1). Jacob ahora compartía la misma experiencia.

4. Jacob contempla la presencia de Dios en lo alto de la escalera, y (por primera vez) escucha la voz de Dios confirmándole el pacto con Abraham. (Véase Gén 28:1-15.) Especialmente emocionantes son las palabras «… no te dejaré…» (Gén 28:15).

La más preciosa de las promesas es la de la presencia del Señor. Le es hecha a Jacob en una manifestación de pura gracia; mediante Moisés a todo el pueblo antes de que cruzaran el río Jordán con Josué (Deu 31:6); a Josué al asumir el liderazgo y prepararse para la batalla (Jos 1:5; Jos 1:8); y a Salomón para la edificación del templo (1Cr 28:20). Fue dada a los discípulos justo antes de que Jesús ascendiera a los cielos (Mat 28:20), y confirmada para nosotros hoy (Heb 13:5-6). (Génesis, vol. 2, p. 86, D.G. Barnhouse.)

5. Jacob se despierta y hace un voto (Gén 28:20-22). A pesar de que no es una oración muy apropiada, el Dios soberano decide por pura gracia responderla.

D. El pretendiente que lucha por la amada (Gén 29:1-20).

1. Jacob llega a Harán y se encuentra con su prima (y futura esposa) Raquel. Después de remover para ella la pesada piedra de la boca del pozo, para que pudieran abrevar a las ovejas, Jacob se presenta a sí mismo, y los saludos incluyen besos y lágrimas (Gén 29:1-12). Este es el primero de varios encuentros importantes al lado de un pozo que aparecen en la Biblia. (Véanse Éxo 2:15; Jua 4:6-7.)

2. Jacob entonces conoce a su tío Labán y futuro suegro. Acepta trabajar siete años para Labán a fin de conseguir a Raquel en matrimonio (Gén 29:13-15). Aquí comienza una de las grandes historias de amor de todos los tiempos.

E. El frustrado hombre de familia (Gén 29:21Gén 30:24).

1. Jacob es engañado en la noche de bodas por el astuto Labán que secretamente le sustituye a Raquel por Lea que es la hija mayor (Gén 29:16-24). Jacob el engañador es ahora engañado él también.

2. Jacob está furioso, pero acepta trabajar sin paga otros siete años por Raquel. Aunque, sin embargo, le permiten casarse con ella en el plazo de una semana (Gén 29:25-30).

3. Jacob tiene ahora dos esposas y adquiere otras dos cuando tanto Lea como Raquel le entregan sus siervas personales con el propósito de darle hijos estas cuatro mujeres le dieron doce hijos y una hija.

a. De Lea:

(1) Rubén («Ved un hijo»), su primer hijo (Gén 29:32).

(2) Simeón («Ha escuchado»), su segundo hijo (Gén 29:33).

(3) Leví («Unirá»), su tercer hijo (Gén 29:34).

(4) Judá («Alabar»), su cuarto hijo (Gén 29:35).

(5) Isacar («Recompensa»), su noveno hijo (Gén 30:18).

(6) Zabulón («Permanecer»), su décimo hijo (Gén 30:20).

b. De Bilha, la sierva de Raquel:

(1) Dan («Justicia»), su quinto hijo (Gén 30:6).

(2) Neftalí («Luchar»), su sexto hijo (Gén 30:8).

c. De Zilpa, la sierva de Lea:

(1) Gad («Fortuna»), su séptimo hijo (Gén 30:11).

(2) Aser («Feliz»), su octavo hijo (Gén 30:13).

d. De Raquel:

(1) José («El añade»), su undécimo hijo (Gén 30:24).

(2) Benjamín («Hijo de la mano derecha »), su duodécimo hijo (Gén 35:18).

4. En este momento podemos sacar las siguientes interesantes conclusiones:

a. La mitad de los hijos de Jacob le fueron dados por una esposa (Lea) con quien no tuvo la intención de casarse. Entre ellos están:

1) Leví: de quien posteriormente procederían todos los sacerdotes de Israel.

2) Judá: de esta tribu vendría el Mesías.

b. Lea le dio a Jacob la única hija (Dina) que conocemos (Gén 30:21).

c. Raquel le dio sus dos últimos y los preferidos. José llegaría, por supuesto, a ser el más famoso de todos.

d. Lea, después de dar a luz sus cuatro primeros hijos, queda temporalmente estéril, y en un intento por estimular la fertilidad come mandrágoras (algunas veces conocida como la manzana del amor), una planta frondosa que comían las mujeres campesinas del Cercano Oriente en la creencia de que les ayudaba a quedarse embarazadas. Lea estaba intentando ahora tener hijos mediante métodos artificiales. La mandrágora, como aparece aquí, nos sirve como un ejemplo de los varios métodos artificiales, que deshonran a Cristo, usados por algunos para llenar la casa de Dios, tales como bazares, bingos, festivales de música «rock», etc. Los hijos terrenales solamente nacen cuando la esposa se relaciona con el esposo, y lo mismo sucede con los hijos espirituales. Cuando la Esposa ora como Raquel: «Dame hijos, o si no, me muero» (Gén 30:1), el Esposo bendecirá.

F. El empleado negociante (Gén 30:25Gén 31:55).

1. Después del nacimiento de sus hijos Jacob quiere volver a Canaán, pero es persuadido por Labán para que se quede con él un poco más (Gén 30:25-28).

2. Está de acuerdo, a condición de que se le permita conservar como propias todas las ovejas que nazcan manchadas o salpicadas, o de color oscuro, y también de las cabras (Gén 30:29-36).

3. Jacob intentó entonces incrementar el tamaño de sus rebaños quitando la corteza de las ramas de algunos árboles (álamo, avellano, castaño) y poniéndolas en los lugares que los animales usaban para aparearse (Gén 30:37-39).

4. En los siguientes seis años Jacob prosperó y se convirtió en un hombre muy rico. Dios le manda que vuelva a Palestina (Gén 30:43; Gén 31:3).

5. Sin informar para nada a Labán, Jacob levanta su campamento y se pone en camino para Canaán (Gén 31:17-21).

6. Labán se enteró tres días después de la huida de Jacob, salió tras él y le alcanzó, después de una semana de persecución, en el monte de Galaad. Dios ya había avisado al enfurecido suegro que no hiciera daño a Jacob (Gén 31:22-25).

7. Labán regaña a Jacob por marcharse de aquella manera, y le acusa de haberle robado sus dioses (Gén 31:26-30). La New Scofield Bible nos hace el siguiente comentario en relación con estos dioses: «Este incidente ha sido por mucho tiempo un rompecabezas. ¿Por qué estaba Labán tan interesado en recuperar esas imágenes que Raquel había robado? Para intentar recuperarlas emprende una costosa y larga expedición de 275 millas (442 km). Las excavaciones realizadas en Nuzi, en el norte de Mesopotamia, en la región donde vivió Labán, muestran que la posesión de los dioses del suegro por un hijo político (yerno) era legal mente aceptable como prueba de que aquella persona era reconocida como el heredero principal. No nos sorprende, pues, que Jacob se enojara tanto por ser acusado de lo sucedido, y que establecieran una frontera entre ellos, con la promesa de no cruzarla con intención de herirse el uno al otro. Jacob nunca hizo mal uso de estas imágenes-ídolos que Raquel había robado, pero ordenó entenarlos junto a una encina en Siquem» (Gén 35:2-4). (New Scofield Bible, p. 46.)

8. Jacob niega airado el robo de aquellas imágenes (ignorante de la acción de Raquel) y dirige una invectiva contra Labán, acusándole de tratarle injustamente durante sus veinte años de relaciones de trabajo (Gén 31:36-42).

9. Aquellos ídolos, escondidos por Raquel en la albarda de un camello, nunca fueron descubiertos. Ella permaneció sentada sobre la albarda durante el tiempo de la búsqueda, alegando: «… no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres… » (Gén 31:35).

10. A sugerencia de Labán, los dos hombres confirmaron un pacto mediante el levantamiento de un montón de piedras que llamaron Mizpa, o «atalaya o torre de vigía». Al terminarlo Labán agregó estas palabras: «Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos el uno del otro» (Gén 31:49). El doctor Barnhouse escribe: «La lectura descuidada de la Palabra de Dios ha hecho que esta declaración se torne familiar para millones de creyentes dándole una aplicación totalmente falsa. Que se haya gravado en anillos, que se haya hecho lema de una organización juvenil, y se haya usado como bendición al final de una reunión, es un uso absurdo. No habla de bendición, comunión o compañerismo; sino por el contrario, habla de armisticio, separación, amenaza y aviso. En efecto, el montón de piedras de Mizpa significa: «Si pasas esta raya, te mataré.» El que rompiera el pacto necesitaría la ayuda de Dios, porque el otro dispararía a matar en cuanto que le viera.» (Génesis, vol. 2, p. 110.)

G. El luchador determinado (Gén 32:1-32; Gén 33:1-20).

1. Jacob es de nuevo ministrado por ángeles de camino a Palestina, como ya lo había sido veinte años antes cuando salió de la casa de sus padres. (Véase Gén 28:12 y comparar con Gén 32:1-2.) Jacob menciona aquí por primera vez en la Biblia a los ejércitos celestiales. Esto es lo que él quiere decir con la expresión «Jehová de los ejércitos». Este ejército está compuesto de ángeles. Tenemos muchos ejemplos en las Escrituras que muestran a este ejército celestial en acción.

a. Josué fue visitado por el Príncipe del ejército de Jehová (Jos 5:14).

b. Eliseo y su joven criado fueron reafirmados por este poderoso ejército (2Re 6:13-17).

c. El Salvador anunció a Pedro que él podría llamar a doce legiones de ángeles para librarle de la cruz, si así lo quisiera. Pero gracias a Dios que no lo hizo. (Véase Mat 26:52-53.) Como David escribiría en el Sal 34:7 : «El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.»

2. En este momento recibe la aterradora noticia de que su hermano Esaú viene a su encuentro con 400 hombres. Jacob queda paralizado por el terror. Inmediatamente hace tres cosas:

a. Divide a su familia en dos grupos, diciendo: «Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará» (Gén 32:8).

b. Clama a Dios en oración (Gén 32:9-11). En este momento Jacob reconoce: «Menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo…» (Gén 32:10). Pablo daría también testimonio de esta verdad. (Véase 1Ti 1:12-15.)

c. Envía a Esaú un regalo compuesto de 550 animales con el propósito de aplacarlo (Gén 32:13-21).

3. Sucede allí, aquella noche, junto al río Jacob, uno de los eventos más misteriosos y extraordinarios de toda la Biblia (Gén 32:24-29).

4. Cualquiera que sea la teología que uno quiera espigar de este extraño pasaje bíblico, en que vemos a Dios y a un hombre enzarzados en una lucha que dura toda la noche, dos hechos emergen claramente:

a. Su nombre es cambiado de Jacob (el retorcido oportunista) a Israel, que significa «el que lucha con Dios o el que tiene poder con Dios» (Gén 32:28).

b. Nunca volvió a ser el mismo después de esta sesión de lucha con Dios (Gén 32:31-32).

5. Después de esto Jacob llamó a aquel lugar Peniel (el rostro de Dios). El Señor había tocado su corazón en Bet-el, pero en Peniel Dios reclamó su vida. El primer lugar contempló su conversión y salvación, pero Peniel fue testigo de su consagración y santificación. El primero le introdujo a la paz de Dios; el segundo le dio libremente la paz de Dios. Ahora no sólo poseía la vida, sino la vida abundante. (Véanse Rom 5:1; Flp 4:7; Jua 10:10.)

6. Jacob, inclinándose a tierra y temblando, se encontró con Esaú. Para su sorpresa y gran alivio, Esaú le abraza (Gén 33:1-4).

7. Esaú quería que Jacob le acompañara a la tierra de Seir. Esto era lo último en la mente de Jacob, pero en vez de decírselo a su hermano, se ocultó detrás de sus hijos: «Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas» (Gén 33:13).

8. Jacob, sin embargo, le promete encontrarse con él en Seir. Esto era, sin duda, una mentira. Jacob se encaminaba a Sucot, que estaba al noroeste, mientras que Seir se hallaba al sureste. Uno se pregunta qué es lo que pensaría Esaú sobre el brillante testimonio de su hermano acerca de la gracia de Dios, cuando se enteró que su hermano le había mentido otra vez (Gén 33:14-16).

H. El padre enfurecido (Gén 34:1; Gén 38:1-30).

1. Por el pecado de asesinato cometido por Leví y Simeón (Gén 34:1-31).

a. Jacob permite a su hija Dina actuar con mucha libertad y el resultado es que es seducida por Siquem, el hijo del rey Hamor de los heveos. Jacob, al igual que su padre Isaac, tenía poco conocimiento acerca de dónde andaban sus hijos y con quienes se reunían. Era una suposición aceptada entre los egipcios y los cananeos que las mujeres solteras y sin vigilancia eran presas a disposición de cualquiera. (Véanse Gén 12:14; Gén 20:2; Gén 26:7.) Dina tenía aproximadamente catorce años cuando esto sucedió.

b. Siquem estaba determinado a casarse con Dina y le pidió a Jacob el correspondiente permiso. De hecho los heveos le sugirieron a Jacob: «Emparentad con nosotros: dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras. Y habitad con nosotros…» (Gén 34:9-10).

c. Esta línea de razonamiento es, por supuesto, una de las tácticas favoritas de Satanás. Se le presiona al cristiano a ser más tolerante y a rebajar sus niveles, a complacer su carne y abandonar su fe. (Para conocer la respuesta a esta sugerencia satánica, véanse 1Co 6:15-20; 2Co 6:14-18.)

d. Los hermanos de Dina, hirviendo de ira en su interior, engañan cruelmente a Siquem mostrándose de acuerdo con su petición, a condición de que los heveos se circuncidaran (Gén 34:13-24).

e. Al tercer día, cuando sus heridas molestaban y eran sensibles a cualquier movimiento, Leví y Simeón entraron osadamente en el campamento heveo y mataron a todos los hombres, entre ellos a Siquem y a su padre. Después saquearon la ciudad, llevándose todo lo que encontraron, incluso a las viudas y huérfanos (Gén 34:25-30).

f. Jacob se enfureció y reprendió severamente a sus dos hijos por el crimen cometido: «Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí y me atacarán, y seré destruido yo y mi casa» (Gén 34:30).

Aún en este punto tan avanzado de la vida de Jacob, tenemos que notar tristemente:

(1) No manifestó dolor por la violación de Dina, su única hija.

(2) No expresó pena por el hecho de que todo el pueblo fuera exterminado.

(3) Aparentemente no se preocupa para nada de lo que Dios pueda pensar del asunto.

(4) Su preocupación principal (quizá su única) tiene que ver con el riesgo de que la acción de sus hijos le puede perjudicar. El no asume ninguna clase de responsabilidad por todo lo ocurrido.

2. Por el pecado de adulterio cometido por Judá (Gén 38:1-30).

Aunque el nombre de Jacob no aparece en este capítulo, podemos suponer que era bien consciente de sus consecuencias trágicas y que lo desaprobó.

a. Judá, el cuarto hijo de Jacob, se casó con una mujer cananea, quien le dio tres hijos: Er, Onán y Sela (Gén 38:1-5).

b. Er, el hijo mayor, se casó con una mujer llamada Tamar, pero Dios le quitó la vida por su mala conducta, que no se especifica. Judá entonces manda a su segundo hijo, Onán, que se case con ella, pero él también muere a causa de su iniquidad.

c. Judá promete a Tamar que su tercer hijo Sela se casará con ella cuando crezca, aunque en verdad no tiene intención de hacerlo (Gén 38:11-12).

d. Pasado un tiempo Tamar se da cuenta del olvido de Judá, y disfrazada como una prostituta logra llevar a Judá a su propia tienda con propósitos sexuales. Como pago recibe el sello, cordón y báculo de Judá (Gén 38:13-19). Tamar quedó embarazada como fruto de esta relación.

e. Tres meses más tarde Judá se entera, e indignado demanda que muera quemada. Tamar entonces le muestra su sello, cordón y báculo. El avergonzado Judá la deja inmediatamente en libertad (Gén 38:24-26).

f. Tamar da a luz gemelos y les pone por nombre Fares y Zara. Tanto esta prostituta cananea como su ilegítimo primer hijo aparecerían después por la maravillosa gracia de Dios en la sagrada genealogía de nuestro Señor Jesucristo (Mat 1:3).

I. El patriarca obediente (Gén 35:1-7).

1. Dios le recuerda otra vez a Jacob su anterior mandamiento de que vuelva a Bet-el (Gén 35:1). (Véase también Gén 31:11-13.) Jacob había vivido en Siquem por diez años, y Bet-el estaba sólo a 30 millas (48 km) de distancia. Cuán trágicamente fácil es caminar hacia la consagración y todavía quedarnos cortos. (Véase Heb 4:1, Heb 4:9, Heb 4:11)

2. Jacob instruye a toda su familia para que destruyan sus ídolos, se limpien y muden sus vestidos en preparación para el viaje a Bet-el. Estos ídolos y zarcillos son recogidos y enterrados bajo una encina cerca de Siquem. Este es el primer avivamiento que se registra en la Palabra de Dios.

3. Jacob llega a Bet-el y edifica un altar, y a aquel lugar le pone por nombre El-Bet-el. Como ya hemos visto, el nombre Bet-el significa «casa de Dios», pero El-Bet-el quiere decir «el Dios de la casa de Dios». La diferencia entre estos dos conceptos es como la diferencia entre conocer la Palabra de Dios y conocer al Dios de la Palabra. Tenemos que leer las páginas de la primera para llegar a familiarizarnos con la persona de la segunda (Gén 35:7).

J. El santo afligido (Gén 35:8-29).

1. Jacob, pierde en rápida sucesión, tres seres queridos.

a. Déborci, el ama de Rebeca su madre (Gén 35:8). Esta mujer que aparece aquí mencionada por primera vez, fue aparentemente a vivir con Jacob después de la muerte de Rebeca.

b. Su amada esposa Raquel muere dando a luz a su segundo hijo, duodécimo de Jacob, a quien ponen el nombre de Benjamín, que significa «hijo de la mano derecha» (Gén 35:16-20).

c. Su padre Isaac (Gén 35:27-29) muere a la edad de 180 años y es enterrado por Jacob y Esaú junto a Abraham en la cueva de Macpela en Hebrón.

2. Hay dos cosas importantes que se mencionan por primera vez en estos versículos:

a. La primera mención de una ofrenda de libación (Gén 35:14).

b. La primera referencia a Belén (Gén 35:19). Es aquí donde falleció Raquel dando a luz a Benjamín, el hijo de la mano derecha de Jacob. Muchos siglos después una joven virgen daría a luz en Belén a otro niño. Este otro Niño llegaría a ser conocido como el Hijo de la mano derecha de Dios.

IV. José (Gén 37:1-36, Gén 39:1-23Gén 50:1-26).

A. El hijo favorecido (cap. Gén 37:1-36).

1. Los sueños de José.

a. Los restantes capítulos de Génesis nos describen la vida de José, el segundo hijo más joven de Jacob, nacido de su amada Raquel. (Véase Gén 30:24.)

b. José había acarreado sobre sí la ira de sus otros diez medio hermanos. Tres factores habían contribuido a esa triste situación.

(1) Porque había informado a sus padres de algunas de las cosas malas que ellos hacían (Gén 37:2).

(2) Porque había llegado a ser el hijo preferido de Jacob. Para mostrarle este afecto especial le hizo una túnica de diversos colores (Gén 37:3).

(3) A causa de los sueños extraños de José.

(a) En uno de sus sueños vio que todos ellos estaban en el campo atando manojos, cuando repentinamente su manojo permaneció derecho mientras que los de los demás se reunían a su alrededor y se inclinaban ante el suyo.

(b) Durante su segundo sueño vio que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban delante de él (Gén 37:9).

c. José fue enviado desde su casa en Hebrón hasta Siquem para saber acerca de sus hermanos y de las ovejas que pastaban allí. Finalmente los encuentra en Dotán, a unas 15 millas (unos 25 km) de Siquem y a unas 65 millas (unos 97 km) de Hebrón.

2. La falsedad de sus hermanos.

a. Sus diez hermanos le vieron de lejos y decidieron matarle (Gén 37:18).

b. Rubén, el primogénito de Jacob (Gén 29:32) parece, sin embargo, que lo pensó dos veces, porque sugirió que simplemente le echaran en una cisterna vacía y le dejaran morir. Lo que Rubén planeaba secretamente era devolverlo vivo a su padre (Gén 37:21-22).

c. Le despojan de la túnica y le echan en la cisterna (Gén 37:24).

d. Ignorando su clamor por piedad (Gén 42:21), sus crueles hermanos se sientan a comer. De pronto ven venir a una caravana de ismaelitas y madianitas que iba camino de Egipto. Los nueve hermanos tomaron la apresurada e insensible decisión de venderlo como esclavo (Gén 37:25-27).

Parece que Rubén no se hallaba presente en ese momento. Judá es el líder de este vergonzoso trato.

e. José es vendido por veinte piezas de plata (el precio comente de un esclavo) y es llevado a Egipto (Gén 37:28). Cuando Rubén vuelve, llora a causa de la acción de sus hermanos (Gén 37:29).

3. La desesperación de su padre.

a. Para encubrir su horrible crimen, toman la túnica de José y la manchan con la sangre de un cabrito. Le hicieron creer a su padre Jacob que su amado hijo había sido devorado por una bestia salvaje (Gén 37:31-35).

b. José es vendido a Potifar, capitán de la guardia de Faraón (Gén 37:36). Vemos claramente funcionando en este capítulo la inmutable ley de la retribución que corre tan reciamente a lo largo de la Biblia (véase Gál 6:7). Jacob engañó una vez a su padre usando la piel de un cabrito (Gén 27:16), y ahora él es engañado de una mañera similar. Otros ejemplos que podemos citar, son:

(1) Faraón, que ordenó la destrucción de Israel mediante las aguas del mar Rojo, fue él mismo ahogado allí. (Cp. Éxo 14:5 con Éxo 14:28.)

(2) Coré, que causó una división en la congregación de Israel, fue tragado por una división de la tierra. (Cp. Núm 16:1-3 con Núm 16:31-32.)

(3) Amán, que ordenó edificar una horca para ejecutar a un piadoso judío, más tarde fue él ejecutado en la misma horca. (Cp. Est 5:14 con Est 7:10.)

B. El mayordomo fiel (cap. Gén 39:1-23).

1. Su servicio.

a. José fue vendido como esclavo a Potifar, capitán de la guardia en el palacio de Faraón (Gén 38:30; Gén 39:1).

b. Por la bendición de Dios, pronto le confiaron a José la administración de la casa de Potifar (Gén 39:2-6).

2. Su autodominio.

a. José es tentado por la mujer de Potifar a cometer actos de inmoralidad, pero él rechaza sus continuos requerimientos (Gén 39:7-10).

b. Por venganza, ella acusa a José de violación (Gén 39:11-18).

3. Sus sufrimientos.

José es echado en la cárcel (Gén 39:9-20).

C. El siervo olvidado (cap. Gén 40:1-23).

1. El carcelero, a semejanza de Potifar. Descubrió pronto las cualidades positivas del carácter de José y le confió la administración de la prisión (Gén 39:21-23).

2. Por alguna razón, Faraón se enojó con su copero y panadero y los envió a la cárcel donde estaba José (Gén 40:1-4).

3. Mientras se encontraban en la cárcel, estos dos hombres tuvieron sueños enigmáticos. Dios le dio a José la habilidad de interpretarlos correctamente (Gén 40:5-19).

a. Los detalles del sueño del copero. Había visto una vid con tres sarmientos que florecían y maduraban, llenos de racimos de uvas. En su sueño el copero vio que tenía la copa de Faraón en su mano y exprimía las uvas en la copa y se la servía personalmente a Faraón (Gén 40:9-11).

b. El significado del sueño del copero. Los tres sarmientos significaban que en tres días Faraón lo sacaría de la cárcel y lo restituiría a su puesto de confianza. José aprovechó para rogarle al copero que mencionara su caso a Faraón a fin de remediar la injusticia que sufría (Gén 40:12-15).

c. Los detalles del sueño del panadero. El vio tres canastillos blancos sobre su cabeza, el canastillo más alto estaba lleno de manjares de pastelería para Faraón. Repentinamente aparecieron las aves del cielo y se comían los alimentos (Gén 40:16-17).

d. El significado del sueño del panadero. Significaba que Faraón le cortaría la cabeza en tres días, le colgaría después sobre un poste y las aves del cielo comerían su carne (Gén 40:18-19).

4. Tres días más tarde, en el día de su cumpleaños, Faraón resolvió el asunto del copero y el panadero exactamente como José había predicho. Pero el copero se olvidó por completo de José (Gén 40:20-23).

D. El afamado hombre de estado (cap. Gén 41:1-57Gén 44:1-34).

1. La revelación de José.

a. Dos años después Faraón tuvo una noche dos sueños misteriosos.

(1) El contenido del primer sueño. Estaba él junto al río Nilo cuando vio aparecer siete vacas hermosas y muy gordas, que pacían tranquilamente en el prado. Entonces aparecieron otras siete vacas de feo aspecto y muy delgadas que devoraron a las siete hermosas y gordas (Gén 41:1-4).

(2) El contenido del segundo sueño.

Soñó que veía siete espigas llenas y hermosas que crecían de una sola caña. Después de ellas salieron otras siete espigas menudas y abatidas por el viento solano. Seguidamente las siete espigas menudas devoraron a las espigas gruesas y llenas (Gén 41:5-7).

b. A la mañana siguiente Faraón consultó con sus sabios y magos acerca del significado de estos sueños, pero ellos no fueron capaces de interpretárselos (Gén 41:8).

c. El copero se acordó de pronto del gran talento de José y le refirió al Faraón lo que había sucedido en la prisión dos años atrás (Gén 41:9-13).

d. Sacaron a José de la cárcel, lo lavaron, afeitaron y vistieron, y lo llevaron a la presencia del rey. Después de escuchar el contenido de los sueños, los interpretó inmediatamente, dando la gloria a Dios. Según José, ambos sueños significaban lo mismo (Gén 41:14-25).

(1) Las siete vacas gordas y las siete espigas llenas significaban que en los años siguientes se disfrutarían de siete años de abundancia y prosperidad (Gén 41:26).

(2) Las siete vacas delgadas y las siete espigas menudas significaban que después de los años de abundancia vendrían otros siete años de escasez y hambre (Gén 41:27).

e. José entonces aconseja a Faraón que nombre a un administrador prudente y sabio para supervisar el programa agrícola nacional, y que divida a Egipto en cinco distritos. Los oficiales subalternos a cargo de estos distritos se encargarían de recoger el exceso de las cosechas durante los años de abundancia para guardarlos bajo el control de Faraón para años de escasez (Gén 41:33-36).

2. El ascenso de José (Gén 41:37-57).

a. Faraón en ese mismo instante nombra a José para ese importante cargo. Y, seguidamente:

(1) Puso en el dedo de José su propio anillo de sellar documentos.

(2) Le hizo vestir de ropas finas de lino.

(3) Mandó que le pusieran un collar de oro en su cuello.

(4) Le dio su segundo carro como señal de que era el segundo en el reino.

(5) Decretó que todos se inclinaran ante él.

(6) Le cambió el nombre a Zafnat-panea, que significa «el que provee el sustento de la tierra».

(7) Le dio como esposa a Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On. De esta manera José entra a ser parte de una de las familias más importantes de Egipto, siendo su suegro uno de los sacerdotes y políticos influyentes de aquel tiempo.

b. José tiene ahora treinta años de edad (Gén 41:46). En un solo día ha sido elevado de la cárcel al palacio; pero le tomó a Dios trece años llevarle a este lugar de servicio, pues tenía diecisiete cuando llegó a Egipto. (Véase Sal 105:17-21.)

c. Su esposa Asenat le dio dos hijos varones.

Al primero le puso por nombre Manasés («el que hace olvidar»), y el segundo Efraín, que significa «fructífero» (Gén 41:50-52).

d. Como José había predicho, a los siete años de abundancia les siguieron otros siete de escasez y hambre, causando que gente de muchas tierras fueran a Egipto buscando alimento (Gén 41:53-57).

3. La consternación de los hermanos de José (Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34).

a. Jacob envía desde Hebrón a sus diez hijos mayores a Egipto para comprar alimentos (Gén 42:1-5).

b. Llegan a Egipto y se inclinan con el rostro a tierra ante José, pero no le reconocen. Así se cumple su sueño de hacía veinte años (Gén 42:6).

c. José no les dice quién es él al principio, sino que los acusa de ser espías. Los atemorizados hermanos tratan de convencerle de que no lo son (Gén 42:7-13).

d. Los mete en la cárcel por tres días y luego los deja marchar, pero les demanda que cuando vuelvan traigan a su hermano menor; para obligarles a cumplirlo retiene a Simeón como rehén hasta que vuelvan con Benjamín (Gén 42:14-20).

e. Los asustados hermanos reconocen entre sí que sus dificultades presentes se deben sin duda al terrible pecado que cometieron veinte años atrás, sin darse cuenta que José entiende cada una de sus palabras (Gén 42:21-23).

f. Después de apartarse de ellos para llorar, José ordena a sus sirvientes que llenen con grano los sacos de sus hermanos y que les devuelvan el dinero poniéndolo dentro de los sacos. Los nueve emprenden entonces el regreso a casa (Gén 42:24-26).

g. En el camino a casa uno de ellos descubre en la boca de su costal el dinero del pago del grano, y cuando llegan todos a Hebrón cada uno encuentra el dinero en su costal y se llenan de temor por Simeón. A pesar de sus ruegos insistentes Jacob se niega a permitir que Benjamín vaya con ellos en el siguiente viaje a Egipto (Gén 42:27-38).

h. El hambre se intensifica en Hebrón y Jacob se ve forzado a permitir que Benjamín vaya a Egipto con sus hermanos para adquirir alimentos otra vez. Judá intenta garantizar la seguridad de su hermano menor (Gén 43:1-14).

i. Se presentan de nuevo ante José, él ordena que los lleven a su palacio para una fiesta. Los hermanos intentan convencer al mayordomo de José que ellos no habían robado el dinero del pago de los alimentos en el anterior viaje. Simeón es liberado y se une al grupo. Por primera vez en veinte años los doce hermanos están de nuevo juntos, pero sólo uno es consciente de ello (Gén 43:15-25).

j. Los hermanos fueron acomodados y servidos en mesa aparte de la de José. Para su sorpresa los sienta según su edad y da a Benjamín una porción de comida cinco veces mayor que la de los demás (Gén 43:26-34).

k. Antes de que volvieran a la mañana siguiente, José instruye a su mayordomo en privado para que llene sus sacos de trigo y vuelva a poner el dinero en la boca de cada costal, además de poner su copa personal de plata en el saco de Benjamín (Gén 44:1-2).

l. Apenas han salido los hermanos de la ciudad cuando son arrestados por orden de José, bajo acusación de haber robado su copa de plata (Gén 44:4-6).

m. Niegan con prontitud la acusación y aceptan servir como esclavos si alguna cosa robada encuentran en su equipaje. En el registro que les hacen se descubre rápidamente la copa de plata en el costal de Benjamín (Gén 44:7-12).

n. Cuando comparen por tercera vez ante José, Judá se adelanta y le ruega que acepte su vida en lugar de la de Benjamín. Con lágrimas le recuerda que su anciano padre moriría si alguna cosa mala le sucediera a Benjamín (Gén 44:13-34).

E. El santo que perdona (caps. Gén 45:1-28Gén 48:1-22).

1. José y sus hermanos.

a. José ya no puede contenerse más y revela su identidad a sus hermanos (Gén 45:1-3).

b. Después del emotivo encuentro, José les informa que los dos años de sequía que han experimentado van a continuar durante otros cinco más, y les insta a que traigan a Jacob en el siguiente viaje y que todos ellos hagan planes para vivir en Egipto (Gén 45:4-15).

c. José asegura a sus hermanos, que están todavía aturdidos por la sorpresa, que no les guarda rencor, sino que Dios usó el mal que ellos hicieron para garantizar que Israel llegara a ser una gran nación (Gén 45:5-8).

d. Faraón se regocija con José por la restauración de relaciones con sus hermanos e invita a todo el clan a que se vayan a vivir a Egipto (Gén 45:16-20).

2. José y su padre.

a. A Jacob, el ya anciano patriarca, le resulta difícil al principio entender las emocionantes noticias relacionadas con su hijo José, pero al fin las cree y se prepara para viajar a Egipto (Gén 45:26-28).

b. En el camino a Beerseba, Dios le reconfirma a Jacob que todavía le bendecirá, incluso en Egipto. Le es anunciado que morirá allá, pero que un día Dios llevaría a sus descendientes de nuevo a Palestina (Gén 46:1-4).

Nota: Ha habido algo de controversia acerca de si el viaje de Jacob a Egipto fue la perfecta voluntad de Dios o su voluntad permisiva. Un beneficio de todo esto, sin embargo, es el hecho de que en Egipto los descendientes de Jacob se vieron forzados a permanecer como un pueblo separado y distintivo porque eran pastores, y los pastores eran una abominación para los egipcios (Gén 43:32; Gén 46:34). Allí no había posibilidades de casamientos con mujeres egipcias, cosa que sí aparentemente había ocurrido en Canaán, pues Simeón se había unido con una mujer cananea (Gén 46:10).

c. Jacob entra en Egipto con toda su familia.

Encontramos en la Biblia tres diferentes números relacionados con este grupo.

(1) Sesenta y seis (Gén 46:26). Este era el número de aquellos que marcharon a Egipto, los descendientes propios de Jacob, sin contar las esposas de los hijos.

(2) Setenta (Gén 46:27). Este era el número resultante después de añadir a Jacob mismo, a José y a sus dos hijos, Efraín y Manasés.

(3) Setenta y cinco (Hch 7:14). Aquí Esteban se refiere a su «parentela», una referencia probable a las cinco esposas sobrevivientes de los hijos de Jacob.

d. Jacob y José se encuentran en Gosén por primera vez después de 22 años. El hijo tiene ahora 39 años y el padre 130 (Gén 46:28-30).

e. Jacob es presentado a Faraón por José y le es permitido elegir la tierra en la que quiere vivir (Gén 47:1-12).

f. Como la sequía y el hambre continúan, Faraón se hace cada vez más rico, y el sabio plan de administración de alimentos de José salva a un sinnúmero de personas de morir de hambre (Gén 47:13-26).

g. El pueblo de Israel se multiplica rápidamente en Gosén, a pesar del hambre que reinaba en otras partes (Gén 47:27).

h. A la edad de 147 años, Jacob se da cuenta de que su fin está cerca y llama a su amado hijo José y a sus nietos favoritos, Efraín y Manasés (Gén 48:1).

i. José promete a su padre que no será enterrado en Egipto (Gén 47:29-31).

3. José y sus hijos.

a. Los dos hijos de José permanecen parados delante de su abuelo esperando ser bendecidos. El anciano Jacob los adopta como sus propios hijos y les asegura que tendrán igual herencia que los demás (Gén 48:3-9).

b. Jacob pone su mano derecha sobre la cabeza de Efraín y su mano izquierda sobre la de Manasés. Esto no le agrada a José y trata de cambiar las manos de su padre, indicando al mismo tiempo que Manasés es el mayor y, por consiguiente, debe poner su mano derecha sobre su cabeza (Gén 48:10-18).

c. Jacob, sin embargo, rehúsa cambiar sus manos prediciendo que la tribu de Efraín llegaría a ser más importante que la de Manasés (Gén 48:19-22).

F. El árbol fructífero que da sombra (caps. Gén 49:1-33; Gén 50:1-26).

1. José recibe la bendición de su padre (Gén 49:1-33). (Véase también Heb 11:21.) Jacob reúne a sus doce hijos alrededor de su lecho de muerte poco antes de fallecer para declararles «lo que ha de acontecer en los días venideros (“últimos días”, dice exactamente la versión inglesa del rey Jaime que el autor usa)» (Gén 49:1). La New Scofield Bible tiene la siguiente nota sobre este versículo: «Esta es la primera vez que aparece la expresión “los últimos días”, que es un concepto muy importante en la profecía bíblica. En general, se refiere a aquel periodo último en la historia de un grupo en particular de gente o naciones cuando el propósito anunciado de Dios está para cumplirse» (p. 68). Jacob pronuncia entonces las siguientes profecías:

a. Sobre Rubén (Gén 49:3-4).

(1) Él era indomable como las olas salvajes del mar. Como el primogénito que era le correspondía mayor honor y una doble porción de la herencia (Deu 21:17), pero su padre no le reconoce sus derechos a causa de su inmoralidad con Bilha, la concubina de Jacob (Gén 35:22).

(2) Los rubenitas más tarde se establecerían al este del Jordán (junto con la tribu de Gad y media tribu de Manasés). (Véase Jos 1:12-16.)

(3) Sin pretenderlo casi provocaron una guerra civil al edificar un altar en la ribera oeste del Jordán (Jos 22:10).

(4) Más tarde rehusaron ayudar al ejército de Israel, dirigido por Barac y Débora, en su lucha contra un pagano llamado Sisara y sus 900 carros herrados. (Véanse Jue 4:1-3; Jue 5:15-16.)

b. Sobre Simeón y Leví (Gén 49:5-7).

(1) Estos fueron hombres de violencia e injusticia. Mataron a los habitantes de Siquem mediante engaño (Gén 34:25). Jacob también ignoró a estos dos.

(2) Sus descendientes estarían esparcidos en todo Israel. Esto quería decir que no se les daría una tierra propia como a las demás tribus. Los hijos de Leví moraron en varias ciudades esparcidas en Palestina, y los descendientes de Simeón tuvieron que compartir aquella porción de tierra que le fue dada a Judá. (Véanse Núm 18:24; Jos 19:1-9.)

c. Sobre Judá (Gén 49:8-12).

(1) Los demás hermanos alabarían a Judá y se inclinarían ante él.

(2) Judá destruiría a sus enemigos, y lo dejarían tranquilo, como a un león joven.

(3) El cetro no le sería quitado a Judá hasta que Siloh (Cristo) viniera. (Véanse Núm 24:17; Apo 5:5.) Con el ungimiento de David (1Cr 28:4; 1Cr 5:2; 2Sa 7:13), esto fue asegurado.

d. Sobre Zabulón (Gén 49:13).

(1) Habitaría junto al mar.

(2) Su frontera llegaría hasta Sidón.

e. Sobre Isacar (Gén 49:14-15).

(1) Sería como una fuerte bestia de carga.

(2) Cambiaría la libertad por la seguridad.

f. Sobre Dan (Gén 49:16-18).

(1) Dan llegaría a ser como una serpiente en el camino que muerde los talones de los caballos, causando que caigan los jinetes. Una vieja tradición dice que el anticristo vendrá de esta tribu.

(2) Sansón era de Dan (Jue 13:2; Jue 13:24).

g. Sobre Gad (Gén 49:19).

Gad sería lo opuesto de Isacar y lucharía frecuentemente con bravura por la libertad. (Véanse 1Cr 5:18; 1Cr 12:8-15.)

h. Sobre Aser (Gén 49:20). «El pan de Aser será substancioso, y él dará deleites al rey.» Ana era de la tribu de Aser (Luc 2:36).

i. Sobre Neftalí (Gén 49:21). Sería conocido por su agilidad y ligereza (como un ciervo) y por su elocuencia con las palabras.

j. Sobre José (Gén 49:22-26).

(1) Sería como un árbol fructífero junto a una fuente de agua cuyas ramas dan sombra al muro.

(2) Sería gravemente herido por arqueros depravados, pero sus armas serían destruidas por las manos del Fuerte de Jacob, el Pastor, la Roca de Israel.

(3) Jacob predice y pronuncia sobre José las más ricas bendiciones divinas entre los doce, con excepción de Judá.

k. Sobre Benjamín (Gén 49:27).

(1) Sería como un lobo al acecho.

(2) Devoraría a sus enemigos en la mañana y repartiría los despojos en la tarde. Para ejemplo de esto vea Jue 20:1-48.

(3) Tanto el Saúl del Antiguo Testamento (1Sa 9:1-2) como el Saúl del Nuevo Testamento (Flp 3:5) fueron de esta tribu.

2. José retorna el cuerpo de su padre (Gén 50:1-26).

a. Jacob muere a la edad de 147 años (Gén 47:28; Gén 49:33).

b. Su cuerpo es embalsamado en Egipto durante un tiempo de preparación de cuarenta días (Gén 50:2-3).

c. Los egipcios hicieron luto por él durante setenta días (Gén 50:3).

d. Es llevado por sus hijos a Palestina y en- terrado junto a sus padres (Abraham e Isaac) en la cueva de Macpela (Gén 50:13).

e. José asegura a sus preocupados hermanos que las condiciones favorables de que disfrutan continuarían exactamente igual después del funeral (Gén 50:15-21). Amable- mente les recuerda: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo» (Gén 50:20).

f. José muere a la edad de 110 años (Gén 50:26).

G. La prefiguración del Salvador.

José es el tipo más completo que tenemos de Cristo en toda la Biblia. Notemos las sorprendentes semejanzas que se dan entre los dos:

1. Ambos fueron amados por sus padres (Gén 37:3; Mat 3:17).

2. Ambos se consideraron a sí mismos pastores (Gén 37:2; Jua 10:11-14).

3. Ambos fueron enviados a sus hermanos por sus padres (Gén 37:13-14; Luc 20:13; Jua 3:17; Heb 10:7).

4. Ambos fueron odiados por sus hermanos sin razón (Gén 37:4-5; Gén 37:8; Jua 1:11; Jua 7:5; Jua 15:25).

5. En ambos casos los hermanos tramaron contra ellos (Gén 37:20; Jua 11:53).

6. Los dos fueron severamente tentados (Gén 39:7; Mat 4:1).

7. Los dos fueron llevados a Egipto (Gén 37:36; Mat 2:14-15).

8. Ambos fueron despojados de sus túnicas (Gén 37:23; Jua 19:23-24).

9. Ambos fueron vendidos por el precio de un esclavo (Gén 37:28; Mat 26:15).

10. Los dos fueron detenidos como reos (Gén 39:20; Mat 27:2).

11. Ambos permanecieron en silencio y no se defendieron (Gén 39:20; Isa 53:7).

12. Ambos fueron falsamente acusados (Gén 39:16-18; Mat 26:59-60).

13. Ambos experimentaron la presencia de Dios en medio de toda circunstancia (Gén 39:2; Gén 39:21; Gén 39:23; Jua 16:32).

14. Los dos fueron respetados por sus carceleros (Gén 39:21; Luc 23:47).

15. Ambos fueron retenidos entre dos prisioneros, uno de los cuales después se perdió, pero el otro se salvó (Gén 40:2-3; Gén 40:21-22; Luc 23:32; Luc 23:39-43).

16. Los dos tenían alrededor de treinta años cuan- do empezaron su ministerio (Gén 41:46; Luc 3:23).

17. Los dos fueron muy exaltados después de sus sufrimientos (Gén 41:41; Flp 2:9-11).

18. Los dos tomaron para sí esposas gentiles (Gén 41:45; Efe 3:1-12).

19. Los dos estuvieron perdidos para sus hermanos por un tiempo (Gén 42:7-8; Rom 10:1-3; Rom 11:7-8).

20. Ambos perdonaron y restauraron a sus arrepentidos hermanos (Gén 45:1-15; Miq 7:18-19; Zac 12:10-12; Apo 1:7).

21. Ambos fueron visitados y honrados por todas las naciones de la tierra (Gén 41:57; Isa 2:2-3; Isa 49:6).

Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz

INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO

1. Naturaleza del Antiguo Testamento

En la tradición teológica cristiana, el término “testamento”, aplicado a la Biblia hebrea, hace referencia, en líneas generales, a la “alianza”, es decir, al pacto que estableció Dios, el Señor, con su pueblo, Israel. La alianza, como sello que garantizaba la condición de personas libres a quienes habían sido liberados de Egipto, constituye la columna vertebral de la Biblia hebrea. La tradición judía, sin embargo, denomina al Antiguo Testamento (AT) “Tanak”, término acuñado con las siglas T (Tora o Ley), N (Nebiim o Profetas) y K (Ketubim o Escritos), que engloban de forma tripartita la tradición literaria canónica israelita.

¿Por qué “antiguo”? Este adjetivo hace naturalmente relación, por antonimia, al término “nuevo”, aplicado al “testamento” o alianza instaurada por la persona, los hechos y los dichos de Jesús. Para los cristianos, la vida y el mensaje de Jesús de Nazaret, que forman una parte sustancial, imprescindible y eminente de su Biblia, constituyen el cumplimiento de las antiguas promesas recogidas en la Biblia hebrea.

El término “Biblia” es un plural griego que significa simplemente “libros”, sin ninguna connotación religiosa. En el ámbito cristiano, el número de libros que integran el AT varía según las distintas confesiones. La tradición protestante hizo suyo en líneas generales el canon judío, de modo que consideró canónicos los libros que integran la Tora o Pentateuco, los llamados Nebiim o Profetas (tanto los “anteriores”: Josué, Jueces, Samuel y Reyes, como los “postenores”: Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce menores) y los Ketubim o Escritos: Salmos, Proverbios, Rut, Cantar de los Cantares, Job, Eclesiastés, Lamentaciones, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías y Crónicas. La tradición católica (que recibió la aprobación definitiva en el Concilio de Trento) integró también en el canon o lista de libros sagrados los libros de Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, Carta de Jeremias, y 1-2 Macabeos y las secciones griegas de Ester y Daniel, libros estos que los católicos llaman “deuterocanónicos”, es decir, incorporados a la lista de libros sagrados en un segundo momento, como fruto de una ampliación del canon judío. Las iglesias protestantes suelen denominar a estos libros “apócrifos” y de ellos nos ocupamos más ampliamente en la Introducción especial que esta edición de la Biblia les dedica en el correspondiente lugar.

El hecho de que el AT se componga de varios libros no quiere decir que se trate de una mera recopilación de tradiciones literarias judías, reunidas sin orden ni concierto. En líneas generales, el AT pretende diseñar, a partir de los libros que lo componen, especialmente de la narrativa, una historia salvifica. Los llamados profetas escritores (o también posteriores según la nomenclatura judía) serán los intérpretes autorizados de los altibajos experimentados por dicha historia. Sin embargo, el AT contiene bloques literarios que nada o muy poco tienen que ver con esa historia: códigos legales, plegarias de carácter genérico orientadas a la piedad particular, lírica amorosa y, sobre todo, obras de vocación educativa y. talante humanista, como la llamada “literatura sapiencial”: Job, Proverbios, Eclesiastés (y los deuterocanónicos Eclesiástico y Sabiduría).

Por lo demás, aquí podemos aplicar el dicho de que “no están todos (los libros) que fueron”. En efecto, se sabe que la tradición literaria judía conocía otras obras que desaparecieron con el paso del tiempo. En la propia Biblia son citados, por ejemplo, el Libro del Justo (Jos 10:13), el Libro de las guerras de Yahvé (Núm 21:14), los Anales de los reyes de Israel (2Re 13:8) y los Anales de los reyes de Judá (2Re 12:19). Y no hay que olvidar que la labor de determinar la naturaleza inspirada o canónica de una parte importante de su tradición literaria, llevada a cabo por las autoridades religiosas judías, implicó indirectamente, al propio tiempo, una labor de censura relativa a ciertos libros, de los que no tenemos noticias. Sabemos, en concreto, que los rabinos discutieron acaloradamente sobre el carácter santo o inspirado de algunos libros, entre ellos Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares, que finalmente recibieron el nihil obstat rabínico.

¿Cuándo tuvo lugar el establecimiento del canon judío? Actualmente ha caído en entredicho la tesis defendida en décadas pasadas de que la determinación de la santidad de los libros que integraron el canon judío tuvo lugar a finales del primer siglo de nuestra era en el llamado “Sínodo de Yarnnia (o Yabne)”, Hoy se considera más probable que tal decisión se tomó lentamente, a lo largo del tiempo, y que habría que pensar, como término ad quem, en los últimos años del siglo II o comienzos del III d. C. De todos modos, es probable que el Pentateuco gozara ya de predicamento, como obra inspirada, en el siglo V a. C., en la época de Esdras.

Es seguro que los judíos manejaron algunos criterios sancionadores en relación con la inspiración de su tradición literaria religiosa. En primer lugar, es probable que se resistieran a aceptar en el canon los libros que, aunque piadosos y valorados por su contenido, sólo se habían conservado en griego. Así, quedaban excluidos libros tan notables como Tobías, Judit, Baruc, Macabeos y Sabiduría (¡a pesar de la pseudoautoría salomónica de este último!). Otro criterio excluyente sería el de la autoría “laica”. Un ejemplo de este último criterio lo constituye el libro del Eclesiástico, que, a pesar de haber sido escrito originalmente en hebreo, lleva la firma de su autor: Jesús Ben Sira. Pero el criterio básico sería, sin duda, de carácter teológico: debían aceptarse como inspiradas las obras que pusieran de relieve la identidad de Israel como pueblo elegido por Yahvé.

Sabido es que, salvo algunos reducidos fragmentos en arameo (Dan 2:4 b — Dan 7:28; Esd 4:8-24; Esd 5:1-17; Esd 6:1-18; Esd 7:12-26 y alguna que otra frase suelta), todos los libros que integran el canon judío fueron escritos en hebreo. Sin embargo, la dispersión del pueblo judío por todas las regiones del Oriente Próximo y de la cuenca mediterránea, le pusieron en contacto con distintas lenguas, que acabaron por desplazar en buena parte al hebreo. Este hecho llevó aneja una ingente labor de traducción de la Biblia hebrea. En primer lugar, teniendo en cuenta que, a finales del período del AT, la lengua hebrea había cedido terreno a favor del arameo, los hebreos se vieron obligados a traducir al arameo sus libros sagrados. Así nacieron los Targumim o Targumes, versiones arameas parafraseadas de los libros sagrados hebreos. Pero la traducción más importante en lengua no semita fue la griega, conocida como la Biblia de los Setenta (o LXX). Se sabe que, a comienzos del siglo III a. C. se llevó a cabo la traducción del Pentateuco. El resto de libros fue traducido entre esta fecha y mediados del siglo II d. C. Su importancia es decisiva para la crítica textual y literaria del AT, toda vez que algunos libros son de dimensiones mayores o menores que las correspondientes obras conservadas en el texto hebreo conocido como “texto masorético” (TM). Posteriormente se llevaron a cabo otras traducciones o recensiones griegas, posiblemente para subsanar supuestas lagunas o defectos de los Setenta. Así surgieron, en plena era cristiana, las de Áquila, Símmaco y Teodoción. Las principales traducciones al latín son la Vetus Latina y la Vulgata, realizada esta última por Jerónimo, el traductor de la Vulgata, sobre los textos originales hebreos. Cabe mencionar también la versión siriaca, conocida como Peshita.

Una última cuestión afecta al modo de transmisión de los textos bíblicos. El texto de los libros del AT nos ha sido legado a través de obras manuscritas escritas sobre papiros o pergaminos, bien sea en forma de rollo o de códice. Los primeros se distinguen de los segundos en que están escritos por una sola cara, y el texto dispuesto en columnas, mientras que los códices están escritos por ambas caras y son posteriores a los rollos. En la actualidad contamos con casi 200 rollos, datables entre el 250 a. C. y el 130 d. C., y encontrados en distintos puntos del desierto de Judá, especialmente en Masada y Qumrán. Entre los códices más importantes se hallan los siguientes: el denominado Códice de El Cairo, que contiene los profetas anteriores y posteriores y fue copiado en el año 895 d. C.; el códice de Alepo, escrito en torno al 950 d. C., al que le falta el Pentateuco y partes de otros libros menores; el códice de Leningrado, escrito en torno al año 1000 d. C., que contiene todo el AT. Los códices griegos más importantes son el Vaticano y el Sinaítico, del siglo IV; el Alejandrino, del siglo V; y el Marchalianus, del VI.

2. Preguntas que suscita el Antiguo Testamento

A pesar de su carácter de obra inspirada, el AT plantea graves cuestiones y suscita dudas relativas a la historicidad de sus relatos. Sin embargo, no hay que confundir inspiración divina con fidelidad histórica puntual, porque el AT no es, ni pretende ser, una crónica histórica, sino una apasionada visión de los avatares de un pueblo, vividos desde la fe y movidos por ella. Los libros que integran la Biblia no transmiten un cuerpo de verdades teológicas, definidas en el plano discursivo, sino que narran la fe israelita. Se trata de una teología narrativa. Cuando el israelita quería hablar de la naturaleza de Yahvé o de las verdades que encerraba su creencia en él, contaba una historia o un relato edificante, independientemente de la fría demostrabilidad histórica de los personajes o de los hechos que la componían. Se trataba de una pedagogía literaria que tenía como objetivo poner de manifiesto la confianza en Yahvé y en su actividad a favor de su pueblo elegido. Desde esta perspectiva, el AT suscita serias preguntas al lector moderno, sobre todo en el plano histórico y en el ámbito de la teología y la ética.

2.1. El Antiguo Testamento y la historia

El AT no pretende ser un libro de historia, aunque contiene abundantes relatos de género histórico. Pero, en este ámbito, no deberíamos confundir historia con historiografía (lo que los anglosajones definen como story y history respectivamente). Si prescindimos de Gén 1:1-31; Gén 2:1-25; Gén 3:1-24; Gén 4:1-26; Gén 5:1-32; Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29; Gén 10:1-32; Gén 11:1-32, que hunde sus raíces en una serie de relatos etiológicos, emparentados frecuentemente con las tradiciones mitológicas de Mesopotamia y Canaán, el resto del Pentateuco, así como las llamadas Historia Deuteronomista Josué, Jueces, y 1-2 Sm y 1-2 Re) e Historia Cronista (Esdras/Nehemías y 1-2 Crónicas) contienen, casi por completo, material de género histórico. Este material reúne distintos personajes y circunstancias: las primitivas figuras patriarcales de Génesis, los acontecimientos enmarcados en las tradiciones mosaicas, la penetración e instalación en la “tierra prometida”, el período de los jueces, el nacimiento de la monarquía, su desaparición en el siglo VI con la caída de Jerusalén; las peripecias de la restauración con Esdras y Nehemías. Del período helenístico estamos algo informados gracias a los relatos de los libros Deuterocanónicos 1-2 Macabeos.

A pesar de esta panorámica, hace siglos que, tanto expertos como gente no especializada, no han podido reprimir una serie de dudas. Para empezar, no hay forma de fechar las tradiciones patriarcales. Las opiniones recorren un arco de tiempo que va desde el siglo XVIII al XIV a. C. Incluso ha sido puesta en tela de juicio la existencia histórica de los propios patriarcas, debido a las numerosas inexactitudes, anacronismos y hasta posibles contradicciones del texto bíblico. Dando por supuesto que el éxodo o salida de Egipto ha de locafizarse en la segunda mitad del siglo XIII a. C., las voces de la crítica adelantan sus dudas sobre personajes y acontecimientos narrados sobre todo en los libros del Éxodo y Números. El período de los jueces refleja una sociedad desvertebrada y unos acontecimientos que tienen más sabor de leyenda que de crónica. Los especialistas admiten que sólo el período davídico puede ser datado ya con cierta probabilidad y que, por tanto, sólo a partir de aquí se podría intentar la elaboración de una “historia” de Israel. Aunque sólo dos reyes de Israel son mencionados en documentos extrabíblicos, actualmente nadie duda que la historia de los reinos de Israel y de Judá, hasta la desaparición de la monarquía, refleja una serie de acontecimientos que bien pueden ser calificados de estrictamente históricos. El período posterior al destierro de Babilonia, la llamada época de la restauración, vuelve a ofrecer una serie de datos de orden socio-político tan mezclados con intereses propiamente teológicos, que resulta imposible escribir una historia de ese período que no plantee más problemas de los que resuelve.

Pero hemos de insistir en que quien intente recurrir al AT como fuente estrictamente histórica está errando el camino. El AT es una “historia de fe”, un relato salvifico, donde los escritores pretenden explicar narrativamente las condiciones que deben sustentar el acto de fe. Por otra parte, la fe del AT tiene más de experiencia personal y colectiva que de datos de un aula de teología, apela más a la creatividad (también literaria) y a los aspectos emocionales que a la fría (y a veces inútil) constatación de acontecimientos. Es más educativo para la fe saber cómo la vivieron determinados personajes (existiesen o no) que una exposición teórica sobre la naturaleza y funciones del acto de fe.

Pero nunca podrá negarse categóricamente la relevancia histórica de gran parte de los acontecimientos narrados en el AT, sobre todo en los períodos monárquico, exílico y postexílico. Una cosa es no poder constatarlos con total precisión histórica, sobre todo por la falta de paralelos extrabíblicos, y otra muy distinta ponerlos sistemáticamente en tela de juicio e incluso negar (también sin pruebas) su existencia.

2.2. El Antiguo Testamento y la teología

Los creyentes hemos de tener en cuenta que la fuente básica del origen y de la vivencia de nuestra fe se halla en el Nuevo Testamento. Un cristiano tiene que beber en él fundamentalmente los principios teológicos y éticos que alienten su vida de creyente. El AT, a pesar de ser una obra inspirada y teñida de elementos revelatorios, no deja de ser un libro de origen hebreo, cristiano por adopción. Sin embargo, en él se prefiguran los elementos histórico-teológicos que con el paso del tiempo, y a impulsos del Espíritu de Dios, se manítestarán en la persona y la obra de Jesús de Nazaret, el Ungido de Dios.

Si esta relación entre ambos testamentos es “canónicamente” intrínseca, resulta normal que muchos creyentes se hayan formulado, a lo largo de los siglos, numerosas preguntas relativas a determinados aspectos de la teología y la ética del AT que pueden resultar extraños, extravagantes e incluso escandalosos. ¿Se puede hablar globalmente de una continuidad teológica entre el AT y el NT? ¿Representa el Yahvé del AT idéntica “configuración teológica” que el Dios Padre de Jesús? En caso negativo, ¿cómo puede hablarse de continuidad entre ambos testamentos? ¿Aprobaría Jesús los principios y la realización de la guerra santa tal como se practicaba en tiempos del AT? ¿Qué diría de la poligamia, practicada en Israel hasta muy cerca del período neotestamentario? ¿Daría Jesús el visto bueno a la teoría y la práctica de la Ley del Tallón, tal como estaba consagrada en el antiguo Israel? En caso negativo, ¿dónde buscar ese principio de continuidad ético-teológica? ¿O no existe? ¿Se trata de continuidad real o simplemente de mera contigüidad histórica y literaria? ¿Somos los cristianos herederos del pueblo de la antigua alianza, o quizá no tenemos que recurrir a un pasado remoto para definir nuestra propia identidad? Este arsenal de preguntas no es sólo legítimo, sino necesario para ahondar en nuestra fe y madurarla, quizá hasta extremos dolorosos.

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que la fe es un dato implicado en las vicisitudes de la historia y encarnado profundamente en ella, no un baúl de verdades inmutables e inalterables que podemos usar en cualquier época y circunstancia. Para empezar, el propio AT nos pone en la pista de lo que venimos diciendo. No se puede comparar el contenido de la fe de Abrahán o de cualquier otro de los patriarcas con las manifestaciones creyentes de David, Ezequías, Josías, Isaías, Jeremías o Nehemías. (Es importante tener en cuenta que no hablamos de fe, sino de contenidos de la fe). Ya en el seno del antiguo judaísmo, el contenido de la fe estaba dotado de un poderoso dinamismo, que se iba desarrollando, perfilando y madurando a tenor de las diversas circunstancias históricas vividas por el antiguo Israel. Los contenidos de la fe tienen un necesario componente histórico, hasta tal punto que se puede hablar de una historicidad de la fe.

Basta un dato para confirmar lo que venimos diciendo. ¿Qué decir del monoteísmo bíblico? Verdad es que, desde las primeras páginas de la Biblia, se quiere hacer ver al lector que ya Abrahán era un decidido adorador de Yahvé (Gén 12:1-20), es decir, de la divinidad nacional que más tarde llenaría las páginas del AT. Pero la propia Biblia se encarga de matizar tales afirmaciones. Los patriarcas practicaban al principio un culto primitivo de naturaleza familiar y tribal, no nacional, y adoraban al dios de algún antepasado del clan. Tal dios carecía de santuario y acompañaba a la tribu o el clan en sus desplazamientos. Se trataba de una divinidad familiar. Posteriormente nos encontramos con la figura de Yahvé, una divinidad de origen desconocido, convertido en Dios nacional y presente en el santuario de la capital. Este Yahvé, en un principio, no ostentó la categoría de Dios único, pues el propio salterio dice de él, en una expresión no metafórica, que es un Dios grande, un gran rey sobre todos los dioses (Sal 95:3; ver Sal 77:13). Y habrá que esperar al Segundo y Tercer Isaías (siglo VI a. C.) para poder hablar de monoteísmo en Israel. ¿Dónde queda el contenido de la fe de Abrahán?

Decir que los contenidos de la fe son históricos equivale a hablar de una pedagogía de la fe por parte de Dios, que se vale de la historia para ir manifestando su naturaleza en relación con su pueblo elegido y, en la plenitud de los tiempos, con la humanidad en general. Sólo así podremos ser capaces de descubrir los vínculos que unen, desde la perspectiva de la “paciencia” divina, el Antiguo y el Nuevo Testamento. Jesús de Nazaret es la nueva y definitiva planta nacida en un terreno cultivado durante siglos. En él descubrimos por fin los creyentes el rostro histórico de Dios. Por eso él es la plenitud de la revelación. Para un cristiano, teología y ética deberán tener en Jesús el punto de referencia obligatorio, más allá de las manifestaciones de fe vividas en el AT.

EL PENTATEUCO

INTRODUCCIÓN

1. Nombre y divisiones

Los cinco primeros libros del AT suelen designarse con el nombre de Pentateuco. Esta palabra, de origen griego, significa “cinco estuches”, y refleja la costumbre antigua de escribir los textos en rollos de papiro o de piel y guardarlos en estuches o vasijas. Por su parte, la tradición judía les da el nombre de Torá, término hebreo que se traduce habitualmente por “ley”, pero que en realidad tiene un significado más amplio. El vocablo “torá”, en efecto, deriva de una raíz hebrea que evoca las ideas de “dirigir”, “enseñar” e “instruir”. Por eso, no es inadecuado traducirlo, según los casos, por expresiones como “guía” o “instrucción”, sin excluir, por supuesto, el significado de “ley” (ver Deu 31:9). La tradición judía designa los cinco libros del Pentateuco por sus palabras iniciales. Así, al primero se le denomina Beresit (que significa “al principio”), al segundo Eleh Shemot (“estos son los nombres”), al tercero Wayiqrá (“y llamó”), al cuarto Bemidbar (“en el desierto”), y finalmente al quinto Eleh Hadebarim (“estas son las palabras”). La tradición greco-latina, en cambio, les ha dado un nombre que pone de relieve un acontecimiento o un tema predominante en cada uno de los libros. De ahí los nombres de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, cuyo significado se explica en las respectivas introducciones.

2. La historia y la Ley

Uno de los rasgos más característicos del Pentateuco es la alternancia de secciones, unas narrativas y otras que contienen instrucciones o leyes. Al principio prevalece el estilo narrativo, y sólo esporádicamente se intercalan prescripciones de carácter normativo (Gén 9:6; Gén 17:9-14; Éxo 12:1-20). Pero a partir de Éxo 20:1-26 predominan las secciones que establecen normas y disposiciones destinadas a poner de manifiesto lo que Dios quiere y espera de su pueblo. De esta manera, el Pentateuco traza un imponente cuadro histórico, que se extiende desde la creación del mundo hasta la muerte de Moisés (Gén 1:1Deu 34:12). Dentro de este marco se inscriben acontecimientos tan decisivos como la elección de los patriarcas, la salida de Egipto, la alianza del Sinaí y la marcha de los israelitas por el desierto hacia la tierra prometida. En esa trama histórica tiene lugar la promulgación de la Ley, destinada a instruir a Israel sobre la conducta que debía observar para ser realmente el pueblo de Dios.

3. La formación del Pentateuco

La autoría del Pentateuco es un tema que ha generado mucha polémica y sobre el que se ha escrito abundantemente. Sin intención de polemizar, intentaremos explicar, de modo muy breve, lo que la historia de la investigación ha ido diciendo.

Tradicionalmente se ha considerado a Moisés como autor de todo el Pentateuco. El lector atento no deja de percibir, sin embargo, tanto en las secciones narrativas como en los pasajes de carácter legal, algunos hechos significativos.

En primer lugar, el mismo texto bíblico atestigua que en la redacción del Pentateuco se utilizaron, a veces, fuentes más antiguas, como el Libro de las Guerras del Señor, citado en Núm 21:14.

En segundo lugar, numerosos indicios ponen de manifiesto la extraordinaria complejidad de una obra literaria tan extensa y rica en contenido. Por ejemplo, el texto del Decálogo se presenta en dos versiones ligeramente distintas (Éxo 20:1-17; Deu 5:6-21), y el catálogo de las grandes fiestas religiosas de

Israel aparece cuatro veces en distintos contextos (Éxo 23:14-19; Éxo 34:18-26; Lev 23:1-44; Deu 16:1-17). Algo semejante sucede con otras narraciones: así, por ejemplo, Agar, la sierva de Sara, es despedida dos veces (Gén 16:1-16; Gén 21:8-21); y tanto Abrahán (en dos ocasiones) como Isaac (en una), aparecen presentando a su esposa como si fuera una hermana para, de esa manera, poner a salvo su vida (Gén 12:10-20; Gén 20:1-18; Gén 26:1-35). En todos estos casos, no se trata de meras repeticiones, sino que cada pasaje, a pesar de coincidir en lo fundamental con su respectivo texto paralelo, posee un rasgo que lo individualiza y le confiere un sello particular (compárese, a modo de ejemplo, Éxo 20:8-11 con Deu 5:12-15).

Por otra parte, cualquier lector, que sea sensible a los matices de vocabulario y estilo, percibe en las distintas partes del Pentateuco (a veces en un mismo capítulo) considerables diferencias de forma y de contenido. Algunos relatos, en efecto, se caracterizan por su frescura y espontaneidad (ver Gén 18:1-15). Otros textos, sobre todo en Levítico, enuncian con extrema concisión las normas que era preciso observar en la práctica del culto israelita. En Deuteronomio, por el contrario, la Ley del Señor es proclamada en un tono cálido y reiterativo, y se pone constantemente de relieve que la obediencia a los mandamientos divinos debe ser la respuesta del israelita fiel a la solicitud y al amor de Dios.

Además, Génesis comienza con un doble relato de la creación. El primero (Gén 1:1-31; Gén 2:1-4 a) se refiere al Creador con el nombre de Elohim, que es la palabra hebrea más corriente para designar a Dios; en cambio, el segundo (Gén 2:4 b — Gén 3:24) utiliza la fórmula Yahvé Elohim, que en la presente versión de la Biblia ha sido traducida por la expresión Dios, el Señor. A partir de estos dos relatos, la alternancia de Elohim y Yahvé como nombres divinos se mantiene con bastante uniformidad, a pesar de que Yahvé no habría sido revelado a Moisés, como nombre propio de Dios, hasta los tiempos del éxodo (Éxo 3:14).

Basados en estos y otros indicios, los estudiosos modernos de la Biblia consideran, en su gran mayoría, que el Pentateuco es un texto complejo, resultado final de un proceso de compilación de numerosos textos que al principio eran independientes y que fueron redactados en épocas diferentes. Además, lleva la marca de numerosas revisiones.

Durante un siglo (entre 1875 y 1975 aproximadamente) ha estado vigente la hipótesis documentaría, llegando a adquirir carta de naturaleza en el mundo de la Biblia hasta convertirse casi en un axioma. La teoría documentaría presenta al Pentateuco como el resultado final de un proceso de formación en el que se han ido refundiendo e integrando cuatro documentos: Yahvista, Elohista, Deuteronomista y Sacerdotal. Sus siglas son J, E, D y P.

Pero últimamente también la teoría documentaría ha entrado en crisis. A partir de los años setenta se han venido publicando por parte de críticos prestigiosos una serie de estudios que ponen en tela de juicio o niegan muchos de sus postulados. En estas circunstancias nosotros nos vamos a limitar a señalar los hitos o momentos claves en la composición del Pentateuco sin entrar en precisiones concretas.

4. Contexto histórico de la formación del Pentateuco

Hacia el año 597 a. C. el ejército babilónico de Nabucodonosor invade Judá, provoca la rendición de Jerusalén, su capital, y son conducidos al cautiverio una parte selecta de sus habitantes, entre ellos al propio rey Jeconías. Diez años más tarde, en el 587 a. C., siendo rey Sedecías, de nuevo Jerusalén es conquistada y saqueada (esta vez de forma definitiva, incluyendo el incendio y destrucción del Templo), y un segundo grupo de israelitas, más numeroso que el primero, es llevado al exilio. Como consecuencia de esta última derrota, el Reino de Judá perdió su independencia y se convirtió en una simple provincia del imperio babilonio.

En el año 539 a. C., el persa Ciro derrota al imperio babilonio y da comienzo a un período de mayor libertad religiosa. Como atestigua el libro de Esdras, el poder del imperio persa favorece una política de retorno de los exiliados a Judá y de restauración del Templo de Jerusalén. Sin embargo, no debe considerarse este retorno como masivo e inmediato.

Por otro lado, no fue la totalidad, sino sólo una parte de la población del Reino de Judá, la que fue deportada a Babilonia, según se desprende de la leetura de 2Re 24:14-16; 2Re 25:11-12; Jer 52:28-30. Estos deportados forman la gola, expresión que encontramos en Jer 29:4; Jer 29:20 y Eze 3:11; Eze 3:15. Después del exilio, el término gola designa al grupo de los que, habiendo conocido el exilio, han regresado a Judá: Esd 1:11; Esd 4:1; Esd 6:21; Esd 8:35. Cuando retornan del destierro, los exiliados se encuentran enfrentados con el grupo de los que habían quedado en el país y con todos los extranjeros que vinieron a ocupar Judá, convertida en una provincia más del imperio babilónico.

Los relatos postexílicos designan con el expresión “pueblo de la tierra” o “gente del país” a los habitantes de Judá que encuentran los exiliados a su vuelta, y que se benefician de derechos políticos equivalentes a los suyos. Este “pueblo de la tierra” es percibido como una amenaza para la identidad religiosa del pueblo de Judá que ha conocido el exilio.

La cuestión de la identidad religiosa está en el centro de la reflexión teológica de Israel al retorno del exilio: ¿cómo restaurar un sentimiento de identidad en un país ocupado por extranjeros? ¿cómo imponer una legislación religiosa, estando el poder político en manos de los persas, y careciendo los responsables religiosos de autoridad coercitiva? ¿cómo proteger al pueblo de eventuales influencias extranjeras y, en particular, cómo tratar la inevitable cuestión de los matrimonios con extranjeros? El Pentateuco ofrece dos respuestas teológicas diferentes a esta pregunta por la identidad religiosa. Estas respuestas están en relación directa con la experiencia del exilio:

a) Para los grupos sacerdotales formados por sacerdotes, en otro tiempo exiliados, la identidad del pueblo se construye y se expresa en la celebración del culto del Templo de Jerusalén. Los sacerdotes tienen una función específica tanto en la santificación de la comunidad de Israel como en el mantenimiento de su identidad religiosa, que pasa por la necesidad de separación de los otros pueblos. Concretamente, la separación de los pueblos extranjeros lleva consigo la prohibición de matrimonios mixtos: este tema es desarrollado en el libro de Esd 9:1-15; Esd 10:1-44. Muchos indicios hacen pensar que existieron fuertes reticencias en la gola ante una política semejante.

b) Pero hay otros grupos, formados básicamente por laicos, que se inspiran en la tradición deuteronomista. Para ellos, el mantenimiento de la identidad religiosa del pueblo pasa igualmente por una separación de otros pueblos. Pero para estos grupos, la identidad del pueblo no reside exclusivamente en la esfera cultual. Se expresa en una historia común releída como historia de liberación, de salvación concedida por Dios y que exige como respuesta el compromiso del pueblo en la alianza, es decir, en la obediencia a las leyes, decretos y mandamientos divinos.

Es cierto que otros libros o textos postexílicos adoptan una postura bastante diferente a estas dos tradiciones mencionadas: así, el libro de Rut presenta de manera positiva el matrimonio mixto entre judaítas y extranjeros; y en esta misma línea habría que situar los libros de Jonás o el Segundo Isaías (Isa 40:1-31; Isa 41:1-29; Isa 42:1-25; Isa 43:1-28; Isa 44:1-28; Isa 45:1-25; Isa 46:1-13; Isa 47:1-15; Isa 48:1-22; Isa 49:1-26; Isa 50:1-11; Isa 51:1-23; Isa 52:1-15; Isa 53:1-12; Isa 54:1-17; Isa 55:1-13) que ve en Ciro -un pagano el mediador, elegido por Dios, de la salvación de la que se beneficia Israel. Pero fueron, sin duda, las dos tradiciones postexílicas arriba señaladas, las que dieron origen a un trabajo de composición literaria que marca al Pentateuco, en su versión definitiva. Y aunque de estos dos grupos mencionados emanan textos diferentes, cada uno con su propia teología, no constituyen obras literarias distintas, sino que forman un todo en la Torá.

Tradicionalmente, la redacción final del Pentateuco se viene asociando con el nombre del escriba Esdras. Son muchos los autores que señalan la gran concentración de responsables del pueblo israelita presididos por Esdras en Jerusalén durante la fiesta de las Tiendas del año 398 a. C., como el día del nacimiento oficial del judaismo y como la fecha de la proclamación oficial del Pentateuco, en cuanto carta magna del judaismo postexílico. Pero los argumentos en que se apoya esta hipótesis no son concluyentes. Fuese o no Esdras el autor de esta redacción final, todo hace pensar que hacia el final del período persa, el Pentateuco fue proclamado como el documento constitucional que daba cohesión al judaismo postexílico, una buena parte del cual vivía ya en la diáspora fuera de Palestina. Es muy posible que el Pentateuco sirviese no solo para ordenar la vida interna del judaismo sino también para regular las relaciones entre los dirigentes persas y las comunidades judías.

Debió ser en el momento de proclamarlo como documento canónico y ley constitucional, cuando fue añadido el Deuteronomio, que anteriormente formaba parte de la historia deuteronomista.

5. Extensión del Pentateuco

Las diferencias terminológicas, estilísticas y teológicas entre el Deuteronomio y los cuatro primeros libros de la Biblia (bloque al que suele denominarse Tetrateuco) han llevado a algunos autores a separar el Tetrateuco del Deuteronomio y a considerarlos como dos bloques distintos. En este sentido, se debería hablar de Tetrateuco -dejando aparte el Deuteronomio- y no de Pentateuco.

Desde otra perspectiva, en cambio, sería preferible hablar de Hexateuco (Génesis-Iosué). Efectivamente, Dios promete primero a los antepasados de Israel (Gén 12:1-20; Gén 13:1-18; Gén 14:1-24; Gén 15:1-21; Gén 16:1-16; Gén 17:1-27; Gén 18:1-33; Gén 19:1-38; Gén 20:1-18; Gén 21:1-34; Gén 22:1-24; Gén 23:1-20; Gén 24:1-67; Gén 25:1-34; Gén 26:1-35; Gén 27:1-46; Gén 28:1-22; Gén 29:1-35; Gén 30:1-43; Gén 31:1-55; Gén 31:55-31; Gén 33:1-20; Gén 34:1-31; Gén 35:1-29; Gén 36:1-43; Gén 37:1-36; Gén 38:1-30; Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28; Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26) y luego a Moisés y a los israelitas (Éxo 3:1-22 y Éxo 6:1-30) darles la tierra de Canaán. Ahora bien, el Pentateuco termina con el relato de la muerte y sepultura de Moisés en Moab, frente a Jericó, fuera de la tierra prometida (Deu 34:1-12). La entrada en Canaán y la distribución de la tierra entre las tribus se narra en el libro de losué que podría, en este sentido, considerarse la conclusión lógica de los cinco primeros libros de la Biblia.

Pero más allá de hipótesis sugestivas, pero no siempre suficientemente fundamentadas, lo cierto es que con la muerte de Moisés (Deu 34:1-12) se termina el período inicial del pueblo israelita y se establece un corte entre los cinco primeros libros de la Biblia y los libros sucesivos. Surge así el Pentateuco, una obra con un final abierto, en la que coexisten varios tipos de lenguaje, estilo y teología.

6. Temas y secciones principales

Los principales temas y secciones del Pentateuco están resumidos en el siguiente esquema:

I. — DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO HASTA LA TORRE DE BABEL Y LA GENEALOGÍA DE ABRAHÁN (Gén 1:1-31Gén 11:1-32)

II. — LA HISTORIA DE LOS CICLOS PATRIARCALES (Gén 12:1-20Gén 50:1-26)

III. — EL ÉXODO DE EGIPTO (Éxo 1:1-22Éxo 15:1-27)

IV. — DESDE EGIPTO HASTA EL SINAÍ (Éxo 16:1-36Éxo 18:1-27)

V. — LA REVELACIÓN DEL SEÑOR EN EL SINAÍ (Éxo 19:1-25Núm 10:1-36)

VI. — DESDE EL SINAÍ HASTA MOAB (Núm 10:1-36Núm 36:1-13)

VII. — EL LIBRO DEL DEUTERONOMIO (Deu 1:1-46Núm 34:1-29)

Génesis

INTRODUCCIÓN

1. Características generales

Génesis es sin duda uno de los libros bíblicos más conocidos. Sus relatos de la creación, del jardín de Edén y el fruto del árbol prohibido, del fratricidio de Caín y del diluvio, de los grandes patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob, y de las aventuras y desventuras de José en Egipto están entre las obras literarias maestras más conocidas de todo el mundo. Es indudable la influencia que este libro ha ejercido en las manifestaciones artísticas de la sociedad occidental. Sin embargo, Génesis es un libro complejo, como también es complejo el objetivo que el autor o autores intentaron alcanzar, y que no es otro que dar respuesta a los grandes enigmas del ser humano en relación con el cosmos, la vida y la muerte, el bien y el mal, la cultura y la religión. Tales problemas reciben una respuesta que no es meramente teológica o doctrinal, sino histórica. Pero esa historia está soberanamente dirigida por Dios y tiene como meta la salvación de toda la humanidad.

Dios interviene en esta historia profundamente humana y lo hace como un verdadero protagonista. Su soberanía se manifiesta sobre todo porque su medio ordinario de acción es la palabra mediante la cual crea el universo con poder y dirige la vida de los patriarcas.

La palabra de Dios en este libro es mandato, anuncio y promesa. El ser humano debe obedecer, creer y esperar en ella si realmente desea gozar del paraíso, porque el sentido de la vida paradisíaca no consiste tanto en el placer, sino en la obediencia a la palabra divina. Mientras los hombres y mujeres observen el mandato de Dios, podrán disfrutar del jardín; de lo contrario su situación cambiará completamente. La respuesta que los personajes de este libro dieron al mandato de Dios es el trasfondo fundamental de esta historia, proyectada hacia el futuro, comprometida con la tierra y pendiente de Dios, intensamente humana y soberanamente divina.

2. Título y texto

El Génesis es el primero de los cinco libros que componen la Torá o Pentateuco. La tradición judía designa a este primer libro de la Biblia con el nombre de Beresit, expresión hebrea que suele traducirse como: “En un principio”. La Biblia griega llamada de los LXX, en cambio, le da el nombre de Génesis, término que significa origen o principio. Este último título corresponde, en alguna medida, al contenido del libro, ya que su tema principal es el origen del mundo, del género humano y del pueblo de Israel.

3. Marco histórico de composición

Tradicionalmente, se ha considerado a Moisés como autor de todo el Pentateuco, y por tanto también de Génesis, pero a partir del siglo XVII y hasta nuestros días, la gran mayoría de los biblistas, atendiendo a los resultados aportados por la crítica histórico-literaria, consideran que el Pentateuco no fue escrito de una sola vez, sino que es una obra escrita a lo largo de distintas épocas y por más de un autor. Su redacción final es, pues, el resultado de un largo desarrollo. Al comienzo de todo el proceso hay que colocar la figura de Moisés, el libertador y legislador de Israel, que marcó con un sello indeleble el espíritu y la trayectoria histórica de su pueblo; y al término del proceso se encuentra el Pentateuco en su forma actual. Su redacción definitiva puede situarse, con bastante certeza, en tiempos de Esdras (siglo V a. C.). Entre ambos límites está el trabajo de los autores-redactores que recogieron, ordenaron y pusieron por escrito las narraciones y las colecciones de leyes, muchas de las cuales se habían transmitido oralmente a través de los siglos. Por tanto, reconocer la paternidad mosaica de Génesis no equivale a afirmar que Moisés fuera el autor material de cada uno de los textos, sino que el legado espiritual de Moisés fue acogido por el pueblo de Israel como una herencia viva, una herencia que fue transmitida fielmente, pero que también se fue ampliando y enriqueciendo durante el largo período de su formación.

Las tradiciones y recuerdos sobre los antepasados (patriarcas) de Israel acompañaron a los clanes y grupos que con el tiempo darían lugar al pueblo. Estos grupos y clanes están emparentados con los semitas seminómadas, pastores de ganado menor, que procedentes de Mesopotamia circularon libremente por aquellas tierras, llegando incluso hasta Egipto pasando por la tierra de Canaán, durante la primera mitad del segundo milenio a. C., y vivieron en contacto pacífico unas veces, y hostil en otras, con los pueblos allí asentados. Algunos de esos clanes acabaron estableciéndose en Egipto. Este es a grandes rasgos el cuadro histórico que presenta Génesis.

Cuando los clanes y grupos israelitas, tras ser liberados de la esclavitud en Egipto, regresan a Palestina, traen consigo sus recuerdos y tradiciones orales que les sirven para legitimar su derecho a asentarse en aquella tierra. Una vez asentados en Palestina, sus tradiciones se amplían y enriquecen al contacto con la de los pueblos cananeos.

En el siglo X a. C., con la instauración de la monarquía, primeramente la de Saúl y después la de David y su hijo Salomón, se produce la toma de conciencia de unidad nacional, alejándose del modelo tribal. Es muy posible que en esta época se empiece a plasmar por escrito su amplio patrimonio oral. En círculos cercanos a la corte nace la primera historia del pasado de Israel con el fin de legitimar a la incipiente monarquía y justificar la expansión y dominio de Israel sobre los pueblos vecinos. Los especialistas llaman yavista a esta historia porque emplea sistemáticamente el nombre de Yahvé para designar a Dios. Cabe indicar que en esta Biblia hemos traducido sistemáticamente el nombre de Yahvé por el Señor, o Yahvé, el Señor.

Tras la muerte de Salomón el reino se divide a su vez en dos: Israel y Judá. De nuevo la historia del pasado se vuelve a reescribir, especialmente en el Reino del Norte. Esta vez la historia se redacta desde círculos proféticos, que destacan la trascendencia de Dios (llamado ahora Elohim), su revelación a través de mediadores (los profetas) y la actitud de obediencia y fidelidad del pueblo para con su Dios. Es la llamada historia elohista que tras la caída de Samaría viajará al Reino de Judá y se fundirá a las tradiciones del Reino del Sur.

Con la destrucción de Jerusalén y el exilio de buena parte de sus ciudadanos a Babilonia (587 a. C.) se produce una grave crisis de identidad que llevó a un grupo de sacerdotes a emprender una nueva relectura de la historia antigua, buscando en ella la fuente que aportase esperanza a los exiliados y les diese ánimo para reconstruir su historia nacional y recobrar sus señas de identidad social, cultural, cultual y especialmente su vida religiosa. El Génesis, reescrito en contacto con la cultura babilónica, les proporciona esa nueva identidad basada en la observancia del descanso sabático, la circuncisión y la fe en la promesa y alianza de Dios.

4. Características literarias

Génesis se divide en dos grandes partes. La primera (cps. Gén 1:1-31Gén 11:1-32) es la así llamada “historia de los orígenes”, que se inicia con un solemne relato de la creación (Gén 1:1Gén 2:4 a) y luego narra los comienzos de la historia humana en el mundo creado por Dios. La segunda parte (cps. Gén 12:1-20Gén 50:1-26) está en estrecha relación con la primera, pero en ella ya no se habla de la humanidad en general, sino que la atención se concentra principalmente en una sola familia: la familia de Abrahán, de Isaac y de Jacob, elegida por Dios como germen o semilla de un pueblo nuevo. Esta sección, que se refiere a los orígenes más remotos del pueblo de Israel, suele designarse con el nombre de “historia patriarcal”.

En la historia de los orígenes (Gén 1:1-31Gén 11:1-32), los autores bíblicos se han inspirado directa o indirectamente en tradiciones del antiguo Oriente Medio (especialmente mesopotámicas, egipcias, fenicias y cananeas). Hay un indudable parentesco entre estos primeros capítulos y los textos míticos, sapienciales, líricos o litúrgicos de Sumer, Babilonia, Egipto y Ugarit. Mención destacada merecen los grandes poemas mesopotámicos Enuma Elish y Atrahasis sobre la creación, el poema de Gilgamés y su relato del diluvio, leyendas babilónicas sobre las grandes torres dedicadas a los dioses, el Texto Menfita de la Creación y los ciclos míticos ugaríticos de Balu y Yammu, y Balu y Motu. A pesar del influjo, los autores bíblicos les han dado su enfoque peculiar, han reelaborado los datos de sus fuentes, los han desmitificado y los han repensado a partir de las tradiciones propias y de su fe monoteísta.

Respecto a las historias patriarcales (Gén 12:1-20Gén 50:1-26) se advierte la presencia de leyendas surgidas en torno a los santuarios cananeos, referencias al dios cananeo “El” y anécdotas relativas a los orígenes de los pueblos vecinos. A estas fuentes hay que añadir otras de origen israelita, como las tradiciones sobre los antepasados y héroes de tribus y clanes, recuerdos de desplazamientos y viajes, de disputas entre tribus, listas genealógicas, relatos etiológicos, etc.

5. Estructura y divisiones

Atendiendo a la evolución gradual de tres elementos significativos: la presencia de Dios, la autonomía de los personajes humanos y la trama narrativa, podemos descubrir que hay dos grandes secciones que a su vez se subdividen en unidades narrativas menores:

— Historia de los orígenes: Gén 1:1-31Gén 11:1-32.

— Historias patriarcales con tres bloques o ciclos: Gén 12:1-20Gén 50:1-26.

En la primera sección Dios aparece de continuo; en cambio, en la segunda su presencia disminuye progresivamente. A medida que Dios se va retirando de la escena, los personajes humanos van cobrando mayor autonomía. La trama narrativa comienza siendo episódica, pasa a ser más sostenida luego y termina siendo mucho más unificada.

El siguiente esquema presenta en forma resumida el contenido del Génesis:

I.— ORIGEN DEL MUNDO Y DE LOS SERES HUMANOS (Gén 1:1-31Gén 11:1-32)

Primer relato de la creación (Gén 1:1-31; Gén 2:1-4 a)

Segundo relato de la creación (Gén 2:4 b— Gén 3:24)

Los hijos de Adán y Eva (Gén 4:1Gén 5:32)

Historia de Noé y sus hijos (Gén 6:1-22Gén 11:1-32)

II.— HISTORIAS PATRIARCALES (Gén 12:1-20Gén 50:1-26)

Ciclo de Abrahán (Gén 12:1Gén 25:18)

Ciclo de Isaac (Gén 25:19Gén 26:35)

Ciclo de Jacob (Gén 27:1-46Gén 36:1-43)

Ciclo de José (Gén 37:1-36; Gén 39:1-23Gén 48:1-22; Gén 50:1-26)

Judá y Tamar (Gén 38:1-30)

-Testamento de Jacob (Gén 49:1-33)

6. Claves teológicas

Este primer libro de la Biblia trata de dar respuesta esperanzada en clave didáctico-simbólica, a la angustia y a la decepción que sufre el pueblo de Israel en el destierro babilónico. La revelación de Dios, la bendición y las promesas que van diseñando el plan de Dios son los ejes de este mensaje de respuesta y esperanza.

El Dios del Génesis aparece en primer lugar como el Dios Creador, que no tiene genealogía ni pasado; carece de historia. Esto lo convierte en un ser totalmente diferente. Dios no entra en escena como los otros personajes, sino que lo primero que hace es crear la escena. Así se acredita como creador y como director y señor del mundo y de los seres creados.

El Dios del Génesis es, además, el Dios de la bendición y de la promesa. Dos temas claves en el libro. La bendición que recibe la primera pareja humana (Gén 1:28) es fontal para todo el género humano. La genealogía del cp. Gén 5:1-32 alude a la trasmisión de la imagen y de las bendiciones divinas a través de los hijos, desde Adán hasta Noé, subrayando de este modo la función teológica de la genealogía, pues la bendición se va transmitiendo de padres a hijos.

El Dios del Génesis es también el Dios de la alianza. Primero será la alianza de Dios con el primer ser humano (Gén 2:7-25); luego la alianza de Dios con Noé (Gén 9:8-17); y finalmente, la alianza de Dios con Abrahán (de la que se conservan dos versiones algo diferentes en los cps. Gén 15:1-21 y Gén 17:1-27). En los tres casos, las promesas divinas juegan un papel relevante.

Además, el Dios que nos presenta Génesis es un Dios cercano a los seres humanos, que se preocupa de los problemas cotidianos de estos. Es un Dios familiar, hasta el punto de ser llamado con el nombre del jefe del clan. Es cercano y amigo, pero al mismo tiempo es absolutamente libre y no sometido a ningún capricho o imposición humana o natural. Sin embargo, esta cercanía no significa que pueda ser manipulado; es severo en la aplicación del castigo merecido, pero al mismo tiempo misericordioso con sus criaturas.

Como dijimos al comienzo, el lector está a punto de adentrarse en una magnífica obra literaria de primera magnitud, de singular belleza y hondura, y de innegable sabor popular. En ella se combinan las escenas llenas de ternura con los momentos de dramatismo, el colorido y la plasticidad con la hondura religiosa o la sabia percepción psicológica… Una obra, en fin, que cautiva y embelesa, y que ha transcendido sus límites nacionales y confesionales para convertirse en símbolo y patrimonio de la humanidad.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Gén 1:1-31; Gén 2:1-4 a: Por su forma y estilo, esta primera página de la Biblia es una pieza maestra del arte narrativo. El autor se propone contar los orígenes del cielo y de la tierra, de los animales y los seres humanos y para ello compone este hermoso himno, que posee un marcado carácter litúrgico y que está estructurado con tremenda maestría y habilidad. Los dos primeros versículos son una introducción general, luego se van presentando cada uno de los seis días de la creación. Existe una correspondencia entre los primeros tres días y los tres sucesivos. Partiendo de una situación de caos inicial, Dios irá primeramente separando los elementos y luego clasificándolos y ordenándolos. Este orden tiene repercusiones religiosas y morales. El relato se cierra con la valoración absolutamente positiva que Dios hace de toda su creación.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Gén 2:4 b – Gén 2:5-25; Job 38:1-41Job 39:1-30; Sal 8:1-9; Sal 104:1-35; Pro 8:22-29; Jua 1:2-3.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— creó: Heb. bará. En el AT, este verbo tiene por sujeto únicamente a Dios, y se refiere siempre a una acción divina que produce, en particular, un resultado nuevo e imprevisible (Isa 48:6-7; Jer 31:22).

— los cielos y la tierra: En hebreo antiguo no existía un término equivalente al griego cosmos. El universo en su totalidad era designado con la expresión el cielo y la tierra (ver Gén 14:22; Sal 124:8; Mat 28:18). En el uso de esta expresión se refleja la costumbre semítica de abarcar una totalidad mencionando dos elementos extremos u opuestos (ver Gén 2:9).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Gén 14:22; Sal 124:8; Isa 42:5; Job 26:7-14; Job 38:1-41; Job 39:1-30; Sir 16:26Sir 17:10; Deu 4:32; Mar 13:19; Efe 3:9; Apo 4:11; Apo 10:6.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El principio de la creación

La RVA acepta el entendimiento tradicional de estos versículos, en el sentido de que describen que el primer acto creador, cuando Dios creó toda la materia (los cielos y la tierra) de la nada. Y la tierra inmediatamente después de la creación estaba sin orden y vacía, eso es, improductiva e inhabitada. De esta manera la narrativa procede a relacionar cómo en seis días Dios organizó este caos en un mundo bien ordenado como lo vemos hoy.

Algunas traducciones y comentaristas modernos entienden el v. 1 en forma diferente. Algunos lo consideran simplemente como definiendo la situación cuando Dios comenzó a crear: “En el principio cuando Dios creó … la tierra estaba sin forma … ” Otros simplemente consideran el v. 1 como un título resumen del capítulo 1. Pero ninguno de estos puntos de vista es como el que ha adoptado la RVA. “Crear” es algo que sólo Dios puede hacer (este verbo es usado sólo en relación con Dios en el AT). El demuestra su poder para crear cosas inesperadas y maravillosas (Núm. 16:30), p. ej. grandes criaturas (21), hombres y mujeres (27) y montañas (Amós 4:13).

El v. 2 describe el mundo en tinieblas y desolación, cubierto por aguas y con el misterioso Espíritu (o viento) de Dios moviéndose sobre el océano. La propuesta de un poder existente en la deidad es desarrollada más adelante en Prov. 8:22-31 y en Juan 1:1-3, en donde se habla de la “sabiduría” y “el Verbo” asistiendo en la creación.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

1.1 La simple afirmación de que Dios creó los cielos y la tierra es uno de los conceptos más desafiantes que enfrenta la mente moderna. La grandiosa galaxia en la que vivimos gira a la increíble velocidad de 784.000 km por hora. Pero incluso a esta velocidad vertiginosa, nuestra galaxia igualmente necesita 200 millones de años para hacer una rotación. Y existen más de 1000 millones de galaxias como la nuestra.Algunos científicos dicen que el número de estrellas que hay en la creación es igual a todos los granos de todas las arenas de todas las playas del mundo. Aun así este complejo mar de estrellas giratorias funciona con un orden y una eficiencia sorprendentes. Decir que el universo “sólo apareció” o “evolucionó” requiere mucha más fe que creer que Dios está detrás de todas estas estadísticas asombrosas. Ciertamente Dios ha creado un universo maravilloso.Dios no necesitaba crear el universo; El decidió crearlo. ¿Por qué? Dios es amor y el amor se expresa mejor hacia algo o hacia alguien, así que Dios creó al mundo y a la gente como una expresión de su amor. Debemos evitar reducir la creación de Dios a términos meramente científicos. Recuerde que Dios creó el universo porque ama a cada uno de nosotros.1.1ss La historia de la creación nos enseña mucho acerca de Dios y de nosotros mismos. Primero, aprendemos acerca de Dios: (1) El es creativo; (2) como Creador es diferente a su creación; (3) El es eterno y controla al mundo. También aprendemos de nosotros mismos: (1) ya que Dios decidió crearnos, somos valiosos ante sus ojos; (2) somos más importantes que los animales. (Véase 1.28 para mayor información sobre nuestro rol en el orden creado.)1.1ss ¿Exactamente cómo creó Dios al mundo? Este sigue siendo un asunto de gran debate. Algunos dicen que hubo una repentina explosión y el universo apareció. Otros dicen que Dios inició el proceso y que el universo evolucionó a lo largo de miles de millones de años. Casi cualquier religión antigua cuenta con su propia historia para explicar cómo llegó a ser el mundo. Y casi todos los científicos tienen una opinión sobre el origen del universo. Pero sólo la Biblia muestra un Dios supremo que creó la tierra por su gran amor y que dio a toda la gente un lugar especial en él. Nunca sabremos todas las respuestas de cómo Dios creó al mundo. Pero la Biblia nos dice que Dios sí lo creó. Este hecho por sí solo da a la gente valor y dignidad.1.2 La afirmación de que “la tierra estaba desordenada y vacía”, proporciona el entorno para la narración de la creación que aparece a continuación. Durante el segundo y tercer días de la creación, Dios dio forma al universo; durante los tres días siguientes, Dios llenó la tierra con seres vivientes. “Las tinieblas[…] sobre la faz del abismo”, se disiparon el primer día cuando Dios creó la luz.1.2 La imagen del Espíritu de Dios que se movía sobre la faz de las aguas es similar a un pájaro que protege a sus polluelos (véanse Deu 32:11-12; Isa 31:5). El Espíritu de Dios estaba activamente involucrado en la creación del mundo (véanse Job 33:4; Psa 104:30). Su cuidado y protección siguen estando activos.1.3-2.7 ¿Cuánto tiempo le tomó a Dios crear el mundo? Hay dos puntos de vista respecto de los días de la creación: (1) cada día fue un período literal de veinticuatro horas; (2) cada día representa un período indefinido (hasta millones de años).La Biblia no aclara cuál teoría es la correcta. Pero la pregunta real no es cuánto tiempo le tomó a Dios, sino cómo lo hizo. Dios creó al mundo de una manera ordenada (no creó las plantas antes que la luz); y creó al hombre y a la mujer como seres singulares capaces de comunicarse con El. Ninguna otra parte de la creación puede reclamar ese maravilloso privilegio. El punto importante no es cuánto tiempo le tomó a Dios crear el mundo, ya sean unos pocos días o unos pocos miles de millones de años, sino que lo creó tal cual quiso hacerlo.1.6 La “expansión en medio de las aguas” era una separación entre el mar y el vaho del cielo.1.25 Dios vio que su obra era buena. En ocasiones, la gente se siente culpable por pasar un rato agradable o por sentirse bien por un logro. Esto no debe ser así. Así como Dios estaba complacido con su obra, podemos estar complacidos con las nuestras. Sin embargo, no podemos estar complacidos con nuestra obra si Dios no lo está también. ¿Qué está haciendo usted que haga feliz tanto a Dios como a usted mismo?1.26 ¿Por qué Dios empleó la forma plural cuando dijo “Hagamos al hombre a nuestra imagen”? Una perspectiva dice que está haciendo referencia a la Trinidad -Dios, el Padre; Jesucristo, su Hijo; y el Espíritu Santo- todos los cuales son Dios. Otra perspectiva afirma que el plural se utiliza para denotar majestuosidad. Tradicionalmente los reyes utilizan la forma plural al hablar de ellos mismos. De Job 33:4 y Psa 104:30 sabemos que el Espíritu de Dios estaba presente en la creación. De Col 1:16 sabemos que Cristo, el Hijo de Dios, estaba trabajando en la creación.1.26 ¿Cómo es que somos hechos a semejanza de Dios? Obviamente, Dios no nos creó exactamente como El, porque Dios no tiene cuerpo físico. En cambio, somos reflejo de la gloria de Dios. Algunos piensan que nuestro raciocinio, creatividad, poder de comunicación o autodeterminación es la imagen de Dios. Más bien, es todo nuestro ser el que refleja la imagen de Dios. Nunca llegaremos a ser totalmente iguales a Dios, porque El es nuestro Creador supremo. Pero sí tenemos la capacidad de reflejar su carácter en nuestro amor, paciencia, perdón, bondad y fidelidad.El saber que fuimos creados a semejanza de Dios y por lo tanto poseemos muchas de sus características, nos proporciona una base sólida para nuestra autoestima. Nuestro valor no se basa en posesiones, logros, atractivo físico o reconocimiento público. En cambio se fundamenta en el hecho de haber sido creados a semejanza de Dios. Debido a que somos semejantes a Dios podemos tener sentimientos positivos acerca de nosotros mismos. El criticarnos o degradarnos equivale a criticar lo que Dios ha hecho. Saber que usted es una persona que tiene valor le da la libertad de amar a Dios, de conocerlo personalmente y de hacer una contribución valiosa a aquellos que lo rodean.1.27 Dios hizo tanto al hombre como a la mujer a su imagen. Ninguno de los dos fue hecho más a la imagen de Dios que el otro. Desde el principio vemos que la Biblia coloca tanto a uno como al otro en el pináculo de la creación de Dios. Ninguno de los sexos es exaltado ni despreciado.1.28 Señorear significa ejercer absoluta autoridad y control sobre algo. Dios es quien en última instancia gobierna la tierra y ejerce su autoridad con cuidado amoroso. Cuando Dios delegó parte de su autoridad a la especie humana, esperaba que nos hiciésemos responsables del medio y de las otras criaturas que comparten nuestro planeta. No debemos ser descuidados ni derrochadores al llevar a cabo la tarea encomendada. Dios fue cuidadoso al crear la tierra. No debemos ser negligentes al atender de ella.1.31 Dios observó que lo que había hecho era muy bueno. Usted es parte de la creación de Dios y El está complacido por la manera en que lo creó. Si en ocasiones siente que carece de valor o que vale poco, recuerde que Dios lo creó por una buena razón. Usted es valioso para él.DIAS DE LA CREACIONPrimer día: Luz (así que hubo luz y oscuridad)Segundo día: Cielo y agua (se separaron las aguas)Tercer día: Mar y tierra (se juntaron las aguas); vegetaciónCuarto día: Sol, luna y estrellas (para regir sobre el día y la noche, para dar origen a las estaciones, señalar los días y los años)Quinto día: Peces y aves (para llenar las aguas y el cielo)Sexto día: Animales (para llenar la tierra). Hombre y mujer (para cuidar la tierra y tener comunión con Dios)Séptimo día: Dios descansó y declaró que todo lo que había hecho era muy buenoPRINCIPIOSLa Biblia no aborda el tema de la evolución. Más bien su cosmovisión da por sentado que Dios lo creó. El punto de vista bíblico de la creación no está en conflicto con la ciencia, pero sí está en conflicto con cualquier cosmovisión que principie sin un creador.Igualmente los cristianos comprometidos y sinceros han tenido que luchar con este tema del origen de las cosas y han llegado a conclusiones diversas. Por supuesto, esto es de esperarse ya que la evidencia es muy antigua y, debido a los estragos de las generaciones, muy fragmentada. Los estudiosos de la Biblia y de la ciencia deben evitar polarizaciones y pensamientos extremistas. Los primeros deben tener cuidado de no hacer que la Biblia diga cosas que no dice, así como los segundos no deben forzar a la ciencia a decir cosas que tampoco dice.El aspecto más importante de esta discusión continua no es el proceso de la creación, sino el origen de la creación. El mundo no es un producto de la casualidad ni de la probabilidad; Dios lo creó.La Biblia no sólo nos dice que Dios creó el mundo; más importante aún, nos dice quién es ese Dios. Nos revela la personalidad de Dios, su carácter y su plan para la creación. Además nos revela el deseo más profundo de Dios: relacionarse y tener comunión con la gente por medio de su visita histórica a este planeta en la persona de Su Hijo Jesucristo. Podemos conocer de una forma muy personal a este Dios que creó el universo.Los cielos y la tierra están aquí. Nosotros estamos aquí. Dios creó todo lo que vemos y experimentamos. El libro de Génesis comienza, “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.Aquí comenzamos la más emocionante y plena de todas las aventuras.

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) “En el principio.” Heb.: Bere’·schíth. En heb. este primer libro de la Biblia recibe su nombre de esta palabra de apertura. LXXVg llaman al libro: “Génesis”.

(2) “Dios.” Heb.: אֱלהִים (’Elo·hím), sin el artículo definido. ’Elo·hím, “Dios”, con el artículo definido se halla por primera vez en Gén 5:22. El título ’Elo·hím está en pl. para denotar excelencia o majestad, y no una personalidad múltiple ni varios dioses. Gr.: ὁ θεός (ho The·ós), sing. para denotar una sola persona, “Dios”. Compárese con Jue 16:23, n.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 0 Heb 1:10

b 1 Éxo 6:3; Éxo 33:20; Deu 6:4; Mar 10:18; Jua 4:24; Rom 1:20; 1Co 8:4; 1Ti 1:11; 1Ti 2:5; Heb 9:24; 1Jn 4:16; Rev 4:8

c 2 Sal 148:5; Isa 45:18; Rev 4:11

d 3 Job 38:4; Sal 102:25; Isa 42:5; Rev 10:6

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

En el principio. Esta frase aquí y en Juan 1:1 indica que antes que fuera creado el universo y todo lo que en él hay, el eterno Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, por un plan y designio divinos, crean de la nada todo lo que existe (He 11:3). Las tres personas de la Trinidad participaron del acto de la creación: Dios el Padre (1 Co 8:6a; Ef 3:9), Dios el Hijo (1 Co 8:6b; Col 1:16) y Dios el Espíritu Santo (Gn 1:2; Is 40:12, 13; Sal 104:24, 30).

creó. El verbo hebreo bara se usa siempre en el A.T. (44 veces) con Dios como sujeto. El contexto implica que la creación fue hecha de la nada, una doctrina importante que se afirma en He 11:3 (v. también Sal 33:6– 9; Ro 4:17; 2 P 3:5). La ciencia puede estudiar las leyes que rigen el universo, pero no puede comprender el origen de lo creado ni del Creador.

Dios. Este nombre en heb. es Elohim ; esencialmente significa « poder» y se menciona 2341 veces en el A.T. Esta palabra, plural en heb. (el verbo creó está en singular por la unidad del trino Dios) también se traduce dioses (204 veces), diferenciando el Dios verdadero de los falsos dioses (Ex 15:11; 18:11; Lv 19:4; Dt 7:25).

los cielos y la tierra. Es decir, todo el universo. Las Escrituras a menudo emplean dos opuestos para indicar dos extremos y todo lo que hay entre ellos (cp. Jer 10:12– 16; Jn 1:3, 10; He 1:1, 2).

Fuente: La Biblia de las Américas

El Antiguo Testamento

Anotado

INTRODUCCIÓN AL ANTIGUO TESTAMENTO

La Biblia es un Libro de libros, sesenta y seis en total, divididos en dos testamentos o pactos. Las designaciones Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, aunque no fueron usadas comúnmente hasta el final del siglo II de nuestra era, se centran en los dos grandes pactos que Dios hizo con Su pueblo: El Pacto Mosaico (Éxo 24:8; 2Re 23:2) y el Nuevo Pacto (Mat 26:28).

El Antiguo Testamento registra principalmente el comportamiento de Dios con el pueblo de Israel, basado en el pacto que hizo con ellos por medio de Moisés en el monte Sinaí. Las porciones anteriores del Antiguo Testamento refieren la creación del hombre, el diluvio, el llamamiento de Abraham y el deslinde del pueblo de Israel a través de la línea genealógica de Isaac y Jacob.

Después de relatar el establecimiento del Pacto Mosaico, el Antiguo Testamento registra la historia de la relación de Dios con Israel: su vagar por el desierto; la conquista, que dejaron incompleta, del país de Canaán; su vida bajo jueces y reyes, incluyendo la división de la nación en los reinos del norte y del sur; las muchas advertencias proféticas sobre la inminente cautividad; las deportaciones; y el regreso de Judá a Palestina. A lo largo del Antiguo Testamento, se extiende una línea de profecías concernientes a un Libertador-Salvador venidero, el Mesías, y a la institución de un nuevo pacto. El cumplimiento de estas proferías constituye la historia del Nuevo Testamento.

División de los libros del antiguo testamento

Es probable que la más temprana división del Antiguo Testamento fuese en dos partes (cp. Mat 5:18): La Ley (Génesis-Deuteronomio) y los Profetas (Josué-Malaquías). Surgió también una triple división (cp. Luc 24:44): La Ley (Génesis-Deuteronomio), los Profetas (Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel, los doce profetas menores), y los Escritos (el resto de los libros). Nuestro Antiguo Testamento en español se divide del modo siguiente: La Ley (desde Génesis hasta Deuteronomio), Historia (desde Josué hasta Ester), Poesía (desde Job hasta el Cantar de los Cantares), y los Profetas (desde Isaías hasta Malaquías). El contenido del Antiguo Testamento es el mismo en la Biblia hebrea y en nuestras versiones, aunque el orden de los libros en nuestras versiones difiere del que se halla en la Biblia hebrea.

Orden de los acontecimientos en los libros del antiguo testamento

La ordenación de los libros del Antiguo Testamento no sigue el orden cronológico en que ocurrieron los acontecimientos registrados. La lista siguiente muestra qué libros abarcan aproximadamente los mismos períodos de tiempo:

Génesis Job

Éxodo Levítico

Números Deuteronomio

Josué

Jueces Rut

1 Samuel

2 Samuel Salmos

1 Reyes 1 Crónicas, Cantar de los Cantares, Proverbios,

Eclesiastés

2 Reyes 2 Crónicas, Abdías, Joel, Jonás, Amos, Oseas, Miqueas, Isaías, Nahum,

Sofonías, Habacuc, Jeremías, Lamentaciones

Daniel Ezequiel

Esdras Ester, Hageo, Zacarías

Nehemías Malaquías

Compilación de los libros del antiguo testamento

La compilación y el reconocimiento de los libros del Antiguo Testamento se llevaron un considerable lapso de tiempo. Creen algunos que el procedimiento quedó acabado en tiempos de Esdras, en el siglo V a.C. Las referencias halladas en Flavio Josefo (hacia el año 95 de nuestra era) y en el apócrifo Sir 14:1-19 (hacia el año 100 de nuestra era) indican que las Escrituras hebreas contenían entonces los mismos treinta y nueve libros de nuestro Antiguo Testamento. Los registros de la casa-docente de Jamnia (años 70-100 de nuestra era) parecen reflejar el mismo canon.

Sin embargo, es más significativa que ninguna otra la declaración del Señor (Luc 11:51) en la que Él mismo deslindó la extensión de los libros canónicos del Antiguo Testamento cuando acusó a los escribas de ser culpables del asesinato de todos los profetas que Dios había enviado a Israel desde el tiempo de Abel hasta el tiempo de Zacarías. La muerte de Abel está registrada en el Génesis; la de Zacarías, en 2Cr 24:20-21, que es el último libro en la Biblia hebrea (mientras que Malaquías lo es en nuestras versiones). Jesús venía a decir que la culpabilidad de los judíos quedaba registrada desde el principio hasta el fin de las Escrituras hebreas. Excluía así todos los Apócrifos, todos los cuales existían ya en aquel tiempo.

Entre los dos testamentos

Durante los cuatrocientos años que mediaron entre la clausura de la revelación del Antiguo Testamento y la primera venida de Cristo, sucedieron algunos acontecimientos importantes.

(1) Los griegos, bajo Alejandro Magno y sus sucesores, gobernaron el mundo por algún tiempo.

(2) Bajo los macabeos, los judíos se sublevaron e intentaron emanciparse del dominio de los griegos.

(3) El imperio romano sucedió al griego y gobernaba el mundo entonces conocido cuando nació Cristo.

(4) La sinagoga judía, el Sanedrín y sectas como los fariseos y saduceos se fueron desarrollando.

Todos estos acontecimientos y desarrollos prepararon el escenario para el nacimiento y ministerio de Jesucristo y para el nacimiento y desarrollo primitivo de Su Iglesia.

INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE GÉNESIS

Autor: Moisés

Fecha: 1450-1410 a.C.

Título La palabra castellana Génesis procede, a través del latín, del título griego dado a este libro. En hebreo, el libro recibe el nombre de la palabra con que comienza, y que significa “en el principio”. Génesis significa “origen”, así que, es un título apropiado para un libro que revela los orígenes de toda la historia humana.

Paternidad Literaria Génesis es el primer libro de una obra más amplia, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, llamados el Pentateuco, cuya paternidad literaria tradicionalmente ha sido atribuida a Moisés. Esto es apoyado por las siguientes consideraciones:

(1) El Pentateuco mismo afirma que Moisés es su autor (Éxo 17:14; Éxo 24:4; Éxo 24:7; Éxo 34:27; Núm 33:1-2; Deu 31:9);

(2) otros libros del AT declaran la paternidad mosaica del Pentateuco (Jos 1:7-8; Jos 8:32; Jos 8:34; Jos 22:5; 1Re 2:3; 2Re 14:6; 2Re 21:8; Esd 6:18; Dan 9:11-13; Mal 4:4);

(3) el Nuevo Testamento afirma lo mismo (Mat 19:8; Mar 12:26; Jua 5:46-47; Jua 7:19; Rom 10:5);

(4) el testimonio de testigos presenciales (Núm 2:1-31; Núm 11:7-8);

(5) la información proporcionada por el autor tocante a nombres, palabras, costumbres y la geografía egipcia hubiese sido una tarea difícil de realizar por un autor o escritor si éste hubiese vivido en Canaán siglos después del tiempo de Moisés (Gén 13:10; Gén 16:1-3; Gén 33:18; Gén 41:43; cp. Hch 7:22).

La opinión de la crítica concerniente a la paternidad literaria del Pentateuco ha sufrido varias modificaciones. En un principio se decía que Génesis estaba dividido en dos documentos sobre la base del uso de dos nombres diferentes de Dios: Elohim y Yavé.

Alrededor del año 1875, Julio Wellhausen abogó por la existencia de cuatro documentos de los cuales se compuso todo el Pentateuco. Estos eran:

J, escrito en Judá cerca del año 850 a. C. por un autor desconocido;

E, escrito alrededor del año 750 a.C. en el reino del Norte de Israel por un autor desconocido;

D, compuesto por el sumo sacerdote en tiempo del avivamiento bajo Josías en el año 621 a.C; y

P, compuesto durante el tiempo entre Ezequiel y Esdras.

Los descubrimientos arqueológicos, sin embargo, muchos de los cuales datan desde la primera guerra mundial, han demostrado la corrección histórica del Pentateuco y han sacado a la luz las costumbres practicadas en el segundo milenio a.C. que no se practicaban en el primer milenio a.C. ¿Cómo, entonces, pudo un autor haber sabido esas costumbres (p. Ej., la doble porción otorgada al primogénito, la venta de la primogenitura, la validez de un testamento oral; cp. Gén 48:17-20) a menos que hubiese vivido en un período anterior al sugerido por la crítica?

Indudablemente, Moisés disponía de información tanto oral como escrita de la historia primitiva, la cual usó bajo la dirección del Espíritu Santo para escribir acerca de sucesos anteriores a su propia vida. Naturalmente, que alguien más debió de haber escrito el relato de su muerte (Deu 34:1-12).

Contenido Génesis es una historia de la vida real acerca de personas concretas. Este hecho es enfatizado por las diez secciones (después del prólogo, Gén 1:1Gén 2:3) que generalmente comienzan así: “Estas son las generaciones de” (Gén 6:9; Gén 10:1; Gén 11:10; Gén 11:27; Gén 25:12; Gén 25:19; Gén 36:1; Gén 37:2; cp. Gén 2:4; Gén 5:1). La fuerza de esa expresión provee una unidad natural para el libro (cp. Luc 3:23-38).

Génesis es un libro tocante al principio de muchas cosas: el mundo, el hombre, el pecado, la civilización, las naciones, e Israel.

Génesis también contiene importantes temas teológicos: la doctrina del Dios viviente y personal; la doctrina del hombre hecho a imagen de Dios y del hombre pecador; la previsión de un Redentor (Gén 3:15); y las promesas de los pactos hechos con la nación de Israel (Gén 12:1-3; Gén 15:18-21).

Génesis es único en su clase entre toda la literatura del oriente cercano y constituye el fundamento de todos los libros de la Biblia.

BOSQUEJO DE GÉNESIS

I) La creación del mundo, Gén 1:1Gén 2:25

A) El principio de la creación, Gén 1:1-2

B) Los días de la creación, Gén 1:3Gén 2:3

C) El comienzo del hombre y la mujer, Gén 2:4-25

II) El pecado del hombre, Gén 3:1-24

A) La tentación, Gén 3:1-7

B) Los juicios, Gén 3:8-24

III) Los comienzos de la civilización, Gén 4:1Gén 5:32

A) Caín y su descendencia, Gén 4:1-24

B) Set, Gén 4:25-26

C) Desde Adán a Noé, Gén 5:1-32

IV) La historia de Noé, Gén 6:1Gén 9:29

A) Las causas del diluvio, Gén 6:1-13

B) El proceso del diluvio, Gén 6:14Gén 8:19

C) Los hechos después del diluvio, Gén 8:20Gén 9:29

V) La descendencia de Noé y la torre de Babel, Gén 10:1Gén 11:26

A) Los hijos de Jafet, Gén 10:1-5

B) Los hijos de Cam, Gén 10:6-20

C) Los hijos de Sem, Gén 10:21-32

D) La torre de Babel, Gén 11:1-9

E) La descendencia de Sem, Gén 11:10-26

VI) La historia de Abraham, Gén 11:27Gén 25:11

A) La familia de Abram, Gén 11:27-32

B) El llamamiento de Abram, Gén 12:1-20

C) La separación de Abram y Lot, Gén 13:1-18

D) La liberación de Lot por Abram, Gén 14:1-24

E) El pacto con Abram, Gén 15:1-21

F) El nacimiento de Ismael, Gén 16:1-16

G) La circuncisión de Abraham, Gén 17:1-27

H) La destrucción de Sodoma y Gomorra, Gén 18:1Gén 19:38

I) Abraham y Abimelec, Gén 20:1-18

J) El nacimiento de Isaac, Gén 21:1-34

K) El ofrecimiento en holocausto de Isaac, Gén 22:1-24

L) La muerte y sepelio de Sara, Gén 23:1-20

M) El matrimonio de Isaac, Gén 24:1-67

N) La muerte de Abraham, Gén 25:1-11

VII) La descendencia de Ismael, Gén 25:12-18

VIII) La historia de Isaac y sus hijos, Gén 25:19Gén 36:43

A) El nacimiento de Jacob y Esaú, y la venta de la primogenitura de Esaú, Gén 25:19-34

B) Isaac y Abimelec, Gén 26:1-35

C) La bendición de Jacob por engaño, Gén 27:1-46

D) La huida de Jacob a Mesopotamia, Gén 28:1-9

E) El sueño de Jacob en Bet-el, Gén 28:10-22

F) Jacob y las hijas de Labán, Gén 29:1Gén 30:43

1. Jacob se encuentra con Raquel, Gén 29:1-14

2. Jacob se casa con Lea y Raquel, Gén 29:15-30

3. Jacob engendra hijos, Gén 29:31Gén 30:24

4. Jacob hace trato con Labán, Gén 30:25-43

G) El regreso de Jacob a Canaán, Gén 31:1Gén 33:20

1. Su separación de Labán, Gén 31:1-55

2. Su reconciliación con Esaú, Gén 32:1Gén 33:20

H) La vida posterior de Jacob, Gén 34:1Gén 36:43

1. La masacre en Siquem, Gén 34:1-31

2. La renovación del pacto en Betel, Gén 35:1-15

3. La muerte de Raquel e Isaac, Gén 35:16-29

4. La descendencia de Esaú, Gén 36:1-43

IX) La historia de José, Gén 37:1Gén 50:26

A) José es vendido como esclavo, Gén 37:1-36

B) Judá y Tamar, Gén 38:1-30

C) José en la casa de Potifar, Gén 39:1-23

D) José interpreta los sueños del copero y el panadero, Gén 40:1-23

E) José interpreta el sueño de Faraón, Gén 41:1-57

F) Los hermanos de José en Egipto, Gén 42:1Gén 45:28

1. La primera visita de los diez hermanos, Gén 42:1-38

2. La segunda visita de los once hermanos, Gén 43:1Gén 44:34

3. José revela su identidad, Gén 45:1-28

G) La familia de José en Egipto, Gén 46:1Gén 47:31

H) La bendición de los hijos de José, Gén 48:1-22

I) Jacob bendice a sus hijos, Gén 49:1-27

J) Muerte y sepelio de Jacob, Gén 49:28Gén 50:14

K) Los últimos días de José, Gén 50:15-26

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

En el principio, no de la eternidad, sino de la creación del mundo tal como se describe en este capítulo Gén 1:1-31. Esto indica la primera ruptura en la inmensurable eternidad pasada.

Dios. Lit., Elohim, un vocablo genérico para deidad así como un nombre propio para el Dios verdadero. Su significado básico es el fuerte, líder poderoso. Deidad suprema. La forma de esta palabra es plural, indicando plenitud de poder y majestad y dejando campo para la revelación de la trinidad de la Deidad en el NT. Véase la nota en Gén 2:4.

creó. Heb., bará, se usa también en los vv. Gén 1:21 y Gén 1:27. La palabra en sí imposibilita el uso de material pre-existente (Isa 65:18), aunque no se menciona ninguno ni se sugiere aquí (cp. otras referencias en Sal 51:10; Isa 65:17; Amó 4:13).

Bará tiene esencialmente el mismo significado de asa “hacer o construir” (usado en Gén 1:25 y también de toda la actividad creadora en Éxo 20:11 y Neh 9:6). Un tercer vocablo para la actividad creadora de Dios, yasar (“formó”), aparece en Gén 2:7.

los cielos y la tierra. I.e., el universo.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

En principio… Elohim Alef-Tav… → §001.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, Cuando al principio

Fuente: La Biblia de las Américas

principio g §033.

1.1 ‘Elohim g §002.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

[o] En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra. Nos costaba abandonar la traducción tradicional : “En el principio Dios creó el cielo y la tierra”, pues es así como la leyeron decenas de generaciones. Más aún, las primeras palabras del evangelio de Juan, “En el principio” quieren precisamente recordar al Genesis. Pero la traducción exacta del texto hebreo es : “Cuando Dios empezó la creación de los cielos y de la tierra…). Tratamos de insinuar este sentido, si abandonar En el principio. No valdría la pena insistir en este detalle si no fuera para confirmar la orientación de todo el capítulo. El autor no quiso afirmar que Dios hizo todo desde los primeros comienzos o, con otras palabras, que “de la nada hizo Dios el universo”, como lo recuerda 2 Mac 7,28. Su propósito era otro. Dejó, pues, a un lado la cuestión de saber si el universo era sin comienzo (los judíos desconfiaban de la filosofía) y se centró en esta afirmación : no había y no podía haber ningún orden o armonía si no fuera por obra de Dios, el que entregó a su pueblo el sentido profundo de la creación. En cuanto al sentido del verbo “crear”, digamos que en hebreo es propio de Dios, pero no significa “hacer de nada”. El sentido es, según los lugares, “hacer” o “formar”.

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] Dios es el creador de todas las cosas; es una verdad fundamental del orden religioso, de la cual se derivan nuestros deberes para con Dios. Sal 33 (32), 6; 136 (135), 5; Eclo 18, 1; Hech 14, 14.[3] Según el texto hebreo se debería traducir Sea la luz. Y la luz fue; o también Haya luz. Y hubo luz.[5] La palabra día tiene diferentes sentidos en casi todas las lenguas; por tanto, no se sabe si son días naturales o más bien ciertas épocas o períodos en los cuales Moisés divide el tiempo en que Dios creó, formó y adornó el universo. La narración presenta a Dios como un buen trabajador, que en una semana lleva a cabo la obra de la creación.[7] Sal 136 (135), 6; 148, 4; Dan 3, 60.[7] Por firmamento debe entenderse todo el espacio que hay desde la superficie de la tierra hasta las estrellas fijas, en una bóveda.[10] Job 38; Sal 33 (32); 89 (88); 136 (135).[14] Sal 136 (135), 7.[26] En este modo de hablar han reconocido los santos padres y doctores el misterio de la unidad de Dios en la trinidad de personas. Había creado Dios el mundo para el hombre, ahora quiere crear al hombre para sí y le crea a imagen suya, con el alma incorpórea, inmortal, dotada de entendimiento, voluntad y libre albedrío. Puede oscurecerse esta imagen por el pecado, mas no borrarse.[26] Gen 5,1; 9, 6; 1 Cor 11, 7; Col 3, 10.[27] Sab 2, 23; Eclo 17, 1; Mat 19, 4.[28] Gen 8, 17; 9, 1.[28] Promete Dios al hombre y a la mujer la fecundidad, que es un don de Dios. 1 Cor.[29] Gen 9, 3.[31] Eclo 39, 21; Mar 7, 37.

Fuente: Notas Torres Amat