Significado de Pie
Ver Concordancia
(heb. regel; gr. poús).
Antiguamente, como todavía hoy, en las tierras del Oriente la reverencia se
demostraba descalzándose (Ex. 3:5; Jos. 5:15). Los hebreos también se quitaban
el calzado en momentos de gran desgracia y de duelo (2 S. 15:30). El respeto
por otra persona se mostraba postrándose a sus pies (2 R. 4:37; Est. 8:3; Mr.
5:22; Ap. 19:10). Los victoriosos los ponían sobre los cuellos de los
conquistados como un signo de dominio (Jos. 10:24). El salmista declara que
por cuanto sirvió fielmente a Dios sus pies estuvieron en «suelo llano» (Sal.
26:12, BJ). Cuando a alguien lo alcanzaban los resultados de su maldad, o caía
en pecado, figuradamente se decía que los suyos habían tropezado o resbalado
(Dt. 32:35; Sal. 73:2, 3). La expresión «sentarse a los pies de un maestro»
era literalmente cierta (cf Hch. 22:3). El profeta llamó a su pueblo a apartar
sus pies del sábado (Is. 58:13), con lo que quería decir que debían dejar de
profanar ese día. En la última cena, Jesús lavó los pies de los discípulos,
ocupando el lugar del siervo, que comúnmente lo hacía para limpiar el polvo de
los pies de los invitados que llegaban (Jn. 13:4-14; cf Lc. 7:44).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: PIE
PIE según la Biblia: Debido al polvo del camino, y a lo descubiertos que se llevaban los pies, sin calcetines ni medias, era preciso lavarse los pies con mucha frecuencia.
Debido al polvo del camino, y a lo descubiertos que se llevaban los pies, sin calcetines ni medias, era preciso lavarse los pies con mucha frecuencia.
A la llegada a una casa, el dueño de ella, o un siervo, lavaba los pies del visitante; como mínimo, se debía presentar agua para poderse lavar (Gn. 18:4; Lc. 7:44).
Así, lavar los pies vino a ser una expresión denotando el hecho de mostrar hospitalidad (1 Ti. 5:10). La prestación de este servicio de manera voluntaria denotaba una gran devoción; Jesús dio una gran lección de humildad al lavar los pies de Sus discípulos (Jn. 13:4-15).
Para indicar un trabajo muy humilde se usaba la expresión «desatar las correas de las sandalias» (Mr. 1:7; Lc. 3:16; Jn. 1:27).
Para expresar condena y separación, se sacudía el polvo de la ciudad de los pies de uno de una manera pública (Mt. 10:14; Hch. 13:51).
Para expresar el cuidado de Dios sobre Su pueblo durante la peregrinación en el desierto, Moisés les dice: «Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años» (Dt. 8:4; cfr. 29:5).
Como expresión de dominio, se ponía el pie sobre el cuello del vencido (Jos. 10:24, etc.).
Son numerosas las expresiones que se usan en la Biblia con el término «pie»:
«Cubrirse los pies» se usa eufemísticamente de «hacer las necesidades» (1 S. 24:3).
«Hablar con los pies» denota la gran gesticulación con que hablan los orientales, y con la que dan a sus palabras un énfasis y matiz adicionales (Pr. 5:13).
«sentado a los pies», para denotar a un discípulo recibiendo enseñanza, (Dt. 33:3; heb. lit.: Lc. 10:39; Hch. 22:3).
Hay frecuentes referencias a los pies en cuanto a la conducción por Dios de los Suyos (cfr. Sal. 91:12, que tiene además aplicación mesiánica; Sal. 121:3).
Se hace referencia al andar moral en relación con Dios y los demás (Sal. 73:2; Jb. 23:11; 31:5).
Aplicado a los que traen gratas nuevas, «los pies» son un sinónimo de «la llegada» (cfr. Is. 52:7).