Significado Bíblico de PRIMOGENITO
Significado de Primogenito
Ver Concordancia
(heb, bekôr, bekôrâh; gr. protótokos, «primogénito»).
Primer hijo de hombre o bestia. Como expresión figurada, el término también
puede indicar superioridad de tamaño, rango, fortaleza, etc., o preeminencia de
carácter o de posición. La palabra primerizo se usa a menudo para los
animales, y primicia* para los frutos.
Entre los antiguos hebreos, el hijo primogénito tenía una posición de
importancia especial, de acuerdo con costumbres bien definidas 945 y leyes
dadas por Dios (cf Gn. 48:13, 14, 17, 18; Dt. 21:15-17; 2 Cr. 21:3). Esta
posición estaba íntimamente ligada al derecho de la primogenitura* y sus
privilegios especiales, que incluían no sólo una porción favorecida de la
herencia* sino también ciertas bendiciones y responsabilidades espirituales en
la familia. Después de la experiencia de la Pascua y de la muerte de los
primogénitos de los egipcios, Jehová enfatizó la posición especial del hijo
mayor al ordenar que todos, tanto de hombres y como de bestias, debían ser
especialmente consagrados a él (Ex. 13:2, 12; Nm. 3:13). El hijo primogénito
debía ser redimido con el pago de un rescate (Ex. 13:13, 15; Nm. 18:15, 16).
Parece que la dedicación del hijo mayor a Dios tenía la intención de ser una
consagración especial a su servicio, pero este aspecto fue más tarde
modificado por el llamamiento de la tribu de Leví en lugar de los primogénitos
(Nm. 3:12, 45). Por todo ello los israelitas tenían que recordar la liberación
de éstos dentro del pueblo de Dios durante la noche de la Pascua en Egipto (Ex.
12:22, 23, 29), lo que debía señalar a Cristo, el primogénito simbólico.
El término también se usaba en sentido figurado en frases como «el primogénito
de la muerte» (Job 18:13), que quizá se refería a una enfermedad tan virulenta
que se la consideraba la principal de todas las enfermedades fatales, y «los
primogénitos de los pobres» (Is. 14:30), que significaba «el más pobre de los
pobres». Estos casos explicarían cómo David pudo llegar a ser el «primogénito»
(Sal. 89:27), aun cuando en realidad era el menor de los hijos de Isaí (1 S.
17:14). Lo que aparentemente se quería decir era que tendría un lugar
distinguido y excelencia especiales. En forma similar, cuando Jehová designó a
la nación de Israel como «mi primogénito» (Ex. 4:22), hacía referencia a su
preeminencia entre las naciones a los ojos de Dios, así como el hijo mayor
ocupa una posición distinguida entre sus hermanos. Del mismo modo, «la
congregación de los primogénitos» destaca la condición exaltada de los santos
(He. 12:23). Cuando Cristo es llamado «el primogénito de toda creación» (Col.
1:15), se destaca su superioridad sobre todos los seres creados. Pablo habla
de él como «el primogénito de entre los muertos» (v 18), después de lo cual
añade esta significativa explicación: «Para que en todo tenga la preeminencia»;
véase también Ro. 8:29, donde se habla de Cristo como el «primogénito entre
muchos hermanos». En He. 1:6 y Ap. 1:5 la expresión «primogénito» se usa
quizá con el sentido figurado de preeminencia. Además de este empleo como un
calificativo de Cristo, también se lo aplica en sentido literal cuando se
refiere a Jesús como el «hijo primogénito» de María (Mt. 1:25; Lc. 2:7).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: PRIMOGENITO
PRIMOGÉNITO según la Biblia: Los primogénitos de los hombres y de las bestias son declarados pertenecientes a Dios, que no sólo los ha dado (cfr. Gn. 4:4), sino que los ha rescatado en Egipto de la esclavitud y del juicio.
Los primogénitos de los hombres y de las bestias son declarados pertenecientes a Dios, que no sólo los ha dado (cfr. Gn. 4:4), sino que los ha rescatado en Egipto de la esclavitud y del juicio.
Durante la décima y última plaga, los primogénitos de Egipto fueron muertos, en tanto que los primogénitos de los israelitas eran salvados gracias a la sangre puesta sobre el dintel y los postes de las puertas de sus casas (Éx. 12:12, 13, 23, 29; véase PASCUA).
Los primogénitos, objetos de tal redención, pertenecían así por partida doble a Jehová. Todo varón primogénito de hombre o de animal era puesto aparte para el Señor (Éx. 13:2; 34:19); el hombre no tenía derecho alguno sobre ellos.
El primogénito de los animales estaba destinado al sacrificio, pero el primogénito de hombre era rescatado (Éx. 13:13, 15; 34:20, cfr. Lv. 27:6). Por esta razón era llevado al santuario y presentado a Jehová (Lc. 2:22; cfr. Nm. 18:15).
Más tarde, los levitas tomaron el lugar de los primogénitos de los israelitas (Nm. 3:12, 41, 46; 8:13-19; cfr. Éx. 32:26-29) y fueron asignados al servicio del culto (véase LEVITAS).
Entre los primogénitos de los animales igualmente consagrados al Señor se hacían distinciones. El primogénito de los animales puros era sacrificado. Los animales impuros, de los que se cita el asno como espécimen típico, podían ser desnucados, o ser redimidos con un cordero (Éx. 13:13, 15; 22:29, 30; 34:20).
La grasa del animal debía ser consumida con fuego, y la carne entregada al sacerdote. El animal impuro era rescatado o vendido (Lv. 27:27; Nm. 18:15-18).
Más tarde, debido a las nuevas circunstancias que se podían prever del establecimiento del pueblo en la tierra de Canaán, y debido a que el desplazamiento al único santuario central podía ser difícil y costoso, se dio la norma de retrasar la presentación del primogénito.
Se permitió que transcurrieran más de los ocho días inicialmente prescritos al inicio, y esperar a una de las fiestas anuales. La carne, en lugar de ser entregada al sacerdote, quedaba para el peregrino que había llevado el animal al santuario.
El israelita y su familia lo consumían allí (Dt. 15:19, 20). Los animales con tachas no eran llevados al santuario. Eran comidos en casa, sin ceremonia cultual alguna (Dt. 15:21-23). Con respecto a los privilegios legales del primogénito