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Significado Bíblico de CAMELLO

Significado Bíblico de CAMELLO

Significado de Camello

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(heb. generalmente gâmâl; kirkârâh [plural kirkârôth, Is. 66:20]; bêker y
bikrâh se usan para los camellos y las camellas jóvenes, respectivamente [la
RVR las traduce por dromedarios en Is. 60:6 y Jer. 2:23]; gr. kámlos).

Animal ampliamente utilizado en el mundo antiguo y también en el moderno como
bestia de carga y de silla (figs 12, 30, 106). Es un cuadrúpedo veloz y de
gran resistencia, y se lo menciona con frecuencia en la Biblia. En Lv. 11 y
Dt. 14 se lo incluye entre los animales inmundos.

El camello de la Biblia es, casi sin excepción, el de una sola joroba o
dromedario, no el 193 de 2° bactriano que se muestra en el arte de la
Mesopotamia y de Persia. Los patriarcas poseían camellos (Gn. 24:10), y en su
tiempo había caravanas de ismaelitas formadas por este animal que recorrían el
camino entre Transjordania y Egipto (37:25; Is. 30:6). Por el tiempo de los
jueces eran tan comunes, que los nómadas madianitas del desierto oriental
invadían Palestina con «camellos innumerables» (Jue. 6:5). Desde ese tiempo,
aparecen con frecuencia en los relatos bíblicos, especialmente en relación con
la gente y las caravanas del desierto. Estos animales, por lo general
pacientes y flemáticos, puede ser sumamente tercos y malvados, especialmente
cuando están en celo. Es probable que esta sea la razón para que el profeta
Jeremías compare al Israel idólatra con una «camellita liviana» (Jer. 2:23,
BJ).

106. Caravana de camellos precedida por un burro cerca de Esmirna, al oeste del
Asia Menor.

En el NT se menciona al camello en relación con 2 personas: Juan el Bautista
vestía un manto (una tela áspera) tejido con su pelo (Mt. 3:4; Mr. 1:6; cf 2
R. 1:8), y Jesús hablaba de un camello que pasaba por el ojo de una aguja (Mt.
19:24) y de hombres que colaban el mosquito y se tragaban el camello (23:24).
Véase Pelo de camello.

Algunos eruditos han afirmado que este animal no habría sido domesticado hasta
el s XII a.C., y que todas las menciones anteriores del AT serían anacrónicas.
Se basan mayormente en el hecho de que se encuentran figuras de camellos en los
relieves y murales egipcios antiguos, pero que el animal no se menciona en
textos egipcios ni cuneiformes anteriores al s XII a.C. Aunque la evidencia
parece indicar que era muy usado antes de ese tiempo, su domesticación y empleo
esporádicos en pequeñas cantidades está bien documentada desde tiempos muy
tempranos en Egipto, Palestina y Mesopotamia. En contextos arqueológicos muy
antiguos se descubrieron pequeñas esculturas de camellos cargados, y en un
sello cilíndrico antiquísimo de Mesopotamia aparece una representación
pictórica de un hombre montado sobre uno de ellos. Las evidencias en favor de
la existencia del camello domesticado llegan, en algunos casos, hasta el 3er
milenio a.C.

Bib.: F. E. Zeuner, A History of Domesticated Animals [Una historia de los
animales domesticados] (Nueva York, 1963), pp 341-360.

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: CAMELLO

CAMELLO según la Biblia: Hay dos especies de camello:
el camello propiamente dicho, o camello de dos jorobas («camelus bactrianus»), originario de Asia central, y
el dromedario («camelus dromedarius»), de una sola joroba.

Hay dos especies de camello:
el camello propiamente dicho, o camello de dos jorobas («camelus bactrianus»), originario de Asia central, y
el dromedario («camelus dromedarius»), de una sola joroba.

Esta se corresponde con la joroba posterior del «c. bactriano», aunque, en realidad, tiene otra más pequeña, que pasa casi inadvertida, y que se corresponde con la anterior del dicho «c. bactriano».

En Lv. 11:4 se dice que el camello «no tiene pezuña hendida». En efecto, aunque sus miembros acaban en dos dedos, como sucede con los otros rumiantes, estos dos dedos están cubiertos por una especie de amplio y fibroso cojín, recubierto de una resistente capa córnea, que hace el papel de suela, por lo que no presenta forma externa de pezuña hendida.

Esta constitución del pie está admirablemente ajustada para la marcha por la arena del desierto.
El camello es uno de los animales domésticos más útiles, notable por su fuerza y resistencia.

Puede subsistir con un forraje de lo más mísero y espinoso. Las jorobas están constituidas por una abundante reserva de grasa que va disminuyendo al ir pasando por un ayuno prolongado. Tiene también, debajo de la panza, un conjunto de celdas acuíferas que le proveen de una reserva de agua metabólica.

El camello llega a medir 2,5 m. de altura pero al arrodillarse se le puede cargar con tanta facilidad como a un asno. Puede llevar una carga de 250 kg. y marchar durante todo el día bajo un sol de justicia.

Su carne, prohibida a los israelitas (Lv. 11:4), es sin embargo consumida por los árabes. Con su piel se hacen tiendas y prendas de vestir. La leche de camella es una de las bases de la alimentación de los beduinos.

Frente a las declaraciones de críticos hostiles a la Biblia, la investigación ha descubierto estatuillas representando camellos, y osamentas y otros vestigios que se remontan hasta el año 3.000 a.C. (cp. J. P. Fee, «Abraham’s Camels», Journal of Near Eastern Studies, University of Chicago, julio 1944, PP. 187-193).

Por ello, no es sorprendente que Abraham y Jacob poseyeran camellos (Gn. 12:16; 30:43), igual que los ismaelitas que llevaron a José a Egipto (Gn. 37:25).

Está también demostrado que la domesticación de los camellos estaba muy desarrollada en el siglo XII a.C., y que no se puede argumentar ninguna dificultad histórica a las hordas de madianitas montadas sobre camellos (Jue. 6:5), ni ante las caravanas ricamente cargadas de la reina de Saba (1 R. 10:2).

Sentido figurado. En dos ocasiones hizo uso el Señor Jesús de la figura del camello como base de una comparación (Mt. 19:24; 23:24). Toda la fuerza de este doble paralelo se halla en la hipérbole.

Jamás podrá pasar un camello por el ojo de una aguja, ni tampoco por el gaznate de un fariseo. Nada en esta figura parece confirmar la postura de que «el ojo de la aguja» sería un portillo abierto en el gran portalón de una ciudad oriental.

Con todo este paralelismo, el Señor se refiere por una parte a la doblez de los fariseos, y a la imposibilidad de algo en el orden natural de las cosas, pero posible para Dios. En gracia, la nueva creación elimina todas las dificultades de acceso a Dios.

Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: CAMELLO