Significado Bíblico de NAAMAN
Significado de Naaman
Ver Concordancia
(heb. Na{amân, «placentero [dulce, ameno, agradable]»; ugar. N{mn; egip. del
tiempo de Tutmosis III, N{mn3; gr. Naimán).
1. Descendiente de Benjamín (Gn. 46:21; 1 Cr. 8:4), y cabeza ancestral de los
naamitas.*
2. Comandante en jefe del ejército sirio bajo Ben-adad II, rey de Damasco. Como
militar tuvo éxito, e hizo del reino sirio de Damasco una nación fuerte (2 R.
5:1). Sin embargo, contrajo lepra, y afrontaba la ruina de su carrera. En su
casa había una esclava israelita que había sido llevada cautiva en una de las
incursiones a Israel. Tenía simpatía por el problema de su amo y expresó su
deseo de que pudiera ser sanado por el profeta en Samaria. Frente a esta
perspectiva de curación, Naamán pidió consejo al rey, quien lo envió a esa
ciudad con una carta de recomendación al rey de Israel. Cuando Naamán la
presentó en la corte, se produjo una consternación, porque se consideró que el
incidente era una excusa para iniciar una guerra. Pero cuando Eliseo oyó del
incidente, envió decir al rey que enviara a Naamán a su casa. Cuando éste y su
séquito llegaron, el profeta no salió a recibirlo; sencillamente le envió el
mensaje de que debía sumergirse 7 veces en el río Jordán. Eso, evidentemente,
tenía el propósito de probar su fe y de humillar su orgullo. Naamán se molestó
y se propuso regresar a Damasco de inmediato, afirmando que los ríos Abana* y
Farfar* eran mucho mejores que el fangoso Jordán. Pero finalmente lo
persuadieron a probar la receta de Eliseo, y como resultado, sanó. Le ofreció
una rica recompensa, pero el profeta rehusó aceptar algo de él. Su siervo,
Giezi, por engaño obtuvo para sí mismo algunos de los regalos ofrecidos. Esto
le costó un duro castigo, porque por su pecado recibió la lepra de Naamán (2 R.
5:1-16, 20- 27).
Como resultado de su milagroso sanamiento (Lc. 4:27), llegó a ser creyente en
Yahweh, el Dios de Israel, y prometió adorarlo sólo a él de allí en adelante (2
R. 5:17). Pidió 2 mulas cargadas de tierra, sobre la cual ofrecer sacrificios
a Dios en Damasco. Explicó al profeta que, sin embargo, su cargo le exigía
acompañar al rey al templo del dios Rimón, donde tendría que inclinarse ante el
ídolo mientras el rey se apoyaba en su brazo. El profeta le dijo: «Ve en paz»
(vs 17-19). Aparentemente no era el momento de pedir que hiciera una reforma
en ese asunto.
3. Otro descendiente de Benjamín, hijo de Aod (1 Cr. 8:6, 7).
Diccionario Enciclopédico de Biblia y Teología: NAAMAN
NAAMÁN según la Biblia: «agradable».
(a) Nieto de Benjamín e hijo de Bela; fundador de una familia (Gn. 46:21; Nm. 26:40).
«agradable».
(a) Nieto de Benjamín e hijo de Bela; fundador de una familia (Gn. 46:21; Nm. 26:40).
(b) General del ejército de Ben-adad, rey de Damasco. Este general, que fue usado para liberar a los sirios, era leproso. A pesar de su repugnante carácter, la lepra no era causa de exclusión del enfermo en la sociedad siria, al revés de lo que sucedía en Israel.
Una muchacha israelita, que había sido dada como esclava a la esposa de Naamán, sugirió que el general visitara al profeta Eliseo en Samaria, para que fuera sanado de su lepra. Fue. Para quebrantar el orgullo de Naamán y convencerle de que sólo debería su curación a Dios, Eliseo no fue al encuentro del general ni de su séquito.
Envió a su criado a que le dijera que se bañara siete veces en el Jordán. Ofendido y encolerizado, Naamán volvió grupas, diciendo: «Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio?»
Sus siervos lo calmaron, y le suplicaron que descendiera al Jordán. Se bañó siete veces en el Jordán, y fue sanado. Lleno de gratitud, el general quiso recompensar a Eliseo, que rehusó, a fin de hacerle comprender lo gratuito de las bendiciones divinas.
Pero Giezi, siervo del profeta, ardiendo en codicia, actuó mentirosamente para conseguir dones. Naamán, transformado en adorador de Jehová, pidió permiso para llevarse dos cargas de mulas de tierra de Israel, indudablemente para elevar un altar al verdadero Dios. Viviendo en el seno del paganismo, no podría sustraerse por completo a sus costumbres.
El rey de Siria rendía culto a Rimón. Naamán tenía el deber de sostener a su señor cuando él entrara en el santuario de este ídolo y se prosternara delante de él. Esta obligación preocupaba al general.
Eliseo lo autorizó a que cumpliera con sus deberes seculares aún cuando ello implicara su presencia en un templo pagano (2 R. 5). El profeta sabía que el Señor acabaría la obra comenzada en el corazón de Naamán, y que lo llevaría a su tiempo a romper todo lazo con la idolatría.
En el NT el caso de Naamán es presentado como ejemplo de la acción soberana de Dios en gracia fuera de Israel, y frente a un Israel apóstata y rebelde (Lc. 4:27), intimando ya la obra de gracia que iba a ir al mundo por el endurecimiento de Israel (cfr. Ro. 11:12).