AGUAS AMARGAS

Aguas amargas (heb. mê hammârîm, literalmente “aguas de amargura”). Agua empleada en un rito simbólico para verificar la acusación, sin la presencia de testigos, de adulterio por parte de la esposa (Num 5:11-31). Este rito, que estaba en armoní­a con la ley mosaica conocida como la “ley de los celos” (v 29), se aplicaba cuando un hombre sospechaba que su esposa le era infiel, por lo que debí­a llevarla al sacerdote junto con una ofrenda especificada de harina de cebada conocida como la “ofrenda de celos” (v 15). El sacerdote presentaba a la mujer ante Jehová: tomaba “agua santa” (aparentemente de la que estaba en el atrio) y la mezclaba con polvo del piso del santuario, le soltaba el cabello, y poní­a la harina de cebada en las manos de ella. Con las “aguas amargas” -“agua santa” mezclada con polvo- en su mano el sacerdote poní­a a la mujer bajo juramento, de modo que si ella era inocente el “agua amarga” no tendrí­a efecto sobre ella, pero si era culpable Dios harí­a que se le hinchara el vientre y se le cayera el muslo (v 22). Entonces la mujer respondí­a confirmando el juramento, y el sacerdote lo registraba en un libro, lavaba este registro haciendo que el agua de ese lavado cayera en el agua amarga y se la daba a la mujer para que bebiera. Luego el sacerdote presentaba la harina de cebada ante el Señor y la ofrecí­a sobre el altar. El resultado de la prueba quedaba en manos de Dios: o la maldición no producí­a ningún efecto (la mujer era inocente), o bien, la mujer quedaba estéril. Agüero. Véase Agorero.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

Ver adulterio.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

tip, CERE LEYE TIPO COST Cuando un hombre sospechaba que su esposa le era infiel, la esposa era llevada ante el sacerdote, en un solemne ritual, debí­a beber las aguas amargas. Se preparaban en un vaso de barro, donde se poní­a “agua santa” y “polvo del suelo del tabernáculo” (tipo del Espí­ritu Santo aplicando la muerte, como juicio de Dios sobre el pecado, a la conciencia por la palabra). Si ella le habí­a sido infiel, esta bebida le serí­a para maldición, sufriendo de hidropesí­a bajo la mano de Dios. Si no, quedarí­a libre (Nm. 5:11-31).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado