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Es una característica esencial de la comunidad de creyentes en Jesús, que se hace más urgente y necesaria en los tiempos de cambio cultural o de tensiones morales.
El cristianismo no es un sistema religioso rígido y violento, sino un mensaje de salvación que se ofrece con benevolencia y libertad a los hombres. El Evangelio es una buena noticia no un sistema social o moral. Por eso el catequista debe huir de todo rigorismo y de todo fanatismo, pues cualquier postura integrista o agresiva se opone a la naturaleza viva del mensaje cristiano y a la ley primera de Jesús que es la del amor. (Ver Iglesia y ver Notas de la Iglesia)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa