GRANDEZA

v. Excelencia, Gloria, Magnificencia, Majestad
Num 14:19 perdona .. según la g de tu misericordia
Deu 3:24 has comenzado a mostrar a tu siervo tu g
Deu 5:24 Dios nos ha mostrado su gloria y su g
Psa 71:21 aumentarás mi g, y volverás a
Psa 131:1 ni anduve en g, ni en cosas .. sublimes
Psa 145:3 grande es .. y su g es inescrutable
Psa 145:6 de tus .. hablarán .. y yo publicaré tu g
Isa 40:26 tal es la g de su fuerza, y el poder de su
Jer 45:5 y tú buscas para ti g? No las busques
Eze 31:2 Faraón .. ¿A quién te comparaste en tu g?
Hos 4:7 conforme a su g, así pecaron contra mí


(-> pobres, niños). El tema de la grandeza y de la pequeñez constituye uno de los motivos que atraviesan toda la Biblia, desde el Canto de Ana* al de Marí­a (Magní­ficat*), donde se afirma que Dios derriba del trono a los poderosos y eleva a los oprimidos. En contexto eclesial, ese tema ha sido formulado de manera clásica por Marcos, en los dos textos de los niños (Mc 9,33-37; 10,13-16) y en la respuesta a los zebedeos, que le piden los primeros puestos en el Reino (Mc 10,35-45). Mateo ha elaborado el tema de un modo eclesial, situando esta palabra en el comienzo de su discurso comunitario: “En aquel tiempo los discí­pulos se acercaron a Jesús diciendo: ¿Quién es el más grande en el reino de los cielos? Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: en verdad os digo, si no os volvéis y os hacéis como niños, jamás entraréis en el reino de los cielos. Porque, cualquiera que se abaje como este niño, ése es el más importante en el reino de los cielos. Y cualquiera que en mi nombre reciba a un niño como éste, a mí­ me recibe” (Mt 18,1-5). Estos son los elementos básicos de la respuesta de Jesús.

(1) Colocar a un niño en medio (Mt18,2). Los discí­pulos se creen importantes porque se sienten capacitados para organizar la estrategia del reino de Dios (como querí­an los zebedeos en Mc 10,35). Para que un grupo humano funcione hacen falta grandes dirigentes, y eso quieren ser los Doce compañeros de Jesús. Pero allí­ donde ellos mandan, los inútiles (y niños) quedan dominados, en segundo plano, pues no pueden imponerse o sobresalir. Para invertir ese modelo, Jesús toma a un niño y lo pone en el centro de la comunidad, como si fuera el obispo de la iglesia (estésen auto en mesó autón). Buscan ellos el centro, pero está ocupado ya por el más niño, a quien Jesús coloca en pie, en señal de autoridad, en medio del corro donde se encontraba él mismo (cf. Mc 3,31-35).

(2) Hacerse niños, humillarse como niños (Mt 18,3-4). Frente a la exigencia de las obras (conquistar el Reino por ascesis, ciencia o violencia) se expresa aquí­ la más honda experiencia de la receptividad. Este Jesús de Mateo (lo mismo que el de Mc 9,36-37) está hablando a una iglesia en la que ha surgido el deseo de poder, la disputa por los primeros puestos (cf. Mt 23,1-11; cf. Mc 9,34). Frente a eso, Jesús interpreta la vida como don abierto a los más pequeños; no son los niños los que tienen que hacerse mayores, sino al contrario: son los mayores los que tienen que hacerse niños.

(3) Recibir a los niños: “el que recibe a un niño como éstos a mí­ me acoge” (Mt 18,5). El texto pasa del plano personal (hacerse niños) al plano social (recibir a los niños), es decir, ofrecerles un lugar en la casa de la comunidad. En tiempo de Jesús los niños sufrí­an las consecuencias de la lucha por el poder, que habí­a llevado a un fuerte desarraigo: ellos eran el último eslabón de una cadena de opresiones, de forma que al final muchos de ellos quedaban sin casa (sin familia, sin comunidad). Contra esa situación habla Jesús: ¡Quien reciba (dexétai) a uno de estos niños…! Los niños son la realidad mesiánica, expresión de autoridad, signo de Dios sobre la tierra.

Cf. J. D. CROSSAN, “Kingdom and Children. A Structural Exegesis”, JBL SemPap, 1982, 63-80; V. K. ROBBINS, “Pronouncement Stories and Jesus Blessing of the Children. A Rhetorical Approach”, JBL SemPap, 1982, 407-435; X. PIKAZA, El Evangelio. Vida y pascua de Jesils, BEB 75, Sí­gueme, Salamanca 1993, 133-143.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra

1. megaleiotes (megaleiovth”, 3168) denota esplendor, magnificencia (de megaleios, magnificente: “grandes obras”, Lacueva, Nuevo Testamento interlineal; Act 2:11 megas, grande). Se traduce “majestad” en Act 19:27, del esplendor de la diosa Diana. En Luk 9:43, “grandeza”; en 2Pe 1:16, “majestad”. En los papiros se usa frecuentemente como tí­tulo ceremonial.¶ 2. megethos (mevgeqo”, 3174), relacionado con megas (véase bajo GRANDE, Nº 1). Se dice del poder de Dios (Eph 1:19).¶ 3. juperbole (uJperbolhv, 5236) denota una inmensa grandeza, más allá de toda medida. Se traduce “excelencia” en 2Co 4:7; véase EXCELENCIA, A, Nº 2.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento