GOEL, GOELATO

(-> pena de muerte, [año] sabático). Una de las instituciones básicas de la familia y sociedad israelita. El goel es el pariente en quien, por cercaní­a o importancia, recaí­a la obligación de defender y representar en el plano económico, social y criminal a los restantes miembros de la familia, dentro de una sociedad en la que el Estado no tení­a capacidad o posibilidades de hacerlo. La palabra goel viene del verbo gaal, que expresa las diversas formas de ayuda y solidaridad entre los miembros de una familia. Conforme a la visión del Antiguo Testamento, el goel tiene cuatro deberes o funciones básicas.

(1) Es el vengador de sangre, aquel en quien recae el deber de restablecer la justicia, entendida casi siempre en claves de talión, castigando de forma correspondiente a los culpables. Moisés aparece así­ como goel del israelita a quien un egipcio habí­a atacado (cf. Ex 2,11-15). Joab mata a Abner para vengar la sangre de su hermano Asahel (cf. 2 Sm 2,18-28; 3,22-30; 1 Re 2,5-6).

(2) Tiene la obligación de rescatar las tierras de los parientes que han sido vendidas o enajenadas por necesidad, tal como lo ha codificado la ley del Jubileo* (Lv 25,25). Sobre esta ley y obligación se funda el libro de Rut, donde un pariente de su marido actúa como goel y también como levir. (3) En el caso de Rut, la ley del goelato se vincula a la del levirato* (de levir, que significa en latí­n “cuñado”): en caso de que un hombre muriera sin hijos, su hermano principal debí­a casarse con la viuda, para protegerla y para dar descendencia a su hermano, asegurando así­ la permanencia de las tierras en manos de la familia (cf. Dt 25,5-10; Mc 12,18-28 par).

(4) Rescate de esclavos. El goel tiene la obligación de defender y rescatar a sus parientes más próximos, en el caso de que hayan sido vendidos como esclavos (cf. Gn 14,1-24). Esta ley del rescate se encuentra vinculada a la ley del año sabático*, en la que se declara que los esclavos israelitas quedan libres después de haber servido durante siete años (cf. también Lv 25,47-49). La institución del goelato pone de relieve la firmeza de la familia, en su nivel pequeño, de grupo autosuficiente en el plano económico y legal. Ella pierde su sentido y su función a medida que el Estado toma a su cargo la protección del conjunto de la población. Ella sigue teniendo, sin embargo, una gran importancia simbólica, sobre todo en su sentido teológico: a lo largo de la historia de Israel, el mismo Dios Yahvé aparece como el pariente más cercano, como el defensor y liberador de su pueblo. Dios es goel cuando libera a los hebreos de Egipto y, de un modo especial, aparece como goel en los textos del Segundo y Tercer Isaí­as, donde viene a presentarse como el auténtico liberador de los exiliados y los pobres: Is 41,14; 43,1.14; 44,6.22-23; 47,4; 48,17.20; 49,26; 51,10; 52,9; 54,5; 60,16. Desde esa base se entiende la experiencia bí­blica de Dios, tal como culmina, según el Nuevo Testamento, en Mt 25,31-46, donde el mismo Jesús aparece como goel de los pobres, con quienes se identifica.

Cf. R. DE VAUX, Instituciones del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1985, 49-54.

PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007

Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra