JOVEN, JOVENES

Los jóvenes son conspicuos tanto en los pasajes del AT como del NT. Samuel, Saúl, David y Daniel eran jóvenes cuando alcanzaron prominencia. Jesús comenzó su ministerio cuando joven y reveló un interés genuino por la juventud (cf. Mt. 19:16–22 y paralelos; Lc. 7:11–17). Pablo era un joven cuando fue convertido (Hch. 7:58), y él y su compañero Bernabé eligieron a un joven, Juan Marcos, para que los acompañase en su primera misión a los gentiles. Timoteo también era relativamente joven (1 Ti. 4:12) cuando asumió la responsabilidad de la iglesia en Efeso, una señal que la posición de liderazgo era, algunas veces, encargada a los jóvenes. Sin embargo, hay evidencias que en la iglesia primitiva había diferencias marcadas entre los jóvenes y los viejos. 1 Jn. 2:13–14 indica que en la iglesia eran reconocidos sólo dos grupos especiales de edades, «padres» y «jóvenes» («niños» probablemente es una designación inclusiva, cf. 2:18). La edad era venerada y recibía el debido respeto (1 Ti. 5:1, 2; 1 P. 5:5) mientras que la juventud era exhortada a la continencia y a una vida piadosa (Tit. 2:6).

Walter W. Wessel

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (336). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología