LAVATORIO DE PIES

al llegar a una casa era costumbre lavarse los pies; por tal razón la costumbre era que el anfitrión dispusiera lo necesario para que el huésped pudiera lavarse, Gn 18, 4; 19, 2; 24, 32. Lavar los pies a otra persona era un acto de humildad, en el caso que no fuese realizado, como era habitual, por los esclavos, Lc 7, 44. El l. de p. hecho por Jesús antes de su muerte a sus discí­pulos es un acto de humildad, desprendimiento y de ejemplo a los demás: †œPues si yo, el Señor y Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros†, Jn 13, 3-15.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital