NAHUM

Nahum (heb. Najûm, “consolación [consuelo, consolador]”, “quien es consolado”; gr. Naóum; el nombre aparece en un antiguo sello heb., sobre una asa de una vasija y en inscripciones fen.). 1. Profeta de judá que vivió en el s VII a.C., y autor del libro que lleva su nombre. Era natural de Elcos* (Nah 1:1). 2. Nombre que aparece en la genealogia de Jesucristo que registra Lucas (Luk 3:25). Nahum, Libro de. Séptimo de los así­ llamados Profetas Menores. I. Autor. El profeta Nahum* de Judá. II. Ambientación. La referencia de Nah 3:8-10 a la caí­da de Tebas (No), destruida por Asurbanipal de Asiria en el 663 a.C., sugiere que Nahum escribió su libro poco después de esa fecha. Como predice la desolación de Ní­nive (3:7), la capital asiria, su libro puede fecharse entre el 663 y el 612 a.C., tal vez c 640 a.C. Anuncia la suerte del gran Imperio Asirio precisamente en el momento en que estaba en la cúspide de su poder. Jerusalén y Judá habí­an sufrido sus repetidas invasiones y fueron obligadas a pagar tributo en forma intermitente por 3/4 de siglo. Asiria parecí­a invencible, pero Dios profetizó por medio de Nahum que él quebrarí­a su yugo (1:13). Este mensaje aseguró a los fieles de Judá que Dios todaví­a cuidaba de su pueblo y que castigarí­a a sus opresores. Durante el reinado de Asurbanipal 825 (669-627? a.C.) la mayorí­a de las naciones del Fértil Creciente, desde Mesopotamí­a hasta Egipto, estaban sujetas a Asiria o le pagaban tributo. Sin embargo, antes de su muerte, posiblemente en el 627 a.C., la situación ya habí­a comenzado a cambiar. Poco después el imperio se desintegró, y Ní­nive cayó en el 612 a.C. ante los medos y los babilonios. Véase Asiria. III. Tema. El libro sólo se ocupa de la suerte venidera de Ní­nive. Casi 1 1/2 siglo antes de Nahum, Jonás fue a la ciudad con un llamado al arrepentimiento, y por un tiempo el rey y el pueblo se humillaron ante Dios (Jon 3:5-10). En consecuencia, se salvó. Pero la reforma no fue duradera, y Nahum ahora predijo la inminente destrucción de la “ciudad sanguinaria” (Nah 3:1). Un siglo antes de Nahum, Asiria habí­a sido la “vara” de la ira de Dios contra el reino norteño de Israel, cuyas 10 tribus llevó cautivas (Isa 10:5). Unos pocos años más tarde, bajo Senaquerib, usó la misma vara para castigar al pueblo de Jerusalén y Judá (cps 36; 37; cf 8:7, 8). Pero por su enorme orgullo y crueldad descarada, los asirios habí­an llenado la copa de su iniquidad. Estaban desafiando la soberaní­a del Dios del cielo y rebajando al Creador del universo al nivel de sus í­dolos (36:7,14-20). La nación habí­a rehusado cooperar con el propósito de Dios para con ella, y por lo tanto perdió su mandato para gobernar. IV. Estilo literario. La profecí­a de Nahum está escrita en estilo poético, en la que su 1er capí­tulo es un salmo alfabético de forma poco usual. Aunque en el texto como nos ha llegado faltan algunas letras y otras están fuera de orden, es muy posible que originalmente la disposición estuviera en regla y completa. Cada letra del alfabeto presenta un pensamiento nuevo. Así­, en el v 5, el 1er par del paralelismo poético -“los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten”- comienza en hebreo con la letra hêz; mientras que el 2º -“la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan”- empieza con wâw, la siguiente letra del alfabeto. Véase Acróstico. V. Bosquejo y Contenido. La profecí­a se divide lógicamente en 2 partes: 1. Un tributo de alabanza, destacando a Dios como misericordioso y justo, como el gobernante de la tierra y árbitro del destino nacional (Nah 1:1-10). 2. Una ví­vida descripción de la caí­da de Ní­nive (1:11-3:19). Nahum titula su predicción como “Profecí­a sobre Ní­nive”. Dios toma a los enemigos de su pueblo como sus propios “adversarios” (1:2). Aunque es “tardo para la ira”, no soportará para siempre su maldad (v 3). Las fuerzas de la naturaleza -el mar, los rí­os, los montes, la tierra- están sometidas a su voluntad (vs 4-6). Para su pueblo es “fortaleza en el dí­a de la angustia; y conoce a los que en él confí­an” (v 7). Cuando decida castigar a los asirios “hará consumación”, y nunca más se levantarán para oprimir a su pueblo (v 9). Por algún tiempo, Dios les permitió prosperar (v 12), pero está próximo el momento en que quebrará el yugo asirio y restaurará la paz a Judá (vs 13-15). El destructor aparece sitiando Ní­nive, y con ironí­a Dios llama a su guarnición a prepararse para defender la ciudad (2:1). Los escudos de los defensores son rojos, aparentemente por la sangre, y los carros retumban por las calles al ir al lugar del ataque (vs 3, 4). Los guerreros se atropellan para ocupar sus lugares señalados sobre los muros (v 5); las compuertas se abren y el palacio se inunda (v 6). Mientras sus habitantes tiemblan de miedo, los invasores se precipitan sobre la ciudad y toman sus despojos (vs 7-10). El cp 3 describe a los jinetes mientras levantan sus lanzas y espadas en la batalla, y multitudes caen muertas (3:1-3). Dios está contra Ní­nive por causa de sus crí­menes, de su inmoralidad y de su opresión a los demás (vs 4-6); por tanto, será asolada (v 7). No es mejor que la ciudad de Tebas de Egipto, o de otras naciones que han caí­do (vs 7-9). Su pueblo es llevado en cautiverio, o se esparce sin lí­deres por las montañas; los “pastores”, los dirigentes de Asiria, son sepultados en el polvo. La herida de Ní­nive es mortal, y ” no hay medicina” para la que ahora sufre (vs 10-19; véase CBA 4:1057, 1058).

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

hebreo nahumyah, Yahvéh ha consolado. Séptimo de los Profetas Menores oriundo de Elcós, Na 1, 1, que vivió a finales del siglo VII a. C. en el reino del Sur, Judá.

Su libro describe la caí­da de Ní­nive, final del Imperio asirio, que dominaba en toda la región, por ello celebrada como una liberación. Da inicio a su libro con un poema acróstico, Na 1, 2-10. Luego anuncia el juicio y la amenaza contra Ní­nive. Asiria, usada por Dios para disciplinar a su pueblo, ahora es castigada por su soberbia y el yugo de su pueblo será quebrado.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

(heb., nahum, compasivo). El nombre es un apócope de Nehemí­as.

1. Nahúm de Elcós, un profeta (Nah 1:1). Ver NAHUM, LIBRO DE.
2. Uno de los antepasados de Cristo mencionados en Luk 3:25.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

(compasivo).

Es una contracción del nombre Nehemí­as.

1- Profeta: Natural de Elcos, profetizó en el reinado de Ezequí­as, después de Jonás: (663 a 606).

(Nah.l:l,Nah 3:8-11).

El Libro de Nahum.

– El libro de la ira de Dios. Declara la santidad y bondad de Dios que tiene que tratar el pecado con justicia. Cap.l.

– Profetizó la destrucción de Ninive un siglo antes que ocurriera, cuando Ninive estaba en su esplendor.

(2 y 3).

2- Ascendiente de Cristo, Luc 3:25.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

(Consuelo). Profeta de Israel. Era nativo de †¢Elcos (Nah 1:1), una localidad que, según Jerónimo, quedaba en Galilea. Algunos eruditos piensan que Elcos es un nombre de la ciudad que luego se llamó †¢Capernaum (†œciudad de Nahúm†). Entre los árabes existe una leyenda de que su tumba está en un lugar llamado al-Qush, cerca de donde antes estuvo Ní­nive, la ciudad cuya destrucción N. predijo. No se tienen detalles sobre su vida.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

tip, BIOG PROF HOMB HOAT

vet, = “compasivo”. (a) Profeta nacido en Elcos, indudablemente un pueblo de Canaán. Nahum no se dirige a las diez tribus deportadas, sino a Judá (Nah. 1:15). Se halla entre los profetas menores, en séptima posición, después de Miqueas y antes de Habacuc y Sofoní­as, lo que constituye indicación de que este libro debe haber sido redactado entre el inicio del reinado de Ezequí­as y el final del de Josí­as (Mt. 1:1; Sof. 1:1). Nahum cita la destrucción de No-amón (Tebas) en Egipto (Nah. 3:8-10), destruida por los asirios en el año 663 a.C. Predijo la caí­da de Ní­nive (Nah. 3:7), que tuvo lugar en el año 612 a.C. Así­, el libro tiene que ser situado entre estos dos acontecimientos. Kuenen sugiere que el sitio de Cyaxares ante Ní­nive, en el año 623, fue la ocasión de la emisión de la profecí­a. En esta época, los moradores de Judá se sentí­an desalentados a causa de las insistentes incursiones de los asirios. (b) Antecesor de Cristo; nació algo menos de tres siglos antes que El.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

[013]
Profeta bí­blico que vivió entre el 663 y el 612. Su nombre significa “Yaweh consuela” (en hebreo “nehemya”). Su pequeño libro comienza por un cántico de alegrí­a ante una teofaní­a de Yaweh y anuncia la libertad contra Ní­nive, capital de los asirios, la explotadora del pueblo elegido. (Ver Profetas 5.2.5.)

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

(Consolador [es decir, alentador]).

1. Profeta israelita del siglo VII a. E.C. que escribió el libro que lleva su nombre. Es posible que pusiese por escrito su profecí­a en Judá. (Na 1:15.) El que se le llame †œelqosita† debe indicar que residí­a en Elqós, una ciudad o aldea de Judá. (Na 1:1; véase ELQOSITA.)

2. Antepasado postexí­lico de Jesucristo, perteneciente a la lí­nea genealógica de Marí­a, la madre de Jesús en la Tierra. (Lu 3:25.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

Introducción

NAHUM EL PROFETA

Todo lo que sabemos acerca de Nahúm viene del libro mismo. El era de Elcós, pero no sabemos dónde quedaba ese lugar. Se han sugerido cuando menos cuatro diferentes lugares, desde Judea hasta Siria. La mayorí­a de los comentaristas asumen que él pronunció sus profecí­as en Jerusalén (o cuando menos en Judea), pero tal vez él pudo ser uno de los deportados previamente de Israel a Asiria o de los esparcidos entre las naciones (Jer. 23:1–3; Eze. 11:16; Joel 3:2).
Nahúm significa †œconsolación, ánimo†. La raí­z tiene el significado de †œser aliviado por la venganza† (Isa. 1:24; 57:6), y esto serí­a perfectamente adecuado para Nahúm. Cuando Dios se venga de sus enemigos su pueblo recibe ánimo y alivio.
Nahúm probablemente vivió poco antes de la destrucción del Imperio Asirio, que se aseguró con la caí­da de Ní­nive en 612 a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo, y que es el evento en el que él se concentra. El probablemente profetizó después del saqueo de Tebas en el Nilo en 663, ya que a esto parece referirse en 3:8. (Ver la gráfica en la pág. 656.)

LA SITUACION HISTORICA

Ní­nive era la ciudad capital de Asiria, la nación más implacable y cruel del mundo antiguo. Los asirios aterrorizaban a sus futuras ví­ctimas, no sólo porque destruí­an y quemaban las ciudades que conquistaban, sino porque también sometí­an a sus moradores a diversas clases de sufrimientos y humillación.
Un rey, Asurbanipal, se jactaba en los siguientes términos acerca de algunos conspiradores que habí­a frustrado: †œEn cuanto a esos hombres vulgares que habí­an dicho cosas despectivas contra mi dios Aser, y que han conspirado contra mí­, el prí­ncipe que lo venera, les arranqué la lengua y los humillé. Como una ofrenda póstuma yo aplasté al resto de la gente viva con las mismas estatuas de las deidades protectoras entre las cuales ellos habí­an aplastado a mi abuelo Senaquerib. Los pedazos cortados de su carne los eché a los perros, a los puercos, a los chacales, a los pájaros, a los buitres, a las aves del cielo y a los peces de los estanques profundos.†
Los asirios eran los que habí­an destruido a Samaria, y con esta, al reino del norte. En 2 Rey. 17:5 dice: †œDespués el rey de Asiria †¦ subió contra Samaria y la sitió durante tres años.† Podemos imagi narnos a la gente acosada por el hambre, desesperada e impotente, mientras miraba al ejército asirio, una multitud invencible. También sabí­an que esos soldados eran completamente implacables. Despellejarí­an a la gente viva y los arrastra rí­an con ganchos prendidos de su carne. Y si la gente no sabí­a todaví­a de lo que sus enemigos eran capaces, los asirios se lo recordaban cada dí­a (cf.cf. Confer (lat.), compare el discurso del comandante de campo asirio a Eze quiel en Isa. 36:4–20). En el museo británico hay esculturas de piedra tomadas de Ní­nive que muestran la manera en que los asirios trataban a las ciudades conquistadas. Una muestra una pila de ca bezas. El cuadro del asedio de Laquis muestra a tres hombres empalados en estacas fuera de la ciudad, una horripilante ayuda visual para los que todaví­a estaban encerrados adentro. Los cautivos a menudo eran mutilados cortándoles las ma nos, los pies, las narices, las orejas o las lenguas. Un relieve de Korsabad muestra carros asirios pasando por encima de cuerpos mutilados. Los niños eran a menudo estrellados (Nah. 3:10; cf.cf. Confer (lat.), compare Sal. 137:9). Las mujeres podí­an ser tomadas como despojo y las mujeres embarazadas eran usualmente destripadas.
Habiendo conquistado una ciudad, los asirios tomaban medidas para asegurarse de que no les dieran más problemas en el futuro. Así­, cuando Samaria cayó en 721 a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo, 27.000 fueron exiliados y un número comparable de deportados fue traí­do de otros paí­ses. Esto destruí­a la unidad y hasta la identidad de la nación, lo que hací­a muy difí­cil que organizaran resistencia en el futuro.
Podemos ver por qué la gente estaba (y todaví­a está) preocupada por la idea de que Dios permitiera a los asirios llevar a cabo el juicio en su nombre. No obstante, la Biblia dice en varios lugares que los asirios fueron instrumentos de juicio.
Nahúm llega después de la caí­da de Samaria. La ciudad de Ní­nive cayó en 612 a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo, y Nahúm puede ser ubicado poco antes de esto. Noventa años es mucho tiempo para esperar el juicio de una nación malvada. Incidentalmente, Jonás llevó a cabo su ministerio en Ní­nive un poco antes de 721. A él se le menciona en 2 Rey. 14:25 (que se refiere al reinado de Jeroboam II, 782–753) como habiendo profetizado previamente.
Aunque el juicio de Dios puede demorarse, nunca se olvida; él tiene mucho cuidado del bien y del mal. El libro de Nahúm deja esto bien claro.

EL MENSAJE DE NAHUM

Nahúm es un pequeño libro apasionado con un mensaje principal: Jehovah trae castigo sobre Asiria por causa de su grosero pecado. La manera en que Nahúm expresa su mensaje ha causado problemas para algunos comentaristas sensitivos. El tono se establece en el encabezado (1:2) donde lit.lit. Literalmente dice: †œÂ¡Dios celoso y vengador es Jehovah! Vengador es Jehovah, y está indignado. Jehovah se venga de sus adversarios y guarda su enojo contra sus enemigos.†
La palabra que se traduce como †œceloso† viene de una raí­z que significa †œardor, celo, envidia†. Puede indicar celos en un sentido malo, o envidia (Gén. 26:14; 30:1; 37:11; Sal. 73:3), pero más a menudo significa estar celoso justificadamente (p. ej.p. ej. Por ejemplo Núm. 5:14, 30) o tener un celo justo (p. ej.p. ej. Por ejemplo Núm. 11:29; 25:11). Las palabras que se traducen como †œvengador, se venga† vienen de una raí­z que puede ser usada en un mal sentido, eso es, acariciar sentimientos vengativos contra un vecino. Esto está prohibido en Lev. 19:18 y contrasta con el amor: †œno te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, amarás a tu prójimo como a ti mismo.† Sin embargo, generalmente como aquí­, se habla de la venganza que es correcta y justa (Núm. 31:2, 3; Deut. 32:43). †œEstá indignado† indica calor, ira, enojo ardiente y furia (Gén. 27:44, 45; Dan. 8:6).
Entonces, el libro de Nahúm es un libro apasionado. El Dios de la Biblia no es frí­o, remoto e imperturbable como el ideal filosófico griego. El mira hacia abajo a la humanidad, ve su maldad y en efecto dice: †œ¿Cómo se atreven a comportarse así­ en mi mundo? Yo los hice, y ustedes no tienen vida ni derecho de existir sin mí­, ningún futuro a menos que estén en armoní­a conmigo. Lo que sea que esté mal en el mundo tiene que ser enderezado, y yo veré que lo sea.†
Esta clase de idea no va bien con la persona educada promedio de hoy, y el libro de Nahúm nos provee un poderoso recordatorio de que Dios cuida de su mundo, y que juzgará el pecado. Por supuesto, necesitamos recordar que la pasión de Dios no es como la nuestra y que su ira no es como la nuestra. Es justa y pura; 1:3 nos provee el correctivo que necesitamos: †œJehovah es lento para la ira y grande en poder.† Luego el profeta regresa, sin embargo, a su énfasis original: †œDe ninguna manera dará por inocente al culpable.†

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1:1 El tí­tulo

1:2-8 Un himno a Jehovah

1:9-15 Anuncio de juicio para Asiria y de salvación para Judá
1:9-11 Juicio para los conspiradores
1:12-14 Futuros contrastantes de Judá y Asiria
1:15 El heraldo trae buenas nuevas

2:1—3:19 La caí­da de Ní­nive: descripción e interpretación
2:1-13 La agoní­a mortal de Ní­nive
3:1-4 ¡Ay de Ní­nive!
3:5-19 “Estoy contra ti”, declara Jehovah de los Ejércitos
Comentario

1:1 EL TITULO
El v. 1 describe todo el libro como una profecí­a o †œcarga†. Véase la nota en Zac. 9:1. Libro de la visión implica cuando menos que el profeta vio cosas que no fueron aparentes al ojo fí­sico natural. En cuanto a Ní­nive y a Elcós, véase la Introducción.

1:2-8 UN HIMNO A JEHOVAH

2–3a Estos versí­culos nos dicen que Dios es un Dios que se venga, pero solamente de acuerdo con lo que es correcto. El es paciente y castiga con renuencia, pero no deja pasar por alto la iniquidad. Tiene que ser enfrentada (ver acerca del mensaje del libro). Dios es celoso de su nombre. La verdad de esas cosas se confirma también en el NTNT Nuevo Testamento (p. ej.p. ej. Por ejemplo Mat. 7:21–27; Mar. 11:15–17; Rom. 1:18–32; Apoc. 2–3).
3b–6 Estos versí­culos muestran el poder de Dios sobre toda la tierra. Fácilmente podrí­an ser incluidos en el salterio como un salmo de alabanza al Señor. Todaví­a tienen firmemente al frente el principal interés de Nahúm. Sabemos por Isaí­as que los asirios atribuí­an su éxito sobre las naciones a su propio poder y fuerza y a sus propios dioses (Isa. 10:12–18; cf.cf. Confer (lat.), compare Sof. 2:13–15). Nahúm describe a Dios en relación con varios fenómenos naturales impresionantes y atemorizantes. Comparados con esto, los asirios y sus dioses son completamente insignificantes.
El v. 6 contiene cuatro palabras para ira (furor de su enojo es lit.lit. Literalmente †œ[ardiente] ira de su ira†). Así­ pues, esta repetición pone un fuerte énfasis, como en los vv. 2, 3a.
La gente del tiempo de Nahúm (a menos que fueran muy ricos e importantes) construí­an sus casas de ladrillos de barro seco, con un techado hecho de vigas de madera y varas, cubiertas con una capa de lodo y lechada. Durante una tormenta se guramente eran conscientes de su pequeñez frente al poder de la naturaleza. Y sin embargo, dice Nahúm, Jehovah marcha en el huracán y en la tempestad; allí­ está completamente cómodo, es donde él pasea. Las nubes, que nos parecen tan vastas, son el polvo de sus pies. Los israelitas no eran un pueblo aficionado al mar, era algo que les inspiraba asombro. Con todo nuestro conocimiento y tecnologí­a, todaví­a se pierden los barcos en el mar. Pero él reprende al mar y hace que se seque.
Aquí­ hay cuando menos dos alusiones que debemos notar. Hay una referencia a la división del mar Rojo para permitir que los israelitas escaparan (y para ahogar a los egipcios que trataban de detenerlos), y también al cruce del rí­o Jordán cuando Josué dirigí­a al pueblo de Israel hacia Canaán. En ambos casos el agua fue retenida por Dios para permitir que su pueblo cruzara. Cuando Jesús calmó las olas en el lago de Galilea (que era y es famoso por sus tormentas fieras y traicioneras) indirectamente estaba mostrando su deidad (Mar. 4:35–41). Los discí­pulos respondieron: †œ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?† ¿Y quién podí­a ser, sino el Señor, Jehovah mismo?
Basán y el Carmelo (4) junto con el Lí­bano, eran las zonas boscosas más exuberantes de Palestina. El Lí­bano era famoso por sus árboles fuertes, invencibles. Pero ante Jehovah se marchita la flor. Las sólidas y resistentes montañas se estremecen delante de él (5). Esto sugiere la idea de temblar de temor y también de vibrar (cf.cf. Confer (lat.), compare Eze. 12:18). La tierra es desolada ante él, el mundo y todos los que lo habitan. Nahúm estaba pensando probablemente en los resultados de algunas de las tormentas, y posiblemente inundaciones, que él habí­a visto, o de las que habí­a oí­do.
7, 8 Aquí­ tenemos algo similar al v. 3a: una declaración equilibrante acerca de la bondad de Dios, y un rápido retorno al tema principal. ¡Bueno es Jehovah! Es una fortaleza en el dí­a de la angustia, y conoce a los que en él se refugian. Muy a menudo en el ATAT Antiguo Testamento la palabra †œconocer† significa no solamente conocimiento mental, sino un interés por cuidar de algo (p. ej.p. ej. Por ejemplo Exo. 33:12; Sal. 103:13, 14). El profeta no menciona el nombre de Ní­nive hasta 2:8, posiblemente para producir discusión y tensión en sus oyentes, y una gran impresión cuando el nombre es revelado finalmente.
1:9-15 ANUNCIO DE JUICIO PARA ASIRIA Y DE SALVACION PARA JUDA

1:9-11 Juicio para los conspiradores

9 Aquí­ tenemos un nuevo principio. Habiendo insistido un tanto en que es bueno estar del lado de Dios y no en contra de él, Nahúm vuelve a dirigirse a los enemigos: ¿Qué tramáis contra Jehovah? ¡El arrasará y no tomará venganza dos veces de su enemigo! Nótese que no hubiera sido fácil para los que escuchaban por primera vez determinar a quién se estaba refiriendo Nahúm. Ní­nive no habí­a sido mencionada todaví­a (no hasta 2:8) y no se ha referido a Judá directamente hasta el v. 15.
10 Este es un versí­culo muy difí­cil de traducir. Si la RVARVA Reina-Valera Actualizada es correcta, tenemos tres cuadros diferentes de angustia: espinas entretejidas e incapaces de moverse; tambaleantes por la embriaguez e incapaces de controlarse o defenderse a sí­ mismos, y con el malestar de la borrachera todaví­a por venir (cf.cf. Confer (lat.), compare Sal. 107:27; Prov. 23:29–35; Isa. 29:9); y consumidos (†œquemados†) en un momento. Una posible alternativa es: †œPorque aunque sean como espinas enmarañadas, y estén ahogados como si fuera en sus bebidas, ellos serán devorados completamente como rastrojo seco.† En otras palabras, aun que parezcan ahogados y sean incombustibles, en el fuego de Jehovah ciertamente arderán. 11 Se piensa que esta es una referencia a Senaquerib, el rey asirio que se puso contra el Señor cuando destruyó 46 ciudades de Judea y sitió a Jerusalén en 701 a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo

1:12-14 Futuros contrastantes de Judá y Asiria

12, 13 Aquí­ encontramos el primer mensaje directo para Judá. En la profecí­a en heb. hay frecuentes cambios en la persona a la que se dirige. Así­ ha di cho Jehovah que por más fuertes que puedan ser los asirios, serán cortados y pasarán. Y aunque yo te haya afligido, no te afligiré más (a Judá). El yugo de Judá (la marca de servidumbre) y sus coyundas (la señal de cautividad) serán rotas. 14 El profeta de nuevo se vuelve a Ní­nive/Asiria diciendo: Pero acerca de ti, Jehovah ha mandado. Esto hace hincapié en el hecho de que esta es una decisión firme. Nunca más sea mencionado tu nombre (lit.lit. Literalmente †œnunca más tu nombre será sembrado†). Era considerada una gran maldición que una lí­nea familiar fuera cortada (cf.cf. Confer (lat.), compare Sal. 37:22; 28–38; Isa. 48:19). El Señor cortará tanto los í­dolos (de madera labrada) como las imágenes de fundición del templo asirio, y ellos sabrán que los dioses no son nada. Vil en este caso significa †œinsignificante, sin ningún valor†.
Vale la pena preguntar acerca del equivalente actual de los dioses asirios que se suponí­a que les daban cosas deseables como poder, seguridad, riquezas y lujo. Para algunos podrí­a ser su compañí­a de negocios que ofrece grandes recompensas a los que le dan obediencia sin cuestionar y se mantienen útiles; pero destruye a los que se apartan de la lí­ nea. Por aparentemente poderosos que sean los dioses falsos que enfrentamos, es bueno saber que su poder es temporal e ilusorio, y que sólo el Señor es Dios sobre todo.

1:15 El heraldo trae buenas nuevas
Este versí­culo forma una transición de un anuncio general del propósito de Dios a un anuncio del destino de Ní­nive. Es similar al versí­culo mejor conocido de Isa. 52:7 (Isa. 40:9 tiene también algunas similitudes). El NTNT Nuevo Testamento alude a él en Hech. 10:36 y en Rom. 10:15. Expresa en forma poética el hecho de que la victoria ha sido lograda. Los pies pertenecen al heraldo que trae buenas nuevas: la batalla ha sido ganada, la opresión ha terminado y la paz puede ser establecida ahora. ¡Celebra, oh Judá, tus fiestas †¦ ! significa disfrutar las celebraciones de victoria en las que las ofrendas de gracias se habrí­an sacrificado y los adoradores habrí­an comido la carne. Cumple tus votos se refiere a los que eran usuales antes de ir a la batalla. Probablemente el mejor conocido, y ciertamente el más necio, fue el voto de Jefté (Jue. 11:30, 31).

2:1— 3:19 LA CAIDA DE NINIVE: DESCRIPCION E INTERPRETACION

El capí­tulo 2:1–12 da una descripción ví­vida pero caótica de los ninivitas peleando desesperadamente por sobrevivir a un ataque y fracasar. Ellos sufren angustia y sus corazones desfallecen mientras el enemigo saquea su ciudad. El v. 13 retoma dos de los asuntos mencionados en los versí­culos anteriores: los †œcarros† que han corrido alrededor tratando de salvar la muralla de la ciudad serán quemados (4), y los †œleoncillos† que han recibido su presa previamente en su cueva serán cortados por la espada y les será quitada su ración de comida (11, 12).
La razón de este resultado se declara al principio del v. 13: †œHe aquí­ que yo estoy contra ti †¦ † El mismo modelo de descripción más oráculo ocurre de nuevo en los siguientes versí­culos. En 3:1–4 se describe la ciudad sanguinaria y en 3:5 Jehovah dice de nuevo: †œÂ¡Heme aquí­, yo estoy contra ti †¦ † Un mensaje directo a Ní­nive sigue hasta el fin del capí­tulo (y del libro). Esta clase de modelo repeti tivo a menudo se encuentra en la literatura hebrea. Muchos eruditos la aprecian como una manera eficaz de hacer algún énfasis.

2:1-13 La agoní­a mortal de Ní­nive

Aquí­ encontramos no una secuencia cronológica de eventos, sino una serie de pequeños cuadros que conforman el retrato de Ní­nive en sus últimos dí­as.
A Ní­nive se le habla directamente (véase v. 8). El destructor (lit.lit. Literalmente †œel desparramador†) ha subido contra ti se refiere a Babilonia, que fue conquistada por Asiria. Asiria, que habí­a desparramado tantas otras naciones, ahora ella misma está a punto de ser desparramada. Guarda el baluarte es lit.lit. Literalmente †œGuarda los terraplenes u obras de asedio†. El terraplén era la enorme cantidad de tierra que se amontonaba fuera del muro de la ciudad para que las tropas de asedio saltaran sobre el muro. Así­ debemos esperar que las tropas de asedio lo controlen. Sin em bargo, es posible que se refiera al terraplén dentro del muro. Conforme la rampa de afuera del muro se hací­a más grande, la gente dentro de la ciudad elevaba la de adentro. Los sitiadores ganarí­an finalmente porque tení­an más material y más espacio para construir un muro más elevado. En cualquier caso, esta es una manera de describir una actividad frenética de ambos lados. Los atacantes construí­an más y más alto en el exterior, vigilando que nadie escapara por encima del muro, preparando el empuje final a la victoria que ahora percibí­an. Y los defensores, débiles por la falta de alimento y agua, reuní­an desesperadamente sus últimas reservas de fuerza para tratar de retrasar la derrota final, la humillación y la tortura.
2 Este versí­culo está entre paréntesis en el heb. Da la razón por la que todo esto está pasando: Jehovah restaurará la exuberancia de Jacob como la exuberancia de Israel y por tanto sus opresores deben ser juzgados. Es posible que esto deba traducirse como: †œJehovah está alejando el orgullo de Israel†, lo que podrí­a significar que ya no hay ninguna necesidad de castigo y que se puede prescindir de Ní­nive.
3–5 El profeta vuelve ahora a la descripción del sitio. Hay dos maneras de entender esto. La primera es tomar los vv. 3, 4 como refiriéndose a los babilonios que son una visión aterradora. Ellos ya están dentro de Ní­nive, o si no, corren arriba y abajo en las calles y plazas de los suburbios fuera de los muros. En el v. 5 ellos van al muro bajo la cubierta de su refugio móvil (cubierta de escudos) para socavar los cimientos. El v. 5 puede ser una referencia más bien abrupta a la acción del comandante asirio dentro de Ní­nive, o si no, ellos acudirán atropellándose sencillamente indica la prisa de los atacantes por llegar al muro y terminar la tarea. Alternativamente, los vv. 3–5 pueden ser una descripción de la confusión de los ninivitas dentro de los muros, apresurándose al lugar de más grande pe ligro. Los carros descritos en los vv. 3, 4 parecen impresionantes, pero todos están en confusión.
6 Las compuertas de los canales naturalmente se referirí­an a los puntos en los que los diversos canales alrededor de Ní­nive entraban a la ciudad. Esto puede referirse en alguna manera al papel del rí­o en la caí­da de la ciudad. El rí­o, que formaba una protección poderosa para la ciudad, se convirtió en un enemigo. Arrasado es lit.lit. Literalmente †œderretido† y podrí­a significar †œdesanimado†. 7 El heb. es obscuro, pero el significado general de los vv. 7–12 es claro; la gente de la ciudad es llevada al exilio; hasta las esclavas se quejan de su destino; los ricos de Ní­nive son saqueados; y el pueblo está aterrorizado de lo que le puede pasar en manos de los babilonios.
11, 12 Ní­nive es presentada como la guarida de los leones en la que el león (Asiria) traí­a los despojos de su saqueo entre las naciones. La familia del león habí­a morado con seguridad y comido bien en su guarida, pero ¿ahora qué? La razón para la caí­da de Ní­nive puede ser declarada muy sencillamente: He aquí­ que yo estoy contra ti, dice Jehovah de los Ejércitos. El versí­culo entonces recapi tula sobre los dos cuadros principales de la descripción anterior: derrota en la batalla y destrucción de los leones. Los mensajeros serí­an los enviados a exigir la rendición y/o tributo de las naciones (cf.cf. Confer (lat.), compare 2 Rey. 18:19–35; 19:8–14). Este versí­culo todaví­a nos harí­a temblar. †œSi Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?† (Rom. 8:31). Pero si Dios es contra nosotros, ¿entonces qué? ¿Qué vale cualquier aliado?

3:1-4 ¡Ay de Ní­nive!

1 Ay era una exclamación que los profetas a menudo proclamaban contra aquellos a los que el Señor iba a juzgar. Su uso principal era probablemen te como un lamento por los muertos, y siempre indica una calamidad seria de alguna clase. La ciudad sanguinaria es obviamente Ní­nive, que era culpable de mucho derramamiento de sangre. Podemos entender la referencia a pillaje y a rapiña que están conectados también con batalla y asesinato. ¿Por qué se menciona engaño? Probablemente porque el engaño es una de las caracterí­sticas de los que se oponen al Señor, el Dios de la verdad. Los í­dolos son considerados como falsos, engañosos y mentirosos. Este es un recordatorio y una advertencia al lector de que el mentir es mucho más serio de lo que nuestra sociedad moderna reconocerí­a.
2–4 El profeta continúa con una descripción ví­vida, pero ambigua, de una batalla (2, 3). Podrí­a ser una descripción de Asiria atacando a otras naciones por causa de la multitud de las fornicaciones (4). Alternativamente podrí­a ser una descripción de Asiria bajo ataque de un juicio por su multitud de las fornicaciones. De cualquier manera, el v. 5 continúa para dar el juicio debido a eso. El término multitud de las fornicaciones o †œprostitución† se usa muchas veces acerca de Israel, para indicar infidelidad a Jehovah. Cuando se aplica a alianzas polí­ticas significa tanto el confiar en otros poderes como (por tanto) el desconfiar en Dios. Tal polí­tica extranjera llevaba a la corrupción de la adoración al Señor bajo la influencia de otras naciones, que al pueblo le parecí­a que tení­an dioses poderosos y costumbres atractivas. La referencia a hechizos posiblemente significa brujerí­a o hechicerí­a lit.lit. Literalmente, o posiblemente al arte de la †œpolí­tica y la diplomacia† que actúa en las naciones como un encantamiento.

3:5-19 †œEstoy contra ti†, declara Jehovah de los Ejércitos

Ya nos dimos cuenta de esta escalofriante declaración en 2:13. Aquí­ introduce un extenso discurso a Ní­nive, mezclando la descripción y las razones para el juicio.
5–7 Te levantaré la falda hasta la cara y mostraré a las naciones tu desnudez indica desgracia y un castigo apropiado por el orgullo. Como la prostituta †œdescubre su desnudez† (una frase que significa una relación sexual en lugares como Lev. 18:6–23) al practicar su oficio, así­ el castigo incluye descubrir la †œdesnudez† de Ní­nive. Puede ser una referencia a la práctica de exponer a una prostituta o a una adúltera (Eze. 16:37–41; cf.cf. Confer (lat.), compare también Isa. 20:2–4; Jer. 13:22, 26). Echaré sobre ti inmundicias; te trataré con desdén y te pondré por espectáculo (6) todo lo cual hace hincapié en que como Ní­nive no mostró piedad, nadie se compadecerá de ella. Las preguntas retóricas en el v. 7 implican que no habrá nadie que llore por Ní­nive o que la consuele.
8, 9 Estos versí­culos describen la gloria de Tebas (heb., †œno-Amón†), una ciudad que habí­a sido grande, pero que habí­a perecido. Amón era el nombre del Dios adorado en Tebas, al que la ciudad se suponí­a que pertenecí­a. ¿Eres acaso mejor †¦ ? significa: †œHay alguna razón para que a ti te vaya mejor?† Tebas fue la ciudad más famosa de Egipto de 1580–1205 a. de J.C.a. de J.C. Antes de Jesucristo Estaba adornada con magní­ficos monumentos y hasta hoy sus ruinas son una maravilla. En la parte oriental del Nilo estaba la ciudad de los vivos; del otro lado, en el occidente, estaba una enorme necrópolis, o ciudad de tumbas y monumentos a los muertos. También habí­a una gran bahí­a artificial. El Nilo aparentemente se di vide en cuatro canales en este punto cuando las aguas están bajas, lo que explicarí­a el significado lit.lit. Literalmente de la siguiente parte del versí­culo: †œTebas que está asentada al lado de las corrientes/canales, de agua que la rodean†. Tebas habí­a sido el centro de un gran imperio que se extendí­a desde el norte de Siria hasta Nubia, pero habí­a perecido (10); y así­ sucederí­a con Ní­nive (11).
10, 11 También sus pequeñitos fueron estrellados. A esta práctica bárbara se alude en 2 Rey. 8:12; Isa. 13:16 y Ose. 13:16. Los niños eran sos tenidos por los tobillos y sus cabezas estrelladas contra un muro o contra las rocas. Esta práctica tení­a el propósito de exterminar toda la población, y esta era también la razón para destripar a las mujeres embarazadas (cf.cf. Confer (lat.), compare Amós 1:13). Tú también serás embriagada (11). El hombre borracho se tambalea en un estado aturdido, impotente e indefenso. Incapaz de pelear, la gente de Ní­nive tratarí­a de esconderse y de encontrar refugio en alguna parte.
12–18 En estos versí­culos siguen varios cuadros. Todas las fortificaciones son como higueras cargadas de higos maduros (12). Una sacudida al árbol harí­a que los higos cayeran, justo en la boca del que los ha de comer. Así­ de vulnerable era el pueblo de Ní­nive. Los soldados son como mujeres (13). No como las mujeres en los ejércitos modernos del mundo, fuertes fí­sicamente y preparadas para pelear, sino como las mujeres de aquel tiempo que nunca hubieran esperado verse envueltas en una batalla y que no tendrí­an preparación y estarí­an indefensas. Las puertas de tu tierra serán abiertas de par en par, ya no ofrecerí­an ninguna protección de los enemigos.
Ní­nive es comparada a una ciudad bien defendida bajo sitio (14, 15a). Tienen agua, sus defensas son fuertes, sus brechas están reparadas. Pero luego el fuego las quema y las espadas las echan abajo. De los oficiales y los capitanes asirios se dice que son como langosta (15b–17). Parecen estar en todas partes y repentinamente desaparecen. Hay una similitud con la promesa a Abraham (Gén. 15:4; 22:17). Aunque los asirios parecen ser tan exi tosos como los descendientes de Abraham, solamente el pacto de Dios es el que garantiza que continúe su éxito. ¡Se han dormido tus pastores †¦ ! (eso es los jefes están muertos) y, por tanto, son inca paces de reunir a las ovejas dispersas de los asirios.
19 La palabra final es que no habrá disminución del daño ni simpatí­a para Asiria. Más bien, habrá regocijo por parte de todos los que escuchan de la caí­da de Ní­nive, porque todos han experimentado su incesante maldad. (Ver Eze. 25:6 para la expresión †œaplaudir† como un gesto malévolo asociado con el regocijo por el sufrimiento.) No habrá pesar cuando el mal sea al fin destruido. El juicio de Dios se ve como absolutamente correcto. No hay el ingrediente del arrepentimiento o del fracaso. Para nosotros esto es algo muy difí­cil de aceptar. ¿Có mo puede ser que tantas personas terminarán en el infierno y no habrá pesar por ello? Por supuesto que habrá pesar, como se describe en el cuadro del llanto por Babilonia en Apoc. 18 (que es reempla zado por el regocijo en Apoc. 19). Todos los efectos del mal se desvanecerán finalmente.
Así­ pues, el libro de Nahúm nos dice en términos muy francos que el mal será castigado. Nos advierte de nuestro propio pecado y nos alienta cuando somos oprimidos por grandes males al recordarnos que Dios tendrá la última palabra. Necesitamos este mensaje que nos hace comprender en ocasiones cuando nuestros perseguidores se multiplican como la langosta, o por otra parte, en ocasio nes cuando pensamos que nos salimos con la nuestra con una conducta que no es honrosa para Dios. El libro puede tener un alcance limitado, pero su mensaje es vital.
Mike Butterworth

Fuente: Introducción a los Libros de la Biblia

Uno de los profetas del Antiguo Testamento, el séptimo en la lista tradicional de los doce Profetas Menores.

Contenido

  • 1 Nombre
  • 2 El Profeta
  • 3 El Libro
    • 3.1 Contenido
    • 3.2 Preguntas Críticas

Nombre

El nombre hebreo, probablemente en la forma intensiva, Nahhum, significa principalmente “lleno de consolación o consuelo”, (San Jerónimo, consolador), o “confortador”. El nombre Nahúm aparentemente era un nombre de ocurrencia frecuente. Ciertamente, sin hablar de un cierto Nahúm nombrado en la Vulgata y la Biblia de Douay (Neh. 7,7) entre los compañeros de Zorobabel, y cuyo nombre parece haber sido más bien Rehúm (Es. 2,2; Heb. tiene Rehúm en ambos lugares), San Lucas menciona en su genealogía de Jesús a un Nahúm, hijo de Eslí y padre de Amós (3,25); el Mishna también se refiere ocasionalmente a Nahúm el Medo, un famoso rabí del siglo II (Shabb., II, 1, etc.), y otro Nahúm que era un escriba o copista (Peah, II, 6); inscripciones asimismo muestran que el nombre era común entre los fenicios (Gesenio, “Monum. Phoen.”, 133; Boeckh, “Corp. Inscript. Graec.”, II, 25, 26; “Corp. Inscript. Semitic.”, I, 123 a3 b3).

El Profeta

Lo poco que se sabe respecto al Profeta Nahúm es lo que se puede recoger de su libro, pues su nombre no aparece en ningún otro sitio en las Escrituras canónicas, y los escritores judíos extra-canónicos son apenas menos reservados. La información positiva dispersa que otorgan estas fuentes no está sabiamente suplementada por las historias sin valor respecto al profeta puestas en circulación por los traficantes de leyendas. Este artículo bregará sólo con lo que se puede recoger del libro canónico de Nahúm, el único documento de primera mano disponible. De su título (1,1) se desprende que Nahúm fue un elcesita (según B.D.; V.A. elcosita). Los comentaristas nunca han estado de acuerdo sobre el verdadero significado de esta declaración. En el prólogo a su comentario del libro, San Jerónimo dice que alguien entendió “elcosita” como una indicación patronímica “el hijo de Elcós”; él, sin embargo, afirma la opinión comúnmente aceptada de que la palabra elcosita muestra que el profeta era nativo de Elcós.

Pero aún entendida de este modo, los estudiosos bíblicos han discutido la insinuación dada por el título. ¿Dónde se puede buscar este Elcós, que no se menciona en ninguna otra parte de la Biblia?

  • Algunos han tratado de identificarlo con Alcosh, 27 millas al norte de Mosul, donde aún se muestra la tumba de Nahúm. Según esta opinión, Nahúm nació en Asiria, lo cual explicaría su perfecta familiaridad con la topografía y costumbres de Nínive mostrada en su libro. Pero tal familiaridad puede haber sido adquirida de otro modo; y es un hecho que la tradición que conecta al profeta Nahúm con ese lugar no puede remontarse hasta el siglo XVI a.C., como ha sido probado concluyentemente por Assemani. Los eruditos generalmente han abandonado esta opinión.
  • Aún más reciente y apenas más creíble es la opinión defendida por Hitzig y Knobel, quienes afirman que Elcós fue el nombre antiguo del pueblo llamado Cafarnaún (es decir, “la villa de Nahúm”) en el siglo I. Ellos reclaman que un origen galileo muy bien podría explicar ciertas leves peculiaridades con dejos de provincialismo en la dicción del profeta. Aparte de la algo precaria etimología, se puede objetar contra esta identificación que Cafarnaún, no importa cuan bien conocida fuese en el Nuevo Testamento, nunca se mencionó en períodos anteriores, y hasta donde sabemos, debió haber sido fundada en una fecha relativamente reciente. Además, los sacerdotes y los fariseos hubiesen muy probablemente afirmado menos enfáticamente “de Galilea no sale ningún profeta” (Jn. 7,52) si Cafarnaún hubiese estado asociado con nuestro profeta en la mente popular.
  • No obstante, es en Galilea que San Jerónimo localizó el lugar de nacimiento de Nahúm (“Comment. in Nah.” in P.L., XXV, 1232), supuesto Elcós, en el norte de Galilea; pero, podemos preguntar de nuevo “¿sale algún profeta de Galilea?”
  • El autor de la “Vidas de los Profetas”, por mucho tiempo atribuida a San Epifanio, nos dice que “Elcós estaba más allá de Beth-Gabre, en la tribu de Simeón (P.G., XLIII, 409). Indiscutiblemente quiere decir que Elcós estaba en la vecindad de Beth-Gabre (Beit Jibrin), la antigua Eleuterópolis, en las fronteras de Judá y Simeón. Esta opinión fue adoptada en el Martirologio Romano (1 de diciembre; “Begabar” es sin duda una pronunciación corrupta de Beth-Gabre), y halla más y más aceptación entre los eruditos modernos.

El Libro

Contenido

El Libro de Nahúm contiene sólo tres capítulos y puede ser dividido en dos partes distintas.

La primera, que incluye los capítulos 1 a 2,2 (Hebreo, 1 – 2,3), y la otra consiste de 2,3 a 3,19 (Heb., 2,4 a 3,19). La primera parte es más incierta en tono y carácter. Después del doble título que indica el asunto y el autor del libro (1,1), el escritor entra a su asunto con una solemne afirmación de lo que él llama los celos y ansias de venganza del Señor (1,2.3), y una descripción más enérgica del miedo que embarga a toda la naturaleza a la vista de Yahveh que viene a enjuiciar (1,3-6). Contrasta admirablemente con este horroroso cuadro la reconfortante afirmación de la amorosa bondad de Dios hacia sus verdaderos y fieles siervos (7-8); luego sigue el anuncio de la destrucción de sus enemigos, entre los cuales una ciudad traicionera, cruel y que se deshizo de Dios, sin duda Nínive (aunque este nombre no se halla en el texto), es señalada e irremediablemente condenada a la ruina permanente (8-14); las buenas noticias de la caída del opresor es la señal de una nueva era de gloria para el pueblo de Dios (1,15; 2,2; Hebreos 2,1.3).

La segunda parte del libro es más directamente que la otra una “carga sobre Nínive”; se describen tan exactamente algunos de los rasgos de la gran ciudad asiria que cualquier duda se hace imposible, incluso si el nombre Nínive no se mencionara explícitamente en 2,9. En una primera sección (2), el profeta escribe en unos pocos trazos audaces tres bocetos: contemplamos la cercanía de los sitiadores, el asalto sobre la ciudad, y, dentro, la prisa de los defensores hacia las murallas (2,1.3 a 3; Heb. 2,2.4-6); luego las presas y esclusas del Tigris se abren con violencia, Nínive, presa del pánico, se ha convertido en presa fácil para el vencedor; sus muy sagrados lugares son profanados, sus vastos tesoros saqueados (6-9; Heb. 7-10); y ahora Nínive, una vez la guarida donde el león acumulaba ricos despojos para sus cachorros y sus leonas, ha sido barrida para siempre por la poderosa mano del Dios de los ejércitos (10-13; Heb. 11-13). La segunda sección (cap. 3) desarrolla con nuevos detalles el mismo tema. La sed de sangre, avaricia y astuta e insidiosa política de Nínive son la causa de su ruina, muy gráficamente representada (1-4); su caída será completa y vergonzosa y nadie pronunciará una palabra de piedad (5-7). Según No Amón fue aplastada sin piedad, así Nínive igualmente vaciará hasta las heces la amarga copa de la venganza divina (8-11). En vano ella confía en sus fortalezas, sus guerreros, sus preparativos para un sitio y sus oficiales y escribas (12-17). Su imperio está cerca de derrumbarse, y su caída será aclamada por el aplauso triunfante del universo entero (18-19).

Preguntas Críticas

Hasta fines del siglo XIX, tanto la unidad como la autenticidad del Libro de Nahúm eran indiscutibles, y las objeciones alegadas por unos pocos contra la autenticidad de las palabras “la carga de Nínive” (1,1) y la descripción de la caída de No Amón (3,8-10) eran consideradas como reparos insignificantes que no merecían una respuesta. Sin embargo, luego las cosas tomaron un nuevo giro; hechos hasta entonces desapercibidos añadieron a los viejos problemas respecto a autoría, fecha, etc. Será bueno tener en cuenta la doble división del libro, y comenzar con la segunda parte (2,1.3 – 3), la cual, según se ha observado, trata incuestionablemente sobre la caída de Nínive. Happel es el único que niega que estos dos capítulos de la profecía constituyen una unidad y deben ser atribuidos al mismo autor; pero su extraña opinión no puede ser considerada seriamente, pues está basada en las alteraciones no autorizadas del texto.

No se puede determinar el año de esta segunda parte; sin embargo, por la fecha suministrada por el texto, parece que se puede obtener una aproximación suficientemente exacta. Primero, hay un límite más alto del que no tenemos derecho a sobrepasar, es decir, la captura de No Amón mencionada en 3,8-10. En la Vulgata Latina (y la Biblia de Douay) No Amón se traduce como Alejandría, con la cual San Jerónimo quiso decir no la gran capital egipcia fundada en el siglo IV a.C., sino una ciudad más antigua que ocupaba el sitio donde luego se fundó Alejandría (“Comment. en Nah.”, 3,8: P.L., XXV, 1260; cf. “Ep. CVIII ad Eustoch.”, 14: P.L., XXII, 890; “En Is.”, XVIII: P.L., XXIV, 178; “En Os.”, IX, 5-6: P.L., XXV, 892). Sin embargo, él estaba equivocado y también los que pensaban que No Amón debía buscarse en el Bajo Egipto; descubrimientos asirios y egipcios no dejan lugar a dudas de que No Amón es la misma que Tebas en el Alto Egipto. Ahora bien, Tebas fue capturada y destruida por Asurbanipal en 664-663 a.C., de donde se deduce que deben ser rechazadas como imposibles la opinión de San Nicéforo (en la edición de Geo.Syncell, “Chronographia”, Bonn, 1829, I, 759), haciendo a Nahúm un contemporáneo de Phacee, Rey de Israel, de acuerdo a cuya tradición temprana esta profecía fue pronunciada 115 años antes de la caída de Nínive (cerca de 721 a.C., Flavio Josefo, “Ant. Jud.”, IX, XI, 3), y las conclusiones de eruditos modernos que, como Pusey, Nagelsbach, etc., sitúan el oráculo en el reinado de Ezequías o en los primeros años de Manasés. El nivel más bajo permitido para asignarle a esta parte del libro de Nahum es, por supuesto, la caída de Nínive, la cual una muy conocida inscripción de Nabonido nos permite fijar en 607 ó 606 a.C., una fecha fatal para la opinión adoptada por Eutiquio, que Nahúm profetizó cinco años después de la caída de Jerusalén (por lo tanto 583-581; “Annal.” en P:G., CXI, 964).

Dentro de estos límites es difícil fijar la fecha más precisamente. Se ha sugerido que la frescura de la alusión al destino de Tebas indica una fecha más temprana, cerca de 660 a.C., según Schrader y Orelli; pero la memoria de un evento tan trascendental hubiese permanecido por largo tiempo en las mentes de los hombres, y hallamos en Isaías, por ejemplo, en uno de sus discursos pronunciados cerca de 702 ó 701 a.C. recordando con la misma viveza de expresión las conquistas asirias realizadas 30 ó 40 años antes (Is. 10,5-34). Por lo tanto, nada nos lleva a asignar, dentro de estos límites, el 664-606, una fecha más temprana para los dos capítulos, si hay razones convincentes para concluir una fecha posterior. Uno de los argumentos esgrimidos es que se dice que Nínive perdió una gran parte de su antiguo prestigio y se hundió en un horroroso estado de desintegración; además, se le representa como sitiada por enemigos poderosos e incapaz de evitar su destino inminente. Tales condiciones existieron cuando, luego de la muerte de Asurbanipal, Babilonia logró recuperar su independencia (625), y los medos intentan un primer golpe a Nínive (623). Los críticos modernos aparecen cada vez más inclinados a creer que la información suministrada por el profeta llevó a la admisión de una fecha aún más temprana, es decir, “el momento entre la invasión real de Asiria por una fuerza hostil y el comienzo del ataque a su capital” (Kennedy). El “maltratante”, ciertamente, ya está en camino (2,1; Heb. 2); las fortalezas fronterizas ya han abierto sus portones (3,12-13); Nínive está acorralada, y aunque el enemigo no ha envestido todavía a la ciudad, todo aparenta que su fatalidad está sellada.

Podemos ahora regresar a la primera parte del libro. El primer capítulo, debido a las ideas trascendentes de que trata y al entusiasmo lírico que lo impregna ha sido llamado apropiadamente un salmo. Su especial interés yace en el hecho de que es un poema alfabético. El primero en llamar la atención hacia este rasgo fue Frohnmeyer, cuyas observaciones, sin embargo, no se extendieron más allá de los versículos 3-7. Valiéndose de esta llave Gustav Bickell se esforzó en hallar si el proceso de composición se extendía al pasaje completo e incluía las veintidós letras del alfabeto, e intentó repetidamente restaurar el salmo a su integridad prístina, pero sin gran éxito (“Zeitschr. der deutsch. morg. Gesell.”, 1880, p. 559; “Carmina Vet. Test. metrice”, 1882; “Zeitschr. fur kath. Theol.”, 1886). Este fracaso no desalentó a Gunkel, quien se declaró convencido de que el poema es alfabético en su totalidad, aunque es difícil, debido a la presente condición del texto, trazar las letras iniciales X a X (Zeitschr. fur alttest. Wissensch., 1893, 223 ss.). Esto fue para Bickell un incentivo para un nuevo estudio (Das alphab. Lied in Nah. 1 – 2,3, in “Sitzungsberichte der philos.-hist. Classe der kaiser. Akademie der Wissensch.”, Viena, 894, 5 Abhandl.), cuyas conclusiones muestran una notable mejoría en los primeros intentos, y le sugirió a Gunkel unas pocas correcciones (Schopfung und Chaos, 120). Desde entonces Nowack (Die kleinen Propheten, 1897), Gray (“El Poema Alfabético en Nahúm” en “The Expositor” Sept. 1898, 207 sqq.), Arnold (Sobre Nahum 1,1 – 2,3, en “Zeitschr. fur alttest. Wissensch.”, 1901, 225 sqq.), Happel (Das Buch des Proph. Nah., 1903), Marti (Dodekaproph. erklart, 1904), Lohr (Zeitschr. fur alttest. Wissensch., 1905, I, 174), y Van Hoonacker (Les douze petits proph., 1908), han emprendido más o menos exitosamente la difícil tarea de liberar el salmo original del de la mezcla textual en el cual está enredado. Hay suficiente acuerdo entre ellos en cuanto a la primera parte del poema; pero la segunda parte todavía permanece como una base clásica para disputas eruditas.

Wellhausen (Die kleinen Proph., 1898) sostiene que la diferencia notable entre las dos partes desde el punto de vista de la construcción poética se debe al hecho de que el escritor abandonó a medio camino su intento de escribir acrósticamente. Happel cree que ambas partes fueron trabajadas separadamente de un original no acróstico.

Los críticos están inclinados a afirmar que el desorden y corrupción que desfiguran el poema se deben mayormente al modo en que fue unido a la profecía de Nahúm; primero se usó el margen superior y luego el margen lateral; y como, en el último ejemplo, el texto debe haber sido apiñado y manchado, esto último causó en la segunda parte del salmo una confusión inextricable, de lo cual se libró la primera parte. Esta explicación de la condición textual del poema implica la asunción de que este capítulo no se le atribuye a Nahúm, sino que es una adición posterior. Lo mismo, ciertamente, concede Bickell, y Van Hoonacker también está inclinado a tal concesión (sin hablar de los eruditos no católicos). Por otro lado, el marcado contraste entre el tono abstracto de la composición y el carácter concreto de los otros dos capítulos denotan una diferencia de autoría; y, por otro lado, la artificialidad de la forma acróstica es característica de una fecha posterior. Estos argumentos, sin embargo, no son discutibles. En todo caso no se puede negar que el salmo en un prefacio muy adecuado para la profecía.

En la enseñanza del libro de Nahúm se puede hallar poco que sea realmente nuevo y original. La originalidad de Nahúm es que su mente está tan absorta por las iniquidades e inminente destino de Nínive, que parece que él perdió de vista los defectos de su propio pueblo. Sin embargo, la fatalidad de Nínive fue en sí misma una lección que el apasionado lenguaje del profeta calculó muy bien para impresionar profundamente las mentes de los israelitas reflexivos. A pesar de la vaguedad del texto en muchos lugares, no hay duda de que el libro de Nahúm es verdaderamente “una obra maestra” (Kaulen) de literatura. Ya han sido señalados la viveza y lo pintoresco del estilo del profeta; en sus pocas cortas y destellantes oraciones, la mayoría imágenes gráficas de texto, oportunas y eficaces figuras, irrumpen expresiones grandiosas, enérgicas y patéticas, se impulsan vehementemente unas contra otras, pero dejando la impresión de perfecta naturalidad. Además el lenguaje permanece siempre puro y clásico, con un tinte de parcialidad por aliteración y el uso de modismos raros y precisos (1,10; 2,3.11) las frases son perfectamente equilibradas; en una palabra, Nahúm es un maestro consumado en su arte, y se encuentra entre los más perfectos escritores del Antiguo Testamento.

Fuente: Souvay, Charles. “Nahum.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911.
http://www.newadvent.org/cathen/10670a.htm

Traducido por Luz María Hernández Medina.

Fuente: Enciclopedia Católica